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Thomas Hardy (Higher Bockhampton, Stinsford, cerca de Dorchester, 2 de junio de 1840 - Max Gate, 11 de enero de 1928) fue un novelista, cuentista y poeta inglés, superador del naturalismo de su tiempo.
A pesar de que publicó su primer libro pasada la treintena, Hardy no fue en realidad un escritor tardío. Su primera vocación fue la poesía lírica. Tras fracasar en sus intentos de publicar poemas, probó fortuna con la novela, aunque despreciaba el género a causa de su carácter excesivamente comercial y ostentoso (meretricious). La narrativa de Hardy obtuvo cierto éxito, si bien la crítica se encarnizó con él por la ideología materialista, naturalista y pesimista implícita en sus tristísimas y deprimentes últimas novelas. "Estaba obsesionado por la idea de lo efímero... y se hallaba persuadido también de la inutilidad de la rebeldía. La injusticia, en su opinión, es social en sus formas pero metafísica en su esencia. No ataca a la sociedad con la esperanza de reformarla como Charles Dickens y George Eliot, sino para impedir que se forje ilusiones y se entretenga con relatos optimistas... Se ha comparado erróneamente a Hardy con los naturalistas continentales... Significa más bien un Dickens que ha perdido la fe y la confianza en la vida misma, no en el hombre; pesimismo absoluto que le aproxima al de Shakespeare en su fase del ruido y la furia, e incluso al de Swift, consumiéndose de cólera enfermiza en su guarida, representando la faceta sombría de la energía inglesa, que surge a continuación de los triunfos engañosos". Desde 1895 abandonó definitivamente la novela para dedicarse con tenacidad al desarrollo de su interesante obra lírica.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Thomas Hardy, de la antología El gamo ante la casa solitaria, Pre-Textos, 1999, en traducción Francisco M. López-Serrano:
EL CANTOR DE BALADAS
Canta, cantor, entona tu balada:
hazme olvidar que en tiempos hubo aquí una
con la cual paseaba bajo el claro de luna
en cuanto concluía mi jornada.
Rima, rimador, tu rústico rondó:
hazme olvidar que aquella a quien tanto quería
me juró que me amaba y no me dejaría
jamás, luego ocurrió lo que ocurrió.
Canta, oh cantor, las piezas de las páginas
de tu libro; haz que olvide mi miedo y mi amargura,
hazme olvidar su nombre y su hermosa figura,
....hazme olvidar sus lágrimas.
CONVERGENCIA DE DOS
(Versos con motivo de la pérdida del Titanic)
En la profunda soledad
del mar yacen la vanidad
humana y el orgullo sumergidos.
En los camarotes de acero, la pira
de sus salamandrinos fuegos expira
bajo la fluctuante lira de la marea.
En el espejo que duplicó la opulencia,
ahora se mira con indiferencia
el mar que se arrastra mudo e indolente.
Las joyas de diseños sorprendentes,
que ofuscaron las vanidosas mentes,
yacen sin fulgor, oscuras y opacas.
Y la luna que sobre la mar boga
mira los dorados restos e interroga:
"¿Qué es toda esa vana gloria que aquí yace?".
En tanto que el hombre construía un coloso
capaz de surcar el mar proceloso,
el Ser inmanente que anima las cosas
le destinó un siniestro compañero
y concertó un encuentro venidero
con él: una masa de hielo aún distante.
Así, mientras el buque opulento crecía
en gracia y majestad, también en la sombría
distancia iba creciendo el iceberg.
Tan extraños ambos según su apariencia,
ningún ojo humano tuvo la evidencia
del íntimo encuentro de sus dos destinos,
siquiera un indicio del paso inminente
de ambos por la misma ruta confluente,
nadie supo que ambos eran las mitades de un augusto evento.
Hasta que las Parcas que tejen silentes
dijeron: "¡Ahora!", y ambos obedientes
se hallaron, fuendiéndose en un tierno abrazo.
EL PASEO
Ya no paseas conmigo últimamente
desde el cerro arbolado hasta la fuente
......por la senda vallada,
igual que en la pasada temporada.
Estás enferma y fuerza ya no tienes
......y por eso no vienes,
pasear solo nunca me ha importado
ni siento que al hacerlo te haya abandonado.
Hoy he vuelto de nuevo hasta la cumbre
del cerro por la senda de costumbre
y a mi alrededor miro los lugares,
......los campos familiares,
......una vez más solitario y silente.
......¿Qué hay de diferente?
