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Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 29 de diciembre de 1950) es un poeta, filólogo, helenista, traductor, ensayista, columnista, crítico y editor literario español. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Traducción (1989) y el Premio Nacional de Poesía (2015). Es académico de número de la Real Academia de la Historia, académico de la Academia de Buenas Letras de Granada, vocal del Real Patronato del Museo del Prado y miembro del jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras. Es un declarado católico.
Biografía
Educación
Tras formarse en el Colegio del Pilar de Madrid, dejó en segundo curso los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para iniciar en la Universidad Autónoma de Madrid los de Filología Clásica, donde se licenció en 1973 y se doctoró en 1976, sendos grados con premio extraordinario. Ha señalado como sus maestros a dos profesores de la Universidad Autónoma de Madrid: el latinista Antonio Fontán y el helenista Manuel Fernández-Galiano, director de su tesina, sobre Calímaco de Cirene, y, posteriormente, de su tesis, que trató sobre el poeta helenístico Euforión de Calcis.
Investigación literaria en el CSIC
Su producción científica se ha concentrado, sobre todo, en la traducción y edición crítica de obras de la literatura occidental cuya cronología varía del II milenio a. C, hasta el s. XX. Más bien alejado de las corrientes metodológicas más recientes, su actividad filológica se ha volcado en la divulgación y su perspectiva hacia las obras que estudia, siendo erudita, es más artística que académica, más transversal que especializada.
Como traductor, ha traducido textos en griego clásico, latín clásico, latín medieval, francés medieval, provenzal, catalán, francés, inglés, alemán, y entre otros, a autores del mundo clásico grecolatino, como Homero, Eurípides, Calímaco, y del medievo europeo, como Geoffrey de Monmouth, Guillermo de Poitiers, Chrétien de Troyes, Marie de France, Charles Nodier y Gérard de Nerval. En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario, texto latino de autor anónimo del siglo X. Esta faceta de su trabajo filológico se mezcla con su obra artística en tanto que sus traducciones aspiran a integrar lo "literal" y lo "literario".
En el ámbito de la ecdótica, ha editado críticamente, entre otros, a Euforión de Calcis, Eurípides, Calderón de la Barca, Juan Boscán, Gabriel Bocángel, Agustín Pérez Zaragoza, Rubén Darío y Enrique Jardiel Poncela.
Como editor literario ha dirigido las colecciones Ámbitos literarios (de poesía, narrativa y ensayo), de la Editorial Anthropos; Selección de Lecturas Medievales, de Ediciones Siruela; y La cabeza de Medusa, de Mondadori. Desde enero de 2009 dirige la Biblioteca de Literatura Universal, primero en Espasa y a partir de 2015 en Almuzara.
Funcionario de carrera, con la categoría de "profesor de investigación", del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con puesto adscrito en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en el que ha sido jefe del departamento de Filología Grecolatina y director del Instituto de Filología (1992-1993), así como director del Departamento de Publicaciones del CSIC (1995-1996) y director de la revista Arbor. Revista de Ciencia Pensamiento y Cultura (2012) editada por el CSIC. Su dirección de la revista duró solo unos pocos días, debido a debate sobre la inclusión de articulistas no preparados (vinculados al Opus Dei) y por la disminución del índice h de la publicación durante su breve mandato como gestor. Se publicaron también textos retóricos sobre diversos temas sin evidencias científicas, lo que contribuyó a la devaluación de la revista. Fue sustituido por José Luis García Barrientos.
Carrera política en la gestión cultural
En la Administración General del Estado ha ocupado los cargos políticos de libre designación de Director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000), de cuyo Patronato fue nombrado Presidente en 2015, y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004), siempre durante los gobiernos del Partido Popular.
En octubre de 1997, siendo director de la Biblioteca Nacional de España, promovió junto al entonces director del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa, la creación de la Fundación Biblioteca de Literatura Universal (BLU), con los objetivos fundacionales de la edición, complementaria de las ediciones comerciales, de una colección de obras de autores clásicos de otras lenguas junto a la revitalización de autores en lengua española, y la realización de otras actividades encaminadas a destacar el valor del idioma español como lengua universal de cultura.
De su actuación como Secretario de Estado de Cultura cabe destacar la estimación del gremio de historietistas para la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.
Estilo
En su poesía se funden el estudioso y el creador, sin que ninguna de las dos facetas corrompa a la otra. A través de sus poemarios, Luis Alberto de Cuenca nos ha ido entregando lo que se ha llamado en la poesía española contemporánea una «poética transculturalista»: una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, en ocasiones desenfadada, en la que lo transcendental convive con lo cotidiano y lo libresco se engarza con lo popular. Usa la métrica libre y la tradicional. Haciendo suya la expresión que utilizó para definir su poesía, el poeta y crítico José Luis García Martín, Luis Alberto de Cuenca etiqueta la segunda etapa de su obra poética como línea clara, en referencia al estilo de comic europeo cuyo ejemplo más conocido es la serie de Tintín del autor belga Hergé. Excediendo su propia obra, de Cuenca ha ido dando visibilidad a otros poetas bajo esta misma denominación, como en la sección "Línea clara" que dirigió en Nueva Revista. Quizá los poetas coetáneos con los que mayor afinidad estilística y personal haya tenido sean Miguel d'Ors, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Jon Juaristi. En su concepción de la poesía se reconoce principalmente deudor de la Antología Palatina, aunque también de Catulo, Guillermo de Aquitania, Petrarca, Garcilaso de la Vega, Francisco de Aldana, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Becquer, Ruben Darío, los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges y Juan Eduardo Cirlot.
Quizá su poema más conocido, leído con cierta frecuencia en bodas y que ha sido objeto de exámenes de selectividad es «El desayuno».
