SIGLO XIX
Sansón, José Plácido
España. 1815
Poeta hallado en Internet.
Su vida
José Plácido Sansón y Grandy nació en Santa Cruz de Tenerife el 4 de Octubre de 1815. Su padre, José Sansón, era de ascendencia francesa y su madre, Juana Grandy, de estirpe italiana. Su padre fue don José Bernardo Sansón Díaz y Freire, regidor decano del ayuntamiento de Santa Cruz, quién ostentó la alcaldía primero accidentalmente en 1814, y más tarde al se electo para desempeñar dicho cargo en 1818 y 1827. Su madre se llamó Juana Grandy del Castillo.
Tras aprender a leer y escribir, continuó ilustrándose en su hogar con su padre, a causa del cierre de la escuela a que asistía. A los diez años comienza a estudiar latín, aprendiendo el francés sin maestro. A los doce se matricula en la universidad de La Laguna.
Sansón, desde pequeño, tuvo una enorme pasión por la lectura, leyendo todo lo que caía en sus manos, en especial historias y novelas de la literatura francesa e inglesa.
A los catorce años escribe su primera tragedia en verso, que tituló Anacaona, en cinco actos, obra que a lo largo de su vida reescribiría cuatro veces, según iban cambiando y madurando sus gustos y orientaciones estéticas. Por esta época comienzan sus amores con su prima segunda, María de la Concepción Sansón, con quien se casaría en 1834, al tiempo que inicia su labor de poeta lírico.
A causa de la clausura de la Universidad de La Laguna, al igual que todas las universidades estatales, en Diciembre de 1829, tiene que interrumpir sus estudios de jurisprudencia, que reanuda en 1834, mas no sólo como alumno, sino que incluso llegó a dar clases de Lógica y de Moral el año de su licenciatura, por enfermedad del catedrático Dr. don Valentín Torres.
Durante 1837 y 1838 colabora en el El Atlante, primer periódico no oficial que se publica en Santa Cruz de Tenerife, fundado por don Pedro Mariano Ramírez y Atenza (2). En este último año escribe Elvira, drama romántico en tres actos y en verso, que es estrenado en el teatro de Santa Cruz de Tenerife en Enero de 1839. Asimismo, edita la obra Ensayo Crítico de las Obras de doña María de las Mercedes Letona del Corral, poetisa uruguaya nacida en Montevideo en 1803, y fallecida en Santa Cruz de Tenerife en 1831.
Se casó en 1834, sin el consentimiento paterno, con su prima María de la Concepción Sansón y Plassón, con la que tuvo cuatro hijos. Dos de los varones se llamaron Plácido y el otro Andrés. Plácido Sansón y Sansón, el primero de este nombre, falleció a los diecinueve meses de su nacimiento en diciembre de 1835. Andrés murió de tuberculosis a los veinticuatro años de edad cuando estudiaba ingeniería. De la hija, a la que llamaban familiarmente Concha, no hemos podido encontrar datos.
En 1841, Sansón colabora en el periódico santacrucero El Daguerrotipo, de tendencia moderada, y publica sus Ensayos Literarios, en dos volúmenes, comprendiendo el primero “Poesías” y el segundo tomo “Tragedias”: Anacaona; Aben-Hamet y Atreo y Tieste. A estos volúmenes seguirían otros dos: el tercero con Poesías de 1839 a 1841 y el cuarto con Dramas.
En 1842 se licencia en Derecho en la Universidad de La Laguna, habiendo obtenido siempre la nota de “sobresaliente” y comienza a trabajar como abogado. En esta época se ve seriamente alterada su salud, al sentirse afectado por un fuerte ataque de reumatismo, complicado más tarde con otra afección, enfermedad de la que se recuperaría, pero no sin serio menoscabo de su proyección profesional y peculio. Escribe el drama en verso y en tres actos Hernán Peraza, por encargo de la Sociedad Dramática de Santa Cruz, que no pudo ser representado porque ciertas enemistades de Sansón lograron que fuera calificado por las autoridades de “subversivo”. En este año redacta también, junto a Rafael Calzadilla (3), la Revista Isleña.
