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    Cavafis (1863-1933)

    Pedro Casas Serra
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    Recomendado Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar Jul 27, 2010 7:38 am

    Constantino Cavafis

    De Wikipedia, la enciclopedia libre:  http://es.wikipedia.org/wiki/Constantino_Cavafis

    Constantino Petrou Cavafis (en griego Κωνσταντίνος Πέτρου Καβάφης. Alejandría, Egipto; 29 de abril de 1863 – 29 de abril de 1933) fue un poeta griego, una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna.

    Trabajó como periodista y como funcionario, y publicó relativamente poco en vida, aunque tras su muerte su obra cobró paulatinamente influencia. Su atípica temática —fuertemente urbana e introspectiva, y sin tapujos acerca de la orientación homosexual del poeta— demoraron su aceptación, aunque en la década de 1960 lo convirtieron en un icono de la cultura gay.

    Biografía

    Cavafis nació en Alejandría, Egipto, donde su padre era un rico comerciante. Tras su muerte en 1870 la familia tuvo que emigrar a Liverpool. Constantino regresó a Alejandría en 1882.
    Con el comienzo de los disturbios en 1885 la familia tuvo que mudarse de nuevo, esta vez a Estambul. Cuando Cavafis volvió a Alejandría lo haría para quedarse el resto de su vida. Al principio trabajó como periodista, y después en el Ministerio Egipcio de Obras Públicas, durante treinta años. Entre 1891 y 1904 publicó su poesía, con poco éxito. Murió en 1933.
    Tras su muerte, la reputación de Cavafis aumentó, pasando a ser considerado uno de los mejores poetas griegos modernos.

    Obra

    La obra de Cavafis, desde unos inicios alimentados por la lectura de parnasianos y simbolistas franceses, es madura, exigente, habitada por una refinada cultura grecolatina y una subyacente ironía. Obra corregida sin cesar hasta la perfección (algunos poemas fueron elaborados por espacio de diez años), consta de ciento cincuenta y cuatro poemas que consideró acabados y forman la edición canónica, más cierto grupo de otras composiciones que a su juicio no habían encontrado todavía su forma definitiva. Interesado por la historia, Cavafis compuso con frecuencia poemas no sobre grandes momentos históricos, sino sobre las decadencias después de los mismos, como el famoso "Esperando a los bárbaros", "El dios abandona a Antonio" o "Ítaca", algunas de cuyas frases han pasado a ser proverbiales. También son muy leídos hoy sus poemas homoeróticos, que cantan las excelencias sensuales del amor furtivo, como "Recuerda, cuerpo...". Los mejores poemas de Kavafis concentran la experiencia humana de una forma intemporal y por ello ha influido notablemente a autores de la poesía de la experiencia, como Luis Cernuda o Jaime Gil de Biedma. Sus piezas históricas más inspiradas pintan con gran fuerza cuadros realistas y decadentes de un pasado poco conocido y ciertamente fascinante: el oriente helénico, desde la antigüedad hasta el presente; los reinos griegos postalejandrinos, la sujeción a Roma, Bizancio, el ascenso del Cristianismo y la convivencia de lo pagano y lo cristiano. Demuestra que, como creían los griegos, la historia es cíclica, e insufla los sentimientos de la nostalgia y del miedo a lo desconocido en sus evocaciones. Posee el secreto de recrear la atmósfera cotidiana de los tiempos ya pasados.

    En sus poemas homoeróticos, asoma la flaqueza y la debilidad que nos acecha en los peores momentos, la atracción sexual intensamente física ligada muchas veces al cristiano sentimiento de culpa y la impotencia ante el paso del tiempo.

    El estilo de Cavafis rehúye conscientemente la retórica, pero muestra un distanciamiento grave e inteligente, solemne e irónico a la vez. Por sus poemas desfilan jóvenes chaperos ingenuos y deseables, personajes históricos contemplados en sus momentos de mayor humanidad, gentes anónimas de la calle y objetos vulgares y corrientes que de pronto adquieren un profundo valor simbólico, como por ejemplo las velas encendidas y apagadas que representan el curso de la vida.

    Fue E. M. Forster quien divulgó en Europa la poesía de Kavafis. En España su estilo es seguido por su contemporáneo Irnerio Martín, pero el comienzo de su influjo vino a través de la obra de Luis Cernuda y sus seguidores y, a partir de entonces, fue leído con fruición, sobre todo por los llamados poetas Novísimos, especialmente de José María Álvarez, poeta que realizó una de las primeras traducciones de su obra y en cuya poesía, además, se refleja una acusada influencia del poeta griego. Kavafis fue también una figura influyente en el novelista británico Lawrence Durrell, en cuyo Cuarteto de Alejandría es una presencia permanente. Su poema Esperando a los bárbaros fue fundamental en la concepción de la novela homónima del escritor sudafricano John Maxwell Coetzee.

    Ediciones en español y bibliografía

    Poesía completa, trad. del griego de Pedro Bádenas, Alianza, Madrid, 1983.

    Poesías completas, trad. del inglés de José María Álvarez, Hiperión, Madrid, 1983.

    Obra poética completa, trad. del griego de Alfonso Silván, La Palma, Madrid, 1991.

    Poemas, trad. del griego de Ramón Irigoyen, Barcelona, Seix Barral, 1994.

    Kavafis íntegro, trad. del griego por Miguel Castillo Didier, Quid Ediciones-Universidad de Chile, Santiago, 2003.

    Poesía completa, trad. del griego de Anna Pothitou y Rafael Herrera Montero, Visor, Madrid, 2003.

    Vicente Fernández González, La ciudad de las ideas: sobre la poesía de C. P. Cavafis y sus traducciones castellanas, CSIC, Madrid, 2001.



    Frases de Konstantinos Kavafis

    De: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Flores

    Que agradable cuando la primavera siembra de flores las verdes campiñas.

    Audacia

    Para cuerpos sin audacia no está hecha la voluptuosidad de este calor.

    Noche

    Y cuanto de mi amor puedas, memoria, cuanto puedas, tráemelo de nuevo esta noche.

    Jardín

    La risa es como un rayo de sol, todo de oro puro, no hay otro jardín como el del amor.

    Amores

    Dicha y perfume de mi vida, de mi vida en que evité todo goce de amores rutinarios.

    Belleza

    El Arte sabe dar forma a la Belleza, con toque imperceptible completando la vida combinando impresiones, combinando los días.

    Vino

    Y he bebido un vino fuerte como beben aquellos que se entregan valerosamente al placer.

    Verano

    Pide que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas de verano en que llegues, ¡con qué placer y alegría! , a puertos antes nunca vistos.

    Viaje

    Tu llegada allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino.

    Cuerpo

    Recuerda, cuerpo, no sólo cuánto se te amó, no solo los lechos donde estuviste echado, más también aquellos deseos que, por ti, en miradas brillaron claramente y en la voz se estremecieron.

    Memoria

    Cuando la memoria del cuerpo despierta, su viejo deseo vuelve a rodar en la sangre; cuando los labios y la piel recuerdan mis manos sienten como si tocaran de nuevo.

    Rutina

    Si imposible es hacer tu vida como quieres, por lo menos esfuérzate cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca por contacto excesivo con el mundo que agita movedizas palabras.



    POEMAS

    De: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    POEMAS CANÓNICOS (1895-1915)


    LA CIUDAD

    Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
    Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
    Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
    y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
    Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
    Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
    oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
    donde tantos años pasé y destruí y perdí".
    Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
    La ciudad te seguirá. Vagarás
    por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
    y en estas mismas casas encanecerás.
    Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
    no hay barco para ti, no hay camino.
    Así como tu vida la arruinaste aquí
    en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.


    QUE EL DIOS ABANDONABA A ANTONIO

    Cuando de repente, a medianoche, se escuche
    pasar una comparsa invisible
    con músicas maravillosas, con vocerío -
    tu suerte que ya declina, tus obras
    que fracasaron, los planes de tu vida
    que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente.
    Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
    di adiós a Alejandría que se aleja.
    Sobre todo no te engañes, no digas que fue un
    sueño, que se engañó tu oído:
    no aceptes tales vanas esperanzas.
    Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
    como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
    acércate resueltamente a la ventana,
    y escucha con emoción, mas no
    con los ruegos y lamentos de los cobardes,
    como último placer los sones,
    los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
    y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.


    MONOTONÍA

    A un día monótono otro
    monótono, invariable sigue: Pasarán
    las mismas cosas, volverán a pasar -
    los mismos instantes nos hallan y nos dejan.
    Un mes pasa y trae otro mes.
    Lo que viene uno fácilmente lo adivina:
    son aquellas mismas cosas fastidiosas de ayer.
    Y llega el mañana ya a no parecer mañana.


    ÍTACA

    Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
    desea que el camino sea largo,
    pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
    A los Lestrigones y a los Cíclopes,
    al irritado Poseidón no temas,
    tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
    si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
    emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
    A los Lestrigones y a los Cíclopes,
    y al feroz Poseidón no encontrarás,
    si dentro de tu alma no los llevas,
    si tu alma no los yergue delante de ti.
    Desea que el camino sea largo.
    Que sean muchas las mañanas estivales
    en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
    entres a puertos nunca vistos:
    detente en mercados fenicios,
    y adquiere las bellas mercancías,
    ámbares y ébanos, marfiles y corales,
    y perfumes voluptuosos de toda clase,
    cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
    anda a muchas ciudades Egipcias
    a aprender y aprender de los sabios.
    Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
    Llegar hasta allí es tu destino.
    Pero no apures tu viaje en absoluto.
    Mejor que muchos años dure:
    y viejo ya ancles en la isla,
    rico con cuanto ganaste en el camino,
    sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
    Ítaca te dio el bello viaje.
    Sin ella no hubieras salido al camino.
    Otras cosas no tiene ya que darte.
    Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
    Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
    ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.


    REYES ALEJANDRINOS

    Se reunieron los alejandrinos
    para ver a los hijos de Cleopatra,
    a Cesarión, y a sus hermanos pequeños,
    Alejandro y Ptolomeo, a quienes por primera
    vez sacaban afuera al Gimnasio,
    para proclamarlos allí reyes,
    en medio de la brillante parada de los soldados.
    Alejandro -lo nombraron rey
    de Armenia, de Media, y de los partos.
    Ptolomeo -lo nombraron rey
    de Cilicia, de Siria, y de Fenicia.
    Cesarión estaba de pie más adelante,
    ataviado con seda rosada,
    en su pecho un ramo de jacintos,
    su ceñidor una doble hilera de zafiros y amatistas,
    atadas sus sandalias con cintas
    blancas recamadas con perlas color rosa.
    A éste lo nombraron con rango mayor que a los pequeños,
    a éste lo nombraron Rey de los Reyes.
    Los alejandrinos comprendían ciertamente
    que todo era palabras y teatro.
    Pero el día era cálido y poético,
    el cielo un claro azul,
    el Gimnasio alejandrino una
    triunfal hazaña del arte,
    el lujo de los cortesanos espléndido,
    Cesari6n todo gracia y belleza
    (hijo de Cleopatra, sangre de los Laghidas):
    y los alejandrinos corrían ya a la fiesta,
    y se entusiasmaban, y aclamaban,
    en griego, y en egipcio, y algunos en hebreo,
    encantados con el bello espectáculo
    -a pesar de que ciertamente sabían cuánto valía eso,
    qué palabras vacías eran esos reinos.


    A LA ENTRADA DEL CAFÉ

    Algo que dijeron al lado mío
    dirigió mi atención a la entrada del café.
    Y vi el hermoso cuerpo que parecía
    como si el Amor lo hubiese forjado con su más consumada
    experiencia -
    plasmando sus armoniosas formas con alegría,
    elevando esculturalmente la estatura;
    plasmando con emoción el rostro
    y dejando a través del tacto de sus manos
    un sentimiento en la frente, en los ojos, y en los labios.


    UNA NOCHE

    El cuarto era pobre y vulgar,
    oculto en los altos de una taberna equívoca.
    Desde la ventana se veía la calleja,
    sucia y estrecha. Desde abajo
    llegaban las voces de algunos obreros
    que jugaban a las cartas y que se divertían.
    Y allí en la cama humilde, ordinaria
    poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
    voluptuosos y rojos de la embriaguez -
    rojos de tal embriaguez, que también ahora
    cuando escribo, ¡después de tantos años!,
    en mi casa solitaria, me embriago nuevamente.


    LEJOS

    Quisiera este recuerdo decirlo...
    Pero de tal modo se ha borrado... como que nada queda -
    porque lejos, en los primeros años de mi adolescencia yace.
    Una piel como hecha de jazmín...
    Aquel atardecer de agosto – ¿era agosto...?-
    Apenas me recuerdo ya de los ojos; eran, creo, azules...
    Ah sí, azules: un azul de zafiro.


    VELAS

    Los días del futuro están delante de nosotros
    como una hilera de velas encendidas
    -velas doradas, cálidas, y vivas.
    Quedan atrás los días ya pasados,
    una triste línea de veles apagadas;
    las más cercanas aún despiden humo,
    velas frías, derretidas, y dobladas.
    No quiero verlas; sus formas me apenan,
    y me apena recordar su luz primera.
    Miro adelante mis velas encendidas.
    No quiero volverme, para no verlas y temblar,
    cuán rápido la línea oscura crece,
    cuán rápido aumentan las velas apagadas.


    TERMÓPILAS

    Honor a aquellos que en sus vidas
    se dieron por tarea el defender Termópilas.
    Que del deber nunca se apartan;
    justos y rectos en todas sus acciones,
    pero también con piedad y clemencia;
    generosos cuando son ricos, y cuando
    son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
    que ayudan igualmente en lo que pueden;
    que siempre dicen la verdad,
    aunque sin odio para los que mienten.
    Y mayor honor les corresponde
    cuando prevén (y muchos prevén)
    que Efialtes ha de aparecer al fin,
    y que finalmente los medos pasarán.