Tan solo esa encubierta sensación
de ver, al retornar, la habitación.
LA VOZ
Oh lejana mujer cuya llamada
me dice que no eres quien solías,
distinta ya de aquella tan amada
en los felices y remotos días.
¿Eres acaso tú? Déjame verte
como cuando corría hacia el lugar
de nuestras citas y reconocerte
por tu extraño vestido color mar.
¿O eres solo una brisa indiferente
que cruza húmedos prados hacia aquí,
tan solo una añoranza recurrente
cuya voz ya no oiré cerca de mí?
......Prosigo mi camino,
las hojas caen de la transida rama,
sopla el viento del norte en el espino,
......y una mujer me llama.
Diciembre, 1912
"NO TE APENES POR MÍ"
No has de tener cuidado
por mí, bajo el dorado
árbol yazgo soñando indiferente.
Como el vuelo de un hada
fue mi fugaz jornada,
en éxtasis anduve y no temí la noche.
Ignoraba que un día
se va la lozanía,
creía que duraba para siempre.
En la aurora he brincado
entre el trigo dorado,
pensando que era bueno y hermoso haber nacido.
Y corrí a la tardada
sobre la mies cortada,
soñando: "No me aflijo, pues que nada se aflige".
Ahora están en sazón
pera y melocotón,
los mozo canturrean y zumban los insectos.
Y de nuevo, hacendosa,
harás sidra espumosa
para animar las fiestas, mas ya no estaré aquí.
Y cantarás sin duelo
hasta que vibre el suelo
canciones que cantamos alegres cual gitanos.
Y bailarás, alada,
firmemente amarrada,
romazanzas de tres tiempos, del dolor ya olvidado.
Y no tendrás cuidado
por mí, bajo el dorado
árbol nada perturba mi pacífico sueño.
NOCHE DE SAN JUAN
Arranqué perejil distraídamente
y soplé sobre él hacia la luna helada,
no pensé que los muertos de repente
acudieran con trémulos pasos a mi llamada.
Caminé y me postré al lado de un estero
y al ahuecar mi mano como quien va a beber
pareció que surgía un rostro lastimero
con un asoecto antiguo que creí conocer.
Murmuré torpes rimas al azar, pero no
reparé en el sentido de aquello que decía,
cuando una voz extraña en mi oído sonó
y transformó los versos en una profecía.
LOS BUEYES
"A esta hora los bueyes se arrodillan",
exclamaba un anciano cuando todos en corro
estábamos sentados al amor de la lumbre,
mientras daban las doce en Nochebuena.
Y nos imaginábamos a esas mansas criaturas
sobre la paja del establo en que moraban,
y a ninguno jamás se le ocurría
dudar que en ese instante se postrasen de hinojos.
Pocos hombres creerían tan bella fantasía
en estos tiempos. Sin embargo, siento
que si alguien me dijera en Nochebuena: "Ven,
vayamos a ver cómo los bueyes se arrodillan
en la remota borda de aquella cañada
que solíamos visitar en nuestra infancia",
yo me iría con él en la penumbra
con la esperanza de poderlos ver.
EL GAMO ANTE LA CASA SOLITARIA
Afuera, en las tinieblas, alguien mira
a través del cristal de la ventana
desde la blanca sánana aterida.
Afuera, en las tinieblas, alguien mira
cómo, en vela, aguardamos la mañana
junto a la lumbre de la chimenea.
No alcanzamos a ver esos dos ojos
que nos contemplan desde la intemperie
y reproducen los destellos rojos
del fuego. No advertimos esos ojos,
ojos maravillados, rutilantes,
y sus pasos furtivos, vacilantes.
DOS QUE ESPERAN
Mira hacia mí una estrella:
"Aquí estamos tú y yo,
cada uno en su lugar,
¿qué pienas hacer tú",
......pregunta ella.
Digo: "Por lo que sé,
dejar que el tiempo pase
y aguardar mi final".
"Eso mismo haré yo",
......dice la estrella.
HIELO EN LA CARRETERA
Siete horondas comadres van del brazo tomadas,
la cuesta a pasos lentos bajan sin apurarse,
............jadeantes, sofocadas;
deben ir con cuidado para no resbalarse
sobre el hielo que cubre la calzada.
A toda costa intentan llegar hasta el mercado
antes de que se agote toda la mercancía,
pues se acerca la noche y mañana es feriado.
El viejo y quejumbroso furgón que las traía
......no ha acudido ese día:
......no obstante, pese a todo,
cuando caen o resbalan ríen a carcajadas.
