Aires de Libertad

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

https://www.airesdelibertad.com

Leer, responder, comentar, asegura la integridad del espacio que compartes, gracias por elegirnos y participar

Estadísticas

Nuestros miembros han publicado un total de 1065130 mensajes en 48375 argumentos.

Tenemos 1587 miembros registrados

El último usuario registrado es José Valverde Yuste

¿Quién está en línea?

En total hay 447 usuarios en línea: 6 Registrados, 1 Ocultos y 440 Invitados :: 2 Motores de búsqueda

Amalia Lateano, José María, Juan Martín, Liliana Aiello, Maria Lua, Ramón Carballal


El record de usuarios en línea fue de 1156 durante el Mar 05 Dic 2023, 16:39

Últimos temas

» CLARICE LISPECTOR II ( ESCRITORA BRASILEÑA)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:47 por Maria Lua

» CECILIA MEIRELES ( POETA BRASILEÑA)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:41 por Maria Lua

» MARIO QUINTANA ( Brasil: 30/07/1906 -05/05/1994)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:40 por Maria Lua

» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE (Brasil, 31/10/ 1902 – 17/08/ 1987)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:38 por Maria Lua

» Stéphan Mallarmé (1842-1897)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:36 por Maria Lua

» Luís Vaz de Camões (c.1524-1580)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:33 por Maria Lua

» VICTOR HUGO (1802-1885)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 09:31 por Maria Lua

» Rabindranath Tagore (1861-1941)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 08:37 por Maria Lua

» Khalil Gibran (1883-1931)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 08:33 por Maria Lua

» Yalal ad-Din Muhammad Rumi (1207-1273)
Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- EmptyHoy a las 08:28 por Maria Lua

Noviembre 2024

LunMarMiérJueVieSábDom
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930 

Calendario Calendario

Conectarse

Recuperar mi contraseña

Galería


Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty

2 participantes

    Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 46954
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 12 Feb 2023, 07:37

    .


    Luis Alberto de Cuenca  (Madrid, 29 de diciembre de 1950)​ es un poeta, filólogo, helenista, traductor, ensayista, columnista, crítico y editor literario español. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Traducción (1989) y el Premio Nacional de Poesía (2015). Es académico de número de la Real Academia de la Historia,​ académico de la Academia de Buenas Letras de Granada,​ vocal del Real Patronato del Museo del Prado​ y miembro del jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras.​ Es un declarado católico.

    Biografía

    Educación

    Tras formarse en el Colegio del Pilar de Madrid, dejó en segundo curso los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para iniciar en la Universidad Autónoma de Madrid los de Filología Clásica, donde se licenció en 1973 y se doctoró en 1976, sendos grados con premio extraordinario.​ Ha señalado como sus maestros a dos profesores de la Universidad Autónoma de Madrid: el latinista Antonio Fontán y el helenista Manuel Fernández-Galiano, director de su tesina, sobre Calímaco de Cirene, y, posteriormente, de su tesis, que trató sobre el poeta helenístico Euforión de Calcis.

    Investigación literaria en el CSIC

    Su producción científica se ha concentrado, sobre todo, en la traducción y edición crítica de obras de la literatura occidental cuya cronología varía del II milenio a. C, hasta el s. XX. Más bien alejado de las corrientes metodológicas más recientes, su actividad filológica se ha volcado en la divulgación y su perspectiva hacia las obras que estudia, siendo erudita, es más artística que académica, más transversal que especializada.

    Como traductor, ha traducido textos en griego clásico, latín clásico, latín medieval, francés medieval, provenzal, catalán, francés, inglés, alemán, y entre otros, a autores del mundo clásico grecolatino, como Homero, Eurípides, Calímaco, y del medievo europeo, como Geoffrey de Monmouth, Guillermo de Poitiers, Chrétien de Troyes, Marie de France, Charles Nodier y Gérard de Nerval. En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario, texto latino de autor anónimo del siglo X. Esta faceta de su trabajo filológico se mezcla con su obra artística en tanto que sus traducciones aspiran a integrar lo "literal" y lo "literario".

    En el ámbito de la ecdótica, ha editado críticamente, entre otros, a Euforión de Calcis, Eurípides, Calderón de la Barca, Juan Boscán, Gabriel Bocángel, Agustín Pérez Zaragoza, Rubén Darío y Enrique Jardiel Poncela.

    Como editor literario ha dirigido las colecciones Ámbitos literarios (de poesía, narrativa y ensayo), de la Editorial Anthropos; Selección de Lecturas Medievales, de Ediciones Siruela; y La cabeza de Medusa, de Mondadori. Desde enero de 2009 dirige la Biblioteca de Literatura Universal, primero en Espasa y a partir de 2015 en Almuzara.

    Funcionario de carrera, con la categoría de "profesor de investigación", del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con puesto adscrito en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en el que ha sido jefe del departamento de Filología Grecolatina y director del Instituto de Filología (1992-1993), así como director del Departamento de Publicaciones del CSIC (1995-1996) y director de la revista Arbor. Revista de Ciencia Pensamiento y Cultura​ (2012) editada por el CSIC.​ Su dirección de la revista duró solo unos pocos días, debido a debate sobre la inclusión de articulistas no preparados (vinculados al Opus Dei) y por la disminución del índice h de la publicación durante su breve mandato como gestor.​ Se publicaron también textos retóricos sobre diversos temas sin evidencias científicas, lo que contribuyó a la devaluación de la revista.​ Fue sustituido por José Luis García Barrientos.

