Aires de Libertad

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    Basilio Sánchez (1958-

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 21 Sep 2024, 03:57

    .




    Basilio Sánchez es un poeta español nacido en Cáceres en 1958.

    Biografía

    Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura, posteriormente se especializó en Medicina Intensiva, actividad que ejerce desde 1983 en la UCI del Hospital Universitario de su ciudad natal.
    Con su primer libro, A este lado del alba, consigue un accésit del Premio Adonais de Poesía en 1983. Después de un periodo de silencio de casi diez años, en 1993 edita su segundo libro, Los bosques interiores, en el que se perfilan ya nítidamente el tono y los rasgos que singularizan su obra de madurez. Este libro, revisado en profundidad, fue reeditado en 2002 (Amarú, Salamanca).
    El resto de su obra poética está compuesto por los siguientes títulos: La mirada apacible (1996), Al final de la tarde (1998), El cielo de las cosas (2000), Para guardar el sueño (2003), Entre una sombra y otra (2006), Las estaciones lentas (2008), Cristalizaciones (2013), Esperando las noticias del agua (2018), He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (2019), Premio Loewe y elegido por El Cultural como el mejor libro de poesía de 2019 y El baile de los pájaros (2023). Ha publicado, también, dos libros de narrativa que recorren el territorio de la memoria: El cuenco de la mano (2007) y La creación del sentido (2015).
    El conjunto de su obra poética, con la excepción de su primer libro, está recogido en el volumen Los bosques de la mirada. Poesía reunida 1984-2009 (2010). Como señala el profesor Miguel Ángel Lama en el texto que acompaña a esta recopilación, su poesía ha sido destacada por la crítica como una de las más sugerentes expresiones de poesía meditativa contemporánea, que no se queda en una contemplación ensimismada como punto de partida y de llegada, sino que muestra su vocación de conquista moral en un mundo en el que los pilares éticos se ven agredidos.
    Ha recibido, además del Adonáis, el accésit del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (1995 y 2003), el Premio Internacional de Poesía Unicaja (2005), el Premio Internacional de Poesía Tiflos (2008), el Premio Extremadura a la Creación a la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño (2007), el Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina (2012) y el Premio Internacional de Poesía Loewe (2018). El 22 de abril de 2022 el jurado del III Premio Nacional de Poesía Meléndez Valdés le concedió el galardón, entre seis finalistas, al considerar su libro He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes el mejor libro publicado en España en el trienio 2019-2021.
    Ha sido incluido en diversas antologías poéticas. Entre los años 2000 y 2003 fue director del Aula de Poesía José María valverde de Cáceres.

    LA CRÍTICA HA DICHO DE SU OBRA:

    Basilio Sánchez utiliza la palabra poética para metamorfosear la realidad y, al hacerlo, enriquecerla o desentrañarla. Antonio Colinas, sobre La mirada apacible, 1996.
    Su afán contemplativo no se detiene en la superficie de las cosas. Es una permanente indagación en lo que éstas revelan, es una búsqueda de sus capacidades evocadoras y de las galerías que las comunican con la memoria del hombre y con la muerte. Manuel Rico, Babelia, El País, 10-04-1999.
    He aquí la expresión de un universo breve, cuya pureza es un aceite con que aliviar las rozaduras de la existencia. Ángel L. Prieto de Paula, Babelia, El País 7-08-2004.
    Sus poemas construyen la figura de quien vive en ellos, las cosas de su entorno, y la trama de este conjunto funciona como honda manera de pensar. Miguel Casado, ABC Cultural, 3-09-1998.
    Lenguaje poético claro, elemental y natural, pero bajo su misteriosa transparencia, late una honda reflexión sobre la condición humana y sobre la precariedad de la existencia, siempre necesitada de refugio. Luis García Jambrina, ABC Cultural, 26-06-2004.
    Su poética acoge una de las dicciones más intensas de la poesía española contemporánea, configurada en una obra que no responde tanto a una deliberación literaria como a un estrecho acompasamiento entre existencia y poesía. Tomás Sánchez Santiago, Árrago, Diario HOY, 28-03-2001.
    La suma de sus libros semeja el mecanismo de una muñeca rusa, cada uno acogiendo en su seno los anteriores, abriendo posibilidades de expresión, ampliando y templando la calidad del timbre de voz, siempre reconocible pero siempre distinto. Antonio Ortega, Babelia, El País 15-07-2006.
    Escritura de lo doble o doble escritura, por medio de la cual vida y escritura se anudan, se corresponden. Túa Blesa. El Cultural, 25-05-2006.
    Exacto sin hipérbole, metafórico sin desafuero, habla a media voz, a veces casi susurra, convencido de que el exceso en el decir perjudica la verosimilitud de lo dicho. Eduardo Moga, Turia, n.º 88, 2009.
    Hay en toda su poesía, una mirada abierta al misterio del mundo, una búsqueda de la palabra capaz de dar cuenta de la presencia de las cosas, un continuo asombro y un infinito respeto por la naturaleza, la vida, los otros. Este es el territorio de Basilio Sánchez: el respeto por lo pequeño, la intangible belleza de lo efímero, el cuidado, el asombro ante todo lo vivo. Antonio Crespo Massieu, Viento Sur, 2014.
    La suya es una poesía sutil, serena, sin estridencias, que propone una utopía que es también una ética: consustanciarse con el todo. Piedad Bonnett, jurado Premio Loewe.
    Conmociona la profundidad de la palabra del poeta. Emociona su aliento lírico, la musicalidad de su rima libre, la soledad sonora de sus endecasílabos. Estamos ante un poeta de rara originalidad, tal vez con resonancias machadianas vertebradas por los poemas de la consumación de Vicente Aleixandre. Luis María Ansón. El Cultural 26-04-2019
    Es la suya una poesía tersa, pulida, hondamente arraigada en una tradición que Sánchez ha ido haciendo propia con los años y la experiencia, y que abarca desde el Antiguo Testamento, pasando por nuestra Edad Media y nuestros Siglos de Oro, hasta llegar al simbolismo francés y el surrealismo, su heredero. Agustín Pérez Leal. Turia, n.º 132. 2019.
    Los ecos primordiales confieren al verso una naturalidad que destierran toda posible impostación o artificio. De la desnudez se origina una subyugante belleza. Solo cuando la poesía se desprende de la hojarasca, cuando pierde el alambique, hay pureza en el canto. Basilio Sánchez capta ese momento milagroso del desprendimiento, de la resta como opción artística para sumar así intensidad. López López C. M. Monteagudo. Revista de Literatura. Universidad de Murcia, 2021.
    El baile de los pájaros, de Basilio Sánchez, es una lección existencial, poética y filosófica. Si Giotto escribiera lo haría como Basilio Sánchez. Jaime Siles. Levante EMV. 23-09-2023
    Los poemas que Basilio Sánchez ha escrito en 40 años dibujan el diagrama de flujo de una escritura capaz de presentar procesos complejos con sencillez, las variaciones, armonías y simetrías de una suma poética de creciente limpidez. Antonio Ortega. Babelia. 15-07-2023

