POESÍA SOCIAL XI (En la primera página de Poesía Social I hay un índice de autores)

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

5.- AL ÁRBOL

Árbol: no temas

tu vertical destino.

Teme a tus hojas:

su horizontal camino.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

6.- LUZ

Por esa rama de la ternura
transita el pájaro.

Desde ese verde de la ternura
descienden frutos.

Un recinto de paja
se ha edificado
para el gorjeo
de la mañana.

Ternura y verde.
Mañana y canto.
Casita y fruto.
Pajita y aire.
Piquito y rama.

Ternura verde
en la mañana.

Y en la piel de los aires
hay agujitas
saltando como niños
en células de luz.

Madura la mañana
en los aéreos frutos
de la ternura.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

7.- FUSILAMIENTO

Un sol aherrojado por las nubes.
Las nubes en rejillas de luz.
La tarde en su fulgor cautivo.
Un tomate detenido en el mar.

Verdugos de un pigmento de sales.
Ruptura de telón atmosférico.
Arriba la naranja ya pierde su color.
Los azules abajo penetra en una cueva.

Guarida de las oscuras piedras.
Una puerta sombría abre sus hojas.
Una pared espera al sol cautivo.
Habrá un fusilamiento de la luz.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

8.- PREGUNTA

En la caverna del libro
hay unas letras
moradores con pasado
de tinta, juventud de plomo
y esta presencia negra
en la caverna blanca.

Un fuego de lectura
levanta sus banderas
sacudiendo las letras
liberadas del molde.

Pero el fuego ilumina
un desfile de hormigas
que las letras,
en el asombro mineral
de sus entrañas,
perdiéndose en verrugas
de la rocosa piel iluminada,
interrogan desesperadamente:
¿Son ustedes, hormigas,
la realidad o el sueño?

PUERTO RICO


FELICIANO SÁNCHEZ, FRANCISCO (1951)


.........
Era el árbol de guamas
una manera de encontrarme con ayer
cuando la vida pesaba
en la infancia que se iba.
Soñaba yo con Mami,
la veía cantando
en el sillón del alba
una canción a la cordura
que a veces no llegaba.


..........
Provi no fue al arbolito.
La cabecita estaba en las nubes,
Las enaguas bajo el agua del río
que escuchaba y no tocaba.
Provi velaba desde la celda
que le improvisaron
la paloma del amanecer.
Y todavía estab yo con ella.
El tiempo no pasó
y nos quedamos en vela.

PUERTO RICO


FELICIANO SÁNCHEZ, FRANCISCO (1951)



HOY TENEMOS MADRUGADA


El corazón aletea pulsaciones
de estrella.
Mí amarillenta sonrisa se lavó
en sus destellos.
La mano de Dios
prende la vela del día.
Enjabona el cielo de luz
y el suelo de calma.
Bóveda y tierra
parecen valva y valva
de una misma concha.
Allá brilla el sol,
acá perlas mojadas.
Lágrimas y sol empujan
la noche, hunden los sueños
hasta florar en la nada.
La esperma de la madrugada
abre de par en par las lilas,
escarba nuevas grietas
para que el río nade;
hincha nuevos vientres
–renuevos de vida-
humedece el surco
donde el germen late.
La mano de Dios
derrite madrugada...
Ay, ay, que me hiervan
los pocitos de la cara!
La mano de Dios derrite madrugada... ¡
Y se me quieren abrir las rendijas del alma!


De Antología de poesía puertorriqueña 1984-1985


Y aquí finalizamos con este autor, hubo suerte en encontrar poemas suyos, no así con el próximo que vamos a dejar: José Ferrer Canales, pero lo hallado será expuesto.
Gracias.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

9.- LLUVIA

Apretaré la nube
para mojar la tierra
que y ni agua tiene
para llorar sequías

Pido al sol unas manos
pero me niega auxilio .

Las manos yo las tengo
- afirma con sus rayos-
para llevar mi esponja
y trasladar en ella
la tierra de mi novia:
el trigo de mi nube.

Mi novia dirá cuándo
derramará sus lágrimas
para secar el llanto
en garganta de tierra.

Esponjaré de nuevo las garganta
par la alcancía fluvial de las nubes.

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PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

10.- HUMO

A Víctor Meléndez y Viola Lugo de Maléndez,
pareja inspiradora de fe en la condición
humana

Un humo
fabricante
de columnas,
estirando
su piel
desvanecida
por los aires,
buscando
una frontera
en las alturas
para instalar
su torre.