    Carrera política en la gestión cultural

    En la Administración General del Estado ha ocupado los cargos políticos de libre designación de Director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000), de cuyo Patronato fue nombrado Presidente en 2015, y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004), siempre durante los gobiernos del Partido Popular.

    En octubre de 1997, siendo director de la Biblioteca Nacional de España, promovió junto al entonces director del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa, la creación de la Fundación Biblioteca de Literatura Universal (BLU), con los objetivos fundacionales de la edición, complementaria de las ediciones comerciales, de una colección de obras de autores clásicos de otras lenguas junto a la revitalización de autores en lengua española,​ y la realización de otras actividades encaminadas a destacar el valor del idioma español como lengua universal de cultura.​

    De su actuación como Secretario de Estado de Cultura cabe destacar la estimación del gremio de historietistas para la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.

    Estilo

    En su poesía se funden el estudioso y el creador, sin que ninguna de las dos facetas corrompa a la otra. A través de sus poemarios, Luis Alberto de Cuenca nos ha ido entregando lo que se ha llamado en la poesía española contemporánea una «poética transculturalista»: una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, en ocasiones desenfadada, en la que lo transcendental convive con lo cotidiano y lo libresco se engarza con lo popular. Usa la métrica libre y la tradicional. Haciendo suya la expresión que utilizó para definir su poesía, el poeta y crítico José Luis García Martín, Luis Alberto de Cuenca etiqueta la segunda etapa de su obra poética como línea clara, en referencia al estilo de comic europeo cuyo ejemplo más conocido es la serie de Tintín del autor belga Hergé. Excediendo su propia obra, de Cuenca ha ido dando visibilidad a otros poetas bajo esta misma denominación, como en la sección "Línea clara" que dirigió en Nueva Revista. Quizá los poetas coetáneos con los que mayor afinidad estilística y personal haya tenido sean Miguel d'Ors, Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista y Jon Juaristi. En su concepción de la poesía se reconoce principalmente deudor de la Antología Palatina, aunque también de Catulo, Guillermo de Aquitania, Petrarca, Garcilaso de la Vega, Francisco de Aldana, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Becquer, Ruben Darío, los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges y Juan Eduardo Cirlot.

    Quizá su poema más conocido, leído con cierta frecuencia en bodas y que ha sido objeto de exámenes de selectividad es «El desayuno».

    Además de su obra como poeta, ensayista y filólogo, hay que destacar su faceta de letrista musical; suyas son algunas de las letras más conocidas del grupo de rock la Orquesta Mondragón. Gabriel Sopeña ha puesto música a una selección de más de treinta de sus poemas, cuya primera entrega interpretó Loquillo en su disco Su nombre era el de todas las mujeres, editado en octubre de 2011.

    Parte de su obra ha sido traducida al francés, alemán, italiano, inglés y al búlgaro.

    ( Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alberto_de_Cuenca )


    *


    Algunos poemas de Luis Alberto de Cuenca:


    De Elsinore, 1972:


    PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
    DE PROPERCIO DE ASÍS

    Lo que passò ya falta; lo futuro
    Aun no se viue; lo que estè presente,
    No està, porque es su essencia el mouimiento

    GABRIEL BOCÁNGEL Y UNZUETA

    Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
    oscuros, imprecisos, niebla pura,
    cincha, brida y espuelas. No profanes
    el mástil del amor, la arboladura

    del deseo, la ofrenda de los manes,
    con la triste verdad de tu locura,
    cosmética, veneno, miel, divanes
    y el perfume letal de la lectura.

    Conocerás un puente de cuchillos,
    la brisa del instante, el terciopelo
    remoto como el torso de una diosa.

    Sudor frío de muerte, tenues brillos
    de Cintia envuelta en luminoso velo,
    y, al fin, la presencia de la rosa.



    EVOCACIÓN DE FRANCISCO SALAS,
    COSMÓGRAFO

    No olvidaste jamás la impenetrable claridad de aquella tarde.
    Llovía y navegaban hacia el Sur los navíos con algo de tristeza en las miradas:
    las cariátides de proa, suaves y melancólicas como una antigua canción,
    y las vinosas llanuras del recuerdo en la voz áspera del contramaestre.

    Tierra firme y rojiza, patíbulos hirsutos, fortalezas insomnes de Basse-Terre,
    como espectros surgidos de la más ambiciosa ghost-story;
    alineados delfines, disciplinadas orcas en el pulcro despacho de Levasseur,
    y un viejo cielo añil entreverado de ángeles vudú.

    Te alimentabas de cazabe y de naipes entonces,
    revolvías en tu cabeza la idea del suicidio,
    y el deseado cargamento de mujeres francesas no llegaba a alcanzar las costas de tu isla.

    Amigo de los desolados octubres,
    pensabas un acantilado de esquirlas azuladas y de secretos.
    Rumbo a Jamaica todos los hombres son iguales:
    arabescos de encaje en las camisas de lino puro,
    desnudo el pecho selvático, risueño el corazón;
    la furia de los vientos apresada en el istmo por argonautas holandeses,
    sobre lujosos alambiques marinos destilando la Historia.

    Dibujaste simbólicos desdenes de piedra, de cristal,
    ensenadas umbrías, altivos promontorios de silencio.
    Era triste el lamento de tus pinceles en la bahía,
    como una expedición a Maracaibo (sable desnudo, pólvora,
    ese antiguo clamor resucitando la belleza del instante
    con la fatalidad de los oráculos imprevistos).

    Apenas llego a distinguir el perfil de tu críptica escritura.
    No hay patente de corso que permanezca siempre.
    El timón acelera los pulsos de tus sienes:
    sólo queda morir de fiebre o de alegría en las heladas playas del misterio.