En 1843 es nombrado coasesor de Rentas, y recibe encomiásticas consideraciones del conocido poeta Alberto Lista sobre sus Ensayos Literarios. Entre otras cosas le expresaba: “Estos versos me han electrizado; y, a pesar de mis 68 años, han renovado en mi, si no el genio, porque los muertos no resucitan, el placer de sentir y admirar. Usted será un gran poeta, amigo mío. Este pronóstico le dejo en herencia, ya próximo al sepulcro. No imite usted a Byron ni a Víctor Hugo, poetas de cabeza, corazones prosaicos. Escriba usted por sí mismo; imite el lenguaje de Rioja y Calderón; usted tendrá un lugar distinguido y merecido en nuestro Parnaso”.
En 1844 es nombrado Fiscal, y en 1845, Consejero de Provincias. Este mismo año aprende por su cuenta, sin profesor, las lenguas inglesa e italiana, traduciendo luego a Shakespeare, Milton, Lord Byron, Bulwer y Petrarca.
En 1847 y 1848 forma parte de la redacción de La Aurora, semanario de literatura y artes publicado en Santa Cruz de Tenerife – publicación más importante del romanticismo canario – junto a José Desiré Dugour, Ignacio de Negrín, Carlos Guigou, etc., en cuyas páginas aparecerán numerosos trabajos suyos: poesías, críticas literarias, leyendas, estudios biográficos y traducciones.
El 15 de Junio de 1850 se embarcó para la Península, instalándose en Madrid, en la Calle del Olivo, y después en las de San Antón y Vergara, no regresando ya más a Canarias, algo de lo que se arrepintió muchas veces a lo largo de su vida.
En la Villa y Corte, de la mano de su amigo, el periodista y autor dramático, natural de Gran Canaria, Andrés Avelino de Orihuela, entra en contacto con los más famosos escritores y personalidades políticas de la época: Ventura de la Vega, Núñez de Arce, Antonio García Gutiérrez, Agustín Príncipe, Suárez Bravo, Guerra y Orbe, Eugenio Hartzenbusch, Eulogio Florentino Sanz, Cañete, Cea, Orgaz, Rodríguez Rubí, Ruiz Aguilera, García de Quevedo, Cánovas del Castillo, el Marqués de Tabuérniga, etc.
Traba amistad con el poeta José Selgas Carrasco y juntos, en unión de otros escritores como Florentino Sanz y Antonio Trueba, se reúnen en animada tertulia todas las noches en los cafés “El Príncipe”, “La Iberia” o “El Suizo”.
En enero de 1853 entra a formar parte como Secretario de la recién constituida Sociedad de Agricultura, Industria y Comercio, cuyo objeto era contribuir a fomentar la riqueza pública y particular de España, por medio de la cría de la cochinilla y del gusano de seda, asociación cuyo primer presidente fue don Agustín de Perales, secretario de la real cámara y estampilla de S. M. la Reina.
En 1854 publica un libro de poesías que intituló La Familia, dedicado a la memoria de Alberto Lista. Envía ejemplares de esta obra a Antonio Trueba y a la famosa poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, recibiendo elogiosísimas cartas de ambos.
En 1860, José Plácido Sansón ingresa como redactor en el periódico madrileño Las Novedades, de tendencia progresista, del que llegaría a ser director en 1868. En 1862, colabora en la Revista de Telégrafos, dirigida por su paisano Juan Ravina. Y en 1864, publica la segunda edición de La Familia, prologada por su amigo José Selgas. Escribió también para la Revista de Telégrafos.
En 1865, Sansón y Felipe Picatoste, que ya habían sido compañeros en Las Novedades, fundan y redactan la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. A esta publicación invitó Sansón a colaborar a Galdós.
Al año siguiente, colabora en el periódico de La Habana, Cuba, El Mencey, mientras lo dirigió el tinerfeño Ignacio Negrín López, con artículos para la sección denominada “Revista de Madrid”.
En 1869 toma parte en la redacción del Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, editado por Gaspar y Roig, en cuya portada apareció el nombre de nuestro biografiado. Interviene en la traducción de la Historia Universal, de César Cantú, publicada por el mismo editor, encargándose de la traducción integral de los tomos sobre Literatura y Arqueología, siendo también de su autoría el Índice General de la obra. Por esta misma época, fue redactor del periódico madrileño La Atlántida.