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Basilio_S%C3%A1nchez )


    *


    Algunos poemas de Basilio Sánchez:


    De Los bosques interiores, 1993 (Amarú, 2002):


    SE PRECIPITA LA LLUVIA…

    Se precipita la lluvia. En las ventanas
    el paso de los años ha dejado fisuras,
    recodos inquietantes, humedades azules.

    Unas piedras labradas delimitan el paisaje exterior:
    escaleras ocultas por las hojas,
    pabellones de invierno decorados
    con dibujos geométricos, especies diferentes
    de frutales y arbustos de estatura magnífica.

    La chimenea de mármol, 
    el color amarillo de los muros, 
    el café distendido: aquí, junto a la llama,
    al calor que trasciende esta humedad nocturna,
    la lluvia se concibe como un temblor de lámparas,
    como el último gesto del suicida.



    LA LENGUA DEL GLACIAR, TAN ASUMIDA…

    La lengua del glaciar, tan asumida
    por las estribaciones y carente de pájaros.

    El árbol cuya fruta al trasluz me pertenece.
    La impunidad de alguna de las aves que nos sobrevolaron
    con las alas inmóviles y el cuerpo
    ligeramente curvo.

    Vendrían después, de forma
    más o menos ingenua, la quietud de las nubes,
    de sus constelaciones,
    el balbuceo lento de la lluvia;
    una fuente excavada en una roca de agua,
    el corazón oscuro, sosegado, de un animal que bebe.

    Pero dudo que existan.
    Dudo incluso de su necesidad. Por eso escribo.



    ES UN PUEBLO MECIDO POR LA LLUVIA…

    Es un pueblo mecido por la lluvia
    el que ahora yace
    bajo esta hierba espesa: fragmentos de cerámica,
    estatuillas vidriadas,
    monedas con la efigio incorrupta de un rey muerto.

    La mujer del arqueólogo,
    que duerme con el pelo esparcido y aún es joven,
    se entretiene en lavar pequeñas piezas
    junto al embarcadero.

    Frente a ella,
    instigado por las ondulaciones
    de un mar tempestuoso,
    distribuyo las naves de manera estratégica
    y hago brillar las armas de mis guerreros púnicos.



    MUY PRONTO LA TORMENTA NOS DEJARÁ A OSCURAS

    Muy pronto la tormenta nos dejará a oscuras.
    Como el año de las inundaciones,
    cuando el roce imprevisto de unos labios
    nos causaba temor. 

    Luego vendrá el murmullo de las hojas
    recogiendo la lluvia,
    la inquietud de los muros, el brazo de la noche
    sobre nuestras espaldas como una sombra inmóvil.

    Porque todo sucede de la misma manera:
    las aguas que amenazan de nuevo
    con llegar hasta el borde de las estanterías,
    unos besos furtivos en las inmediaciones de la muerte.

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 22 Sep 2024, 04:01

    .


    EL VALLE

    Este lugar entonces era un valle desierto.

    Para atraer la lluvia
    levantaron aquí bosques de arces,
    arbustos centenarios, trepadoras
    con millares de hojas del tamaño de un pájaro.

    Y luego una abadía
    de estructura románica: se sabe
    que algunos de sus monjes alcanzaron prestigio
    con la literatura. Alrededor, pequeñas
    hornacinas de barro para el recogimiento.

    Un manuscrito antiguo con alusiones vagas
    se conserva en un muro del garaje.



