SONETOS
SIGLO XX
LUIS ÁLVAREZ PIÑER -(ANEXO)
Gijón. Asturias. 1.910 – Madrid. 1.999
Premio Nacional de Poesía 1.991
BIOGRAFÍA
Álvarez Piñer, Luis. Gijón (Asturias), 10.II.1910 – Madrid, 26.VII.1999. Poeta.
Su infancia transcurre en Gijón y en Vigo durante dos años, ciudad esta última adonde se traslada con su familia, ya que su padre trabajaba en las oficinas de una compañía naviera. Regresa a Gijón, y, a los catorce años, en el curso 1924-1925, conoce a su profesor de Literatura del Instituto Jovellanos, el poeta Gerardo Diego. Con él fue secretario y administrador de la revista Carmen mientras ésta existió efímeramente entre 1927 y 1928, y con él continuó su amistad cuando éste marchó de Gijón en 1930, aunque la distancia fue enfriando lentamente las relaciones, aspecto que es posible entrever cuando Piñer reseña en una revista de Gijón la Antología de la poesía española de Gerardo Diego al salir la primera edición en 1932. Sin embargo, tras la Guerra Civil reanudaron una confortadora correspondencia.
Desde el otoño de 1926 cursa simultáneamente las carreras de Derecho en Oviedo y de Filosofía y Letras en Madrid.
Piñer fue poeta creacionista, fiel discípulo de Gerardo Diego y sus poemas de antes de la Guerra Civil contienen y expresan una interesante versión de este vanguardismo, en los que es posible apreciar la independencia del joven discípulo, admirador y seguidor de los otros grandes poetas creacionistas, Juan Larrea y, más a lo lejos, Vicente Huidobro. Antes de la Guerra Civil tan sólo publicó algunos poemas en revistas, uno en Carmen, en 1928, y dos en Meseta de Valladolid, en 1928 y en 1929, y un libro en 1936 con el título de Suite alucinada. Poemas.
Tras la Guerra Civil, y por sus simpatías con los partidos de izquierdas y los círculos obreristas gijoneses y su participación en la Administración republicana como secretario de Propaganda del Consejo de Asturias y León, fue condenado a muerte, indultado y recluido en diversos campos de concentración y varias cárceles. Los años de posguerra son muy duros, ya que sufre, desde el punto de vista literario, el olvido más absoluto, y desde el punto de vista laboral, un sinfín de incidencias, ceses y expulsiones que se suceden en Orense, adonde se ha trasladado al terminar la guerra, y, ya en la década de los cincuenta, en Madrid, donde consigue instalarse definitivamente con su familia en 1955, tras una etapa en la que su vida laboral es de lo más accidentado: en Orense había sido profesor de Literatura en un colegio privado, el Cardenal Cisneros, y locutor de Radio Orense, y en Puebla de Sanabria, agrimensor del Catastro; en Madrid, empresario de variedades de un modesto teatro, entre otras diversas ocupaciones. Se había casado en 1947 con María Teresa Martínez y habían tenido, en 1949, una hija, Maite.
Su rescate del olvido literario, no llegará hasta muchos años más tarde, ya en la década de los noventa, cuando muchos de su generación habían muerto. Y lo hace con una obra digna, llena de destellos estéticos de notable singularidad, que se conoce en España a partir de 1990, cuando se publica su volumen de versos titulado En resumen 1927-1988, que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1991. Cuatro años después, una recopilación de toda su obra aparece con el título de Poesía. En ella recoge el libro de 1936, y las series En un largo silencio, correspondiente a los años 1936-1966; El puente, de 1967-1970, y Primavera distraída-Los consejos del viento, de 1971 a 1980.
El volumen se cierra con el libro Silencio roto, que recopila la poesía escrita entre 1984 y 1993.
A partir de ese momento, Piñer se convierte en un auténtico descubrimiento, y el poeta oculto, el poeta que se conocía tan sólo de referencias a través de las menciones de Gerardo Diego, vive una efímera pero merecida notoriedad que sólo cierra su muerte en 1999. La edición de Juan Manuel Díaz de Guereñu del libro Memoria de Gerardo Diego. De los cuadernos de Luis Á. Piñer, colección de textos extraídos de tales “cuadernos” —como reza el subtítulo del libro—, contiene manifestaciones orales del poeta Piñer en torno a su admirado y querido maestro. El valor y el sentido de su relación con el poeta de Santander se verán sustancialmente enriquecidos, en 2001, con la publicación de las Cartas (1927-1984) cruzadas entre ambos poetas.
