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Luis Palés Matos
Luis Palés Matos fue un escritor nacido en Guayama, Puerto Rico, el 20 de marzo del año 1898 y fallecido en la misma ciudad el 23 de febrero de 1959. Como también fue el caso de otros hombres de letras, provenía de una familia donde la educación era una prioridad, y esto se reflejó en su completa formación, que le permitió comenzar a publicar sus obras cuando era apenas un adolescente. Su visión de la literatura fue siempre muy amplia e intentó absorber cuanto arte pudiera encontrar en el legado de los grandes autores internacionales. En el aspecto laboral, su vida fue poco ordenada, y no siempre estuvo relacionada con su vocación, ya que por un lado colaboró con revistas y periódicos (a veces ocupando puestos directivos) y por el otro desempeñó diversos cargos administrativos. Cabe mencionar que otros de sus intereses fueron la actuación, que representó una de sus tantas fuentes de ingresos, y la política.
Con respecto a su obra, su nombre se encuentra ligado al movimiento diepalista, que promovía una poesía donde predominaran los tintes musicales. Entre los poemas de su autoría, se encuentra “Danza negra", que pertenece a la producción de la segunda mitad de su vida, cuando a través de sus intervenciones en el gobierno comenzó a teñir su poesía con matices sociales, sin perder su identidad.
Algunos poemas de Luis Palés Matos:
A GLORIA MARÍA MADRAZO
Cuando puedas leer lo que hoy te escribo,
ya yo estaré muy lejos
por remotos caminos,
en el último viaje sin regreso...
Para entonces te digo:
toma a tu hermosa madre de modelo;
ella es aire y es luz y es melodía,
y es levedad, ternura y sentimiento.
De su mano, ligera cual la nube,
alada como el céfiro,
irás por claros mundos de armonía,
azules mundos de quimera y sueño.
Y toma de tu padre
su gran bondad de corazón abierto,
su generoso espíritu de lucha
que infunde un goce límpido al esfuerzo.
DANZA NEGRA
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.
Es la danza negra de Fernando Poo.
El cerdo en el fango gruñe: pru-pru-prú.
El sapo en la charca sueña: cro-cro-cró.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
Rompen los junjunes en furiosa u.
Los gongos trepidan con profunda o.
Es la raza negra que ondulando va
en el ritmo gordo del mariyandá.
Llegan los botucos a la fiesta ya.
Danza que te danza la negra se da.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
Pasan tierras rojas, islas de betún:
Haití, Martinica, Congo, Camerún;
las papiamentosas antillas del ron
y las patualesas islas del volcán,
que en el grave son
del canto se dan.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.
Es la danza negra de Fernando Poo.
El alma africana que vibrando está
en el ritmo gordo del mariyandá.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
PRELUDIO EN BORICUA
Tuntún de pasa y grifería
y otros parejeros tuntunes.
Bochinche de ñañiguería
donde sus cálidos betunes
funde la congada bravía.
Con cacareo de maraca
y sordo gruñido de gongo,
el telón isleño destaca
una aristocracia macaca
a base de funche y mondongo.
Al solemne papalúa haitiano
opone la rumba habanera
sus esguinces de hombro y cadera,
mientras el negrito cubano
doma la mulata cerrera.
De su bachata por las pistas
vuela Cuba, suelto el velamen,
recogiendo en el caderamen
su áureo niágara de turistas.
(Mañana serán accionistas
de cualquier ingenio cañero
y cargarán con el dinero...)
Y hacia un rincón -solar, bahía,
malecón o siembre de cañas-
bebe el negro su pena fría
alelado en la melodía
que le sale de las entrañas.
Jamaica, la gorda mandinga,
reduce su lingo a gandinga.
Santo Domingo se endominga
y en cívico gesto imponente
su numen heroico respinga
con cien odas al Presidente.
Con su batea de ajonjolí
y sus blancos ojos de magia
hacia el mercado viene Haití.
Las antillas barloventeras
pasan tremendas desazones,
espantándose los ciclones
con matamoscas de palmeras.
¿Y Puerto Rico? Mi isla ardiente,
para ti todo ha terminado.
En el yermo de un continente,
Puerto Rico, lúgubremente,
bala como un cabro estofado.
Tuntún de pasa y grifería,
este libro que va a tus manos
con ingredientes antillanos
compuse un día...
... y en resumen, tiempo perdido,
que me acaba en aburrimiento.
Algo entrevisto o presentido,
poco realmente vivido
y mucho de embuste y de cuento.
PUEBLO
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
Aquel viejo notario que se pasa los días
en su mínima y lenta preocupación de rata;
este alcalde adiposo de grande abdomen vacuo
chapoteando en su vida tal como en una salsa;
aquel comercio lento, igual, de hace diez siglos;
estas cabras que triscan el resol de la plaza;
algún mendigo, algún caballo que atraviesa
tiñoso, gris y flaco, por estas calles anchas;
la fría y atrofiante modorra del domingo
jugando en los casinos con billar y barajas;
todo, todo el rebaño tedioso de estas vidas
en este pueblo viejo donde no ocurre nada,
todo esto se muere, se cae, se desmorona,
a fuerza de ser cómodo y de estar a sus anchas.
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo!
Sobre estas almas simples, desata algún canalla
que contra el agua muerta de sus vidas arroje
la piedra redentora de una insólita hazaña...
Algún ladrón que asalte ese banco en la noche,
algún Don Juan que viole esa doncella casta,
algún tahur de oficio que se meta en el pueblo
y revuelva estas gentes honorables y mansas.