    EL ESPEJO

    A la luz de la lámpara, una joven
    se acicala delante de un espejo
    con fingida destreza.

    Hace rato que sabe que el pliegue de la falda
    es el último obstáculo hasta el valle
    donde se conmemora el enigma.

    ¿Por qué, si no, dispuso la enramada
    su acopio de cerezas?



    EL MIRADOR

    El mirador, la playa,
    la estación más propicia.

    Aquí, sobre la arena de los libros sagrados,
    junto a los grandes cántaros
    que hemos ido llenando con nuestras esperanzas
    y con nuestras plegarias.

    Detrás de la mirada en la que el agua
    se transforma en memoria.
       
    Aquí, cerca de todo,         
    convertido de nuevo a este silencio
    que unas veces nos une y otras nos disgrega.
    Sentado frente al mar al que ahora ofrezco
    caracolas votivas. 



    EL REGRESO

    A veces,
    cuando el paseo marítimo
    regresa a la memoria como un trazo ilegible,
    nos quedamos a solas; en los labios
    sentimos el residuo
    gozoso de las cosas que la lluvia
    ha ido deshaciendo sin que nos demos cuenta,
    la voz debilitada de la danza.

    Descubrimos entonces que el invierno
    se ha acercado cruel,
    incapaz de ignorarnos.

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 23 Sep 2024, 02:53

    .


    De Para guardar el sueño, Visor, 2003:


    LAS BAYAS

    Presiento tus palabras a través de los muros
    de una habitación que será eterna.

    Hay un país que crece
    con la sustancia de los sueños
    y una casa cerrada
    en la que se acumulan los escombros
    de una luz suficiente.

    Quizá no fuera ésta la vida que esperábamos,
    pero sí es el lugar.

    Aquí donde se alzan
    contra un cielo de piedra
    una pared caída y luego otra,
    serán nuestras palabras las que nos den cobijo.

    Lo poco que tenemos,
    lo mucho que tenemos está aquí, delante de nosotros.

    Yo pongo la ventana,
    tú, los tallos, los zarzillos azules,
    las silenciosas hayas transparentes.



    LOS AÑOS

    Cuando nos queda sólo
    el débil jaspeado de unas nubes gregarias
    y el asilo del cielo,
    sólo la luz naranja de las cancelaciones.

    Cuando nos confiamos al orden de los sueños
    y cuando compartimos la memoria
    de todos los lugares que nos fueron propicios.

    Cuando pasas ahora sin mojarte
    bajo los arcos de la lluvia
    mientras yo, envejecido, dejo caer mis manos
    sobre la larga noche de las sílabas.

    Cuando de nuevo a solas,
    palabra con palabra y piedra a piedra
    levantamos un muro contra el pájaro
    que nos cuenta los días,
    ¿quién se desliza a oscuras por las habitaciones?
    ¿Quién abre los armarios? ¿Quién oculto
    detrás de nuestras cosas
    va minado tus ojos, consumiendo
    el tacto de tus manos?

    ¿Qué le importa a la muerte nuestra pequeña paz?



    LA PARED

    Salvo esta lentitud irreprochable,
    ¿qué le debo a la muerte? ¿Qué pretende
    todavía de nosotros?

    He buscado mi voz como los ciegos
    la descomposición de la ceniza; la palabra
    que alguna vez ha estado
    debajo de las piedras, que transporta
    su gota de veneno, su clorofila blanca.
    Cuando todo es pobreza, cuando hay muertos
    que lloran a los vivos, la conciencia
    de saberme vencido tan sólo por las cosas
    que no son de este mundo.

    Tengo la vanidad del que camina,
    del que sale a la calle:
    cruzo las estaciones como cruzo
    a solas cada noche el espejismo del agua.

    Ahora estoy en el medio,
    entre el hombre que escribe y el silencio
    distraído del día que pinta una pared.

    La ventana, los cuadernos, los lápices.
    La luz está en la casa y, sin embargo,
    aún estamos a oscuras, nos miramos a ciegas,
    nos tocamos sólo con las palabras.



    PAISAJE CON FIGURA

    El sol rompe sus aves
    contra la porcelana de unas aguas tranquilas.
    Caminamos al lado de la abeja,
    de la flor impasible; entre las sombras
    vegetales del día y la conciencia
    mineral de la noche.

    El aire de la tarde entra en las casas
    que quedan aún en pie.

    Mientras el horizonte
    se hunde lentamente, a un lado del camino
    una mujer sentada distribuye el silencio.
    A la altura del agua
    su mano se repliega, se adormece en las conchas.

    Quizá ya ha descubierto que el dolor, al principio,
    tiene la forma misma de la felicidad.
    Que al cabo de los años
    sólo tienes la noche:
    la estrella laboriosa y el incesante torno,
    la alfarería tibia de tus sueños.



    EL SIGILO

    Como crecen las cosas
    al fondo de la casa cuando tú las descubres,
    también sus ojos verdes crecían con el silencio,
    nos miraban desde su dormitorio
    con esa claridad que sólo alcanzan
    los paisajes del alma, la vida no vivida.

    Oculta entre sus ropas,
    en el desvalimiento de una noche
    que se hacía infinita, acariciándola,
    rodeando sus manos conservaba en las mías
    una parte de sus gestos futuros.

