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Osías Stutman (1933 Buenos Aires) es un médico y poeta argentino. Desde joven escribe poesía, y en 1961 es incluido en la Antología de Poesía Nueva en la República Argentina.
A partir de 1999 se establece en Barcelona. Su trayectoria como poeta comienza a principios de la década de 1960, publicando junto con poetas de la talla de Pizarnik y Gelman. A partir de 1998 se dedica de lleno a la poesía.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Os%C3%ADas_Stutman )
*
Algunos poemas de Osías Stutman, de su obra Mis vidas galantes. Poesías completas 1988-2008, Edit. Comba, 2019:
De Los fragmentos personales, 1990:
LA MUJER INVISIBLE
El buen hombre invisible, en sus vendajes
es más real que esa reina nerviosa. Todo
envuelto en las densas neblinas de abril
en el atardecer de Nueva York se recorta su figura.
Su mujer invisible pasea desnuda,
camina a mi lado, su silueta en la niebla,
y siento su tibieza y los olores de sus pliegues.
Nunca la vi, no conozco su rostro, pero fuimos amantes
seis años. Cientos de veces vi mi simiente
en el aire, flotando, dentro de sus huecos.
Su sudor cayó sobre mi rostro, tisana tibia, única,
mientras me montaba invisible, como rocío de la mañana.
No sé si es negra, blanca, roja, color de marfil,
pálida o rosada como una rusa. ¿Rubia? Habla poco,
quiere ser escritora, ama a hombres y mujeres
al azar. Me dice que a veces "pone los ojos en blanco".
Evita las sombras del crepúsculo.
Demasiada neblina blanca hoy y no la espero.
Se exalta oyendo Nabucco, suspira y se sacude
con la música, tiembla sin frío, y recuerda la patria.
Habla con eco, su saliva es dulce como la miel,
es pegajosa, abundante, visible cuando sale de su boca.
Estas son algunas de sus frases y preguntas:
"La soledad destruye a la mujer y completa
al hombre", que es dudosa cita de Chanel. "Cada
salida es una entrada", dicha en invierno.
¿Ofelia es hombre o mujer?, pregunta siempre.
Los nuestros son amores intrincados y difíciles.
COSAS ARGENTINAS
(recuerdos sentimentales)
Hago una lista de Mis Memorias
Preferidas (del Pasado): (Quiero) Un anillo
de plata vieja en el meñique de la mano derecha.
El beso a una foto (en la cartera, junto al pecho,
la nalga). Ese gesto quiero. Volver a la sedería
quiero.
La estatua del patricio romano en yeso
con un blanco huevo en la mano derecha (Museo
de La Cárcova). Dos pinturas quiero: la barba
negra de Cándido López, maraña detallista
y el menudo colegio rabínico en llamas. Oler
quiero.
"...aquellos polvos rosados que
aumentaban tus colores". Las punzadas
del amor. Los desaires, las traiciones.
Los desencuentros (Quiero). Las únicas
budineras uruguayas invadiendo la casa vacía.
(Quiero)
La Proximidad y El Alejamiento. El Amor
Perdido. Usted sabrá, dicen. Quiero mirar
y ver. El espectador (el público) quiero ser:
ambos observan cuando el otro, olvidadizo,
se cree a solas. Siempre recordar
quiero.
Recordar es desarmar, es el desvelo
argentino en su nido, la fuente
de las tragedias. Dudas, proximidad
y lejanía, gestos, olores, desnudas
sorpresas, avaros recuerdos emotivos,
la sangre
hirviendo en las venas, la tapicería,
la sedería Víctor. Todo eso forma otro
memorable pasado, la repetida obsesión
como cabalgar en la noche. Es el comentario
público, la descripción de la infancia. Mi infancia, reiterada
interminable, de compras en el Centro
acompañando a mamá.
AMORES DIFÍCILES
(continuación de "El romance inglés")
Una siempre vestida de color marrón
claro, oscuro, avellana, gamuza.
La otra de gris claro, limpio,
o de blanco, como una aparición
(una vez la vi de rosa y rojo suave).
Juntas, abrazadas, parecen el vientre
y la espalda fina del armiño de verano,
animal rapaz y movedizo, ansioso,
de mirada inteligente y sorprendida.
El gran amor dura poco, dos o tres años,
y solo quedan joyas y ornamentos,
anillos de los dedos, pulseras del tobillo
y el brazo, la muñeca, collares, aros
cortos y largos, un espejo de mano.
