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Ben Lerner (4 de febrero de 1979) es un poeta, novelista, ensayista y crítico literario estadounidense. Ha sido beneficiario de una beca Fulbright, finalista del Premio Nacional del Libro, beneficiario de becas de la Fundación Howard y de la Fundación Guggenheim. También ha disfrutado de las Becas MacArthur. En 2011 ganó el "Preis der Stadt Münster für internationale Poesie", convirtiéndose en el primer estadounidense en recibir dicho premio. Es profesor del College de Brooklyn, donde fue recompensado como Distinguished Professor de inglés en 2016.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Ben_Lerner )
*
Algunos poemas de Ben Lerner:
De The Lichtenberg figures (2004):
DEBEMOS RETIRAR NUESTRAS OFRENDAS, AUNQUE ARDAN Y ECHEN HUMO
Debemos retirar nuestras ofrendas, aunque ardan y echen humo,
Debemos recordar nuestros versitos como ruedas pinchadas.
Debemos desollar al curatoriado, invertir nuestros hábitos de penitencia
y entrar en la Academia en fila india.
Aún no ha aparecido la poesía.
La imagen no es un sustituto. La imagen es como una anécdota
en boca de un bebé que nació muerto. Y ni la reflexión,
con su infinito espurio, ni tampoco la religión, con su octava parte de hongos,
pueden causar orgasmo tras orgasmo como la poesía. Como política,
en general nos disculpamos. Pero con disculparse no se logra nada.
Debemos exigirles que se saquen los zapatos, las gafas, los dientes.
Debemos exigirles que lloren sin tapujos.
Si pudiera servirles de consuelo, nos gustan los primeros libros de John Ashbery.
Si pudiera servirles de consuelo, no van a sentir nada.
VOY A MATAR AL PRESIDENTE
Voy a matar al Presidente.
Te lo juro. Me rindo. Perdóname.
Soy gay. Estoy embarazado. Me estoy muriendo.
No soy tu papá. Estás despedido.
Despedidas. Me olvidé de tu cumpleaños.
Vas a perder la pierna.
Ella se lo buscó.
Se tiró abajo del auto.
Parecía un revólver. Es contagioso.
Ella ya está con Dios.
Auxilio. Yo no tengo un problema.
Me tragué una botella de aspirinas.
Soy médico. Me quiero separar.
Te amo. Vete a la mierda. Cambiaré.
EL ESTABLISHMENT POÉTICO HA COOPTADO LA CONTRADICCIÓN
El establishment poético ha cooptado la contradicción,
y el establishment poético no ha cooptado la contradicción,
¿Estos poemas son tan sólo aparatosos
o estos poemas son una crítica de la aparatosidad?
El cielo deja de pintar y se vuelca a la crítica.
Le envidiamos al cielo sus contradicciones. Le envidiamos al cielo
sus retazos expuestos de lienzo sin imprimar
y su crítica tácita a la terminación pictoricista.
Llueve para dar énfasis. O llueven énfasis
sobre un público aún no preparado para los logros del cubismo.
Lo que queda, tal vez, de innovación
sea un conservadurismo en paz con la contradicción,
mientras el cielo transgrede su marco
pero obedece al museo.
REY DE LA CERVEZA, REY DEL POP, REY DE REYES
Rey de la cerveza, Rey del pop, Rey de reyes;
orgulloso auspiciante de la danza de la lluvia y la matanza piadosa,
de los Juegos Paralímpicos y la circuncisión;
cinéfilo, carnívoro, republicano: bendice
a mi novia, bendice los deditos de pollo, el trayecto
hasta Brooklyn, vigila su disco rígido y el lunar sospechoso,
perdónale que fume, protégela del ántrax
y la obesidad, del Scud y del Rohypnol. Si la manosean en un bar,
si la insulta un taxista, si pierde su trabajo,
deroga la luna, manda una plaga a través de un parche de nicotina
y por celular, vacía tus siete copas sobre el G7,
insensibiliza el pene, estrella un avión de pasajeros en la estrella polar. Destruye
con fuego, con una espada corta, con azufre, después destruye
el fuego, la espada corta, el azufre. Destrúyeme a mí. Después destrúyela a ella.
ELLA SE FUE DE LA CIUDAD. DESPUÉS LLOVIÓ. ME ROBARON LAS LENTILLAS
Ella se fue de la ciudad. Después llovió. Me robaron las lentillas unos cuervos.
Probé de todo: Prozac, canto gregoriano. La volví a conquistar.
No me sirvió de nada. Me pegué un tiro. No sirvió de nada.
Una belleza falta de proporción con la sintaxis
me había roto el culo de blanquito.
Cuando era hermoso y joven y la fortuna me sonreía,
mis dedos estaban en boca de todos.
Diez dedos regordetes en diez bocas regordetas.
Ahora mis dedos no hacen más que señalar.
Ella se pegó un tiro. Y, con el grito estridente de siempre,
su cuerpo negro y lustroso cayó del cielo de siempre.
Cayó como la lluvia. Era lluvia. Llovieron gotas regordetas de lluvia
en mi boca ansiosa y regordeta.
No me sirvió de nada.
