Lao-Tse
Lao-Tse,1 también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio2 (en chino simplificado y tradicional, 老子; pinyin, lǎozǐ, literalmente ‘viejo maestro’), es una personalidad china cuya existencia histórica se debate. Se le considera uno de los filósofos más relevantes de la civilización china. La tradición china establece que vivió en el siglo VI a. C., pero muchos eruditos modernos argumentan que puede haber vivido aproximadamente en el siglo IV a. C., durante el período de las Cien escuelas del pensamiento y de los Reinos Combatientes. Se le atribuye haber escrito el Dào Dé Jing (o Tao Te Ching), obra esencial del taoísmo. De acuerdo con este libro, el tao (o dao, ‘camino’) puede verse como el cambio permanente y este es la verdad universal. Dentro de las dudas sobre la existencia de Lao-Tse y sobre la época en la que vivió, se cree que pudo ser contemporáneo de Confucio.3
A pesar de que en otros casos hay una transmisión impresionante en cuanto a narraciones, crónicas y listas minuciosas de gobernantes, funcionarios y otras personalidades relevantes de la antigua China, sobre Lao-Tse no se sabe casi nada. Las fuentes que más tempranamente lo mencionan, lo hacen a través de anécdotas y leyendas, entre ellas, una historia sobre él en la obra de Zhuangzi (Chuang -Tzu) Nan hua zhen jing (南華真經, literalmente: ‘libro verdadero de la florescencia [cultural] del sur’). La primera fuente histórica o biográfica se encuentra en las Memorias históricas de Sima Qian del siglo I a. C.; sin embargo, él mismo escribe que sus fuentes y materiales serían muy inseguros y que ha encontrado afirmaciones muy contradictorias sobre Lao-Tse. Por ello, se ha sostenido que no es seguro que Lao-Tse haya vivido realmente alguna vez.
Lao-Tse (老子) es un título honorífico compuesto de dos sinogramas: el primero (老 lǎo) significa ‘anciano’, y el segundo (子 zǐ) es un antiguo título de respeto reservado a eruditos virtuosos.4Algunas historias relatan que su nombre propio era Ĕr, su apellido Lĭ (su nombre completo sería Lĭ Ĕr, 李耳) y su nombre de cortesía Boyang (伯陽). Dān es un nombre póstumo por lo que también es llamado Lao Dan (老聃).567
Existen varias transcripciones al alfabeto latino. En español es muy utilizada la adaptación tradicional Lao-Tse (con las variantes Lao-Tsé, LaoTse, Lao Tse, etc.), similar a la transcripción francesa Lao Tseu y a la transcripción Wade Giles británica Lao Tzu. Laozi (técnicamente Lǎozǐ) es la transcripción por el sistema pinyin, oficial en China, Taiwán y en la ONU, por ello esta forma es cada vez más utilizada, especialmente en otros idiomas europeos. Finalmente, la adaptación Laocio,8 aunque infrecuente, es la más coherente con los nombres de otros filósofos chinos con el título de «zi» como Confucio y Mencio.
Durante la Dinastía T'ang (618-907) fue honrado como antepasado de esta, puesto que las religiones taoístas afines a la dinastía T'ang relacionaron el apellido de la familia reinante con el nombre póstumo atribuido a Lao-Tse (Lao-Tang), pero esa visión no era compartida por los sectores taoístas opositores a la monarquía, como lo eran los taoístas filosóficos de las sociedades secretas. Las clases gobernantes de ese período le atribuyeron a Lao-Tse el título de Taishang Xuanyuan Huangdi, que significa ‘misterioso y primordial emperador supremo’. Xuanyuan y Huangdi son el nombre propio y el título del Emperador Amarillo.
