De Apolo cupisnique, 2012:
APOLO CUPISNIQUE
No es lo mismo ahora
que no llevo una cabeza humana
sobre mis hombros
soy menos temible
Insisto en recorrer
las habitaciones
pero soy menos temible
esta vez que no llevo
una cabeza humana
sobre mis hombros
Y sin cabeza humana
sobre mis hombros
la desaparición de la luz es
cómo decirlo
sin ojos sin siquiera cuencas
para mis ojos
la desaparición de la luz es
perfectamente exterior
Y no es que la luz sea
una palabra que yo tema
Temo gaveta cerdo paisaje
pero por otras razones
Esta vez que no llevo
una cabeza humana
sobre mis hombros
soy menos temible
Esta vez que hago ruido
ruido abominable salaz
con mis caderas
soy menos temible
El mundo continúa
El mundo continúa interminablemente
bajo mis pies
nada lo detiene
pero también
nada lo hace mío
La luz madura
como maduramos todos
se repite
como nos repetimos todos en fin
se pudre velozmente
pero ya nada brilla
desde dentro
nada escapa de mí
que sea luminoso o azar
Tampoco estoy convencido
de que mi torso
mi torso erecto incompleto
mis líneas básicas diagonales
me guien en otoño
cuando asoman
los incontables riesgos
Cruzar la sensa
es un rieso
Lluvia que cambia a sol
y a niebla
es un riesgo
Entonces
perder la cabeza
no llevarla
sobre mis hombros
perder la cabez
de mano propia
no da que hablar
pero sirve
como motivo excelente
a los alfareros
Ellos aprovechan
la tristeza
No es ceguera
si pierdes la cabeza
es otra cosa
menos temible
es soledad
la soledad del hombre
que no lleva
una cabeza humana
sobre sus hombros
No hay piedad
hay espacio
ahí donde antes faltaba
todo está permitido
debilidad mordisco
permitido
Las aves cruzan
el aire
ahí donde antes
una cabeza humana
se posaba
sobre mis hombros
se movía.
HIMNO
Todavía quedan días en los que me digo:
hay un lugar que puedo hacer mío,
un café, por ejemplo, que puedo reclamar
como propio, luego de tantos excesos
o un terreno baldío en las afueras.
Pero eso sólo quiere decir que hay objetos
que me encuentran familiar, inanimado.
Mi anhelo es retórico: no espero afecto
de las cosas. Por eso mismo admiro
dos incomodidades: las sillas de madera
y las letras. En cambio, los poderes y la lujosa
circulación del guiso me dejan indiferente.
No en la explicación sino en la soledad
deseo usar estas palabras. yo no soy de acá.
AVIONES DE PAPEL
Es posible doblar
una hoja de papel
con esmero
en los puntos indicados
Doblar desdoblar
volver a doblar
repetir el pliegue
varias veces
Hasta alcanzar
la forma deseada
exhalar aire tibio
sobre la punta
finalmente lanzar
lejos de uno
o sobre un arbusto
y esperar que vuele
pero el método
verdaderamente noble
es doblar el viento
en los puntos indicados
doblar desdoblar
volver a doblar
lanzar contra
una hoja de papel
y no esperar nada
INTODUCCIÓN A LA METAFÍSICA
¿Por qué hay peruanos en lugar de no haber peruanos?
Tal vez sea una pregunta arbitraria. Tal vez no.
Pero ésa es la pregunta que los peruanos nos hacemos
a lo largo de nuestro pasaje histórico por el tiempo.
«¿Por qué hay peruanos en lugar de no haber peruanos?»
Algunos nunca se hacen la pregunta, pero la pregunta
está ahí. Algunos la cambian por otra: «¿Por qué adoramos
al felino en lugar de no adorar al felino?» pero no es lo mismo.