Ben Lerner (4 de febrero de 1979) es un poeta, novelista, ensayista y crítico literario estadounidense. Ha sido beneficiario de una beca Fulbright, finalista del Premio Nacional del Libro, beneficiario de becas de la Fundación Howard y de la Fundación Guggenheim. También ha disfrutado de las Becas MacArthur. En 2011 ganó el "Preis der Stadt Münster für internationale Poesie", convirtiéndose en el primer estadounidense en recibir dicho premio. Es profesor del College de Brooklyn, donde fue recompensado como Distinguished Professor de inglés en 2016.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Ben_Lerner )
*
Algunos poemas de Ben Lerner:
De The Lichtenberg figures (2004):
DEBEMOS RETIRAR NUESTRAS OFRENDAS, AUNQUE ARDAN Y ECHEN HUMO
Debemos retirar nuestras ofrendas, aunque ardan y echen humo,
Debemos recordar nuestros versitos como ruedas pinchadas.
Debemos desollar al curatoriado, invertir nuestros hábitos de penitencia
y entrar en la Academia en fila india.
Aún no ha aparecido la poesía.
La imagen no es un sustituto. La imagen es como una anécdota
en boca de un bebé que nació muerto. Y ni la reflexión,
con su infinito espurio, ni tampoco la religión, con su octava parte de hongos,
pueden causar orgasmo tras orgasmo como la poesía. Como política,
en general nos disculpamos. Pero con disculparse no se logra nada.
Debemos exigirles que se saquen los zapatos, las gafas, los dientes.
Debemos exigirles que lloren sin tapujos.
Si pudiera servirles de consuelo, nos gustan los primeros libros de John Ashbery.
Si pudiera servirles de consuelo, no van a sentir nada.
VOY A MATAR AL PRESIDENTE
Voy a matar al Presidente.
Te lo juro. Me rindo. Perdóname.
Soy gay. Estoy embarazado. Me estoy muriendo.
No soy tu papá. Estás despedido.
Despedidas. Me olvidé de tu cumpleaños.
Vas a perder la pierna.
Ella se lo buscó.
Se tiró abajo del auto.
Parecía un revólver. Es contagioso.
Ella ya está con Dios.
Auxilio. Yo no tengo un problema.
Me tragué una botella de aspirinas.
Soy médico. Me quiero separar.
Te amo. Vete a la mierda. Cambiaré.
EL ESTABLISHMENT POÉTICO HA COOPTADO LA CONTRADICCIÓN
El establishment poético ha cooptado la contradicción,
y el establishment poético no ha cooptado la contradicción,
¿Estos poemas son tan sólo aparatosos
o estos poemas son una crítica de la aparatosidad?
El cielo deja de pintar y se vuelca a la crítica.
Le envidiamos al cielo sus contradicciones. Le envidiamos al cielo
sus retazos expuestos de lienzo sin imprimar
y su crítica tácita a la terminación pictoricista.
Llueve para dar énfasis. O llueven énfasis
sobre un público aún no preparado para los logros del cubismo.
Lo que queda, tal vez, de innovación
sea un conservadurismo en paz con la contradicción,
mientras el cielo transgrede su marco
pero obedece al museo.
REY DE LA CERVEZA, REY DEL POP, REY DE REYES
Rey de la cerveza, Rey del pop, Rey de reyes;
orgulloso auspiciante de la danza de la lluvia y la matanza piadosa,
de los Juegos Paralímpicos y la circuncisión;
cinéfilo, carnívoro, republicano: bendice
a mi novia, bendice los deditos de pollo, el trayecto
hasta Brooklyn, vigila su disco rígido y el lunar sospechoso,
perdónale que fume, protégela del ántrax
y la obesidad, del Scud y del Rohypnol. Si la manosean en un bar,
si la insulta un taxista, si pierde su trabajo,
deroga la luna, manda una plaga a través de un parche de nicotina
y por celular, vacía tus siete copas sobre el G7,
insensibiliza el pene, estrella un avión de pasajeros en la estrella polar. Destruye
con fuego, con una espada corta, con azufre, después destruye
el fuego, la espada corta, el azufre. Destrúyeme a mí. Después destrúyela a ella.
ELLA SE FUE DE LA CIUDAD. DESPUÉS LLOVIÓ. ME ROBARON LAS LENTILLAS
Ella se fue de la ciudad. Después llovió. Me robaron las lentillas unos cuervos.
Probé de todo: Prozac, canto gregoriano. La volví a conquistar.
No me sirvió de nada. Me pegué un tiro. No sirvió de nada.
Una belleza falta de proporción con la sintaxis
me había roto el culo de blanquito.
Cuando era hermoso y joven y la fortuna me sonreía,
mis dedos estaban en boca de todos.
Diez dedos regordetes en diez bocas regordetas.
Ahora mis dedos no hacen más que señalar.
Ella se pegó un tiro. Y, con el grito estridente de siempre,
su cuerpo negro y lustroso cayó del cielo de siempre.
Cayó como la lluvia. Era lluvia. Llovieron gotas regordetas de lluvia
en mi boca ansiosa y regordeta.
No me sirvió de nada.
Última edición por Pedro Casas Serra el Mar 22 Ago 2023, 02:06, editado 1 vez
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