En la mitad del siglo XX, se llegó a un consenso entre los estudiosos que la historicidad de la persona conocida como Lao-Tse es dudosa y que el Tao Te Ching fue "una recopilación de refranes taoístas hecho por muchas manos".12 Alan Watts instó a tener mayor cautela, sosteniendo que este punto de vista era parte de una tendencia académica hacia el escepticismo sobre las figuras religiosas y espirituales históricas, y diciendo que por años, o tal vez nunca, se podrá saber suficiente para poder emitir adecuadamente juicios de este tipo.13
Poco se conoce acerca de la vida de Lao-Tse. Tanto su existencia histórica, como su autoría del Dào Dé Jing, son objeto de controversia. Sin embargo, se convirtió en un importante héroe cultural para generaciones del pueblo chino. La tradición asegura que nació bajo un ciruelo en una aldea de la prefectura de Ku (苦縣 Kǔ Xiàn) del estado de Chǔ (楚), actualmente distrito de Lùyì (鹿邑) de la provincia de Henan, durante los últimos años del Período de Período de Primaveras y Otoños, y tuvo como primer nombre Li-Er (orejas de ciruelo), aunque otras versiones sostienen que él era Po Yang-Li, proveniente de una familia de pescadores.1415Algunas leyendas sostienen que la gestación de Laozi requirió 81 años (la cantidad de capítulos que tiene su obra Tao Te King) y cuando por fin nació, ya tenía el cabello blanco, arrugas en su rostro ―propias de un anciano― y unas peculiares orejas grandes que le valieron su primer nombre 李耳 Lǐ Ěr (orejas de ciruelo).
Conforme a la tradición, y a una biografía incluida en la obra de Sima Qian, Lao-Tse fue contemporáneo de Confucio (Kongzi), aunque mayor que él, y trabajó como archivista en la Biblioteca Imperial de la corte de la Dinastía Zhou. Por intención o accidente, cuando Confucio se dirigía a leer los rollos de la biblioteca lo encontró en Zhou, cerca de la moderna Luoyang. De acuerdo con estas historias, Confucio y Laozi discutieron durante meses sobre el ritual y lo apropiado, cimientos del confucianismo. Laozi se oponía a lo que consideraba prácticas vacías, y la leyenda taoísta sostiene que estas discusiones fueron más provechosas para Confucio que para el contenido de la biblioteca.
En otro relato, Lao-Tse era otro contemporáneo de Confucio, titulado Lao Laizi (老 莱 子) y escribió un libro en 15 partes. En un tercer relato, era el astrólogo de la corte, Lao Dan, que vivió en el siglo IV a. C. durante el reinado del duque Xian de Qin.1617 El texto más antiguo del Tao Te Ching hasta ahora recuperado fue escrito en hojas de bambú y data de finales del siglo IV a. C.18
Lao-Tse renunció luego a su puesto, quizás por la decreciente autoridad de la corte Zhou. Algunos relatos sostienen que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua, a través del estado de Qin. Cuando llegó al paso de Shanggu, el guardián ―al que una fuente llama Yinji y otra Luanyin― reconoció al ilustre filósofo. Le suplicó que se quedase un año en su casa antes de marcharse al destierro, y que escribiese un libro exponiendo su doctrina. El maestro se dejó convencer, escribiendo el Tao Te King. Hasta entonces, Laozi solamente había propagado su filosofía de manera oral. Después marchó hacia el oeste, adentrándose en el país de los bárbaros, donde su rastro se perdió para siempre.
Algunas de las controversias modernas sobre su vida incluyen:
La discusión con Confucio, que pudo haber sido inventada por los taoístas para hacer que su escuela filosófica apareciese como superior al confucianismo.
El autor real del Tao Te King (o Dao De Jing) podría haber creado un personaje ficticio para que el origen del texto pareciese más misterioso, haciéndolo entonces más fácil de popularizar.
Se ha discutido que Laozi podría ser un seudónimo de Dan, Prefecto de los Grandes Escribas (Tài Shǐ Dàn, 太史儋); o de un anciano de Lai, una prefectura del estado de Qi (齊); o alguna otra persona de existencia histórica.
Su famosa obra, el Dàodé jīng, ha tenido enorme influencia en China. Es un tratado místico que cubre muchas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas de buen gobierno.