Un humo,
en breve humo,
un hilillo
murmurando
una oscura
palabra
rebotante
en un arco
de tensión
celeste.

Es un poema,
un poemita,
una fina
columna
agitada
para llevar
la tierra
a ignorada
órbita.

Una columna,
unatenue
columna
desarmada
conmemorando
nada,
sin relieve,
ni alto,
ni bajo,
ni siquiera
coronas
o esculturas
del rostro
del amor
que sólo
cuenta
con siete pies
para cerrar
los ojos.

Es un poema
que le salió
a la tierra
como una flor
derramándose
en vuelo
para dejar
de serlo,
fragmento
fugitivo
de un aroma,
perfil
desvaneido
en propia huella.
Disolución
del humo
en un fragor
de ascenso.

Pobre poema,
poemita
de columna
evanescente,
friso
penitente
de un anhelo,
verso fino,
surcador
de un arcano,
¿es lo humano
buscando
lo divino?
¿o es lo divino
con su abierta mano?

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PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

A. ESCALA NATURAL

11.- COLINA CAYEYANA

Colina poblada por mis sueños.
Mis ojos te nutrían surcos.
Mi mocedad azul te coronaba
En el trono de un cayey lejano.

Iban tus matojos en ladera.
Soldaditos pajoneándole al sol.
En tardes de serranas brumas.
Acuartelando briznas.

Frágiles siluetas de pastores
Conducían los últimos rebaños
Con tierno sigilo azafranado
Por tímido pintor descaminado.

Yo sembré las palomas de tu aire.
Por mí resplandeció tu verde.
Fui consultor de golondrinas.
Presurosas viajeras de tu cielo.

Fui contrabandista de tu piel.
Frontera siniestra de la noche.
Fui pastor de lejanos festones.
Húmedo consumidor en tus cortijos.

Compañera de un andén lejano,
En tu sien instalaba mi mundo.
En tu vena vibraba mi sangre,
En tu sombra crecía mi luz.

Otra tarde rojiza en mi vida
Con panteras de otro mundo
Busqué tu verde costado
La inocencia de tus hierbas.

Tu nuevo perfil de hormigón
¡Cómo urbanizó tu esmeralda!
tu maculado encanto vegetal
Fue la pesadilla del retorno.

Verde de mi colina desarmada
Por un asalto de vertical varilla
Yo doblo del recuerdo la rodilla
En un altar de tarde sepultada.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

1.- TURISMO

A José Ferrer Canales, por fervores que a él
también debo. Junto a los indios en Quito, con
lágrima en conato de lava.

I

Detrás de las arcadas se apagan los fogones
Bajo los capiteles se desatan las lágrimas.
Viejas cenizas son costras de otros ábsides.
Allí la Explotación labró sus grietas.

Los pueblos tienen su corteza palaciega:
yo no soy viajero de cortezas.
Los edificios retuercen sus estilos:
yo no soy viajero de culebras.

Polvos y colores en rostros y ciudades
¿ cuándo yo he sido heraldo de cosméticos?
Hay muchos lienzos de acortinar pobreza:
¿ cuándo aprendí a manejar paletas?

Cristos en harapos acuclillan los atrios.
Las manos son conversas de una olla vacía.
Oró en los altares para todos los soles.
En las llagadas pieles tirita un cobre amargo.

Decoración del yo por estética insulsa.
Frenesí husmeante de hermosos féretros.
Opulencia acaricia caderas de la muerte.
Bello mausoleo para micción turística.

PUERTO RICO



FERRER CANALES, JOSÉ (1913)


Ensayista, cuentista, crítico literario y profesor, perteneciente a la Generación del 30 y a la del 1945. Su obra ensayística refleja las preocupaciones por el idioma y la puertorriqueñidad. Ferrer, también, afirmaba el carácter caribeño y antillano del puertorriqueño. Su deseo de alcanzar el sueño de Eugenio María de Hostos sobre la confederación antillana le ganó el apelativo de “El último antillano”.

Nació el 18 de septiembre de 1913 en Trastalleres, Santurce, donde cursó la escuela elemental y superior. Ingresó a la Universidad de Puerto Rico y obtuvo el grado de bachiller en Artes con especialidad en Pedagogía en la década de 1930. Trabajó como maestro de escuela superior en Humacao y, en 1942, regresó al recinto riopedrense para completar una maestría en Estudios Hispánicos. Presentó su tesis sobre el filósofo cubano Enrique José Verona en 1944.