    CHE FECE... IL GRAN RIFIUTO

    A algunos hombres les llega un día
    en que deben el gran Sí o el gran No
    decir. De inmediato se revela quién tiene
    preparado en su interior el Sí, y diciéndolo
    avanza en el honor y en su convicción.
    Aquél que se negó no se arrepiente. Si otra vez le preguntaran,
    no, diría de nuevo. Y sin embargo lo agobia
    aquel no -justo- durante toda su vida.


    MURALLAS

    Sin consideración, sin piedad, sin recato
    grandes y altas murallas en torno mío construyeron.
    Y ahora estoy aquí y me desespero.
    Otra cosa no pienso: mi espíritu devora este destino;
    porque afuera muchas cosas tenia yo que hacer.
    Ah cuando los muros construían cómo no estuve atento.
    Pero nunca escuché ruido ni rumor de constructores.
    Imperceptiblemente fuera del mundo me encerraron.


    ESPERANDO A LOS BÁRBAROS

    -¿Qué esperamos reunidos en el ágora?
    Es que los bárbaros van a llegar hoy día.
    -¿Por qué en el Senado tal inactividad?
    ¿Por qué los Senadores están sin legislar?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día.
    ¿Qué leyes van a hacer ya los Senadores?
    Los bárbaros cuando lleguen legislarán.
    – ¿Por qué nuestro emperador se levantó tan de mañana, y está
    sentado en la puerta mayor de la ciudad sobre el trono, solemne,
    portando la corona?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día.
    Y el emperador esperar recibir
    a su jefe. Y más aún ha preparado
    un pergamino para dárselo. Allí
    le escribió muchos títulos y nombres.
    -¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores salieron
    hoy con sus togas púrpuras, bordadas;
    por qué se pusieron brazaletes con tantos amatistas,
    y anillos con magnificas, brillantes esmeraldas;
    por qué toman hoy día valiosísimos bastones
    en plata y oro espléndidamente labrados?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día
    y tales cosas deslumbran a los bárbaros.
    -¿Por qué tampoco los valiosos oradores no acuden como siempre
    a pronunciar sus discursos, a decir sus cosas?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día;
    y los aburren las elocuencias y las arengas.
    -¿Por qué comenzó de improviso esta inquietud
    y confusión? (Los rostros qué serios que se han puesto.)
    ¿Por qué rápidamente se vacían las calles y las plazas
    y todos regresan a sus casas pensativos?
    Porque anocheció y los bárbaros no llegaron.
    Y unos vinieron desde las fronteras
    y dijeron que bárbaros ya no existen.
    Y ahora qué será de nosotros sin bárbaros.
    Los hombres esos eran una cierta solución.


    POEMAS CANONICOS (1916-1918)


    DESDE LAS NUEVE

    Doce y media. Rápido pasó la hora
    desde las nueve cuando encendí la lámpara
    y me senté aquí. Estaba sin leer,
    y sin hablar. Con quién hablar
    enteramente solo en esta casa.
    La imagen de mi cuerpo joven,
    desde las nueve cuando encendí la lámpara,
    vino y me encontró y me recordó
    cerradas piezas perfumadas,
    y pasado placer -¡qué atrevido placer!
    Y también me trajo ante los ojos,
    calles que ahora se volvieron inconocibles,
    locales llenos de movimiento que se acabaron,
    y teatros y cafés que alguna vez existieron.
    La imagen de mi cuerpo joven
    vino y me trajo también las cosas tristes:
    duelos de la familia, separaciones,
    sentimientos de los míos, sentimientos
    tan poco apreciados de los muertos.
    Doce y media. Cómo ha pasado la hora.
    Doce y media. Cómo han pasado los años.


    EMISARIOS DE ALEJANDRÍA

    No se vieron, por siglos, tan hermosos obsequios en Delfos
    como éstos que fueron enviados por los dos hermanos,
    los reyes rivales Ptolomeos. Después de recibirlos
    sin embargo, se inquietaron los sacerdotes por el oráculo. Su
    experiencia
    toda van a necesitar para redactarlo con sagacidad
    cuál de los dos, cuál de tales dos quedará descontento.
    Y deliberan por la noche secretamente
    y discuten los problemas familiares de los Laghidas.
    Pero he aquí que volvieron los emisarios. Se despiden.
    Regresan a Alejandría, dicen. Y no piden
    oráculo alguno. Y los sacerdotes los escuchan con alegría
    (se entienden que conservan los magníficos obsequios),
    pero están también en extremo sorprendidos,
    sin entender qué significa esa repentina indiferencia.
    Pues ignoran que ayer les llegaron a los emisarios graves noticias.
    En Roma se entregó el oráculo: fue allí el reparto.


    EL PLAZO DE NERÓN

    No se inquietó Nerón cuando escuchó
    El vaticinio del Oráculo de Delfos.
    "Los setenta y tres años que tema".
    Tenía tiempo aún para gozar.
    Tiene treinta años. Muy suficiente
    es el plazo que el dios le da
    para preocuparse de los peligros futuros.
    Ahora va a regresar a Roma un poco cansado,
    pero cansado exquisitamente por este viaje,
    que fue todo días de placer
    -en los teatros, en los jardines, en los gimnasios...
    Atardeceres de las ciudades de Acaya...
    Ah la voluptuosidad de los cuerpos desnudos sobre todo...
    Esto con Nerón. Y en España Galba
    secretamente su ejército reúne y lo ejercita,
    el anciano de setenta y tres años.


    EN EL PUERTO

    Joven, de veintiocho años, en un barco de Tinos
    llegó Emes a este puerto sirio,
    con el propósito de aprender perfumería.
    Pero en la travesía se enfermó. Y apenas
    desembarcó, murió. Su entierro, muy pobre,
    se hizo aquí. Pocas horas antes de morir algo
    susurró sobre un "hogar", sobre "padres muy ancianos".
    Pero quiénes eran ellos nadie lo supo,
    ni cuál su patria en el vasto mundo panhelénico.
    Mejor. Porque así mientras
    yace muerto en este puerto,
    siempre tendrán sus padres la esperanza de que está vivo.


    UNO DE SUS DIOSES

    Cuando alguno de ellos pasaba por el ágora
    de Seleucia, hacia la hora en que anochece,
    en la figura de un joven esbelto de perfecta belleza,
    con la alegría de la incorruptibilidad en los ojos,
    con sus cabellos negros perfumados,
    los transeúntes lo miraban
    y el uno preguntaba al otro si lo conocía,
    y si era un griego de Siria o un extranjero. Pero algunos
    que con más atención observaban,
    comprendían y se apartaban;
    y mientras se perdía bajo los pórticos,
    entre las sombras y las luces del crepúsculo,
    dirigiéndose al barrio que sólo de noche
    vive, entre orgías y vicios,
    y toda suerte de embriaguez y de lujuria,
    se preguntaban pensativos cuál de Ellos podría ser,
    y para qué sospechoso placer
    habría descendido a las calles de Seleucia
    desde las Excelsas, Venerandas Mansiones.


    LA VITRINA DE LA CIGARRERÍA

    Junto a una iluminada vitrina
    de una cigarrería estaban, entre otros muchos.
    Casualmente sus miradas se encontraron,
    y el ilícito deseo de sus cuerpos
    expresaron tímidamente, con vacilación.
    Después, unos pocos pasos inquietos en la acera -
    hasta que sonrieron, y se hicieron una leve seña.
    Y enseguida ya el coche cerrado...
    el acercamiento sensual de los cuerpos;
    las manos unidas, los labios unidos.


    FRENTE DE LA CASA

    Ayer mientras paseaba por un barrio
    apartado, pasé por frente de la casa
    donde solía entrar cuando era joven.
    Allí el Amor mi cuerpo había dominado
    con su poder maravilloso.
    Y ayer
    cuando pasé por la vieja calle,
    se embellecieron al punto por el encantamiento del amor
    los negocios, las aceras, las piedras,
    y murallas, y balcones, y ventanas:
    nada feo quedó allí.
    Y mientras estaba detenido, y contemplaba la puerta,
    y permanecía detenido, y me tardaba allí delante de la casa,
    de todo mi ser brotaba
    la guardada emoción del placer.


    LA MESA DEL LADO

    Apenas tendría veintidós años.
    Y sin embargo estoy seguro, que, hace casi esos
    años, este mismo cuerpo lo gocé.
    No es en absoluto una exaltación del erotismo.
    Y sólo poco rato antes entré al casino:
    no he tenido tiempo para beber mucho.
    El mismo cuerpo yo lo gocé.
    Y si no recuerdo dónde -un olvido mío no importa.
    Ah mira, ahora que se sentó en la mesa del lado,
    conozco cada movimiento que hace -y por debajo de la ropa
    desnudos los miembros amados vuelvo a ver.


    RECUERDA, CUERPO...

    Cuerpo, recuerda no solamente cuánto fuiste amado,
    no sólo los lechos en que te acostaste,
    sino también aquellos deseos que por ti
    brillaban en los ojos manifiestamente,
    y temblaban en la voz -y algún
    obstáculo casual los hizo vanos.
    Ahora que todo ya está en el pasado,
    parece casi como si a los deseos
    aquellos te hubieses entregado -cómo brillaban,
    recuerda, en los ojos que te miraban;
    cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo.


    POEMAS CANÓNICOS (1919-1933)


    EL SOL DE LA TARDE

    Esta pieza, qué bien la conozco.
    Ahora se arrienda y también la del lado
    para oficinas comerciales. Toda la casa se transformó
    en oficinas de corredores, y de comerciantes, y de Compañías.
    Ah esta pieza, cuán conocida me es.
    Cerca de la puerta aquí estaba el canapé,
    y delante de él una alfombra turca;
    cerca el estante con dos floreros amari1los.
    A la derecha, no, al frente, un armario con espejo.
    En el centro, la mesa donde escribía;
    y los tres grandes sillones de mimbre.
    Junto a la ventana estaba la cama
    donde nos amamos tantas veces.
    En algún lugar deben estar esas pobres cosas.
    Junto a la ventana estaba la cama.
    El sol de la tarde le llegaba a la mitad.
    ...Una tarde, las cuatro, nos habíamos separado
    por una semana solamente... Ay de mí,
    esa semana se volvió siempre.


    SU COMIENZO

    La consumación de su placer ilícito
    tuvo lugar. Se levantaron del lecho,
    y se visten rápidamente, sin hablar.
    Salen separados, ocultamente de la casa; y mientras
    caminan con cierta inquietud por la calle, parece
    como si sospecharan que algo en ellos traiciona
    a qué clase de lecho cayeron hace poco.
    Cuánto ganó empero la vida del artista.
    Mañana, pasado mañana, o después de años han de escribirse
    los vigorosos versos cuyo comienzo aquí estuvo.


    EN UN LIBRO VIEJO

    En un libro viejo -de unos cien años-
    olvidada entre sus hojas,
    encontré una acuarela sin firma.
    Debe haber sido obra de un artista muy bueno.
    Llevaba como título "Presentación del amor".
    Pero más bien correspondía "- del amor de los sensuales en
    extremo".
    Porque era manifiesto al contemplar la obra
    (fácilmente percibíase la idea del artista)
    que a los que aman en cierto modo regularmente,
    que permanecen dentro de lo que de todas maneras se permite,
    no estaba destinado el adolescente
    de la pintura -en unos ojos pardos, oscuros,
    con la hermosura peregrina de su rostro,
    la belleza de la atracción anómala;
    con sus labios ideales que llevan
    el placer a un cuerpo amado;
    con sus miembros ideales creados para lechos
    que la moral corriente llama vergonzosos.


    EN DESESPERACIÓN

    Lo perdió del todo. Y ahora busca ya
    en los labios de cada nuevo amante
    los labios de él; en la unión con cada
    nuevo amante busca engañarse
    que es el mismo joven, que se entrega a aquél.
    Lo perdió del todo, como si ni siquiera nunca existido.
    Porque quería -dijo él- quería liberarse
    del placer morboso, estigmatizado.
    Era tiempo todavía -según dijo- de salvarse.
    Lo perdió del todo, como si nunca siquiera hubiera existido.
    A través de la imaginación, a través de las falsas sensaciones
    en los labios de otros jóvenes busca los labios de él;
    buscar sentir de nuevo su amor.


    DE VIDRIO COLOREADO

    Mucho me emociona un detalle
    en la coronación, en Blaquerna, de Juan Cantacuzeno
    y de Irene hija de Andrónico Asán.
    Como no poseían sino unas pocas piedras preciosas
    (grande era la pobreza de nuestro maltrecho estado)
    se ataviaron con gemas artificiales. Una cantidad de trozos de vidrio,
    granates, verdes o azulados. Nada
    de humillante o indigno
    tienen en mi opinión esos trocitos
    de vidrio coloreado. Parecen por el contrario
    una triste protesta
    contra el injusto infortunio de los coronados.
    Son los símbolos de aquello que debieron tener
    en su coronación un Kyr Juan Cantacuzeno,
    y una Kyría Irene hija de Andrónico Asán.


    SACERDOTE DEL SERAPION

    A mi buen padre anciano,
    que me amó siempre igual;
    a mi buen padre anciano que murió anteayer,
    poco antes de anochecer, estoy llorando.
    Jesucristo, los mandamientos
    de tu iglesia santísima observar
    en cada acción mía, en cada palabra,
    en cada pensamiento, es mi esfuerzo
    cotidiano. Y a los que te niegan
    los rechazo.- Pero ahora me lamento:
    gimo, Cristo mío, por mi padre
    a pesar de que era -horrible decirlo-
    sacerdote en el muy maldito Serapion.