Laozi enfatiza el tao (también conocido como dao, traducido usualmente como ‘el camino’), y expande su significado para abarcar el orden innombrable, inmanente, del universo. Destaca el concepto de wei-wu-wei (‘acción a través de la inacción’), que no significa permanecer inmóvil sin hacer nada, sino evitar las intenciones explícitas y la voluntad que obstaculiza la fluidez armónica de la naturaleza. Los fines pueden alcanzarse respetando las formas en que las cosas naturalmente crecen y decrecen; así, las acciones realizadas de acuerdo con el tao son más fáciles y más productivas que aquellas que pretenden contrariarlo. Laozi creía que la violencia debe ser evitada y que la victoria militar es una ocasión de duelo debido a la necesidad de usar la fuerza contra otros seres vivientes. Sostenía también que el exceso de leyes y reglas hacen más difícil el manejo de la sociedad, ya que oprimen las libertades de los pueblos.
Como muchos otros pensadores chinos antiguos, sus explicaciones usan con frecuencia paradojas, analogías, apropiación de citas antiguas, repetición, simetría, rima y ritmo. Los escritos que se le atribuyen son poéticos, densos y frecuentemente crípticos, y sirven como punto de inicio para la meditación sobre el Cosmos o sobre uno mismo. Muchas de las teorías estéticas del arte chino se basan en sus ideas y en las de su más famoso continuador, Zhuang Zi.
Enseñanzas
Las enseñanzas de Lao-Tse, y consecuentemente las de la filosofía taoísta, están basadas en el análisis de la Naturaleza en su más amplio sentido, con el fin de obtener el enfoque acerca del funcionamiento natural de la existencia, para determinar cuál es el orden natural de las cosas. Esta visión universalista es la que Lao-Tse toma como punto de partida para su tesis filosófica, analizando el funcionamiento dual de la naturaleza universal existente (yin y yang) para luego ahondar en conceptos más amplios acerca del origen cosmológico del Universo, y así determinar el funcionamiento fluido u orden natural con el cual las diferentes formas han ido mutando para perpetuar la continuidad de la existencia. Basándose en esto, Lao-Tse determina cuál es el orden natural que los seres vivos, y principalmente el hombre debe llevar a cabo para mejorar su existencia y avanzar hacia el continuo cambio en pos de la superación, explicando cómo es que al no seguir estas normas naturales, el hombre se ha descarriado de su armonía cósmica y ha generado sus propias calamidades por contradecir el ritmo natural y lo ha sustituido por ordenanzas y actitudes absolutistas, superficiales y dogmáticas que acabaron por desequilibrar a la humanidad, favoreciendo a sus clases dominantes a costa del infortunio de las clases inferiores.
Lao-Tse utiliza simbolismos y alegorías en donde compara aspectos de la naturaleza para mostrar paralelismos con el comportamiento humano, algo característico de la filosofía taoísta y de otras corrientes de pensamiento oriental.
A raíz de estas observaciones cosmológicas y naturales, Lao-Tse desarrolla diferentes conceptos filosóficos que pretenden explicar los aspectos más trascendentes de la vida de la humanidad, abarcando así toda clase de campos de estudio, desde la cosmología y sus explicaciones acerca del origen del universo, hasta los aspectos de la vida diaria de la sociedad humana, como la sociología, la política, la economía y la religión.
El Dào Dé Jīng (Chino: 道德經 Acerca de este sonido pronunciación (?·i), Wade-Giles: Tao Te Ching, también llamado Tao Te King), cuya autoría se atribuye a Laozi (WG Lao Tzu, también trasliterado como Lao Tse, ‘Viejo Maestro’), es un texto clásico chino.
Su nombre procede de las palabras con las que empiezan cada una de sus dos partes: 道 dào ‘el camino’, la primera del Capítulo 1, y 德 dé ‘virtud’, o ‘poder’, la primera del Capítulo 38, con el añadido 經 jīng, ‘libro clásico’. Según la tradición, fue escrito alrededor del siglo vi a. C. por el sabio Laozi, un archivista de la corte de la dinastía Zhou, por cuyo nombre se conoce el texto en China. La verdadera autoría y fecha de composición o de compilación del libro es aún objeto de debate.