TALANDO UN ÁRBOL
NEW FOREST
Los dos verdugos caminan solemnes sobre el cerro,
llevan dos hachas coin pesadas cabezas de metal afilado
y una larga y flexible sierra dentada de dos asas para cortar grandes troncos,
ya se acercan al árbol imponente que lleva la marca de la muerte en su costado.
Tras desprenderse de sus chaquetas, empuñan las hachas y comienzan a cortar a ras de tierra,
haciendo saltar astillas que blanquean el musgo y la hojarasca,
hasta dejar alrededor del árbol un ancho y profundo tajo,
y uno de ellos lanza una cuerda y al final consigue amarrarlo.
Comienzan a aserrar hasta que la copa del alto gigante se estremece:
el estremecimiento aumenta a cada golpe,
apartan la sierra y tiran de la cuerda, pero el árbol tan solo tiembla,
se arrodillan, sierran un poco más, se retiran y vueleven a tirar otra ves de la cuerda.
Finalmente, el vivo mástil oscila más y más; dando un grito
Job y Ike se lanzan a un lado. La fuerza que durante tantos años permaneciera incólume a llegado a su fin,
el árbol cae con estruendo abatiendo todo cuanto halla en su caída,
y dos siglos de firme crecimiento concluyen en menos de dos horas.
ÉL NUNCA ESPERO MUCHO
(O)
UNA CONSIDERACIÓN
(Una reflexión) EN MI OCTAGÉSIMO SEXTO ANIVERSARIO
Por lo que a mí respecta has mantenido,
oh vida, la promesa que me hiciste,
............al final todo ha sido
............tal como predijiste.
Ya desde que de niño acostumbraba
a contemplar el cielo en la pradera,
reconozco que ya poco esperaba
............que la vida me diera.
Entonces era cuando me decías
lo que siempre has venido repitiendo
con esa extraña voz que tú vertías
desde nubes y montes sin estruendo:
"Algunos con locura me han amado,
otros calladamente, con dulzura,
mientras que otros tambien me han execrado
............hasta su sepultura.
THOMAS HARDY, El gamo ante la casa solitaria, Pre-Textos, 1999, en traducción Francisco M. López-Serrano.
Thomas Hardy (Higher Bockhampton, Stinsford, cerca de Dorchester, 2 de junio de 1840 - Max Gate, 11 de enero de 1928) fue un novelista, cuentista y poeta inglés, superador del naturalismo de su tiempo.
A pesar de que publicó su primer libro pasada la treintena, Hardy no fue en realidad un escritor tardío. Su primera vocación fue la poesía lírica. Tras fracasar en sus intentos de publicar poemas, probó fortuna con la novela, aunque despreciaba el género a causa de su carácter excesivamente comercial y ostentoso (meretricious). La narrativa de Hardy obtuvo cierto éxito, si bien la crítica se encarnizó con él por la ideología materialista, naturalista y pesimista implícita en sus tristísimas y deprimentes últimas novelas. "Estaba obsesionado por la idea de lo efímero... y se hallaba persuadido también de la inutilidad de la rebeldía. La injusticia, en su opinión, es social en sus formas pero metafísica en su esencia. No ataca a la sociedad con la esperanza de reformarla como Charles Dickens y George Eliot, sino para impedir que se forje ilusiones y se entretenga con relatos optimistas... Se ha comparado erróneamente a Hardy con los naturalistas continentales... Significa más bien un Dickens que ha perdido la fe y la confianza en la vida misma, no en el hombre; pesimismo absoluto que le aproxima al de Shakespeare en su fase del ruido y la furia, e incluso al de Swift, consumiéndose de cólera enfermiza en su guarida, representando la faceta sombría de la energía inglesa, que surge a continuación de los triunfos engañosos". Desde 1895 abandonó definitivamente la novela para dedicarse con tenacidad al desarrollo de su interesante obra lírica.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
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Algunos poemas de Thomas Hardy, de la antología El gamo ante la casa solitaria, Pre-Textos, 1999, en traducción Francisco M. López-Serrano:
EL CANTOR DE BALADAS
Canta, cantor, entona tu balada:
hazme olvidar que en tiempos hubo aquí una
con la cual paseaba bajo el claro de luna
en cuanto concluía mi jornada.
Rima, rimador, tu rústico rondó:
hazme olvidar que aquella a quien tanto quería
me juró que me amaba y no me dejaría
jamás, luego ocurrió lo que ocurrió.