Además de su obra como poeta, ensayista y filólogo, hay que destacar su faceta de letrista musical; suyas son algunas de las letras más conocidas del grupo de rock la Orquesta Mondragón. Gabriel Sopeña ha puesto música a una selección de más de treinta de sus poemas, cuya primera entrega interpretó Loquillo en su disco Su nombre era el de todas las mujeres, editado en octubre de 2011.
Parte de su obra ha sido traducida al francés, alemán, italiano, inglés y al búlgaro.
( Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alberto_de_Cuenca )
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Algunos poemas de Luis Alberto de Cuenca:
De Elsinore, 1972:
PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
DE PROPERCIO DE ASÍS
Lo que passò ya falta; lo futuro
Aun no se viue; lo que estè presente,
No està, porque es su essencia el mouimiento
GABRIEL BOCÁNGEL Y UNZUETA
Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
oscuros, imprecisos, niebla pura,
cincha, brida y espuelas. No profanes
el mástil del amor, la arboladura
del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura,
cosmética, veneno, miel, divanes
y el perfume letal de la lectura.
Conocerás un puente de cuchillos,
la brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.
Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo,
y, al fin, la presencia de la rosa.
EVOCACIÓN DE FRANCISCO SALAS,
COSMÓGRAFO
No olvidaste jamás la impenetrable claridad de aquella tarde.
Llovía y navegaban hacia el Sur los navíos con algo de tristeza en las miradas:
las cariátides de proa, suaves y melancólicas como una antigua canción,
y las vinosas llanuras del recuerdo en la voz áspera del contramaestre.
Tierra firme y rojiza, patíbulos hirsutos, fortalezas insomnes de Basse-Terre,
como espectros surgidos de la más ambiciosa ghost-story;
alineados delfines, disciplinadas orcas en el pulcro despacho de Levasseur,
y un viejo cielo añil entreverado de ángeles vudú.
Te alimentabas de cazabe y de naipes entonces,
revolvías en tu cabeza la idea del suicidio,
y el deseado cargamento de mujeres francesas no llegaba a alcanzar las costas de tu isla.
Amigo de los desolados octubres,
pensabas un acantilado de esquirlas azuladas y de secretos.
Rumbo a Jamaica todos los hombres son iguales:
arabescos de encaje en las camisas de lino puro,
desnudo el pecho selvático, risueño el corazón;
la furia de los vientos apresada en el istmo por argonautas holandeses,
sobre lujosos alambiques marinos destilando la Historia.
Dibujaste simbólicos desdenes de piedra, de cristal,
ensenadas umbrías, altivos promontorios de silencio.
Era triste el lamento de tus pinceles en la bahía,
como una expedición a Maracaibo (sable desnudo, pólvora,
ese antiguo clamor resucitando la belleza del instante
con la fatalidad de los oráculos imprevistos).
Apenas llego a distinguir el perfil de tu críptica escritura.
No hay patente de corso que permanezca siempre.
El timón acelera los pulsos de tus sienes:
sólo queda morir de fiebre o de alegría en las heladas playas del misterio.
De Scholia (1978):
RUMBO A LONDRES, EL CONDE DRÁCULA
RESUCITA UN PASADO SENTIMENTAL
Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisal
de mi propio deseo, encadenado
y libre como el ancla entre sus limos.
Aquí, ferviente explorador de gozos.
No temas, cuerpo mío, arquitectura
sumergida, ciudad imaginada.
Gusta breve solaz, toca su lumbre,
admira su contorno, prevalece.
Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra,
no hay heraldo que horade tu silencio
con dulce, memorable, dulce canto.
No hay heraldo. Detente, alado brillo
del sueño, resplandor de los cobardes.
Oscura vida, ven, y tus panoplias
de soledad nocturna, tus escudos
heráldicos, tu faz de terciopelo,
cristal anochecido del abandono.
Ven, oh tú, palpitante enredadera
de destrucción y plenitud, oh vida.
Y no la selva familiar, ni el húmedo
contacto de tu quilla con la proa
del mar, no el espolón entre los senos
me ofrezcas, artificio o salvación
final, sí deslizante carabela,
submarino solar y travesía
nostálgica y feliz, hermosa y triste,
lejos de Transilvania, de los ojos
tan suaves, del cabello, de las manos
que tanto amé y se han ido para siempre.
LA DAMA DE BOSTON
Aquella vieja dama del estólido Boston
—el rictus de moaré, las manos de penumbra-
triste expone a la noche la prisión de sus labios
(alacranes dormidos tiemblan en las alcobas
soñando su marfil en tiernas pesadillas).
Amó y expuso a lentos trineos el futuro,
jamás quebró las arpas de la hospitalidad,
y celebró en la helada frente de sus recuerdos
la fúnebre liturgia de unos ojos vacíos.
No diré más. Los años devoran la memoria
como dulces pirañas de olvido. Es el rescoldo
que precede a la muerte, la luminaria última.
Boston. Brilla en la sombra un coágulo de plata.
Silencio. El ave sorda de la melancolía.
ALICIA LIDDELL ABANDONA EL PAÍS DE LAS
MARAVILLAS PARA CONTRAER MATRIMONIO
Un pastel en los labios, un olvido
con nata en la memoria de la frente.
De chocolate y oro la pendiente
del seno, las ardillas del vestido.
La bizarra silueta de un bandido
en los ojos. La imagen balbuciente
del aquel primer amor, su negligente
porte de adolescente forajido.
Fresas y soledad en las mejillas,
celofán de los hombros, tulipanes
de brisa y risa y mar y tierna veda
de minúsculos tigres, o abubillas
al acecho de fieros gavilanes.
El cremoso susurro de la seda.
IDILIO
Dice la dama: «El frío ya no hiere mi cuerpo.
Llega una primavera que no funde la nieve
ni licúa los ríos. Primavera de brazos
y músculos y sables y dentelladas dulces.