    De Scholia (1978):


    RUMBO A LONDRES, EL CONDE DRÁCULA
    RESUCITA UN PASADO SENTIMENTAL

    Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisal
    de mi propio deseo, encadenado
    y libre como el ancla entre sus limos.
    Aquí, ferviente explorador de gozos.
    No temas, cuerpo mío, arquitectura
    sumergida, ciudad imaginada.
    Gusta breve solaz, toca su lumbre,
    admira su contorno, prevalece.
    Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra,
    no hay heraldo que horade tu silencio
    con dulce, memorable, dulce canto.
    No hay heraldo. Detente, alado brillo
    del sueño, resplandor de los cobardes.
    Oscura vida, ven, y tus panoplias
    de soledad nocturna, tus escudos
    heráldicos, tu faz de terciopelo,
    cristal anochecido del abandono.
    Ven, oh tú, palpitante enredadera
    de destrucción y plenitud, oh vida.
    Y no la selva familiar, ni el húmedo
    contacto de tu quilla con la proa
    del mar, no el espolón entre los senos
    me ofrezcas, artificio o salvación
    final, sí deslizante carabela,
    submarino solar y travesía
    nostálgica y feliz, hermosa y triste,
    lejos de Transilvania, de los ojos
    tan suaves, del cabello, de las manos
    que tanto amé y se han ido para siempre.



    LA DAMA DE BOSTON

    Aquella vieja dama del estólido Boston
    —el rictus de moaré, las manos de penumbra-
    triste expone a la noche la prisión de sus labios
    (alacranes dormidos tiemblan en las alcobas
    soñando su marfil en tiernas pesadillas).
    Amó y expuso a lentos trineos el futuro,
    jamás quebró las arpas de la hospitalidad,
    y celebró en la helada frente de sus recuerdos
    la fúnebre liturgia de unos ojos vacíos.
    No diré más. Los años devoran la memoria
    como dulces pirañas de olvido. Es el rescoldo
    que precede a la muerte, la luminaria última.
    Boston. Brilla en la sombra un coágulo de plata.
    Silencio. El ave sorda de la melancolía.



    ALICIA LIDDELL ABANDONA EL PAÍS DE LAS
    MARAVILLAS PARA CONTRAER MATRIMONIO

    Un pastel en los labios, un olvido
    con nata en la memoria de la frente.
    De chocolate y oro la pendiente
    del seno, las ardillas del vestido.

    La bizarra silueta de un bandido
    en los ojos. La imagen balbuciente
    del aquel primer amor, su negligente
    porte de adolescente forajido.

    Fresas y soledad en las mejillas,
    celofán de los hombros, tulipanes
    de brisa y risa y mar y tierna veda

    de minúsculos tigres, o abubillas
    al acecho de fieros gavilanes.
    El cremoso susurro de la seda.



    IDILIO

    Dice la dama: «El frío ya no hiere mi cuerpo.
    Llega una primavera que no funde la nieve
    ni licúa los ríos. Primavera de brazos
    y músculos y sables y dentelladas dulces.
    Bajo un cálido sueño masculino me olvido.
    Y en mi olvido se olvidan mis doncellas y el mundo,
    lo que fui y lo que soy, mi nombre y sus aristas.»

    Él: «Comienza en tus ojos un combate sin tregua.
    Vencida, eres el fuego. Victoriosa, la llama.
    Nunca el crimen sagrado me pareció tan bello.»



    AGAG DE AMALEG

    I Samuel 15, 1-35


    Agag, rey de Amaleq, fuerte guerrero,
    recién vencido -y perdonado- dijo
    para sí, arrodillando las palabras,
    como quien rinde culto a la derrota:
    "Se alejó la amargura de la muerte."
    Poco tiempo después, la daga curva
    de Samuel trazaría en sus costados
    el signo de la cólera divina,
    profuso manantial de sangre noble.
    Y del brillo mortal de aquella frase,
    solemne funeral de la esperanza
    y de la fe, no quedarán destellos
    en las antologías: Todo es humo.




    De Necrofilia (1983):


    CÓMO TE DEFIENDES DE

    Cómo te defiendes de mí.
    Cómo resistes,
    desde la torre de la ausencia,
    agitando el pañuelo para siempre,
    sin forma ni color,
    humo tan sólo,
    aérea y rígida en tu nube,
    diciendo adiós al mundo y a mis brazos,
    muerta y levísima.
    Cómo te defiendes de mí.
    Cómo, al fin, me derrotas
    y me sepultas, también a mí,
    en la tumba sin flores del olvido,
    donde mis huesos no conozcan
    la senda de tu cobardía.



    LA VELA


    Una vela es el deseo.
    Está encendida. Ilumina
    la habitación. En los muros
    hay desgarraduras viejas.
    La vela baila. Se cierne
    sobre el espacio. Divide
    la sombra en dos. El deseo
    tiene pulmones de cera.
    Y es el ahogo. Las cosas
    bajo llave. Las palabras
    no dichas. Burbujas. Brillos.
    Alas rotas. Labios muertos.
    O tu pecho: todo es cera.
    Siempre en luz. Sobre el silencio
    extiende su brasa el ojo.
    Las paredes tienen grietas,
    salpicaduras recientes.
    Y ellos se alejan. Ignoran.
    No saben qué hacer. No saben
    dónde esconderse. Son otros.
    Sombras de la misma vela.