También en este año es nombrado Oficial de segunda clase del Ministerio de Fomento y Secretario del Gobierno Civil de Madrid. En 1871 recibe el nombramiento de Inspector de Hacienda, y en 1872, es designado Gobernador Civil de Ciudad Real.
José Plácido Sansón murió en Madrid, el 26 de febrero de 1875.
Su obra
José Plácido Sansón y Grandy es un autor de transición entre el neoclasicismo del siglo XVIII y el romanticismo del XIX. Su formación literaria inicial fue neoclásica, como reconoce en su autobiografía inédita. Más tarde, la lectura de las obras de Francisco Martínez de la Rosa La Conjuración de Venecia y Aben-Humeya, y, sobre todo, Lucrecia Borgia, le deslumbra, rindiéndose incondicionalmente a las nuevas ideas literarias del romanticismo.
José Plácido Sansón es el iniciador, junto a Ricardo Murphy y Meade (1814-1840), del romanticismo en la literatura canaria, estando considerado el máximo exponente de esta corriente literaria, y uno de los escritores más interesantes de todo el siglo XIX en las Islas Canarias.
Sansón escribió las siguientes obras: Anacaona, tragedia en tres actos y en prosa; Aben-Hamet, tragedia en tres actos; Atreo y Tieste, tragedia en cinco actos; los dramas La Noche de San Bartolomé, Zahuca (1835), Rodrigo (1836), María (1837), Elvira (1838), obra que se considera la iniciadora del romanticismo en Canarias; Una Mujer, Hernán Peraza, Tarde y a Tiempo y Víctima y Juez; la comedia Pobre Ciego; la zarzuela Tres para Una; la ópera seria Elvira; Jimena y Amor Conyugal, cuadros lírico-dramáticos; los libros de versos Poesías (tomo I y III de sus Ensayos Literarios, 1841), La Familia (1853), Ecos del Teide (1871), Flores del Alma y Ecos de Ultratumba.
También escribió la novela Herida en el Corazón (1872); Al Borde del Precipicio, comedia en prosa, y el estudio Ensayo Crítico de la Obras de doña María de la Mercedes Letona del Corral (1839). Además de refundiciones de algunas obras de otros autores, junto a las traducciones ya consignadas en esta biografía, tradujo del inglés Mary Eva, Maga de la Montaña e Hipatia y Calixta; y del francés Drama del 93 de Dumas, y parte de Los Miserables, de Víctor Hugo.
José Plácido Sansón y Grandy fue un apasionado del teatro y es considerado figura imprescindible a la hora de cualquier estudio del teatro canario del siglo XIX.
Su afiliación al Espiritismo
José Plácido Sansón y Grandy redactó en vida una autobiografía que permanece aún inédita – ya mencionada – en la cual deben encontrarse, sin duda, interesantes datos relativos a sus experiencias mediúmnicas e introducción en el Espiritismo, tal como se deja entrever en las palabras de uno de los máximos estudiosos de la poesía del siglo XIX en nuestras Islas, Sebastián Padrón Acosta, el cual tuvo la oportunidad de consultarla. Precisamente a datos extraídos de esa autobiografía se refiere este autor, cuando en su estudio titulado “Poetas Canarios del siglo XIX” (4), comenta lo siguiente: “José Plácido se contagia de las doctrinas espiritistas y se dedica a experimentos de ésta, impulsado por la insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de Sansón. José Plácido en Madrid, en 1851, en una sesión de espiritismo evoca el espíritu de Ricardo Murphy. Son interesantes las páginas en que se narra esta época de la vida de Sansón en la Capital de España”.
Resulta notable que Sebastián Padrón Acosta se refiera a esta afiliación espiritista de José Plácido Sansón y Grandy, siendo él sacerdote y sabiendo la opinión sostenida por la iglesia y sus jerarquías, salvo honrosas excepciones, sobre el Espiritismo, al que oficialmente habían catalogado de “doctrina satánica” y otras lindezas por el estilo. Este hecho viene a ser una palpable demostración de que tales convicciones constituían un elemento clave e imprescindible, para ubicar fielmente la vida y obra de este insigne poeta, dramaturgo y, en general, una de las figuras más destacadas de la vida intelectual canaria del siglo XIX, circunstancia que no se podía ignorar sin más.
