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III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91119
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°841
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
Lo había leído, querida amiga, y mi expresión fue la misma que la tuya: "laberíntico y complicado". Cada uno tiene derecho a escribir como quiera... pero si toda la poesía fuera así de "farragosa" yo dimitía del oficio.
Besos.
Besos.
_________________
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NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91119
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°842
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
DÍAZ, MANUEL JOSÉ (*)
Cuba. Siglo XIX
AMOR PURO
El amor que te brindo, vida mía,
no es amor terrenal, ofrenda impura
que se tributa solo a la hermosura,
que nace y muere como flor de un día;
es Carila una luz que el alma guía
en este inculto erial, mazmorra oscura,
es el néctar que endulza la amargura
que mi apenado corazón sentía;
es el bálsamo suave del consuelo
que derramó el Señor sobre mi frente
para premiar mi afán y mi desvelo;
es el lazo purísimo, luciente,
que unirá nuestras almas en el cielo,
para unidas vivir eternamente.
(*) No he encontrado nada más suyo; ni siquiera en Ecured, págin que suele dar información biográfica de un buen número de autores hispanoamericanos, y por ende, cubanos. Sin embargo en la referencia que dicha página hace del poeta y educador JOSÉ CORNELIO DÍAZ, visto más arriba, dice que éste entró en gran depresión cuando falleció, con tan sólo 19 años, su hijo Manuel, que apuntaba dotes líricas importantes. No sabemos si se trata o no de él.
Adelante, Lluvia.
DÍAZ, MANUEL JOSÉ (*)
Cuba. Siglo XIX
AMOR PURO
El amor que te brindo, vida mía,
no es amor terrenal, ofrenda impura
que se tributa solo a la hermosura,
que nace y muere como flor de un día;
es Carila una luz que el alma guía
en este inculto erial, mazmorra oscura,
es el néctar que endulza la amargura
que mi apenado corazón sentía;
es el bálsamo suave del consuelo
que derramó el Señor sobre mi frente
para premiar mi afán y mi desvelo;
es el lazo purísimo, luciente,
que unirá nuestras almas en el cielo,
para unidas vivir eternamente.
(*) No he encontrado nada más suyo; ni siquiera en Ecured, págin que suele dar información biográfica de un buen número de autores hispanoamericanos, y por ende, cubanos. Sin embargo en la referencia que dicha página hace del poeta y educador JOSÉ CORNELIO DÍAZ, visto más arriba, dice que éste entró en gran depresión cuando falleció, con tan sólo 19 años, su hijo Manuel, que apuntaba dotes líricas importantes. No sabemos si se trata o no de él.
Adelante, Lluvia.
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NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56908
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
- Mensaje n°843
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Díaz Carmona, Francisco
Granada. Siglo XIX
Poeta y catedrático
Reseña biográfica
Nace: 2 de noviembre de 1848 en Granada.
Muere: 1913 en Granada.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Escritor, periodista, erudito historiador y autor de manuales.
Principales obras:
Estudio sobre la Atlántica, 1884
Compendio de Historia Universal, 1886
Historia Universal, 1887
Elementos de Historia de España, (1903-1904)
Compendio de Historia de España, 1904
Historia de la Iglesia Católica para uso de las familias, obra ilustrada con un retrato de, S.S.León XIII y muchos grabados intercalados en el texto.
La fortuna
Jugadora de azar es la fortuna
que con mil veleidades nos engaña:
tira el dado primero, y vil cabaña
nos da para nacer o regia cuna.
Vuele a tirar, y amable o importuna
nos prodiga favores, o con saña
gloria y riqueza, cual ligera caña
va tronchando al pasar una por una.
De sus caprichos víctimas vivimos;
ora perdiendo lo que ayer ganamos,
o recobrando ya lo que tuvimos.
Y en este afán perpetuo en que giramos
¡ay! tan sólo la vida que perdimos
es la que nunca a recobrar llegamos.
Pues con lo único que pude encontrar de Díaz Carmona, te doy paso, querido Pascual.
Díaz Carmona, Francisco
Granada. Siglo XIX
Poeta y catedrático
Reseña biográfica
Nace: 2 de noviembre de 1848 en Granada.
Muere: 1913 en Granada.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada. Escritor, periodista, erudito historiador y autor de manuales.
Principales obras:
Estudio sobre la Atlántica, 1884
Compendio de Historia Universal, 1886
Historia Universal, 1887
Elementos de Historia de España, (1903-1904)
Compendio de Historia de España, 1904
Historia de la Iglesia Católica para uso de las familias, obra ilustrada con un retrato de, S.S.León XIII y muchos grabados intercalados en el texto.
La fortuna
Jugadora de azar es la fortuna
que con mil veleidades nos engaña:
tira el dado primero, y vil cabaña
nos da para nacer o regia cuna.
Vuele a tirar, y amable o importuna
nos prodiga favores, o con saña
gloria y riqueza, cual ligera caña
va tronchando al pasar una por una.
De sus caprichos víctimas vivimos;
ora perdiendo lo que ayer ganamos,
o recobrando ya lo que tuvimos.
Y en este afán perpetuo en que giramos
¡ay! tan sólo la vida que perdimos
es la que nunca a recobrar llegamos.
Pues con lo único que pude encontrar de Díaz Carmona, te doy paso, querido Pascual.
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“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91119
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°844
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE.
(La biografía más completa que hemos encontrado viene en BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES y es un trabajo realizado en la UNIVERSIDAD DE SEVILLA, por MARTA PALENQUE, y en el cual figura como coautora ISABEL ROMÁN GUTIERREZ. Aunque no hayamos encontrado muchos sonetos, creemos que merece la pena poner dicha Biografía. En la red, además, si hay abundntes poemas de la autora.)
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
El siglo XIX, tan grande, y tan calumniado injustamente, que ha destruido preocupaciones sin cuento, que ha confirmado el principio de igualdad de inteligencias y aptitudes en el hombre y en la mujer, aunque sea todavía cuestión litigiosa la igualdad de derechos políticos, ha facilitado a aquélla el estudio de las ciencias y de las letras: el áspero dictamen de los que sólo le permitían la lectura de los libros de rezo va siendo sustituido por una idea de justicia que ya no acapara exclusivamente para el hombre la educación y la enseñanza. Por eso, como la literatura, y con especialidad la poesía, son hijas predilectas de la civilización, aumenta el número de las escritoras a medida que la mujer aprende y se ilustra. Muchas hemos contado, y contamos, en este siglo, que atestiguan el talento y la inspiración de las mujeres españolas1.
Escribía estas palabras el poeta José de Velilla al frente de la corona poética que los compañeros y amigos de Antonia Díaz publicaron tras su muerte. Cita Velilla a continuación los nombres de Concepción Arenal, Fernán Caballero, Patrocinio de Biedma, María del Pilar Sinués, Emilia Pardo Bazán, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Rosario de Acuña, Joaquina García Balmaseda, Ángela Grassi, Carolina Coronado, Concepción de Estevarena, Mercedes de Velilla y Rosalía de Castro. Termina: «Brilla, entre tantas, con luz propia y como estrella de primera magnitud, D.ª Antonia Díaz y Fernández [...]»2. El nuevo papel que la mujer escritora ha alcanzado en el siglo XIX es un tema ya estudiado y no parece necesario entrar aquí en reflexiones de orden general3. Varias de las escritoras presentadas en la bibliografía, hasta fecha no muy lejana desconocidas e imposibles de leer en ediciones actuales, cuentan ya con trabajos que han puesto de relieve sus particularidades bio-bibliográficas. Antonia Díaz no ha gozado en ellos de gran protagonismo: incluida en el completo diccionario preparado por María del Carmen Simón Palmer, no se la menciona en los ensayos y antologías sobre esta parcela de la creación decimonónica. Sólo en libros circunscritos a las letras sevillanas o andaluzas se encuentran referencias algo más extensas acerca de su vida y obra. Además, merece algunas páginas en el manual de José M.ª de Cossío y un breve juicio en la historia de la literatura de Francisco Blanco García4. Sin embargo, la autora se relacionó con sus compañeras de oficio, publicó textos en la prensa andaluza y madrileña dirigida a la mujer, y, sobre todo, retomando a Velilla, «brilla» con singulares contornos en el ámbito literario sevillano, donde, aunque se codea con otras mujeres como Mercedes de Velilla, Concepción de Estevarena y Blanca de los Ríos, a veces figura como única fémina en índices y cabeceras de colaboradores de prensa. Según indican todos los testimonios que hemos consultado, Antonia Díaz alcanzó una gran reputación y mereció los más elevados juicios. José Cáscales la califica como «una verdadera gloria sevillana»5.
La obra de Antonia Díaz manifiesta deudas diversas: heredera del espíritu clasicista y continuadora de registros y motivos románticos ya tópicos, sus momentos más felices se encuentran en su poesía de tono menor, en las fábulas, apólogos, leyendas y composiciones intimistas. Sus versos más atractivos son aquellos que, lejos de la entonación civil y circunstancial, permiten entrever rasgos directos de su personalidad como escritora y mujer, facetas difícilmente separables, y más en una señora que, sin hijos y padeciendo una enfermedad que la mantuvo en apartamiento y reposo (anemia cerebral a decir de Pineda Novo6), dedicó sus horas a las letras y la caridad. Su boda con el también poeta José Lamarque de Novoa, quien la apoyó y animó siempre, contribuyó a esta principal dedicación. Juntos vivieron primero en Sevilla y, más tarde, en un hermoso y especial hogar que Lamarque construyó para el descanso de su esposa: la Alquería del Pilar, en la ciudad de Dos Hermanas, población inmediata a la capital, que, cedida al Ayuntamiento, aún se conserva. En esta casa Antonia Díaz se entregó a la lectura y a la escritura y, en compañía de su marido, recibió a poetas sevillanos y foráneos que dejaron testimonios de su paso por el lugar en prólogos y libros de memorias.
Para el estudio de su vida y obra hemos podido consultar valiosas fuentes: el epistolario, el álbum de la autora y parte de la biblioteca del matrimonio, que, en manos de sus descendientes, han pasado ahora a los fondos de la Fundación José Manuel Lara, radicada en Sevilla, y que se utilizan aquí con fines de investigación por primera vez.
En definitiva, el propósito final de este ensayo es presentar a la autora y a su obra, situarla en el contexto de la poesía decimonónica, y profundizar en su actividad como mujer de letras. Entendemos este trabajo como una primera entrega de un proyecto en marcha de mayores proporciones. El material en el que ahora trabajamos nos permitirá ofrecer otras tantas reflexiones acerca de costumbres y modas literarias decimonónicas relacionadas con la mujer, en el caso del citado álbum, así como aportar nuevos ejemplos de la comunicación entre escritoras a partir de la correspondencia cruzada entre María del Pilar Sinués y Antonia Díaz. Otras epístolas nos llevarán hacia conspicuos representantes de la poesía sevillana de la segunda mitad del XIX como José Fernández Espino y Narciso Campillo.
Cont.
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE.
(La biografía más completa que hemos encontrado viene en BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES y es un trabajo realizado en la UNIVERSIDAD DE SEVILLA, por MARTA PALENQUE, y en el cual figura como coautora ISABEL ROMÁN GUTIERREZ. Aunque no hayamos encontrado muchos sonetos, creemos que merece la pena poner dicha Biografía. En la red, además, si hay abundntes poemas de la autora.)
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
El siglo XIX, tan grande, y tan calumniado injustamente, que ha destruido preocupaciones sin cuento, que ha confirmado el principio de igualdad de inteligencias y aptitudes en el hombre y en la mujer, aunque sea todavía cuestión litigiosa la igualdad de derechos políticos, ha facilitado a aquélla el estudio de las ciencias y de las letras: el áspero dictamen de los que sólo le permitían la lectura de los libros de rezo va siendo sustituido por una idea de justicia que ya no acapara exclusivamente para el hombre la educación y la enseñanza. Por eso, como la literatura, y con especialidad la poesía, son hijas predilectas de la civilización, aumenta el número de las escritoras a medida que la mujer aprende y se ilustra. Muchas hemos contado, y contamos, en este siglo, que atestiguan el talento y la inspiración de las mujeres españolas1.
Escribía estas palabras el poeta José de Velilla al frente de la corona poética que los compañeros y amigos de Antonia Díaz publicaron tras su muerte. Cita Velilla a continuación los nombres de Concepción Arenal, Fernán Caballero, Patrocinio de Biedma, María del Pilar Sinués, Emilia Pardo Bazán, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Rosario de Acuña, Joaquina García Balmaseda, Ángela Grassi, Carolina Coronado, Concepción de Estevarena, Mercedes de Velilla y Rosalía de Castro. Termina: «Brilla, entre tantas, con luz propia y como estrella de primera magnitud, D.ª Antonia Díaz y Fernández [...]»2. El nuevo papel que la mujer escritora ha alcanzado en el siglo XIX es un tema ya estudiado y no parece necesario entrar aquí en reflexiones de orden general3. Varias de las escritoras presentadas en la bibliografía, hasta fecha no muy lejana desconocidas e imposibles de leer en ediciones actuales, cuentan ya con trabajos que han puesto de relieve sus particularidades bio-bibliográficas. Antonia Díaz no ha gozado en ellos de gran protagonismo: incluida en el completo diccionario preparado por María del Carmen Simón Palmer, no se la menciona en los ensayos y antologías sobre esta parcela de la creación decimonónica. Sólo en libros circunscritos a las letras sevillanas o andaluzas se encuentran referencias algo más extensas acerca de su vida y obra. Además, merece algunas páginas en el manual de José M.ª de Cossío y un breve juicio en la historia de la literatura de Francisco Blanco García4. Sin embargo, la autora se relacionó con sus compañeras de oficio, publicó textos en la prensa andaluza y madrileña dirigida a la mujer, y, sobre todo, retomando a Velilla, «brilla» con singulares contornos en el ámbito literario sevillano, donde, aunque se codea con otras mujeres como Mercedes de Velilla, Concepción de Estevarena y Blanca de los Ríos, a veces figura como única fémina en índices y cabeceras de colaboradores de prensa. Según indican todos los testimonios que hemos consultado, Antonia Díaz alcanzó una gran reputación y mereció los más elevados juicios. José Cáscales la califica como «una verdadera gloria sevillana»5.
La obra de Antonia Díaz manifiesta deudas diversas: heredera del espíritu clasicista y continuadora de registros y motivos románticos ya tópicos, sus momentos más felices se encuentran en su poesía de tono menor, en las fábulas, apólogos, leyendas y composiciones intimistas. Sus versos más atractivos son aquellos que, lejos de la entonación civil y circunstancial, permiten entrever rasgos directos de su personalidad como escritora y mujer, facetas difícilmente separables, y más en una señora que, sin hijos y padeciendo una enfermedad que la mantuvo en apartamiento y reposo (anemia cerebral a decir de Pineda Novo6), dedicó sus horas a las letras y la caridad. Su boda con el también poeta José Lamarque de Novoa, quien la apoyó y animó siempre, contribuyó a esta principal dedicación. Juntos vivieron primero en Sevilla y, más tarde, en un hermoso y especial hogar que Lamarque construyó para el descanso de su esposa: la Alquería del Pilar, en la ciudad de Dos Hermanas, población inmediata a la capital, que, cedida al Ayuntamiento, aún se conserva. En esta casa Antonia Díaz se entregó a la lectura y a la escritura y, en compañía de su marido, recibió a poetas sevillanos y foráneos que dejaron testimonios de su paso por el lugar en prólogos y libros de memorias.
Para el estudio de su vida y obra hemos podido consultar valiosas fuentes: el epistolario, el álbum de la autora y parte de la biblioteca del matrimonio, que, en manos de sus descendientes, han pasado ahora a los fondos de la Fundación José Manuel Lara, radicada en Sevilla, y que se utilizan aquí con fines de investigación por primera vez.
En definitiva, el propósito final de este ensayo es presentar a la autora y a su obra, situarla en el contexto de la poesía decimonónica, y profundizar en su actividad como mujer de letras. Entendemos este trabajo como una primera entrega de un proyecto en marcha de mayores proporciones. El material en el que ahora trabajamos nos permitirá ofrecer otras tantas reflexiones acerca de costumbres y modas literarias decimonónicas relacionadas con la mujer, en el caso del citado álbum, así como aportar nuevos ejemplos de la comunicación entre escritoras a partir de la correspondencia cruzada entre María del Pilar Sinués y Antonia Díaz. Otras epístolas nos llevarán hacia conspicuos representantes de la poesía sevillana de la segunda mitad del XIX como José Fernández Espino y Narciso Campillo.
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"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
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Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°845
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
Antonia Díaz de Lamarque: datos biográficos
Antonia Díaz y Fernández (Marchena 1827-Dos Hermanas 1892), hija del médico Francisco Díaz, residió desde muy pequeña en Sevilla, donde recibió una cuidada educación en la que, además de las clases de francés, música y manualidades características de aquellos años, se la introdujo en la lectura de los clásicos españoles y sevillanos. Su amor a las letras la llevó a iniciarse en la escritura casi en su adolescencia y, lejos de mantenerse en silencio, comienza a publicar en las revistas sevillanas en 1846 para terminar haciéndose frecuente en sus páginas. Muy pronto también logra alcanzar el reconocimiento de los autores héticos que, además de acogerla en sus proyectos periodísticos, la hacen partícipe de sus tertulias y libros colectivos organizados en torno a diversas efemérides.
El mundo de las letras parece absorber por completo a Antonia, pues se mantuvo soltera hasta 1861, cuando contrajo matrimonio, en abril del mismo año, con el también poeta José Lamarque de Novoa (Sevilla 1828-Dos Hermanas 1904); ambos habían coincidido con anterioridad en revistas y libros. A partir de este momento, la biografía de la que pasó a llamarse Antonia Díaz de Lamarque es inseparable de la de su marido, y su esfera de amistades y relaciones es común, desarrollando una intensa actividad no sólo literaria sino también interesada en el mundo del arte, en particular de la pintura (el mismo José Lamarque fue pintor aficionado) y en el estudio de la historia sevillana, de sus tradiciones y leyendas. Fueron amigos de Valeriano Bécquer, que pintó dos retratos de los padres de José, además de uno de Antonia realizado entre 1860 y 1862, antes de su marcha a Madrid. Lamarque poseía además, al parecer, una serie de seis cuadros de personajes populares obra de Valeriano.