    De La caja de plata (1985):


    AMOUR FOU

    Los reyes se enamoran de sus hijas más jóvenes.
    Lo deciden un día, mientras los cortesanos,
    discuten sobre el rito de alguna ceremonia
    que se olvidó y que debe regresar del olvido.
    Los reyes se enamoran de sus hijas, las aman
    con látigos de hielo, posesivos, feroces,
    obscenos y terribles, agonizantes, locos.
    Para que nadie pueda desposarlas, plantean
    enigmas insolubles a cuantos pretendientes
    aspiran a la mano de las princesas. Nunca
    se vieron tantos príncipes degollados en vano.

    Los reyes se aniquilan con sus hijas más jóvenes,
    se rompen, se destrozan cada noche en la cama.
    De día, ellas se alejan en las naves del sueño
    y ellos dictan las leyes, solemnes y sombríos.



    LA TRISTEZA

    Cuando Shakespeare murió, ya estaba triste.
    Cuando la Armada naufragó, mis ojos
    habían naufragado ya en su daño.
    A Marlowe lo enviaron al infierno
    y ya mi corazón estaba roto.



    EL REGRESO

    Vengo de desertar en Bouvines o de pelear en Midway,
    vengo de la victoria o de la cobardía.
    No sé si estoy buscando un cuerpo o si necesito un amigo,
    si vengo a provocar un duelo o si vengo a evitarlo.
    Puedes recibirme en tus brazos o no reconocerme.
    A mi alrededor todo es sombra o un perfil demasiado concreto.
    He venido a matarte o a morir a tus manos.



    LA HERIDA

    Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosa
    verdad, ni el rostro amargo de la duda,
    ni este incendio en la selva de mi cuerpo
    que amenaza con no extinguirse nunca,
    ni la terrible imagen que golpea
    mis ojos y tortura mi cerebro,
    ni el juego cruel, ni el fuego que destruye
    esa otra imagen de armonía y fuerza,
    ni tus palabras, ni tus movimientos,
    ni ese lado salvaje de tu calle,
    impedirán que encienda en tu costado
    la luz que da la vida y da la muerte:
    tarde o temprano sangrará tu herida,
    y no será momento de hacer frases.



    LOCA

    "Calla y escucha -dije-. No se trata
    sólo de ti; se trata de mi vida.
    Te sacaré de aquí. Vendrás conmigo."
    Respondió: "Pero tú no me conoces."
    "No te conozco a ti. Tú a mí tampoco.
    Sólo tienes que hacer lo que te he dicho.
    Hasta mañana." Dije. Abrí la puerta.
    "Debes ser tú quien está loco", dijo.
    Y desde su galaxia me miraba.



    SOBRE UN TEMA DE J. M. M.

    No quiero ser feliz. Estoy enfermo
    de haberlo sido tanto. Me fastidia
    que la gente me quiera y que los dioses
    me protejan. Renuncio a ser el centro
    de las fiestas y a todos los poderes
    que el dinero y la sangre proporcionan.
    No quiero verte al lado, en la cabina
    de mi coche, dorada y sonriente,
    previendo mis deseos más ocultos.
    No me divierte ya que mis amigos
    celebren la blancura de tus manos.
    Detesto las victorias, y los viajes
    al más allá, y la daga del ingenio,
    y el amor, y el jardín de la alegría.
    Quiero la opacidad y la tristeza
    que da el dolor, y la desesperanza.
    Me está matando tanta dicha junta.



    LA PESADILLA

    Javier ha decido suicidarse.
    Elige hacerlo lejos de su casa,
    donde los muebles no le reconozcan
    y no le hablen de Marta las paredes.
    Viaja al azar por una carretera
    que se prolonga demasiado. Sabe
    que no habrá viaje de regreso y nunca
    volverá a repetirse aquel tormento.
    Se acaba el combustible, y su automóvil
    se detiene a un kilómetro de Burgos.
    Va a pie hasta la ciudad y se dirige
    al mismo hotel donde nos hospedamos
    Alicia y yo. Recuerdo su llegada:
    su palidez, las manos ateridas
    con que estrecha las mías en la puerta
    del ascensor, camino de su cuarto.
    Ya está en la habitación, ya la ponzoña
    traga con avidez, el bebedizo
    que lo rescatará de los desdenes
    de Marta, del amor que lo destruye.
    Mientras tanto, anochece. Alicia baja
    a tomar una copa y yo me quedo
    solo en la oscuridad, medio dormido.
    Y sueño que Javier se está matando,
    y que llego a su alcoba y me recibe
    a tiros y me dice que me vaya
    al infierno, y yo llamo a un camarero
    a quien Javier acierta, y luego a otro,
    y parece que va a seguir cargándose
    a todo aquel que intente reducirlo,
    pero el veneno avanza por sus venas
    y la conciencia de Javier se nubla,
    y suelta la pistola, y cae al suelo,
    y vomita la vida en un espasmo
    final sobre la alfombra del pasillo.
    Llega entonces Alicia y me despierta
    con dulces, largos besos de borracha,
    y me quita la ropa y me pregunta
    por qué tengo los ojos tan abiertos,
    y no le digo nada, y nos amamos
    duro, como en Ampurias, en agosto
    del 80, y naufragan mis temores
    en el mar de sus dientes y sus uña.




