CUBA
JUAN MARINELLO ( 1898 - 1997 )
ECURED
Juan Marinello Vidaurreta. Político y notable intelectual cubano. Doctor en Derecho Civil y en Derecho Público, poeta y brillante ensayista. Participó en la Protesta de los Trece, fue miembro del Grupo Minorista y del Movimiento de Veteranos y Patriotas.
Combatió los gobiernos de Alfredo Zayas, Gerardo Machado y Carlos Mendieta, por lo que sufrió prisión y exilio. Militante comunista desde muy joven, presidió el Partido Unión Revolucionaria y el Partido Socialista Popular. Fue delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, representante a la Cámara, Senador de la República, vicepresidente del Senado y candidato presidencial a las elecciones de 1948.
Después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, sus actividades contra la dictadura de Fulgencio Batista lo llevaron a prisión en varias ocasiones.
Tras el triunfo de la Revolución fue Rector de la Universidad de La Habana, embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Perteneció al Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965 hasta su muerte.
Síntesis biográfica
Nació en el pequeño poblado de Jicotea, provincia de Villa Clara. Sus padres fueron Felio Marinello Fábregas, español, y Juana Vidaurreta y del Valle, cubana.
- Infancia y juventud
Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Santa Clara. Pasó después a la Universidad de La Habana, donde obtuvo los títulos de doctor en Derecho Civil como alumno eminente, en Derecho Público y en Filosofía y Letras. A principios de 1920 amplió sus estudios en la Universidad Central de Madrid.
A su regreso colaboró con el líder estudiantil Julio Antonio Mella en el movimiento por la Reforma Universitaria, y junto a este y a Rubén Martínez Villena en la creación de la Universidad Popular José Martí (La Habana, 1923-1927).
Se vinculó a la vanguardia juvenil intelectual que emergió a la vida pública entre los años 20 y 30, período que él llamó la década crítica, en la que ocurrieron importantes acontecimientos, entre ellos, la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista.
- Labor pedagógica
La labor de Marinello como pedagogo fue extensa y abarcó varios países. Ejerció como profesor de Literatura cubana y en el Instituto de Idiomas Moderno de la Universidad de La Habana; de Lenguaje, Literatura española y Cubana en la Escuela Nacional para Maestros de La Habana. En México impartió clases de Historia del Arte en la Escuela Normal de Maestros de México, fue profesor de Literatura Hispanoamericana de la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de México en 1933 y 1936, y de Literatura Iberoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras, de la misma institución.
Además, Marinello ocupó importantes posiciones en organismos internacionales: miembro permanente del jurado internacional de los premios Lenin por la Paz, presidente del Coloquio Internacional José Martí en la Universidad de Burdeos, y vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO.
Representó al Movimiento Cubano por la Paz en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana en 1962. En enero de 1965 integró la delegación de nuestro país al Coloquio sobre Literatura Latinoamericana celebrado en Génova, Italia.
Como embajador y delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, participó en sus conferencias generales de 1964, 1966, 1968 y 1970, y tomó parte en el Coloquio sobre Lenin convocado por esa organización internacional, efectuado en Tampere, Finlandia, en abril de 1970.
- Trayectoria política
En su condición de patrocinador del Congreso Mundial de la Juventud de Vassar College, asiste a sus sesiones, y en 1939 representó al Partido Unión Revolucionaria en el Congreso de las Democracias de Montevideo. Presidió después, en Buenos Aires, la Conferencia Continental de Ayuda a España. En Chile, fue declarado Huésped de Honor de la Alianza de Intelectuales, con la adhesión de la Universidad de Santiago y de los Partidos del Frente Popular.
Presidiendo el Partido Unión Revolucionaria Comunista, fue electo, representándolo, delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, y fue allí su líder. El mismo año resultó electo candidato de su partido a la Alcaldía de La Habana y, dos años más tarde, representante a la Cámara. Presidió además la Comisión de Enseñanza Privada del Consejo Nacional de Educación y Cultura (1941), en la que desarrolló una intensa campaña nacional a favor de una enseñanza cubana y progresista. Dirigió el Partido Socialista Popular desde 1944 hasta su disolución. En las elecciones de junio de ese año fue electo senador por la provincia de Camagüey, y en 1946 ocupó la vicepresidencia del Senado.
Fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Socialista Popular en 1948.