Una de las primeras ocasiones en que Antonia Díaz Fernández utiliza su nuevo apellido es en el volumen Tertulia literaria. Colección de poesías selectas leídas en las reuniones semanales celebradas en casa de Don Juan José Bueno (1861)7, donde, tras un interesante prólogo de Antoine de Latour, por entonces residente en Sevilla como secretario del Duque de Montpensier, se publican versos de los asiduos a la misma. En galante situación, la serie la abre Antonia Díaz, ya 'de Lamarque', seguida, entre otros, por Andrés Bello, Eduardo Asquerino, Julián Romea, el propio Juan José Bueno, Narciso Campillo, León Carbonero y Sol, José Fernández Espino, Fernando de Gabriel y Ruiz de Apodaca, Juan N. Justiniano, José Lamarque... En definitiva, lo más granado de la moderna escuela sevillana de poesía, además de algunos invitados, como Bello, tampoco ajenos a la trompa épica a lo Quintana y a otras maneras características de dicha escuela. Esta tertulia, celebrada en la casa del poeta, jurisconsulto y bibliógrafo Juan José Bueno sita en la calle Mármoles, se reunía con el deseo de alentar la permanencia de una escuela poética andaluza, heredera de las grandes figuras de los siglos XVI y XVII. Antonia Díaz se cuenta entre las pocas féminas que asisten a los encuentros.
A partir de aquí el matrimonio Lamarque se enlaza de forma continua en la prensa. Más aún, en los estudios sobre la poesía de la segunda mitad del XIX, marido y mujer aparecen unidos, como en su propia vida, escapando a otras clasificaciones, y sus rasgos poéticos se analizan al alimón. Es así en La literatura española en el siglo XIX, de Francisco Blanco García, o en el monumental ensayo de José María de Cossío, donde figuran bajo el epígrafe «Los Lamarque». El que ella utilizase el apellido Lamarque para firmar sus libros favoreció el establecimiento de esta especie de sociedad8.
En cuanto a José Lamarque, hijo de francés y de trianera, es autor de una extensa obra poética de calidad desigual marcada por su admiración al estro poético de Zorrilla, Núñez de Arce y a los poetas clásicos9. Repasar sus libros y poemas -y en esto coincide con los de su esposa, según comentaremos a continuación- es también revisitar el mundo literario del clasicismo sevillano y, más allá, también el de la oligarquía social y cultural andaluza de entonces. Empresario, dueño de un negocio de hierros y maderas, dedicado a la importación y exportación, fue cónsul del Reino de Nápoles, de El Salvador y, hacia 1880, del Imperio Austro-Húngaro. Figura, además, como socio del Ateneo y de la Sociedad de El Folk-Lore Andaluz y perteneció a la Academia de los Áreades de Roma (su sobrenombre era Ibero Abantiade), al igual que Antonia, entre sus pares Eufrosina Elísea. En coincidencia con su mujer, era un católico ferviente y activo, y, en el terreno político, un monárquico convencido, partidario de la restauración borbónica tras la caída de Isabel II, por lo que alcanzó la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica en 1876. Ambos extremos se atestiguan en la vinculación de los esposos a la sociedad «La Juventud Católica» y a su portavoz La Verdad Católica. Los poemas religiosos de Antonia Díaz son testimonio de su fe. Dedicó a este tema un volumen completo: Poesías religiosas (1889).
Mecenas y protector de artistas y escritores, Lamarque se cuenta entre los fínanciadores de la primera edición de las Obras de Gustavo Adolfo Bécquer, en 1871, de la que se conserva un ejemplar en su biblioteca. Ya en su vejez y fallecida su mujer, sigue en contacto con algunos poetas jóvenes como el cordobés Enrique Redel, que prologa su libro Remembranzas (1903), y con Juan Ramón Jiménez, a quien ofrece la composición «La galerna» de Desde mi retiro (1900). Éste le correspondió ofrendándole el poema «Nubes», de Almas de violeta, y le regaló su libro Rimas con la siguiente dedicatoria autógrafa: «A Don José Lamarque de Novoa. Cariñoso recuerdo de su admirador y amigo, J. R. Jiménez. Madrid 1902»10.
El joven Juan Ramón Jiménez recuerda, en «El modernismo poético en España e Hispanoamérica», su relación en Sevilla hacia finales de la década de 1890 con los escritores de la generación anterior, uno de los cuales era Lamarque, en torno al Ateneo de la ciudad. Juan Ramón, deslumbrado por la poesía de Rubén Darío (a quien había leído en las páginas de La Ilustración Española y Americana), habla a Lamarque del nicaragüense y cuenta que éste, sin conocerle, le pregunta si es «otro cursi», calificativo que, al parecer, merecían para él todos lo modernistas, e intentó desencantarle de imitar a «esos tontos del futraque, como Salvador Rueda»11. Por lo que escribe Jiménez, Lamarque le escribía casi a diario y le animaba a seguir a los maestros del siglo XIX, y lo cierto es que este influjo primero está en los inicios del moguereño.
Cont.
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
Antonia Díaz de Lamarque: datos biográficos
Antonia Díaz y Fernández (Marchena 1827-Dos Hermanas 1892), hija del médico Francisco Díaz, residió desde muy pequeña en Sevilla, donde recibió una cuidada educación en la que, además de las clases de francés, música y manualidades características de aquellos años, se la introdujo en la lectura de los clásicos españoles y sevillanos. Su amor a las letras la llevó a iniciarse en la escritura casi en su adolescencia y, lejos de mantenerse en silencio, comienza a publicar en las revistas sevillanas en 1846 para terminar haciéndose frecuente en sus páginas. Muy pronto también logra alcanzar el reconocimiento de los autores héticos que, además de acogerla en sus proyectos periodísticos, la hacen partícipe de sus tertulias y libros colectivos organizados en torno a diversas efemérides.
El mundo de las letras parece absorber por completo a Antonia, pues se mantuvo soltera hasta 1861, cuando contrajo matrimonio, en abril del mismo año, con el también poeta José Lamarque de Novoa (Sevilla 1828-Dos Hermanas 1904); ambos habían coincidido con anterioridad en revistas y libros. A partir de este momento, la biografía de la que pasó a llamarse Antonia Díaz de Lamarque es inseparable de la de su marido, y su esfera de amistades y relaciones es común, desarrollando una intensa actividad no sólo literaria sino también interesada en el mundo del arte, en particular de la pintura (el mismo José Lamarque fue pintor aficionado) y en el estudio de la historia sevillana, de sus tradiciones y leyendas. Fueron amigos de Valeriano Bécquer, que pintó dos retratos de los padres de José, además de uno de Antonia realizado entre 1860 y 1862, antes de su marcha a Madrid. Lamarque poseía además, al parecer, una serie de seis cuadros de personajes populares obra de Valeriano.
Una de las primeras ocasiones en que Antonia Díaz Fernández utiliza su nuevo apellido es en el volumen Tertulia literaria. Colección de poesías selectas leídas en las reuniones semanales celebradas en casa de Don Juan José Bueno (1861)7, donde, tras un interesante prólogo de Antoine de Latour, por entonces residente en Sevilla como secretario del Duque de Montpensier, se publican versos de los asiduos a la misma. En galante situación, la serie la abre Antonia Díaz, ya 'de Lamarque', seguida, entre otros, por Andrés Bello, Eduardo Asquerino, Julián Romea, el propio Juan José Bueno, Narciso Campillo, León Carbonero y Sol, José Fernández Espino, Fernando de Gabriel y Ruiz de Apodaca, Juan N. Justiniano, José Lamarque... En definitiva, lo más granado de la moderna escuela sevillana de poesía, además de algunos invitados, como Bello, tampoco ajenos a la trompa épica a lo Quintana y a otras maneras características de dicha escuela. Esta tertulia, celebrada en la casa del poeta, jurisconsulto y bibliógrafo Juan José Bueno sita en la calle Mármoles, se reunía con el deseo de alentar la permanencia de una escuela poética andaluza, heredera de las grandes figuras de los siglos XVI y XVII. Antonia Díaz se cuenta entre las pocas féminas que asisten a los encuentros.
A partir de aquí el matrimonio Lamarque se enlaza de forma continua en la prensa. Más aún, en los estudios sobre la poesía de la segunda mitad del XIX, marido y mujer aparecen unidos, como en su propia vida, escapando a otras clasificaciones, y sus rasgos poéticos se analizan al alimón. Es así en La literatura española en el siglo XIX, de Francisco Blanco García, o en el monumental ensayo de José María de Cossío, donde figuran bajo el epígrafe «Los Lamarque». El que ella utilizase el apellido Lamarque para firmar sus libros favoreció el establecimiento de esta especie de sociedad8.
En cuanto a José Lamarque, hijo de francés y de trianera, es autor de una extensa obra poética de calidad desigual marcada por su admiración al estro poético de Zorrilla, Núñez de Arce y a los poetas clásicos9. Repasar sus libros y poemas -y en esto coincide con los de su esposa, según comentaremos a continuación- es también revisitar el mundo literario del clasicismo sevillano y, más allá, también el de la oligarquía social y cultural andaluza de entonces. Empresario, dueño de un negocio de hierros y maderas, dedicado a la importación y exportación, fue cónsul del Reino de Nápoles, de El Salvador y, hacia 1880, del Imperio Austro-Húngaro. Figura, además, como socio del Ateneo y de la Sociedad de El Folk-Lore Andaluz y perteneció a la Academia de los Áreades de Roma (su sobrenombre era Ibero Abantiade), al igual que Antonia, entre sus pares Eufrosina Elísea. En coincidencia con su mujer, era un católico ferviente y activo, y, en el terreno político, un monárquico convencido, partidario de la restauración borbónica tras la caída de Isabel II, por lo que alcanzó la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica en 1876. Ambos extremos se atestiguan en la vinculación de los esposos a la sociedad «La Juventud Católica» y a su portavoz La Verdad Católica. Los poemas religiosos de Antonia Díaz son testimonio de su fe. Dedicó a este tema un volumen completo: Poesías religiosas (1889).
Mecenas y protector de artistas y escritores, Lamarque se cuenta entre los fínanciadores de la primera edición de las Obras de Gustavo Adolfo Bécquer, en 1871, de la que se conserva un ejemplar en su biblioteca. Ya en su vejez y fallecida su mujer, sigue en contacto con algunos poetas jóvenes como el cordobés Enrique Redel, que prologa su libro Remembranzas (1903), y con Juan Ramón Jiménez, a quien ofrece la composición «La galerna» de Desde mi retiro (1900). Éste le correspondió ofrendándole el poema «Nubes», de Almas de violeta, y le regaló su libro Rimas con la siguiente dedicatoria autógrafa: «A Don José Lamarque de Novoa. Cariñoso recuerdo de su admirador y amigo, J. R. Jiménez. Madrid 1902»10.
El joven Juan Ramón Jiménez recuerda, en «El modernismo poético en España e Hispanoamérica», su relación en Sevilla hacia finales de la década de 1890 con los escritores de la generación anterior, uno de los cuales era Lamarque, en torno al Ateneo de la ciudad. Juan Ramón, deslumbrado por la poesía de Rubén Darío (a quien había leído en las páginas de La Ilustración Española y Americana), habla a Lamarque del nicaragüense y cuenta que éste, sin conocerle, le pregunta si es «otro cursi», calificativo que, al parecer, merecían para él todos lo modernistas, e intentó desencantarle de imitar a «esos tontos del futraque, como Salvador Rueda»11. Por lo que escribe Jiménez, Lamarque le escribía casi a diario y le animaba a seguir a los maestros del siglo XIX, y lo cierto es que este influjo primero está en los inicios del moguereño.
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SIGLO XIX
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
La Alquería del Pilar, el cenáculo artístico de los Lamarque
La Alquería del Pilar, construida en 1872 por Lamarque, se convierte en un lugar idóneo de reunión para escritores y artistas. Allí recibieron los Lamarque la visita de todos aquellos que, sevillanos o extranjeros, desearon compartir su conversación. Pero la casa es, sobre todo, y como remedando usos cortesanos de antaño, el palacio de Antonia Díaz, la 'señora' a la que los caballeros van a presentar sus respetos y sus muestras de admiración.
La finca es descrita por algunos de ellos (Velilla, Cáscales, Guerra Ojeda) como un lugar de ensueño: una especie de castillo rodeado de exuberantes y cuidados jardines, en los que crece amplia gama de árboles y flores, una cascada y una ría navegable, grutas con estalactitas artificiales, un laberinto vegetal, invernaderos con plantas venidas del trópico y una especie de museo de historia natural, con ejemplares de diferentes especies. Reproducimos la singular impresión que causó en Cáscales:
Rodeados de cuantas comodidades se pueden apetecer, se consagraron al estudio los dos felices esposos en una mansión tan deliciosa que sólo es comparable a uno de aquellos vergeles que los califas de damasco regalaban a sus vates favoritos. Cuando yo visité aquellos extensos jardines, en cuyo centro se levanta artístico palacio, me creía transportado a la Isla encantada, donde Armida detuvo enamorada al valiente Reinaldo, y seguramente les ocurrirá lo mismo a cuantos hayan leído la inmortal obra de Tasso y contemplen aquel sitio en el que la señora de Lamarque ha escrito sus mejores libros [...]12.
En la corona que los escritores sevillanos compusieron a la muerte de la autora, a instancias de su marido, la Alquería aparece confundida con ella misma. Antonia era el centro de este espacio maravilloso; su ausencia deja en silencio el lugar y mudos a los pájaros:
Desierta está la Alquería,
y los pájaros cantores
ya no ensayan, a porfía,
tiernas endechas de amores
en la arboleda sombría.
Todo respira quietud
del feudal castillo en torno:
ya no resuena el laúd
en cuanto abarca el contorno
de aquel templo de virtud [...]13.
Todo en la casa y el jardín hace pensar en una recreación literaria: un jardín romántico, una casa de evocación de tiempos antiguos, con cristales de colores a través de los que se ve el parque y la fuente... Se puede decir que los Lamarque hicieron de la literatura su entorno vital.
A los recuerdos de Juan Ramón Jiménez asoma también la Alquería. Los ojos de un joven de otra generación ven aquellas reuniones con gran distancia; y es que estas modas propias del XIX le resultarían por completo ajenas. Para él los amigos en la literatura y en la vida de los Lamarque (aquéllos que como él ven en el modernismo mera cursilería y siguen anclados en la poesía decimonónica) formaban la que llama «la peña poética sevillana del instante parado»:
[A Lamarque] cuando le gustaba más un soneto o un romance míos, me mandaba unos magníficos cajones de naranjas de sangre, de su finca de Dos Hermanas, donde él y su mujer, doña Antonia Díaz de Lamarque, escritora como él, revivían tiempos pasados españoles, vistiendo con trajes anacrónicos y representando escenas de serenatas trovadorescas. Don José Lamarque me daba siempre consejos y me decía que leyera a don José de Velilla y a su hermana doña Mercedes, a don Luis Montoto y Rautenstrauch, a don Francisco Rodríguez Marín y otros, que formaban la peña poética sevillana del instante parado, y que me dejase de aquellas revistas de Madrid, que no sabían nada de poesía14.
Antonia Díaz muere en 1892; su marido habría de sobrevivirle hasta 1904.
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Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
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La Alquería del Pilar, el cenáculo artístico de los Lamarque
La Alquería del Pilar, construida en 1872 por Lamarque, se convierte en un lugar idóneo de reunión para escritores y artistas. Allí recibieron los Lamarque la visita de todos aquellos que, sevillanos o extranjeros, desearon compartir su conversación. Pero la casa es, sobre todo, y como remedando usos cortesanos de antaño, el palacio de Antonia Díaz, la 'señora' a la que los caballeros van a presentar sus respetos y sus muestras de admiración.
La finca es descrita por algunos de ellos (Velilla, Cáscales, Guerra Ojeda) como un lugar de ensueño: una especie de castillo rodeado de exuberantes y cuidados jardines, en los que crece amplia gama de árboles y flores, una cascada y una ría navegable, grutas con estalactitas artificiales, un laberinto vegetal, invernaderos con plantas venidas del trópico y una especie de museo de historia natural, con ejemplares de diferentes especies. Reproducimos la singular impresión que causó en Cáscales:
Rodeados de cuantas comodidades se pueden apetecer, se consagraron al estudio los dos felices esposos en una mansión tan deliciosa que sólo es comparable a uno de aquellos vergeles que los califas de damasco regalaban a sus vates favoritos. Cuando yo visité aquellos extensos jardines, en cuyo centro se levanta artístico palacio, me creía transportado a la Isla encantada, donde Armida detuvo enamorada al valiente Reinaldo, y seguramente les ocurrirá lo mismo a cuantos hayan leído la inmortal obra de Tasso y contemplen aquel sitio en el que la señora de Lamarque ha escrito sus mejores libros [...]12.
En la corona que los escritores sevillanos compusieron a la muerte de la autora, a instancias de su marido, la Alquería aparece confundida con ella misma. Antonia era el centro de este espacio maravilloso; su ausencia deja en silencio el lugar y mudos a los pájaros:
Desierta está la Alquería,
y los pájaros cantores
ya no ensayan, a porfía,
tiernas endechas de amores
en la arboleda sombría.
Todo respira quietud
del feudal castillo en torno:
ya no resuena el laúd
en cuanto abarca el contorno
de aquel templo de virtud [...]13.
Todo en la casa y el jardín hace pensar en una recreación literaria: un jardín romántico, una casa de evocación de tiempos antiguos, con cristales de colores a través de los que se ve el parque y la fuente... Se puede decir que los Lamarque hicieron de la literatura su entorno vital.
A los recuerdos de Juan Ramón Jiménez asoma también la Alquería. Los ojos de un joven de otra generación ven aquellas reuniones con gran distancia; y es que estas modas propias del XIX le resultarían por completo ajenas. Para él los amigos en la literatura y en la vida de los Lamarque (aquéllos que como él ven en el modernismo mera cursilería y siguen anclados en la poesía decimonónica) formaban la que llama «la peña poética sevillana del instante parado»:
[A Lamarque] cuando le gustaba más un soneto o un romance míos, me mandaba unos magníficos cajones de naranjas de sangre, de su finca de Dos Hermanas, donde él y su mujer, doña Antonia Díaz de Lamarque, escritora como él, revivían tiempos pasados españoles, vistiendo con trajes anacrónicos y representando escenas de serenatas trovadorescas. Don José Lamarque me daba siempre consejos y me decía que leyera a don José de Velilla y a su hermana doña Mercedes, a don Luis Montoto y Rautenstrauch, a don Francisco Rodríguez Marín y otros, que formaban la peña poética sevillana del instante parado, y que me dejase de aquellas revistas de Madrid, que no sabían nada de poesía14.
Antonia Díaz muere en 1892; su marido habría de sobrevivirle hasta 1904.
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- Mensaje n°847
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
La obra literaria de Antonia Díaz
A partir del año 1846, una joven Antonia Díaz comienza a publicar poemas, artículos y, en menor proporción, algunos escritos en prosa en la prensa sevillana, a veces en revistas misceláneas que, además de las habituales secciones de Literatura, Artes o Ciencias, incorporan la de «Modas» como respuesta a una demanda ejercida por el lectorado femenino. En Sevilla es notoria la proliferación de este añadido en el subtítulo a partir de 1840. Seguir las apariciones de la autora en estos papeles periódicos permite comprobar su integración en las letras héticas y su comunión con los personajes habituales en las tertulias y animadores, en general, de la vida literaria de la capital. Todos ellos forman parte del círculo de compañeros y amigos de Antonia y de su marido, como corroboran su epistolario y su álbum.
