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Marzena Broda (nacida el 27 de febrero de 1965 en Cracovia) es poeta, novelista, dramaturga y guionista polaca.
(Sacado de https://en.wikipedia.org/wiki/Marzena_Broda )
*
Tres poemas de Marzena Brosa, de la antología El cerezo crece... Una generación consolidada: cinco poetas cracovianos tras la caída del muro de Berlín, traducción colectiva "Trade-col traducir colectivamente la voz lírica", Universidad de Granada, 2015.
GALLINAS
para G. W.
Una lúgubre tarde,
Donde el corral acaba,
Y comienzan los campos, las gallinas
Escarbaban en los pliegues de la nieve.
Durante casi una hora,
Para prolongar la existencia,
Picoteaban bajo el cielo
Cano la hierba rancia.
No lo tenían fácil,
Oponía la tierra resistencia
A las garras afiladas como espinas
De la rosa, toda ya de blanco.
Por fin, de pronto, el sol
Resplandeció
Entre el rumor del viento
Que soplaba a la vez en todas direcciones.
Se derritió la nieve, surgió el verde
En derredor y florecieron crocos
Violeta, como cada amanecer
En el mantel de la cocina
Y más acogedor se hizo el ambiente,
Cuando cacarearon las gallinas,
Con un cacareo que no parecía
Del mundo en el que estaban.
Aún durante un rato los colores
Y los aromas se iban perfilando
En armonía, hasta que las nubes
Cubrieron el cielo y se desvanecieron.
PALOMAS II
En el huerto del convento los obreros
Con mandiles resguardan de la lluvia
Arbustos junto a cajas alineadas
Que alcanzan la cancela, ahora cerrada.
A lo lejos las palomas, más oscuras sobre el fondo
Del templo, alzan el vuelo en bandada con forma
De nube, regresan y se posan en el muro
A lo largo del cual se abre una zanja.
Alrededor hay calma, sopor y miseria
Como en Dickens, aunque por un momento el sol
Reflejado en la cúpula de la iglesia recubierta
De una chapa de cobre, destella en las vidrieras.
Más al fondo, allá donde termina el huerto,
Y empiezan las dependencias de la granja,
Un monje enfundado en un hábito blanco
Salta unas tablas cubiertas con plástico.
Las palomas se elevan para después caer
Como trozos de papel. Es mejor estar muerta
Que no volar jamás, me digo a mí misma fingiendo
Que no suena el teléfono, pero contesto.
Nadie dice nada, de momento espero
Y me miro las uñas de los pies,
Pintadas de azul. Llueve en la ciudad.
La gente se va parando como un juguete de cuerda.
35 GRADOS A LA SOMBRA
A mediodía el asfalto quema, por nada del mundo
Se permite ir descalzo, las estructuras
De acero de los andamios actúan como
Radiadores, mientras los escaparates
Reflejan los rayos directos hacia los peatones.
En las tiendas no quedan climatizadores,
Y en los pisos no hay ni luz ni agua,
El aire sofocante trae olor a orina
Y a rancio. En todo el barrio, que ha caído
En la trampa del verano, se espera la lluvia.
En Kamizierz no queda ya nadie que
No haya sufrido por las temperaturas
Como no teníamos desde hace décadas
Todo insípido e incoloro, las tiendas están vacías,
Los bares solo abren al anochecer.
La gente apenas habla atrapada
Por el bochorno. El Vístula se ha estrechado, descubre
Lo que desde hace tiempo yacía en su fondo: patos
Muertos, ramas, piedras, botellas
De plástico y diferentes prendas de ropa.
Por las orillas flota en el aire un olor a fango
Que, junto al hedor de los peces podridos,
Desanima a pasear con los perros
A lo largo del río. La ciudad parece muerta,
Ahora puede ocurrir cualquier cosa incluso tú.
MARZENA BRODA, El cerezo crece... Una generación consolidada: cinco poetas cracovianos tras la caída del muro de Berlín, traducción colectiva "Trade-col traducir colectivamente la voz lírica", Universidad de Granada, 2015.