Pero de todas formas, esa tendencia presente en numerosos estudiosos de la vida y obra de una serie de destacadas figuras de la historia, de soslayar intencionadamente la cercanía, sintonía o afiliación de esos personajes, a las ideas espiritistas, no está tampoco ausente en este autor, pues al consignar las obras escritas por Sansón se olvida, “curiosamente”, de incluir en su lista la obra poética espiritista Ecos de Ultratumba, recogida por Antonio Vizcaya Cárpenter en su excelente estudio Tipografía Canaria (5). ¿Será por falta de memoria o un acto más de “caridad cristiana” mal entendida? Por otra parte, el lenguaje empleado le delata: “(…) Se contagia de las doctrinas espiritistas…”. A pesar de que muchos lo quieran ver así, las ideas del Espiritismo no constituyen ninguna “enfermedad contagiosa”, peligrosa para la salud física y mental del ser humano, y sí, por el contrario, uno de los más grandes y trascendentales ideales de progreso, solidaridad y tolerancia gestados en el seno de la humanidad, portador de una enorme capacidad transformadora para el ser humano.
No disponemos de información para poder determinar de manera fehaciente la fecha de la redacción de Ecos de Ultratumba.
Según las informaciones de las que hasta el momento disponíamos, la corriente de interés en torno a los fenómenos psíquicos y mediúmnicos – que comenzó en los Estados Unidos de Norteamérica a raíz de la manifestaciones que tuvieron por escenario la casa de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York, las que, subsiguientemente, se propagaron como un reguero de pólvora por todo el ámbito territorial de ese gran país, llegando a Europa de la mano de diferentes médiums norteamericanos que realizaron diversas “giras” por el “Viejo Continente” – había tenido su más temprano eco en España con la creación de un núcleo de estudios en la ciudad de Cádiz.
Esto lo documenta Jaume Casanova Abellán en su excelente trabajo “Desarrollo Histórico del Espiritismo en España. Figuras Relevantes en España: José Mª Fernández Colavida”, publicado en la revista Flama Espírita, editada por el “Centro Barcelonés de Cultura Espírita”. Así, en su número 7, correspondiente a los meses de Mayo y Junio de 1982, se dice: “La primera noticia que hemos encontrado en relación a una antigua Sociedad con este objeto – el estudio de la fenomenología mediúmnica, conocida entonces con el término general de “Nuevo Espiritualismo” -, es en Cádiz, en 1855, disuelta luego por la Autoridad Civil a petición de la eclesiástica, siendo la primera que publicó un libro de espiritismo antes de que se conociera este vocablo: “Luz y verdad del Espiritualismo, Opúsculo sobre la exposición verdadera del fenómeno, causas que la producen, presencia de los espíritus y su misión”. Su fecha data de febrero de 1857, dos meses antes de que se publicara “El Libro de los Espíritus” de Allan Kardec. Lo condenó el Prelado y ante su palacio se hizo el primer auto de fe con los ejemplares secuestrados. (El Criterio Espiritista -1869-, revista de la Sociedad Espiritista Española, dirigida por el Vizconde de Torres Solanot, lo reprodujo en sus columnas)”.
Pero es que incluso antes, en 1854, ya se publicaron en Cádiz dos pequeñas obras sobre el asunto, la primera llevó por título “Las Mesas Danzantes y Modo de Usarlas. Respuesta de los Espíritus a Preguntas que se le sometieron mediante la Tiptología”. En el prefacio del folleto se cuenta como se descubrió el fenómeno de las mesas parlantes y el modo de usarlas, y luego se transcriben una serie de comunicaciones de los espíritus obtenidas entre finales de 1853 y comienzos de 1854 en Cádiz por este medio.
Este folleto y los hechos que en ella se explican fueron comentados por Kardec en el número de abril de 1868 de la Revue Spírite.