Este texto es uno de los fundamentos del taoísmo filosófico y tuvo una fuerte influencia sobre otras escuelas, como el legalismo y el neoconfucianismo. Tiene un papel importante en la religión china, relacionado no solo con el taoísmo religioso, sino también con el budismo, que cuando se introdujo por primera vez en China fue interpretado usando en gran medida palabras y conceptos taoístas. En China la filosofía de la naturaleza y la visión del mundo están impregnadas del pensamiento taoísta y así muchos artistas, pintores, calígrafos y hasta jardineros han usado este libro como fuente de inspiración. Su influencia se ha esparcido también más allá del Lejano Oriente, ayudada por las muchas traducciones diferentes del texto a lenguas occidentales.
El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse no es el nombre inmutable.
La no existencia es el principio del cielo y de la tierra.
La existencia es la madre de todo lo que hay.
El texto
El texto de este libro tiene una historia larga y compleja. Por una parte están las versiones transmitidas y los comentarios, que se remontan a hace dos mil años; por otra parte, los antiguos manuscritos en bambú, seda y papel que los arqueólogos han descubierto en el último siglo.
Título
El título del libro tiene varias traducciones posibles.
道 (dào) significa literalmente ‘el camino’, o alguno de sus sinónimos. Este término, usado por todos los filósofos chinos (incluyendo a Confucio, Mencio, Mozi y los legalistas), tiene un significado especial en el contexto del taoísmo, en el que implica el proceso esencial e innominable del universo.
德 (dé) significa básicamente ‘virtud’, en el sentido de ‘calidad individual’, ‘fuerza interior’ o ‘integridad’. En chino, 德 tiene las mismas connotaciones que la palabra «virtud» en español: puede significar tanto una cualidad moral, como una capacidad inherente («la virtud de curar»).
經 (jīng) significa ‘escritura’, ‘libro’, o ‘libro clásico’.
Así, Daodejing 道德經 puede traducirse como ‘El libro del Camino y la Virtud’, ‘El Libro del Camino y el Poder’, ‘El Clásico de la Senda y las Virtudes’, etc.
Estructura interna
El Daodejing legado por la tradición es un texto corto, de unos 5000 caracteres chinos, dividido en 81 capítulos o secciones (章) breves. Hay indicios de que la división en capítulos es un añadido posterior (para facilitar la glosa o la memorización). Tiene dos partes, El Daojing (capítulos 1-37) y el Dejing (capítulos 38-81), que probablemente se juntaron en la edición del texto legado por la tradición en orden inverso al de un posible Dedaojing original (véase en los textos de Mawangdui).
Está escrito en un estilo lacónico, con muy pocas partículas gramaticales, favoreciendo la variedad y hasta la contradicción entre las interpretaciones. Las ideas que expone son singulares, y se expresan en tono poético. El chino clásico en que está escrito el libro presenta dificultades para ser entendido aun para los hablantes modernos cultos del chino. Además, muchas de las palabras usadas en el texto son intencionalmente vagas y ambiguas. La falta de puntuación en el chino clásico complica aún más la tarea, pues no existe manera concluyente de determinar donde termina una frase y comienza la siguiente. Mover un punto atrás o adelante unas pocas palabras, o insertar una coma, pueden alterar profundamente el significado de muchos pasajes.
Historia
La existencia de Laozi se menciona en rollos que se remontan al 400 a. C., pero no se registraron contemporáneamente detalles de su vida. El historiador chino Sima Qian escribió una supuesta biografía alrededor de 100 a. C., indicando que su nombre de nacimiento había sido Li Er. Estudios sobre el lenguaje y el esquema de rimas de la obra apunta a una época de composición posterior al Shi Jing o «Libro de las Canciones», pero anterior a la escritura de Zhuangzi, es decir, en algún momento entre el final del siglo iv a. C. y el comienzo del siglo iii a. C..