Ferrer Canales se trasladó a Nueva York con una beca para iniciar sus estudios doctorales, cometido que no cumplió. No obstante, ofreció cursos de literatura en Hunter College en ese periodo. En 1947, regresó a la Universidad de Puerto Rico para concluir sus estudios, pero su militancia a favor de la independencia y de la autonomía universitaria provocaron que lo expulsaran del recinto en 1948. Se propuso, entonces, estudiar en la Universidad Autónoma de México, donde concluyó, en 1952, sus estudios doctorales en Filosofía y Letras.

Trabajó como profesor de literatura en universidades estadounidenses como Dillard, Nueva Orleáns; Howard, Washington, D.C y Houston, Texas. Regresó al Recinto de Río Piedras en 1960, donde ocupó el puesto de catedrático. Ofreció cursos sobre Cultura Antillana, Literatura Española y Latinoamericana, Historia Política, sobre Eugenio María de Hostos y José Martí, entre otros. Fue invitado a dictar conferencias y a participar en congresos de literatura en varios países como: Brasil, Canadá, Ecuador, México, Perú, Venezuela, España, Francia, Hungría, Inglaterra, etc.

En 1983, se retiró de la Universidad de Puerto Rico ostentando el título Profesor Emeritus. Luego, fue invitado por el antropólogo Ricardo Alegría a dictar cursos en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. También fue columnista de crítica literaria para los periódico El Nuevo Día y El Vocero.

Sus escritos abarcan diversos géneros, entre los que predominó el ensayo, el cual fue favorecido por los escritores tanto de la Generación de 1930 como por la de 1945, entre las que Ferrer Canales fluctuaba. Dentro de su ensayística se destacan: “Marginalia” (1939), “Por nuestra lengua y soberanía” (1941), “Agonía y esperanza de Puerto Rico” (1962), “Imagen de Varona” (1964), “Regionalism and University” (1965), “Acentos cívicos y Gandhi: evocación del centenario” (1972), “Asteriscos” (1990) y “Martí y Hostos” (1991). Sus cuentos y artículos sobre Educación, Política y temas variados fueron publicados en diversas revistas tales como: Asomante, Revista Hispánica Moderna, Revista Iberoamericana, Repertorio Americano, Revista del Colegio de Abogados, La Torre, entre otras.

Por su trayectoria recibió numerosos reconocimientos entre los que figuran Profesor Honorario de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de Santo Domingo (1987); Catedrático de Honor de la Universidad de Puerto Rico (1989-1990); Premio de periodismo conferido por el Instituto de Literatura Puertorriqueña (1990); Miembro de honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba (1992); Miembro de la Academia Puertorriqueña de la Lengua (1992); Premio de Honor del Ateneo Puertorriqueño (1994); Medalla de la Cultura Nacional, conferida por el ministro de cultura de Cuba (1995) y Humanista del Año de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades (1997). También, se le fue dedicada la Segunda Feria del Libro de Puerto Rico (1998).

Murió el 20 de julio de 2005 a los 91 años. Sus restos yacen en el cementerio de Villa Palmeras, en el Santurce de su infancia.

PUERTO RICO



FERRER CANALES, JOSÉ (1913)



Flamígero de azul

Flamígero de azul y ardiente escama
sube sin fin con ansiedad de cielo,
cometa desvelado del desvelo,
de estrella a estrella cuelga su proclama.

Es un sarmiento azul, una ordalía,
un ser de huracanado sentimiento,
vibrando en la pasión de su ardentía
hacia la pura desnudez del viento.

Lleva la libertad en la mirada
como aquella Quimera enarbolada
por De Diego en lo alto del poema.

En la tierra esencial sembró su espina
y, desde entonces, llama peregrina,
por donde vuela su palabra, quema.