La pregunta, la primera pregunta, es «¿Por qué hay
peruanos en lugar de no haber peruanos?». No todos
nos hemos hecho la pregunta pero todos hemos sido
tocados por la pregunta en algún momento de nuestras
vidas, sin saber exactamente de qué se trata. En momentos
de gran desesperación, por ejemplo, cuando vemos cómicos
en televisión, cuando escuchamos hablar a las autoridades
políticas, militares, sobre todo a las eclesiásticas, cuando
asistimos a un partido de fútbol, cuando leemos los diarios,
cuando el sentido de las cosas se oscurece verdaderamente,
entonces surge la pregunta «¿Por qué hay peruanos en lugar
de no haber peruanos?». La pregunta tal vez suene una sola vez
en nuestras vidas, como el tañido de una campana que luego
desaparece, pero todos la reconocen. Por eso, en el fondo,
se trata de una pregunta gozosa. Cuando la hacemos todo
a nuestro alrededor se transforma, todo se vuelve más fácil
de entender. «¿Por qué hay peruanos en lugar de no haber
peruanos?» Ésta es la pregunta que se repite, ésa es la pregunta
que nos acompaña, la pregunta que llevamos con nosotros
como quien lleva un atado de ajos a la cocina. Ningún
peruano sabe la respuesta. Pero la pregunta nos permite
comer, hablar, y tener algo que contarle a nuestros hijos.
BIOGRAFÍA
Nací hace más de cincuenta años y lejos.
Viví temprano la soledad del río. A este hecho
se refiere mi frase: “que todo sea en otro sitio”.
Decliné una invitación y luego otra,
hasta que se cansaron de invitarme.
Pero viajé y desprecié los viajes.
En los acuarios engañé a los peces; hablé
sin ungüentos y sin deseo, evitando por simetría
la verdad y la mentira. Sugerí, más bien,
desgracias; pero no se cumplieron.
Me burlé del maestro. Ataqué el cine
que comparé con los animales a rayas.
Por doquier percibí una gran rigidez.
Eso me alejó de las urbes.
Me busqué a mí mismo
y me hallé a mí mismo
y me hallé a mí mismo, sonso.
Elogié una sola cosa a cambio de todo
y luego la negué caminando bajo palmeras.
Legué a la inevitable certidumbre de que el devenir
me alcanzaba en olas serias.
Nada es. Tal vez el fuego es. Busqué leyes.
POEMA EN HOMENAJE AL V CONGRESO
NACIONAL DE FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
HUAMPANÍ 26-28 JUNIO DEL 210
¿cuál es la diferencia entre una vaca y el lenguaje?
una vaca
¿qué es una vaca?
una vaca pace al lado del camino
el camino da un rodeo
y lleva hasta el granero
la vaca cruza el camino
sin rodeos
el lenguaje no puede hacer eso
UN EPLORADOR POLAR
Antes de dar una clase me aseguro:
no debe haber nada en el salón.
No pizarra, no mota, no textos;
no debe haber fórmulas ni leyes.
Me aseguro: el salón debe estar vacío.
Entonces comienzo, hablo
con rapidez sin mirar las figuras
que dibujo con los dedos en el aire.
Hablo en salones vacíos llenos
de alumnos que fuman y alumnas
y cursos que cambian con el frío.
Cada tanto suspendo las clases
por viajes innecesarios. Luego reviso
mis notas y retomo el curso sin prestar
atención a lo que ocurre fuera
del salón vacío: gangrena.
DESPACHOS DESDE EL
CONSULADO PERUANO EN TUCSON
Llueve. Mi hijo filma la lluvia.
Le digo que hay una montaña
....detrás de la niebla.
No me cree. Responde en sorna
que hay un oso negro
....detrás del árbol.
Aún no sabe qué es un pacto simbólico.
Cada vez que dibuja una jaula
el ave ha huido, el agua está limpia
....y la lechuga está picoteada.
Llueve. Mi hijo canta
(no sé de quién soy padre en un día así)
sus piernas blancas cuelgan hasta el suelo.