Existe un debate académico sobre la autoría de la versión actual del Dào Dé Jing. Se han hallado secciones bajo la forma actual en tablillas grabadas en piedra de alrededor de 300 a. C. El descubrimiento en 1973 de los rollos de seda llamados Textos de Mawangdui (por la aldea en que fueron hallados), que comprende el «Texto A», con más lagunas y presuntamente escrito antes que el «Texto B», que ha sido datado a alrededor de 200 a. C., revela que las versiones más comunes del texto recibido son esencialmente las mismas que se conocían en la antigüedad, lo que limita el período durante el cual los escritos pudieron haber sido cambiados o incrementados con nuevas contribuciones. En 1993 se halló la versión más antigua conocida del texto, más corta y escrita en tiras de bambú, datada en 300 a. C. Este hallazgo recuperó 14 versos antes desconocidos, llamados Textos de Guodian por haber sido descubiertos en la ciudad de Guodian, provincia de Hubei. Muchas traducciones recientes incluyen estos textos, y frecuentemente se reordenan los versos del libro para incorporar el nuevo hallazgo.
Interpretación y conceptos principales
Los pasajes son ambiguos, y tocan temas que van desde el consejo político para gobernantes hasta la sabiduría práctica para la gente común. Como la variedad de interpretaciones posibles es virtualmente ilimitada, no solo para personas distintas sino incluso para una misma persona en distintos momentos, lo más sensato por parte de los lectores es no intentar establecer una objetividad o una superioridad en sus conceptos. Los principios y conceptos centrales son:
El Tao abarca los principios de infinitas cosas. No tiene forma ni sonido; es incorpóreo, eterno y permanente. Este principio no puede explicarse con palabras.
El Dào Dé Jīng enfatiza los valores «femeninos» (Yin), como la cualidad del agua, fluidez y suavidad (en lugar de la solidez y aspereza de la montaña), la elección del lado oscuro y misterioso de las cosas, y el control sobre las cosas sin gobernarlas.
El concepto de «retorno», no en el sentido de regreso al pasado, sino más bien como «contracción», «reducción» e incluso «retirada» y «retrospección» sobre sí mismo. Este concepto es ilustrado por el texto del capítulo 48: el aprendizaje consiste en aumentar día a día el patrimonio propio; la práctica del Tao consiste en sustraer día a día.
La Nada es la sustancia del Tao y el Ser es su función. Para alcanzar el dominio del Tao es necesario primero reconciliarse con la inmovilidad, no ocuparse de cosas mundanas, dejar de lado el intelecto, el conocimiento, los deseos, el egoísmo y el egocentrismo; despojarse de las ideas preconcebidas y retornar a la amplitud mental auténtica.
Para el taoísmo es central la búsqueda del vacío, común también al budismo y, en alguna medida, al confucianismo.
Otras ideas centrales incluyen:
El uso de la fuerza solo atrae la fuerza.
La riqueza no alimenta el espíritu.
El ansia de poseer sin límite ciega al ser humano y lo convierte en un monstruo codicioso y violento.
La preocupación solo por sí mismo, y el darse importancia son vanos y autodestructivos.
La victoria en la guerra no es gloriosa. No debe celebrarse, sino ser causa de duelo, porque surge de la devastación.
Cuanto más empecinadamente se intenta algo, mayor es la resistencia que se crea; cuanto más se actúa en armonía con el universo, más se logrará y con menos esfuerzo.
El verdadero sabio concede poca importancia a su propia sabiduría, porque cuanto más conoce más se da cuenta de lo limitado de su conocimiento.
Cuando perdemos los valores fundamentales, los reemplazamos con valores crecientemente inferiores que pretendemos verdaderos.
La glorificación de la riqueza, el poder y la belleza atraen el crimen, la envidia y la vergüenza.
Las cualidades de flexibilidad y suavidad son habitualmente superiores a las de rigidez y fuerza.
El contraste de los opuestos (la diferencia entre masculino y femenino, luz y oscuridad, fuerte y débil, etc.) es lo que permite entender y apreciar el universo.
El cambio entre los opuestos (Yin-Yang) permite la fluidez natural del universo. El estancamiento en una sola forma solo atrae la desarmonía y la devastación.