De Antología de poesía puertorriqueña (1984-1985)

PUERTO RICO



FERRER CANALES, JOSÉ (1913)



Padre Nuestro

Padre Nuestro que estás en lo ola, en el viento, en la roca, en el mar, arrulla con Tu Canción, mi alma sedienta de Amor Eternal. Préstame Tu Lumbre para seguir yo sembrando "flor de caridad".
Padre que cuida de la ola y la roca, de aquel verde monte que se inunda en la tierra oscura del mar. Padre que das al mar su lírico estremecimiento, su lamentación, la sinfonía de sus cantares, guía mi pensar. Dame la humildad de las almas astrales. Guíame sobre la tempestad.
Que cuando el rugido de las fieras y el aullido de los canes ahuyentarme quieran en mi incursión hacia el conocimiento, hacia la visión integral, Tú me serenes.
Señor, no me olvides.
Padre Omnipotente, tengo hambre de Verdades Cósmicas, sed de encontrar más allá de este rumoreo oceánico, la Paz. Que yo vea mis ríos interiores, para que Tú me hables desde ese mundo cercano. Que yo santifique con Amor todas mis huellas.
Revísteme de Tu Gracia para que yo siga por mi camino que no es el mío sino el que Tú quieres que sea.
Padre Nuestro, que estás en la ola, en el viento, en la roca, en el mar...

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)


Laura Gallego nació en Bayamón en el año 1924. Se inicia en 1952 con Presencia,
en 1959 publica Celajes y Obra poética en 1972.



Trayectoria
Obtuvo un grado de bachiller en Pedagogía con especialidad en lengua y literatura española en la Universidad de Puerto Rico (1942- 1946). En esta institución completó asimismo una maestría en Estudios Hispánicos con la presentación del trabajo monográfico Las ideas literarias de Evaristo Ribera Chevremont en 1962; allí fue discípula de las educadoras y escritoras Margot Arce, Concha Meléndez y Antonia Sáez.

En 1946 comenzó sus labores como pedagoga en la escuela superior de su pueblo natal y en 1955 se incorporó a la facultad de Pedagogía de la Universidad de Puerto Rico, donde ejerció como supervisora de práctica docente de español secundario entre 1959 y 1974. Se retiró de este centro docente en 1980 y pasó a laborar como vicepresidenta de Asuntos Académicos y Recursos Estudiantiles de la Universidad Central de Bayamón.

Laura Gallego Otero dedicó gran parte de su vida al cultivo de la poesía. En 1952 publicó su cuaderno titulado Presencia, donde recogía poemas escritos antes de la década del cincuenta. Trabajo juvenil donde el tema principal es el amor, presentado en un tono nostálgico. En la búsqueda de su impronta experimentó con variadas formas y estilos que revelan su admiración por José Antonio Dávila. Su voz personal es ya palpable en Celajes (1959), poemario que reúne la obra creada entre 1950 y 1953, donde el tema principal es la patria y el paisaje.

Con motivo del III Certamen Literario Panamericano que patrocinó en 1962 la Unión de Mujeres Americanas, se le concedió a la autora una medalla de oro correspondiente a un segundo premio de poesía. En 1972 se publicó Laura Gallego: Obra poética, tomo que recogía una selección de los poemas anteriores, así como trabajos de cuatro poemarios inéditos. El primero, Almejas de tu nombre (1954), contenía 18 poemas en prosa, que tomaban por centro la experiencia dolorosa del amor, esta vez con un acento de angustia. En carne viva (1955) es un largo poema en siete partes cuyos temas principales son la muerte y el dolor, en una voz áspera y cruel.

Esta etapa de expresión lírica desgarradora llegaba a su madurez con La red (1956-1960), mientras en La del ala sería (1960-1964) parte de la aceptación pesimista -típica del existencialismo- del pasado y del mundo que la rodea. Está conformado por poemas de crítica social e histórica y de exaltación a figuras significativas de las luchas políticas puertorriqueñas, como Pedro Albizu Campos y Juan Antonio Corretjer.

En 1979 publicó Que voy de vuelo, edición ilustrada por María Emilia Somoza. Su último cuaderno fue Arirán (1991), un largo poema donde se repite la palabra de origen coreano arirán. En 2005 se publicó una edición ampliada de sus obras completas, bajo el título de Laura Gallego: cincuenta años de poesía, que incluyó, además de las colecciones antes mencionadas, El amor combatido (1975).

A lo largo de su carrera colaboró, además, con artículos y poemas para diversas revistas isleñas como: Alma Latina, Asomante, Orfeo, Revista de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Sin nombre y el periódico El Mundo. También participó en la creación del mensuario Bayoán (1950), junto a Luis Hernández Aquino, y la revista Poesía (1953), publicación periódica de poca duración en la que trabajaron Juan M. García Passalacqua, Juan Ramón Jiménez y Violeta López Suria, entre otros. En 1983, el Instituto de Cultura Puertorriqueña publicó su tesis de maestría Las ideas literarias de Evaristo Ribera Chevremont.