Muy cercano a Gerardo Diego, forja, sin embargo, un creacionismo muy personal, en el que confluyen la brillantez de las imágenes insólitas con un notable sentimiento espiritualista, intimista. Desde el punto de vista formal, Piñer conserva elementos tradicionales (isosilabismo, rima) mientras apuesta por el poema distendido, del que desaparecen los signos de puntuación.
El predominio de la imagen marca el campo significativo de sus poemas en toda su producción. Piñer multiplica las asociaciones semánticas y utiliza elementos relacionados de forma rupturista que se entrelazan con símiles y metáforas basadas en la contemplación directa de un mundo autónomo, como autónomas son prácticamente todas las representaciones que van dibujando de forma plástica y desarticulada y mostrando su ortodoxia de poeta creacionista pleno.
Obras de: En resumen 1927-1998, ed. de J. M. Díaz de Guereñu, Valencia; Suite alucinada. Poemas, Oviedo, Imprenta Sucesores Ojanguren, 1936 (Valencia, Pre-Textos, 1990); Tres ensayos de teoría. 1940-1945, pról. y ed. de J. M. Díaz de Guereñu, Valencia, Pre-Textos, 1992; Poesía, ed. de J. M. Díaz de Guereñu, Valencia, Pre-Textos, 1995; Memoria de Gerardo Diego, De los cuadernos de Luis Á. Piñer, ed. de J. M. Díaz de Guereñu, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 1999.
Bibl.: J. M. Díaz de Guereñu, “Luis Álvarez Piñer, poeta en terreno enemigo”, en R. Pérez (ed.), Estudios de Lengua y Literatura, Bilbao, Universidad de Deusto, 1988, págs. 175-189; “Luis Álvarez Piñer: las razones del poeta”, en Mundaiz, 41 (1991), págs. 51-57; “Un secreto a los aires entregado: la poesía de Luis Á. Piñer”, en Letras de Deusto, 64 (1994), págs. 9-27; A. García Ortega, “El poeta en silencio”, en Letra Internacional, 44 (1996), págs. 74-75; F. Aramburu, “Luis Álvarez Piñer, el poeta que fue secreto”, en Mundaiz, 51 (1996), págs. 105- 112; C. Aurtenetxe, “De esta palabra que ya es nuestra (Luis Álvarez Piñer al fin entre nosotros)”, en Ínsula, 595-596 (1996), págs. 23-25; J. M. Díaz de Guereñu, “Gerardo Diego y Luis Álvarez Piñer: estancias de la poesía”, en Diálogo de la Lengua, 3 (1998), págs. 109-127; F. J. Díez de Revenga, “Luis Álvarez Piñer y su memoria de Gerardo Diego”, en Residencia, 8 (1999), págs. 28-29; J. M. Díaz de Guereñu, “La ‘parte de luz’ del poeta: Notas de lectura de Luis Á. Piñer”, en Mundaiz, 58 (1999), págs. 71-72; E. Serrano Asenjo, “Una elegía creacionista de Luis A. Piñer: ‘La hora más oscura’”, en Ínsula, 642 (2000), págs. 27-29; J. M. Díaz de Guereñu, “Altazor en descenso: un homenaje de Luis A. Piñer”, en Ínsula, 642 (2000), págs. 30-32; F. J. Díez de Revenga, “Gerardo Diego, Piñer y el creacionismo”, en Rey Lagarto, 46-47 (2001), págs. 11-13; J. M. Díaz de Guereñu, “Del fervor al naufragio. La poesía en las cartas de Diego a Piñer”, en G. Morelli (ed.), Epistolarios del 27: el estado de la cuestión, Viareggio-Luca, Mauro Baroni, 2001, págs. 181-190; Poetas creacionistas españoles, Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 2001; F. J. Díez de Revenga, “Luis A. Piñer y Gerardo Diego. Cartas (1927- 1984)”, en Estudios Humanísticos, 24 (2002), págs. 420-422.
Por: Francisco Javier Díez de Revenga
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