El segundo folleto, también impreso en Cádiz en 1854, que se publicó adjunto como apéndice a la obra “Mancomunidad, vista sintética sobre la doctrina de Carlos Fourier”, de Hipólito Regnaud (Imprenta de la Revista Médica), llevaba por título “Explicación psicológica sobre las mesas parlantes. Confirmación de la teoría cosmogónica de Carlos Fourier y de su sistema de asociación sacada por medio de dichas mesas”, con el subtítulo: “Moral y Amor divino”.
Pero, tal como hemos recogido en párrafos anteriores, vemos que ya en 1851 existía en Madrid un núcleo donde se experimentaba la comunicación mediúmnica con los espíritus, núcleo al que asistía José Plácido Sansón, y donde en cierta ocasión se invocó el espíritu de su querido amigo y poeta Ricardo Murphy y Meade. Por lo tanto, ésta viene a ser la fecha más temprana documentada hasta el momento, de la introducción de los estudios mediúmnicos del Nuevo Espiritualismo, preludio inmediato de lo que luego serían los contenidos espiritistas, en España, dato desconocido hasta ahora.
El poeta Ricardo Murphy y Meade (1814-1840), muerto a muy temprana edad a causa de la tuberculosis, al igual que su hermano y también poeta Patricio, fue compañero de estudios y amigo inseparable de Sansón, unidos por sus ideales literarios y la amistad más cordial, que nunca se extinguió. A él dedicó Sansón el primer tomo de sus Ensayos Literarios, publicado en Santa Cruz de Tenerife en 1841, con las siguientes palabras: “Tú, joven poeta, a quien una enfermedad horrorosa ha arrebatado del mundo, tu viste nacer casi todas las composiciones de este primer volumen, tú las corregiste aplicando a su análisis el gusto delicado con que te dotó el cielo, si algún mérito encierran, a ti te lo deben; recibe, pues, donde quiera que te halles, el homenaje puro que te rinde, dedicándotelas, la amistad del que te llorará eternamente. José Plácido Sansón”.
Como referimos anteriormente, Sebastián Padrón Acosta expresa, siguiendo las informaciones recogidas en la citada “Autobiografía” inédita de Sansón, que fue la “insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de Sansón”, lo que llevó a éste a iniciarse en las prácticas y estudios mediúmnicos. Padrón dice incorrectamente “espiritistas”, pues por entonces tal palabra no había sido creada ni dotada de contenido, labor que le correspondería a Hypollite León Denizard Rivail, más conocido, tras la publicación en 1857 del Libro de los Espíritus, con el pseudónimo de Allan Kardec. Fue este investigador quien codificó la Doctrina Espiritista y creó el vocablo que la identifica, dándole un definido carácter que es a menudo ignorado por multitud de comentaristas, aplicándolo no sólo inapropiadamente sino, lo que es más grave e injusto, en un sentido totalmente opuesto del que le dotó su creador.
Dejando a un lado algunas consideraciones que nos sugiere el lenguaje y el tono empleado por Sebastián Padrón Acosta en el anterior párrafo, a fuer de ser exactos hemos de decir que Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864), había nacido en Los Llanos de Aridane, Isla de La Palma, y era licenciado en Jurisprudencia por la Universidad de Sevilla. En 1852 se doctora en Madrid, convirtiéndose en Catedrático de Economía Política de la Escuela de Comercio y del Real Instituto Industrial de Madrid, a la vez que se adhiere a la escuela económica en auge por aquel entonces: la librecambista.
Benigno Carballo era amigo de Sansón y si en ese momento estuvo interesado en las investigaciones psíquicas y la comunicación con los espíritus, derivadas del auge del Nuevo Espiritualismo, no creemos que conservara dicho interés posteriormente, o por lo menos no disponemos de ningún dato o indicio que nos lo haga suponer. De todas formas, resulta verdaderamente curioso que Carballo estuviese en París en Agosto de 1857 -a donde había viajado para estudiar la organización de la enseñanza en el país galo, especialmente las de naturaleza técnica, una de sus grandes preocupaciones-, coincidiendo con la marejada de interés suscitada tras la publicación de la primera edición de El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec en abril de ese mismo año, obra que se había convertido entonces en lo que hoy llamaríamos un “best-seller”. ¿Llegaría Benigno Carballo a conocer El Libro de los Espíritus durante su estancia en la capital francesa en el verano de 1857?.