    DOS JÓVENES, DE 23 A 24 AÑOS

    Desde las diez y media estaba en el café,
    y lo esperaba que dentro de poco apareciera.
    Llegó la medianoche -y lo esperaba todavía.
    Dieron la una y media; habíase vaciado
    casi del todo el café.
    Se aburrió de leer diarios
    maquinalmente. De sus pobres tres chelines
    sólo le quedaba uno: en tanto rato que esperaba
    gastó los otros en cafés y coñac.
    Todos sus cigarrillos se los fumó.
    Lo estaba agotando tanta espera. Porque
    solo como estaba por horas, comenzaron
    a apoderarse de él inoportunos pensamientos
    sobre su vida descarriada.
    Mas cuando vio entrar a su amigo -al punto
    el cansancio, el fastidio, los pensamientos disipáronse.
    El amigo le llevó una noticia inesperada.
    Había ganado sesenta liras en el garito.
    Sus hermosos semblantes, su maravillosa juventud,
    el sensitivo amor que entre sí se tenían,
    se refrescaron, revivieron, se fortalecieron
    por las sesenta liras de la casa de juego.
    Y plenos de alegría y de vigor, de sensualidad y belleza
    Se fueron -no a las casas de sus honorables familiares
    (donde, por otra parte, ya no los querían):
    a una casa de corrupción conocida de ellos,
    y muy particular, se fueron y pidieron
    un dormitorio, y licores costosos, y de nuevo bebieron.
    Y cuando se acabaron los costosos licores,
    y cuando ya se acercaban las cuatro
    al amor se entregaron felices.


    KIMON HIJO DE LEARJOS DE 22 AÑOS,
    ESTUDIANTE DE LETRAS GRIEGAS (EN CIRENE)


    "Mi fin sobrevino cuando era feliz.
    Hermotelis me tenía como su amigo inseparable.
    En mis últimos días, a pesar de que fingía
    no estar inquieto, percibía yo a menudo
    sus ojos llorosos. Parecía como si hubiera
    dormido poco, caía como fuera de sí
    en el borde de mi cama. Y éramos también los dos
    jóvenes de una edad, veintitrés años.
    Traidora es la Suerte. Quizás alguna otra pasión
    a Hermotelis lo separaba de mí.
    En buena hora he muerto: en el amor no compartido".
    Este epitafio de Marilo Aristodemos
    que murió en Alejandría hace un mes,
    lo recibí yo el doliente, su primo Kimon.
    Me lo envió el poeta conocido mío que lo escribió.
    Me lo envió porque sabía que yo era
    pariente de Marilo: no sabía otra cosa.
    Llena está mi alma de pena por Marilo.
    Habíamos crecido juntos, como hermanos.
    Siento tristeza profunda. Su muerte prematura
    cualquier resentimiento del todo me lo borró...
    todo resentimiento contra Marilo -a pesar
    de que me había robado el amor de Hermotelis,
    y aunque me quiera ahora Hermotelis de nuevo,
    no será en absoluto lo mismo. Conozco yo el carácter
    sensible que poseo. La imagen de Marilo
    surgirá entre nosotros, y he de creer que lo oigo
    decirme: Hete aquí ahora satisfecho:
    He aquí que lo has recobrado como deseabas, Kimon:
    He aquí que ya no tienes pretexto para acusarme.


    MIRIS: ALEJANDRÍA DEL 340 D.C.

    Cuando supe la desgracia, que había muerto Miris,
    fui a su casa, a pesar de que evito
    entrar a las casas de Cristianos,
    sobre todo cuando tienen duelos o festejos.
    Me detuve en un pasillo. No quise
    avanzar más adentro, pues percibí
    que los parientes del muerto me miraban
    con manifiesto asombro y desagrado.
    Lo tenían en una sala grande
    que desde el extremo donde me detuve
    vi un poco: toda tapices preciosos,
    y utensilios de oro y de plata.
    Yo estaba de pie llorando al final del pasillo.
    Y pensaba que nuestras reuniones y excursiones
    sin Miris no tendrían ya valor
    y pensaba que ya no lo vería
    en nuestras bellas trasnochadas inmorales
    regocijarse, y reír, y recitar versos
    con su perfecto sentido del ritmo griego;
    y pensaba que había perdido para siempre
    su belleza, que había perdido para siempre
    al joven que adoraba con locura.
    Unas ancianas, cerca de mí, hablaban en voz baja
    del último día que vivió-
    continuamente en sus labios, el nombre de Jesús,
    tenía una cruz en sus manos.-
    Entraron después al aposento
    cuatro sacerdotes Cristianos, y decían sus oraciones
    con fervor y unas súplicas a Jesús
    o a María (no conozco bien su religión)
    Sabíamos, ciertamente, que Miris era Cristiano.
    Lo sabíamos desde el primer momento, cuando
    el año antepasado entró a nuestro grupo.
    Pero vivía absolutamente como nosotros.
    De todos nosotros el más entregado a los placeres;
    disipando con largueza su dinero en las diversiones.
    Sin cuidado por el juicio de la gente,
    se metía de adrede en riñas nocturnas en las calles
    cuando nuestra cuadrilla acertaba
    a hallar un grupo opuesto.
    Nunca hablaba de su religión.
    Más aun, cierta vez le dijimos
    que lo llevaríamos con nosotros al Serapion.
    Pero como que se disgustó
    con esa broma: ahora recuerdo.
    Ah y también me vienen a la mente otras dos ocasiones.
    Cuando hicimos libaciones a Poseidón,
    se apartó de nuestro grupo y volvió la vista a otra parte.
    Cuando entusiasmado uno de nosotros
    dijo "el grupo nuestro que esté
    bajo el favor y protección del grande,
    del hermosísimo Apolo" -Miris susurró
    (los demás no lo oyeron) "con excepción de mí'.
    Los sacerdotes Cristianos en alta voz
    suplicaban por el alma del joven.-
    Yo observaba con cuánto esmero
    y con qué atención concentrada
    se preparaba todo en las formas
    de su religión para el funeral Cristiano.
    Y de repente me dominó una extraña impresión.
    De una manera indefinida, sentía
    como si Miris se marchase de mi lado.
    Sentía que se había unido, Cristiano,
    con los suyos, y que me había vuelto
    yo un extraño, muy extraño, sentía además
    que una duda se me allegaba: acaso hubiera sido engañado
    por mi afecto, y siempre le fui extraño.-
    Me lancé fuera de la horrible casa de ellos,
    huí velozmente antes que el recuerdo de Miris me
    fuera arrebatado, cambiado por el cristianismo de ésos.


    EL ESPEJO EN LA ENTRADA

    La rica mansión tenía en la entrada
    un espejo enorme, muy antiguo,
    comprado a lo menos ochenta años antes.
    Un hermosísimo joven, empleado donde un sastre
    (los domingos, atleta aficionado),
    estaba allí con un paquete. Lo entregó
    a alguien de la casa, y éste lo llevó adentro
    para traer el recibo. El empleado del sastre
    se quedó solo, esperando.
    Se acercó al espejo y se miraba
    y se arreglaba la corbata. A los cinco minutos
    le trajeron el recibo. Lo tomó y se fue.
    Pero el viejo espejo que había visto tanto y tanto,
    durante sus muchos años de existencia,
    miles de cosas y de rostros,
    pero el viejo espejo ahora se alegraba
    y se sentía ufano de haber recibido sobre sí
    la perfecta belleza por algunos instantes.


    POEMAS INÉDITOS (1884-1923)


    27 DE JUNIO DE 1906, 2 p.m. (1908)

    Cuando lo llevaron los Cristianos a colgar
    al inocente muchacho de diecisiete años,
    su madre que allí cerca de la horca
    se arrastraba y se golpeaba en el suelo
    bajo el sol feroz de mediodía,
    ya daba alaridos, y aullaba como lobo, como fiera,
    o ya extenuada la mártir se lamentaba:
    "Diecisiete años sólo me viviste, hijo mío".
    Y cuando lo subieron por la escala de la horca
    y le pasaron la cuerda y lo colgaron,
    y pendía lastimosamente en el vacío
    con los espasmos de su negra agonía
    su cuerpo adolescente bellamente formado,
    la madre mártir se arrastraba por el suelo
    y no se lamentaba ya por los años ahora:
    "Diecisiete días solamente, gemía,
    diecisiete días solamente te gocé, hijo mío".


    LO OCULTO (1908)

    Por cuanto hice y por cuanto dije
    que no traten de encontrar quién era yo.
    Un obstáculo se alzaba y transformaba
    mis acciones y mi modo de vivir.
    Un obstáculo se alzaba y me detenía
    muchas veces cuando iba a hablar.
    Mis acciones más inobservadas
    y mis escritos más ocultos
    -sólo por allí me entenderán.
    Mas acaso no vale la pena gastar
    tanta atención y tanto esfuerzo para conocerme.
    Más tarde -en la sociedad más perfecta-
    algún otro, hecho como yo,
    ciertamente surgirá y actuará libremente.


    MEDIA HORA (1914)

    Ni te conseguí, ni te conseguiré
    nunca, creo. Algunas palabras, un acercamiento
    como en el bar anteayer, y nada más.
    Es una pena, no digo. Pero nosotros los del Arte
    a veces con intensidad de pensamiento, y ciertamente sólo
    por poco tiempo, creamos un placer
    que parece casi real.
    Así en el bar anteayer -claro que ayudando
    mucho el alcohol compasivo-
    tuve una media hora en plenitud erótica.
    Y tú lo percibiste, me parece,
    y te quedaste un poco más de adrede.
    Eso era muy necesario. Porque
    con toda la imaginación, y con el mágico alcohol,
    tenía que mirar también tus labios,
    tenía que estar tu cuerpo cerca.


    CASA CON HUERTO (1915)

    Quisiera tener una casa. de campo
    con un jardín muy grande -no tanto
    por las flores, por los árboles, y por el verdor
    (por cierto que también se hallen: son bellísimos),
    sino para tener animales. Ah, ¡tener animales!
    Al menos siete gatos -dos bien negros,
    y dos albos como nieve, para el contraste.
    Un serio papagayo, para escucharlo
    decir cosas con énfasis y convicción.
    En cuanto a perros, creo que tres me bastarían.
    Quisiera también dos caballos (buenos son los caballitos).
    Y sobre todo tres o cuatro de aquellos valiosos,
    simpáticos, animales, los asnos,
    que estuvieran echados perezosamente, que menearan alegres sus cabezas.


    Última edición por Pedro Casas Serra el Miér Mayo 25, 2022 1:22 pm, editado 1 vez
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por sergio cassarino Mar Jul 27, 2010 12:49 pm

    Por aquí he pasado, leído, gustado y agradecido... me he retirado. Sergio.
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Mar Jul 27, 2010 1:36 pm

    Pedro, hace bstante tiempo que leí a Kavafis. Y me impresionó su poesía. Leeré tu trabajo más detenidamente. Impresiona de un trabajo bien hecho, que yo te agradezco. Un saludo
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Mar Jul 27, 2010 7:06 pm

    Llegar hasta allí es tu destino.
    Pero no apures tu viaje en absoluto.
    Mejor que muchos años dure:
    y viejo ya ancles en la isla,
    rico con cuanto ganaste en el camino,
    sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
    Ítaca te dio el bello viaje.
    Sin ella no hubieras salido al camino.
    Otras cosas no tiene ya que darte.
    Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
    Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
    ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.


    Gracias, querido amigo Pedro!
    Excelente trabajo!
    Me presentas un bello poeta!
    Sólo conocía ÍTACA...
    Volveré!
    Un beso
    Maria Lua


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér Jul 28, 2010 6:40 am

    Me alegro, Sergio, de que te haya gustado la poesía del gran poeta Cavafis, gran conocedor de la historia helénica y del corazón humano.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér Jul 28, 2010 6:44 am

    Gracias, Pascual, he procurado recoger un conjunto de poemas significativos en una de las muchas traducciones existentes en la red de la obra de Cavafis. Los poemas de Cavafis convierten a la historia en vida y a la vida en historia.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér Jul 28, 2010 6:58 am

    Gracias por tu interés, Maria. "Ítaca" es uno de los poemas más conocidos de Cavafis, junto con "Esperando a los bárbaros" y "El dios abandona a Antonio" que se cuentan entre sus poemas históricos (era un gran entendido en historia helénica). Muy famosos son también sus poemas filosóficos ("Velas", "Que fece... il gran rifiuto", "Murallas"...)y sus poemas eróticos ("Recuerda... cuerpo", "Dos jóvenes de 23 y 24 años", "Miris: Alejandría del 340 después de Cristo"...).

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Carmen Parra Jue Ago 05, 2010 10:15 am

    Me he llevado una graatisima sorpresa Pedro, estoy dedicandole algo de tiempo a este poeta, me lo recomendó mi hija y me ha llenado de alegria que tu lo acerques a nosotros
    Gracias
    Un abrazo
    Pedro Casas Serra
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue Ago 05, 2010 1:52 pm

    Celebro coincidir en gustos con tu hija, Stella, y espero que a ti también te guste la poesía de Cavafis.