Ha sido señalada en el panorama lírico insular de las últimas décadas como una de las figuras femeninas de mayor vigor y como ensayista develó, en periódicos y revistas, prosa cuidada de evocación poética, ligada a la defensa de las esencias culturales del país. Laura Gallego fue asimismo una tenaz defensora de la enseñanza de la lengua española. Otorgaba al profesor de español la responsabilidad de educar al estudiante en el respeto por la lengua y literatura española. Partía de la premisa de que el español debe ser el enfoque central del currículo estudiantil, ya que es a través de la lengua que se captan los conocimientos. Sus ideas la llevaron a publicar junto a Ernesto Camilli y Luis de Arrigoitía el libro Habla y lengua puertorriqueña: antología, manual de práctica gramatical, ejercicios de redacción (1973).

En 1984 la Universidad de Puerto Rico le otorgó el título de profesora emérita. Perteneció por más de diez años a la Junta de Directores de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. Esta organización le rindió homenaje en el 2002 al seleccionarla Humanista del Año, distinción que otorga a aquellas personas que a lo largo de sus vidas hayan contribuido a difundir el saber humanístico en Puerto Rico. Durante el homenaje Gallego dictó la conferencia titulada “Evocación de José Antonio Dávila”.

Fallece
La profesora Laura Gallego Otero falleció el 28 diciembre de 2007.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)



Por el camino de las estrellas
el cielo te mostrará su nombre.
Escrito en levedad de luz abierta
por el ámbito enorme de la noche.
Las diáfanas palabras,
el asilo desnudo del silencio;
la deliciosa calidez del aire
inmóvil de dulzura.
Más allá de los rumbos de mi boca,
adonde el ciervo niño toca un agua
de luz estremecida,
y se azula el sereno cautiverio
de estrellas en el aire.

De Obra poética

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)


Ni una palabra

Ni una palabra
Ni una sola palabra.
Con las manos en los ojos
y la sonrisa cerrada.
Sin saber nada de mí
sin desliar mi voz de lana
porque no aparezca yo
con mi tristeza callada.

Ni una palabra.
Ni una sola palabra.
Porque no quiero encontrarme
cuando la voz se me escapa,
ave caliente que lleva
vuelo de desesperanza
Porque ceñida a mí misma
como el mar a sus entrañas,
todo silencio y cristal,
todo ensueño de playas,
no sé tampoco como él,
lo que dicen las palabras.
Ni una palabra,
ni una sola palabra.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)



Encarnación

Crear un verso es cual crear un hijo.
Esperarlo y decirle: Hijo, mira mis manos.
Están quietas, vacías.
Esperan la flor blanda de tu carne.

Crear un verso es cual crear un hijo.
decirle: Hijo, hazme madre;
¡madre, verso, pasión, dolor activo,
transmigración de luz, fatiga de alba,
lento nacer y amanecer contigo!

Crear un verso es...

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

1.- TURISMO

A José Ferrer Canales, por fervores que a él
también debo. Junto a los indios en Quito, con
lágrima en conato de lava.

II

Yo vengo a padecer los cinturones
de latas y cartones con rendijas
para el monstruo del viento y de la lluvia,
para las ratas que persiguen el sueño de los niños
y apuñalan la pierna de sus días.

Espectrales rincones de alta zona,
basurero de celestes collares,
babélica vitrina de las hambres,
masiva arquitectura de los pobres,
donde el turista no reclina su vientre.

No, yo no he venido a embalsamar
el aire con los dólares
ni a convocar paladares
para una reunión de los relámpagos
en jardines de reyes, virreyes, caballeros...

Recolector de sales de la angustia,
cosechero de un vitral amargo,
quiero pulsar la sangre de los gritos,
fraguar nuevos estilos para el hombre.
viajero que se queda en otra arquitectura,
yo soy viajero de los callos del pueblo.