Político de paz
Juan Marinello Vidaurreta planteó:
"El intelectual no puede dejar de ser político, sin que por ello tenga que dedicarse, primordialmente, a la política, porque eso depende también de las facultades personales".
Aproximarse al pensamiento y acción de una figura como Marinello conduce, desde la perspectiva teórico conceptual, a investigar y valorar el reconocimiento de sus ideas, su aporte ideológico, matizado por su carácter reflexivo, revolucionario, marxista –leninista y martiano, que tuvo la oportunidad de desarrollar.
Su militancia en el PCC más que una concesión de la élite de poder, representó una gran conquista del movimiento revolucionario nacional e internacional, que veía ahora una de sus más caras aspiraciones materializadas, la legalización de un partido político marxista – leninista de los trabajadores.
El periódico Hoy, desde su fundación, constituyó una trinchera de las masas populares en su combate y papel en la socialización del Marxismo-Leninismo y contribuyó de manera significativa en la formación del sentimiento antiimperialista e internacionalista del pueblo cubano. Fue un fiel exponente de nuestra prensa revolucionaria de la historia cubana. Su activa participación en la práctica política, lo convierte en un hombre de acción, que hace de la política y la ética una unidad inseparable.
Sentó las bases para la distinción entre la política, como expresión de la cultura, y la cultura de hacer política. Su pensamiento marxista–leninista le permitió articular las tradiciones revolucionarias de Martí, desde una perspectiva diferente. La cultura política que poseyó le permitió utilizar los recursos literarios para plantear los intereses y necesidades del pueblo cubano.
Activo militante comunista, forjador de la unidad como elemento decisorio y estratégico para aprovechar espacios políticos, sin hacer concesiones de principios. Su valía pasa por la extensa obra escrita, llena de conceptos, ideas y valoraciones que lo distinguen por poseer el don de la contemporaneidad, elemento altamente valioso en la dimensión cultural sin dejar de mencionar que al unísono están sus cualidades de líder innato de los oprimidos, defensor de las causas justas e incansable luchador por la independencia no sólo de Cuba, sino de América.
Sujeto que se convierte en actor socializador del principio de la unidad como prerrequisito en la revolución cubana para la genuina democracia humanista. La política la utilizó como incesante gestión patriótica, creación espiritual. Formó parte activa de la vanguardia intelectual y política.
En él confluyen el pensamiento martiano, marxista-leninista que promulga en cada espacio político. Devela en Martí la visión totalizadora de su pensamiento no solo para los cubanos sino para América Latina y Europa. Maestro de la ética revolucionaria, al pronunciar sus discursos respetaba la diversidad de opiniones expresadas planteadas, aunque no la compartiera. Sentó las bases de la cultura de hacer política. Revolucionó el arte y la política.
Incansable luchador antimperialista como parte de las luchas por la independencia nacional. Aprovechó todos los espacios políticos para socializar las ideas emancipatorias y revolucionarias. Su visión le permitió utilizar alternativas en las nuevas condiciones, para reconocer hasta donde debía pronunciarse y conciliar, sin renunciar a los principios, que no son negociables.
La década del 40 y 50 estuvo matizada por eventos que trascendieron los marcos de nuestra territorialidad, pero que de una manera u otra influyeron en la impronta de sus actores políticos. Se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, cuya causa fundamental fue la lucha por un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas y el afán de aplastar el socialismo triunfante en la URSS. Se enfrentaban dos grandes bloques, el eje fascista liderado por Alemania y el antifascista por la URSS. En esta guerra se vieron involucrados casi todos los países del mundo. La obra de marinello continúa creciendo, particularmente la referida a Martí, logrando revelar su raigal humanismo y exponerlo como totalidad trascendente.
En 1959, con el triunfo de la revolución, el comunista humanista sexagenario se integra en cuerpo y alma a la obra de la Revolución. En ella ve realizado los ideales por los que había trabajado durante toda su vida. Gran parte de su actividad la pone en función de la lucha por la paz, como portador de la Cuba socialista. Preside el Movimiento cubano por la paz y la soberanía de los pueblos. Trabaja con Fidel Castro en la reorganización de la vida partidista del país, ocupa la Rectoría de la Universidad de La Habana; actúa como Embajador y Delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, entre otras tareas importantes.