Más tarde, esta amistad entre Sansón y Carballo se vería, en cierta forma, comprometida a causa de rivalidades políticas que mantenían al importante grupo de estudiantes canarios y más tarde notables intelectuales y políticos, residentes por aquel entonces en Madrid, en facciones divergentes, estando Sansón y Luis F. Benítez de Lugo, Marqués de la Florida, progresistas, en el sector opuesto al que se adhería Carballo, el liberal. Este conflicto tuvo su expresión más clara en la polémica desencadenada tras la retirada del Marqués de la Florida de la redacción de Las Canarias, revista dirigida por Carballo, aparecida en Abril de 1863.
Las convicciones espiritistas de José Plácido Sansón, se documentan también en la asidua correspondencia que mantuvo con el Marqués de La Florida. En sus cartas, se dirigía a él en estos términos: “Frère en spiritisme, adieu!”. Marcos Guimerá Peraza comenta que por esta misma correspondencia “se conoce que Manuel Alonso Martínez, al que cita con frecuencia, era también espiritista” .
En un artículo del Vizconde Torres Solanot incluido en el Almanaque del Espiritismo para 1873, que publicó la revista madrileña El Criterio Espiritista, titulado “Movimiento Espiritista en España”, se alude a José Plácido Sansón y a su obra poética de inspiración espiritista, cuando comenta las últimas producciones espiritistas que estaban saliendo a la luz en España: “…Y lejos de agotarse con esto el movimiento literario, prepáranse obras nuevas para ser muy pronto publicadas; y ya la poesía dramática, ya la lírica, en producciones de Hurtado y de Sansón; ya el estilo sencillo y ameno de los “Cuentos”, de Corchado, ya el correcto y grandilocuente de las obras que escriben los médiums Bassols y Suárez, ya, por fin, otros libros próximos a su terminación, aportan su contingente al Espiritismo, haciendo presagiar que en España, lo mismo que en el extranjero, seguirá en progresión creciente el movimiento Espiritista”.
El argentino Florentino Barrera, escritor e historiador del movimiento espiritista recoge en su folleto “Auto de Fe de Barcelona” (edición del autor. Buenos Aires, Argentina, 1980), lo que sigue en relación al protagonista de este artículo:
“Salvando de un injusto olvido, que por causas que ignoramos se encontraba sumido, rescatamos para los primeros puestos al poeta y escritor José Plácido Sansón, autor de “Poesías Espiritistas”, Madrid, 1865, al que Kardec hiciera referencia en la revista; también es el autor de “Andrés ” y “Apéndice a La Familia”, prologado por Joaquín Huelbes Temprado”.
Tenemos fundadas sospechas de que “Poesías Espiritistas”, obra a la que alude Florentino Barrera, y “Ecos de Ultratumba”, que mencionamos atrás, serían en realidad no dos distintas, sino una única obra; es decir, el primero de los títulos vendría a ser realmente el subtítulo de la segunda. Por tanto, si nos atenemos a este dato, esta obra vio la luz en 1865.
Lo cierto es que ya en la segunda edición del poemario “La Familia” (Madrid, 1864) se incluyen un conjunto de poemas de nítida vinculación al ideario espiritista. Ocurre así en poesías como Esposa y Madre, El Espíritu de Luisa, ¡Ruega Dios!, ¡No me ames tanto!, ¡Intercede por mí!, El Ángel Custodio, Simpatías de Ultratumba, Misterio, Lo Invisible, Por qué no Muero, Éxtasis, Fortitudo o El Amigo Invisible.
José Plácido Sansón y Grandy, notable poeta romántico, apasionado dramaturgo, figura destacadísima de la intelectualidad canaria del siglo XIX y pionero del Espiritismo en España y en las Islas Canarias: personalidades de tal valía intelectual y moral engrandecen el ideal que representan y son expresión del tipo humano que contribuye a crear el ideario, la ética y la práctica de la Doctrina Espírita.