Bajo un cálido sueño masculino me olvido.
Y en mi olvido se olvidan mis doncellas y el mundo,
lo que fui y lo que soy, mi nombre y sus aristas.»
Él: «Comienza en tus ojos un combate sin tregua.
Vencida, eres el fuego. Victoriosa, la llama.
Nunca el crimen sagrado me pareció tan bello.»
AGAG DE AMALEG
I Samuel 15, 1-35
Agag, rey de Amaleq, fuerte guerrero,
recién vencido -y perdonado- dijo
para sí, arrodillando las palabras,
como quien rinde culto a la derrota:
"Se alejó la amargura de la muerte."
Poco tiempo después, la daga curva
de Samuel trazaría en sus costados
el signo de la cólera divina,
profuso manantial de sangre noble.
Y del brillo mortal de aquella frase,
solemne funeral de la esperanza
y de la fe, no quedarán destellos
en las antologías: Todo es humo.
De Necrofilia (1983):
CÓMO TE DEFIENDES DE MÍ
Cómo te defiendes de mí.
Cómo resistes,
desde la torre de la ausencia,
agitando el pañuelo para siempre,
sin forma ni color,
humo tan sólo,
aérea y rígida en tu nube,
diciendo adiós al mundo y a mis brazos,
muerta y levísima.
Cómo te defiendes de mí.
Cómo, al fin, me derrotas
y me sepultas, también a mí,
en la tumba sin flores del olvido,
donde mis huesos no conozcan
la senda de tu cobardía.
LA VELA
Una vela es el deseo.
Está encendida. Ilumina
la habitación. En los muros
hay desgarraduras viejas.
La vela baila. Se cierne
sobre el espacio. Divide
la sombra en dos. El deseo
tiene pulmones de cera.
Y es el ahogo. Las cosas
bajo llave. Las palabras
no dichas. Burbujas. Brillos.
Alas rotas. Labios muertos.
O tu pecho: todo es cera.
Siempre en luz. Sobre el silencio
extiende su brasa el ojo.
Las paredes tienen grietas,
salpicaduras recientes.
Y ellos se alejan. Ignoran.
No saben qué hacer. No saben
dónde esconderse. Son otros.
Sombras de la misma vela.
De La caja de plata (1985):
AMOUR FOU
Los reyes se enamoran de sus hijas más jóvenes.
Lo deciden un día, mientras los cortesanos,
discuten sobre el rito de alguna ceremonia
que se olvidó y que debe regresar del olvido.
Los reyes se enamoran de sus hijas, las aman
con látigos de hielo, posesivos, feroces,
obscenos y terribles, agonizantes, locos.
Para que nadie pueda desposarlas, plantean
enigmas insolubles a cuantos pretendientes
aspiran a la mano de las princesas. Nunca
se vieron tantos príncipes degollados en vano.
Los reyes se aniquilan con sus hijas más jóvenes,
se rompen, se destrozan cada noche en la cama.
De día, ellas se alejan en las naves del sueño
y ellos dictan las leyes, solemnes y sombríos.
LA TRISTEZA
Cuando Shakespeare murió, ya estaba triste.
Cuando la Armada naufragó, mis ojos
habían naufragado ya en su daño.
A Marlowe lo enviaron al infierno
y ya mi corazón estaba roto.
EL REGRESO
Vengo de desertar en Bouvines o de pelear en Midway,
vengo de la victoria o de la cobardía.
No sé si estoy buscando un cuerpo o si necesito un amigo,
si vengo a provocar un duelo o si vengo a evitarlo.
Puedes recibirme en tus brazos o no reconocerme.
A mi alrededor todo es sombra o un perfil demasiado concreto.
He venido a matarte o a morir a tus manos.
LA HERIDA
Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosa
verdad, ni el rostro amargo de la duda,
ni este incendio en la selva de mi cuerpo
que amenaza con no extinguirse nunca,
ni la terrible imagen que golpea
mis ojos y tortura mi cerebro,
ni el juego cruel, ni el fuego que destruye
esa otra imagen de armonía y fuerza,
ni tus palabras, ni tus movimientos,
ni ese lado salvaje de tu calle,
impedirán que encienda en tu costado
la luz que da la vida y da la muerte:
tarde o temprano sangrará tu herida,
y no será momento de hacer frases.
LOCA
"Calla y escucha -dije-. No se trata
sólo de ti; se trata de mi vida.
Te sacaré de aquí. Vendrás conmigo."
Respondió: "Pero tú no me conoces."
"No te conozco a ti. Tú a mí tampoco.
Sólo tienes que hacer lo que te he dicho.
Hasta mañana." Dije. Abrí la puerta.
"Debes ser tú quien está loco", dijo.
Y desde su galaxia me miraba.
SOBRE UN TEMA DE J. M. M.
No quiero ser feliz. Estoy enfermo
de haberlo sido tanto. Me fastidia
que la gente me quiera y que los dioses
me protejan. Renuncio a ser el centro
de las fiestas y a todos los poderes
que el dinero y la sangre proporcionan.
No quiero verte al lado, en la cabina
de mi coche, dorada y sonriente,
previendo mis deseos más ocultos.
No me divierte ya que mis amigos
celebren la blancura de tus manos.
Detesto las victorias, y los viajes
al más allá, y la daga del ingenio,
y el amor, y el jardín de la alegría.
Quiero la opacidad y la tristeza
que da el dolor, y la desesperanza.
Me está matando tanta dicha junta.
LA PESADILLA
Javier ha decido suicidarse.
Elige hacerlo lejos de su casa,
donde los muebles no le reconozcan
y no le hablen de Marta las paredes.
Viaja al azar por una carretera
que se prolonga demasiado. Sabe
que no habrá viaje de regreso y nunca
volverá a repetirse aquel tormento.