Juan Marinello promotor y líder de las luchas en este período y en constante enfrentamiento con el régimen gobernante en una de las tantas ocasiones que denunció la injusticia al pueblo para desenmascarar a la clase dominante expresó:
"…Lo que nosotros queremos es lo mismo que asienta Engels en las últimas páginas de su libro insigne: el mantenimiento de la unión singular entre el hombre y la mujer, pero perfeccionada, limpia de los vicios que la sociedad capitalista les contamina. Y no podrá limpiarse de esos vicios mientras la sociedad esté organizada capitalísticamente. De ahí que el socialismo sea la mejor defensa del matrimonio verdadero"
Se aprecia en Marinello su concordancia con el pensamiento martiano, puesto de manifiesto en su actividad y proyección antiimperialista y en su eterna lucha por lograr la equidad entre los cubanos en busca de la libertad y la paz, como condición suprema, así como librar a Cuba de los gobiernos títeres, que sólo piensan en satisfacer sus problemas individuales y del gobierno americano.
Representó al Movimiento por la Paz de Cuba en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana, Marinello comprendió que la unidad es el elemento mediador que centra al hombre como máxima preocupación. La promulgación de su pensamiento humanista, visionario y renovador constituyó la alternativa política que unido al accionar políticos se convirtieron en estrategia para resolver los problemas acuciantes de Cuba y de América.
"Pero ese carácter universal de la lucha por la paz está –y el caso de nuestros pueblos lo evidencia indiscutiblemente-, asentado en las luchas nacionales. Entendemos la lucha por la paz como una batalla decisiva por la soberanía de cada uno de nuestros pueblos. Así, al paso que cumplimos nuestro deber patriótico, trabajamos por un mundo mejor. Mientras damos a la lucha por la paz el indispensable ámbito universal, combatimos a los causantes de nuestras desdichas nacionales."
Aquí se han recordado unas palabras admirables de José Martí:
en todos los problemas, el porvenir es la paz.
Y el problema que ahora se ventila es precisamente, el de la paz. Asegurar a la paz es asegurar el porvenir. También nuestros pueblos han hecho suya la causa de la vida. Y la vida es siempre invencible por los que son dignos de honrarla con su valor y con su coraje.
En el pensamiento evolucionista de Marinello se evidencia su esencia humanista que sentó pautas en el ejercicio del poder político, vinculado a su ideología marxista–leninista, en la búsqueda de justicia y ética revolucionaria.
"Debe quedar definitivamente aclarado en este Congreso que la lucha por la paz es la lucha por nuestra soberanía, por nuestra libertad, por nuestra democracia, por nuestra justicia y por nuestro progreso. La lucha contra la guerra está tan unida, como hemos visto, a nuestra suerte colectiva, que no podemos entenderla como algo ocasional, transitorio y efímero. La lucha por la paz es la primera tarea y la primordial reivindicación de los pueblos del mundo; pero para nuestras patrias latinoamericanas significa, además, la vía irrenunciable para lograr nuestra liberación política y económica. Decir que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo ellos quieren el bienestar de América. Y no es así. Nuestra liberación importa al liberal y al conservador, al católico y al protestante; formar en las columnas de la paz no es ceder a la acción de un partido sino cumplir un deber patriótico y humano. Y como nuestro Continente está poblado de millones de hombres y mujeres de sentimientos humanos y generosos, la movilización por la paz es invencible."
Raúl Castro, al referirse a Marinello y lo que representó para el proceso revolucionario expresó:
"Pero, casi no hay que decir que una Revolución como la cubana no alcanzaría su singular magnitud si no obedeciese al dictado primordial de su tiempo, la instauración de la sociedad socialista.
"Ha sido un hombre de su tiempo, porque ejerció su alta estatura intelectual y su fina sensibilidad artística, como Rubén Martínez Villena, sinceramente ajeno a vanidades y reclamos; porque se mantuvo siempre fiel a su propia obra, y como en ella, no pugnaron nunca en su conducta el mérito con la modestia, los honores con la humildad.
De él puede decirse que encarnó las cualidades a las que nos convocara el compañero Fidel al concluir su Informe al I Congreso del Partido cuando exhortó a «que la honestidad más absoluta, la fidelidad sin límites.
Durante la Revolución presidió la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales; fue designado rector de la Universidad de La Habana, en la que realizó la reforma universitaria, y fundó la Facultad Obrero-Campesina "Julio Antonio Mella". Fue presidente del Movimiento Cubano por la Paz y Soberanía de los Pueblos, de la Mesa Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1977.