Análisis de la obra
En sus 81 capítulos, a través de diversos aforismos de estética poética, el autor define la sabiduría práctica, da consejo a los gobernantes, e incluso parece adentrarse en los misterios alquímicos que confieren la inmortalidad. Por tanto vemos como la obra puede enmarcarse en géneros tan diversos como son el de la literatura filosófica (para algunos metafísica), la didáctica-sapiencial o incluso la alquímica/recetaria.
Desde su aspecto conceptual, el Dao De Jing es punto de partida y uno de los pilares en los que se asienta el movimiento taoísta, entendido en su vertiente filosófica y mística. La obra girará en torno al concepto del Dao (道), motivo que como comprobamos en el confucianismo, no es exclusivo del taoísmo. El por qué es ahora cuando da nombre a todo un movimiento es consecuencia de su nueva dimensión, motivo al que volveremos más adelante. El sentido completo lo dará el hecho de que complementa al confucianismo: el taoísmo ofrecerá refugio a quienes no han podido triunfar en el sistema derivado de las enseñanzas del Maestro Kong.
El movimiento taoísta, que se generará después, se basará en dos principios fundamentales: el primero de ellos, como hemos referido más arriba, será el Dao: si bien este había estado siempre presente en la mente del chino antiguo es ahora cuando se alza como principio supremo de toda realidad, de ahí que brinde el nombre al movimiento. En el Dao De Jing, este principio no puede ser expresado (Cap. 1), carece de nombre (Cap. 32, 41),1 es invisible, inaudible, intangible (Cap. 14), inmutable y origen de la multiplicidad (Cap. 21). Precede al Cielo y Tierra, es silencioso, ilimitado, y dotado de un movimiento cíclico continuo (Cap. 25): primigenio (Cap. 42), el ancestro de todos los Seres (Cap. 4). En este punto se observa un interesante paralelismo con la noción del Arkhé -arjé- griego, principio supremo unificador de los fenómenos y que está en la base de todas las transformaciones de las cosas: principio constituyente junto a la physis de los dos conceptos principales utilizados por los presocráticos en sus especulaciones metafísicas2. Para Laozi, el Dao es un vacío (Cap. 11), un no-ser (wu, 无) del que surge lo que es (you 有).
El camino del cielo es saber vencer sin combatir,
responder sin hablar, atraer sin llamar,
y actuar sin agitarse. (Cap. 73)
El segundo elemento, ligado intrínsecamente al primero es el DE, la virtud, el poder del Dao, por tanto su complemento. El Dao es inmutable, pero en la realidad existe el cambio, todos los seres interactúan (Cap.16), es el concepto de retorno. Tal circunstancia es posible porque exteriormente actúa mediante el DE, su principio de movimiento. Las virtudes confucianas de humanidad o equidad son tratadas de falsas (Cap.18), solo aparecen cuando nos alejamos del Dao (Cap. 38): ambas son “perros de paja” (Cap. 5):3 el fin del taoísmo es el saber actuar. Aquí nace uno de los conceptos clave del dao: wu wei. Los sabios creen saber cómo actuar, pero el taoísta se define por el no-actuar (Cap.2), el wuwei (无为).
Wuwei se entiende no como una impasibilidad ante los acontecimientos sino como una sumisión a los mismos: dado que existe el movimiento, dado que todos los seres se transforman (Cap. 37), la opción del sabio pasa por la observación y la contemplación; un actuar de manera connatural a los seres (un no-actuar) para adaptarse sin sufrir daño.
El hombre culto, sin acción realiza. (Cap. 47)
Tal como define Antonio Medrano, es la forma más pura de actividad, totalmente desinteresada que se efectúa en consonancia con el pulso del Dao. De aquí parece desprenderse lo aparentemente inútil de un gobierno (Cap. 10). No obstante, la idea subyacente es la de que este debe existir ya que el pueblo tiende a alejarse del Dao (Cap. 53), pero no debe ser percibido. Los gobernados han de llegar a afirmar de que los acontecimientos surgen de manera natural: de que son lo que son por ellos mismos. Y esa es la esencia misma de wuwei: cuando no se fuerza (Cap. 29, 30), las cosas se enderezan por sí mismas: esto es ZIRAN (自然) (Cap. 17).