    En el recogimiento de una noche
    que tú ya habías llenado
    de susurros y promesas fragantes,
    apenas sostenida por mis brazos era la suavidad,
    como tocar la nada.

    Así la imaginábamos
    mientras ella dormía, en un lugar extraño de otra casa;
    de espaldas a nosotros y a todas las canciones
    que se hicieron para guardar el sueño
    de los recién nacidos.

    Nos acostumbraremos a la lluvia, te decía,
    a la flor amarilla de los invernaderos.

    Como en la intersección de dos miradas
    se condensa la luz,
    ahora, varios años después, en la penumbra
    secretamente tibia de sus respiraciones,
    me voy habituando poco a poco
    a entornar una puerta,
    a moverme por una habitación sin hacer ruido.



    EL ZAGUÁN

    Igual que una mirada
    me lleva a otra mirada y luego a otra
    hasta que al fin descubro
    que el árbol que se agita no es un árbol
    sino un hilo de seda,
    que allí donde había un pájaro hay ahora
    una gota de agua,
    escribo estas palabras y el paisaje
    es un zaguán de pronto, una maceta
    con flores de genciana y un niño que, jugando,
    esconde en sus raíces
    una cuenta de vidrio,
    el pequeño tesoro que aún no sabe
    que pierde para siempre como pierdo yo ahora,
    mientras leo estas palabras,
    otro hilo de seda y otro pájaro,
    el árbol que plantamos con su boca de agua.

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 24 Sep 2024, 04:05

    .


    LA LUZ CUENTA SUS PASOS

    Aunque ya estaba muerto,
    he bebido la espuma de la tarde en la terraza
    de una ciudad futura.

    Para acercarme a ti, para que en este mundo
    la llama de tu sueño no esté sola,
    he bajado hasta el fondo,
    hasta la galería del pez de las iglesias.

    Porque hay palabras claras
    y palabras oscuras
    en cada uno de los lados del corazón,
    soy ahora el que empuja la puerta,
    apila las palabras, quien prepara la lumbre.

    Desde hace muchos años, en mi casa
    hay un lugar oculto, compartido:
    hay un metro cuadrado para el hombre que escribe
    y para el que no escribe.

    El lugar donde espero cada noche
    con los ojos abiertos.
    Donde pacientemente
    espero cada día, porque intuyo
    que, igual que el corazón, la luz cuenta sus pasos.



    ENTRE NOSOTROS

    Añoro la ceguera que es un punto de luz.

    Bebo de la memoria como otros
    del agua de las fuentes, de los vasos
    de la antigua liturgia.

    Después de mucho tiempo,
    ahora vivo despacio, sin intimidaciones,
    sin que pueda la noche ganarme en sutileza
    ni la muerte en sigilo.

    Soy el hombre que no ha salido nunca
    de los alrededores de su mano, el que se ha hecho
    perdonar por la nieve
    y el que anda por las habitaciones
    preservando en silencio la sustancia
    de su felicidad.

    Quien para guarecerse
    necesita los nombres dee todos los que ha sido,
    recordar las palabras con las que cada día
    ha vivido o ha muerto.



    EL OTRO LADO

    Muy lejos de nosotros,
    cerca de la amapola que vigila el paisaje,
    la eternidad se inclina con la flor del maíz.

    Donde alcanza la vista,
    debilitado ahora por la sombra
    que se acerca o se aleja
    con las respiraciones de la tarde,
    queda un poco de luz en una nube
    detenida en los alto como una estrella baja.

    Quizá a la misma hora en que los niños
    recorren los zaguanes con la ayuda
    de una luz femenina,
    detrás de las palomas se oscurecen las casas
    y un pájaro rojizo sobrevuela
    la conciencia de otro: entra y sale del mundo
    con su enigma, traza sobre las cosas
    caminos imposibles
    que se pierden en su simplicidad.

    A la altura del suelo, bajo los matorrales,
    lo que queda del aire de los pájaros
    es un lecho de hojas,
    un ligero declive lavado por las aguas
    de un rocío incipiente.

    Donde tú y yo estamos,
    en la proximidad de las acacias
    que están al otro lado de la tarde que vemos,
    tendría que haber aún, imperceptible,
    un lugar sin historia,
    sin vencedores ni vencidos,
    un paisaje que se pierde a lo lejos con sus nubes
    y sus árboles rojos.

    Ese lugar tranquilo que cada día asume
    cuando tú y yo no estamos,
    nuestro poco de Dios.



    LA ESCALERA

    Hay un tilo dorado
    bajo la porcelana de los cuencos;
    hay un castaño rojo y una zarza violeta;
    una rama de olivo
    perdida entre los platos, entre los utensilios
    que a esta hora, en la casa,
    una mujer de espaldas distribuye
    sobre la vieja mesa del crepúsculo.

    Hay un hilo de luz y hay una mano
    que no puede tejerlo donde tú estás ahora,
    donde un cielo engastado en las oscuras
    prolongaciones de sus árboles
    se dirime a sí mismo.

    Donde estamos nosotros, donde un hombre
    y una mujer se miran
    sintiendo que la tarde va bajando con ellos
    los escalones de sus ojos,
    la pendiente secreta
    que les lleva en silencio hasta la gruta
    que ha de servir aún de corazón.