Queda la brillantina para engrasar el cabello,
que crea esa cabeza lisa y reluciente,
un verdadero prodigio del amor. Los lápices
de sombra, el rouge oscuro de los labios,
la tabaquera, los guantes y las enaguas,
los olores, los secretos, tan ajenos
como el corazón de Cristo y su Madre.
La enjuta memoria. Una cinta celeste
..........
el pañuelo blanco con su saliva,
el guante vacío. Recuerdo vergonzoso
reflejado hoy en su frente de ópalo
como un disfraz del olvido.
.............................(fin)
UN MISTERIO DE LA VIDA ADULTA
Navegadora, la mujer ballena
mamífera de los océnos
me persigue por la gran ciudad
fuera de su elemento, blanca,
desorientada, oliendo a salitre,
enorme sombra del aplauso
consentido y ceremonial.
Monumento viviente,
desconocido por el caminante,
que vive de la adulación
y de las coincidencias.
Se envuelve en flores
y el espíritu de conquista
la domina. El mundo
sumergido es su esfera.
Lo único que puedo hacer
es luchar en ese duelo,
como la Divina Sara,
las espadas desnudas,
los pechos jadeantes.
Vive triste y desordenada
en su enormidad, rodeada
de recuerdos, dedicatorias,
tatuajes secretos, hierbas
del campo en los pliegues.
Mi blanca camisa abierta
y el alma en mi pecho,
temblando de emoción,
son las ofrendas infantiles
a ese airado recuerdo.
LOS AMORES
Un recuerdo de Temperley
La toilette en el tren
ordenando los cabellos
con los dedos. Pequeños
movimientos muchas veces repetidos
usando la ventana como espejo,
cerca de medianoche,
antes de llegar a destino.
Una, dos, cincuenta veces.
Delicados toques,
cabellos vivientes,
ojos anhelantes
buscando el resultado.
Luego los amoríos
bajo la caja de la escalera,
en la casa vieja con su mundo
de ruidos, crujidos y madera.
Eran mis esperados amores suburbanos.
LOS MISTERIOS DEL SEXO
La insaciable curiosidad natural
de la juventud sorprende al mundo
con sus caudalosas descargas.
Es el espejo de la risa falsa y la costumbre
de la mujer, cuando tocarse con la mano sabia
causa asombro.
Desconfiad de mujer con uñas cortas,
son el terror de la familia cristiana.
Las de uñas largas no son de temer.
Las peores son aquellas que llevan cortas
solo las uñas de los dedos índices.
No hay nada más temible
que la mujer que tiene uñas largas
pero lleva cortas las de los índices.
Cuando en la mano derecha
(si son diestras) o en la mano izquierda
(si son siniestras) el índice y el mayor
llevan uña corta, ¡el peligro es mortal!
Tienen la boca llena de navajas.
Hay que huir, correr, escapar.
Si es rubia natural, es más tierna.
Si es mujer de pelo negro,
¡mucho peor! ¡Madres, proteged
a las niñas de este peligro!
Soy un águila y vuelo muy alto
en el cielo. Mis ojos son perfectos
y veo las uñas de las mujeres
en sus dedos cilíndricos
desde el alto cielo,
como los muertos en su cuna.
(EL CONOCIMIENTO)
Tranquilo, idiotizado, suave, eficiente,
cada vez pienso menos. La mente romántica
me domina. Rumiante pensar normal, repetido.
Cavilo lento y pausado, las grandes alas
casi inmóviles. Esto no es susto,
es finalidad, es agravio, tormentoso,
bramante, leyendo el Facundo con interés,
mis mejores intenciones siempre intactas.
Y estudio feliz "mulatillas de ojos azules,
rubias, rozogantes, de piernas bruñidas
como el mármol: verdaderas circasianas
dotadas de todas las gracias..."*
*Cita de Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento (Losada, 1981)
LA MIRADA DE LA VIRGEN
La mirada casta (de la virgen leyendo),
acariciando las áginas del libro,
con sus ojos, casi cerrados.
Bajo los párpados muy bajos,
angostas miradas, que no llegan
a las páginas del libro.
Sus angostas miradas,
los párpados azules muy bajos,
no llegan a las páginas.
El libro espera ansioso
la angosta mirada, huyendo
de esos ojos de párpados cerrados.
Bajo los párpados cerrados, azules,
las angostas miradas, que acarician
las páginas del libro.
El universo entero se encuentra
en el lago que forma la lluvia cuando llena
la huella de un casco de caballo en la arena.
La virgen olvidadiza no mira ni lee,
no sabe ver el lago ni su campo de trébol perdido,
y ya no conoce los principios del poeta.