Antonia Díaz hace su debut en La Aurora con un poema de corte esproncediano titulado «El esclavo» (16 marzo 1846). Da un paso adelante en El Álbum de las Bellas (1849), periódico dirigido a la educación de la mujer, con varias composiciones poéticas y dos breves artículos. Destaca el titulado «Safo» (pp. 285-91), que, como es común en la prensa femenina de entonces16, se centra más en sus amores con Faón que en su obra literaria. A partir de la década de los cincuenta su nombre adquiere cada vez más protagonismo ya no sólo en la prensa sevillana sino también en la madrileña especializada en el público femenino, además de figurar ocasionalmente en la de otras provincias. Enumeramos los títulos y fechas, que figuran detallados en el libro de Simón Palmer17. En Sevilla: en la prestigiosa Revista de Ciencias, Literatura y Artes (entre 1855 y 1859)18, La España Literaria (1863), El Ateneo (aquí utilizó el seudónimo Enriqueta Madoz de Aliana; 1874 y 1875), Sevilla Mariana (entre 1881 y 1883); en Madrid: La Aurora de la Vida (1861), La Violeta (entre 1863 y 1865), La Educanda (entre 1863 y 1865), El Ángel del Hogar (entre 1865 y 1869), El Amigo de las Damas (1873), El Correo de la Moda (entre 1866 y 1883), La Época (1876); en Valencia: El Museo Literario (1865 y 1866), El Recreo de las Familias (1871 y 1872); y en Granada: La Madre de Familia (1875). A partir de Chaves Rey19 añadimos otros títulos héticos no citados hasta ahora, aunque la falta de ejemplares haga imposible la verificación de las referencias en varios casos: en 1849, Chaves la incluye entre los redactores de El Regalo de Andalucía, junto a Rodríguez Zapata, José Velázquez y Sánchez, el joven Gustavo A. Domínguez Bécquer y varias escritoras (Carolina Coronado, Rosa Butler y Amalia Fenollosa); La España Literaria se reconvierte en Revista Sevillana Científica y Literaria, de la que se conservan dos números en la Hemeroteca Municipal de Sevilla, en uno de los cuales se inscribe «Las poetisas españolas. Epístola a una amiga» (n.° 30, 2 agosto 1863, pp. 6-7); en La Verdad Católica se lee «Fe, esperanza y caridad» (8 octubre 1866, pp. 254-256); y en Granada y Málaga en los jardines del Alcázar de Sevilla, «Caridad» (número único, febrero 1885, pp. 2-3, folleto de finalidad benéfica). Aunque consta su nombre en los números sueltos consultados de El Obrero de la Civilización (1874-1877) no encontramos más composiciones20. Para terminar, también la menciona Chaves en El Renacimiento (1884), en donde, sin embargo, y pese a figurar en su cabecera entre los colaboradores, no inserta ningún texto.
La paulatina consagración de Antonia Díaz en las letras sevillanas se significa también en su presencia en numerosas coronas y libros colectivos de asunto circunstancial, en los que, a veces, ella es la única representante femenina. Relacionados por M.ª del Carmen Simón Palmer, se la encuentra desde la Coronación del eminente poeta D. Manuel José Quintana, celebrada en Madrid, a 25 de marzo de 1855, publicada por Rivadeneyra en el mismo año, a la Corona fúnebre a la buena memoria del Cardenal Lluch y Garriga, promovida por el matrimonio, en 1882. En su mayoría se trata de composiciones poéticas de raíz clasicista, con predominio de una entonación grave y sublime que cuadra con los asuntos circunstanciales objeto de la celebración o pésame. A las citadas por Simón Palmer añadimos tres nuevas colecciones: Corona poética del Augusto Sacramento de la Eucaristía y ala Inmaculada Concepción de María (1860), en la que inserta dos sonetos alusivos a la festividad, La paz: Corona poética... con motivo de la terminación de la guerra civil (1876), y su participación en La mejor corona: loa para celebrar el aniversario de D. Pedro Calderón de la Barca, junto a Adelardo López de Ayala (1868)21.
Muchos de estos poemas se recogen posteriormente en los cinco libros de la autora, muy valorados y aplaudidos en su tiempo, cuyos ejes centrales son la tendencia al pensamiento filosófico y moral, y un general tono entre cándido y optimista que individualiza su expresión.
Su primer libro, Poesías (1867), se divide en dos secciones, «Poesías religiosas» y «Poesías varias». Se observa aquí la preferencia por la inspiración religiosa, repetida en su obra posterior, la preocupación moral y el valor circunstancial de su estro que, como es común en estos años, se compone como forma de comunicación con parientes y amigos, de tal manera que hay un verdadero abuso de las dedicatorias. Los poemas en torno a la Naturaleza («La Primavera», «La vuelta del verano», «El otoño»...) se convierten en cantos a la grandeza de la Creación. También ensaya el tono heroico en «La destrucción de Numancia», con entonación épica a lo Quintana.
En 1877 aparece Flores marchitas, en dos volúmenes, uno de sus libros más interesantes. En el primer tomo, de gran variedad métrica, se encuentran canciones, baladas y leyendas breves de las que se desprende un fin moral («Las dos rivales», «El avaro», «La vanidad burlada»...). Lo mismo ocurre con las leyendas sobre personajes y espacios sevillanos («Leonor Dávalos», «La Calle de la Gloria», «La más noble caridad», sobre Ambrosio de Spínola), enlazando con la senda del Duque de Rivas y su coetáneo Leopoldo Cano y Cueto. El tomo segundo reúne dos leyendas extensas: «El alma de Garibay», sobre un personaje del siglo XVIII, y «El Ave prisionera», que parte de un poema popular originario de las Landas francesas.
En Poesías religiosas (1889) se vuelven a coleccionar composiciones ya insertadas en Poesías (1867). Su prologuista, Joaquín Rubió y Ors, elogia el contenido sin reservas, alaba el espíritu creyente que los anima y cree que esta veta es la más brillante de su producción. José Cáscales la compara con Santa Teresa de Jesús y la llama «la más hermosa personificación de la poesía religiosa en España»22. Siguen siendo abundantes las de corte circunstancial, varias tomadas de álbumes de celebración (destaco el caso de «La Virgen de la Rábida. Romance histórico»). Se incluye aquí «María en Monsterrat», cinco cantos en octavas reales, poema con el que Antonia Díaz obtuvo el primer premio en un certamen celebrado en Lérida en 1863. Las más atractivas son las que trasladan sentimientos e inquietudes más directas: «Inquietud del alma», «Al disiparse la tristeza»..., presididas por un permanente anhelo de soledad y paz y de inclinación melancólica, a veces con ecos de Lamartine.
En la tradición del apólogo en verso de motivos florales al estilo de José Selgas, el autor de La primavera y El estío, está Aves y flores (1890), colección de fábulas morales en varios metros que parecen influidas por las Fábulas ascéticas del también sevillano Cayetano Fernández. Como en el caso de los poemas de Selgas, van dirigidas a receptoras femeninas. La belleza material del volumen (primorosa encuadernación con letras doradas, papel y tipos de calidad, páginas enmarcadas con motivos vegetales y pájaros en distintos colores, pequeños grabados alusivos al frente de las composiciones) hacen pensar en una especie de devocionario de enseñanza moral para las mujeres, que recibirían lecciones acerca de temas como «Las ilusiones», «La sencillez», «Brevedad de la belleza», etc. Este libro fue declarado de texto por el Consejo General de Instrucción Pública23.
Como último homenaje a su esposa, José Lamarque impulsó, en 1893, la publicación de Poesías líricas, dos tomos que recogen textos ya publicados y algunos inéditos, además de incorporar una corona compuesta por sus amigos y textos críticos. Se retoma el índice del primer libro (Poesías, 1867) y se suman textos de Flores marchitas y otros dispersos en la prensa, coronas y álbumes, además de los inéditos, entre ellos un conjunto de cantares. Siguen un breve número de traducciones del francés, portugués y catalán: «Dios. A Mr. L'Abbé F. de Lamennais», de Lamartine; «Infancia y muerte», de A. Soares de Pasos; «Los Romeros de Montserrat», de Joaquín Rubió y Ors, y «La campana de la ermita (Balada)», de C. Menessier24.
Cultiva también Antonia Díaz la prosa. En El Álbum de las Bellas (1849) publica dos breves ensayos: el citado «Safo» y la disquisición filosófica «Esperanzas y recuerdos». En El Ateneo (1874 y 1875) utilizó el seudónimo Enriqueta Madoz de Aliana al pie de varios artículos titulados «Paseos por los alrededores de Sevilla», en los que describe una excursión a las ruinas de Itálica y al Monasterio de San Isidoro del Campo. Mezcla de paseante ilustrado y romántico, la autora aporta datos arqueológicos e históricos con apoyatura de citas eruditas, al mismo tiempo que transcribe leyendas relacionadas con el lugar. Aquí, con el mismo seudónimo, comenzó a publicar por entregas su novela El precio de una dádiva, que se editará como libro en 188125.
Además participó en Las mujeres Españolas, Portuguesas y Americanas pintadas por sí mismas (s. a.), colección en la que, al igual que otras de los mismos años, se pretende ofrecer el retrato de la mujer de la época. A decir de M.ª Ángeles Ayala26, esta serie aporta como rasgo diferenciador su talante reivindicativo aunque sin extremismos: se pretende que las mujeres piensen, sientan y trabajen, pero ello para ser buenas hijas, madres y esposas. Sólo mujeres se encargan de redactar estos artículos costumbristas, lo que permite saber qué pensaban acerca de sí mismas. En lo relativo a Andalucía figuran varios trabajos, dos de ellos centrados en Sevilla: «La sevillana rica», de Prudencia Zapatero de Angulo, y «La sevillana», de Antonia Díaz de Lamarque27.
Francisco Cuenca señala entre sus obras la novela titulada Tres flores, que no encontramos citada en otro lugar28.
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La obra literaria de Antonia Díaz
A partir del año 1846, una joven Antonia Díaz comienza a publicar poemas, artículos y, en menor proporción, algunos escritos en prosa en la prensa sevillana, a veces en revistas misceláneas que, además de las habituales secciones de Literatura, Artes o Ciencias, incorporan la de «Modas» como respuesta a una demanda ejercida por el lectorado femenino. En Sevilla es notoria la proliferación de este añadido en el subtítulo a partir de 1840. Seguir las apariciones de la autora en estos papeles periódicos permite comprobar su integración en las letras héticas y su comunión con los personajes habituales en las tertulias y animadores, en general, de la vida literaria de la capital. Todos ellos forman parte del círculo de compañeros y amigos de Antonia y de su marido, como corroboran su epistolario y su álbum.
Antonia Díaz hace su debut en La Aurora con un poema de corte esproncediano titulado «El esclavo» (16 marzo 1846). Da un paso adelante en El Álbum de las Bellas (1849), periódico dirigido a la educación de la mujer, con varias composiciones poéticas y dos breves artículos. Destaca el titulado «Safo» (pp. 285-91), que, como es común en la prensa femenina de entonces16, se centra más en sus amores con Faón que en su obra literaria. A partir de la década de los cincuenta su nombre adquiere cada vez más protagonismo ya no sólo en la prensa sevillana sino también en la madrileña especializada en el público femenino, además de figurar ocasionalmente en la de otras provincias. Enumeramos los títulos y fechas, que figuran detallados en el libro de Simón Palmer17. En Sevilla: en la prestigiosa Revista de Ciencias, Literatura y Artes (entre 1855 y 1859)18, La España Literaria (1863), El Ateneo (aquí utilizó el seudónimo Enriqueta Madoz de Aliana; 1874 y 1875), Sevilla Mariana (entre 1881 y 1883); en Madrid: La Aurora de la Vida (1861), La Violeta (entre 1863 y 1865), La Educanda (entre 1863 y 1865), El Ángel del Hogar (entre 1865 y 1869), El Amigo de las Damas (1873), El Correo de la Moda (entre 1866 y 1883), La Época (1876); en Valencia: El Museo Literario (1865 y 1866), El Recreo de las Familias (1871 y 1872); y en Granada: La Madre de Familia (1875). A partir de Chaves Rey19 añadimos otros títulos héticos no citados hasta ahora, aunque la falta de ejemplares haga imposible la verificación de las referencias en varios casos: en 1849, Chaves la incluye entre los redactores de El Regalo de Andalucía, junto a Rodríguez Zapata, José Velázquez y Sánchez, el joven Gustavo A. Domínguez Bécquer y varias escritoras (Carolina Coronado, Rosa Butler y Amalia Fenollosa); La España Literaria se reconvierte en Revista Sevillana Científica y Literaria, de la que se conservan dos números en la Hemeroteca Municipal de Sevilla, en uno de los cuales se inscribe «Las poetisas españolas. Epístola a una amiga» (n.° 30, 2 agosto 1863, pp. 6-7); en La Verdad Católica se lee «Fe, esperanza y caridad» (8 octubre 1866, pp. 254-256); y en Granada y Málaga en los jardines del Alcázar de Sevilla, «Caridad» (número único, febrero 1885, pp. 2-3, folleto de finalidad benéfica). Aunque consta su nombre en los números sueltos consultados de El Obrero de la Civilización (1874-1877) no encontramos más composiciones20. Para terminar, también la menciona Chaves en El Renacimiento (1884), en donde, sin embargo, y pese a figurar en su cabecera entre los colaboradores, no inserta ningún texto.
La paulatina consagración de Antonia Díaz en las letras sevillanas se significa también en su presencia en numerosas coronas y libros colectivos de asunto circunstancial, en los que, a veces, ella es la única representante femenina. Relacionados por M.ª del Carmen Simón Palmer, se la encuentra desde la Coronación del eminente poeta D. Manuel José Quintana, celebrada en Madrid, a 25 de marzo de 1855, publicada por Rivadeneyra en el mismo año, a la Corona fúnebre a la buena memoria del Cardenal Lluch y Garriga, promovida por el matrimonio, en 1882. En su mayoría se trata de composiciones poéticas de raíz clasicista, con predominio de una entonación grave y sublime que cuadra con los asuntos circunstanciales objeto de la celebración o pésame. A las citadas por Simón Palmer añadimos tres nuevas colecciones: Corona poética del Augusto Sacramento de la Eucaristía y ala Inmaculada Concepción de María (1860), en la que inserta dos sonetos alusivos a la festividad, La paz: Corona poética... con motivo de la terminación de la guerra civil (1876), y su participación en La mejor corona: loa para celebrar el aniversario de D. Pedro Calderón de la Barca, junto a Adelardo López de Ayala (1868)21.
Muchos de estos poemas se recogen posteriormente en los cinco libros de la autora, muy valorados y aplaudidos en su tiempo, cuyos ejes centrales son la tendencia al pensamiento filosófico y moral, y un general tono entre cándido y optimista que individualiza su expresión.
Su primer libro, Poesías (1867), se divide en dos secciones, «Poesías religiosas» y «Poesías varias». Se observa aquí la preferencia por la inspiración religiosa, repetida en su obra posterior, la preocupación moral y el valor circunstancial de su estro que, como es común en estos años, se compone como forma de comunicación con parientes y amigos, de tal manera que hay un verdadero abuso de las dedicatorias. Los poemas en torno a la Naturaleza («La Primavera», «La vuelta del verano», «El otoño»...) se convierten en cantos a la grandeza de la Creación. También ensaya el tono heroico en «La destrucción de Numancia», con entonación épica a lo Quintana.
En 1877 aparece Flores marchitas, en dos volúmenes, uno de sus libros más interesantes. En el primer tomo, de gran variedad métrica, se encuentran canciones, baladas y leyendas breves de las que se desprende un fin moral («Las dos rivales», «El avaro», «La vanidad burlada»...). Lo mismo ocurre con las leyendas sobre personajes y espacios sevillanos («Leonor Dávalos», «La Calle de la Gloria», «La más noble caridad», sobre Ambrosio de Spínola), enlazando con la senda del Duque de Rivas y su coetáneo Leopoldo Cano y Cueto. El tomo segundo reúne dos leyendas extensas: «El alma de Garibay», sobre un personaje del siglo XVIII, y «El Ave prisionera», que parte de un poema popular originario de las Landas francesas.
En Poesías religiosas (1889) se vuelven a coleccionar composiciones ya insertadas en Poesías (1867). Su prologuista, Joaquín Rubió y Ors, elogia el contenido sin reservas, alaba el espíritu creyente que los anima y cree que esta veta es la más brillante de su producción. José Cáscales la compara con Santa Teresa de Jesús y la llama «la más hermosa personificación de la poesía religiosa en España»22. Siguen siendo abundantes las de corte circunstancial, varias tomadas de álbumes de celebración (destaco el caso de «La Virgen de la Rábida. Romance histórico»). Se incluye aquí «María en Monsterrat», cinco cantos en octavas reales, poema con el que Antonia Díaz obtuvo el primer premio en un certamen celebrado en Lérida en 1863. Las más atractivas son las que trasladan sentimientos e inquietudes más directas: «Inquietud del alma», «Al disiparse la tristeza»..., presididas por un permanente anhelo de soledad y paz y de inclinación melancólica, a veces con ecos de Lamartine.
En la tradición del apólogo en verso de motivos florales al estilo de José Selgas, el autor de La primavera y El estío, está Aves y flores (1890), colección de fábulas morales en varios metros que parecen influidas por las Fábulas ascéticas del también sevillano Cayetano Fernández. Como en el caso de los poemas de Selgas, van dirigidas a receptoras femeninas. La belleza material del volumen (primorosa encuadernación con letras doradas, papel y tipos de calidad, páginas enmarcadas con motivos vegetales y pájaros en distintos colores, pequeños grabados alusivos al frente de las composiciones) hacen pensar en una especie de devocionario de enseñanza moral para las mujeres, que recibirían lecciones acerca de temas como «Las ilusiones», «La sencillez», «Brevedad de la belleza», etc. Este libro fue declarado de texto por el Consejo General de Instrucción Pública23.
Como último homenaje a su esposa, José Lamarque impulsó, en 1893, la publicación de Poesías líricas, dos tomos que recogen textos ya publicados y algunos inéditos, además de incorporar una corona compuesta por sus amigos y textos críticos. Se retoma el índice del primer libro (Poesías, 1867) y se suman textos de Flores marchitas y otros dispersos en la prensa, coronas y álbumes, además de los inéditos, entre ellos un conjunto de cantares. Siguen un breve número de traducciones del francés, portugués y catalán: «Dios. A Mr. L'Abbé F. de Lamennais», de Lamartine; «Infancia y muerte», de A. Soares de Pasos; «Los Romeros de Montserrat», de Joaquín Rubió y Ors, y «La campana de la ermita (Balada)», de C. Menessier24.