    Un fuerte abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por cecilia gargantini Dom Ago 22, 2010 5:51 pm

    Querido amigo Pedro, yo conocía algunos de los poemas más significativos; pero me he llevado una grata sorpresa con tantos bellos textos.
    Volveré. Gracias por acercarnos a estos versos.
    Cariñossssssssssssssssss
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Carmen Parra Lun Ago 23, 2010 5:02 am

    Vuelvo a leer un poquito de este poeta, como te dije lo conocí por mi hija y me atrae su poesía
    Un abrazo
    Stella
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun Ago 23, 2010 7:44 am

    Celebro que te guste la poesía de Cavafis, Cecilia. Muchos poemas encierran una buena dósis de ironía, lo cual no es frecuente en poesía, y es muy interesante. Como:

    ESPERANDO A LOS BÁRBAROS

    -¿Qué esperamos reunidos en el ágora?
    Es que los bárbaros van a llegar hoy día.
    -¿Por qué en el Senado tal inactividad?
    ¿Por qué los Senadores están sin legislar?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día.
    ¿Qué leyes van a hacer ya los Senadores?
    Los bárbaros cuando lleguen legislarán.
    – ¿Por qué nuestro emperador se levantó tan de mañana, y está
    sentado en la puerta mayor de la ciudad sobre el trono, solemne,
    portando la corona?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día.
    Y el emperador esperar recibir
    a su jefe. Y más aún ha preparado
    un pergamino para dárselo. Allí
    le escribió muchos títulos y nombres.
    -¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores salieron
    hoy con sus togas púrpuras, bordadas;
    por qué se pusieron brazaletes con tantos amatistas,
    y anillos con magnificas, brillantes esmeraldas;
    por qué toman hoy día valiosísimos bastones
    en plata y oro espléndidamente labrados?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día
    y tales cosas deslumbran a los bárbaros.
    -¿Por qué tampoco los valiosos oradores no acuden como siempre
    a pronunciar sus discursos, a decir sus cosas?
    Porque los bárbaros llegarán hoy día;
    y los aburren las elocuencias y las arengas.
    -¿Por qué comenzó de improviso esta inquietud
    y confusión? (Los rostros qué serios que se han puesto.)
    ¿Por qué rápidamente se vacían las calles y las plazas
    y todos regresan a sus casas pensativos?
    Porque anocheció y los bárbaros no llegaron.
    Y unos vinieron desde las fronteras
    y dijeron que bárbaros ya no existen.
    Y ahora qué será de nosotros sin bárbaros.
    Los hombres esos eran una cierta solución.




    Un abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun Ago 23, 2010 7:53 am

    Celebro encontrate por aquí, Stella. Cavafis escribe muchos poemas para revivir momentos felices, como éste:


    EL SOL DE LA TARDE

    Esta pieza, qué bien la conozco.
    Ahora se arrienda y también la del lado
    para oficinas comerciales. Toda la casa se transformó
    en oficinas de corredores, y de comerciantes, y de Compañías.
    Ah esta pieza, cuán conocida me es.
    Cerca de la puerta aquí estaba el canapé,
    y delante de él una alfombra turca;
    cerca el estante con dos floreros amari1los.
    A la derecha, no, al frente, un armario con espejo.
    En el centro, la mesa donde escribía;
    y los tres grandes sillones de mimbre.
    Junto a la ventana estaba la cama
    donde nos amamos tantas veces.
    En algún lugar deben estar esas pobres cosas.
    Junto a la ventana estaba la cama.
    El sol de la tarde le llegaba a la mitad.
    ...Una tarde, las cuatro, nos habíamos separado
    por una semana solamente... Ay de mí,
    esa semana se volvió siempre.


    Un abrazo.
    Pedro



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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Lun Ago 30, 2010 4:56 am

    ...Una tarde, las cuatro, nos habíamos separado
    por una semana solamente... Ay de mí,
    esa semana se volvió siempre.


    Me gustan los poemas
    de Cavafis...
    Vuelvo a leerlos...
    Me gusta mucho ese poema
    de recuerdos...
    Gracias, Pedro!
    Un beso, amigo
    Maria Lua


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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun Ago 30, 2010 5:57 am

    El paraíso de Cavafis está en la juventud, Maria, que recuerda para alivio de su vejez.

    Un abrazo.
    Pedro


    NUEVE POEMAS EROTICOS DE KONSTANDINOS KAFAVIS
    Versión de Harold Alvarado Tenorio


    (Sacado de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    TUMBA DE EURION (1912)

    En esta tumba –rica en diseño,
    toda en mármol de Tebas,
    cubierta con lirios y violetas-
    yace el hermoso Eurion,
    un alejandrino de veinticinco años.
    Descendiente de macedonios y magistrados
    estudió filosofía con Aristokleitos
    y con Paros, retórica, y en Tebas leyó las Sagradas Escrituras.
    Redactó también una historia de la provincia de Arsinoe.
    Todo eso al menos habrá de sobrevivirle.
    Pero perdimos para siempre lo que era realmente precioso:
    su cuerpo, una visión de Apolo.


    CANCIÓN DE JONIA (1911)

    Aun cuando rompimos sus estatuas
    y les sacamos de sus templos
    los dioses no han muerto.
    Es a ti, tierra de Jonia, a quienes ellos aman,
    es a ti, a quienes sus almas recuerdan.
    Cuando llegan las mañanas de Agosto
    un vigor emana de sus almas y se agita en tus aires
    y a veces, un muchacho, de etérea juventud,
    indefinible, como una sombra alada,
    se aleja cruzando tus colinas.


    ANTE LA TUMBRA DE ENDIMION (1916)

    Vine de Mileto a Latmos
    en un blanco carruaje de cuatro mulas,
    blancas como la nieve, con arneses de plata.
    Navegué desde Alejandría en una nave púrpura
    para hacer ritos secretos-
    libaciones y sacrificios en honor de Endimión.
    Aquí esta su estatua y miro, con asombro,
    su celebre hermosura.
    Entonces mis esclavos arrojan sobre ella canastas de jazmines
    y a mi cuerpo regresan los placeres de los días de ayer.


    UNO DE SUS DIOSES (1917)

    Cuando uno de ellos cruzaba por la plaza de Seleucia,
    justo en el momento en que caía la tarde,
    -caminando como un muchacho, alto y hermoso,
    con el goce de un ser inmortal en los ojos,
    con el pelo negro y perfumado-,
    las gentes le miraban
    y se preguntaban si lo conocían,
    si era un griego de Siria, o acaso un extranjero.
    Pero aquellos que observaban con atención
    comprendían, y haciéndose a un lado
    mientras él se alejaba bajo los portones,
    entre las sombras y las luces de la tarde
    hacia el barrio donde vive noches de alcohol y lascivia,
    pensaban cuál de Ellos sería
    y para qué sospechoso placer
    había bajado hasta las calles de Seleucia
    desde aquellas Augustas Moradas.



    EN UN PUEBLO DE OSROENE (1917)

    Ayer, a media noche, herido en una riña de taberna,
    trajeron a Rémona, nuestro amigo.
    A través de la ventana la luna iluminaba su cuerpo.
    Somos una mezcla de sirios, griegos, armenios y medos.
    Rémona es uno de ellos. Pero anoche
    cuando la luna iluminaba su entrañable rostro
    pensamos de nuevo en el Cármides de Platón.


    EN LA CUBIERTA DEL BARCO (1919)

    Se parece a él, por supuesto,
    este pequeño retrato hecho a lápiz.

    Fue hecho de prisa, en la cubierta del barco,
    una tarde mágica,
    con el mar de Jonia rodeándonos.

    Se parece a él, aun cuando le recuerdo más bello.
    Era de una sensibilidad casi enfermiza
    y eso iluminaba más su rostro.
    Y más hermoso me parece ahora
    cuando le recuerdo hace ya tantos años.

    Hace ya tantos años. Todo ha envejecido-
    el retrato, el barco y aquella tarde.


    DÍAS DE 1901 (1927)

    Lo que había de singular en él,
    a pesar de su vida disoluta
    y su vasta experiencia sexual
    y que, muchas veces sus actos
    concordasen con sus años,
    eran aquellos momentos
    –ciertamente,
    muy raros-, cuando su cuerpo
    parecía intocado.

    La belleza de sus veintinueve años,
    por el placer puesta a prueba,
    a veces recordaba extrañamente
    a un muchacho que -con cierta torpeza—por primera vez
    al amor entrega su cuerpo.


    DÍAS DE 1909, 1910 y 1911 (1928)

    Era el hijo de un marinero indigente, de una isla del Egeo.
    Trabajaba para un herrero y vestía pobremente.
    Sus zapatos gastados, sus manos manchadas de orín y de aceite.

    Al caer de la tarde, cuando cerraban la fragua,
    si algo deseaba, una corbata cara, digamos,
    una corbata para los domingos,
    o si en una vitrina había visto alguna bella camisa,
    por uno o dos taleros ofrecía su cuerpo.

    Ahora me pregunto si en los tiempos antiguos
    tuvo Alejandría, la gloriosa, un joven tan apuesto
    y tan bello como este que perdimos.
    Nadie hizo, por supuesto, su estatua o su retrato.
    En aquel astroso taller, entre el calor de la fragua
    y el penoso trabajo, entre el deleite y las pasiones,
    terminaron sus días.


    DÍAS DE 1908 (1932)

    Aquel año estaba sin trabajo;
    y malvivía del juego de las cartas,
    de los dados y los préstamos.

    En una papelería le habían ofrecido
    un empleo de tres libras al mes.
    Pero lo rechazó. No era un sueldo para él,
    joven bien educado y con veinticinco años.

    Apenas si ganaba dos o tres chelines diarios.
    De los naipes y los dados, ¿qué podía obtener
    un muchacho como él, en cafés de mala muerte,
    así jugara con astucia o eligiera los más tontos?
    Y aun cuando mucho prestara, rara vez tenía un talero.

    Con frecuencia iba a la playa. Su traje era siempre el mismo
    uno color de canela, ya muy descolorido.

    ¡Oh días del verano de mil novecientos ocho!
    de vuestro recuerdo, por obra del arte,
    se ha borrado aquel traje.
    Ahora lo evoco mientras se lo quitaba
    y lo arrojaba lejos junto a su pobre ropa interior.
    Y quedaba desnudo, íntegramente bello.
    Sus cabellos revueltos,
    Sus glúteos y brazos y piernas doradas por el sol
    en aquellas mañanas de baños en la playa.


    EN LA PEQUEÑA CIUDAD SIN ALEGRÍA

    En la pequeña ciudad sin alegría
    trabaja como empleado en un gran almacén.
    Es muy joven.
    Espera que pasen dos o tres meses
    y que la afluencia de clientes disminuya,
    para volver a la metrópoli
    y sumergirse en el movimiento, en las distracciones.
    Espera, y esa noche, en la pequeña ciudad sin alegría,
    está acostado en su lecho, presa del deseo.
    Toda su juventud arde en pasión,
    hermosa juventud llevada
    por el bello arrebato de los sentidos.
    En sueños, la voluptuosidad vino a él.
    En sueños, cree poseer el cuerpo, la carne deseada.

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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Jue Sep 16, 2010 5:16 pm

    EN LA PEQUEÑA CIUDAD SIN ALEGRÍA

    En la pequeña ciudad sin alegría
    trabaja como empleado en un gran almacén.
    Es muy joven.
    Espera que pasen dos o tres meses
    y que la afluencia de clientes disminuya,
    para volver a la metrópoli
    y sumergirse en el movimiento, en las distracciones.
    Espera, y esa noche, en la pequeña ciudad sin alegría,
    está acostado en su lecho, presa del deseo.
    Toda su juventud arde en pasión,
    hermosa juventud llevada
    por el bello arrebato de los sentidos.
    En sueños, la voluptuosidad vino a él.
    En sueños, cree poseer el cuerpo, la carne deseada.

    Qué poema!!!!!!!


    Te sigo, querido amigo Pedro,
    voy conociendo ese poeta...
    Gracias
    Un beso
    Maria Lua


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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie Sep 17, 2010 5:53 am

    Dejo dos poemas más de Cavafis, con su magistral manera de sintetizar temas complejos y aproximar la historia y convertirla en lección.

    Un abrazo, María.
    Pedro


    TERMINADO

    En medio del temor y las sospechas,
    con espíritu agitado y ojos de pavor,
    nos consumimos y planeamos cómo hacer
    para evitar el seguro
    peligro que así terriblemente nos amenaza.
    Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
    falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
    bien). Otra catástrofe, que no la imaginábamos,
    repentina, violenta cae sobre nosotros
    y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.

    Constantino Cavafis


    IDUS DE MARZO

    Las grandezas teme, oh alma.
    Y si vencer tus ambiciones
    no puedes, con cautela y reservas
    síguelas. Y cuanto más adelante vayas,
    sé más observador, más cuidadoso.
    Y cuando a tu apogeo llegues, César ya;
    cuando tomes figura de hombre famoso,
    entonces cuida especialmente al salir a la calle,
    dominador insigne de séquito acompañado,
    si acierta a acercarse, desde la multitud
    algún Artemidoro, que lleva una carta,
    y dice apresurado "Lee esto inmediatamente,
    son cosas importantes que te interesan",
    no dejes de detenerte; no dejes de postergar
    cualquier conversación o tarea; no dejes de apartar
    a las variadas personas que te saludan y se prosternan ante ti
    (las puedes ver más tarde); que espere incluso
    el Senado mismo, y conoce al instante
    los graves escritos de Artemidoro.

    Constantino Cavafis
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Jue Mayo 12, 2011 11:31 am

    Vuelvo a leer los poemas
    de Cavafis...
    Me gustó mucho conocer los
    dos últimos que dejaste...
    Besos, amigo Pedro
    Maria Lua


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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie Mayo 13, 2011 7:39 am

    Gracias por tu interés, Maria. Te dejo otros poemas de Cavafis pertenecientes a la primera época (1895-1915) de sus Poemas Canónicos.

    Un abrazo.
    Pedro


    LOS SABIOS, LOS HECHOS QUE SE APROXIMAN...