    De El otro sueño (1987):


    LA DESPEDIDA

    Mientras haya ciudades, iglesias y mercados,
    y traidores, y leyes injustas, y banderas;
    mientras los ríos sigan vertiendo su basura
    en el mar y los vientos soplen en las montañas;
    mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
    y el sol salga y se ponga, y los hombres se maten;
    mientras alguien regrese, derrotado, a su cuarto
    y dibuje en el aire la V de la victoria;
    mientras vivan el odio, la amistad y el asombro,
    y se rompa la tierra para que crezca el trigo;
    mientras tú y yo busquemos el medio de encontrarnos
    y nuestro encuentro sea poco más que silencio,
    yo te estaré queriendo, vida mía, en la sombra,
    mientras mi pecho aliente, mientras mi voz alcance
    la estela de tu fuga, mientras la despedida
    de este amor se prolongue por las calles del tiempo.



    MAL DE AUSENCIA

    Desde que tú te fuiste, no sabes qué despacio
    pasa el tiempo en Madrid. He visto una película
    que ha terminado apenas hace un siglo. No sabes qué lento
    corre el mundo sin ti, novia lejana.

    Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo,
    que pudre el corazón tanta melancolía,
    que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil,
    que parezco un ejemplo de subliteratura.

    Pero tú te has llevado mi paz en tu maleta,
    los hilos del teléfono, la calle en la que vivo.
    Tú has mandado a mi casa tropas ecologistas
    a saquear mi alma contaminada y triste.

    Y, para colmo, sigo soñando con gigantes
    y contigo, desnuda, besándoles las manos.
    Con dioses a caballo que destruyen Europa
    y cautiva te guardan hasta que yo esté muerto



    SONJA LA ROJA

    Los querías tanto a los héroes,
    tanto soñabas con sus compañeras,
    que te parecía imposible
    que fuesen sólo emblemas o símbolos
    para explicar el mundo.
    ¡Cómo quisieras que tuviesen ojos,
    labios y dientes, piernas, brazos!
    Y, sobre todos, ella,
    la que viene de lejos para velar tu sueño,
    la que triunfa y se marcha,
    Sonja la Roja, la rival de Conan.



    LA MALCASADA

    Me dices que Juan Luis no te comprende,
    que sólo piensa en sus computadoras
    y que no te hace caso por las noches.
    Me dices que tus hijos no te sirven,
    que sólo dan problemas, que se aburren
    de todo y que estás harta de aguantarlos.
    Me dices que tus padres están viejos,
    que se han vuelto tacaños y egoístas
    y ya no eres su reina como antes.
    Me dices que has cumplido los cuarenta
    y que no es fácil empezar de nuevo,
    que los únicos hombres con que tratas
    son colegas de Juan en IBM
    y no te gustan los ejecutivos.
    Y yo, qué es lo que pinto en esta historia?
    Qué quieres que haga yo? Que mate a alguien?
    Que de un golpe de estado libertario?
    Te quise como un loco. No lo niego.
    Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo
    era una reluciente madrugada
    que no quisiste compartir conmigo.
    La nostalgia es un burdo pasatiempo.
    Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio,
    píntate más, alisa tus arrugas
    y ponte ropa sexy, no seas tonta,
    que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte,
    y tus hijos se van a un campamento,
    y tus padres se mueren.



    PACIFISMO

    Tu desesperación no debe ser violenta.
    No manejes tu angustia como si fuese un arma.
    Nadie tiene la culpa de que seas tan débil.
    Nadie debe pagar por tanta cobardía.
    Si llevas tantos años ahogándote entre libros,
    será porque te gusta. Sufre tus perversiones
    como un hombre y no escarbes en heridas ajenas.



    ESTE AROMA NO ES TUYO

    Este aroma no es tuyo.
    No es el olor tan suave de tus manos,
    ni el perfume que anuncia tu llegada.
    Tampoco viene de la infancia,
    ni trae consigo imágenes de jardines remotos.
    Tan sólo es el aroma de la sangre vertida
    entre las páginas de un libro
    sobre la guerra en la Edad Media.
    Llevo toda la tarde sumergido
    en ese olor de fiesta y de coraje.



    LA FIESTA

    a José del Río Mons

    Todo está preparado: las antorchas humanas,
    el caviar, el salmón, la coca, los faquires,
    la naumaquia, el desfile de misses alienígenas,
    los viajes a la luna con Cyrano y Münchhausen,
    la pelea entre fieros hologramas desnudos,
    la jaula con Spiderman y Hulka entrelazados,
    todas las atracciones que apetece ver juntas.
    Y tú estás a mi lado, y contigo sí tiene
    sentido divertirse. ¡Que suenen las trompetas
    y comience la fiesta que acabo de soñar!

    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 46954
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Re: Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 12 Feb 2023, 14:04

    .


    De El hacha y la rosa (1993):


    EL JUICIO DE PARIS

    A la dudosa luz del alba
    las tres diosas se contonean
    recién lavadas y peinadas,
    cada una con un espejo
    que dice: «Tú eres más hermosa».

    Fina escarcha y polvo de estrellas
    salpica los divinos cuerpos
    hechos de sueño y de rocío
    y de polen de madreselva
    y de feérica telaraña.

    Se desperezan los gorriones.
    Un viento sur muy destemplado
    riza las ramas de los árboles.
    Llega Paris a la glorieta
    silbando alegre tonadilla.