QUE SE MUEVE
¿qué se mueve sobre la superficie del lago
como una bruma pesada o más bien
¿qué transa día tras día
para finalmente tranzar noche tras noche
o ¿qué amor nos ama como si fuésemos
seres necesarios, indispensables, o
¿qué nosune cuando caminamos separados
no, no se hacer la pregunta cuya respuesta
es la muerte
JACINTO LARA
visito lugares en los que han muerto diez
dieciocho personas al fondo de un barranco
lugares en los que ha aparecido la virgen
entre las cuerdas de una tramoya
lugares en los que han marchado mineros
hacia una laguna
me pongo a pensar en lo que ha pasado
le doy un mordisco a una pera que he traído
envuelta en un pañuelo
no hallo enseñanza
debo haber llegado en mal momento
regreso a casa y abandono uno a uno
los disfraces que he heredado: mamífero
peruano católico educado blanco humano
los dejo ordenados sobre la cama
como ropa recién planchada y doblada
en la cocina los canarios que cantan
son demasiado amarillos o demasiado largos
señales evidentes de que éste es un lugar
en el que no ha pasado nada
y que nadie vio
TRADUCCIÓN RADICAL
Enseñarle castellano a un perro
es la verdadera enseñanza.
“Nunca va a aprender”, dicen.
¿Por qué? ¿Acaso el castellano
es cuestión de inteligencia? Tal vez
será mejor aprender a ladrar entonces.
¿Por qué no lo podemos hacer?
¿Por qué somos demasiado inteligentes?
Me gustaría decir “Yo te quiero”
ladrando. Un perro es un verdadero
otro. Alguien que no comparte
mis reglas. Casi ninguna. A veces
decimos algo y el perro acude.
A veces el perro ladra y lo ignoramos.
En comparación, aprender aymara
(dialecto moqueguano, digamos)
es sencillo. Se puede hacer.
Tal vez la pronunciación no sea
perfecta, pero nos dejamos entender.
¿Cómo será ladrar con acento humano?
Los perros reirían sin parar.
“Y este ¿de dónde salió?” dirán
BAÑOS
En los baños públicos
construidos por los romanos
hace siglos en la zona baja de la ciudad
toda la zona baja tiene forma de creciente
como una luna
la luz es dorada y arenosa.
En el centro hay una pileta vigilada
desde los techos por estatuas
de poetas y soldados. Y hay mármol,
mucho mármol: ocre, sucio, transparente,
como si se pudiera ver a través de la piedra
pero no se puede ver.
Fue ahí, en ese recinto
que nunca amé tanto a una mujer
sin saberlo.
Tanto nunca amé tanto a una mujer
sin saberlo
que años después cuando nos amamos
sabiendo
todo terminó en cuestión de semanas.
Uno escribe porque no puede ver.
Uno dice luz dorada y arenosa
porque no puede ver
el mármol que es el amor en los baños públicos
ocre, sucio y transparente.
Lo que nunca fue otra cosa
que una despedida fue la despedida
en la estación,
despedida que aún ahora
no sabemos
que va a durar para siempre.
RESTO
Hay dos imágenes
que me han enseñado mucho
sobre la vida.
Una es una conferencia de prensa
durante un congreso de escritores
en la que no se dijo nada.
La otra es la niebla en San Isidro
.....cómo se parece a una hoja
de papel de arroz.
TÚ QUIERES SEXO
Tú quieres sexo yo quiero
una forma reconocible sobre la cama:
me gustaría escribir sobre eso.
Si digo tú quieres sexo,
espero un momento y luego digo
tú quieres sexo
resulta prácticamente imposible
determinar cuál de las dos
expresiones es verdadera.
Me gustaría escribir sobre eso
porque ciertamente una de ellas
es falsa y yo quiero adoptar
una forma reconocible sobre la cama,
una forma aceptada por ti.
Mi pierna dispuesta sobre ti,
mi pierna dispuesta sobre ti, aceptada por ti,
y mis nalgas y mis codos dispuestos
de forma reconocible sobre la cama,
sobre ti.
No exactamente de esa manera,
hay espacios negativos, hay figuras de fondo,
dietas en tus costillas, y además,
siempre puedo disculparme:
tú quieres sexo. Esa es la expresión
falsa, difícil de hallar a simple vista.