NOTAS
1) La familia Sansón se había establecdo en la isla de Tenerife a comienzos del siglo XVIII en la persona del alférez de milicias Cristóbal Plácido Sansón, hijo de Olivier Sansón y Marguerite Legoux, ambos originario del puerto bretón de Saint Malo
2) Pedro Mariano Ramírez y Atenza nació en Murcia en 1799. Había llegado a Santa Cruz de Tenerife en 1831, como Oficial del Gobierno político de la provincia de Canarias. En 1841 fue Síndico segundo del Ayuntamiento de Santa Cruz, cargo en que cesó por haber sido elegido Diputado provincial por la Isla de La Palma en ese mismo año. En 1842 salió elegido Diputado a Cortes por Canarias. Fue Académico de la de Bellas Artes de Santa Cruz, al menos desde 1850; Secretario (en 1837) y Director (en 1866) de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife; vocal por la Orotava de la Junta de Agricultura y vicepresidente de ella en 1854. En 1872 fue Gobernador Civil de Canarias. En 1882 fue nombrado hijo adoptivo de Santa Cruz. Murió en esa capital en 1886.
Fue también el fundador y dueño hasta 1857, de la Imprenta Isleña, la más importante establecida en Canarias en el siglo XIX.
3) Notario, político republicano y destacado masón, nacido en Santa Cruz de La Palma en 1846.
4) Colecc. Biblioteca Isleña, vol. III. Ed. Aula de Cultura de Tenerife, con el concurso del Instituto de Estudios Canarios. Santa Cruz de Tenerife, 1966.
5) Tipografía canaria, de Antonio Vizcaya Cárpenter, Colección Bibliografías Canarias, Nº 2, editado por el Instituto de Estudios Canarios, 1964.
6) Esta información no es exacta, lo que es disculpable porque es muy fácil caer en esta confusión. Manuel Alonso Martínez (Madrid, 1827 – Burgos, 1891), al que se refiere el historiador canario, inició su actuación política en el Partido Progresista. Durante el reinado de Isabel II ocupó, en diversos gobiernos, las carteras de Fomento, de Gracia y Justicia y de Hacienda. Sin embargo, su labor de gobierno realmente importante, que le da la talla de eficaz legislador, se produce a partir de 1874, cuando vuelve a ser titular del Ministerio de Gracia y Justicia. Presidió la comisión encargada de redactar la Constitución de 1876. Reorganizó el Partido Liberal, dando origen al Fusionista. Con Vega de Armijo constituyó el grupo parlamentario llamada “del reloj”, porque sus miembros ocupaban los sitios debajo del reloj que hay en la sala de sesiones, grupo caracterizado por su decidida oposición a Cánovas. Nuevamente Ministro de Gracia y Justicia en el Gabinete Sagasta (1881), volvió a serlo en el primer gobierno de la regencia de doña María Cristina. Su gestión en el ministerio dio como resultado la promulgación del Código Civil, la Ley de la Imprenta, el establecimiento del juicio oral y público en las causas criminales, la fundación de tres laboratorios de medicina legal -Madrid, Barcelona, Sevilla-, como instrumentos auxiliares de la investigación judicial; estableció las separaciones de las jurisdicciones civil y criminal en las Audiencias de Madrid y Barcelona y presentó a las Cortes los proyectos de la Ley del Jurado, de Reforma del Código Penal y de Implantación del Matrimonio Civil. Fue presidente de la Academia de Legislación y Jurisprudencia y miembro de la de Ciencias Morales y Políticas.
Digo que es fácil caer en esta confusión porque el espiritista era otro “Alonso Martínez”, un poco menos famoso, nos referimos a su hermano Ángel, pintor y fotógrafo, reconcido como uno de los grandes introductores de la fotografía en España, que fuera miembro de la Sociedad Espiritista Española de Madrid, fundada por Alverico Perón (Enrique Pastor y Bedoya), y muerto cuando era Vicepresidente de la misma en 1868.
7) Tingüaro fue un notable guerrero guanche, hermano del “mencey” (rey) aborigen Bencomo, del territorio de Taoro, en la isla de Tenerife, que se destacó en la defensa de su tierra contra los conquistadores españoles, siendo uno de los principales artífices de la mayor derrota que estos sufrieron en todo el proceso de conquista de las Islas Canarias, en la famosa batalla del Barranco de Acentejo, dada el 31 de Mayo 1494.
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