Cultiva también Antonia Díaz la prosa. En El Álbum de las Bellas (1849) publica dos breves ensayos: el citado «Safo» y la disquisición filosófica «Esperanzas y recuerdos». En El Ateneo (1874 y 1875) utilizó el seudónimo Enriqueta Madoz de Aliana al pie de varios artículos titulados «Paseos por los alrededores de Sevilla», en los que describe una excursión a las ruinas de Itálica y al Monasterio de San Isidoro del Campo. Mezcla de paseante ilustrado y romántico, la autora aporta datos arqueológicos e históricos con apoyatura de citas eruditas, al mismo tiempo que transcribe leyendas relacionadas con el lugar. Aquí, con el mismo seudónimo, comenzó a publicar por entregas su novela El precio de una dádiva, que se editará como libro en 188125.
Además participó en Las mujeres Españolas, Portuguesas y Americanas pintadas por sí mismas (s. a.), colección en la que, al igual que otras de los mismos años, se pretende ofrecer el retrato de la mujer de la época. A decir de M.ª Ángeles Ayala26, esta serie aporta como rasgo diferenciador su talante reivindicativo aunque sin extremismos: se pretende que las mujeres piensen, sientan y trabajen, pero ello para ser buenas hijas, madres y esposas. Sólo mujeres se encargan de redactar estos artículos costumbristas, lo que permite saber qué pensaban acerca de sí mismas. En lo relativo a Andalucía figuran varios trabajos, dos de ellos centrados en Sevilla: «La sevillana rica», de Prudencia Zapatero de Angulo, y «La sevillana», de Antonia Díaz de Lamarque27.
Francisco Cuenca señala entre sus obras la novela titulada Tres flores, que no encontramos citada en otro lugar28.
Cont.
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- Mensaje n°848
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
La mujer y la escritura en los versos de Antonia Díaz
Todos los juicios sobre Antonia Díaz insisten en subrayar como rasgos destacados de su carácter su profunda fe religiosa y su dulzura. Por otro lado, se abunda en lo obvio: es una mujer, y ello la singulariza en el panorama literario, más aún dentro del grupo sevillano, con tan escasas voces femeninas. Interesa conocer qué opinaba Antonia Díaz acerca de las mujeres literatas y cómo entendía que debían desenvolverse en un mundo dominado por hombres. Su vida y profesión dicen ya mucho, pues nunca abandonó la escritura ni dejó de acudir a tertulias, sobre todo, antes de que su enfermedad la mantuviera más recluida. No vivió su profesión como ejercicio silencioso, como un desahogo, sino que se atrevió a publicar sin miedo a las consecuencias de una notoriedad pública que muchas veces acarreó burlas y críticas a tantas escritoras. Muy joven comenzó a presentarse a premios literarios, tal vez buscando el espaldarazo necesario para ser reconocida y, por ello, respetada. Todos sus libros fueron prologados y elogiados por hombres, destacados personajes de las letras.
Sus poemas son el principal testimonio para penetrar en su intimidad y conocer sus ideas acerca de estos temas. Antonia Díaz valora la capacidad de la mujer para la escritura pero está en desacuerdo con una instrucción que la equipararía con el hombre, lo que para ella no es sino soberbia. Y ciertamente no es una mujer combativa y se entiende por qué en el trazo de su biografía parece muchas veces a la sombra de su marido. La humildad es la cualidad que la autora parece valorar más en la mujer; la soberbia el mayor pecado, y ello está en la base de sus juicios acerca del papel que ésta debe desarrollar en la literatura.
En «Las poetisas españolas. Epístola a una amiga» refiere sus dudas en los comienzos y las burlas que tuvo que soportar por parecer una mujer instruida, algo tan negativo para muchos hombres (y mujeres) de la época:
¿Debe o no la mujer ser instruida?
¿Debe o no la mujer en la ignorancia
vivir eternamente adormecida?
Cuestión es para mí de alta importancia,
y que en secreto ocupa el alma mía
desde las dulces horas de la infancia.
Yo adoré desde niña la poesía,
y ella puras y nobles ambiciones
a mi anhelante espíritu ofrecía:
mas en breve sus dulces ilusiones
rápidas de mi vista se ahuyentaron
ante el hielo de ajenas convicciones.
Contemplé que si algunos ensalzaron
a la que el don de la poesía obtiene,
otros llenos de hiel la despreciaron [...]29
.
Ante la pregunta que abre la cita, debate importante en la época según se sabe, ella dice responder siguiendo la Razón, que le dicta huir de las ambiciones:
Mucho el que juzga, a la verdad, se engaña
que deben en el campo de la ciencia
glorias buscar las jóvenes de España.
Nunca en pos de elevada inteligencia,
de inmensa, de inmortal sabiduría,
sacrificar anhelen su existencia.
Y de la dulce y bella poesía,
encanto celestial, que tu alma adora,
no por eso mi acento te desvía.
En aras de pasión tan seductora
de tus ocios ofrece el sacrificio,
y grata ilustración busca en buen hora:
mas del estudio el plácido ejercicio
sólo el encanto de tus ocios sea;
nunca tu preocupación, nunca tu oficio.
No te afanes jamás porque te crea
el vulgo más experta que otra alguna:
poco en tus labios la instrucción se vea30.
El criterio está claro: en la polémica educación frente a instrucción, ella está a favor del primer extremo, aunque esta educación sea tan deficiente como conocemos. Termina la autora recomendando a las mujeres que usen una conversación sencilla, y se burla de la pretensión de las que aspiran a saber griego o latín. Para ella la poesía será siempre sólo materia de ocio. El poema anterior resume la opinión de la autora, que se entiende fuese tan amiga de Fernán Caballero y María del Pilar Sinués, quienes compartían sus ideas conservadoras con respecto al papel de la mujer en la sociedad. En la composición titulada «A una poetisa» concreta cuál es el verdadero lugar de la mujer:
Diz que en otras naciones la que ufana
del saber a la cumbre se encamina,
entre aplausos sin fin logra a su frente
el sagrado laurel ceñir altiva.
¿Y esa corona que soberbia alcanza,
podrá tal vez compensación ser digna
de la ventura que el hogar ofrece,
para ella acaso por su mal perdida?
[...]
¡Felices las poetisas españolas
que de ese afán frenético se libran!31
De tales ideas acerca de la escritura femenina y su confinamiento en los límites de la domesticidad cabría deducir algunas conclusiones interesantes. Todo parece indicar que la autora se inserta en lo que Íñigo Sánchez Llama califica como el «canon isabelino», caracterizado por su talante monárquico, religioso -neocatólico y moralizante (conviene subrayar a este respecto que Lamarque colabora en la financiación de la Restauración monárquica y que ambos esposos mantienen estrechas relaciones con las más altas jerarquías eclesiásticas sevillanas), cuya vinculación a la propuesta lamartiniana -la belleza estética depende de la virtud moral del contenido- y connivencia con el poder establecido posibilitó el prestigio de algunas escritoras, como A. Grassi, F. Sáez, P. Sinués32. Ahora bien: Tal canon pierde vigencia, como es lógico, desde 1868. Da la impresión de que A. Díaz mantiene (como también A. Grassi), a la altura de 1890, una actitud anacrónica, al no evolucionar un punto hacia posiciones más liberales que se manifestarían con el afianzamiento del realismo. Posiblemente contribuya a esta actitud anacrónica el estatismo de la 'escuela sevillana', que se convirtió en un reducto de la poesía clasicista más conservadora. Tanto la ideología explícita de su poesía como los cánones formales a los que se somete explicarían su escasa relevancia fuera del círculo sevillano, como también su enorme predicamento dentro de él.
José María de Cossío concluía así la consideración de su obra poética:
Fue merecido el singular prestigio de que gozara esta distinguida poetisa sevillana. Su espíritu piadoso, su concepto del papel de la mujer en la literatura [...] impidieron que desarrollara toda su capacidad poética, que, sin duda, era muy grande. Las muestras que ofreció le aseguran un puesto preeminente entre las poetisas del siglo XIX, ciertamente fecundo en ellas. De aptitud literaria nada tenía que envidiar a las más eminentes33.
Nos preguntamos si los elogios de sus compañeros, que insisten en subrayar su humildad, su bondad, etc., no se apoyan en la imagen que la misma autora fabricó para sí misma: mujer delicada y bondadosa, sensible y entregada a su marido y a los necesitados. A diferencia de otras compañeras de letras, Antonia Díaz no fue de ninguna forma una amenaza para sus amigos escritores, pues supo conservar siempre su lugar.
Fin del trabajo. A partir de ahora expondremos los pocos sonetos que hemos encontrado de ella.
Los límites de la escritura femenina: vida y obra literaria de Antonia Díaz de Lamarque
Marta Palenque
Isabel Román Gutiérrez (coaut.)
Universidad de Sevilla
La mujer y la escritura en los versos de Antonia Díaz
Todos los juicios sobre Antonia Díaz insisten en subrayar como rasgos destacados de su carácter su profunda fe religiosa y su dulzura. Por otro lado, se abunda en lo obvio: es una mujer, y ello la singulariza en el panorama literario, más aún dentro del grupo sevillano, con tan escasas voces femeninas. Interesa conocer qué opinaba Antonia Díaz acerca de las mujeres literatas y cómo entendía que debían desenvolverse en un mundo dominado por hombres. Su vida y profesión dicen ya mucho, pues nunca abandonó la escritura ni dejó de acudir a tertulias, sobre todo, antes de que su enfermedad la mantuviera más recluida. No vivió su profesión como ejercicio silencioso, como un desahogo, sino que se atrevió a publicar sin miedo a las consecuencias de una notoriedad pública que muchas veces acarreó burlas y críticas a tantas escritoras. Muy joven comenzó a presentarse a premios literarios, tal vez buscando el espaldarazo necesario para ser reconocida y, por ello, respetada. Todos sus libros fueron prologados y elogiados por hombres, destacados personajes de las letras.
Sus poemas son el principal testimonio para penetrar en su intimidad y conocer sus ideas acerca de estos temas. Antonia Díaz valora la capacidad de la mujer para la escritura pero está en desacuerdo con una instrucción que la equipararía con el hombre, lo que para ella no es sino soberbia. Y ciertamente no es una mujer combativa y se entiende por qué en el trazo de su biografía parece muchas veces a la sombra de su marido. La humildad es la cualidad que la autora parece valorar más en la mujer; la soberbia el mayor pecado, y ello está en la base de sus juicios acerca del papel que ésta debe desarrollar en la literatura.
En «Las poetisas españolas. Epístola a una amiga» refiere sus dudas en los comienzos y las burlas que tuvo que soportar por parecer una mujer instruida, algo tan negativo para muchos hombres (y mujeres) de la época:
¿Debe o no la mujer ser instruida?
¿Debe o no la mujer en la ignorancia
vivir eternamente adormecida?
Cuestión es para mí de alta importancia,
y que en secreto ocupa el alma mía
desde las dulces horas de la infancia.
Yo adoré desde niña la poesía,
y ella puras y nobles ambiciones
a mi anhelante espíritu ofrecía:
mas en breve sus dulces ilusiones
rápidas de mi vista se ahuyentaron
ante el hielo de ajenas convicciones.
Contemplé que si algunos ensalzaron
a la que el don de la poesía obtiene,
otros llenos de hiel la despreciaron [...]29
.
Ante la pregunta que abre la cita, debate importante en la época según se sabe, ella dice responder siguiendo la Razón, que le dicta huir de las ambiciones:
Mucho el que juzga, a la verdad, se engaña
que deben en el campo de la ciencia
glorias buscar las jóvenes de España.
Nunca en pos de elevada inteligencia,
de inmensa, de inmortal sabiduría,
sacrificar anhelen su existencia.
Y de la dulce y bella poesía,
encanto celestial, que tu alma adora,
no por eso mi acento te desvía.
En aras de pasión tan seductora
de tus ocios ofrece el sacrificio,
y grata ilustración busca en buen hora:
mas del estudio el plácido ejercicio
sólo el encanto de tus ocios sea;
nunca tu preocupación, nunca tu oficio.
No te afanes jamás porque te crea
el vulgo más experta que otra alguna:
poco en tus labios la instrucción se vea30.
El criterio está claro: en la polémica educación frente a instrucción, ella está a favor del primer extremo, aunque esta educación sea tan deficiente como conocemos. Termina la autora recomendando a las mujeres que usen una conversación sencilla, y se burla de la pretensión de las que aspiran a saber griego o latín. Para ella la poesía será siempre sólo materia de ocio. El poema anterior resume la opinión de la autora, que se entiende fuese tan amiga de Fernán Caballero y María del Pilar Sinués, quienes compartían sus ideas conservadoras con respecto al papel de la mujer en la sociedad. En la composición titulada «A una poetisa» concreta cuál es el verdadero lugar de la mujer:
Diz que en otras naciones la que ufana
del saber a la cumbre se encamina,
entre aplausos sin fin logra a su frente
el sagrado laurel ceñir altiva.
¿Y esa corona que soberbia alcanza,
podrá tal vez compensación ser digna
de la ventura que el hogar ofrece,
para ella acaso por su mal perdida?
[...]
¡Felices las poetisas españolas
que de ese afán frenético se libran!31
De tales ideas acerca de la escritura femenina y su confinamiento en los límites de la domesticidad cabría deducir algunas conclusiones interesantes. Todo parece indicar que la autora se inserta en lo que Íñigo Sánchez Llama califica como el «canon isabelino», caracterizado por su talante monárquico, religioso -neocatólico y moralizante (conviene subrayar a este respecto que Lamarque colabora en la financiación de la Restauración monárquica y que ambos esposos mantienen estrechas relaciones con las más altas jerarquías eclesiásticas sevillanas), cuya vinculación a la propuesta lamartiniana -la belleza estética depende de la virtud moral del contenido- y connivencia con el poder establecido posibilitó el prestigio de algunas escritoras, como A. Grassi, F. Sáez, P. Sinués32. Ahora bien: Tal canon pierde vigencia, como es lógico, desde 1868. Da la impresión de que A. Díaz mantiene (como también A. Grassi), a la altura de 1890, una actitud anacrónica, al no evolucionar un punto hacia posiciones más liberales que se manifestarían con el afianzamiento del realismo. Posiblemente contribuya a esta actitud anacrónica el estatismo de la 'escuela sevillana', que se convirtió en un reducto de la poesía clasicista más conservadora. Tanto la ideología explícita de su poesía como los cánones formales a los que se somete explicarían su escasa relevancia fuera del círculo sevillano, como también su enorme predicamento dentro de él.
José María de Cossío concluía así la consideración de su obra poética:
Fue merecido el singular prestigio de que gozara esta distinguida poetisa sevillana. Su espíritu piadoso, su concepto del papel de la mujer en la literatura [...] impidieron que desarrollara toda su capacidad poética, que, sin duda, era muy grande. Las muestras que ofreció le aseguran un puesto preeminente entre las poetisas del siglo XIX, ciertamente fecundo en ellas. De aptitud literaria nada tenía que envidiar a las más eminentes33.
Nos preguntamos si los elogios de sus compañeros, que insisten en subrayar su humildad, su bondad, etc., no se apoyan en la imagen que la misma autora fabricó para sí misma: mujer delicada y bondadosa, sensible y entregada a su marido y a los necesitados. A diferencia de otras compañeras de letras, Antonia Díaz no fue de ninguna forma una amenaza para sus amigos escritores, pues supo conservar siempre su lugar.
Fin del trabajo. A partir de ahora expondremos los pocos sonetos que hemos encontrado de ella.
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- Mensaje n°849
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
1) A DIOS EN LA EUCARISTÍA (*)
Tu infinito poder en la armonía
se ostenta, ¡oh Dios! de la creación entera
al par lo anuncian la feraz pradera,
la montaña, el volcán, la selva umbría.
Lo anuncia el astro que preside el día,
los roncos mares, la tormenta fiera,
y los mundos brillantes que en la esfera
tu voluntad omnipotente guía.
Mas si del cielo bajas ¡oh, Dios mío!
y en pan de gracia por tu amor velado
das vida al alma que infeliz te implora;
tan alta cual tu inmenso poderío
muéstrase tu bondad, y prosternado
tu pueblo humilde con fervor te adora.
(*) este es el soneto recogido por Ramón García González en BVC, SONETOS DEL SIGLO XIX.
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
1) A DIOS EN LA EUCARISTÍA (*)
Tu infinito poder en la armonía
se ostenta, ¡oh Dios! de la creación entera
al par lo anuncian la feraz pradera,
la montaña, el volcán, la selva umbría.
Lo anuncia el astro que preside el día,
los roncos mares, la tormenta fiera,
y los mundos brillantes que en la esfera
tu voluntad omnipotente guía.
Mas si del cielo bajas ¡oh, Dios mío!
y en pan de gracia por tu amor velado
das vida al alma que infeliz te implora;
tan alta cual tu inmenso poderío
muéstrase tu bondad, y prosternado
tu pueblo humilde con fervor te adora.
(*) este es el soneto recogido por Ramón García González en BVC, SONETOS DEL SIGLO XIX.
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- Mensaje n°850
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
2) A LA VIDA
Huye el tiempo veloz: La yerta mano
de la severa edad en nuestra frente
graba profundas huellas inclemente,
y el oscuro cabello vuelve cano.
¡Desdichada existencia! Triste y vano
afán de ser feliz el alma siente,
y ¡ay! la felicidad es solamente,
bello ideal de pensamiento humano.
De una en otra esperanza ansioso vuela
el mísero mortal desde la cuna;
en la vejez aguarda todavía:
y en pos de más allá que inquieto anhela,
sin encontrar jamás tregua ninguna,
le sorprende feroz la muerte impía.
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
2) A LA VIDA
Huye el tiempo veloz: La yerta mano
de la severa edad en nuestra frente
graba profundas huellas inclemente,
y el oscuro cabello vuelve cano.
¡Desdichada existencia! Triste y vano
afán de ser feliz el alma siente,
y ¡ay! la felicidad es solamente,
bello ideal de pensamiento humano.
De una en otra esperanza ansioso vuela
el mísero mortal desde la cuna;
en la vejez aguarda todavía:
y en pos de más allá que inquieto anhela,
sin encontrar jamás tregua ninguna,
le sorprende feroz la muerte impía.
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- Mensaje n°851
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
3) A MI QUERIDA AMIGA, LA INSPIRADA POETISA Y DISTINGUIDA LITERATA DOÑA MARÍA DEL PILAR SINUÉS DE MARCO
Hoy que brillantes páginas de oro
anhelantes preparas, oh María,
para el vástago tierno que algun día
será sosten del español decoro;
suene tu voz como raudal sonoro
y enaltezca con plácida armonía,
al por que la inmortal sabiduría
de la virtud el celestial tesoro.
¡Oh! reina entre las musas españolas,
y aparezcan cual astros rutilantes
los bellos cuadros que tu mente crea.
Ciñan tu sien fulgentes aureolas,
y la fecunda pluma de Cervantes
cetro de flores en tu mano sea.
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
3) A MI QUERIDA AMIGA, LA INSPIRADA POETISA Y DISTINGUIDA LITERATA DOÑA MARÍA DEL PILAR SINUÉS DE MARCO
Hoy que brillantes páginas de oro
anhelantes preparas, oh María,
para el vástago tierno que algun día
será sosten del español decoro;
suene tu voz como raudal sonoro
y enaltezca con plácida armonía,
al por que la inmortal sabiduría
de la virtud el celestial tesoro.