Yo quiero adoptar una forma reconocible
sobre la cama es lo mismo que yo quiero sexo
pero con ese después de usted indispensable.
Yo quiero sexo aquí, en este momento
y si fuera posible, sobre este mismo verso,
y si fuera posible me gustaría hacerlo
sobre este mismo verso,
después de usted.
Entonces mi inmensa cabeza deforme
(es decir, mi cabeza desnuda y aburrida)
cae sobre la cama y tú quieres sexo.
Mi forma está dispuesta sobre ti,
mi forma es aceptada por ti.
Donde sea que vayamos con todo esto
será difícil encontrar un lugar donde dormir.
Tú quieres sexo es imposible, es
la versión falsa de las dos. Además, tiene consecuencias:
el pan de la mañana, el pan aristocrático de la mañana,
el que se manda a comprar, se juzga, tiene… brío!
Porque tú quieres sexo es aceptado por ti como forma
reconocible, aceptado como forma falsa reconocible;
al menos si lo digo sobre la cama.
Si no lo digo, si no digo tú quieres sexo
y yo adopto una forma reconocible, una forma
aceptada por ti, una forma aceptada por ti,
el pan aristocrático de la mañana no se parte
sobre lo que digo. Me gustaría escribir
sobre eso. Placer denodado de la forma de mi pierna
aceptada por ti.
Luego, gestos. Pero eso no modifica en nada
que tú quieres sexo como forma sobre la cama,
mientras yo quiero apenas
(hay días en que es todo lo que quiero)
una forma reconocible, más que reconocible,
aceptable: que mi vientre gordo no sea óbice,
que mis pies fríos tampoco, que mi vulgar ingle,
bueno. Me place hablar de todo esto, me gustaría
escribir sobre todo esto.
Entonces habrá que buscarle un lugar a los cariños,
a las ortografías, a las naranjas agrias.
OTROS POEMAS
QUASAR / EL MISTERIO DEL SUEÑO CÓNCAVO
Tu mano de garra pudo acariciarme la frente; /pero no lo hizo.
Tus tetas de barro pudieron descolgarse sobre mi rostro; pero no lo hicieron.
Tu sexo andrógino no se permitió debilidad alguna.
Recorres en silencio el silencio del cuarto
con una cabeza humana entre tus dientes.
¿Dónde está ahora tu cuerpo, pequeño tigre?
Las sábanas de la noche están mojadas de esperma de sangre y de sudor.
Mi miedo es mi brújula y mi miedo, pequeño tigre,
es el centro de tus círculos concéntricos.
Abismo es la distancia entre el arco más alejado de tu asedio
y el mueble punto sobre el que te ciernes.
Sentado sobre el catre blanco trato de replantear el Este.
Tus ojos espejo continuaron la senda helicoidal
Y se bebieron toda la luz;
tu tráquea ha sorbido todos los ruidos.
Tu cola sincéntrica ha enlazado todas las distancias.
Abismo es la distancia que nos encuentra, pequeño tigre.
Busco en mis planos la estructura del asedio;
sólo encuentro a Tokyo en la palma de mi mano.
Abismo es la distancia que nos devuelve, pequeño tigre,
a un orden nuevo.
La palabra “real” tomada en sí misma es difícil de comprender.
En viejos ascensores atascados recorrí segmentos del asedio
¿persiguiendo? Las huellas invisibles de tu paso.
Nada se ve, nada se escucha, oh imbécil amo del silencio,
en este limbo espeso como la brea: todo se siente.
Yo siento el pesado aliento del viaje de tus pómulos, pequeño tigre.
Huyo al baño para tratar de resolver el asedio.
La toalla inmaculada pende de un gancho de aluminio
desplomándose como una catarata detenida.
Me miro en el espejo, hace demasiado calor, y me pregunto:
“¿Es esto real?”
Saco mi lengua reseca y mi lengua, pequeño tigre,
lame la pelambre regular de tus lomos; sin tocarte.
Eres bajo una forma de ser
que toda mi experiencia anterior me dice que no es.