    SIN LEVANTAR LOS OJOS

    Se corrige la luz en los cristales
    mientras lees en voz baja sin levantar los ojos,
    sin abrirlos.
    En esta habitación en la que guardo
    cada hora del día con su noche,
    despiadada y hermosa,
    tú me ofreces los labios que todavía laten.

    Miro por la ventana: un pájaro se posa
    sobre los adoquines, en el aire del suelo.
    Ya no nos queda nada de la tarde,
    salvo ese oscuro pájaro,
    ni pequeño ni grande, inofensivo,
    que acabará por diluirse.

    En unas pocas páginas,
    casi siempre en las mismas,
    encuentras la belleza de las cosas usadas,
    la ternura de aquello que alguna vez fue parte
    de nuestra intimidad.

    Tu pelo, la ventana, la morera en sazón,
    este tiempo que sólo depende de tus manos.

    Sentada en la butaca,
    vas cerrando los ojos hasta caer dormida
    en esa lentitud que nos inventa.

    Ya no es tuya ni mía la luz que nos conforta;
    ahora te protegen las plumas de pizarra
    de todos los murmullos que nos mecen el sueño
    cuando tú y yo no estamos.

    Ha venido a quedarse entre nosotros
    la noche de los pájaros de mirada clemente.
    Para que tú descanse, yo improviso
    este río de palabras.

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 25 Sep 2024, 04:33

    .


    De Entre una sombra y otra, Visor, 2006:


    PASEO NOCTURNO

    Al final de la calle
    la última farola traza en medio de un círculo
    su representación de la piedad.

    La noche, sin mirarnos,
    ha ido deshojando las ramas de los árboles,
    ha hecho caer las flores sobre un musgo invisible.
    Más allá de los árboles, al fondo,
    toda la oscuridad es una puerta
    que se cierra hacia dentro, una verdad sin ruido.

    En medio de la calle nos movemos
    al compás de las sombras.

    Va quedando a lo lejos la ciudad, también sus luces,
    un paisaje cubierto de estrellas accesibles,
    un firmamento acaso a la medida del hombre.

    Nos duele sólo aquello
    que dejamos atrás, toda la vida
    que ha seguido viviendo a espaldas nuestras.
    Es un dolor tranquilo, nos decimos,
    una melancolía silenciosa,
    una de esas tristezas que se pueden llevar en una mano.

    Y el corazón lo sabe: la tristeza
    pesa más que la muerte, no se oculta,
    forma parte del agua de los ojos,
    del agua de los labios,
    de las mismas palabras, está en su lentitud, en este roce
    suave de la hierba con la última sílaba.

    Hemos andado mucho,
    hemos ido pasando poco a poco por todas las edades
    y a oscuras casi siempre, con nuestra media luz.

    Cuando amanezca, dentro de unas horas,
    sabremos si la vida decidió perdonarnos.



    SEÑAS DE IDENTIDAD

    La intimidad del agua,
    la intimidad del árbol, la del hombre que pasa.

    No sólo es esta luz que lentamente
    se ha ido haciendo posible,
    es esta confluencia de las intimidades,
    es el detenimiento de la vida, esta manera
    de estar y de no estar, de poseerlo todo,
    de no tener ya nada.

    Ahora nuestra conciencia reposa en los tejados
    azules de las casas y nos cubre la lluvia,
    un sentimiento gris.

    Esta felicidad y este cansancio
    nos llegan con los años, no se improvisan nunca.
    Somos hombres tranquilos, esperamos
    al lado de la vida
    un gesto imprescindible.



    ESPACIO

    Escribo casi a oscuras,
    en las habitaciones
    pequeñas de la casa, donde difícilmente
    podría caber un hombre.

    Me obstino en la palabra que se dice al oído,
    que empaña los cristales,
    que humedece los bordes de la página.

    Presiento que un poema
    es un ruido que se intuye a lo lejos,
    la puerta que se abre al otro lado
    de una misma ciudad.

    Por eso cada noche,
    después de que el cansancio
    consigue disuadirme, dejo sobre la mesa
    una vela encendida:
    la lámpara votiva de una iglesia sin culto,
    desprovista de imágenes.


    LOS TRABAJOS DEL DÍA

    El brillo de las uvas al final de la noche
    como un agua estancada.

    El humo, la mañana, la ciudad que se asoma
    con los ojos cerrados,
    amparada en el sueño, en la inocencia
    suavemente fingida de los amaneceres.

    El paso de las nubes sobre un paisaje inmóvil
    que se va esclareciendo.

    La inquietud de la savia como el roce
    de la mano de un niño, como un ruido
    que sube desde dentro, que amortiguan las hojas.

    La luz que se refleja en la ventana y que nos hace mirar,
    su pequeño destello imperceptible
    sobre la santidad de la madera.

    Las ramas de la acacia,
    la ceniza aún caliente del espino,
    el hombre que envejece sobre la misma piedra
    que tú y yo colocamos
    y que hemos decidido guardar para nosotros.

    Es lo mismo de siempre:
    el vuelo circular de las palabras
    sobre todas las cosas; el trabajo,
    antes de que la noche se vuelva imprescindible,
    de organizar a solas, con un poco de luz,
    otra vez el paisaje.