Se acaba el combustible, y su automóvil
se detiene a un kilómetro de Burgos.
Va a pie hasta la ciudad y se dirige
al mismo hotel donde nos hospedamos
Alicia y yo. Recuerdo su llegada:
su palidez, las manos ateridas
con que estrecha las mías en la puerta
del ascensor, camino de su cuarto.
Ya está en la habitación, ya la ponzoña
traga con avidez, el bebedizo
que lo rescatará de los desdenes
de Marta, del amor que lo destruye.
Mientras tanto, anochece. Alicia baja
a tomar una copa y yo me quedo
solo en la oscuridad, medio dormido.
Y sueño que Javier se está matando,
y que llego a su alcoba y me recibe
a tiros y me dice que me vaya
al infierno, y yo llamo a un camarero
a quien Javier acierta, y luego a otro,
y parece que va a seguir cargándose
a todo aquel que intente reducirlo,
pero el veneno avanza por sus venas
y la conciencia de Javier se nubla,
y suelta la pistola, y cae al suelo,
y vomita la vida en un espasmo
final sobre la alfombra del pasillo.
Llega entonces Alicia y me despierta
con dulces, largos besos de borracha,
y me quita la ropa y me pregunta
por qué tengo los ojos tan abiertos,
y no le digo nada, y nos amamos
duro, como en Ampurias, en agosto
del 80, y naufragan mis temores
en el mar de sus dientes y sus uña.
De El otro sueño (1987):
LA DESPEDIDA
Mientras haya ciudades, iglesias y mercados,
y traidores, y leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos sigan vertiendo su basura
en el mar y los vientos soplen en las montañas;
mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y se ponga, y los hombres se maten;
mientras alguien regrese, derrotado, a su cuarto
y dibuje en el aire la V de la victoria;
mientras vivan el odio, la amistad y el asombro,
y se rompa la tierra para que crezca el trigo;
mientras tú y yo busquemos el medio de encontrarnos
y nuestro encuentro sea poco más que silencio,
yo te estaré queriendo, vida mía, en la sombra,
mientras mi pecho aliente, mientras mi voz alcance
la estela de tu fuga, mientras la despedida
de este amor se prolongue por las calles del tiempo.
MAL DE AUSENCIA
Desde que tú te fuiste, no sabes qué despacio
pasa el tiempo en Madrid. He visto una película
que ha terminado apenas hace un siglo. No sabes qué lento
corre el mundo sin ti, novia lejana.
Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo,
que pudre el corazón tanta melancolía,
que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil,
que parezco un ejemplo de subliteratura.
Pero tú te has llevado mi paz en tu maleta,
los hilos del teléfono, la calle en la que vivo.
Tú has mandado a mi casa tropas ecologistas
a saquear mi alma contaminada y triste.
Y, para colmo, sigo soñando con gigantes
y contigo, desnuda, besándoles las manos.
Con dioses a caballo que destruyen Europa
y cautiva te guardan hasta que yo esté muerto
SONJA LA ROJA
Los querías tanto a los héroes,
tanto soñabas con sus compañeras,
que te parecía imposible
que fuesen sólo emblemas o símbolos
para explicar el mundo.
¡Cómo quisieras que tuviesen ojos,
labios y dientes, piernas, brazos!
Y, sobre todos, ella,
la que viene de lejos para velar tu sueño,
la que triunfa y se marcha,
Sonja la Roja, la rival de Conan.
LA MALCASADA
Me dices que Juan Luis no te comprende,
que sólo piensa en sus computadoras
y que no te hace caso por las noches.
Me dices que tus hijos no te sirven,
que sólo dan problemas, que se aburren
de todo y que estás harta de aguantarlos.
Me dices que tus padres están viejos,
que se han vuelto tacaños y egoístas
y ya no eres su reina como antes.
Me dices que has cumplido los cuarenta
y que no es fácil empezar de nuevo,
que los únicos hombres con que tratas
son colegas de Juan en IBM
y no te gustan los ejecutivos.
Y yo, qué es lo que pinto en esta historia?
Qué quieres que haga yo? Que mate a alguien?
Que de un golpe de estado libertario?
Te quise como un loco. No lo niego.
Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo
era una reluciente madrugada
que no quisiste compartir conmigo.
La nostalgia es un burdo pasatiempo.
Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio,
píntate más, alisa tus arrugas
y ponte ropa sexy, no seas tonta,
que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte,
y tus hijos se van a un campamento,
y tus padres se mueren.
PACIFISMO
Tu desesperación no debe ser violenta.
No manejes tu angustia como si fuese un arma.
Nadie tiene la culpa de que seas tan débil.
Nadie debe pagar por tanta cobardía.
Si llevas tantos años ahogándote entre libros,
será porque te gusta. Sufre tus perversiones
como un hombre y no escarbes en heridas ajenas.
ESTE AROMA NO ES TUYO
Este aroma no es tuyo.
No es el olor tan suave de tus manos,
ni el perfume que anuncia tu llegada.
Tampoco viene de la infancia,
ni trae consigo imágenes de jardines remotos.
Tan sólo es el aroma de la sangre vertida
entre las páginas de un libro
sobre la guerra en la Edad Media.
Llevo toda la tarde sumergido
en ese olor de fiesta y de coraje.
LA FIESTA
a José del Río Mons
Todo está preparado: las antorchas humanas,
el caviar, el salmón, la coca, los faquires,
la naumaquia, el desfile de misses alienígenas,
los viajes a la luna con Cyrano y Münchhausen,
la pelea entre fieros hologramas desnudos,
la jaula con Spiderman y Hulka entrelazados,
todas las atracciones que apetece ver juntas.
Y tú estás a mi lado, y contigo sí tiene
sentido divertirse. ¡Que suenen las trompetas
y comience la fiesta que acabo de soñar!
Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 29 de diciembre de 1950) es un poeta, filólogo, helenista, traductor, ensayista, columnista, crítico y editor literario español. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Traducción (1989) y el Premio Nacional de Poesía (2015). Es académico de número de la Real Academia de la Historia, académico de la Academia de Buenas Letras de Granada, vocal del Real Patronato del Museo del Prado y miembro del jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras. Es un declarado católico.
Biografía
Educación
Tras formarse en el Colegio del Pilar de Madrid, dejó en segundo curso los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para iniciar en la Universidad Autónoma de Madrid los de Filología Clásica, donde se licenció en 1973 y se doctoró en 1976, sendos grados con premio extraordinario. Ha señalado como sus maestros a dos profesores de la Universidad Autónoma de Madrid: el latinista Antonio Fontán y el helenista Manuel Fernández-Galiano, director de su tesina, sobre Calímaco de Cirene, y, posteriormente, de su tesis, que trató sobre el poeta helenístico Euforión de Calcis.
Investigación literaria en el CSIC
Su producción científica se ha concentrado, sobre todo, en la traducción y edición crítica de obras de la literatura occidental cuya cronología varía del II milenio a. C, hasta el s. XX. Más bien alejado de las corrientes metodológicas más recientes, su actividad filológica se ha volcado en la divulgación y su perspectiva hacia las obras que estudia, siendo erudita, es más artística que académica, más transversal que especializada.
Como traductor, ha traducido textos en griego clásico, latín clásico, latín medieval, francés medieval, provenzal, catalán, francés, inglés, alemán, y entre otros, a autores del mundo clásico grecolatino, como Homero, Eurípides, Calímaco, y del medievo europeo, como Geoffrey de Monmouth, Guillermo de Poitiers, Chrétien de Troyes, Marie de France, Charles Nodier y Gérard de Nerval. En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario, texto latino de autor anónimo del siglo X. Esta faceta de su trabajo filológico se mezcla con su obra artística en tanto que sus traducciones aspiran a integrar lo "literal" y lo "literario".
En el ámbito de la ecdótica, ha editado críticamente, entre otros, a Euforión de Calcis, Eurípides, Calderón de la Barca, Juan Boscán, Gabriel Bocángel, Agustín Pérez Zaragoza, Rubén Darío y Enrique Jardiel Poncela.
Como editor literario ha dirigido las colecciones Ámbitos literarios (de poesía, narrativa y ensayo), de la Editorial Anthropos; Selección de Lecturas Medievales, de Ediciones Siruela; y La cabeza de Medusa, de Mondadori. Desde enero de 2009 dirige la Biblioteca de Literatura Universal, primero en Espasa y a partir de 2015 en Almuzara.
Funcionario de carrera, con la categoría de "profesor de investigación", del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con puesto adscrito en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en el que ha sido jefe del departamento de Filología Grecolatina y director del Instituto de Filología (1992-1993), así como director del Departamento de Publicaciones del CSIC (1995-1996) y director de la revista Arbor. Revista de Ciencia Pensamiento y Cultura (2012) editada por el CSIC. Su dirección de la revista duró solo unos pocos días, debido a debate sobre la inclusión de articulistas no preparados (vinculados al Opus Dei) y por la disminución del índice h de la publicación durante su breve mandato como gestor. Se publicaron también textos retóricos sobre diversos temas sin evidencias científicas, lo que contribuyó a la devaluación de la revista. Fue sustituido por José Luis García Barrientos.
Carrera política en la gestión cultural
En la Administración General del Estado ha ocupado los cargos políticos de libre designación de Director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000), de cuyo Patronato fue nombrado Presidente en 2015, y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004), siempre durante los gobiernos del Partido Popular.
En octubre de 1997, siendo director de la Biblioteca Nacional de España, promovió junto al entonces director del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa, la creación de la Fundación Biblioteca de Literatura Universal (BLU), con los objetivos fundacionales de la edición, complementaria de las ediciones comerciales, de una colección de obras de autores clásicos de otras lenguas junto a la revitalización de autores en lengua española, y la realización de otras actividades encaminadas a destacar el valor del idioma español como lengua universal de cultura.
De su actuación como Secretario de Estado de Cultura cabe destacar la estimación del gremio de historietistas para la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.
Estilo
En su poesía se funden el estudioso y el creador, sin que ninguna de las dos facetas corrompa a la otra. A través de sus poemarios, Luis Alberto de Cuenca nos ha ido entregando lo que se ha llamado en la poesía española contemporánea una «poética transculturalista»: una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, en ocasiones desenfadada, en la que lo transcendental convive con lo cotidiano y lo libresco se engarza con lo popular. Usa la métrica libre y la tradicional. Haciendo suya la expresión que utilizó para definir su poesía, el poeta y crítico José Luis García Martín, Luis Alberto de Cuenca etiqueta la segunda etapa de su obra poética como línea clara, en referencia al estilo de comic europeo cuyo ejemplo más conocido es la serie de Tintín del autor belga Hergé. Excediendo su propia obra, de Cuenca ha ido dando visibilidad a otros poetas bajo esta misma denominación, como en la sección "Línea clara" que dirigió en Nueva Revista. Quizá los poetas coetáneos con los que mayor afinidad estilística y personal haya tenido sean Miguel d'Ors, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Jon Juaristi. En su concepción de la poesía se reconoce principalmente deudor de la Antología Palatina, aunque también de Catulo, Guillermo de Aquitania, Petrarca, Garcilaso de la Vega, Francisco de Aldana, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Becquer, Ruben Darío, los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges y Juan Eduardo Cirlot.
Quizá su poema más conocido, leído con cierta frecuencia en bodas y que ha sido objeto de exámenes de selectividad es «El desayuno».