Eres igual a mí pero vacío.
Y sin embargo eres costumbre cuerda nudo asombro alisio.
si en realidad habitas mi páncreas, mi hígado y mi recto.
De cara al espejo entiendo la geografía de tu asedio,
pequeño tigre, la nomenclatura de tus esferas.
Yo soy la duda y el que duda.
Existe un lenguaje sin género ni número,
sin caso ni tiempo ni modo, sin activa ni pasiva.
El nombre del lenguaje está inscrito en signos binarios,
Con largos fémures bajo la forma de pequeños rabitos.
Ninguna realidad está debajo de ese lenguaje;
sus palabras no mencionan objeto alguno.
Con ese lenguaje construyo el abismo que nos encuentra, pequeño tigre.
Mis sonidos se sustentan en el error,
tus movimientos circulares son la naturaleza del cortejo.
Sigues siendo, pequeño tigre, sigues rodando.
Sigues burlándote de mi grosera semiología, sigues girando.
Mi cuerpo volvió a sentir la torpe necesidad de la colcha.
Dejé el baño; cerré la puerta; regresé al catre (blanco).
Un lago obscuro se eleva sobre sí mismo
levantándose en espiral desde el centro de un ruido.
Capas sucesivas y tibias comenzaron a desprenderse de las superficies del lago
desplazando el oxígeno, invadiendo cada zona del cuarto.
Un violento olor me sumergió adentro
por los canales discontinuos de la metástasis...
. . .
Has meado, pequeño tigre:
¿es ésta la señal de tu permanencia?
Tendido de cara al techo imagino la curvatura del asedio.
Intento reconstruir la historia con un juego de espejos
colocados en un solo tiempo.
Un sueño es un acto de inteligencia.
Vagas y obscuras formas comienzan a delinearse
con la misma irregularidad limítrofe que la de la costa y el mar.
Ya no me muevo;
el cansancio y el sudor han tomado por asalto mi cuerpo.
El abismo se colma; los espejos ya no refractan;
ubres umbilicales interpretan las geometrías.
Mi tacto y mi olfato fundarán el universo.
Tu cuerpo, pequeño tigre, se tiende sobre el catre junto a mi cuerpo.
Mis uñas raspan desde el temor los cursos laterales de tus lomos;
viejas cicatrices se abren paso entre mis dedos
dejando una estela segura.
Zonas gélidas, zonas tórridas, se suceden en transición.
Ya no hay delante, debajo, encima ni detrás;
sólo permanece el entre, llenándose y vaciándose,
siguiendo el ritmo de las branquias de la noche.
La esperma, la sangre y el sudor suplantan al catre.
Aparecen los falos.
Monte sobre trueno; viento sobre viento; trueno sobre fuego.
Yo siento tu falo, pequeño tigre, horadando mis cavidades; devastando.
Continuando un movimiento natural que nos contrae
adentro, adentro, hasta las arcaicas simas.
Mi temor encuentra un nuevo espacio:
temo que mi falo te aniquile, pequeño tigre.
Ese nuevo espacio es falso; no hay espacio.
No tengo aire; tu aliento lo trasforma todo en azogue; no tengo aire.
Mi falo se eleva sobre sí mismo
iniciando un viaje esférico que lo resume todo
(el espejo, el abismo, el lenguaje, el baño)
en un solo movimiento.
Y al final de su recorrido la redonda morada apareció en su exacta ubicación:
mi falo perforó hasta tu último quark.
Todos los sentidos convergieron; todos los movimientos.
Un viento huracanado revolvió el cuarto
girando en torno al eje de la doble cópula.
Por primera vez te veo, pequeño tigre; tendido, extenuado, hermoso y limpio.
La noche comienza a perder densidad. Tu cuerpo comienza a perder consistencia.
Un irreparable orden ha quedado suspendido en la trastienda.
Hemos engendrado, pequeño tigre, la miseria de una metáfora útil.
MARIO MONTALBETTI, Lejos de mí decirles. Poesía reunida (1978-2016), Liliputiense, 2017.
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