    ETERNO FEMENINO

    Me psicoanalizaban unas chicas
    guapísimas, muy altas y muy fuertes,
    con pinta de valquirias o amazonas.
    Iban todas con gafas y con blusas
    muy blancas, gentilmente descotadas,
    y faldas negras, mínimas, de cuero,
    y pelo recogido, y labios gordos
    que decían «comedme» a cada instante.
    Cuadernos y bolígrafos en ristre,
    parecían atentas a la historia
    banal que yo, implacable, les contaba,
    emocionado ante su complacencia.
    Les hablé de mi vida desde el punto
    de vista que juzgué más favorable
    para mí, como suelen hacer todos
    los que hablan de su vida, subrayando
    las acciones heroicas y omitiendo
    los vicios, las traiciones y los crímenes.
    Concluido el ditirambo, comenzaban
    a desnudarse cuando, de repente,
    se me ocurrió que tanta maravilla
    no era real, que en algo tan estúpido
    y cruel como que alguien tome nota
    de tus jactancias y tus abyecciones
    no podían tomar parte unas damas
    tan guapas como aquellas. De manera
    que opté por escapar. Cerré los ojos,
    me encomendé a mi madre y a mi novia
    y, dejando el diván, salté al vacío.



    EL IMBÉCIL

    Era una criatura detestable
    en el plano moral, un ser abyecto,
    una abominación lovecraftiana.
    No era tampoco guapa, ni atractiva,
    ni graciosa, ni joven, ni simpática.
    Era un montón perverso de basura.
    Pues fuiste tan imbécil que por ella
    dejaste a la que amabas y vendiste
    tu alma en los bazares de la noche.



    EL DESAYUNO

    Me gustas cuando dices tonterías,
    cuando metes la pata, cuando mientes,
    cuando te vas de compras con tu madre
    y llego tarde al cine por tu culpa.
    Me gustas más cuando es mi cumpleaños
    y me cubres de besos y de tartas,
    o cuando eres feliz y se te nota,
    o cuando eres genial con una frase
    que lo resume todo, o cuando ríes
    (tu risa es una ducha en el infierno),
    o cuando me perdonas un olvido.
    Pero aún me gustas más, tanto que casi
    no puedo resistir lo que me gustas,
    cuando, llena de vida, te despiertas
    y lo primero que haces es decirme:
    «Tengo un hambre feroz esta mañana.
    Voy a empezar contigo el desayuno».



    INSOMNIO

    La vida dura demasiado poco.
    No da tiempo a hacer nada. No hay manera
    de reunir los suficientes días
    para enterarte de algo. Te levantas,
    abrazas a tu novia, desayunas,
    trabajas, comes, duermes, vas al cine,
    y ni siquiera tienes un momento
    para leer a Séneca y creerte
    que todo tiene arreglo en este mundo.
    La vida es un instante. No me explico
    por qué esta noche no se acaba nunca.



    TODOS FUIMOS PEQUEÑOS

    Todo el mundo, tú y tú,
    no importa que envenenes
    pozos o que conviertas
    gozo en melancolía
    con tu siniestra magia;
    todos, incluso tú
    que sólo te diviertes
    con el dolor ajeno,
    tú que sonríes cuando
    anuncian un desastre
    o sueñas en la cama
    repugnantes traiciones;
    todos (tú también, monstruo
    que surges de la sombra
    y salpicas de sangre
    las oscuras callejas)
    fuisteis niños un día.
    Piensa en tu infancia ahora.
    En el llanto nocturno
    que precedía al sueño,
    en aquel desamparo
    de enfrentarme a la muerte
    siempre que te acostabas
    al borde del abismo
    que era tu cuarto entonces,
    dominio del Diablo.
    En las sórdidas aulas
    del colegio, sembradas
    de crueldad doméstica,
    torpemente regidas
    por mediocres psicópatas
    expertos en maldades.
    En el jardín ruidoso
    donde el juego reinaba
    con su ilusoria dicha,
    con su mezcla infernal
    de prestigio y espanto.
    Todo el mundo vivió
    aquel horror primero
    que algunos inconscientes
    se obstinan en seguir
    llamando paraíso.



    HELENA: PALINODIA

    No, no es verdad, amor, aquella historia.
    No llegó a seducirte aquel imbécil
    de rizos perfumados. No te fuiste
    precipitadamente de la fiesta
    de nuestro aniversario, con los ojos
    clavados en el bulto que emergía
    de entre sus piernas, y con las narices
    saturadas de droga. No embarcaste
    en su yate de lujo con lo puesto
    -que casi no era nada-, mientras yo
    te buscaba en la calle como un loco,
    creyendo que te había pasado algo.
    No desapareciste de mi vida
    como una exhalación y para siempre.
    No puede ser verdad aquella historia.



    LOS DOS MARCELOS

    En abril de este año hablé con Bioy Casares.
    Le recordé al maestro que en un prólogo suyo de hace cincuenta años
    llamó pesado a Proust,
    y que en una Postdata al mismo prólogo,
    escrita veinticinco años después,
    cantó la palinodia:
    «¿Qué es eso de matar a quienes más queremos?
    Bioy me dijo que, de pequeño, aborrecía a Proust,
    pero que luego se hizo mayor y aprendió a amarlo.
    Yo le dije que Proust me aburría,
    que no me interesaba, ni antes ni ahora, en absoluto.
    Bioy entonces me dijo que leyera Albertine Disparue
    como si fuera una novela policíaca,
    que a lo mejor así empezaba a gustarme A la recherche du temps perdu,
    como a todo el mundo sensato.
    No he seguido el consejo de A.B.C.
    Él se había mostrado irreverente con Proust cuando era joven,
    que es cuando se dice la verdad.
    Yo no quiero dejar de ser joven.
    No soporto la idea de que cualquier enciclopedia
    dedique siete páginas a Marcel Proust y siete líneas a Marcel Schwob.
    No es justo lo que han hecho con los dos Marcelos.



