por Pascual Lopez Sanchez Jue Ene 20, 2022 11:12 pm
SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)
MANOJO DE ROSAS
SIGLO XVII
42. Condesa de Benavente ( Primeros años del S. XVII - ?)
Doña Antonia de Mendoza {la divina. Antandra),
Condesa de Benavente, nació, tal vez en Sevilla,
en los primeros años del siglo xvii. Túvola por
hija, fuera de matrimonio, y de una señora
calificada, el tercer Marqués de Montesclaros,
D.Juan Manuel de Mendoza y Luna, el cual, por la
temprana capacidad de que dio muestras y por los
servicios que prestó en 1596 siguiendo con su
compañía de lanzas á Portugal al Príncipe Felipe
III en su jura, y en 1599 asistiéndole en las bodas
de Valencia, fué nombrado «en edad floridas asistente
y Capitán general de la ciudad de Sevilla, de donde
pasó más tarde, primero al cargo de Virrey y Capitán
general de Nueva España, y después del Perú. Durante
estas ausencias crióse bizarramente Doña Antonia; y
habiendo heredado, como con los hijos del amor de
ordinario acontece, los talentos de su padre y sus
aficiones poéticas, al regresar viudo éste en 1617 de
Lima, hallóla en todos los esplendores de la pubertad.
Intereses de familia obligaron á Montesclaros á contraer
segundas nupcias con su sobrina Doña Luisa Antonia de
Portocarrero y Mendoza, sevillana también é hija del
Conde de Palma, Don Luis; mas no pudiendo desamparar á
su hija natural, la introdujo en Palacio en la servidumbre
de la Princesa Doña Isabel de Borbón, después Reina, de
quien Doña Antonia fué dama, así como de Doña Mariana de
Austria, segunda mujer de Felipe IV. Ni las gracias, ni la
cuna, ni el talento le habían proporcionado un marido en
razón de las circunstancias de su vida, hasta que en 1648,
«de bien madura edad,» como se dice en las Cartas de los
jesuítas, tomóla para sí en segundas nupcias D. Juan
Francisco Alfonso Piínentel, décimo Conde de Benavente.
No fué este enlace del agrado de los hiios del Conde; pero
lo fué de los Reyes, que celebraron las bodas en Palacio
y fueron padrinos de los contrayentes, otorgándose por
este matrimonio al Conde el Toisón de oro y la llave de la
Cámara, 4.000 ducados de renta por dos vidas, 3.000 por dos
vidas y 3.000 por una, además del cuento de maravedís y de
los 1.000 ducados para sayas que era costumbre dar á las da-
mas que se casaban en el servicio de las Reales personas.
Respecto á este matrimonio, el P. Everardo Neidthard, en sus
Memorias inéditas, dice que enloqueció tanto á la corte de
Madrid el casamiento de Felipe IV con Doña Mariana de Austria,
que en su celebración, y por agradecimiento á la parte que
tomaron las damas con la señora Infanta y las meninas en la
representación, de El nuevo Olimpo, que por regocijo de aquel
suceso el 21 de Diciembre de 1647 se ejecutó en Palacio,
habiéndolo escrito adrede D. Gabriel Bocángel y Unzueta,
determinó el Rey casar á Doña Antonia de Mendoza con el Conde
de Benavente; á Doña Ambrosia de Moscoso y Córdova con el
Conde de Palma; á Doña Juana de Velasco con el Conde de
Chinchón, y á Doña Beatriz de Haro con el Conde de Aguilar.
Doña Antonia de Mendoza habia sido muchos años la musa
inspiradora de la Real casa; las agudezas de su ingenio eran
proverbiales, y, entre otras, se celebró mucho la que tuvo,
como atestigua Gracián, en cierta recreación de Palacio,
cuando dijo:
El galán que me quisiere,
Siempre me regalará;
Porque de él se me dará
Lo mismo que se me diere.
Había escrito mota y comedias y su fama literaria traspasó
fuera de la atmósfera palatina. El Dr. Benito López Remón así
lo dijo al dedicarle, en 1629, la descripción de Las fiestas
de la Merced (Madrid, por Juan González), celebradas aquel año,
desde el 21 de abril hasta el 8 de Mayo, en el Convento de aquel
nombre, y para las que «el peregrino ingenio» de Lope de Vega
escribió la comedia de la Vida de San Pedro Nolasco, que Roque
de Figueroa representó ante S. M.
Algunas poesías de Doña Antonia de Mendoza se hallan en la
Biblioteca Nacional, Sala de MSS., A/-83, juntamente con las
de otros dos poetas domésticos de Palacio: Doña Luisa Enriquez
y D. Jaime Manuel, hermano del Duque de Maqueda. Doña Antonia
de Mendoza lloró en sentidos versos la pérdida de la Marquesa
de San Román, «que murió moza y recién casada, y era muy hermosa
y discreta, lastimando su muerte á la corte» (fol. 70). Se
ignora el año de la suya.
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