Osías Stutman (1933 Buenos Aires) es un médico y poeta argentino. Desde joven escribe poesía, y en 1961 es incluido en la Antología de Poesía Nueva en la República Argentina.
A partir de 1999 se establece en Barcelona. Su trayectoria como poeta comienza a principios de la década de 1960, publicando junto con poetas de la talla de Pizarnik y Gelman. A partir de 1998 se dedica de lleno a la poesía.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Os%C3%ADas_Stutman )
*
Algunos poemas de Osías Stutman, de su obra Mis vidas galantes. Poesías completas 1988-2008, Edit. Comba, 2019:
De Los fragmentos personales, 1990:
LA MUJER INVISIBLE
El buen hombre invisible, en sus vendajes
es más real que esa reina nerviosa. Todo
envuelto en las densas neblinas de abril
en el atardecer de Nueva York se recorta su figura.
Su mujer invisible pasea desnuda,
camina a mi lado, su silueta en la niebla,
y siento su tibieza y los olores de sus pliegues.
Nunca la vi, no conozco su rostro, pero fuimos amantes
seis años. Cientos de veces vi mi simiente
en el aire, flotando, dentro de sus huecos.
Su sudor cayó sobre mi rostro, tisana tibia, única,
mientras me montaba invisible, como rocío de la mañana.
No sé si es negra, blanca, roja, color de marfil,
pálida o rosada como una rusa. ¿Rubia? Habla poco,
quiere ser escritora, ama a hombres y mujeres
al azar. Me dice que a veces "pone los ojos en blanco".
Evita las sombras del crepúsculo.
Demasiada neblina blanca hoy y no la espero.
Se exalta oyendo Nabucco, suspira y se sacude
con la música, tiembla sin frío, y recuerda la patria.
Habla con eco, su saliva es dulce como la miel,
es pegajosa, abundante, visible cuando sale de su boca.
Estas son algunas de sus frases y preguntas:
"La soledad destruye a la mujer y completa
al hombre", que es dudosa cita de Chanel. "Cada
salida es una entrada", dicha en invierno.
¿Ofelia es hombre o mujer?, pregunta siempre.
Los nuestros son amores intrincados y difíciles.
COSAS ARGENTINAS
(recuerdos sentimentales)
Hago una lista de Mis Memorias
Preferidas (del Pasado): (Quiero) Un anillo
de plata vieja en el meñique de la mano derecha.
El beso a una foto (en la cartera, junto al pecho,
la nalga). Ese gesto quiero. Volver a la sedería
quiero.
La estatua del patricio romano en yeso
con un blanco huevo en la mano derecha (Museo
de La Cárcova). Dos pinturas quiero: la barba
negra de Cándido López, maraña detallista
y el menudo colegio rabínico en llamas. Oler
quiero.
"...aquellos polvos rosados que
aumentaban tus colores". Las punzadas
del amor. Los desaires, las traiciones.
Los desencuentros (Quiero). Las únicas
budineras uruguayas invadiendo la casa vacía.
(Quiero)
La Proximidad y El Alejamiento. El Amor
Perdido. Usted sabrá, dicen. Quiero mirar
y ver. El espectador (el público) quiero ser:
ambos observan cuando el otro, olvidadizo,
se cree a solas. Siempre recordar
quiero.
Recordar es desarmar, es el desvelo
argentino en su nido, la fuente
de las tragedias. Dudas, proximidad
y lejanía, gestos, olores, desnudas
sorpresas, avaros recuerdos emotivos,
la sangre
hirviendo en las venas, la tapicería,
la sedería Víctor. Todo eso forma otro
memorable pasado, la repetida obsesión
como cabalgar en la noche. Es el comentario
público, la descripción de la infancia. Mi infancia, reiterada
interminable, de compras en el Centro
acompañando a mamá.
AMORES DIFÍCILES
(continuación de "El romance inglés")
Una siempre vestida de color marrón
claro, oscuro, avellana, gamuza.
La otra de gris claro, limpio,
o de blanco, como una aparición
(una vez la vi de rosa y rojo suave).
Juntas, abrazadas, parecen el vientre
y la espalda fina del armiño de verano,
animal rapaz y movedizo, ansioso,
de mirada inteligente y sorprendida.
El gran amor dura poco, dos o tres años,
y solo quedan joyas y ornamentos,
anillos de los dedos, pulseras del tobillo
y el brazo, la muñeca, collares, aros
cortos y largos, un espejo de mano.