    SOBRE UN PASAJE DEL CANTO VI
    DEL MAHABHARATA

    Me flaquean las piernas, se me seca la boca,
    y siento escalofríos, y se me eriza el pelo.
    El arco se me cae de las manos al suelo,
    y no me tengo en pie y mi mente está loca.

    Me asaltan los funestos presagios de la guerra.
    ¿Cómo voy a enfrentarme a mi pueblo en combate?
    Por los dones del triunfo mi corazón no late.
    ¿Para qué el reino, Krisna, de la muerte en la tierra?

    Morderían el polvo tantos seres queridos
    como lágrimas brotan de mis ojos ahora.
    Mi lanza no se yergue contra lanza hermanas.

    Sé bien que mis parientes son unos pervertidos,
    pero no seré yo quien decida su hora.
    La piedad y el honor no son palabras vanas.



    SOBRE UN POEMA DE LACERNAIRE

    ¿Quién va a decirme qué es la vida?
    ¿Quién va a decirme qué es la muerte?
    ¿Qué es virtud? ¿Qué es filosofía?
    Ver cómo sopla la fortuna.
    ¿Ciencia, honor? Ilusión, mentira.
    ¿Oro? Tumba de la inocencia.
    Hasta la amistad es un sueño.
    Sólo en ti mismo está la dicha.

    ¡Feliz quien sueña que es amado!
    ¡Ojalá no despierte nunca!
    El corazón se engaña siempre:
    no hay sentimiento sin dolor.
    Si te amas a ti mismo, cumples
    lo que Naturaleza ordena.
    Si Dios existe, Dios es alguien
    que disfruta consigo mismo.

    Dime, muchacho, ¿por qué huyes
    de la muerte con tanto ahínco?
    ¿Por qué te aferras a la vida?
    ¿No ves lo absurdo que es vivir?
    ¿Por qué tiemblas ante un enigma
    cuya solución no conoces?
    ¿Qué es nuestra alma? Un brillo inútil
    que se apaga en la sepultura.

    Abre los ojos, mira: todo
    lo que respira nace y muere.
    Solo el orgullo de los hombres
    presume de supervivencias.
    Cuando llegue mi última hora,
    pisoteadme y maldecidme.
    ¿De qué le sirven las plegarias
    al árbol roto por el viento?

    Me he reído de vuestros dioses
    y de vuestras viles miserias.
    Mi alma se perdió de niña
    en la oscura noche del mundo,
    pero no fue nunca perversa,
    y los tristes la bendijeron.
    Hay virtud en mi corazón:
    una virtud que no es la vuestra.




    De Por fuertes y fronteras (1996):


    CUANDO PIENSO EN LOS VIEJOS AMIGOS

    Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido
    de mi vida, pactando con terribles mujeres
    que alimentan su miedo y los cubren de hijos
    para tenerlos cerca, controlados e inermes.

    Cuando pienso en los viejos amigos que se fueron
    al país de la muerte, sin billete de vuelta,
    sólo porque buscaron el placer en los cuerpos
    y el olvido en las drogas que alivian la tristeza.

    Cuando pienso en los viejos amigos que, en el fondo
    del mar de la memoria, me ofrecieron un día
    la extraña sensación de no sentirme solo
    y la complicidad de una franca sonrisa...



    TU MUSA

    Convéncete primero de que le caes simpático,
    de que lo pasa bien cuando sale contigo.
    Llévala a casa luego, sírvele un par de copas
    y, en un momento dado, mordiquéale el cuello.
    Unas veces querrá pasar al dormitorio,
    otras alegará una indisposición
    y otras te contará su vida por entregas.
    Muéstrale en cada caso la dosis de cariño
    que te pidan sus ojos. Sé generoso siempre.
    Trata de conservarla como sea a tu lado.
    Sin ella, sin tu musa, no eres nadie, poeta.



    TEICHOSCOPIA

    A Carlos García Gual


    Tras nueve años de guerra, el rey de Troya
    no sabe quiénes son sus enemigos.
    Se lo pregunta a Helena, allá en lo alto
    de la muralla: «Dime, Helena, hija,
    ¿quién es ese que saca la cabeza
    a los demás y que parece un rey
    por su modo de andar y por su porte
    señorial?» «Mi cuñado, Agamenón,
    un hombre insoportable que no cesa
    de gruñir, el peor de los esposos
    y un mal padre.» «¿Y el rubio que está al lado?»
    «Es mi marido, Menelao, un idiota
    que no supo apreciar como es debido
    lo que tenía en casa y no comprende
    a las mujeres.» Príamo registra
    la información de Helena en su vetusto
    cerebro, y continúa preguntando:
    «Y ese otro de ahí, de firme pecho
    y anchos hombros, que va y viene nervioso
    por el campo, las manos a la espalda,
    como quien trama algo, ¿quién es ese?»
    «Odiseo de Ítaca, un fullero
    de quien nadie se fía, un sinvergüenza.»
    «¡Caramba con los griegos!», piensa Príamo,
    y le dice a la novia de su hijo:
    «Otros veo, muy altos y muy fuertes,
    que destacan del resto. Por ejemplo,
    esa masa magnífica de músculos
    que está sentada al fondo, a la derecha…»
    «Es Ayante, una bestia lujuriosa
    y prepotente, un grandullón con menos
    inteligencia que una lagartija.»
    «¡Qué bien hice estos años —piensa Príamo—
    sin saber quiénes eran estos tipos!
    Basta que gente así reclame a Helena
    para no devolverla.» Y en voz alta
    dice a la chica: «¿Dónde estará Paris?»
    «Imagino que en la peluquería,
    haciéndose las uñas y afeitándose.»
    «Ayúdame a bajar de la muralla
    y vamos en su busca, que os invito
    a los dos a una copa en el palacio.»