Además de su obra como poeta, ensayista y filólogo, hay que destacar su faceta de letrista musical; suyas son algunas de las letras más conocidas del grupo de rock la Orquesta Mondragón. Gabriel Sopeña ha puesto música a una selección de más de treinta de sus poemas, cuya primera entrega interpretó Loquillo en su disco Su nombre era el de todas las mujeres, editado en octubre de 2011.
Parte de su obra ha sido traducida al francés, alemán, italiano, inglés y al búlgaro.
( Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alberto_de_Cuenca )
*
Algunos poemas de Luis Alberto de Cuenca:
De Elsinore, 1972:
PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
DE PROPERCIO DE ASÍS
Lo que passò ya falta; lo futuro
Aun no se viue; lo que estè presente,
No està, porque es su essencia el mouimiento
GABRIEL BOCÁNGEL Y UNZUETA
Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
oscuros, imprecisos, niebla pura,
cincha, brida y espuelas. No profanes
el mástil del amor, la arboladura
del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura,
cosmética, veneno, miel, divanes
y el perfume letal de la lectura.
Conocerás un puente de cuchillos,
la brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.
Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo,
y, al fin, la presencia de la rosa.
EVOCACIÓN DE FRANCISCO SALAS,
COSMÓGRAFO
No olvidaste jamás la impenetrable claridad de aquella tarde.
Llovía y navegaban hacia el Sur los navíos con algo de tristeza en las miradas:
las cariátides de proa, suaves y melancólicas como una antigua canción,
y las vinosas llanuras del recuerdo en la voz áspera del contramaestre.
Tierra firme y rojiza, patíbulos hirsutos, fortalezas insomnes de Basse-Terre,
como espectros surgidos de la más ambiciosa ghost-story;
alineados delfines, disciplinadas orcas en el pulcro despacho de Levasseur,
y un viejo cielo añil entreverado de ángeles vudú.
Te alimentabas de cazabe y de naipes entonces,
revolvías en tu cabeza la idea del suicidio,
y el deseado cargamento de mujeres francesas no llegaba a alcanzar las costas de tu isla.
Amigo de los desolados octubres,
pensabas un acantilado de esquirlas azuladas y de secretos.
Rumbo a Jamaica todos los hombres son iguales:
arabescos de encaje en las camisas de lino puro,
desnudo el pecho selvático, risueño el corazón;
la furia de los vientos apresada en el istmo por argonautas holandeses,
sobre lujosos alambiques marinos destilando la Historia.
Dibujaste simbólicos desdenes de piedra, de cristal,
ensenadas umbrías, altivos promontorios de silencio.
Era triste el lamento de tus pinceles en la bahía,
como una expedición a Maracaibo (sable desnudo, pólvora,
ese antiguo clamor resucitando la belleza del instante
con la fatalidad de los oráculos imprevistos).
Apenas llego a distinguir el perfil de tu críptica escritura.
No hay patente de corso que permanezca siempre.
El timón acelera los pulsos de tus sienes:
sólo queda morir de fiebre o de alegría en las heladas playas del misterio.
De Scholia (1978):
RUMBO A LONDRES, EL CONDE DRÁCULA
RESUCITA UN PASADO SENTIMENTAL
Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisal
de mi propio deseo, encadenado
y libre como el ancla entre sus limos.
Aquí, ferviente explorador de gozos.
No temas, cuerpo mío, arquitectura
sumergida, ciudad imaginada.
Gusta breve solaz, toca su lumbre,
admira su contorno, prevalece.
Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra,
no hay heraldo que horade tu silencio
con dulce, memorable, dulce canto.
No hay heraldo. Detente, alado brillo
del sueño, resplandor de los cobardes.
Oscura vida, ven, y tus panoplias
de soledad nocturna, tus escudos
heráldicos, tu faz de terciopelo,
cristal anochecido del abandono.
Ven, oh tú, palpitante enredadera
de destrucción y plenitud, oh vida.
Y no la selva familiar, ni el húmedo
contacto de tu quilla con la proa
del mar, no el espolón entre los senos
me ofrezcas, artificio o salvación
final, sí deslizante carabela,
submarino solar y travesía
nostálgica y feliz, hermosa y triste,
lejos de Transilvania, de los ojos
tan suaves, del cabello, de las manos
que tanto amé y se han ido para siempre.
LA DAMA DE BOSTON
Aquella vieja dama del estólido Boston
—el rictus de moaré, las manos de penumbra-
triste expone a la noche la prisión de sus labios
(alacranes dormidos tiemblan en las alcobas
soñando su marfil en tiernas pesadillas).
Amó y expuso a lentos trineos el futuro,
jamás quebró las arpas de la hospitalidad,
y celebró en la helada frente de sus recuerdos
la fúnebre liturgia de unos ojos vacíos.
No diré más. Los años devoran la memoria
como dulces pirañas de olvido. Es el rescoldo
que precede a la muerte, la luminaria última.
Boston. Brilla en la sombra un coágulo de plata.
Silencio. El ave sorda de la melancolía.
ALICIA LIDDELL ABANDONA EL PAÍS DE LAS
MARAVILLAS PARA CONTRAER MATRIMONIO
Un pastel en los labios, un olvido
con nata en la memoria de la frente.
De chocolate y oro la pendiente
del seno, las ardillas del vestido.
La bizarra silueta de un bandido
en los ojos. La imagen balbuciente
del aquel primer amor, su negligente
porte de adolescente forajido.
Fresas y soledad en las mejillas,
celofán de los hombros, tulipanes
de brisa y risa y mar y tierna veda
de minúsculos tigres, o abubillas
al acecho de fieros gavilanes.
El cremoso susurro de la seda.
IDILIO
Dice la dama: «El frío ya no hiere mi cuerpo.
Llega una primavera que no funde la nieve
ni licúa los ríos. Primavera de brazos
y músculos y sables y dentelladas dulces.