Practicar la no-acción, y así nada queda sin regir. (Cap.3)
El pueblo sin mandato (forzado) es ecuánime por sí mismo (Cap. 32), esto es la Evidencia Sutil: flexibilidad y delicadeza vencen a rigidez y dureza (Cap. 36). Es el gobierno de la no-acción: prohibiciones, instrumentos de lucro, revueltas… conllevan el alejamiento del camino (Cap.39, 57, 74, 75).
Por esto, el Hombre Culto dice: yo, “no-acción”, y el pueblo por sí mismo se transforma. (Cap. 57)
El hombre sabio, si aspira al Dao, debe alcanzar la espontaneidad que brinda ZIRAN; llegar a un estado en que su propia persona quede reservada (Cap. 7, 66), es pues obrar sin esperar recompensa (Cap. 77): la VIRTUD PROFUNDA (Cap. 10); se anula a sí mismo (Cap. 22). La CONCORDIA CELESTIAL; la culminación (Cap. 68).
El que ansía no erige,
el que tranquea no camina, el que se exhibe no resplandece, el que se acredita a sí mismo no se esclarece, el que se afana por sí mismo carece de mérito,
el que es obstinado no acrecienta. (Cap.24)
Laozi define al sabio como sagaz, alerta, respetable, deleznable, sencillo, amplio… (Cap. 15). Pese a las dificultades, llegará a su meta sin dificultad alguna (Cap. 63). No se virará hacia el poder, no presumirá, alejará toda arrogancia, no requerirá nada más allá de las consecuencias (Cap. 30, 72). A través del concepto de wuwei, nunca fracasa (Cap. 64). El hidalgo aborrece la milicia ya que en la victoria no hay belleza: la matanza del semejante implica el llanto de las aflicciones (Cap. 31, 69) En su camino debe observar la simplicidad, abrazar la sencillez, perder el egoísmo y reducir el deseo (Cap. 19) aunque desee no desear (Cap. 64). Esto último cobra una mayor importancia en pasajes posteriores:4
No existe mayor delito que el poder del deseo,
no existe mayor calamidad que no conocer la saciedad,
no existe mayor vicio que la ambición. (Cap. 46)
Parece desprenderse aquí un símil de una de las dos célebres máximas inscritas en el santuario de Apolo en Delfos: NADA EN DEMASÍA:
El que conoce lo que es suficiente es rico. (Cap. 33)
Allá donde encontremos referencias sapienciales para el buen gobierno, podemos inferir referencias para la propia vida personal. El cultivo del cuerpo es otro de los aspectos fundamentales del Dao De Jing: El cuidado personal tiene como fin alargar la vida, la ausencia de enfermedad (Cap. 71), la inmortalidad: ingrediente fundamental del taoísmo religioso posterior;5 algo, que de paso, no es exclusivo de esta religión sino de todas las capas de la sociedad china desde la Antigüedad a nuestros días (Sirvin, 1995, cap. VI, pág. 319). En el texto, sin embargo, no parece que haya una opinión clara al respecto pues por un lado parece característica intrínseca del sabio (Cap. 3, 50) y por otra parece criticar todo intento de alargar la vida (Cap. 55).6
Estos pueden ser sintéticamente los rasgos que definen el Dao De Jing, punto de arranque de uno de los movimientos más poderosos en el colectivo chino desde su origen, capaz incluso de sobrevivir a la terrible Revolución Cultural de 1960. El legado a través de premisas y doctrinas del texto de Lao Zi, más sus comentaristas y compiladores posteriores, no se circunscriben únicamente a los que serán llamados taoístas sino que impregna el alma del pueblo chino al igual que el aceite penetra en las piedras; igual que el agua basándose en su debilidad se hace fuerte.
El agua beneficia a todo sin competir, ocupando los lugares que la multitud desprecia. (Cap. 8)
“Bajo el Cielo” nada supera al agua en flexibilidad y debilidad, pero atacando a la rígida dureza nada como ella puede vencer. (Cap. 78)
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