    HABITACIONES

    Lentamente va llegando hasta el fondo
    de las habitaciones la fragancia
    de una flor comedida.

    Ésta es la casa
    que hemos construido con las puertas
    abiertas hacia dentro, hacia el patio de luz.

    La que hemos concebido
    con un sol interior que cada día
    se ha alzado sobre todos nosotros para darnos
    fragmentos razonables de la felicidad.

    Paredes inclinadas
    que en medio de la noche nos cerraron los ojos;
    cristales empañados por el vaho de los sueños,
    por la respiración de nuestras manos.

    Después de habernos ido,
    ¿nos seguirá mirando?
    ¿Seremos, desde lejos, la presencia de siempre?

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 25 Sep 2024, 15:48

    .


    UNA MANERA DE VIVIR

    Es una casa antigua suspendida en el valle,
    bajo la protección de los cerezos.

    Aún cree que la mañana, por costumbre,
    la sostienen los pájaros
    y en voz baja me habla de sus manos,
    de aquellos mismos árboles,
    del estremecimiento
    visible de sus hojas, que es como la belleza
    de las cosas perdidas, hecho sólo
    de pequeños reflejos.

    El agua se detiene,
    me dice algunas veces,
    bajo el puente de piedra, se hace más oscura,
    con el tiempo más íntima.

    Casi toda su vida
    ha transcurrido aquí, en este espacio,
    y ahora siente el cansancio de una luz sin secretos.
    Nada puede ofenderme, reconoce,
    ni la lluvia ni sus restituciones,
    nada de esta vida, nada de la otra.

    Con los años
    se ha ido acostumbrando a la felicidad,
    esa gran veta blanca que conmueve
    el corazón nocturno de las cosas.



    PERSEVERANCIA

    El hombre que ha sabido esperar
    abre la puerta.
    Baja luego a la calle, con los ojos
    tantea la distancia,
    ese espacio que al fondo se interpone
    entre la confidencia y el paisaje.

    Las palabras que escribo,
    también las que no escribo, son objetos
    que dejo a la intemperie, que oscurecen los años.

    Cuando todo termine,
    cuando ese sentimiento de no esperar ya nada
    comience a ser constante,
    aún estarán aquí, entre nosotros,
    serán en otras manos mi esperanza de ahora.



    UN LAUREL AMARILLO CON UN PÁJARO

    Primero un pensamiento y luego otro,
    una imagen y otra para que nazca un pájaro,
    un laurel amarillo,
    un laurel amarillo con un pájaro.
    Una palabra y otra
    bajo este cielo oscuro que desciende
    sólo para nosotros.

    ¿Qué quedará en mis manos que me nombre
    después de todo esto?
    ¿Vendrá mañana alguien,
    empujará la puerta de esta habitación
    y alcanzará la mesa, el hueco de la lámpara
    con la luz encendida?

    Veo al fondo los árboles
    mojados por la lluvia, su color verdadero;
    las sombras de la tarde como piedras traídas
    una a una desde algún lugar alto;
    la casa que se enciende a lo lejos,
    que he conocido siempre solitaria
    tras su puerta de ámbar.

    Y siempre el mismo ángel, el que agita
    las hojas de los setos cada vez que yo paso;
    el temblor de la vida bajo los matorrales
    como un pájaro muerto;
    el crecimiento lento, detrás de la resina,
    de algún árbol nocturno.
    Ahora el cielo desciende para que tú lo veas.

    El oro de este día
    seguirá goteando hasta el anochecer,
    quizá más tarde, pero ya imperceptible.

    ¿Habrá vida ahí afuera,
    algo distinto a esta sensación de estar vivo?



    EL UMBRAL

    La claridad se agota sobre los pavimentos.

    Poco a poco se nos van las palabras,
    se elevan por encima de la línea de sombras
    que hay sobre nosotros.

    La altura de la mano que sostiene una vela
    es la altura del mundo.

    Aún no tenemos nada, sólo el vaso de vidrio
    que hemos puesto en la mesa, y la esperanza
    que hace mover el agua.

    Ya todo está tranquilo:
    la memoria vuelve verdes las hojas,
    el frío da reflejos
    azules en los ojos, hay una flor oscura,
    que todavía no es nuestra, en el umbral.

    Un corazón que late vertical en el suelo,
    dispuesto a envejecer.

    Mi deuda con la vida es este hombre
    del tamaño de un puñado de tierra que ahora escribe.



    SIN LLEGAR NUNCA A NADA

    Sentarnos junto al agua
    como todas las tardes,
    hacernos a la idea de que el silencio
    con el que nos recibe fue anterior a nosotros.

    Buscar en las canciones interrumpidas de los pájaros
    su lado humano.

    Mirarte ahora despacio, con ternura,
    saber que estoy viviendo mis mejores recuerdos.

    Continuar así, en movimiento siempre
    sin llegar nunca a nada,
    como el que sube y baja por la misma escalera.

    Sentir, al fin y al cabo, que todo el universo
    se reduce a estas cosas,
    a todos estos seres con los que soy feliz.

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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 26 Sep 2024, 02:20

    .


    De He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes, Visor, 2019:


    LA LUZ DEL MEDIODÍA…

    La luz del mediodía,
    como un pájaro ciego,
    se sostiene en lo más alto del aire.
    Las raíces del mosto sacan agua
    de las profundidades de la tierra.