    "Pues los dioses perciben los hechos futuros;
    los hombres, los ya ocurridos; los sabios, los que se aproximan."
    Filóstrato, Vida de Apolonio de Tiana, VIII, 7

    Los hombres conocen los hechos que ocurren al presente.
    Los futuros los conocen los dioses,
    plenos y únicos poseedores de todas las luces.
    De los hechos futuros los sabios captan
    aquellos que se aproximan. Sus oídos
    a veces en horas de honda meditación se
    conturban. El misterioso rumor
    les llega de los acontecimientos que se aproximan.
    Y atienden a él piadosos. Mientras en la calle
    afuera, nada escuchan los pueblos.


    CUANTO PUEDAS

    Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
    en esto esfuérzate al menos
    cuanto puedas: no la envilezcas
    en el contacto excesivo con la gente,
    en demasiados trajines y conversaciones.
    No la envilezcas llevándola,
    trayéndola a menudo y exponiéndola
    a la torpeza cotidiana
    de las compañías y las relaciones,
    hasta que llegue a ser pesada como una extraña.


    TROYANOS

    Son los esfuerzos nuestros, de los desventurados,
    son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
    Algo conseguimos; nos reponemos
    un poco; y empezamos
    a tener coraje y buenas esperanzas.
    Pero siempre algo surge y nos detiene.
    Aquiles en el foso enfrente a nosotros
    sale y con grandes voces nos espanta.-
    Son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
    Creemos que con decisión y audacia
    cambiaremos la animosidad de la suerte,
    y nos quedamos afuera para combatir.
    Mas cuando sobreviene la gran crisis,
    nuestra audacia y decisión desaparecen;
    se turba nuestra alma, paralízase;
    y en torno de los muros corremos
    buscando salvarnos con la fuga.
    Empero nuestra caída es cierta. Arriba,
    sobre las murallas, comenzó ya el lamento.
    Lloran sentimientos y recuerdos de nuestros días.
    Amargamente por nosotros Príamo y Hécuba lloran.


    EL CORTEJO DE DIONISIO

    Damon, el artista (otro más diestro
    no hay en el Peloponeso), en mármol
    de Paros está elaborando el cortejo
    de Dionisio. El dios en gloria excelsa
    adelante, con ímpetu en su paso.
    Desenfreno detrás. Al lado de Desenfreno
    la Embriaguez escancia a los Sátiros el vino
    de una ánfora coronada de hiedras.
    Cerca de ellos Vino Dulce el indolente,
    los ojos semicerrados, dormilón.
    Y más abajo vienen los cantadores
    Melodía y Dulce Canto, y Festejo que nunca
    deja apagarse la venerable antorcha
    de la procesión que él sostiene; y la Ceremonia, muy digna.-
    Esto está haciendo Damon. Y junto a ello
    su pensamiento de cuando en cuando considera
    la recompensa del rey de Siracusa,
    tres talentos, mucha cantidad.
    Con sus otros dineros y con éste
    cuando ingresen, como persona acomodada ricamente va a vivir
    y podrá entrar a la política -¡qué alegría!-,
    también él en la asamblea, también él en el ágora.


    FILOHELENO

    Cuida que el grabado se haga artísticamente.
    Expresión grave y majestuosa.
    La diadema mejor más bien estrecha;
    aquellas anchas de los Partos no me gustan.
    La inscripción, como de costumbre, en griego:
    no exagerada, no pomposa
    -que no lo malinterprete el cónsul
    que siempre rebusca para denunciar a Roma-
    que sea empero ciertamente honrosa.
    Algo muy escogido en la otra cara:
    algún hermoso discóbolo adolescente.
    Sobre todo te recomiendo preocuparte
    Sithaspe, por Dios, no olvidarse
    después de Rey y Salvador,
    que se grabe con letras elegantes, Filoheleno.
    Y ahora no me vengas con agudezas,
    que "¿Dónde están los helenos?" y "¿Dónde la lengua griega
    aquí detrás del Zagro, más acá del Fraata?"
    Puesto que tantos y tantos más bárbaros que nosotros
    lo escriben, lo escribiremos también nosotros.
    Y por último no te olvides que a veces
    nos llegan sofistas desde Siria,
    y versificadores, y otros que se ocupan de necedades.
    De modo que no tenemos tan poca cultura helénica, creo yo,


    LOS PASOS

    En un lecho de ébano ornamentado
    con águilas de coral, duerme profundamente
    Nerón -inconsciente, tranquilo, y feliz;
    en la plenitud del vigor de la carne
    y el hermoso brío de 1a juventud.
    Pero en la sala de alabastro que encierra
    el antiguo larario de los Aenobarbos
    qué inquietos están los Lares.
    Tiemblan los pequeños dioses hogareños
    y tratan de ocultar sus cuerpos insignificantes.
    Porque escucharon un ruido siniestro,
    un ruido mortal que asciende las escalas,
    pasos metálicos que hacen estremecerse los peldaños.
    Y desfallecientes ahora los míseros Lares,
    se esconden en el fondo del larario,
    se empujan unos a otros y tropiezan,
    y un pequeño dios cae sobre el otro,
    pues han comprendido qué clase de ruido es éste,
    han percibido ya los pasos de las Furias.


    TUMBA DE LISIAS, EL GRAMÁTICO

    Muy cerca, a la derecha cuando entras a la biblioteca
    de Berito, enterramos al sabio Lisias,
    el gramático. El lugar es muy apropiado.
    Lo colocamos cerca de sus cosas a las que recuerda
    también allá acaso - escolios, textos, filología,
    variantes, opúsculos con abundante interpretación de helenismos.
    Y además así será vista y honrada por nosotros
    su tumba, cuando pasemos a los libros.


    LO ARRIESGADO

    Dijo Mirtias (un estudiante sirio
    de Alejandría: bajo el reinado
    de augusto Constante y augusto Constancio,
    gentil en parte, y en parte cristianizado):
    "Fortalecido con meditación y estudio,
    yo no temeré a mis pasiones como un cobarde.
    Mi cuerpo a los placeres entregaré,
    a las delectaciones soñadas,
    a los más atrevidos deseos amorosos,
    a los lúbricos impulsos de mi sangre, sin
    ningún temor, porque cuando quiera -
    y tenga decisión, fortalecido
    como estaré con meditación y estudio -
    en los momentos críticos he de reencontrar
    mi espíritu, igual que otrora, ascético".


    EN LA IGLESIA

    Amo la iglesia - sus hexaptérigas,
    la plata de sus vasos sagrados, sus candelabros,
    las luces, su iconos, el púlpito.
    Cuando entro en la iglesia de los griegos:
    con la fragancia de su incienso,
    con las voces y músicas litúrgicas,
    la majestuosa presencia de los sacerdotes
    y el ritmo grave de cada uno de sus movimientos
    -resplandecientes en los ornamentos de las vestiduras-
    mi pensamiento va a los grandes honores de nuestra raza,
    a nuestra gloriosa Bizantinidad.


    MUY RARAMENTE

    Es un anciano. Agotado y giboso,
    estragado por los años, y por intemperancias,
    con paso lento atraviesa la calleja.
    Y sin embargo cuando entra a su casa para ocultar
    su ruina y su vejez, considera
    la parte que él aún posee en la juventud.
    Adolescentes ahora los versos suyos recitan.
    Por los vivaces ojos de éstos pasan las visiones suyas.
    Sus espíritus sanos, voluptuosos,
    sus cuerpos armoniosos, firmes,
    se conmueven con su propia expresión de la Belleza.


    MAR DE LA MAÑANA

    Aquí que me detenga. Que también yo contemple un poco la
    naturaleza.
    Azul esplendoroso de un mar de la mañana
    y de un cielo sin nubes, y una ribera amarilla: todo
    hermosamente y con plenitud iluminado.
    Aquí que me detenga. Y que me engañe como que veo esto
    (lo vi en verdad un instante cuando recién me detuve);
    y no también aquí mis fantasías,
    mis recuerdos, las visiones de la voluptuosidad.


    JÓNICO

    Aunque rompimos sus estatuas,
    aunque los expulsamos de sus templos,
    no por eso murieron del todo los dioses.
    Oh tierra de la Jonia, a ti te aman todavía,
    a ti sus almas te recuerdan aún.
    Cuando sobre ti amanece una mañana de agosto,
    el vigor de sus vidas atraviesa tu atmósfera;
    y a veces una etérea figura de efebo,
    indefinida, con paso rápido,
    por sobre tus colinas atraviesa.


    VUELVE

    Vuelve a menudo y tómame,
    amada sensación, vuelve y tómame -
    cuando del cuerpo la memoria se despierta,
    y un antiguo deseo vuelve a pasar por la sangre;
    cuando los labios y la piel recuerdan
    y las manos sienten como que tocan otra vez.
    Vuelve a menudo y tómame en la noche,
    cuando los labios y la piel recuerdan...


    JURA

    Jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
    Mas cuando llega la noche con sus propios consejos,
    con sus compromisos, y con sus promesas;
    mas cuando llega la noche con su propia fuerza
    del cuerpo que necesita y pide, hacia el mismo
    placer fatal, perdido, va de nuevo.


    FUI

    Me desaté. Me abandoné del todo y fui.
    Hacia los placeres, que medio reales,
    medio imaginados en mi cerebro estaban,
    fui en h noche iluminada.
    Y bebí licores fuertes, como
    los que beben los temerarios de la voluptuosidad.


    CANDELABRO

    En una pieza vacía y pequeña, sólo cuatro paredes,
    y cubiertas por telas íntegramente verdes,
    está encendido un hermoso candelabro y arde:
    y en cada llama suya se abrasa
    una pasión lasciva, un impulso lascivo.
    En la pequeña pieza, que brilla iluminada
    por el fuego vigoroso del candelabro,
    no es en absoluto usual esta luz que brota.
    Para cuerpos sin audacia no está hecha
    la voluptuosidad de este calor.


    VOCES

    Voces ideales y amadas
    de aquellos que murieron, o de aquellos que han
    desaparecido para nosotros como los muertos.
    A veces hablan en nuestros sueños;
    a veces las escucha nuestro espíritu en el pensamiento.
    Y con su rumor por un instante retornan
    ecos de la primera poesía de la vida nuestra -
    como una música, en la noche, lejana, que se apaga.


    DESEOS

    A cuerpos hermosos de muertos que no envejecieron
    y los guardaron, con lágrimas, en un bello mausoleo,
    con rosas a la cabeza y a los pies jazmines -
    se asemejan los deseos que pasaron
    sin cumplirse; sin merecer una
    noche de placer, o una mañana luminosa.


    UN ANCIANO

    En el lado de adentro del bullicioso café
    inclinado sobre la mesa, está sentado un anciano:
    con un diario delante, sin compañía.
    Y en el desmedro de la aciaga vejez
    piensa cuán poco gozó los años
    en que poseía fuerza, y palabra, y apostura.
    Sabe que ha envejecido mucho; lo siente, lo ve.
    Y sin embargo el tiempo en que era joven parece
    como ayer. Qué breve espacio, qué breve espacio.
    Y cavila cómo lo engañó la Prudencia;
    y cómo siempre en ella se confió-, ¡qué locura!-
    la mentirosa que decía: "Mañana. Tienes mucho tiempo".
    Recuerda los ímpetus que contenta; y cuánta
    alegría sacrificada. Cada ocasión perdida
    se burla ahora de su necia prudencia.
    ... Mas de tanto pensar y recordar
    el anciano se mam6. Y se queda dormido
    apoyado en la mesa del café.


    SÚPLICA

    El mar a sus abismos llevose un marinero.-
    Su madre, sin saberlo, va y enciende
    un alto cirio delante de la Virgen,
    para que vuelva pronto y el tiempo le sea benigno-
    y de continuo tiende hacia el viento el oído.
    Mas mientras ella implora y suplica,
    la imagen escucha, grave y acongojada,
    pues sabe que no ha de volver ya el hijo que ella espera.


    LAS ALMAS DE LOS VIEJOS

    En sus viejos cuerpos acabados
    viven las almas de los ancianos.
    Cuán tristes son las pobres
    y qué hastiadas de la vida miserable que arrastran.
    Cómo tiemblan de perderla y cuánto la aman
    las desamparadas y contradictorias
    almas, que viven -comicotrágicas-
    bajo la vieja piel gastada.


    LAS VENTANAS

    En estas oscuras piezas, donde paso
    días agobiantes, voy y vuelvo arriba abajo
    para hallar las ventanas. -Cuando se abra
    una ventana habrá un consuelo- .
    Mas las ventanas no están, o no puedo
    encontrarlas. Y mejor quizás que no las halle.
    Acaso la luz sea un nuevo tormento.
    Quién sabe qué cosas nuevas mostrará.


    DESLEALTAD

    Muchas cosas alabamos de Homero, pero no elogiaremos ésta...
    ni tampoco a Esquilo cuando dice Thetis que Apolo, cantando en sus bodas,
    "le vaticinó buena maternidad. hijos sin enfermedades y de larga
    vida. Habiéndome anunciado que los dioses velarían con amor sobre
    mi destino, entonó el peán, dándome valor. Y yo esperaba que la
    boca divina, de donde fluía el arte adivinatorio, no fuera falsa: pero
    el que cantaba... el mismo es el asesino de mi hijo".
    Platón, La República II

    Cuando casaban a Thetis con Peleo
    se levantó Apolo en el magnífico festín
    del matrimonio, y bendijo a los nuevos esposos
    por el vástago que saldría de su unión.
    Dijo: Nunca lo tocará una enfermedad
    y tendrá larga vida.- Cuando esto dijo,
    se alegró mucho Thetis, pues las palabras
    de Apolo que sabía de vaticinios
    una garantía pareciéronle para su hijo.
    Y mientras Aquiles crecía, y era
    su belleza orgullo de Resalía,
    Thetis recordaba las palabras del dios.
    Pero un día vinieron unos ancianos con noticias
    y contaron la muerte de Aquiles en Troya.
    Y rasgaba Thetis sus vestidos de púrpura,
    y se sacaba de encima brazaletes y sortijas
    y las arrojaba al suelo.
    Y en medio de su lamento se recordó del pasado
    y preguntó qué hacía el sabio Apolo,
    dónde andaba el artista que en los festines
    habla magníficamente, dónde andaba el profeta
    cuando a su hijo mataban en su primera juventud.
    Y los ancianos le contestaron que Apolo,
    él mismo bajó a Troya,
    y con los troyanos asesinó a Aquiles.