¡Oh! reina entre las musas españolas,
y aparezcan cual astros rutilantes
los bellos cuadros que tu mente crea.
Ciñan tu sien fulgentes aureolas,
y la fecunda pluma de Cervantes
cetro de flores en tu mano sea.
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- Mensaje n°852
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
4) BREVEDAD DE LA BELLEZA
Tú de la aurora el esplendor sereno,
bella rosa, gentil aparecías
y en alas de los céfiros mecías
tu puro cáliz, de belleza lleno.
Soberbia alzando tu purpúreo seno
ante las otras flores sonreías;
que señora de todas, ser creías
y prez y ornato del pensil ameno.
Más ya burlando tu arrogancia fiera
roba el tiempo la gala y los colores
de que altiva pudiste hacer alarde:
Llora perdida tu beldad primera,
que ésa es la triste suerte de las flores,
y nunca llega por desgracia tarde.
(Aunque hay bastantes más obras de la Autora en cuestión, esto es querida Lluvia, lo que he encontrado en Sonetos. Así pues puedes continuar cuando quieras.)
ANTONIA DÍAZ FERNÁNDEZ DE LAMARQUE
OTROS SONETOS ENCONTRADOS EN DIFERENTES FUENTES EN LA RED
4) BREVEDAD DE LA BELLEZA
Tú de la aurora el esplendor sereno,
bella rosa, gentil aparecías
y en alas de los céfiros mecías
tu puro cáliz, de belleza lleno.
Soberbia alzando tu purpúreo seno
ante las otras flores sonreías;
que señora de todas, ser creías
y prez y ornato del pensil ameno.
Más ya burlando tu arrogancia fiera
roba el tiempo la gala y los colores
de que altiva pudiste hacer alarde:
Llora perdida tu beldad primera,
que ésa es la triste suerte de las flores,
y nunca llega por desgracia tarde.
(Aunque hay bastantes más obras de la Autora en cuestión, esto es querida Lluvia, lo que he encontrado en Sonetos. Así pues puedes continuar cuando quieras.)
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Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Díaz Reinoria, Rafael
Cuba. Siglo XIX
A una tuerta
Muy cruel la Providencia, niña, ha sido,
eclipsando un lucero en esa cara,
que en belleza sino no te igualara
la más linda mujer que haya nacido.
Tal vez el Firmamento habrá tenido
envidia que tu cielo le mostrara
dos bellos soles y en él se contemplara
con uno nada más, no tan lucido.
Mas mitiga el dolor, cielo adorado:
¡Quién sabe si ese sol resplandeciente
que de tu rostro angélico ha fugado
un día brillará más refulgente
en la bóveda azul, y sea admirado
por su esplendor de la futura gente!
A una coqueta
Aprisionas en nido de coral
nevadas perlas que destilan miel,
tú las sabes mostrar con arte cruel
para darle tormento a algún mortal.
Un espejo de mágico cristal
tiene tu corazón, supuesto que él
de algún hombre la imagen copia fiel,
la borra, copia otra y le hace igual.
Hoy que las galas del pintado Abril
suspiran tu frescura y tu arrebol
ufanas rindes corazones mil.
Mas ¡ay! con más arrugas que una col
mañana lucirás tu labio azul
y tu cutis corteza de abedul.
Adelante, querido Pascual, cuando quieras.
Díaz Reinoria, Rafael
Cuba. Siglo XIX
A una tuerta
Muy cruel la Providencia, niña, ha sido,
eclipsando un lucero en esa cara,
que en belleza sino no te igualara
la más linda mujer que haya nacido.
Tal vez el Firmamento habrá tenido
envidia que tu cielo le mostrara
dos bellos soles y en él se contemplara
con uno nada más, no tan lucido.
Mas mitiga el dolor, cielo adorado:
¡Quién sabe si ese sol resplandeciente
que de tu rostro angélico ha fugado
un día brillará más refulgente
en la bóveda azul, y sea admirado
por su esplendor de la futura gente!
A una coqueta
Aprisionas en nido de coral
nevadas perlas que destilan miel,
tú las sabes mostrar con arte cruel
para darle tormento a algún mortal.
Un espejo de mágico cristal
tiene tu corazón, supuesto que él
de algún hombre la imagen copia fiel,
la borra, copia otra y le hace igual.
Hoy que las galas del pintado Abril
suspiran tu frescura y tu arrebol
ufanas rindes corazones mil.
Mas ¡ay! con más arrugas que una col
mañana lucirás tu labio azul
y tu cutis corteza de abedul.
Adelante, querido Pascual, cuando quieras.
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“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°854
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
EUGENIO DÍAZ ROMERO (1877-1927).
Periodista argentino, creador de la revista El Mercurio de América (1898-1900) que fue para el Modernismo rioplatense lo que la Revista Azul y la Revista Moderna para el mejicano. Antes había participado en la Revista de América, fundada por Rubén Darío y en La Quincena.
Fte. de estos datos: Biografías. com
Obras del autor ( otras fuentes):
- El Templo umbrío
- Horas escritas
- Lámpara encendida.
- Raza que muere ( poema dramático).
En Biblioteca Virtual Cervantes es posible leer dos poemas suyos, pero ninguno es soneto.
Los dos sonetos que cita Ramón García González son los que repiten en las diferentes fuentes consultadas.
EUGENIO DÍAZ ROMERO (1877-1927).
Periodista argentino, creador de la revista El Mercurio de América (1898-1900) que fue para el Modernismo rioplatense lo que la Revista Azul y la Revista Moderna para el mejicano. Antes había participado en la Revista de América, fundada por Rubén Darío y en La Quincena.
Fte. de estos datos: Biografías. com
Obras del autor ( otras fuentes):
- El Templo umbrío
- Horas escritas
- Lámpara encendida.
- Raza que muere ( poema dramático).
En Biblioteca Virtual Cervantes es posible leer dos poemas suyos, pero ninguno es soneto.
Los dos sonetos que cita Ramón García González son los que repiten en las diferentes fuentes consultadas.
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"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°855
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
EUGENIO DÍAZ ROMERO (1877-1927).
1) Intermezzo
¡Dolor infatigable ya no oirás mi lamento!
Mi cítara está muda, para cantar la garra
que se hunde en lo más hondo, vital del pensamiento
y del cuerpo la fibra sin piedad nos desgarra.
Hoy no sufro ni lloro; estoy ágil, contento,
mi pecho está vibrante como el de mi guitarra.
Tengo anhelos de vida, de amor, de luz, de viento,
de estallar en canciones como loca cigarra.
El azul me sonríe, me abisma en su dulzura.
El agua me parece más límpida y más pura.
Las hembras me enloquecen con sus bocas en flor.
No quiero saber nada de dudas y pesares,
no sufro, sólo quiero perfumes de azahares
y el beso de tus labios febricientes, Amor.
2) La reja
Moría de dolor tras de la reja
del hospital, desmesurado y triste,
cuando mágicamente apareciste
sofocando al nacer mi última queja.
Fue tu visión como una luz que deja
a quien la ve, suspenso. Dirigiste
luego hacia mí tus pasos, mas quisiste
ocultarte al llegar bajo la vieja
encina en que mis sueños se albergaron.
Mis ojos en la encina se clavaron
adivinando casi el movimiento
de tu imagen esbelta y vencedora.
¿Partiste? No lo sé, mas si aliento
me halló en la reja, pálido, la aurora.
(Puedes pasar LLuvia, al siguiente autor.)
EUGENIO DÍAZ ROMERO (1877-1927).
1) Intermezzo
¡Dolor infatigable ya no oirás mi lamento!
Mi cítara está muda, para cantar la garra
que se hunde en lo más hondo, vital del pensamiento
y del cuerpo la fibra sin piedad nos desgarra.
Hoy no sufro ni lloro; estoy ágil, contento,
mi pecho está vibrante como el de mi guitarra.
Tengo anhelos de vida, de amor, de luz, de viento,
de estallar en canciones como loca cigarra.
El azul me sonríe, me abisma en su dulzura.
El agua me parece más límpida y más pura.
Las hembras me enloquecen con sus bocas en flor.
No quiero saber nada de dudas y pesares,
no sufro, sólo quiero perfumes de azahares
y el beso de tus labios febricientes, Amor.
2) La reja
Moría de dolor tras de la reja
del hospital, desmesurado y triste,
cuando mágicamente apareciste
sofocando al nacer mi última queja.
Fue tu visión como una luz que deja
a quien la ve, suspenso. Dirigiste
luego hacia mí tus pasos, mas quisiste
ocultarte al llegar bajo la vieja
encina en que mis sueños se albergaron.
Mis ojos en la encina se clavaron
adivinando casi el movimiento
de tu imagen esbelta y vencedora.
¿Partiste? No lo sé, mas si aliento
me halló en la reja, pálido, la aurora.
(Puedes pasar LLuvia, al siguiente autor.)
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NETANYAHU ASESINO
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- Mensaje n°856
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Díaz Silveira, Francisco
La Habana (Cuba). 1871 - 1924
Periodista, escritor y poeta.
Mi pálida
La virgen que los ojos soñadores
admiran en mis lienzos ideales,
no reza en las vetustas catedrales
ni danza en los alegres corredores.
No juega enamorada con las flores,
ni escucha tras las puertas ojivales
las zambras de las guzlas orientales,
el canto de los viejos trovadores.
La virgen de mis lienzos aletea
donde el bajel sin mástiles estalla,
murmura donde el ábrego vocea,
palpita donde choca la metralla,
sonríe donde el rayo centellea
y duerme sobre el campo de batalla.
Prevención
Soplan vientos de próxima tormenta;
el legendario bosque se estremece
y al agitar sus vástagos ofrece
como rezos de virgen soñolienta.
En torno del hogar la sombra aumenta,
su calor por instantes languidece,
y en las almas viriles reaparece
la nostalgia de la época sangrienta.
Está el aire poblado de visiones;
detrás de mutilados esqueletos
maniobran aguerridos batallones...
Surgen descomunales parapetos...
¡Y hay racimos de blandos corazones
por el dolor de la orfandad sujetos!
Cuando quieras, querido Pascual.
Díaz Silveira, Francisco
La Habana (Cuba). 1871 - 1924
Periodista, escritor y poeta.
Mi pálida
La virgen que los ojos soñadores
admiran en mis lienzos ideales,
no reza en las vetustas catedrales
ni danza en los alegres corredores.
No juega enamorada con las flores,
ni escucha tras las puertas ojivales
las zambras de las guzlas orientales,
el canto de los viejos trovadores.
La virgen de mis lienzos aletea
donde el bajel sin mástiles estalla,
murmura donde el ábrego vocea,
palpita donde choca la metralla,
sonríe donde el rayo centellea
y duerme sobre el campo de batalla.
Prevención
Soplan vientos de próxima tormenta;
el legendario bosque se estremece
y al agitar sus vástagos ofrece
como rezos de virgen soñolienta.
En torno del hogar la sombra aumenta,
su calor por instantes languidece,
y en las almas viriles reaparece
la nostalgia de la época sangrienta.
Está el aire poblado de visiones;
detrás de mutilados esqueletos
maniobran aguerridos batallones...
Surgen descomunales parapetos...
¡Y hay racimos de blandos corazones
por el dolor de la orfandad sujetos!
Cuando quieras, querido Pascual.
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se acaba la diversión”.
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Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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- Mensaje n°857
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
JOAQUÍN DICENTA ( WIKIPEDIA)
Joaquín Dicenta Benedicto (Calatayud, Zaragoza, 3 de febrero de 1862 - Alicante, 21 de febrero de 1917), periodista, dramaturgo del neorromanticismo, poeta y narrador naturalista español, padre del dramaturgo y poeta del mismo nombre y del actor Manuel Dicenta.
- Biografía
Hijo de un teniente coronel del ejército, nació por pura casualidad en Calatayud cuando su familia se trasladaba de Alicante a Vitoria. En la guerra carlista cayó herido en la cabeza su padre, que a consecuencia del daño cerebral perdió la razón, y la familia volvió a Alicante, donde todavía vivió algunos años el padre enfermo hasta que murió, pues su mujer no quiso hacerlo internar. En esta ciudad pasó su infancia el futuro escritor; allí estudió la educación secundaria junto a Rafael Altamira y Carlos Arniches, aunque otros afirman que en realidad estudió en Madrid con los escolapios de Getafe. El caso es que ingresó en la Academia de Artillería de Segovia, pero fue expulsado de la misma 1878, a causa de su vida bohemia y su afición al alcohol y a las mujeres. Malvivió entonces en los arrabales y ambientes marginales de Madrid, frecuentando aquel tabernáculo de los bajos fondos llamado "La Estufa", intentando estudiar derecho e introduciéndose en los círculos republicanos y demócratas, y experimentó el influjo del socialismo utópico y del Krausismo, y en concreto de Francisco Giner de los Ríos. En Madrid, asimismo, conoció al que sería su gran amigo, el desdichado poeta y periodista Manuel Paso, que fallecería alcoholizado en plena juventud. Colaboró en el periódico El Liberal y publicó sus primeros poemas en la revista Edén.
Estrenó su primer drama en 1888, gracias a la protección de Manuel Tamayo, y escribió numerosas novelas, cuentos y piezas de teatro en prosa y verso. También escribió poesía, aún por recopilar y estudiar, y en su poema Prometeo de 1885 declaró ya su ateísmo. Tras un breve y frustrado matrimonio,1 la sociedad le marginó a causa de haberse unido a una mujer gitana, la bailaora andaluza Amparo de Triana, que abandonó la profesión para vivir con el altivo, independiente y pendenciero poeta. Su suerte cambió con el éxito internacional de su drama Juan José que, habiendo sido rechazado por la compañía de Ceferino Palencia y María Tubau, llegaría a ser una de las obras más representadas en España antes de la guerra civil. Así, el 11 de noviembre de 1895 recibió un homenaje de los literatos y periodistas madrileños. En 1889, Dicenta fundó con Ruperto Chapí la Sociedad de Autores, entidad precursora de la Sociedad General de Autores y Editores.
También fue concejal del Ayuntamiento de Madrid,2 cuando en mayo de 1909 resultó uno de los dos concejales republicanos elegidos por el distrito de Latina junto con José María de la Torre Murillo,3 además de ser el candidato con más votos recibidos en toda la ciudad.4
Dicenta participó tanto en la creación y fundación como en la redacción de la mayoría de los periódicos y revistas de su época, entre el final del siglo xix y el inicio del xx.a Su firma se ha considerado como una de las más conocidas por los lectores y reconocidas por sus colegas, fueran «radicales, conservadores, generalistas o literarios»; de forma paralela, su provocadora obra periodística se cuenta entre las más denunciadas, provocadoras y generadoras de enemigos. Dicenta dirigió dos de las publicaciones más importantes de la época, el diario republicano El País y la revista Germinal.5
A finales de 1916, volvió gravemente enfermo a Alicante y murió poco después; como ateo confeso, fue enterrado en el cementerio civil de San Blas de esa ciudad levantina, aunque luego fueron trasladados sus restos al cementerio alicantino de Nuestra Señora del Remedio, muy cerca de su buen amigo Antonio Rico Cabot.
- En Germinal
Dicenta dirigió el semanario Germinal (1897), que agrupaba a bastantes autores del naturalismo, o más bien un grupo ecléctico de utopistas honestos, republicanos y anticlericales independientes que se autodenominaba Gente nueva, disconforme con la sociedad española de entonces: Ricardo Fuente, Antonio Palomero, Rafael Delorme, Ernesto Bark, Jurado de la Parra, Ricardo Yesares, Miguel y Alejandro Sawa, Manuel Paso, Eduardo Zamacois, Urbano González Serrano, Nicolás Salmerón, A. de Santaclara... A estos se añadieron otros autores más conocidos, como Ramiro de Maeztu (firmando a veces Rotuney), Ramón María del Valle-Inclán, Pío Baroja y Jacinto Benavente. La revista publicaba ensayos, poesía y literatura de contenido social.
Germinal salió a la luz el 30 de abril de 1897 y prolongó su vida dos años; Dicenta fue el redactor jefe hasta el número 24; después lo sustituyó Nicolás Salmerón y García. En 1903 volvió a publicarse como diario de la tarde, pero muy alejado ya del contenido y de los intereses iniciales, que se resumieron en los siguientes puntos del primer número:
1. Sistema democrático;
2. Justicia gratuita;
3. Autonomía administrativa del municipio;
4. Obligación de todos los ciudadanos de servir a la patria con las armas;
5. Renovación del código civil para la nacionalización de bienes por muerte intestada;
6. Instrucción primaria gratuita y obligatoria;
7. Fiscalización del Estado en el régimen del trabajo industrial y agrícola;
8. Reversión al Estado de todo capital improductivo por voluntad del dueño o por carencia de medios de explotación;
9. Derecho a la vida y a los medios para que sea digna;
10. La pena como reparación del daño y medio de corrección del culpable;
11. Creación del Ministerio del Trabajo, como centro de las reformas sociales;
12. Derecho al trabajo.
- Vida bohemia
Su condición de víctima de una vitalidad excesiva, una voluptuosa vida amorosa y una pasión por el riesgo y la lucha casi enfermiza,1 crearon la leyenda de su personalidad nocturna y aventurera, y la realidad de su ideología y su obra.5
El poeta y diplomático Rubén Darío describe así su amistad: “Con Joaquín Dicenta fuimos compañeros de gran intimidad, apolíneos y nocturnos. Fuera de mis desvelos y expansiones de noctámbulo, presencié fiestas religiosas palatinas; teníamos inenarrables tenidas culinarias, de ambrosías y sobre todo de néctares, con el gran don Ramón María del Valle-Inclán”.5 Azorín y Miguel de Unamuno le censuraron su vida disipada y su afición por frecuentar «los bajos fondos y a los hampones», aunque el primero de ellos —su paisano José Martínez Ruiz— lo definiera como representante de “la pasión popular, el ímpetu, el lirismo romántico y libre”.6
También tuvo declarados adversarios como Julio Camba, que tituló ‘Una calamidad nacional’ el artículo que le dedicaba en La Anarquía literaria, en julio de 1905, donde explicaba que “Escribía crónicas brillantes y sustanciosas en El Liberal y competía con Mariano de Cavia en las borracheras”.5
Por el contrario, fue elogiado por Ramiro de Maeztu y Pedro de Répide. Eduardo Zamacois dejaría escrito que “La vida de Dicenta es vendaval desatado; el demonio seductor de lo imprevisto guía sus pasos; todo le seduce; sobre sus noches y sus días, el desorden tiene encendida eternamente su lámpara roja”. Precisamente, en el día del estreno de su mayor éxito popular, el drama Juan José, cuenta Zamaois que "Llegó sangrando: alguien le había atizado un par de bastonazos en la cabeza", y añade que a Dicenta le gustaban las peleas. "En su biografía hay puñaladas, un rapto, un suicidio". La definición final de Zamacois: "vanidoso, informal, ilógico, esquivo y cordial. Era la juventud".1 Otra de sus anécdotas más citadas y ocurrida en una de tantas francachelas nocturnas, cuenta que le cortó a Valle las melenas, y el esperpéntico gallego quedó tan trasquilado que hubo de afeitarse el cráneo (como muestran algunas fotos de la época).