    Hay un hermanamiento,
    una especie de familiaridad entre las cosas
    que conforman el mundo,
    como si cada una cuidara de la otra,
    como si la alegría en la que viven inmersas
    fuera un logro de todas,
    la conquista de una comunidad.

    Acercarnos con afecto a las cosas
    nos permite intimar con lo sagrado
    que permanece en ellas.

    La mañana está en deuda con la cosecha de las flores.
    El que entiende de pájaros entiende de narcisos.



    AMO LO QUE SE HACE LENTAMENTE…

    Amo lo que se hace lentamente,
    lo que exige atención,
    lo que demanda esfuerzo.

    Amo la austeridad de los que escriben
    como el que excava un pozo
    o repara el esmalte de una taza.

    Mi habla es un murmullo,
    una simple presencia que en la noche,
    en las proximidades del vacío,
    se impone por sí sola contra el miedo,
    contra la soledad que nos revela
    lo pequeños que somos.

    El poeta no ha elegido el futuro.
    El poeta ha elegido descalzarse en el umbral del desierto.



    LAS NUBES SE DISPERSAN…

    Las nubes se dispersan
    sobre un campo de arándanos.

    Las montañas
    entre el aire y la tierra
    se cubren con el trébol
    y con la lana blanca de la acacia.

    He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes.

    Dichoso el que, sentado
    bajo los grandes árboles
    que iluminan de verde las mañanas del mundo,
    no renuncia al regalo de lo inmenso.



    PERTENECER A ALGO

    Pertenecer a algo,
    al cauce de un riachuelo,
    al país de las hojas del otoño,
    al arriate verde de la casa
    que un hombre solitario levantó en una noche.

    Pertenecer a algo,
    al cortejo de peces del silencio,
    al agua de una nube
    o al corazón callado de una lámpara,
    al árbol del camino
    que derrama su sombra cuando paso
    sobre un reino de nada.



    LAS PALABRAS…

    Las palabras
    que escribo en un poema
    no flotan en el agua,
    las extraigo del fondo,
    de un habla silenciosa que conocen los peces,
    los antiguos pescadores de ostras
    y los náufragos.

    Escribir un poema es sumergirse
    en las profundidades de otra noche,
    vincularse al misterio
    de un cielo sin estrellas,
    de un bosque ilimitado desprovisto de árboles,
    de un paseo por la nada
    entre los arrecifes
    y las simas azules del sentido.

    El lenguaje del marteses el de los ascetas, el de los ermitaños.
    El buscador de esponjas no conoce la nieve.



    HE ENCONTRADO EN LAS COSAS…

    He encontrado en las cosas,
    en los seres más simples,
    una forma
    de dejarse llevar, una manera
    de abandonarse al flujo secreto de la vida
    que nos invita a la modestia.

    Los poemas que nos hacen mejores
    son los que nos devuelven
    a ese estado anterior
    en el que era posible,
    en nuestras relaciones con el mundo,
    conducirnos con naturalidad, sin artificio.

    Me conmueve la humildad de los pájaros
    que trabajan día y noche para trenzar un nido
    en un árbol sin nombre.

    Pedro Casas Serra
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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 26 Sep 2024, 13:34

    .


    EN EL VALLE, UN CASTAÑO…

    En el valle, un castaño
    ha elevado sus hojas
    sobre el tejado rojo de una casa
    y ahora puede mirar al horizonte.

    La noche entre los árboles
    es una oscuridad iluminada, un silencio de pájaros
    en los que confiar, una espesura
    de ramas transparentes,
    de pañuelos azules,
    de animales benévolos.

    Necesito vivir en un país
    que no haya renegado de sus árboles,
    necesito vivir en una tierra que envejezca a su sombra.



    LA POESÍA NO EXPLICA NI ARGUMENTA…

    La poesía no explica ni argumenta,
    la poesía sólo llama a las cosas.

    El poeta no es otro
    que el que entra de noche en una habitación
    y permanece inmóvil
    frente a una oscuridad
    a la que poco a poco consigue acostumbrarse.

    El que asiste en silencio
    al nacimiento humilde de las formas
    que comienzan de pronto a definirse,
    a adquirir su certeza,
    su individualidad.

    El inundado
    definitivamente por aquello
    que, llevando en su seno la lumbre del sentido,
    es capaz de ofrecerle su presencia,
    la posibilidad de su secreto.

    La poesía es el oficio del espíritu.
    En las casas de los acantilados,
    en medio de la noche,
    brilla sobre la mes de los viejos buscadores de conchas
    la aguja de la sal.



    NADIE DEBERÍA SER OBLIGADO…

    Nadie debería ser obligado
    a caminar descalzo por un campo de nieve.

    Nadie debería ser obligado
    a caminar a solas con su sombra.

    Vivir en las palabras,
    asumir el fervor como una forma secreta de penuria
    lo decide uno mismo.



    HE VISTO UNA VENTANA RECLUIDA…

    He visto una ventana recluida
    en el círculo de claridad de una linterna,
    animales
    que buscaban refugio
    bajo los escalones de la noche,
    a una mujer y a un hombre
    sentados contra un muro
    compartiendo la frazada del miedo.