Canta, oh cantor, las piezas de las páginas
de tu libro; haz que olvide mi miedo y mi amargura,
hazme olvidar su nombre y su hermosa figura,
....hazme olvidar sus lágrimas.
CONVERGENCIA DE DOS
(Versos con motivo de la pérdida del Titanic)
En la profunda soledad
del mar yacen la vanidad
humana y el orgullo sumergidos.
En los camarotes de acero, la pira
de sus salamandrinos fuegos expira
bajo la fluctuante lira de la marea.
En el espejo que duplicó la opulencia,
ahora se mira con indiferencia
el mar que se arrastra mudo e indolente.
Las joyas de diseños sorprendentes,
que ofuscaron las vanidosas mentes,
yacen sin fulgor, oscuras y opacas.
Y la luna que sobre la mar boga
mira los dorados restos e interroga:
"¿Qué es toda esa vana gloria que aquí yace?".
En tanto que el hombre construía un coloso
capaz de surcar el mar proceloso,
el Ser inmanente que anima las cosas
le destinó un siniestro compañero
y concertó un encuentro venidero
con él: una masa de hielo aún distante.
Así, mientras el buque opulento crecía
en gracia y majestad, también en la sombría
distancia iba creciendo el iceberg.
Tan extraños ambos según su apariencia,
ningún ojo humano tuvo la evidencia
del íntimo encuentro de sus dos destinos,
siquiera un indicio del paso inminente
de ambos por la misma ruta confluente,
nadie supo que ambos eran las mitades de un augusto evento.
Hasta que las Parcas que tejen silentes
dijeron: "¡Ahora!", y ambos obedientes
se hallaron, fuendiéndose en un tierno abrazo.
EL PASEO
Ya no paseas conmigo últimamente
desde el cerro arbolado hasta la fuente
......por la senda vallada,
igual que en la pasada temporada.
Estás enferma y fuerza ya no tienes
......y por eso no vienes,
pasear solo nunca me ha importado
ni siento que al hacerlo te haya abandonado.
Hoy he vuelto de nuevo hasta la cumbre
del cerro por la senda de costumbre
y a mi alrededor miro los lugares,
......los campos familiares,
......una vez más solitario y silente.
......¿Qué hay de diferente?
Tan solo esa encubierta sensación
de ver, al retornar, la habitación.
LA VOZ
Oh lejana mujer cuya llamada
me dice que no eres quien solías,
distinta ya de aquella tan amada
en los felices y remotos días.
¿Eres acaso tú? Déjame verte
como cuando corría hacia el lugar
de nuestras citas y reconocerte
por tu extraño vestido color mar.
¿O eres solo una brisa indiferente
que cruza húmedos prados hacia aquí,
tan solo una añoranza recurrente
cuya voz ya no oiré cerca de mí?
......Prosigo mi camino,
las hojas caen de la transida rama,
sopla el viento del norte en el espino,
......y una mujer me llama.
Diciembre, 1912
"NO TE APENES POR MÍ"
No has de tener cuidado
por mí, bajo el dorado
árbol yazgo soñando indiferente.
Como el vuelo de un hada
fue mi fugaz jornada,
en éxtasis anduve y no temí la noche.
Ignoraba que un día
se va la lozanía,
creía que duraba para siempre.
En la aurora he brincado
entre el trigo dorado,
pensando que era bueno y hermoso haber nacido.
Y corrí a la tardada
sobre la mies cortada,
soñando: "No me aflijo, pues que nada se aflige".
Ahora están en sazón
pera y melocotón,
los mozo canturrean y zumban los insectos.
Y de nuevo, hacendosa,
harás sidra espumosa
para animar las fiestas, mas ya no estaré aquí.
Y cantarás sin duelo
hasta que vibre el suelo
canciones que cantamos alegres cual gitanos.
Y bailarás, alada,
firmemente amarrada,
romazanzas de tres tiempos, del dolor ya olvidado.
Y no tendrás cuidado
por mí, bajo el dorado
árbol nada perturba mi pacífico sueño.
NOCHE DE SAN JUAN
Arranqué perejil distraídamente
y soplé sobre él hacia la luna helada,
no pensé que los muertos de repente
acudieran con trémulos pasos a mi llamada.
Caminé y me postré al lado de un estero
y al ahuecar mi mano como quien va a beber
pareció que surgía un rostro lastimero
con un asoecto antiguo que creí conocer.