También ha quedado noticia de que organizaba tertulias «todos los sábados en su casa del número 37 de la calle Mendizábal».5 Reunión de la que habla Zamacois en un artículo en El Diván, mencionando como asiduos contertulios a Valle-Inclán, Ernesto Bark, Antonio Palomero, Ricardo Fuente y Rafael Delorne.5
- La importancia de Juan José
La más importante de sus obras dramáticas es la ya citada Juan José, estrenada con gran éxito en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1895.5 Con esta pieza se inaugura el drama social en España, en realidad un melodrama sobre los celos que se desarrolla en una tasca frecuentada por albañiles y con mucho contenido de denuncia social. Creó tradiciones teatrales como la de representarse todos los primeros de mayo en Alicante. Se considera sin embargo, una pieza de drama social más genuina Aurora, estrenada en 1902, catalogada como «auténtico teatro revolucionario y progresista». Los diálogos de Joaquín Dicenta intentan reproducir el habla normal del proletariado madrileño; en ese sentido resulta castizo, aunque su casticismo es mucho más realista que, por ejemplo, el estilizado que se encuentra en la obra dramática de Arniches.
El retrato de Bonafoux
De entre las innumerable descripciones y retratos que se le hicieron en vida y después de su muerte (antes de pasar al olvido), puede recogerse la de su amigo y también periodista Luis Bonafoux,7 que le define así en el prólogo a Spoliarium:
" ...lo mismo en la vida pública que en la privada, Joaquín Dicenta forma en las filas de esa vanguardia de revolucionarios que son primero niños sublimes que no miran el ayer ni se preocupan del mañana; después jóvenes generosos que derrochan el talento como derrochan la vida, y en fin combatientes aguerridos que, polvorientos y sangrando, marcha a buen paso hacia la montaña del ideal."
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -Luis Bonafoux
- Obra
El sino (nº 28 de Los Contemporáneos). Portada de Romero Calvet.
El suicidio de Werther: obra dramática, 1888 (Estrenada en el Teatro de la Princesa el 23 de febrero de 1888, con Rafael Calvo como protagonista)
Spoliarivm, Madrid, 1888
La mejor ley: obra dramática, Madrid: José Rodríguez, 1889
Los irresponsables: drama en tres actos y verso, Madrid : Florencio Fiscovich, 1890. Estrenado el 27 de noviembre de 1890 en el Teatro Español
Spoliarivm : cuadros sociales, Madrid: Fernando Fe, 1891 (2ª ed.)
Los irresponsables : obra dramática 1891
Honra y vida, Madrid: José Rodríguez, 1891 (Estrenada en el Teatro Principal de Zaragoza, la noche del 18 de abril de 1891)
Sevillanas, 1892
Tinta Negra, Madrid: F. Fe, 1892 (Dibujos de T. Muñoz Lucea y A. Pons)
Rebelión, (novela corta), 1893
El Duque de Gandía : drama lírico en tres actos y un epílogo en verso música de los maestros Antonio Llanos y Ruperto Chapí, Madrid: Florencio Fiscowich. 1894 (2ª ed.)
Luciano, Madrid : José Rodríguez, Madrid, 1894
Los asistentes, 1895
Juan José, 1895
Juan José en capilla, 1896
El señor feudal, 1896
Sobrevivirse (nº 14 de La Novela Teatral). Portada de Tovar.
De la batalla, 1896
Curro Vargas: zarzuela, 1898
Crónicas, Madrid : Fernando Fe, 1898
Lorenzo, 1899
El tío Gervasio: monólogo en un acto y en prosa original. Estrenado en el Teatro de Parish el 12 de marzo de 1900, Madrid, 1900
El león de bronce: comedia en prosa, Madrid, 1900 (Estrenada en el Teatro Príncipe de Alicante el 30 de abril de 1900)
La cortijera, 1900
Aurora: drama en tres actos y prosa Barcelona, 1902 (Estrenado en el Teatro de Cataluña el 12 de junio de 1902)
De tren en tren : comedia en un acto inspirada en un cuento francés Estrenada en el Teatro de la Alhambra la noche del 29 de noviembre de 1902, Madrid, 1902
Luciano, Madrid : Velasco, 1903 (2ª ed.)
Espumas y plomo, Madrid, 1903
¡Pa mí que nieva!, 1904
Juan Francisco: drama lírico en tres actos y en verso original con música del maestro Ruperto Chapí : Estrenada con gran éxito en el Teatro Price el 22 de diciembre de 1904, Madrid, 1904
Raimundo Lulio, 1904
De piedra en piedra Cartagena: Artes Gráficas de Levante, 1904, 280 p.
La casa quemada (nº 109 de La Semana Ilustrada). Portada de Agustín.
La finca de los muertos, 1904
La conversión de Mañara: comedia, Madrid, 1905 (Estrenada en el Teatro Cervantes de Málaga el 2 de diciembre de 1905)
Traperías, 1905
El vals de las sombras, 1905
Entre rocas : zarzuela, Madrid : Sociedad de Autores Españoles, 1905 (Música del maestro Chapí)
Amor de artistas : comedia en cuatro actos y en prosa original de ... : Estrenada en el Teatro de San Fernando de Segovia el 14 de mayo de 1906, Madrid, 1906
Desde los rosales, 1906
Daniel : drama en cuatro actos y en prosa original de ... : Estrenado en el Teatro Español el 7 de marzo de 1907, Madrid, 1907
Lorenza : comedia en tres actos y en prosa original de ... : Estrenada en el Teatro Español la noche del 12 de diciembre de 1907, Madrid, 1907
Marinera : monólogo en un acto y en prosa origial de ... : Estrenado en el Teatro de la Princesa el 11 de febrero de 1907, Madrid, 1907
La gañanía / novela de ... ; ilustraciones de Menéndez, Madrid : El Cuento Semanal, 1908
La confesión : comedia en un acto y en prosa original, Madrid : Sociedad General de Autores, 1908
El crimen de ayer, 1908
Los majos del plante, 1908
Cuentos : Dedicatoria.- El nido de gorriones.- La epopeya de una cíngara.- En la estación.- Aniversario negro, Madrid, 1909
Los tres maridos burlados : enredo en tres cuadros y un prólogo, en verso inspirado en la novela de Tirso de Molina. Música del Maestro Lleó, Madrid : Sociedad General de Autores, 1909
La confesión, 1909
El idilio de Pedrín, (novela), 1910
Rebeldía, Barcelona : E. Domenech, 1910, 215 p.
Por Bretaña, Madrid : Antonio Garrido, 1910
Informe sobre la reorganización de la enseñanza municipal de Madrid, Madrid : Imprenta Municipal, 1910
¿Cuál de los dos?, (novela corta) 1911
El tío Quico, 1911
Una lección de amores, 1911
Galerna Madrid : Renacimiento, 1911 (Col. Biblioteca popular) -Contiene: Galerna ; La gañanía ; Del camino ; Una letra de cambio-
¡Redención!, 1912
Bajo los mirtos, 1912
Del tiempo mozo, Madrid : Sucesores de Hernando, 1912
Los bárbaros, Madrid : Renacimiento, 1912, 224 p.
La ciudad de plomo, (novela) 1913
¡Pa mí que nieva! Barcelona, 1913
El místico : drama en cuatro actos y en prosa escrito en catalán por Santiago Rusiñol ; traducido al castellano por ..., Madrid : Sociedad de Autores Españoles, 1913
Encarnación, 1913
Puesta de sol, 1913
Sol de invierno, 1913
Mares de España, Madrid : Renacimiento, 1913
Los de abajo, 1913
Estrellita de Alba, (novela), 1914
El pasaporte amarillo, (novela), 1914
Malvarrosa, 1914
Caballería maleante, 1914
El crimen de ayer : drama en tres actos y en prosa / original de ..., Madrid : Sociedad General de Autores, 1915
Amor de artistas : comedia en cuatro actos y prosa / original de ..., Madrid : Sociedad General de Autores, 1915
Los irresponsables : drama en tres actos y en verso original de .... : Estrenado con extraordinario éxito en el teatro Español de Madrid, la noche del 27 de noviembre de 1890, Barcelona : Biblioteca "Teatro Mundial", 1915
Mi Venus, 1915
Luz, 1915
Entre dos luces, 1915
El idilio de Pedrín, 1915
El capitán Anselmo, 1915
El suicidio de Wherter : drama en cuatro actos y en verso original de ... : Estrenado con extraordinario aplauso la noche del 23 de febrero de 1888 en el Teatro de la Princesa, de Madrid, Barcelona : Biblioteca "Teatro Mundial", 1916
La Herencia, (novela), 1916
Garcés de Marsilla, (novela), 1916
Gente nueva, 1916
¡Quién fuera tú!, 1916
Interior, 1916
El Caudillo, (novela), 1916
Bajo los mirtos, Barcelona : Millá y Piñol, 1916
Juan José, (novela), 1917
Mujeres, (novela), 1917
Flor de espino, 1917
El crimen de ayer, Madrid : Prensa Popular, 1917
El señor feudal, Madrid : Prensa Popular, 1917
Sobrevivirse, Madrid : Prensa Popular, 1917 (Col. La Novela Teatral)
El lobo, Madrid : Prensa Popular, 1917
La vida que pasa, Madrid, 1917
La promesa. (Obra póstuma) : leyenda lírica-dramática en cinco jornadas, inspirada en un cuento de Gustavo A. Bécquer : Con el último autógrafo del autor, Madrid : Sucesores de Hernando, 1917
Paraíso perdido : (novela), Madrid : Hernando, 1917.
Conjunciones (cuento)
El cojito (cuento)
La desdicha de Juan (cuento)
Libertad (cuento)
Madroño (cuento)
Nochebuena (cuento)
Un idilio en una jaula (cuento)
Un triunfo más (cuento)
Reconocimientos
Tiene una calle dedicada en el barrio de la Ventilla y un colegio público cerca del metro Lucero, ambos en Madrid.5
Los Dicenta
La saga iniciada por Joaquín Dicenta (1862-1917) sería continuada de forma sustancial por dos ramas principales (pues ha quedado documentado su talante mujeriego).5 Por el lado de su hijo Joaquín Dicenta Alonso (1893-1967) —uno de los dos tenidos con Resurrección Alonso, cantante del Real—,8 se extendería luego en su nieto José Fernando Dicenta (1929-1984).
Por otro lado, de su unión con la actriz Consuelo Badillo, sería continuador Manuel Dicenta (1905-1974), padre a su vez de Daniel Dicenta (1937-2014), que se casó con la actriz Lola Herrera (1935), cuya hija sería Natalia Dicenta (1962). Otro hijo de un matrimonio tardío de Manuel, y en consecuencia medio hermano de Daniel Dicenta, sería Jacobo Dicenta, nacido en 1972 (dos años antes de la muerte de su padre).
- Notas
Se mencionan La Regencia, La Opinión', La Caricatura, La Iberia', El Imparcial, La Época, El Universal, El Mundo, La Opinión, El Heraldo de Madrid, Germinal, La esfera, La Correspondencia de España, El Globo, Vida Nueva, La Ilustración Obrera, La Avispa, Vida galante, Ahí va o Alma Española. Popularizó el seudónimo ‘Don Hermógenes’. Dirigió, asímismo La Democracia Social, Germinal y El País, y desde 1908 colaboró a diario en El Liberal.
JOAQUÍN DICENTA ( WIKIPEDIA)
Joaquín Dicenta Benedicto (Calatayud, Zaragoza, 3 de febrero de 1862 - Alicante, 21 de febrero de 1917), periodista, dramaturgo del neorromanticismo, poeta y narrador naturalista español, padre del dramaturgo y poeta del mismo nombre y del actor Manuel Dicenta.
- Biografía
Hijo de un teniente coronel del ejército, nació por pura casualidad en Calatayud cuando su familia se trasladaba de Alicante a Vitoria. En la guerra carlista cayó herido en la cabeza su padre, que a consecuencia del daño cerebral perdió la razón, y la familia volvió a Alicante, donde todavía vivió algunos años el padre enfermo hasta que murió, pues su mujer no quiso hacerlo internar. En esta ciudad pasó su infancia el futuro escritor; allí estudió la educación secundaria junto a Rafael Altamira y Carlos Arniches, aunque otros afirman que en realidad estudió en Madrid con los escolapios de Getafe. El caso es que ingresó en la Academia de Artillería de Segovia, pero fue expulsado de la misma 1878, a causa de su vida bohemia y su afición al alcohol y a las mujeres. Malvivió entonces en los arrabales y ambientes marginales de Madrid, frecuentando aquel tabernáculo de los bajos fondos llamado "La Estufa", intentando estudiar derecho e introduciéndose en los círculos republicanos y demócratas, y experimentó el influjo del socialismo utópico y del Krausismo, y en concreto de Francisco Giner de los Ríos. En Madrid, asimismo, conoció al que sería su gran amigo, el desdichado poeta y periodista Manuel Paso, que fallecería alcoholizado en plena juventud. Colaboró en el periódico El Liberal y publicó sus primeros poemas en la revista Edén.
Estrenó su primer drama en 1888, gracias a la protección de Manuel Tamayo, y escribió numerosas novelas, cuentos y piezas de teatro en prosa y verso. También escribió poesía, aún por recopilar y estudiar, y en su poema Prometeo de 1885 declaró ya su ateísmo. Tras un breve y frustrado matrimonio,1 la sociedad le marginó a causa de haberse unido a una mujer gitana, la bailaora andaluza Amparo de Triana, que abandonó la profesión para vivir con el altivo, independiente y pendenciero poeta. Su suerte cambió con el éxito internacional de su drama Juan José que, habiendo sido rechazado por la compañía de Ceferino Palencia y María Tubau, llegaría a ser una de las obras más representadas en España antes de la guerra civil. Así, el 11 de noviembre de 1895 recibió un homenaje de los literatos y periodistas madrileños. En 1889, Dicenta fundó con Ruperto Chapí la Sociedad de Autores, entidad precursora de la Sociedad General de Autores y Editores.
También fue concejal del Ayuntamiento de Madrid,2 cuando en mayo de 1909 resultó uno de los dos concejales republicanos elegidos por el distrito de Latina junto con José María de la Torre Murillo,3 además de ser el candidato con más votos recibidos en toda la ciudad.4
Dicenta participó tanto en la creación y fundación como en la redacción de la mayoría de los periódicos y revistas de su época, entre el final del siglo xix y el inicio del xx.a Su firma se ha considerado como una de las más conocidas por los lectores y reconocidas por sus colegas, fueran «radicales, conservadores, generalistas o literarios»; de forma paralela, su provocadora obra periodística se cuenta entre las más denunciadas, provocadoras y generadoras de enemigos. Dicenta dirigió dos de las publicaciones más importantes de la época, el diario republicano El País y la revista Germinal.5
A finales de 1916, volvió gravemente enfermo a Alicante y murió poco después; como ateo confeso, fue enterrado en el cementerio civil de San Blas de esa ciudad levantina, aunque luego fueron trasladados sus restos al cementerio alicantino de Nuestra Señora del Remedio, muy cerca de su buen amigo Antonio Rico Cabot.
- En Germinal
Dicenta dirigió el semanario Germinal (1897), que agrupaba a bastantes autores del naturalismo, o más bien un grupo ecléctico de utopistas honestos, republicanos y anticlericales independientes que se autodenominaba Gente nueva, disconforme con la sociedad española de entonces: Ricardo Fuente, Antonio Palomero, Rafael Delorme, Ernesto Bark, Jurado de la Parra, Ricardo Yesares, Miguel y Alejandro Sawa, Manuel Paso, Eduardo Zamacois, Urbano González Serrano, Nicolás Salmerón, A. de Santaclara... A estos se añadieron otros autores más conocidos, como Ramiro de Maeztu (firmando a veces Rotuney), Ramón María del Valle-Inclán, Pío Baroja y Jacinto Benavente. La revista publicaba ensayos, poesía y literatura de contenido social.
Germinal salió a la luz el 30 de abril de 1897 y prolongó su vida dos años; Dicenta fue el redactor jefe hasta el número 24; después lo sustituyó Nicolás Salmerón y García. En 1903 volvió a publicarse como diario de la tarde, pero muy alejado ya del contenido y de los intereses iniciales, que se resumieron en los siguientes puntos del primer número:
1. Sistema democrático;
2. Justicia gratuita;
3. Autonomía administrativa del municipio;
4. Obligación de todos los ciudadanos de servir a la patria con las armas;
5. Renovación del código civil para la nacionalización de bienes por muerte intestada;
6. Instrucción primaria gratuita y obligatoria;
7. Fiscalización del Estado en el régimen del trabajo industrial y agrícola;
8. Reversión al Estado de todo capital improductivo por voluntad del dueño o por carencia de medios de explotación;
9. Derecho a la vida y a los medios para que sea digna;
10. La pena como reparación del daño y medio de corrección del culpable;
11. Creación del Ministerio del Trabajo, como centro de las reformas sociales;
12. Derecho al trabajo.
- Vida bohemia
Su condición de víctima de una vitalidad excesiva, una voluptuosa vida amorosa y una pasión por el riesgo y la lucha casi enfermiza,1 crearon la leyenda de su personalidad nocturna y aventurera, y la realidad de su ideología y su obra.5
El poeta y diplomático Rubén Darío describe así su amistad: “Con Joaquín Dicenta fuimos compañeros de gran intimidad, apolíneos y nocturnos. Fuera de mis desvelos y expansiones de noctámbulo, presencié fiestas religiosas palatinas; teníamos inenarrables tenidas culinarias, de ambrosías y sobre todo de néctares, con el gran don Ramón María del Valle-Inclán”.5 Azorín y Miguel de Unamuno le censuraron su vida disipada y su afición por frecuentar «los bajos fondos y a los hampones», aunque el primero de ellos —su paisano José Martínez Ruiz— lo definiera como representante de “la pasión popular, el ímpetu, el lirismo romántico y libre”.6
También tuvo declarados adversarios como Julio Camba, que tituló ‘Una calamidad nacional’ el artículo que le dedicaba en La Anarquía literaria, en julio de 1905, donde explicaba que “Escribía crónicas brillantes y sustanciosas en El Liberal y competía con Mariano de Cavia en las borracheras”.5
Por el contrario, fue elogiado por Ramiro de Maeztu y Pedro de Répide. Eduardo Zamacois dejaría escrito que “La vida de Dicenta es vendaval desatado; el demonio seductor de lo imprevisto guía sus pasos; todo le seduce; sobre sus noches y sus días, el desorden tiene encendida eternamente su lámpara roja”. Precisamente, en el día del estreno de su mayor éxito popular, el drama Juan José, cuenta Zamaois que "Llegó sangrando: alguien le había atizado un par de bastonazos en la cabeza", y añade que a Dicenta le gustaban las peleas. "En su biografía hay puñaladas, un rapto, un suicidio". La definición final de Zamacois: "vanidoso, informal, ilógico, esquivo y cordial. Era la juventud".1 Otra de sus anécdotas más citadas y ocurrida en una de tantas francachelas nocturnas, cuenta que le cortó a Valle las melenas, y el esperpéntico gallego quedó tan trasquilado que hubo de afeitarse el cráneo (como muestran algunas fotos de la época).