Marzena Broda (nacida el 27 de febrero de 1965 en Cracovia) es poeta, novelista, dramaturga y guionista polaca.
(Sacado de https://en.wikipedia.org/wiki/Marzena_Broda )
*
Tres poemas de Marzena Brosa, de la antología El cerezo crece... Una generación consolidada: cinco poetas cracovianos tras la caída del muro de Berlín, traducción colectiva "Trade-col traducir colectivamente la voz lírica", Universidad de Granada, 2015.
GALLINAS
para G. W.
Una lúgubre tarde,
Donde el corral acaba,
Y comienzan los campos, las gallinas
Escarbaban en los pliegues de la nieve.
Durante casi una hora,
Para prolongar la existencia,
Picoteaban bajo el cielo
Cano la hierba rancia.
No lo tenían fácil,
Oponía la tierra resistencia
A las garras afiladas como espinas
De la rosa, toda ya de blanco.
Por fin, de pronto, el sol
Resplandeció
Entre el rumor del viento
Que soplaba a la vez en todas direcciones.
Se derritió la nieve, surgió el verde
En derredor y florecieron crocos
Violeta, como cada amanecer
En el mantel de la cocina
Y más acogedor se hizo el ambiente,
Cuando cacarearon las gallinas,
Con un cacareo que no parecía
Del mundo en el que estaban.
Aún durante un rato los colores
Y los aromas se iban perfilando
En armonía, hasta que las nubes
Cubrieron el cielo y se desvanecieron.
PALOMAS II
En el huerto del convento los obreros
Con mandiles resguardan de la lluvia
Arbustos junto a cajas alineadas
Que alcanzan la cancela, ahora cerrada.
A lo lejos las palomas, más oscuras sobre el fondo
Del templo, alzan el vuelo en bandada con forma
De nube, regresan y se posan en el muro
A lo largo del cual se abre una zanja.
Alrededor hay calma, sopor y miseria
Como en Dickens, aunque por un momento el sol
Reflejado en la cúpula de la iglesia recubierta
De una chapa de cobre, destella en las vidrieras.
Más al fondo, allá donde termina el huerto,
Y empiezan las dependencias de la granja,
Un monje enfundado en un hábito blanco
Salta unas tablas cubiertas con plástico.
Las palomas se elevan para después caer
Como trozos de papel. Es mejor estar muerta
Que no volar jamás, me digo a mí misma fingiendo
Que no suena el teléfono, pero contesto.
Nadie dice nada, de momento espero
Y me miro las uñas de los pies,
Pintadas de azul. Llueve en la ciudad.
La gente se va parando como un juguete de cuerda.
35 GRADOS A LA SOMBRA
A mediodía el asfalto quema, por nada del mundo
Se permite ir descalzo, las estructuras
De acero de los andamios actúan como
Radiadores, mientras los escaparates
Reflejan los rayos directos hacia los peatones.
En las tiendas no quedan climatizadores,
Y en los pisos no hay ni luz ni agua,
El aire sofocante trae olor a orina
Y a rancio. En todo el barrio, que ha caído
En la trampa del verano, se espera la lluvia.
En Kamizierz no queda ya nadie que
No haya sufrido por las temperaturas
Como no teníamos desde hace décadas
Todo insípido e incoloro, las tiendas están vacías,
Los bares solo abren al anochecer.
La gente apenas habla atrapada
Por el bochorno. El Vístula se ha estrechado, descubre
Lo que desde hace tiempo yacía en su fondo: patos
Muertos, ramas, piedras, botellas
De plástico y diferentes prendas de ropa.
Por las orillas flota en el aire un olor a fango
Que, junto al hedor de los peces podridos,
Desanima a pasear con los perros
A lo largo del río. La ciudad parece muerta,
Ahora puede ocurrir cualquier cosa incluso tú.
MARZENA BRODA, El cerezo crece... Una generación consolidada: cinco poetas cracovianos tras la caída del muro de Berlín, traducción colectiva "Trade-col traducir colectivamente la voz lírica", Universidad de Granada, 2015.
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