POESÍA SOCIAL

PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

2.- UN NOMBRE

(Hay un loco en mi pueblo que abre una
sombrilla bajo la luz del día - también la luz
le moja los cabellos- y tiene una reserva
atada a la cintura)


Me presento en callejones de niebla
con mi cintura anestesiada
de sombrillas colgantes:
campanas sin garganta.
Yo soy el parachoque que construyó la lágrima.
Deambulo entre los pobres para zurcir
las tristezas más negras de sus techos.
Yo soy la reconstrucción del escudo
contra el agua maléfica del mundo.
Yo llevo un arsenal de sombras
como muralla protectora
de la luz del hombre.
Voy, barbudo, por el mundo.
Voy, terroso, por la tierra.
Voy filtrando la ceniza del cielo.
Voy con la palabra guillotinada.
Tengo los ojos huidos de caminos interminables.
Voy, sin zapatos, calzando
de ilusión la cabeza del hombre.
Me llaman Sombrillita.
No me conozco de otro modo.
Hay como un oscuro murciélago
suspendido en mi cabeza
ya cansada de estos pies
por tanta piedra amarga endurecidos.
Un franciscano en hueso de abanico clausurado,
con un aire detenido de centurias.
La tiniebla del mundo congeló mi sonrisa.
Soy un inerme monje de convento ignorado.
Sólo me nace el pelo justo para rizar minutos.

Cont.

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JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

2.- UN NOMBRE

Cont.

Soy ya como una sombrilla de endeble varillaje.
Pretensos pilares de la noche que me encarpa la vida.
El cielo baja, negro, a mi cabeza.
La tierra sube, blanca, a mi cintura.
El agua llega, seca, a mi garganta.
Yo llevo las sombrillas.
Voy por caminos de niebla.
Me llaman Sombrillita.
Hay hombre-gato.
Hay hombre-toro.
Hay hombre-cabro.
Hay hombre-bala.
Hay hombre-hembra.
Hay hombre-dólar.
Yo soy hombre-sobrilla.
Yo soy el Sombrillita.
En este pueblo. En todos los pueblos.
En este barrio. En todos los barrios.
Todos lo dicen- Todos.
El árbol y la lluvia.
La flor y la montaña.
Los perros de los días.
Los gatos de la noche.
Hasta el búho a las doce del día.
Hasta el ruiseñor a medianoche.
La  mujer que se oculta
en sótanos de hambre.
El hombre que se agrieta
en el sismo alcohólico del pueblo.
El burgués de vientre embalonado.
La muchacha aérea con su traje blanco.

Cont.

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JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

2.- UN NOMBRE

Cont.

El anciano desde sus trincheras de arrugas.
Todos lo dicen. Todos. Todos.
Hasta loa niños dejando sus juguetes.
Me llaman Sombrillita.
Yo voy, yo sigo,
con mi sombría cintura de sombrillas
balanceando los tiempos.
Todos lo dicen. Todos.
Me llaman Sombrillita.
Sombrillita de un tiempo de agujeros
buscando un nuevo Zurcidor.
Me llaman Sombrillita.
Pantalón rojo, barba sucia, sombrilla flaca.
Mis ojos pagaron el rocío.
No hay hora central para mis huesos.
Mis flecos van zumbando oídos de la tarde.
Ya son pétalos secos las estrellas nacientes.
Pero todos siguen flagelando los aires
-¡esa implacable sed de apodos pueblerinos!
todos siguen llamándome Sombrillita.
Sombrillita. Yo soy, ya lo concedo,
el gran alfiletero de la lluvia
y hasta Dios espero que algún día
bajo su gran sombrilla
al llegar me reciba:
¡Llegaste Sombrillita!

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PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

3.- UNA JUGADA

Yo sólo fui,
despejándola gente
(esparpagen les dije)
en la altura del amino,
en perímetro de polvo,
a jugar un centavo.
No tenía otra cosa.
Y alguien gritó
viene la policía
y yo me levanté
en aquella tolvanera
de brazos en fuga,
(sublevación del polvo
en el recodo)
de piernas como ardillas.
diáspora de chambones
y pies descalzos
con siete cueros cuajados
desde la infancia,
en aquella tángana
de pavas histérica,
de cuerpos en tropel,
frente al águila azul
dl uniforme,
aleteando ferozmente,
erizo de rotenes,
provocando carrera
campesina,
Un contagio de pánico
me sisma la rodilla
y hay que apresurarse
levantándose,
forzando coyunturas.
pero me zarandeaban
uno y otros,
unos y otros me sacudían
los costados.
Me dan de un lado.
Me dan del otro.
Y el barranco cerca.
Y la guardia cerca.
Y el batey lejano.
Y yo ajorao.
Y yo corriendo.
Y mis flancos azotaos
por el tropel.
Me zarandean. Por este lado.
Por el otro. Diestra y siniestra.
Jodío jamaqueo.
Mis costillas eran
un bote a la deriva.
Y mis brazos dos remos locos.
Y mi sombrero atascao a mitad de ojo.