También ha quedado noticia de que organizaba tertulias «todos los sábados en su casa del número 37 de la calle Mendizábal».5 Reunión de la que habla Zamacois en un artículo en El Diván, mencionando como asiduos contertulios a Valle-Inclán, Ernesto Bark, Antonio Palomero, Ricardo Fuente y Rafael Delorne.5
- La importancia de Juan José
La más importante de sus obras dramáticas es la ya citada Juan José, estrenada con gran éxito en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1895.5 Con esta pieza se inaugura el drama social en España, en realidad un melodrama sobre los celos que se desarrolla en una tasca frecuentada por albañiles y con mucho contenido de denuncia social. Creó tradiciones teatrales como la de representarse todos los primeros de mayo en Alicante. Se considera sin embargo, una pieza de drama social más genuina Aurora, estrenada en 1902, catalogada como «auténtico teatro revolucionario y progresista». Los diálogos de Joaquín Dicenta intentan reproducir el habla normal del proletariado madrileño; en ese sentido resulta castizo, aunque su casticismo es mucho más realista que, por ejemplo, el estilizado que se encuentra en la obra dramática de Arniches.
El retrato de Bonafoux
De entre las innumerable descripciones y retratos que se le hicieron en vida y después de su muerte (antes de pasar al olvido), puede recogerse la de su amigo y también periodista Luis Bonafoux,7 que le define así en el prólogo a Spoliarium:
" ...lo mismo en la vida pública que en la privada, Joaquín Dicenta forma en las filas de esa vanguardia de revolucionarios que son primero niños sublimes que no miran el ayer ni se preocupan del mañana; después jóvenes generosos que derrochan el talento como derrochan la vida, y en fin combatientes aguerridos que, polvorientos y sangrando, marcha a buen paso hacia la montaña del ideal."
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -Luis Bonafoux
- Obra
El sino (nº 28 de Los Contemporáneos). Portada de Romero Calvet.
El suicidio de Werther: obra dramática, 1888 (Estrenada en el Teatro de la Princesa el 23 de febrero de 1888, con Rafael Calvo como protagonista)
Spoliarivm, Madrid, 1888
La mejor ley: obra dramática, Madrid: José Rodríguez, 1889
Los irresponsables: drama en tres actos y verso, Madrid : Florencio Fiscovich, 1890. Estrenado el 27 de noviembre de 1890 en el Teatro Español
Spoliarivm : cuadros sociales, Madrid: Fernando Fe, 1891 (2ª ed.)
Los irresponsables : obra dramática 1891
Honra y vida, Madrid: José Rodríguez, 1891 (Estrenada en el Teatro Principal de Zaragoza, la noche del 18 de abril de 1891)
Sevillanas, 1892
Tinta Negra, Madrid: F. Fe, 1892 (Dibujos de T. Muñoz Lucea y A. Pons)
Rebelión, (novela corta), 1893
El Duque de Gandía : drama lírico en tres actos y un epílogo en verso música de los maestros Antonio Llanos y Ruperto Chapí, Madrid: Florencio Fiscowich. 1894 (2ª ed.)
Luciano, Madrid : José Rodríguez, Madrid, 1894
Los asistentes, 1895
Juan José, 1895
Juan José en capilla, 1896
El señor feudal, 1896
Sobrevivirse (nº 14 de La Novela Teatral). Portada de Tovar.
De la batalla, 1896
Curro Vargas: zarzuela, 1898
Crónicas, Madrid : Fernando Fe, 1898
Lorenzo, 1899
El tío Gervasio: monólogo en un acto y en prosa original. Estrenado en el Teatro de Parish el 12 de marzo de 1900, Madrid, 1900
El león de bronce: comedia en prosa, Madrid, 1900 (Estrenada en el Teatro Príncipe de Alicante el 30 de abril de 1900)
La cortijera, 1900
Aurora: drama en tres actos y prosa Barcelona, 1902 (Estrenado en el Teatro de Cataluña el 12 de junio de 1902)
De tren en tren : comedia en un acto inspirada en un cuento francés Estrenada en el Teatro de la Alhambra la noche del 29 de noviembre de 1902, Madrid, 1902
Luciano, Madrid : Velasco, 1903 (2ª ed.)
Espumas y plomo, Madrid, 1903
¡Pa mí que nieva!, 1904
Juan Francisco: drama lírico en tres actos y en verso original con música del maestro Ruperto Chapí : Estrenada con gran éxito en el Teatro Price el 22 de diciembre de 1904, Madrid, 1904
Raimundo Lulio, 1904
De piedra en piedra Cartagena: Artes Gráficas de Levante, 1904, 280 p.
La casa quemada (nº 109 de La Semana Ilustrada). Portada de Agustín.
La finca de los muertos, 1904
La conversión de Mañara: comedia, Madrid, 1905 (Estrenada en el Teatro Cervantes de Málaga el 2 de diciembre de 1905)
Traperías, 1905
El vals de las sombras, 1905
Entre rocas : zarzuela, Madrid : Sociedad de Autores Españoles, 1905 (Música del maestro Chapí)
Amor de artistas : comedia en cuatro actos y en prosa original de ... : Estrenada en el Teatro de San Fernando de Segovia el 14 de mayo de 1906, Madrid, 1906
Desde los rosales, 1906
Daniel : drama en cuatro actos y en prosa original de ... : Estrenado en el Teatro Español el 7 de marzo de 1907, Madrid, 1907
Lorenza : comedia en tres actos y en prosa original de ... : Estrenada en el Teatro Español la noche del 12 de diciembre de 1907, Madrid, 1907
Marinera : monólogo en un acto y en prosa origial de ... : Estrenado en el Teatro de la Princesa el 11 de febrero de 1907, Madrid, 1907
La gañanía / novela de ... ; ilustraciones de Menéndez, Madrid : El Cuento Semanal, 1908
La confesión : comedia en un acto y en prosa original, Madrid : Sociedad General de Autores, 1908
El crimen de ayer, 1908
Los majos del plante, 1908
Cuentos : Dedicatoria.- El nido de gorriones.- La epopeya de una cíngara.- En la estación.- Aniversario negro, Madrid, 1909
Los tres maridos burlados : enredo en tres cuadros y un prólogo, en verso inspirado en la novela de Tirso de Molina. Música del Maestro Lleó, Madrid : Sociedad General de Autores, 1909
La confesión, 1909
El idilio de Pedrín, (novela), 1910
Rebeldía, Barcelona : E. Domenech, 1910, 215 p.
Por Bretaña, Madrid : Antonio Garrido, 1910
Informe sobre la reorganización de la enseñanza municipal de Madrid, Madrid : Imprenta Municipal, 1910
¿Cuál de los dos?, (novela corta) 1911
El tío Quico, 1911
Una lección de amores, 1911
Galerna Madrid : Renacimiento, 1911 (Col. Biblioteca popular) -Contiene: Galerna ; La gañanía ; Del camino ; Una letra de cambio-
¡Redención!, 1912
Bajo los mirtos, 1912
Del tiempo mozo, Madrid : Sucesores de Hernando, 1912
Los bárbaros, Madrid : Renacimiento, 1912, 224 p.
La ciudad de plomo, (novela) 1913
¡Pa mí que nieva! Barcelona, 1913
El místico : drama en cuatro actos y en prosa escrito en catalán por Santiago Rusiñol ; traducido al castellano por ..., Madrid : Sociedad de Autores Españoles, 1913
Encarnación, 1913
Puesta de sol, 1913
Sol de invierno, 1913
Mares de España, Madrid : Renacimiento, 1913
Los de abajo, 1913
Estrellita de Alba, (novela), 1914
El pasaporte amarillo, (novela), 1914
Malvarrosa, 1914
Caballería maleante, 1914
El crimen de ayer : drama en tres actos y en prosa / original de ..., Madrid : Sociedad General de Autores, 1915
Amor de artistas : comedia en cuatro actos y prosa / original de ..., Madrid : Sociedad General de Autores, 1915
Los irresponsables : drama en tres actos y en verso original de .... : Estrenado con extraordinario éxito en el teatro Español de Madrid, la noche del 27 de noviembre de 1890, Barcelona : Biblioteca "Teatro Mundial", 1915
Mi Venus, 1915
Luz, 1915
Entre dos luces, 1915
El idilio de Pedrín, 1915
El capitán Anselmo, 1915
El suicidio de Wherter : drama en cuatro actos y en verso original de ... : Estrenado con extraordinario aplauso la noche del 23 de febrero de 1888 en el Teatro de la Princesa, de Madrid, Barcelona : Biblioteca "Teatro Mundial", 1916
La Herencia, (novela), 1916
Garcés de Marsilla, (novela), 1916
Gente nueva, 1916
¡Quién fuera tú!, 1916
Interior, 1916
El Caudillo, (novela), 1916
Bajo los mirtos, Barcelona : Millá y Piñol, 1916
Juan José, (novela), 1917
Mujeres, (novela), 1917
Flor de espino, 1917
El crimen de ayer, Madrid : Prensa Popular, 1917
El señor feudal, Madrid : Prensa Popular, 1917
Sobrevivirse, Madrid : Prensa Popular, 1917 (Col. La Novela Teatral)
El lobo, Madrid : Prensa Popular, 1917
La vida que pasa, Madrid, 1917
La promesa. (Obra póstuma) : leyenda lírica-dramática en cinco jornadas, inspirada en un cuento de Gustavo A. Bécquer : Con el último autógrafo del autor, Madrid : Sucesores de Hernando, 1917
Paraíso perdido : (novela), Madrid : Hernando, 1917.
Conjunciones (cuento)
El cojito (cuento)
La desdicha de Juan (cuento)
Libertad (cuento)
Madroño (cuento)
Nochebuena (cuento)
Un idilio en una jaula (cuento)
Un triunfo más (cuento)
Reconocimientos
Tiene una calle dedicada en el barrio de la Ventilla y un colegio público cerca del metro Lucero, ambos en Madrid.5
Los Dicenta
La saga iniciada por Joaquín Dicenta (1862-1917) sería continuada de forma sustancial por dos ramas principales (pues ha quedado documentado su talante mujeriego).5 Por el lado de su hijo Joaquín Dicenta Alonso (1893-1967) —uno de los dos tenidos con Resurrección Alonso, cantante del Real—,8 se extendería luego en su nieto José Fernando Dicenta (1929-1984).
Por otro lado, de su unión con la actriz Consuelo Badillo, sería continuador Manuel Dicenta (1905-1974), padre a su vez de Daniel Dicenta (1937-2014), que se casó con la actriz Lola Herrera (1935), cuya hija sería Natalia Dicenta (1962). Otro hijo de un matrimonio tardío de Manuel, y en consecuencia medio hermano de Daniel Dicenta, sería Jacobo Dicenta, nacido en 1972 (dos años antes de la muerte de su padre).
- Notas
Se mencionan La Regencia, La Opinión', La Caricatura, La Iberia', El Imparcial, La Época, El Universal, El Mundo, La Opinión, El Heraldo de Madrid, Germinal, La esfera, La Correspondencia de España, El Globo, Vida Nueva, La Ilustración Obrera, La Avispa, Vida galante, Ahí va o Alma Española. Popularizó el seudónimo ‘Don Hermógenes’. Dirigió, asímismo La Democracia Social, Germinal y El País, y desde 1908 colaboró a diario en El Liberal.
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- Mensaje n°858
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
JOAQUÍN DICENTA
1) LUJURIA
Cuando murmuras con nervioso acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.
Cuando más que ceñir, romper intento
una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
Ni gloria , ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tú eres mi vida,
ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
¡ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío!...
2) DEL TRIUNFO
¡Cuánto sufrí y qué solo! Ni un amigo,
ni una mano leal que se tendiera
para estrechar la mía, ni siquiera
el placer de crearme un enemigo.
De mi abandono y mi dolor testigo,
de mi angustiosa vida compañera
fue una pobre mujer, una cualquiera,
que hambre, pena y dolor partió conmigo.
Y hoy que mi triunfo asegurado se haya,
tú, amigo por el éxito ganado,
me dices que la arroje de mi lado,
que una mujer así, denigra... ¡Calla!
con ella he padecido y he gozado:
El triunfo no autoriza a ser canalla.
JOAQUÍN DICENTA
1) LUJURIA
Cuando murmuras con nervioso acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.
Cuando más que ceñir, romper intento
una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
Ni gloria , ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tú eres mi vida,
ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
¡ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío!...
2) DEL TRIUNFO
¡Cuánto sufrí y qué solo! Ni un amigo,
ni una mano leal que se tendiera
para estrechar la mía, ni siquiera
el placer de crearme un enemigo.
De mi abandono y mi dolor testigo,
de mi angustiosa vida compañera
fue una pobre mujer, una cualquiera,
que hambre, pena y dolor partió conmigo.
Y hoy que mi triunfo asegurado se haya,
tú, amigo por el éxito ganado,
me dices que la arroje de mi lado,
que una mujer así, denigra... ¡Calla!
con ella he padecido y he gozado:
El triunfo no autoriza a ser canalla.
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- Mensaje n°859
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
JOAQUÍN DICENTA
3) AMOR
El amor es la vida, y la vida es amor;
engendra la locura y abre paso al delirio;
purgatorio de goces y cielo de martirio;
su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.
Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;
con puñales y flores hace ramos dorados...
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.
El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón...
Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;
el amor es la flecha que nos causa la muerte
y tiene el privilegio de la resurrección.
JOAQUÍN DICENTA
3) AMOR
El amor es la vida, y la vida es amor;
engendra la locura y abre paso al delirio;
purgatorio de goces y cielo de martirio;
su dolor es tan fuerte, que su dicha es dolor.
Va abriendo paraísos y cerrando ataúdes;
con puñales y flores hace ramos dorados...
Es el mayor pecado de todos los pecados,
y la virtud más grande de todas las virtudes.
El amor es el perfume, y el néctar, y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón...
Es débil como un niño, como un Hércules fuerte;
el amor es la flecha que nos causa la muerte
y tiene el privilegio de la resurrección.
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- Mensaje n°860
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
JOAQUÍN DICENTA
4) SED DE TUS OJOS
Sed de tus ojos en la mar me gana;
hay en ellos también olas de espuma,
rayo de cielo que se anega en bruma
al rompérsele el sueño, de mañana.
Dulce contento de la vida mana
del lago de tus ojos; si me abruma
mi sino de luchas, de ellos rezuma
lumbre que al cielo con la tierra hermana.
Voy al destierro del desierto oscuro,
lejos de tu mirada redentora,
que es hogar de mi hogar sereno y puro.
Voy a esperar de mi destino la hora;
voy acaso a morir a pie del muro
que ciñe al campo que mi patria implora.
JOAQUÍN DICENTA
4) SED DE TUS OJOS
Sed de tus ojos en la mar me gana;
hay en ellos también olas de espuma,
rayo de cielo que se anega en bruma
al rompérsele el sueño, de mañana.
Dulce contento de la vida mana
del lago de tus ojos; si me abruma
mi sino de luchas, de ellos rezuma
lumbre que al cielo con la tierra hermana.
Voy al destierro del desierto oscuro,
lejos de tu mirada redentora,
que es hogar de mi hogar sereno y puro.
Voy a esperar de mi destino la hora;
voy acaso a morir a pie del muro
que ciñe al campo que mi patria implora.
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- Mensaje n°861
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
Espera un poco Lluvia. No puedo creerme que un autor tan prolífico como Joaquín Dicenta tenga solamente 4 sonetos ( dos recogidos de García González; los otros dos de otras fuentes). tengo que irme ahora, pero quiero seguir buscando.
Última edición por Pascual Lopez Sanchez el Vie 12 Oct 2018, 00:52, editado 1 vez
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- Mensaje n°862
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
He repasado unas 20 páginas de internet con resultado infructuoso. Creo, insisto, que deben haber más sonetos... La obra de Joaquín Dicenta es ingente. Pero yo no he encontrado ningún soneto más. Puedes continuar, querida amiga.
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- Mensaje n°863
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
Pues si tú, no has encontrado más es que no hay más.
Gracias y sigo entonces.
Gracias y sigo entonces.
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“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
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- Mensaje n°864
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Biografía
(Aguadilla, 1867 - Nueva York, 1918) Poeta, político y abogado puertorriqueño. Aunque comenzó sus estudios en Mayagüez, José de Diego se trasladó tempranamente a España para estudiar en el Instituto Politécnico de Logroño. Pronto se despertaron en él las aficiones poéticas y la atracción por la política. A los catorce años de edad formaba parte del Comité Republicano Progresista de la ciudad riojana y enviaba sus primeras colaboraciones a La Semana Cómica de Madrid.
En la Universidad de Barcelona cursó la carrera de leyes. Por aquellos años fundó, con Ricardo J. Catarineau, el periódico La Universidad. En 1885, unos versos audazmente extremistas publicados en El Progreso de la capital española le valieron ingresar en la cárcel. Muchos de sus poemas son precisamente sobre temas políticos de su tiempo, dada la situación de las últimas colonias españolas en América, especialmente de Puerto Rico y Cuba.
Durante unas vacaciones en su país enfermó, y a causa de ello no pudo retornar a terminar sus estudios a España. Obtuvo, sin embargo, la licenciatura en derecho en la Universidad de La Habana, Cuba, en 1891. Su permanencia en esa isla le permitió entrar en contacto con la obra de José Martí.
En 1892 regresó a Puerto Rico nuevamente e ingresó en el bufete de Rosendo Matienzo Cintrón, en la ciudad de Mayagüez. Se estableció en Arecibo en 1893 y el 18 de enero de ese año fundó allí el bisemanario político La República. Junto a Luis Muñoz Rivera colaboró en 1897 en la fusión del Partido Autonomista y el Partido Liberal Español, que dirigía entonces Práxedes Mateo Sagasta. Cuando España otorgó la autonomía a Puerto Rico en 1898, ocupó la Subsecretaría de Gracia, Justicia y Gobernación.
Más adelante pasó a trabajar como magistrado de la Real Audiencia Territorial de Puerto Rico. En 1900 pasó a formar parte del Consejo Ejecutivo de Puerto Rico. Ocupó un escaño en la Cámara de Delegados en 1903. Al año siguiente, junto con Luis Muñoz Rivera y Rosendo Matienzo Cintrón, colaboró en la fundación del Partido Unión de Puerto Rico. Este partido abogaba por una solución definitiva para el estatus político del país; José de Diego se inclinaba enérgicamente por la independencia de Puerto Rico.