    LAS EXEQUIAS DE SARPEDÓN

    Profundo dolor tiene Zeus. Ha dado muerte
    Patroclo a Sarpedón; y ahora se abalanzan
    el hijo de Menecio y los aqueos a arrebatar
    el cuerpo y ultrajarlo
    Pero esto no agrada en absoluto a Zeus.
    A su hijo amado -al que dejó
    morir: tal era la ley-
    al menos muerto lo honrará.
    Y he aquí que envía a Apolo a la llanura
    instruido de cómo cuidar el cuerpo.
    Con unción y dolor el cadáver del héroe
    levanta Apolo y lo lleva hasta el río.
    Lo limpia del polvo y de la sangre;
    cura las horribles heridas, sin dejar
    que aparezca vestigio alguno; vierte sobre él
    los aromas de la ambrosía; y con espléndidos ropajes
    olímpicos lo viste.
    Blanquea su cutis; y con una peineta de perlas
    sus cabellos negrísimos peina.
    Los hermosos miembros los arregla y recuesta.
    Ahora parece un joven rey auriga -
    en sus veinticinco años, en sus veintiséis-
    que reposa después haber ganado,
    con un carro de oro y velocísimos caballos,
    en un certamen famoso el galardón.
    En cuanto Apolo hubo terminado
    su misión, llamó a los dos hermanos
    al Sueño y a la Muerte, ordenándoles
    que el cuerpo llevaran a Licia, ese rico país.
    Y hacia allá al rico país, a Licia,
    viajaron estos dos hermanos
    Sueño y Muerte, y cuando ya llegaron
    a la puerta de la casa real,
    entregaron el glorificado cuerpo,
    y volvieron a sus otras preocupaciones y quehaceres.
    Y cuando 1o recibieron allí; en la casa, comenzó
    con procesiones, y honras, y lamentos,
    y con abundantes libaciones en sagradas crateras,
    y con todo lo necesario, la triste sepultación;
    y después hábiles artesanos de la ciudad
    y afamados artífices de la piedra
    vinieron a labrar el túmulo y la estela.


    LOS CABALLOS DE AQUILES

    Cuando vieron muerto a Patroclo,
    que era tan valeroso, y fuerte, y joven,
    los caballos de Aquiles comenzaron a llorar;
    sus naturalezas inmortales se indignaban
    por esta obra de la muerte que contemplaban.
    Sacudían sus cabezas y agitaban sus largas crines,
    golpeaban la tierra con las patas, y lloraban a Patroclo
    al que sentían inanimado -destruido-
    una carne ahora mísera -su espíritu desaparecido-
    indefenso -sin aliento-
    devuelto desde la vida a la gran Nada.
    Las lágrimas vio Zeus de los inmortales
    caballos y apenose. "En las bodas de Peleo"
    dijo "no debí así irreflexivamente actuar;
    ¡mejor que no os hubiéramos dado caballos míos
    desdichados! Qué buscabais allí abajo
    entre la mísera humanidad que es juego del destino.
    A vosotros que no la muerte acecha, ni la vejez
    efímeras desgracias os atormentan. En sus padecimientos
    os mezclaron los humanos". -Pero sus lágrimas
    seguían derramando los dos nobles animales
    por la desgracia sin fin de la muerte.


    CONSTANTINO CAVAFIS



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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun Mayo 16, 2011 1:47 pm

    Los poemas que sigue pertenecen a la obra de Cavafis "Poemas Canónicos" y a la época 1916-1918.


    COMPRENSIÓN

    Los años de mi juventud, mi vida voluptuosa
    -cuán claramente veo ahora su sentido.
    Qué inútiles arrepentimientos, qué vanos...
    Pero no veía el sentido entonces.
    En la vida disipada de mi juventud
    se plasmaban 1os impulsos de mi poesía,
    se esbozaba el ámbito de mi arte.
    Por eso tampoco los arrepentimientos nunca fueron firmes.
    Y las decisiones de contenerme, de cambiar
    duraban dos semanas a lo más.


    CESARIÓN

    En parte para aclarar bien una época,
    en parte también para pasar el tiempo,
    ayer por la noche tomé para leer
    una colección de inscripciones de los Ptolomeos.
    Las abundantes adulaciones y elogios
    para todos se parecen. Todos son brillantes,
    gloriosos, poderosos, benefactores;
    todas sus empresas sapientísimas.
    Y si te refieres a las mujeres de esa estirpe, también ellas,
    todas las Berenices y las Cleopatras admirables.
    Cuando logré aclarar bien la época,
    habría dejado el libro si una mención breve,
    e insignificante, al rey Cesarión
    no hubiera atraído de inmediato mi atención...
    Ah, hete aquí, viniste tú con tu encanto
    indefinido. En la historia unas pocas
    líneas solamente se encuentran sobre ti,
    y así más libremente te plasmé en mi espíritu.
    Te plasmé apuesto y sentimental.
    Mi arte da a tu rostro una simpática hermosura de ensueño.
    Y tan plenamente te imaginé,
    que anoche tarde, cuando se apagaba
    mi lámpara -la dejé expresamente apagarse-
    creí que habías entrado a mi pieza,
    me pareció que delante de mí te detuviste: como si estuvieras
    en la conquistada Alejandría,
    pálido y cansado, ideal en tu tristeza,
    esperando todavía que se apiadaran de ti
    los malvados -que murmuraban la "diversidad de Césares".


    TUMBA DE YASIS

    Aquí yazgo; Yasís. De esta grande ciudad
    por la hermosura el efebo más famoso.
    Sabios profundos me admiraron; y también el pueblo superficial,
    sencillo. Y me alegraba asimismo igual.
    por ambas cosas. Y por tenerme la gente demasiado por Hermes y
    Narciso,
    los excesos me acabaron, me dieron muerte. Viajero,
    si eres alejandrino, no has de criticar. Tú conoces el ímpetu
    de la vida nuestra: qué ardor posee, qué voluptuosidad excelsa.


    PARA AMONIS QUE MURIÓ DE 29 AÑOS, EN 610

    Rafael, unos pocos versos te piden que compongas
    como epitafio para el poeta Amonis.
    Algo muy fino y delicado. Tú podrás,
    eres el indicado, para escribir como corresponde
    sobre el poeta Amonis, el poeta nuestro.
    Seguramente hablarás de sus poemas -
    pero habla también de su belleza,
    de su sutil hermosura que amamos.
    Siempre es bello y musical tu griego.
    Mas tu maestría toda requerimos ahora.
    A extranjera lengua nuestras penas y nuestros amores pasan.
    Tu sentimiento egipcio vierte en la lengua extranjera.
    Rafael, tus versos que sean así escritos,
    que tengan, sabes, algo de nuestra vida dentro de ellos,
    que el ritmo y cada frase manifiesten
    que sobre un alejandrino un alejandrino escribe.


    CUANDO DESPIERTEN

    Trata de guardarlas, poeta,
    por más que sean pocas aquellas que se detienen.
    Las visiones de tu amor.
    Ponlas, medio ocultas, entre tus frases.
    Trata de retenerlas, poeta,
    cuando despierten en tu mente
    en la noche o en el fulgor del mediodía.


    VOLUPTAJE

    (En voluptuosidad)
    Dicha y perfume de mi vida el recuerdo de las horas
    en que hallé y tuve la voluptuosidad como la anhelaba.
    Dicha y perfume de mi vida, de mi vida en que evité
    todo goce de amores rutinarios.


    ASÍ TAN INTENSAMENTE CONTEMPLÉ -

    Así tan intensamente contemplé la belleza,
    que plena está mi vista de ella.
    Líneas del cuerpo. Labios rojos. Miembros voluptuosos.
    Cabellos como tomados de estatuas griegas:
    siempre hermosos, aun cuando están despeinados,
    y caen, un poco, sobre las frentes blancas.
    Rostros del amor, tal como los anhelaba
    mi poesía ... en las noches de mi juventud,
    en mis noches, furtivamente, hallados...


    EN LA CALLE

    Su simpático rostro, un poco pálido;
    sus ojos castaños, como cansados;
    veinticinco años, aunque aparenta más bien veinte;
    con algo de artístico en su vestir
    -tal vez el color de la corbata, la forma del cuello-
    camina sin rumbo por la calle,
    como hipnotizado aún por el placer prohibido,
    por el tan ilícito placer que recién alcanzó.



    EN UN ATARDECER

    Con todo no podía eso durar mucho. La experiencia
    de los años me lo muestra. Pero sin embargo un tanto abruptamente
    vino el Destino y lo detuvo.
    Breve fue la hermosa vida.
    Mas cuán intensos fueron los perfumes,
    en qué maravillosos lechos nos acostamos,
    a qué placer nuestros cuerpos entregamos.
    Un eco de los días del placer,
    un eco de aquellos días vino hasta mí,
    algo del ardor de nuestra juventud;
    volví a tomar en mis manos una carta,
    y leía una y otra vez hasta que me faltó la luz.
    Y salí al balcón melancólicamente -
    salí para cambiar de pensamientos mirando al menos
    un poco de la ciudad amada,
    un poco del movimiento de la calle y los negocios.


    GRISES

    Mirando un ópalo medio gris
    recordé dos hermosos ojos grises
    que vi: hará unos veinte años ...
    ...................................................
    Por un mes nos amamos.
    después se marchó, creo que para Esmirna,
    a trabajar allí, y no nos vimos más.
    Se habrán afeado -si vive- aquellos ojos grises;
    se habrá arruinado el bello rostro.
    Memoria mía, guárdalos tú como eran.
    Y lo que puedas, memoria, de ese amor mío,
    lo que puedas tráemelo esta noche.


    DÍAS DE 1903

    No los hallé ya otra vez -tan luego perdidos...
    los ojos poéticos, el pálido
    rostro ... en el anochecer de la calle ...
    No los hallé ya más -conquistados sólo por casualidad,
    que así con ligereza dejé;
    y después con angustia anhelaba.
    Los ojos poéticos, el pálido rostro,
    los labios aquellos no los hallé más.



    .
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar Mayo 17, 2011 11:01 am

    Los que siguen, pertenecen a la misma obra pero al período 1919-1933.



    A PERMANECER

    Sería la una de la madrugada,
    o la una y media.
    En un rincón de la taberna:
    detrás del tabique de madera.
    Fuera de nosotros dos, el negocio totalmente vacío.
    Una lámpara de petróleo lo alumbraba apenas.
    En la puerta, dormitaba el sirviente trasnochado.
    No nos veía nadie. Pero ya
    nos habíamos inflamado tanto,
    que fuimos incapaces de precauciones.
    Las ropas se entreabrieron -muchas no eran
    porque ardía un divino mes de julio.
    Goce de la carne entre
    las ropas semiabiertas:
    desnudez fugaz del cuerpo -cuya imagen
    veintiséis años ha atravesado: y ahora vino
    a permanecer en este poema.


    SI ES QUE MURIÓ

    "¿Dónde se retiró, dónde ha desaparecido el Sabio?
    Después de sus numerosos milagros,
    la nombradía de su magisterio
    que se esparció por tantas naciones,
    se ocultó de repente y nadie supo
    con certeza que fue de él
    (ni nadie jamás vio su sepulcro).
    Unos inventaron que murió en Efeso.
    Sin embargo Damis no escribió eso; nada
    sobre la muerte de Apolonio ha escrito Damis.
    Otros dijeron que en Lindos desapareció.
    O acaso sea cierta aquella historia,
    de que ascendió al cielo en Creta,
    en el templo antiguo de Diktine. -
    Con todo tenemos su maravillosa,
    su sobrenatural aparición
    a un joven estudiante en Tiana.
    Quizás no ha llegado el tiempo de que vuelva,
    de que reaparezca otra vez ante el mundo;
    o transfigurado, acaso, entre nosotros
    anda incógnito. -Pero ha de volver a aparecer
    como era, enseñando lo justo; y entonces seguramente
    traerá de nuevo el culto de nuestros dioses,
    y nuestras finas ceremonias helénicas".
    Así divagaba en su pobre morada -
    -después de una lectura de Filóstrato
    "Sobre Apolonio de Tiana"-
    uno de los pocos gentiles,
    de los muy pocos que habían quedado. Por otra parte
    -hombre insignificante y cobarde- en público
    pasaba también él por cristiano y asistía a la iglesia.
    Era la época en que reinaba,
    con extrema devoción, el viejo Justino,
    y Alejandría, ciudad temerosa de Dios,
    repulsaba a los pobres idólatras.


    JÓVENES DE SIDÓN (400 D.C.)

