MÉXICO
ALÍ CHUMACERO
HOMENAJE AL AUTOR EN EL VEINTE ANIVERSARIO DEL PREMIO LOWE DE POESÍA
EDUARDO L IZALDE
90 AÑOS DE ALI CHUMACERO
Que los poetas nacen -se sabe hace milenios- pero que también, todos,
se hacen. Me gusta repetir la idea de don Miguel de Unamuno sobre el
tema (no cito textualmente) : hay autores ovíparos y vivíparos; los ovíparos,
como las criaturas de su especie, ponen primero el huevo, lo depositan
tiernamente en algún nido, lo empollan largamente y esperan con paciencia
que se rompa felizmente el cascarón. Los vivíparos no: ellos poseen como
las hembras de todos los mamíferos la potencia engendradora, pero al
engendrar, paren de un golpe a la criatura, sin cuidados previos del huevo o
del embrión inexistentes.
Aun los superdotados y los monstruos de la precocidad, que suelen darse más
en la matemática, y el ajedrez o la música, que en la literatura, dan muestras
en la infancia y en la adolescencia de luminosos hallazgos, pero denotan
siempre tentaleos, primeros pasos, que anticipan las horas de la final obra
madura, inédita y genial.
Alí Chumacero es miembro de una pasmosa generación de extraordinarios
escritores y poetas mexicanos que nacen todos durante la segunda década
del siglo XX (de Octavio Paz, Efraín Huerta, o José Revueltas a Juan Rulfo o
Juan José Arreola, para sólo mencionar a unos cuantos), que es asimismo
heredera directa de otra imponente generación nacional de poetas y autores
nacidos en los primeros años de la década anterior,Bentre los que forman
filas tanto vivíparos como ovíparos ("eran acidiosos" porque no eran prolijos,
aunque sí rigurosos, llegó a decir Octavio Paz).
No intento afirmar que AIí Chumacero fue, desde el principio, vivíparo integral,
porque sus primeros poemas denotan rigor formal, reconcentrada búsqueda
de musicalidad y de sentido, que son más bien tareas propias de otros
redomados ovíparos, ya lo ha dicho él mismo: que como auténtico ovíparo
suele luchar con el horror vacuo de las 130 versiones suyas de un mismo
poema, antes de publicarlo. Pero sorprende advertir, se ha dicho creo muchas
veces, la pureza, la impecable dicción, la madurez de los poemas publicados
en 1942 (Letras de México), cuando el poeta cumplía 23 o 24 años, y que
formarían , intactos, parte de su primer libro de 1944 (Páramo de sueños).
Sobre esas "escasas muestras" que AIí daba a la circulación, declaraba en la
revista su fraternal y sabio amigo José Luis Martínez, que cumplía los mismos
años:
"No sé que exista entre los jóvenes ninguna poesía más estricta, consciente
y lúcida, que la de AIí Chumacero",
y a continuación señalaba en esos textos el
"labrado minucioso, un disciplinado sentimiento y un sentido penetrante de
lo que un poema significa, dotes éstas, tan envidiables como inusitadas."
Y muchos años después (en homenaje de 1980 en la Sala Ponce de este
recinto), Octavio Paz decía:
" ...los poemas de AIí Chumacero son sucesos de la carne o del espíritu,
que ocurren en su tiempo sin fechas y sin historia ... " y "hay en ellos
versos y líneas que nos suspenden, nos entusiasman, o nos obligan a
recogemos en nosotros mismos, como esa Pastora de esplendores, o
esa Petrificada estrella frente a la tempestad, o ese tigre incierto en cuyos
ojos un náufrago duerme sobre jades pretéritos o ese estanque taciturno..."
Octavio Paz admiró siempre a AIí Chumacero, y en algún homenaje
consumado una década más tarde, decía en un texto sobre esos "libros
breves y perfectos", que AIí era "el mago de la poesía mexicana".
Esos libros perfectos, que el poeta escribió en las dos décadas que van
desde la redacción de los primeros textos, al despuntar los años 40, a
la aparición de sus Palabras en reposo de ! 956, conforman una lección
creativa de conmovedora belleza y no tendría el autor por qué recibir el
reproche de la supuesta brevedad extrema del trabajo consumado,
porque, como también lo afirmaba yo mismo en esos homenajes de
los 80 y los 90, la obra de AIí no es más breve que la de Villaurrutia y
otros maestros y amigos suyos de Contemporáneos, ni es más breve,
por ejemplo que la publicada por el admirable peruano Emilio Adolfo
Westphalen y la de otros muchos del siglo XX.
Por lo pronto, AIí Chumacero continúa, con todo derecho y dignidad,
leyendo en todas sus comparecencias, los perfectos poemas de la
juventud como si fueran escritos ayer, para convencemos de que el
vivíparo y ovíparo que hoy celebramos, nació de un golpe como gran
poeta y se encuentra de pie frente a nosotros para seguimos
asombrando con la exactitud, la potencia lírica y la música originalísima
de sus versos.
(Palabras leídas en el homenaje al poeta en el Palacio de Bellas Artes,
por el nonagésimo aniversariode su nacimiento.)
23 de junio de 2008.
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