Cont.

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PUERTO RICO

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

3.- UNA JUGADA

Cont.

Y tuve que correr
(quién dijo el guardia viene)
con el desfleco
de mi vieja camisa
desoyendo el grito
de la correa.
Y dando tumbos
y más tumbos
en taludes del viento.
(Viene el guardia. ya pisa
los talones. Como culebra
de los sueños y una pared
al frente.)
Y el pito persiguiendo
dados sonámbulos,
unos jíbaros topos
con callos de miseria,
con ojos amarillos
por el barro.
Y todo por una jugada.
Esta carrera hirviente.
Por una jugada.
Este juyir al monte.
Por una jugada.
Una sola jugada.
Una sola.
Con un solo centavo.
Un centavito diache todo sucio.
Un chavito con hambre al mediodía.
Una perra sarnosa en mi bolsillo.
Una perrita prieta en sótano de tela.
Así es la vida.
La vida es ésa.
Una sola jugada.
Una sola.
Con un solo centavo.
Una perrita prieta.
Un oscuro chavito.
Un chavito mugriento
Una perrita .
Y algún día
amanece un chota
en el amanecer del pobre barrio
y llega el guardia
y llega el pito
y llega el viento
inflando el uniforme.
Se pierde la perrita.
Ya no se juega más.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)


A ti te gusta el mar

………………“Ahora creo que sé, Lolita
………………….por qué te gusta el mar”

A ti te gusta el mar
porque en sus olas
labradas en azules movimientos
hay algo de tu alma,
hay la nostalgia
de todos tus silencios.

A ti te gusta el mar
porque en sus juegos de agua
van tus sueños
a morir a la playa,
y en la espuma
se quedan tus recuerdos.

A ti te gusta el mar.
Como la vida,
tiene angustias y anhelos.
Nunca calla su voz de agua;
en la noche
siempre sigue gimiendo.

A ti te gusta el mar.
Es un enorme
corazón verdadero.
Hace cosas inefables que te dice
su palabra de viento.

A ti te gusta el mar
porque es la vida
que llevamos adentro.
Porque es la libertad
y es el eterno
rodar del pensamiento.

A ti te gusta el mar.
Mira su frágil
piel encendida
por la luz del cielo.
Es su labor de siglos
cada día
amanece más bello.

Así debes ser tú.
Mar de pureza.
Ola de sentimiento.
Cada vez como él
más iniciada
en la virtud de serlo.
Criatura para la muerte.

El mar me abandonó, yo estaba sola,
desde una soledad desconocida,
hecha de cuerpo de aire, desprendida
desde mi misma voz desoladora.

Busqué el regazo vivo de las aguas
luminosas de esperas intranquilas,
hasta donde llegaban mis pupilas
enterrando palabras y palabras.

Labré con mi dolor ola tras ola,
no encontré el mar para llenar mis ojos;
hundida en el silencio, los sollozos

me nacían del miedo de perderte
y yo fui al mar como una pobre
criatura de amor para la muerte.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)


HOY SOY FELIZ

Hoy soy feliz
como una flor abierta contra el cielo.
Como la libertad de las palomas
que remontan el vuelo.
Como la transparencia fluida y clara
del agua en el sendero.
Porque estuve contigo y en tu aroma
aspiré el mundo entero.
Azahar de la sombra y de la herida,
profundidad que quiero
hundida como un pozo en tu mirada
constelada de acero.
Tocada hasta los cálices del alma,
rozada hasta el primero
de los tiernos pistilos donde asoma
la soledad su anhelo.
Hoy soy feliz
como una flor abierta contra el cielo.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)



LA ROSA

Suavidad de hermosura que se abre a mis ojos
desde un mundo sagrado de fervor primitivo,
ardor que ofrece el raro misterio de lo ansiado
como sangre de Dios subida en rojo vivo.

Vuelo de ala y tibieza detenida y callada
que guarda en el contorno de su pura viveza
asomos del perfume secreto de la nada
con que hizo Dios la gracia de la virgen belleza.