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
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Luis Palés Matos
Luis Palés Matos fue un escritor nacido en Guayama, Puerto Rico, el 20 de marzo del año 1898 y fallecido en la misma ciudad el 23 de febrero de 1959. Como también fue el caso de otros hombres de letras, provenía de una familia donde la educación era una prioridad, y esto se reflejó en su completa formación, que le permitió comenzar a publicar sus obras cuando era apenas un adolescente. Su visión de la literatura fue siempre muy amplia e intentó absorber cuanto arte pudiera encontrar en el legado de los grandes autores internacionales. En el aspecto laboral, su vida fue poco ordenada, y no siempre estuvo relacionada con su vocación, ya que por un lado colaboró con revistas y periódicos (a veces ocupando puestos directivos) y por el otro desempeñó diversos cargos administrativos. Cabe mencionar que otros de sus intereses fueron la actuación, que representó una de sus tantas fuentes de ingresos, y la política.
Con respecto a su obra, su nombre se encuentra ligado al movimiento diepalista, que promovía una poesía donde predominaran los tintes musicales. Entre los poemas de su autoría, se encuentra “Danza negra", que pertenece a la producción de la segunda mitad de su vida, cuando a través de sus intervenciones en el gobierno comenzó a teñir su poesía con matices sociales, sin perder su identidad.
Algunos poemas de Luis Palés Matos:
A GLORIA MARÍA MADRAZO
Cuando puedas leer lo que hoy te escribo,
ya yo estaré muy lejos
por remotos caminos,
en el último viaje sin regreso...
Para entonces te digo:
toma a tu hermosa madre de modelo;
ella es aire y es luz y es melodía,
y es levedad, ternura y sentimiento.
De su mano, ligera cual la nube,
alada como el céfiro,
irás por claros mundos de armonía,
azules mundos de quimera y sueño.
Y toma de tu padre
su gran bondad de corazón abierto,
su generoso espíritu de lucha
que infunde un goce límpido al esfuerzo.
DANZA NEGRA
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.
Es la danza negra de Fernando Poo.
El cerdo en el fango gruñe: pru-pru-prú.
El sapo en la charca sueña: cro-cro-cró.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
Rompen los junjunes en furiosa u.
Los gongos trepidan con profunda o.
Es la raza negra que ondulando va
en el ritmo gordo del mariyandá.
Llegan los botucos a la fiesta ya.
Danza que te danza la negra se da.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
Pasan tierras rojas, islas de betún:
Haití, Martinica, Congo, Camerún;
las papiamentosas antillas del ron
y las patualesas islas del volcán,
que en el grave son
del canto se dan.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.
Es la danza negra de Fernando Poo.
El alma africana que vibrando está
en el ritmo gordo del mariyandá.
Calabó y bambú.
Bambú y calabó.
El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.
La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.
PRELUDIO EN BORICUA
Tuntún de pasa y grifería
y otros parejeros tuntunes.
Bochinche de ñañiguería
donde sus cálidos betunes
funde la congada bravía.
Con cacareo de maraca
y sordo gruñido de gongo,
el telón isleño destaca
una aristocracia macaca
a base de funche y mondongo.
Al solemne papalúa haitiano
opone la rumba habanera
sus esguinces de hombro y cadera,
mientras el negrito cubano
doma la mulata cerrera.
De su bachata por las pistas
vuela Cuba, suelto el velamen,
recogiendo en el caderamen
su áureo niágara de turistas.
(Mañana serán accionistas
de cualquier ingenio cañero
y cargarán con el dinero...)
Y hacia un rincón -solar, bahía,
malecón o siembre de cañas-
bebe el negro su pena fría
alelado en la melodía
que le sale de las entrañas.
Jamaica, la gorda mandinga,
reduce su lingo a gandinga.
Santo Domingo se endominga
y en cívico gesto imponente
su numen heroico respinga
con cien odas al Presidente.
Con su batea de ajonjolí
y sus blancos ojos de magia
hacia el mercado viene Haití.
Las antillas barloventeras
pasan tremendas desazones,
espantándose los ciclones
con matamoscas de palmeras.
¿Y Puerto Rico? Mi isla ardiente,
para ti todo ha terminado.
En el yermo de un continente,
Puerto Rico, lúgubremente,
bala como un cabro estofado.
Tuntún de pasa y grifería,
este libro que va a tus manos
con ingredientes antillanos
compuse un día...
... y en resumen, tiempo perdido,
que me acaba en aburrimiento.
Algo entrevisto o presentido,
poco realmente vivido
y mucho de embuste y de cuento.
PUEBLO
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
Aquel viejo notario que se pasa los días
en su mínima y lenta preocupación de rata;
este alcalde adiposo de grande abdomen vacuo
chapoteando en su vida tal como en una salsa;
aquel comercio lento, igual, de hace diez siglos;
estas cabras que triscan el resol de la plaza;
algún mendigo, algún caballo que atraviesa
tiñoso, gris y flaco, por estas calles anchas;
la fría y atrofiante modorra del domingo
jugando en los casinos con billar y barajas;
todo, todo el rebaño tedioso de estas vidas
en este pueblo viejo donde no ocurre nada,
todo esto se muere, se cae, se desmorona,
a fuerza de ser cómodo y de estar a sus anchas.
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo!
Sobre estas almas simples, desata algún canalla
que contra el agua muerta de sus vidas arroje
la piedra redentora de una insólita hazaña...
Algún ladrón que asalte ese banco en la noche,
algún Don Juan que viole esa doncella casta,
algún tahur de oficio que se meta en el pueblo
y revuelva estas gentes honorables y mansas.
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
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Última edición por Pedro Casas Serra el Dom Mayo 29, 2022 3:51 am, editado 1 vez
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