    Nadie sabe cómo estar en el mundo.

    Mis palabras inventan un espacio
    para expresar un tiempo cuyas vicisitudes
    han nacido conmigo.

    Donde acaba la noche
    el horizonte es blanco como la nieve de la tierra.



    POR EL ARCO DE UNA IGLESIA ROMÁNICA…

    Por el arco de una iglesia románica
    discurre, silencioso,
    el río de las cosas.
    Un hilo transparente,
    un reflejo de agua en el que beben,
    como sin fuesen trazos de ese río,
    las abubillas y los cárabos.

    Pienso en la desmesura de los árboles
    que arropan con su sombra
    lo que dicen sus frutos.
    Pienso en la desmesura de las nubes
    y en la forma que tienen, sigilosas,
    de colmar el vacío.
    Pienso en otra mañana
    que se deja llevar a la deriva
    sobre la duermevela de los campos.

    Un hilo transparente,
    un reflejo de agua del que yo formo parte
    con mis vacilaciones y flaquezas,
    con mis debilidades
    y mis incertidumbres.
    Ocupado en secreto en este oficio de acarrear imágenes
    para un templo sin culto.



    UNO ESCRIBE UN POEMA PARA SENTIRSE VIVO…

    Uno escribe un poema para sentirse vivo.
    Uno escribe un poema
    para que otro descubra que estás vivo.

    La poesía le ha movido la piedra de la entrada
    a la gruta de las resurrecciones.

    La poesía ha corregido
    la inclinación del eje de la tierra
    y ha arrojado la manzana de Newton
    sobre la fuente de los pájaros.

    Pedro Casas Serra
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    Basilio Sánchez (1958- Empty Re: Basilio Sánchez (1958-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 27 Sep 2024, 02:43

    .


    EL LENGUAJE…

    El lenguaje
    te obliga a decir bien lo que has oído
    de la brizna de hierba,
    lo que intuyes de la gota de ámbar,
    lo que no has comprendido de la vida.

    Escribir un poema
    supone, de algún modo, regresar
    otra vez al principio,
    al hervor silencioso de la nada,
    al caldo primigenio
    y a los cielos sin luna, a la inminencia
    de las casualidades y los astros.

    De la fricción continua
    de una rama con otra brota el fuego
    que ilumina la gruta
    y hace brillar los ojos de los hombres
    congregados en su noche perpetua.

    El sonido de la página en blanco
    es el de un hueso golpeado contra una piedra.



    CON EL TIEMPO ME HE VUELTO SILENCIOSO

    Con el tiempo me he vuelto silencioso
    como el carbón de estufa.

    Desde hace algunos años, me encomiendo
    a los pájaros mudos
    y a los hombres
    que hicieron del sigilo su ciudad en la tierra.

    El silencio es un océano en calma
    que permite que afloren
    como islas
    o como promontorios
    los pequeños sonidos de las cosas,
    sus músicas secretas.

    El silencio le deja a cada uno llegar a ser quien es.
    El silencio es la elegancia absoluta.



    YO CREO EN EL POEMA…

    Yo creo en el poema
    que es capaz de sumir al que lo lee
    en el mismo silencio
    que el ejercicio a solas de la propia escritura
    consigue suscitar en torno a sí.

    Cuando bajas la voz,
    cuando llamas a alguien por su nombre
    en el silencio de un poema,
    el temblor de sus párpados,
    los gestos con que asiente a las palabras que lee,
    dejan de ser de pronto
    los de un desconocido.

    La poesía
    no es una ambigüedad del corazón,
    es una forma
    de sentirse tú mismo siendo otro,
    de asumir la existencia de los otros
    como si fuese tuya.

    He creído en los libros
    y he creído en los ojos que se quiebran
    en las complicidades del lenguaje.
    Escribir un poema es sostener, tan sólo,
    uno de los extremos de la cuerda.



    EL ESCRITOR AFRONTA…

    El escritor afronta
    una dificultad que le supera.
    Sentado ante la página
    se contempla las manos como el que se dispone
    a roturar un campo.

    No hay nada más oscuro que una página
    que aún no ha sido escrita,
    más oscuro que un lienzo
    que alguien fija en silencio a un bastidor.

    El poeta procede
    de un grano de mostaza
    olvidado en uno de los bolsillos de la creación.
    Una luz en la noche es una carta
    enviada por un muerto.


    MI PENSAMIENTO FLUYE CON LOS PECES...

    Mi pensamiento fluye con los peces
    por las aguas
    de un río subterráneo,
    con las ramas caídas por la serenidad
    de una noche perpetua.

    No soy como los árabes,
    como las caravanas del desierto:
    yo mendigo la luz.
    Yo soy el que ha escarbado en la tierra de los dones
    y ha extraído raíces,
    la madera quemada de un incendio.

    He aprendido a convivir con las ruinas,
    a abrir una ventana y asomarme en silencio a la ternura
    de lo que ya no existe.

    Oculto en la espesura de las cosas
    queda un último eco, sin embargo,
    de la canción del paraíso,
    un pequeño reflejo de la lámpara
    que alumbró el primer día las fachadas
    de las casas del mundo.

    He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes.

    Las palabras son mi forma de ser.


    BASILIO SÁNCHEZ


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