Trayectoria revolucionaria
A su regreso de Madrid colaboró con el líder estudiantil Julio Antonio Mella en el movimiento por la Reforma Universitaria, y junto a este y a Rubén Martínez Villena en la creación de la Universidad Popular José Martí (1923-1927). Se vinculó a la vanguardia juvenil intelectual que emergió a la vida pública entre los años 20 y 30, período que él llamó la década crítica, en la que ocurrieron importantes acontecimientos, entre ellos la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista.
En 1923 fundó y dirigió junto con Martínez Villena la Falange de Acción Cubana, y forma parte de la dirección del Movimiento de Veteranos y Patriotas en unión de Mella y Martínez Villena. Participó en la Protesta de los Trece de la Academia de Ciencias contra un mundo de corrupción administrativa del gobierno de Zayas, y fue procesado junto con sus compañeros.
Muerte
Muere el 27 de marzo de 1977 en La Habana, Cuba.
Obra
Fundador y vicepresidente de la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1926), integró el Grupo Minorista, que en 1927 publicó una declaración contra el clima político imperante y la dependencia imperialista. En ese año contrajo nupcias con María Josefa Vidaurreta y del Canal.
Marinello creó, dirigió o colaboró en importantes publicaciones progresistas latinoamericanas y europeas, como la Revista de Avance (1927-1930), de gran significación en la vida cultural, y el periódico La Palabra, vocero de las masas trabajadoras cubanas. Fue uno de los editores de la revista Masas, órgano de la Liga Antiimperialista de Cuba, así como de Venezuela, Libre, periódico que luchó contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Fundador de la revista Mediodía, de notable influencia en la política nacional. Editó, con un grupo de escritores revolucionarios, la revista Mensaje, en la época de la dictadura de Batista, y colaboró en La Carta Semanal, periódico clandestino de los comunistas cubanos, durante la misma etapa.
Combatiente contra la dictadura de Machado, Juan Marinello Vidaurreta cumplió condena de seis meses de prisión en el presidio de la antigua Isla de Pinos, y la misma dictadura lo obligó a asilarse en México. Del regreso del exilio, se reintegró a las tareas intelectuales y políticas.
Doctorado en Filosofía y Letras y profesor del Instituto de Lenguas Modernas de la Universidad de La Habana, se incorporó a la manifestación estudiantil de 1930 en protesta contra el régimen de Machado. Fue detenido y acusado de instigador. En 1932, después de la muerte de Mella, presidió la Liga Antiimperialista. Asimismo, presidió el Primer Congreso Internacional Contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo, celebrado en La Habana en 1934.
En febrero de 1935 fue condenado con sus compañeros de la dirección de la revista Masas a seis meses de prisión, que cumplió en el Castillo del Príncipe de La Habana. Libertado, sufrió otro exilio en México, donde trabajó por nueve meses como periodista y profesor.
En 1937 pronunció el discurso inaugural en el Congreso de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y forma parte de su directiva. Viaja a España presidiendo la delegación cubana al Congreso Internacional de Intelectuales por la Defensa de la Cultura, preside la sesión de apertura en Madrid y pronuncia el discurso inaugural en representación de los Escritores Latinoamericanos.
De regreso en Cuba, desarrolló una intensa labor a favor de la República Española, viajando a New York, donde tomó parte en actividades de solidaridad con el pueblo español.
Obra literaria
Liberación: poemas (1927).
Juventud y vejez (1928).
Sobre la inquietud cubana (1930).
Americanismo y cubanismo literarios(1932) Poética
Ensayo en entusiasmo" (1933).
Momento español" (1937).
Actualidad americana de José Martí (1945).
Martí, escritor americano" (1958).
Meditación americana" (1959).
El pensamiento de Martí y nuestra Revolución Socialista(1962).
Contemporáneos (1964).
Creación y Revolución (1973).
Reconocimientos y Condecoraciones
Recibió importantes condecoraciones y reconocimientos de instituciones culturales, académicas y docentes, entre ellas: Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas de la Universidad Carolina de Praga en 1963, la medalla Federico Joliot-Curie de Oro y Plata por diez y veinte años de militancia en el Consejo Mundial de la Paz y la Orden Caballero del Águila Azteca de México, entre otros.
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