    El actor que trajeron para que los divirtiera
    recitó también algunos epigramas escogidos.
    La sala se abría sobre el jardín;
    y tenia una sutil fragancia de flores
    que se mezclaba con los aromas
    de los cinco perfumados jóvenes sidonios.
    Se leyó a Meleagro, y a Crinágoras, y a Rianos.
    Mas cuando el actor declamó,
    "Esquilo Ateniense hijo de Euforión yace aquí"-
    (acentuando quizás más de lo debido
    el "coraje insigne" y el "bosque de Maratón"),
    saltó al instante un muchacho vivaz,
    fanático por las letras, y exclamó:
    "Ah no me gusta este tetrástico.
    Expresiones de tal especie parecen en cierto modo debilidades.
    Entrega -proclamo yo- a tu obra toda tu fuerza,
    todo tu cuidado, y luego recuerda igualmente tu obra
    en el tiempo de prueba, o cuando tu vida ya declina.
    Tal es lo que espero y exijo de ti.
    Y no que saques totalmente de tu espíritu
    el espléndido Logos de la Tragedia-
    qué Agamenón, qué admirable Prometeo,
    qué presentaciones de Orestes, de Casandra
    qué Siete contra Tebas -y para memoria tuya que pongas
    solamente que entre la tropa de soldados, en la multitud,
    también tú combatiste contra Datis y Artafernes".


    ANA COMNENA

    En el prólogo de la Alexiada se lamenta
    Ana Comnena de su viudez.
    Su alma está presa del vértigo. "Y con
    ríos de lágrimas" nos dice "empapo
    mis ojos... Ay qué oleajes"
    en su vida, "ay qué de revoluciones". La abrasa el dolor
    "hasta la médula de los huesos y el quebrantamiento del alma".
    Sin embargo parece que en verdad sólo una pena
    mortal conoció la ambiciosa mujer;
    sólo un dolor profundo tuvo
    (aunque no lo confiese) esta arrogante griega:
    que no logró, pese a toda su habilidad,
    apoderarse del Reino. Sino que lo arrebató
    casi de entre sus manos aquel insolente Juan.


    FAVOR DE ALEJANDRO BALAS

    Ah, no me molesto porque se me dañó una rueda
    del carruaje, y porque he perdido una victoria ridícula.
    Con los buenos vinos, y entre las bellas rosas
    voy a pasar la noche. Antioquía me pertenece.
    Soy el mancebo más glorificado,
    soy yo la debilidad de Balas, el adorado.
    Mañana, ya verás, dirán que la carrera no fue correcta.
    (Pero si yo fuera menos fino, y si lo hubiera ordenado en secreto -
    los aduladores declararían primero a mi carro cojo).


    DE LA ESCUELA DEL CÉLEBRE FILÓSOFO

    Fue discípulo de Amonio Saccas por dos años;
    pero se aburrió de la filosofía y de Saccas.
    Después entró a la política.
    Pero la abandonó. Eparcos era necio;
    y los que lo rodeaban, unos estúpidos solemnes de apariencia grave:
    el griego que hablaban los pobres, tres veces bárbaro.
    La Iglesia atrajo un poco
    su curiosidad: como para bautizarse
    y hacerse Cristiano. Mas, pronto
    cambió su opinión. Se malquistaría seguramente
    con sus padres, abiertamente gentiles;
    y le cortarían -cosa horrible-
    en forma inmediata sus generosas mesadas.
    Con todo había que hacer algo. Se volvió asiduo
    de las casas de corrupción de Alejandría,
    y de todo refugio secreto de perdición.
    La suerte le pareció en esto favorable:
    le había dado una figura en extremo agraciada.
    Y él gozaba ese don divino.
    A lo menos por diez años todavía
    su hermosura habría de durar. Después -
    quizás iría de nuevo donde Saccas.
    Y si en el intervalo el viejo hubiera muerto,
    iría donde otro filósofo o sofista:
    siempre se encuentra alguno apropiado.
    O por último, es posible que volviera a la política
    -recordando de manera digna de elogio
    sus tradiciones familiares,
    los deberes para con la patria y otras cosas rimbombantes parecidas.


    TEATRO DE SIDÓN (400 D.C.)

    Hijo de un ciudadano honorable- sobre todo, agraciado
    joven del teatro, agradable en diversos aspectos,
    de vez en cuando compongo en lengua griega
    muy audaces versos, que los hago circular
    muy en secreto, se entiende ¡dioses! para que no los
    vean
    los que visten de oscuro, que hablan de moral
    -versos de la voluptuosidad escogida, que lleva
    a un amor estéril y reprobado.


    ANTES QUE LOS CAMBIARA EL TIEMPO

    Mucha pena sintieron por la separación.
    Ellos no lo querían: fueron las circunstancias.
    La necesidad de vivir hizo a uno de ellos
    marcharse lejos -Nueva York o Canadá.
    Su amor ciertamente no era igual como antes;
    había disminuido gradualmente la atracción,
    había disminuido mucho la atracción.
    Con todo separarse, ellos no lo querían.
    Fueron las circunstancias.- O acaso como un artista
    el Destino apareció separándolos ahora
    antes que se extinguiera su sentimiento, antes que los
    cambiara el /Tiempo:
    será el uno para el otro cual si siguiera siempre
    siendo el hermoso muchacho de veinticuatro años.


    VINO A LEER

    Vino a leer. Están abiertos
    dos, tres libros: historiadores y poetas.
    Pero apenas leyó unos diez minutos,
    y los dejó. En el sillón
    dormita. Pertenece por entero a los libros-
    pero tiene veintitrés años, y es muy hermoso;
    y hoy después de mediodía pasó el amor
    por su carne ideal, por sus labios.
    Por su carne que es toda belleza
    el ardor erótico pasó;
    sin pudor ridículo por la forma del placer...


    TEMETHOS, ANTIOQUENSE: 400 D.C.

    Versos del joven Témethos apasionado de amor.
    Con el título de "Emonidis"- de Antíoco Epifanes
    el querido compañero: un hermosísimo
    joven de Samosata. Pero si los versos resultaron
    cálidos, emocionados es porque Emonidis
    (tomado de aquella época antigua:
    ¡el ciento treintisiete del reinado de los griegos!
    - acaso también un poco antes) fue colocado en el poema
    como un simple nombre: apropiado sin embargo.
    Un amor de Témethos el poema expresa,
    bello y digno de él. Nosotros los iniciados
    sus amigos íntimos; nosotros los iniciados
    sabemos para quién se escribieron los versos.
    Los antioquenses ignorantes leen Emonidis.


    EL 25° AÑO DE SU VIDA

    Va regularmente a la taberna
    donde se habían conocido el mes anterior.
    Preguntó; pero nada supieron decirle.
    Por sus palabras, comprendió que se había conocido
    con un sujeto totalmente desconocido;
    uno de los muchos desconocidos y sospechosos
    tipos jóvenes que por allí pasaban.
    Va sin embargo a la taberna regularmente, en la noche,
    y se sienta y mira a la entrada;
    mira a la entrada hasta la fatiga.
    Quizás entre. Esta noche quizás venga.
    Cerca de tres semanas que lo hace así.
    Se enfermó su ánimo de lascivia.
    En su boca los besos permanecieron.
    Todo su cuerpo sufre por el deseo continuo.
    En contacto de aquel cuerpo sobre él está.
    Quiere la unión con él de nuevo.
    Se entiende que se esfuerza por no traicionarse.
    Pero en cierto modo casi le es indiferente.-
    Por otra parte, sabe a qué se expone,
    se ha decidido. No es inverosímil que ésta su vida
    a un escándalo desastroso lo lleve.


    EN LA ALDEA ABURRIDA

    En la aldea aburrida donde trabaja
    -empleado en una casa de comercio,
    jovencísimo- y donde espera
    que pasen aún dos o tres meses,
    aún dos o tres meses para que disminuya el quehacer,
    y así trasladarse a la ciudad y lanzarse
    al movimiento y las diversiones de inmediato;
    en la aburrida aldea donde espera -
    cayó a la cama esta noche preso de pasión amorosa;
    su juventud toda inflamada por el deseo carnal,
    en hermosa tensión toda su hermosa juventud.
    Y en medio de su sueno vino el placer: en medio
    del sueño ve y posee la figura, el cuerpo que quería...


    LA ENFERMEDAD DE CLETO

    Cleto, un simpático
    muchacho, de unos veintitrés años
    -con excelente educación, con un raro conocimiento del griego-
    está gravemente enfermo. Lo atacó la fiebre
    que este año ha asolado a Alejandría.
    Lo atacó la fiebre estando ya agotado moralmente
    por la pena de que su amigo, un joven actor,
    dejó de amarlo y no lo quiere.
    Está gravemente enfermo, y sus padres tiemblan.
    Y una anciana sirviente que lo crió
    tiembla también ella por la vida de Cleto.
    En su terrible inquietud
    le viene a la memoria un ídolo
    que adoraba de pequeña, antes que entrara aquí, como criada,
    a una casa de Cristianos importantes, y de cristianizarse.
    Toma en secreto unos bizcochos, y vino, y miel.
    Los lleva ante el ídolo. Canta cuantas melodías
    de súplica recuerda. La necia
    no se da cuenta que a ese demonio negro poco le importa
    si sana o no sana un cristiano.



    POR LAS TABERNAS

    Por las tabernas y los burdeles
    de Berito me revuelco. No quería quedarme
    en Alejandría. Me abandonó Tamidis
    y se fue con el hijo de Eparcos para tener
    una villa en el Nilo, un palacio en la ciudad.
    No podía quedarme en Alejandría yo.-
    Por las cantinas y los burdeles
    de Berito me revuelco. En disipación abyecta
    paso vilmente la vida. Lo único que me salva
    como belleza duradera, como aroma que sobre
    mi cuerpo ha quedado, es que tuve por dos años
    como mío a Tamidis, el joven más maravilloso,
    como mío no por una casa o una villa en el Nilo.


    ANA DALASENE

    En la bula áurea que dictó Alexis Comnenos
    para honrar en forma magnífica a su madre,
    a la muy prudente señora Ana Dalasene
    -distinguida en sus obras, en sus costumbres-
    hay elogios diversos: traigamos aquí de entre ellos
    una frase hermosa, noble
    "Jamás esta fría palabra; lo mía o lo tuyo, dijo".


    DÍAS DE 1896

    Se envileció totalmente. Una tendencia erótica
    muy prohibida y despreciada
    (innata sin embargo) fue la causa:
    era la sociedad puritana en extremo.
    Gradualmente perdió su escaso dinero;
    después perdió su rango, y su reputación.
    Se acercaba a los treinta sin que nunca por un año
    durara en un trabajo, al menos conocido.
    A veces sus gastos los ganaba
    con tratos que se consideran vergonzosos.
    Llegó a ser un sujeto que al que vieran con él
    a menudo, era probable que lo comprometiera en forma
    grave.
    Pero no sólo esto. Ello no sería justo.
    Bastante más vale de su belleza el recuerdo.
    Otro aspecto existe que si desde él se mira
    aparece como atractivo; aparece como un sencillo y
    verdadero
    muchacho del amor, que por sobre el honor,
    y su reputación colocó sin prevenciones
    la voluptuosidad pura de su cuerpo puro.
    En cuanto a su fama? La sociedad que era
    puritana en extremo sacaba necias conclusiones.


    DÍAS DE 1901

    Esto era lo que había en él de singular:
    que en medio de toda su vida disoluta
    y de su mucha experiencia en el amor,
    a pesar de la habitual armonía
    entre su actitud y su edad,
    había algunos instantes -pero muy raros
    ciertamente- en que daba la impresión
    de una carne casi intacta.
    La hermosura de sus veintinueve años,
    tan probada en el placer,
    había momentos en que paradojalmente recordaba
    a un adolescente que -con cierta torpeza- al amor
    por primera vez su cuerpo puro entrega.


    NO COMPRENDISTE

    De nuestras creencias religiosas-
    el necio Julián dijo: "Leí, comprendí,
    condené". Como si nos hubiera anonadado
    con su "condené", el muy ridículo.
    Tales ocurrencias sin embargo no van con nosotros
    los Cristianos. "Leíste, pero no comprendiste; pues si hubieras
    comprendido,
    no habrías condenado" respondimos de inmediato.


    UN JOVEN, DEL ARTE LITERARIO - EN SU 24° AÑO

    Como puedas trabaja pues, cerebro.-
    Lo agota un placer a medias.
    Se encuentra en una situación neurotizante.
    Besa el rostro amado cada día,
    sus manos permanecen sobre los más maravillosos miembros.
    Nunca ha amado con tan grande
    pasión. Pero falta la bella consumación
    del amor; falta la consumación
    que por los dos debe cumplirse con una intensidad anhelada.
    (Al placer anormal no se han entregado igualmente los dos.
    Sólo a él ese placer lo dominó en forma absoluta).
    Y se agota, y se neurotizó del todo.
    Por otra parte también está sin trabajo; y esto contribuye mucho.
    Algunas pequeñas cantidades de dinero
    consigue prestadas con dificultad (casi
    las mendiga a veces) y medio se mantiene.
    Besa los labios adorados; sobre
    el cuerpo maravilloso -que sin embargo ahora percibe
    sólo consiente- goza.
    Y después bebe y fuma; bebe y fuma;
    y vaga por los cafés todo el día,
    arrastra con fastidio la consunción de su belleza.-
    Como puedas trabaja pues, cerebro.


    RETRATO DE UN JOVEN DE 23 AÑOS, HECHO POR AMIGO
    SUYO DE IGUAL EDAD, PINTOR AFICIONADO

    Terminó el retrato ayer por la tarde. Ahora
    lo examina en detalle. Lo pintó con un terno
    gris desabotonado, gris oscuro: sin
    chaleco ni corbata. Con una camisa
    rosada: abierta, para que algo se vea también
    de la hermosura del cuello, del pecho.
    Su frente a la derecha casi entera
    la cubren sus cabellos, sus hermosos cabellos
    (como es el peinado que este año prefiere).
    Y allí está en plenitud el tono sensual
    que quiso dar cuando pintaba los ojos,
    cuando dibujaba los labios... Su boca, los labios
    que son para satisfacer un erotismo selecto.