Flor de Dios que fascina para asombrar mis ojos
y apresar en la imagen de sus pétalos rojos
el júbilo divino de la primera aurora.
Corazón ardoroso que habla al alma y lastima
y se escapa rendida con la gloria calllada
del silencio más bello que la tiene cautiva.

PUERTO RICO

GALLEGO, LAURA (1924)



MARCELA

Marcela, nombre fresco de mar.
La tierra mía, como tú, es una tierra descalza
con la cabeza tierna de frutas.
Algo resucitado
desde las frondas vivas
de laderas castañas
que ronda y llama suave contra mi corazón
desde una voz quimérica de estela de aire niño.
Siempre, siempre, mi patria campesina
te labra la caricia de un sueño,
como una hoja soñada
y esperada
y tenida en el tiempo
desde un calor de infancia natural y divino.
Algo de una muñeca de tierra, algo de un llanto,
eco de un viento leve que fue entonces amigo
limpio desde tu mar.
Marcela, nombre fresco.
Las palmeras te dicen desde su acento verde
de espuma verdearriba, siempre en tu calma azul.
Todo te cierra en globo de cristal desde lejos,
con muchas margaritas silvestres en la falda
y con muchas canciones de niña detenidas
en pájaros menudos de añoranza.

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

4.- POEMA A IRIS CHACÓN

I

Remueves la gelatina de tu cuerpo
en un vaso de música electrizada.
En ti danza la sangre
sus más crudos ardores.
¿Cómo no ver la vid en movimiento
si tu cuerpo convoca
el estremecimiento primitivo
de la tierra
en una geología
de fantasmas epilépticos?

¡Oh iris inquieta de la carne!
Quiebra de todos los colores
en sísmica irrupción de los ardores.
Tu ondulación histérica pulveriza merengues.
La miel enfurece ríos en tus cabellos.
Las serpientes flagelan todas las riberas.
Naufragio de balances en tu cintura.
El mundo borra sus cuatro puntos cardinales
en fatal desconcierto de la cartografía.

Propietaria de espaldas inatrapables,
tu movimiento diluye brazos y piernas
en frenesí de células quemantes.
Dislocamiento rector de los impulsos.
Se desmantelan todos los sosiegos
en la febril pantalla de los ojos..

Sacudimiento de las primeras aguas
en loca marejada
de senos, de caderas,
de frutales muslos,
donde la piel del mundo
se ha erizado
en eclosión oceánica del sexo..

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

4.- POEMA A IRIS CHACÓN

II

Plutónica efervescencia
de sentidos. Danzarina
de comarca tectónica,
¿en qué región habita
tu verdadero rostro?
¿Cómo localizar
en el desfile hirviente de tu cuerpo
una triste magnolia de estación solitaria?
¿Una embolia recóndita te fabrica su esquina?

Escultura de meteoros lúbricos,
semilla para el fuego,
imán de los furores,
enemiga de ellos
resorte hercliteano
válvula de fragores,
en ti todos los ríos se despeñan,
en ti se quema el fuego,
en ti celebran los volcanes
su concilio de lava.

Dime, ¿reposa alguna espiga
en la entraña de la serpiente?
¿Hay un junco naciente por cada cable alzado?
¿Recaptura la ola su espuma estremecida?
¿Descubrirá el remanso su raíz
en tu baile de embrujadas cortezas?
¿Cuándo dimitirán tus convulsiones
para que el mundo recupere su imagen?

JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA

B. ESCALA POPULAR

4.- POEMA A IRIS CHACÓN

III

Baile, baile, baile antillano.
Nuevo pigmento para los huracanes.
Resonancia de estrépito africano.
Crepitación del trópico en los poros.
De poniendo al oriente su contorsión de seda.
Antillas en espasmo de nuevas tempestades.
Torbellino de nervios girando en el Caribe.
Modalidad caribe del temblor de estos tiempos.

.
Para el tiempo caribe de tu cuerpo,
para tu baile de tronantes jarcias,
para el sensual tumulto de tus mástiles,
yo pido, Iris Chacón, una mirada tierna,
un vuelo sosegado de paloma,
una serena estela de capullos marinos,
una herida espacial de golondrina.


Para el tritón encabritado de tu baile,
yo estoy pidiendo, Iris, otros aires,
otras anclas para amarrar impulsos,
tranquilo cabo en una oscura dársena,
un menudo velero que regresa
a buscar su verdadero puerto,
el inocente aire de su rada
en la tranquila piel de su ciudad