CUBA
SAMUEL FEIJOO (1914 -1992)
ISLAS, 56(175): 9-17; enero-abril, 2014
«BETH-EL», a medio
siglo de su edición
definitiva
EDELMIS ANOCETO VEGA
"Beth-el habla con la boca innumerable y definitiva de un
Dios que tal vez no existe. Ante él se rompen los arco iris
y las enredaderas. Todos deberían arrodillarse ante una
manifestación así."
CARILDA OLIVER LABRA.
CONT.
Como mismo sucede con T. S. Eliot cuando advierte en los
ismos de la lírica inglesa una aberrante desviación de la verdadera
tradición europea, y se inserta de manera directa —casi
inescrupulosa— y sin pérdida de tiempo en el legado de Dante,
Shakespeare y los textos bíblicos, dialogando con estos en sus
propios versos, para Feijóo «Es ya sabido que el asunto central
no consiste en descubrir nuevas novedades sino verdades […]
cuando existe revelación de forma certera sobre crepitación íntima
universal de signos sangrantes […]».8 Cuando el sanjuanero
habla de «el otro capitalismo», refiriéndose no al sistema social
sino a la consabida hegemonía ejercida por la ciudad capital sobre
el resto del país —y que se extiende hasta nuestros días—,
está planteando un tema crucial para su proyección cultural.
Lo que percibimos como una queja ante el dominio de la capital
supone en algún lugar de su trasfondo una actitud de automarginación
—con su cuota de marginación—, una vía de subversión
y ruptura que trasciende la territorialidad y dispara con
fuerza la figura de Feijóo fuera de toda lógica de pensamiento
cultural, artístico y estético. Es evidente que intuye en lo folk, en
lo rural y en la tradición popular una energía inapresable, y en
ella toda la fuente de su creación. Se desencauza, se descontamina
más bien, para buscar nuevos yacimientos, «oro en la
loma», allí donde mejor se dan las expresiones puras y espontáneas
del hombre. Esta posición implica las relaciones centro/
periferia, exceso/frugalidad, culto/popular, etcétera, y condiciona,
cual filosofía de vida, toda la obra de este creador.
Pero lo folk, lo rural y la tradición popular no le son, como
fenómenos, materia prima para objeto de análisis científico, son
para Feijóo modos de ser, pues en este poeta, narrador, ensayista,
periodista, fundador de revistas y grupos artísticos, pintor,
dibujante, editor, compilador, traductor, humorista, fotógrafo,
promotor, conferencista… el acto de la creación es la existencia
misma. Por ello pudo decir en su nota introductoria a Cuerda
menor: […] el joven fascinado por el primor arbóreo de la isla,
totalmente cogido y maravillado por su naturaleza bella, realizando
indefenso aún, un destino de poeta joven, por la brisa, el
paisaje, las aguas, el espumajo de la luz, albas y ocasos, con el
canto tantas veces ingrávido en sus entrañas.(9)
Es «menor» la cuerda, y no se duda en tener el adjetivo en el
título, porque más que minimizar, engrandece; porque parte de
esa casi niñez ingenua y humilde, un estado sin pretensiones
cultas o intelectualoides que echa abajo las concepciones tradicionales
del arte y sus sistematizaciones. La relación ser/medio
se dinamiza —y se simplifica— en la medida en que no es el
poeta ante, en, con, para, desde, dentro o a través del paisaje y
sus elementos. El poeta, «totalmente cogido», es él mismo naturaleza,
y crea naturaleza.(10)
En la misma Cuerda menor escribe más adelante: «Y la acordada
música en su diaria salida. Y el pensamiento, el entusiasmo,
la imaginación, el duelo sordo y airado de la pobreza, y el
arte y la agonía».(11) Lo escribe sin verbos, pues no se trata de
decir aconteceres, no se trata de lo anecdótico, sino de registrar
aquello que lo hermana al medio, donde se halla en armonía
sinérgica la vida toda, cuerpo y espíritu, pobreza, arte, amargura…
existir allí es la mejor forma de significar.(12) Y allí mismo:
«Los hombres mortales pueden, más que el pájaro, el agua y las
frondas, cantar. Y, como los inocentes cantores de la naturaleza,
señalar un destino sin esterilidad». ¡Destino sin esterilidad!
Ahora debemos preguntarnos si no es esta una respuesta
hiperaunténtica ante los vacíos estereotipos culturales de nuestra
actualidad.
CONT.
NOTAS:
(8) Samuel Feijóo: (1949), p. 9.
(9) Samuel Feijóo: Cuerda menor (1937-1939), Edición definitiva, Editora
del Consejo Nacional de Universidades, Universidad Central de Las Villas,
1964, p. 7, 157 pp.
(10) Esta idea responde a un pensamiento filosófico muy actual. Si el
hombre es naturaleza, también lo ha de ser su obra, y ambos han de
estar en equilibrio en aras de evitar la destrucción.
(11) Samuel Feijóo: Cuerda menor (1937-1939), p. 10.
(12) Heidegger nos dice en este sentido: «La vida humana no es algo
así como un sujeto que ha de realizar alguna hazaña habilidosa para
llegar al mundo. El ser ahí, entendido como ser-en-el-mundo, significa
ser de tal manera en el mundo que este ser implica manejarse en el
mundo; demorarse a manera de ejecutar, de realizar y llevar a cabo,
y también a manera de un contemplar, de un interrogar,
de un determinar considerando y contemplando. El ser-en-el-mundo
está caracterizado como un “cuidar”». Martin Heidegger: El concepto
del tiempo, traducción y notas de Raúl Gabás Pallás y Jesús Adrián
Escudero, Editorial Trotta S.A., 1999, [s. p.], conferencia pronunciada
ante la Sociedad Teológica de Marburgo, julio de 1924, Biblioteca Digital
del Instituto Cubano del Libro, documento pdf
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