Bajo un cálido sueño masculino me olvido.
Y en mi olvido se olvidan mis doncellas y el mundo,
lo que fui y lo que soy, mi nombre y sus aristas.»
Él: «Comienza en tus ojos un combate sin tregua.
Vencida, eres el fuego. Victoriosa, la llama.
Nunca el crimen sagrado me pareció tan bello.»
AGAG DE AMALEG
I Samuel 15, 1-35
Agag, rey de Amaleq, fuerte guerrero,
recién vencido -y perdonado- dijo
para sí, arrodillando las palabras,
como quien rinde culto a la derrota:
"Se alejó la amargura de la muerte."
Poco tiempo después, la daga curva
de Samuel trazaría en sus costados
el signo de la cólera divina,
profuso manantial de sangre noble.
Y del brillo mortal de aquella frase,
solemne funeral de la esperanza
y de la fe, no quedarán destellos
en las antologías: Todo es humo.
De Necrofilia (1983):
CÓMO TE DEFIENDES DE MÍ
Cómo te defiendes de mí.
Cómo resistes,
desde la torre de la ausencia,
agitando el pañuelo para siempre,
sin forma ni color,
humo tan sólo,
aérea y rígida en tu nube,
diciendo adiós al mundo y a mis brazos,
muerta y levísima.
Cómo te defiendes de mí.
Cómo, al fin, me derrotas
y me sepultas, también a mí,
en la tumba sin flores del olvido,
donde mis huesos no conozcan
la senda de tu cobardía.
LA VELA
Una vela es el deseo.
Está encendida. Ilumina
la habitación. En los muros
hay desgarraduras viejas.
La vela baila. Se cierne
sobre el espacio. Divide
la sombra en dos. El deseo
tiene pulmones de cera.
Y es el ahogo. Las cosas
bajo llave. Las palabras
no dichas. Burbujas. Brillos.
Alas rotas. Labios muertos.
O tu pecho: todo es cera.
Siempre en luz. Sobre el silencio
extiende su brasa el ojo.
Las paredes tienen grietas,
salpicaduras recientes.
Y ellos se alejan. Ignoran.
No saben qué hacer. No saben
dónde esconderse. Son otros.
Sombras de la misma vela.
De La caja de plata (1985):
AMOUR FOU
Los reyes se enamoran de sus hijas más jóvenes.
Lo deciden un día, mientras los cortesanos,
discuten sobre el rito de alguna ceremonia
que se olvidó y que debe regresar del olvido.
Los reyes se enamoran de sus hijas, las aman
con látigos de hielo, posesivos, feroces,
obscenos y terribles, agonizantes, locos.
Para que nadie pueda desposarlas, plantean
enigmas insolubles a cuantos pretendientes
aspiran a la mano de las princesas. Nunca
se vieron tantos príncipes degollados en vano.
Los reyes se aniquilan con sus hijas más jóvenes,
se rompen, se destrozan cada noche en la cama.
De día, ellas se alejan en las naves del sueño
y ellos dictan las leyes, solemnes y sombríos.
LA TRISTEZA
Cuando Shakespeare murió, ya estaba triste.
Cuando la Armada naufragó, mis ojos
habían naufragado ya en su daño.
A Marlowe lo enviaron al infierno
y ya mi corazón estaba roto.
EL REGRESO
Vengo de desertar en Bouvines o de pelear en Midway,
vengo de la victoria o de la cobardía.
No sé si estoy buscando un cuerpo o si necesito un amigo,
si vengo a provocar un duelo o si vengo a evitarlo.
Puedes recibirme en tus brazos o no reconocerme.
A mi alrededor todo es sombra o un perfil demasiado concreto.
He venido a matarte o a morir a tus manos.
LA HERIDA
Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosa
verdad, ni el rostro amargo de la duda,
ni este incendio en la selva de mi cuerpo
que amenaza con no extinguirse nunca,
ni la terrible imagen que golpea
mis ojos y tortura mi cerebro,
ni el juego cruel, ni el fuego que destruye
esa otra imagen de armonía y fuerza,
ni tus palabras, ni tus movimientos,
ni ese lado salvaje de tu calle,
impedirán que encienda en tu costado
la luz que da la vida y da la muerte:
tarde o temprano sangrará tu herida,
y no será momento de hacer frases.
LOCA
"Calla y escucha -dije-. No se trata
sólo de ti; se trata de mi vida.
Te sacaré de aquí. Vendrás conmigo."
Respondió: "Pero tú no me conoces."
"No te conozco a ti. Tú a mí tampoco.
Sólo tienes que hacer lo que te he dicho.
Hasta mañana." Dije. Abrí la puerta.
"Debes ser tú quien está loco", dijo.
Y desde su galaxia me miraba.
SOBRE UN TEMA DE J. M. M.
No quiero ser feliz. Estoy enfermo
de haberlo sido tanto. Me fastidia
que la gente me quiera y que los dioses
me protejan. Renuncio a ser el centro
de las fiestas y a todos los poderes
que el dinero y la sangre proporcionan.
No quiero verte al lado, en la cabina
de mi coche, dorada y sonriente,
previendo mis deseos más ocultos.
No me divierte ya que mis amigos
celebren la blancura de tus manos.
Detesto las victorias, y los viajes
al más allá, y la daga del ingenio,
y el amor, y el jardín de la alegría.
Quiero la opacidad y la tristeza
que da el dolor, y la desesperanza.
Me está matando tanta dicha junta.
LA PESADILLA
Javier ha decido suicidarse.
Elige hacerlo lejos de su casa,
donde los muebles no le reconozcan
y no le hablen de Marta las paredes.
Viaja al azar por una carretera
que se prolonga demasiado. Sabe
que no habrá viaje de regreso y nunca
volverá a repetirse aquel tormento.