Murmuré torpes rimas al azar, pero no
reparé en el sentido de aquello que decía,
cuando una voz extraña en mi oído sonó
y transformó los versos en una profecía.
LOS BUEYES
"A esta hora los bueyes se arrodillan",
exclamaba un anciano cuando todos en corro
estábamos sentados al amor de la lumbre,
mientras daban las doce en Nochebuena.
Y nos imaginábamos a esas mansas criaturas
sobre la paja del establo en que moraban,
y a ninguno jamás se le ocurría
dudar que en ese instante se postrasen de hinojos.
Pocos hombres creerían tan bella fantasía
en estos tiempos. Sin embargo, siento
que si alguien me dijera en Nochebuena: "Ven,
vayamos a ver cómo los bueyes se arrodillan
en la remota borda de aquella cañada
que solíamos visitar en nuestra infancia",
yo me iría con él en la penumbra
con la esperanza de poderlos ver.
EL GAMO ANTE LA CASA SOLITARIA
Afuera, en las tinieblas, alguien mira
a través del cristal de la ventana
desde la blanca sánana aterida.
Afuera, en las tinieblas, alguien mira
cómo, en vela, aguardamos la mañana
junto a la lumbre de la chimenea.
No alcanzamos a ver esos dos ojos
que nos contemplan desde la intemperie
y reproducen los destellos rojos
del fuego. No advertimos esos ojos,
ojos maravillados, rutilantes,
y sus pasos furtivos, vacilantes.
DOS QUE ESPERAN
Mira hacia mí una estrella:
"Aquí estamos tú y yo,
cada uno en su lugar,
¿qué pienas hacer tú",
......pregunta ella.
Digo: "Por lo que sé,
dejar que el tiempo pase
y aguardar mi final".
"Eso mismo haré yo",
......dice la estrella.
HIELO EN LA CARRETERA
Siete horondas comadres van del brazo tomadas,
la cuesta a pasos lentos bajan sin apurarse,
............jadeantes, sofocadas;
deben ir con cuidado para no resbalarse
sobre el hielo que cubre la calzada.
A toda costa intentan llegar hasta el mercado
antes de que se agote toda la mercancía,
pues se acerca la noche y mañana es feriado.
El viejo y quejumbroso furgón que las traía
......no ha acudido ese día:
......no obstante, pese a todo,
cuando caen o resbalan ríen a carcajadas.
TALANDO UN ÁRBOL
NEW FOREST
Los dos verdugos caminan solemnes sobre el cerro,
llevan dos hachas coin pesadas cabezas de metal afilado
y una larga y flexible sierra dentada de dos asas para cortar grandes troncos,
ya se acercan al árbol imponente que lleva la marca de la muerte en su costado.
Tras desprenderse de sus chaquetas, empuñan las hachas y comienzan a cortar a ras de tierra,
haciendo saltar astillas que blanquean el musgo y la hojarasca,
hasta dejar alrededor del árbol un ancho y profundo tajo,
y uno de ellos lanza una cuerda y al final consigue amarrarlo.
Comienzan a aserrar hasta que la copa del alto gigante se estremece:
el estremecimiento aumenta a cada golpe,
apartan la sierra y tiran de la cuerda, pero el árbol tan solo tiembla,
se arrodillan, sierran un poco más, se retiran y vueleven a tirar otra ves de la cuerda.
Finalmente, el vivo mástil oscila más y más; dando un grito
Job y Ike se lanzan a un lado. La fuerza que durante tantos años permaneciera incólume a llegado a su fin,
el árbol cae con estruendo abatiendo todo cuanto halla en su caída,
y dos siglos de firme crecimiento concluyen en menos de dos horas.
ÉL NUNCA ESPERO MUCHO
(O)
UNA CONSIDERACIÓN
(Una reflexión) EN MI OCTAGÉSIMO SEXTO ANIVERSARIO
Por lo que a mí respecta has mantenido,
oh vida, la promesa que me hiciste,
............al final todo ha sido
............tal como predijiste.
Ya desde que de niño acostumbraba
a contemplar el cielo en la pradera,
reconozco que ya poco esperaba
............que la vida me diera.
Entonces era cuando me decías
lo que siempre has venido repitiendo
con esa extraña voz que tú vertías
desde nubes y montes sin estruendo:
"Algunos con locura me han amado,
otros calladamente, con dulzura,
mientras que otros tambien me han execrado
............hasta su sepultura.
THOMAS HARDY, El gamo ante la casa solitaria, Pre-Textos, 1999, en traducción Francisco M. López-Serrano.
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