En 1907 fue nombrado presidente de la Cámara de Delegados, posición que ocuparía hasta 1917, cuando el cuerpo legislativo fue sustituido por la Cámara de Representantes. En su obra legislativa se destacan sus gestiones para la fundación del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de Mayagüez (en la actualidad conocido por el Recinto Universitario de Mayagüez). La colectividad del Partido Unión de Puerto Rico lo eligió presidente en 1914. Dos años más tarde decidió separarse del mismo debido a la resistencia dentro del partido a desarrollar la soberanía e independencia para el país.
Defendió entonces con igual vigor la independencia de Puerto Rico y la tradición hispana. Lo mejor de su elocuencia, de estirpe castelarina, lo consagró a la defensa del idioma español como lengua oficial de la enseñanza; se ganó así el apelativo de Caballero de la Raza. Realizó también una fuerte propaganda a favor del proyecto de la Unión Antillana; con ese propósito viajó a Cuba y a la República Dominicana. Dos años antes de su fallecimiento tuvo que pasar por la agonía de ver amputada su pierna derecha, para evitar la gangrena. Murió en Nueva York el 16 de julio de 1918.
Obras de José de Diego
La obra poética y en prosa de José de Diego es sumamente extensa. Publicó poemarios y artículos en la prensa española y puertorriqueña, además de estudios legales y de administración. Desde el punto de vista poético, José de Diego está considerado como uno de los precursores del modernismo en Puerto Rico. Escribió cuatro volúmenes de versos: Pomarrosas (1904), Jovillos (1916), Cantos de rebeldía (1916) y Cantos de pitirre (publicado póstumamente en 1949).
Jovillos nos muestra un vívido testimonio de los años juveniles de nuestro autor, transcurridos en la Ciudad Condal. En 1886-87, una temporada en su isla nativa y unos tempranos amores dieron como resultado la elegía A Laura, uno de sus poemas más logrados y en el que desborda su lirismo ante la pérdida de su amada. Esta composición (algo lastrada por la carga romántica) se propagó de forma inusitada por todo Puerto Rico y pronto convirtió a José de Diego en una especie de "clásico" vivo de las Letras antillanas.
Entre su obra jurídica se pueden mencionar La codificación administrativa: notas para un libro (1890) y El plebiscito puertorriqueño (1917). El tema de sus escritos, tanto en prosa como en verso, se enfoca hacia sus ideales de independencia del país, el proyecto de la unión antillana (que en el siglo XIX favorecían Ramón Emeterio Betances, Pachín Marín y José Martí, entre otros) y su lucha a favor de la institución obligatoria del español como lengua de la enseñanza en Puerto Rico.
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Biografía
(Aguadilla, 1867 - Nueva York, 1918) Poeta, político y abogado puertorriqueño. Aunque comenzó sus estudios en Mayagüez, José de Diego se trasladó tempranamente a España para estudiar en el Instituto Politécnico de Logroño. Pronto se despertaron en él las aficiones poéticas y la atracción por la política. A los catorce años de edad formaba parte del Comité Republicano Progresista de la ciudad riojana y enviaba sus primeras colaboraciones a La Semana Cómica de Madrid.
En la Universidad de Barcelona cursó la carrera de leyes. Por aquellos años fundó, con Ricardo J. Catarineau, el periódico La Universidad. En 1885, unos versos audazmente extremistas publicados en El Progreso de la capital española le valieron ingresar en la cárcel. Muchos de sus poemas son precisamente sobre temas políticos de su tiempo, dada la situación de las últimas colonias españolas en América, especialmente de Puerto Rico y Cuba.
Durante unas vacaciones en su país enfermó, y a causa de ello no pudo retornar a terminar sus estudios a España. Obtuvo, sin embargo, la licenciatura en derecho en la Universidad de La Habana, Cuba, en 1891. Su permanencia en esa isla le permitió entrar en contacto con la obra de José Martí.
En 1892 regresó a Puerto Rico nuevamente e ingresó en el bufete de Rosendo Matienzo Cintrón, en la ciudad de Mayagüez. Se estableció en Arecibo en 1893 y el 18 de enero de ese año fundó allí el bisemanario político La República. Junto a Luis Muñoz Rivera colaboró en 1897 en la fusión del Partido Autonomista y el Partido Liberal Español, que dirigía entonces Práxedes Mateo Sagasta. Cuando España otorgó la autonomía a Puerto Rico en 1898, ocupó la Subsecretaría de Gracia, Justicia y Gobernación.
Más adelante pasó a trabajar como magistrado de la Real Audiencia Territorial de Puerto Rico. En 1900 pasó a formar parte del Consejo Ejecutivo de Puerto Rico. Ocupó un escaño en la Cámara de Delegados en 1903. Al año siguiente, junto con Luis Muñoz Rivera y Rosendo Matienzo Cintrón, colaboró en la fundación del Partido Unión de Puerto Rico. Este partido abogaba por una solución definitiva para el estatus político del país; José de Diego se inclinaba enérgicamente por la independencia de Puerto Rico.
En 1907 fue nombrado presidente de la Cámara de Delegados, posición que ocuparía hasta 1917, cuando el cuerpo legislativo fue sustituido por la Cámara de Representantes. En su obra legislativa se destacan sus gestiones para la fundación del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de Mayagüez (en la actualidad conocido por el Recinto Universitario de Mayagüez). La colectividad del Partido Unión de Puerto Rico lo eligió presidente en 1914. Dos años más tarde decidió separarse del mismo debido a la resistencia dentro del partido a desarrollar la soberanía e independencia para el país.
Defendió entonces con igual vigor la independencia de Puerto Rico y la tradición hispana. Lo mejor de su elocuencia, de estirpe castelarina, lo consagró a la defensa del idioma español como lengua oficial de la enseñanza; se ganó así el apelativo de Caballero de la Raza. Realizó también una fuerte propaganda a favor del proyecto de la Unión Antillana; con ese propósito viajó a Cuba y a la República Dominicana. Dos años antes de su fallecimiento tuvo que pasar por la agonía de ver amputada su pierna derecha, para evitar la gangrena. Murió en Nueva York el 16 de julio de 1918.
Obras de José de Diego
La obra poética y en prosa de José de Diego es sumamente extensa. Publicó poemarios y artículos en la prensa española y puertorriqueña, además de estudios legales y de administración. Desde el punto de vista poético, José de Diego está considerado como uno de los precursores del modernismo en Puerto Rico. Escribió cuatro volúmenes de versos: Pomarrosas (1904), Jovillos (1916), Cantos de rebeldía (1916) y Cantos de pitirre (publicado póstumamente en 1949).
Jovillos nos muestra un vívido testimonio de los años juveniles de nuestro autor, transcurridos en la Ciudad Condal. En 1886-87, una temporada en su isla nativa y unos tempranos amores dieron como resultado la elegía A Laura, uno de sus poemas más logrados y en el que desborda su lirismo ante la pérdida de su amada. Esta composición (algo lastrada por la carga romántica) se propagó de forma inusitada por todo Puerto Rico y pronto convirtió a José de Diego en una especie de "clásico" vivo de las Letras antillanas.
Entre su obra jurídica se pueden mencionar La codificación administrativa: notas para un libro (1890) y El plebiscito puertorriqueño (1917). El tema de sus escritos, tanto en prosa como en verso, se enfoca hacia sus ideales de independencia del país, el proyecto de la unión antillana (que en el siglo XIX favorecían Ramón Emeterio Betances, Pachín Marín y José Martí, entre otros) y su lucha a favor de la institución obligatoria del español como lengua de la enseñanza en Puerto Rico.
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“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
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Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Ya viene
La desterrada vuelve, porque anhelan
dar música solemne a sus oídos
las tórtolas que vuelen de sus nidos
y las ideas que del alma vuelan.
Las muchedumbres fieras se revelan,
despiertan a su voz los oprimidos,
¡y vencerán indómitos y unidos
y los traerán los que por ella velan!
Con besos de oro y con fugaz sonrisa,
que viera tras de sí la llamarada,
la aurora de otro Siglo nos avisa:
la mar está gimiendo alborotada...
¡Libertad de mi alma!... ¡más aprisa!...
¡cuánto tarda en morir la madrugada!
Pan y vino
Surge, a un replique modulado en trino,
del misterio floral en que reposa,
la blanca Eucaristía, blanca rosa
emergente del cáliz purpurino.
La espiga recibió el Cuerpo Divino,
pero la vid su sangre generosa...
¡El trabajo y la lucha, en dolorosa
íntima comunión de pan y vino!
En el pecho del Cristo moribundo
la férrea pica se bañó de lumbre
y floreció como clavel de grana.
El pan sagrado es la salud del mundo;
pero, al subir del Gólgota a la cumbre...
¡El vino es la redención humana!
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Ya viene
La desterrada vuelve, porque anhelan
dar música solemne a sus oídos
las tórtolas que vuelen de sus nidos
y las ideas que del alma vuelan.
Las muchedumbres fieras se revelan,
despiertan a su voz los oprimidos,
¡y vencerán indómitos y unidos
y los traerán los que por ella velan!
Con besos de oro y con fugaz sonrisa,
que viera tras de sí la llamarada,
la aurora de otro Siglo nos avisa:
la mar está gimiendo alborotada...
¡Libertad de mi alma!... ¡más aprisa!...
¡cuánto tarda en morir la madrugada!
Pan y vino
Surge, a un replique modulado en trino,
del misterio floral en que reposa,
la blanca Eucaristía, blanca rosa
emergente del cáliz purpurino.
La espiga recibió el Cuerpo Divino,
pero la vid su sangre generosa...
¡El trabajo y la lucha, en dolorosa
íntima comunión de pan y vino!
En el pecho del Cristo moribundo
la férrea pica se bañó de lumbre
y floreció como clavel de grana.
El pan sagrado es la salud del mundo;
pero, al subir del Gólgota a la cumbre...
¡El vino es la redención humana!
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Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Dios y Satán
Hace algún tiempo que Satán impío
riñe con Dios en portentosa brega,
y a cada instante oscila la refriega
entre el uno y el otro poderío.
¡El globo -dice Dios- el globo es mío!
y al globo el diablo su derecho alega...
«¡Y el globo en tanto sin cesar navega
por el piélago inmenso del vacío!»
Sigan esos señores mis consejos;
déjense de batallas y locuras,
más propias de rapaces que de viejos.
Y no olviden, haciendo travesuras,
la fabulita de los dos conejos
sorprendidos de pronto por los curas.
Cosas divinas
Según dicen, de Dios son las esposas
las castísimas sores del convento,
y, se lo digo a Dios como lo siento:
¡tiene algunas esposas muy hermosas!
Pero suceden por desgracia cosas
en tal o cual divino casamiento,
que, francamente hablando, no las cuento
por si las leen niñas ruborosas.
A las monjas bonitas, sus afanes
consagra el capellán, y eso es un robo
que Dios tolera a semejantes canes.
Dicho lo cual comprenderá el más bobo,
que no dejan de ser los capellanes
representantes de El en nuestro globo.
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
Dios y Satán
Hace algún tiempo que Satán impío
riñe con Dios en portentosa brega,
y a cada instante oscila la refriega
entre el uno y el otro poderío.
¡El globo -dice Dios- el globo es mío!
y al globo el diablo su derecho alega...
«¡Y el globo en tanto sin cesar navega
por el piélago inmenso del vacío!»
Sigan esos señores mis consejos;
déjense de batallas y locuras,
más propias de rapaces que de viejos.
Y no olviden, haciendo travesuras,
la fabulita de los dos conejos
sorprendidos de pronto por los curas.
Cosas divinas
Según dicen, de Dios son las esposas
las castísimas sores del convento,
y, se lo digo a Dios como lo siento:
¡tiene algunas esposas muy hermosas!
Pero suceden por desgracia cosas
en tal o cual divino casamiento,
que, francamente hablando, no las cuento
por si las leen niñas ruborosas.
A las monjas bonitas, sus afanes
consagra el capellán, y eso es un robo
que Dios tolera a semejantes canes.
Dicho lo cual comprenderá el más bobo,
que no dejan de ser los capellanes
representantes de El en nuestro globo.
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Lluvia Abril- Administrador-Moderador
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Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
La confesión
Llegó Purita, y al mirarse ufana
junto al confesionario de rodillas,
besó del armatoste la rejillas
y los pliegues también de una sotana.
Aunque el frío tenaz de la mañana
le dejó las mejillas amarillas,
subieron, poco a poco, a sus mejillas
candentes olas de color de grana.
Alguna cosa por demás oscura
debió mediar en el sagrado nido
entre el ministro y la inocente Pura,
pues gritaron con tono enfurecido:
-«¡Se lo diré al obispo, señor cura!»-
-«¡También se lo diré yo a su marido!»-
A un perseguido
¡Ah, desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece:
Haz como el árbol seco: reverdece;
y como el germen enterrado: late!
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
y como el mar contra la roca: ¡abate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡revuélvete! ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
o como el toro que no muge: ¡embiste!
Pues concluido este autor, cuando quieras puedes continuar con el que ahora te corresponde, querido Pascual.
Diego, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Gran hispanófilo. Estudió en España. Fue presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico y decidido propagandista de la independencia de su país.
La confesión
Llegó Purita, y al mirarse ufana
junto al confesionario de rodillas,
besó del armatoste la rejillas
y los pliegues también de una sotana.
Aunque el frío tenaz de la mañana
le dejó las mejillas amarillas,
subieron, poco a poco, a sus mejillas
candentes olas de color de grana.
Alguna cosa por demás oscura
debió mediar en el sagrado nido
entre el ministro y la inocente Pura,
pues gritaron con tono enfurecido:
-«¡Se lo diré al obispo, señor cura!»-
-«¡También se lo diré yo a su marido!»-
A un perseguido
¡Ah, desgraciado si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece:
Haz como el árbol seco: reverdece;
y como el germen enterrado: late!
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
y como el mar contra la roca: ¡abate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡revuélvete! ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
o como el toro que no muge: ¡embiste!
Pues concluido este autor, cuando quieras puedes continuar con el que ahora te corresponde, querido Pascual.
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Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°868
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego Pardo, J. I. de
Puerto Rico. Siglo XIX - XX
Sancho Panza
Este pobre mortal de cada día,
estrecho en todo, menos en cintura,
lleva una flor de aguda picardía
completando su genio y su figura.
Consiste su idealismo y su alegría
en saber que la cena está segura,
y es la enana y mordaz filosofía
la que cuadra mejor a su estatura.
No hay gafas que se ajusten a su vista;
su condición, es mucho lo que dista
de Don Quijote,, su señor y amigo...
Y es tan mezquina su mundana idea,
que hasta su propia inspiración voltea
sobre el punto de apoyo del ombligo.
Esto es lo que hay. Por tanto, Lluvia, adelante.
Diego Pardo, J. I. de
Puerto Rico. Siglo XIX - XX
Sancho Panza
Este pobre mortal de cada día,
estrecho en todo, menos en cintura,
lleva una flor de aguda picardía
completando su genio y su figura.
Consiste su idealismo y su alegría
en saber que la cena está segura,
y es la enana y mordaz filosofía
la que cuadra mejor a su estatura.
No hay gafas que se ajusten a su vista;
su condición, es mucho lo que dista
de Don Quijote,, su señor y amigo...
Y es tan mezquina su mundana idea,
que hasta su propia inspiración voltea
sobre el punto de apoyo del ombligo.
Esto es lo que hay. Por tanto, Lluvia, adelante.
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NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
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Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
Diego y Benítez, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Abogado, Periodista y poeta. Hallado en Internet.
En la brecha
Oh desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece;
haz como el árbol seco: Reverdece;
y como el germen enterrado: Late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
y como el mar contra la roca: ¡Bate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
o como el toro que no muge: ¡Embiste!
Pan y vino
Surge, a un replique modulado en trino,
del misterio floral en que reposa,
la blanca Eucaristía, blanca rosa
emergente del Cáliz purpurino
La espiga recibió el Cuerpo Divino,
pero la vid su sangre generosa...
¡El trabajo y la lucha, en dolorosa
íntima comunión de pan y vino!
En el pecho del Cristo moribundo
la férrea pica se baño de lumbre
y floreció como clavel de grana.
El pan sagrado es la salud del mundo;
pero, el subir del Gólgota a la cumbre...
¡El vino es la redención humana!
Cuando quieras puedes continuar, querido Pascual.
Diego y Benítez, José de
Aguadilla (Puerto Rico). 1866 - 1918
Abogado, Periodista y poeta. Hallado en Internet.
En la brecha
Oh desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece;
haz como el árbol seco: Reverdece;
y como el germen enterrado: Late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece...
Haz como el río con la lluvia: ¡Crece!
y como el mar contra la roca: ¡Bate!
De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡Muge!
o como el toro que no muge: ¡Embiste!
Pan y vino
Surge, a un replique modulado en trino,
del misterio floral en que reposa,
la blanca Eucaristía, blanca rosa
emergente del Cáliz purpurino
La espiga recibió el Cuerpo Divino,
pero la vid su sangre generosa...
¡El trabajo y la lucha, en dolorosa
íntima comunión de pan y vino!
En el pecho del Cristo moribundo
la férrea pica se baño de lumbre
y floreció como clavel de grana.
El pan sagrado es la salud del mundo;
pero, el subir del Gólgota a la cumbre...
¡El vino es la redención humana!
Cuando quieras puedes continuar, querido Pascual.
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se acaba la diversión”.
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"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
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Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
- Mensaje n°870
Re: III SONETOS : INTRODUCCIÓN - HISTORIA - ESTRUCTURA POÉTICA - SELECCIÓN DE SONETOS EN CASTELLANO
SIGLO XIX
DILIO
Cuba. Siglo XIX
A ella
Nació en el seno de tranquilos mares
una virgen de faz encantadora,
la que aparece al despuntar la aurora
entre frondosas ceibas y palmares;
de lirios, azucenas y azahares
primavera gentil su sien decora;
su porvenir inconsolable llora
la linfa del poético Almendares.
Cubren su cielo tenebrosas brumas,
inclina mustia la tan pura frente,
y la sangre del mártir inocente
mancha su lecho virginal de espumas,
por eso triste y abatida vive
a las orillas de la mar caribe.
(No encuentro absolutamente nada más de él. Puedes seguir Lluvia, cuando quieras.)
DILIO
Cuba. Siglo XIX
A ella
Nació en el seno de tranquilos mares
una virgen de faz encantadora,
la que aparece al despuntar la aurora
entre frondosas ceibas y palmares;
de lirios, azucenas y azahares
primavera gentil su sien decora;
su porvenir inconsolable llora
la linfa del poético Almendares.
Cubren su cielo tenebrosas brumas,
inclina mustia la tan pura frente,
y la sangre del mártir inocente
mancha su lecho virginal de espumas,
por eso triste y abatida vive
a las orillas de la mar caribe.
(No encuentro absolutamente nada más de él. Puedes seguir Lluvia, cuando quieras.)
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NETANYAHU ASESINO
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