Queda la brillantina para engrasar el cabello,
que crea esa cabeza lisa y reluciente,
un verdadero prodigio del amor. Los lápices
de sombra, el rouge oscuro de los labios,
la tabaquera, los guantes y las enaguas,
los olores, los secretos, tan ajenos
como el corazón de Cristo y su Madre.
La enjuta memoria. Una cinta celeste
..........
el pañuelo blanco con su saliva,
el guante vacío. Recuerdo vergonzoso
reflejado hoy en su frente de ópalo
como un disfraz del olvido.
.............................(fin)
UN MISTERIO DE LA VIDA ADULTA
Navegadora, la mujer ballena
mamífera de los océnos
me persigue por la gran ciudad
fuera de su elemento, blanca,
desorientada, oliendo a salitre,
enorme sombra del aplauso
consentido y ceremonial.
Monumento viviente,
desconocido por el caminante,
que vive de la adulación
y de las coincidencias.
Se envuelve en flores
y el espíritu de conquista
la domina. El mundo
sumergido es su esfera.
Lo único que puedo hacer
es luchar en ese duelo,
como la Divina Sara,
las espadas desnudas,
los pechos jadeantes.
Vive triste y desordenada
en su enormidad, rodeada
de recuerdos, dedicatorias,
tatuajes secretos, hierbas
del campo en los pliegues.
Mi blanca camisa abierta
y el alma en mi pecho,
temblando de emoción,
son las ofrendas infantiles
a ese airado recuerdo.
LOS AMORES
Un recuerdo de Temperley
La toilette en el tren
ordenando los cabellos
con los dedos. Pequeños
movimientos muchas veces repetidos
usando la ventana como espejo,
cerca de medianoche,
antes de llegar a destino.
Una, dos, cincuenta veces.
Delicados toques,
cabellos vivientes,
ojos anhelantes
buscando el resultado.
Luego los amoríos
bajo la caja de la escalera,
en la casa vieja con su mundo
de ruidos, crujidos y madera.
Eran mis esperados amores suburbanos.
LOS MISTERIOS DEL SEXO
La insaciable curiosidad natural
de la juventud sorprende al mundo
con sus caudalosas descargas.
Es el espejo de la risa falsa y la costumbre
de la mujer, cuando tocarse con la mano sabia
causa asombro.
Desconfiad de mujer con uñas cortas,
son el terror de la familia cristiana.
Las de uñas largas no son de temer.
Las peores son aquellas que llevan cortas
solo las uñas de los dedos índices.
No hay nada más temible
que la mujer que tiene uñas largas
pero lleva cortas las de los índices.
Cuando en la mano derecha
(si son diestras) o en la mano izquierda
(si son siniestras) el índice y el mayor
llevan uña corta, ¡el peligro es mortal!
Tienen la boca llena de navajas.
Hay que huir, correr, escapar.
Si es rubia natural, es más tierna.
Si es mujer de pelo negro,
¡mucho peor! ¡Madres, proteged
a las niñas de este peligro!
Soy un águila y vuelo muy alto
en el cielo. Mis ojos son perfectos
y veo las uñas de las mujeres
en sus dedos cilíndricos
desde el alto cielo,
como los muertos en su cuna.
(EL CONOCIMIENTO)
Tranquilo, idiotizado, suave, eficiente,
cada vez pienso menos. La mente romántica
me domina. Rumiante pensar normal, repetido.
Cavilo lento y pausado, las grandes alas
casi inmóviles. Esto no es susto,
es finalidad, es agravio, tormentoso,
bramante, leyendo el Facundo con interés,
mis mejores intenciones siempre intactas.
Y estudio feliz "mulatillas de ojos azules,
rubias, rozogantes, de piernas bruñidas
como el mármol: verdaderas circasianas
dotadas de todas las gracias..."*
*Cita de Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento (Losada, 1981)
LA MIRADA DE LA VIRGEN
La mirada casta (de la virgen leyendo),
acariciando las áginas del libro,
con sus ojos, casi cerrados.
Bajo los párpados muy bajos,
angostas miradas, que no llegan
a las páginas del libro.
Sus angostas miradas,
los párpados azules muy bajos,
no llegan a las páginas.
El libro espera ansioso
la angosta mirada, huyendo
de esos ojos de párpados cerrados.
Bajo los párpados cerrados, azules,
las angostas miradas, que acarician
las páginas del libro.
El universo entero se encuentra
en el lago que forma la lluvia cuando llena
la huella de un casco de caballo en la arena.
La virgen olvidadiza no mira ni lee,
no sabe ver el lago ni su campo de trébol perdido,
y ya no conoce los principios del poeta.
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