    EN CAMINO A SINOPE

    Mitrídates, glorioso y potente,
    señor de grandes ciudades,
    poseedor de ejércitos poderosos y de flotas,
    mientras iba a Sinope pasó por un camino
    de campo muy apartado
    donde tenía su morada un adivino.
    Envió Mitrídates un oficial
    a preguntar al augur cuánta riqueza aún
    poseería en el futuro, cuánto poder más.
    Envió un oficial suyo, y después
    continuó su camino hacia Sinope.
    Se retiró el adivino a un cuarto secreto.
    Después de más o menos media hora salió
    preocupado, y dijo al oficial:
    "No pude distinguir en forma satisfactoria.
    El día no es apropiado hoy.
    Vi cosas oscuras. No comprendí bien.
    Pero que se contente, pienso, el rey con cuanto tiene.
    Algo más le traería peligros.
    Acuérdate de decirle esto, oficial:
    ¡con lo que posee, por Dios, que se contente!
    La fortuna tiene cambios repentinos.
    Dile al rey Mitrídates:
    "muy raramente se encuentra el compañero noble, de su antepasado
    que escribe con su lanza sobre el suelo oportunamente
    la frase salvadora Mitrídates huye".


    DÍAS DE 1909 10 Y 11

    De un maltraído, pobrísimo marino
    (de una isla del Mar Egeo) era hijo.
    Trabajaba donde un herrero. Usaba ropa vieja.
    Sus zapatos de trabajo raídos y míseros.
    Sus manos estaban manchadas de herrumbe y aceite.
    Al caer la noche, cuando cerraba el taller,
    si había algo que deseaba mucho,
    alguna corbata un poco cara,
    alguna corbata para el domingo,
    o si había visto en una vitrina y la quería
    alguna bonita camisa azul oscuro,
    vendía su cuerpo por un tálero o dos.
    Me pregunto si en los tiempos antiguos
    poseyó la gloriosa Alejandría un joven más bellísimo,
    un muchacho 'más perfecto que él - que se perdió:
    no hubo, se comprende, estatua o pintura suya:
    arrojado al mísero taller de un herrero,
    se hubo de acabar tempranamente por el trabajo penoso
    y por una vulgar corrupción, desdichada.



    BELLAS FLORES Y BLANCAS COMO MUCHO LE VENÍAN
    Entró al café donde iban juntos.-
    Su amigo aquí le dijo hace tres meses:
    "No tenemos un centavo. Dos pobres muchachos
    somos -que hemos caído a tabernas baratas.
    Te lo digo claramente, contigo no puedo
    andar. Otro, sábelo, me busca."
    El otro le había prometido dos trajes y algunos
    pañuelos de seda.- Para tenerlo de nuevo
    removió el mundo, y consiguió veinte liras.
    Vino de nuevo con él por las veinte liras,
    pero también, a más de ellas, por la vieja amistad,
    por el antiguo afecto, por su sentimiento.-
    El "otro" era un mentiroso, un verdadero pillo;
    solamente un traje le había hecho, y
    aun esto a la fuerza, después de mil ruegos.
    Pero ahora ya no quiere ni los trajes,
    ni tampoco en absoluto los pañuelos de seda,
    y ni veinte liras, y ni veinte monedas.
    El domingo lo enterraron, a las diez de la mañana.
    El domingo lo enterraron: hace una semana casi.
    En su pobre ataúd unas flores le puso,
    flores bellas y blancas como mucho le venían
    a la hermosura suya y a sus veintidós años.
    Cuando a la noche fue -encontró algún trabajo,
    necesidad del pan- al café donde
    iban juntos: puñal en su corazón
    el mísero café donde iban juntos.


    EN EL MISMO LUGAR

    Ambiente de la casa, de los locales, del barrio
    que veo y por donde camino: años y años.
    Te he dado forma en alegría y en tristezas:
    con tantas circunstancias, con tantas cosas.
    Y todo entero te has trocado en sentimiento, para mí.


    PREGUNTABA POR LA CALIDAD

    Desde la oficina donde lo habían tomado
    para un puesto insignificante y mal pagado
    (como ocho liras al mes: con los extras)
    salió al terminar su maldito trabajo
    donde la tarde entera había estado agachado:
    salió a las siete, e iba caminando lentamente
    haraganeando por la calle.- Hermoso,
    e interesante: de tal modo que mostraba haber llegado
    a su plena realización sensual.
    Los veintinueve años, los había cumplido el mes pasado.
    Vagaba por la calle, y por los pobres
    pasajes que llevaban a su casa.
    Al pasar frente a un pequeño negocio
    donde vendían unos artículos
    falsificados y baratos para obreros,
    vio dentro una cara, vio una figura
    que le atrajo y entró, como buscando
    ver unos pañuelos de color.
    Preguntaba por la calidad de los pañuelos
    y cuánto costaban con voz ahogada,
    casi apagada por el deseo.
    Y de igual manera vinieron las respuestas,
    distraídas, en voz baja,
    con un consentimiento subentendido.
    Seguían hablando sobre la mercancía -pero
    único objetivo: que se tocaran las manos
    sobre los pañuelos; que se acercaran
    los rostros, los labios como por casualidad:
    un contacto momentáneo del cuerpo.
    Rápida y furtivamente, para que no se diera cuenta
    el dueño de la tienda que estaba sentado al fondo.


    DÍAS DE 1908

    Aquel año se encontró sin trabajo;
    y en consecuencia vivía de las cartas,
    y de los dados, y de dinero prestado.
    Un puesto, con tres liras al mes, le habían ofrecido
    en una pequeña papelería.
    Pero lo rechazó, sin ninguna vacilación.
    No le venía. No era sueldo para él,
    un joven con bastante cultura, y de veintidós años.
    Ganaba, no ganaba dos, tres chelines al día.
    De las cartas y los dados qué podía sacar el muchacho,
    en los cafés de su clase, populares,
    por más que jugara con viveza, por más que eligiera necios.
    El dinero prestado, eso era y no era plata.
    Raramente alcanzaba a un tálero, lo más frecuente medio,
    a veces caía a sólo un chelín.
    Cada semana, a veces más seguido,
    cuando se libraba del terrible trasnochar,
    se refrescaba bañándose, nadando en la mañana.
    Su ropa era una terrible ruina.
    Siempre llevaba el mismo traje, un traje
    muy desteñido color canela.
    Ah días del verano del novecientos ocho,
    de vuestra visión, artísticamente,
    se borró la ropa raída color cáscara.
    Vuestra visión lo conservó
    cuando se despojaba de ellas, cuando se las quitaba,
    las ropas indignas, la ropa interior remendada.
    Y quedaba enteramente desnudo,. inmaculadamente hermoso: una
    maravilla.
    Sus cabellos sin peinar, desordenados;
    sus miembros un poco quemados
    por la desnudez matinal en los baños, y en la playa.



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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Mar Mayo 17, 2011 11:28 am

    CUANTO PUEDAS

    Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
    en esto esfuérzate al menos
    cuanto puedas: no la envilezcas
    en el contacto excesivo con la gente,
    en demasiados trajines y conversaciones.
    No la envilezcas llevándola,
    trayéndola a menudo y exponiéndola
    a la torpeza cotidiana
    de las compañías y las relaciones,
    hasta que llegue a ser pesada como una extraña.


    Qué poemas!
    Ese que destaco es
    profundo!
    Gracias, Pedro,
    te sigo...
    Besos
    Maria Lua


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér Mayo 18, 2011 6:53 am

    Celebro que te guste, Maria. Un abrazo.
    Pedro

    ...


    Los que siguen, son poemas de Cavafis inéditos, pertenecientes al período 1884 1923.



    VIAJE NOCTURNO DE PRÍAMO (1893)

    Dolor y lamento en Ilión.
    La tierra
    de Troya en desesperanza amarga y en temor
    al gran Héctor Priámida llora.
    El treno estridente grave resuena.
    Ni un alma
    queda en Troya no doliente,
    que el recuerdo de Héctor olvide.
    Mas es vano, inútil
    el mucho
    lamento en una ciudad atormentada;
    sordo es el adverso destino.
    Detestando Príamo lo inútil,
    oro
    saca del tesoro; agrega marmitas,
    tapices, y mantos; y también
    túnicas, trípodes, una cantidad espléndida
    de peplos,
    y todo lo que apropiado juzga,
    y sobre su carro lo carga.
    Quiere con rescate del terrible
    enemigo
    recuperar el cuerpo de su hijo,
    y con augustas exequias honrarlo.
    Sale en la noche silenciosa.
    Habla
    poco. Por único pensamiento ahora tiene
    veloz, veloz que corra su carruaje.
    Tenebroso extiéndese el camino.
    Lúgubre
    gime el viento y se lamenta.
    Grazna a lo lejos un ominoso cuervo.
    Aquí, el aullido de un perro se escucha;
    allí,
    cual susurro una liebre de rápidos pies cruza.
    El rey azota, azota los caballos.
    Sombras de la llanura despiértanse
    siniestras,
    y se preguntan por qué con tanta prisa
    vuela el Dardánida hacia los navíos
    de argivos asesinos, y de aqueos
    funestos.
    Pero el rey a esas cosas no atiende;
    basta que su carro veloz, veloz corra.


    MUERTE DE UN GENERAL (1899)

    Su mano alarga la muerte
    y de un glorioso general la frente toca.
    Al atardecer un diario la noticia da.
    La casa del enfermo se llena con muchísima gente.
    A él los dolores le paralizaron
    los miembros y la lengua. Su, mirada gira
    y mucho rato se fija en cosas conocidas.
    Impasible, a los viejos héroes recuerda.
    Por afuera -lo han cubierto silencio e inmovilidad.
    Por dentro -lo ha podrido la envidia de la vida, miedo,
    lepra de placer, necia obstinación, ira, maldad.
    Pesadamente gime. -Ha expirado-. Llora la voz
    de cada ciudadano: "¡Su muerte ha arruinado a nuestro estado!
    ¡Ay la Virtud con él ha muerto!"



    .
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Samara Acosta Miér Mayo 18, 2011 9:10 am

    Pedro, entraré en otro momento, me ha impactado la noticia de Tori, un abrazo
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér Mayo 18, 2011 1:27 pm

    A todos nos ha impactado mucho, Samara. Un abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Lun Nov 26, 2012 3:29 am

    Lo muevo a Poesía libre,
    26 DE NOVIEMBRE...


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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun Nov 26, 2012 7:38 am

    Te agradezco, Maria, que hayas elegido a este poeta, uno de mis preferidos.

    Unas cuantas noticias sobre él a vuelapluma:

    Nacido en Alejandría de familia griega de Tesalónica, Cavafis vivió en su juventud en Inglaterra.
    Pertenecía a una familia de comerciantes que repartían sus negocios entre Grecia, Egipto e Inglaterra.
    En su poesía influyó mucho la poesía inglesa y la antigüedad griega.
    En vida sólo publicó en revistas y dentro de un círculo reducido de amistades.
    Como el negocio familiar fue mal, se empleó en la administración inglesa en Egipto, de la que fue funcionario hasta su jubilación.
    Su poesía gira sobre dos ejes principales: el homoerotismo, puesto que él era gay, y la historia de la civilización griega y alejandrina, de la que era un gran especialista.
    También tiene algunos otros poemas de carácter filosófico.
    Tanto en temas como en estilo fue un poeta innovador que creó escuela.
    Sus poemas amorosos tratan de sus recuerdos de juventud, aunque están escritos cuando ya era mayor. Tratan el tema con gran sensibilidad.
    Sus poemas históricos tratan hechos de la historia de Grecia antigua y de los reyes herederos de Alejandro Magno, o sea de la civilización helénica. Están escritos en forma de anécdota de la que se puede sacar consecuencia para el presente.
    Antes de morir de una enfermedad -cáncer, creo- en un hospital de Atenas, hizo una selección de los que consideraba sus mejores poemas, únicos que deseaba pasaran a la posteridad, a la que llamó "Poemas Canónicos". Algunos de ellos han alcanzado fama universal: "Viaje a Ítaca", "LLegan los bárbaros", etc.
    En su época, Grecia vivía la complejidad de su independencia del Imperio turco, con todos los poemas migratorios que ello supuso pues toda la población griega que vivía en Turquía hubo de abandonarla para trasladarse a Grecia.
    Está considerado un poeta nacional griego.
    Aunque lo leamos traducido, su poesía mantiene toda su belleza e interés y ha vencido al tiempo.

    Espero que os guste.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por cecilia gargantini Lun Nov 26, 2012 9:41 am

    CUANTO PUEDAS

    Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
    en esto esfuérzate al menos
    cuanto puedas: no la envilezcas
    en el contacto excesivo con la gente,
    en demasiados trajines y conversaciones.
    No la envilezcas llevándola,
    trayéndola a menudo y exponiéndola
    a la torpeza cotidiana
    de las compañías y las relaciones,
    hasta que llegue a ser pesada como una extraña.

    Cuánta profundidad en estos versos.Cuánta verdad!!!!!!!!!!!
    Gracias Maria por recuperarlos y a Pedro por toda la información.
    Besitosssssssssss para ambos
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Evangelina Valdez Lun Nov 26, 2012 12:13 pm

    Esto es para tomarlo trago a trago, lento, pausado, para disfrutarlo a saciedad.
    Volveré más detenida para disfrutarlo como postre.
    Gracias.
    Besos
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    Recomendado Re: Cavafis (1863-1933)

    Mensaje por Maria Lua Lun Nov 26, 2012 6:41 pm

    Gracias a ti, Pedro, por
    compartir poemas de CAVAFIS...
    Sigo leyendo...
    Besos
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