Se acaba el combustible, y su automóvil
se detiene a un kilómetro de Burgos.
Va a pie hasta la ciudad y se dirige
al mismo hotel donde nos hospedamos
Alicia y yo. Recuerdo su llegada:
su palidez, las manos ateridas
con que estrecha las mías en la puerta
del ascensor, camino de su cuarto.
Ya está en la habitación, ya la ponzoña
traga con avidez, el bebedizo
que lo rescatará de los desdenes
de Marta, del amor que lo destruye.
Mientras tanto, anochece. Alicia baja
a tomar una copa y yo me quedo
solo en la oscuridad, medio dormido.
Y sueño que Javier se está matando,
y que llego a su alcoba y me recibe
a tiros y me dice que me vaya
al infierno, y yo llamo a un camarero
a quien Javier acierta, y luego a otro,
y parece que va a seguir cargándose
a todo aquel que intente reducirlo,
pero el veneno avanza por sus venas
y la conciencia de Javier se nubla,
y suelta la pistola, y cae al suelo,
y vomita la vida en un espasmo
final sobre la alfombra del pasillo.
Llega entonces Alicia y me despierta
con dulces, largos besos de borracha,
y me quita la ropa y me pregunta
por qué tengo los ojos tan abiertos,
y no le digo nada, y nos amamos
duro, como en Ampurias, en agosto
del 80, y naufragan mis temores
en el mar de sus dientes y sus uña.
De El otro sueño (1987):
LA DESPEDIDA
Mientras haya ciudades, iglesias y mercados,
y traidores, y leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos sigan vertiendo su basura
en el mar y los vientos soplen en las montañas;
mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y se ponga, y los hombres se maten;
mientras alguien regrese, derrotado, a su cuarto
y dibuje en el aire la V de la victoria;
mientras vivan el odio, la amistad y el asombro,
y se rompa la tierra para que crezca el trigo;
mientras tú y yo busquemos el medio de encontrarnos
y nuestro encuentro sea poco más que silencio,
yo te estaré queriendo, vida mía, en la sombra,
mientras mi pecho aliente, mientras mi voz alcance
la estela de tu fuga, mientras la despedida
de este amor se prolongue por las calles del tiempo.
MAL DE AUSENCIA
Desde que tú te fuiste, no sabes qué despacio
pasa el tiempo en Madrid. He visto una película
que ha terminado apenas hace un siglo. No sabes qué lento
corre el mundo sin ti, novia lejana.
Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo,
que pudre el corazón tanta melancolía,
que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil,
que parezco un ejemplo de subliteratura.
Pero tú te has llevado mi paz en tu maleta,
los hilos del teléfono, la calle en la que vivo.
Tú has mandado a mi casa tropas ecologistas
a saquear mi alma contaminada y triste.
Y, para colmo, sigo soñando con gigantes
y contigo, desnuda, besándoles las manos.
Con dioses a caballo que destruyen Europa
y cautiva te guardan hasta que yo esté muerto
SONJA LA ROJA
Los querías tanto a los héroes,
tanto soñabas con sus compañeras,
que te parecía imposible
que fuesen sólo emblemas o símbolos
para explicar el mundo.
¡Cómo quisieras que tuviesen ojos,
labios y dientes, piernas, brazos!
Y, sobre todos, ella,
la que viene de lejos para velar tu sueño,
la que triunfa y se marcha,
Sonja la Roja, la rival de Conan.
LA MALCASADA
Me dices que Juan Luis no te comprende,
que sólo piensa en sus computadoras
y que no te hace caso por las noches.
Me dices que tus hijos no te sirven,
que sólo dan problemas, que se aburren
de todo y que estás harta de aguantarlos.
Me dices que tus padres están viejos,
que se han vuelto tacaños y egoístas
y ya no eres su reina como antes.
Me dices que has cumplido los cuarenta
y que no es fácil empezar de nuevo,
que los únicos hombres con que tratas
son colegas de Juan en IBM
y no te gustan los ejecutivos.
Y yo, qué es lo que pinto en esta historia?
Qué quieres que haga yo? Que mate a alguien?
Que de un golpe de estado libertario?
Te quise como un loco. No lo niego.
Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo
era una reluciente madrugada
que no quisiste compartir conmigo.
La nostalgia es un burdo pasatiempo.
Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio,
píntate más, alisa tus arrugas
y ponte ropa sexy, no seas tonta,
que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte,
y tus hijos se van a un campamento,
y tus padres se mueren.
PACIFISMO
Tu desesperación no debe ser violenta.
No manejes tu angustia como si fuese un arma.
Nadie tiene la culpa de que seas tan débil.
Nadie debe pagar por tanta cobardía.
Si llevas tantos años ahogándote entre libros,
será porque te gusta. Sufre tus perversiones
como un hombre y no escarbes en heridas ajenas.
ESTE AROMA NO ES TUYO
Este aroma no es tuyo.
No es el olor tan suave de tus manos,
ni el perfume que anuncia tu llegada.
Tampoco viene de la infancia,
ni trae consigo imágenes de jardines remotos.
Tan sólo es el aroma de la sangre vertida
entre las páginas de un libro
sobre la guerra en la Edad Media.
Llevo toda la tarde sumergido
en ese olor de fiesta y de coraje.
LA FIESTA
a José del Río Mons
Todo está preparado: las antorchas humanas,
el caviar, el salmón, la coca, los faquires,
la naumaquia, el desfile de misses alienígenas,
los viajes a la luna con Cyrano y Münchhausen,
la pelea entre fieros hologramas desnudos,
la jaula con Spiderman y Hulka entrelazados,
todas las atracciones que apetece ver juntas.
Y tú estás a mi lado, y contigo sí tiene
sentido divertirse. ¡Que suenen las trompetas
y comience la fiesta que acabo de soñar!
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