    ADVERTENCIA AL LECTOR

    Oyendo a Dinah Washington - son las diez de la noche
    de un veintitrés de octubre - se me ocurre decirle
    al presunto lector de mi «literatura»
    que procure evitarla como se evita a un huésped
    molesto -un erudito, una rata en el baño-,
    y que si, por alguna razón que se me escapa,
    quiere seguir leyendo, que entienda lo que lee
    como lo que es: un grito (o un susurro) de angustia
    y soledad.



    COLLIGE, VIRGO, ROSAS

    Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
    Córtalas a destajo, desaforadamente,
    sin pararte a pensar si son malas o buenas.
    Que no quede ni una. Púlele los rosales
    que encuentres a tu paso y deja las espinas
    para tus compañeras de colegio. Disfruta
    de la luz y del oro mientras puedas y rinde
    tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
    que va por los jardines instilando veneno.
    Goza labios y lengua, machácate de gusto
    con quien se deje y no permitas que el otoño
    te pille con la piel reseca y sin un hombre
    (por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
    Y que la negra muerte te quite lo bailado.



    VIVE LA VIDA

    a Chus García Sánchez

    Vive la vida. Vívela en la calle
    y en el silencio de tu biblioteca.
    Vívela en los demás, que son las únicas
    pistas que tienes para conocerte.
    Vive la vida en esos barrios pobres
    hechos para la droga o el desahucio
    y en los grises palacios de los ricos.
    Vive la vida con sus alegrías
    incomprensibles, con sus decepciones
    (casi siempre excesivas), con su vértigo.
    Vívela en madrugadas infelices
    o en mañanas gloriosas, a caballo
    por ciudades en ruinas o por selvas
    contaminadas o por paraísos,
    sin mirar hacia atrás.
    Vive la vida.



    DEBAJO DE LA PIEL

    a Juan Van-Halen

    Dos millones de años después, tengo tan claro
    que el viaje hacia el lenguaje y hacia la inteligencia
    no precisaba alforjas, que me sacan de quicio
    los que distinguen entre personas y animales,
    como si hubiera alguna diferencia entre el hombre
    y el resto de los seres vivientes del planeta
    que no sea a favor de estos últimos. Pero,
    al margen de este hecho incontestable, existe
    algún hecho menor que justifica, acaso,
    el dolor de ser hombre: debajo de la piel
    de la especie hay un hueco para el temblor inútil
    y hermoso que transmiten los poemas homéricos,
    la Eneida de Virgilio, el teatro de Shakespeare,
    las Sonatas de Valle o los cuentos de Borges,
    por citar sólo cinco momentos memorables
    de la literatura universal. No salvan
    a nadie, ni nos quitan atávicas zozobras,
    pero nos comunican un placer que mi perro,
    con ser bastante menos desdichado, no siente.
    Dos millones de años después, tan sólo eso
    ha valido la pena.



    EL ENEMIGO COMÚN

    Como Machado, yo también soñaba
    de niño con los héroes de la Ilíada,
    pero mezclándolos en coctelera
    con los padres de la Revolución.
    Marat, Robespierre, Babeuf, Lenin y Trotski
    vivían en mis sueños de muchacho
    junto a Paris, Ayante y Diomedes.
    Pese a las discrepancias ideológicas
    nunca se peleaban entre ellos,
    pues tenían enfrente un enemigo
    común: la Realidad.




    De Fiebre alta (1999):


    LÍNEA CLARA

    Dicen que hablamos claro, y que la poesía
    no es comunicación, sino conocimiento,
    y que sólo conoce quien renuncia a este mundo
    y a sus pompas y obras -la amistad, la ternura,
    la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,
    el humor y la fe, la lealtad, la envidia,
    la esperanza, el amor, todo lo que no sea
    intelectual, abstruso, místico, filosófico
    y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo-.
    Dicen que hablamos claro, y que nos repetimos
    de lo claro que hablamos, y que la gente entiende
    nuestros versos, incluso la gente que gobierna,
    lo que trae consigo que tengamos acceso
    al poder y a sus premios y condecoraciones,
    ejerciendo un servil e injusto monopolio.

    Dicen, y menudean sus fieras embestidas.
    Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.



    LOS DRAMAS CONFUNCIANOS

    Los dramas confucianos, quién pudiera vivirlos.
    Amores imposibles que al fin se solucionan
    cuando él aprueba los exámenes civiles,
    amistades heroicas, devociones fraternas,
    la honradez de un ministro o la fidelidad
    de una esposa…
    .........................Quién fuera motivo de esos dramas
    y no de la comedia de traición y abandono,
    despecho y soledad que es mi vida a estas horas.



    SOBRE EL CANTAR DE LOS CANTARES

    Cuando lo el Cantar de los cantares
    pienso: ¿cómo es posible que la dicha
    -simbólica o real o figurada-
    tenga que ver con el amor? ¡Qué raro!
    Imagino que hay veces en la vida
    en que el deseo nubla los sentidos
    y apetece fundir dos soledades
    en una sola y construir el mundo
    desde el principio, como si la historia
    no contase y el tiempo y el espacio
    no estuviesen ahí. Pero esas cosas
    deben guardarse dentro y no contarlas
    a todo el mundo en plan "Bésame, vamos,
    qué bella eres, soy la flor silvestre,
    paloma mía, no hay en ti defecto,
    despierta, corre, ven, dame tus labios,
    enferma estoy de amor, llévame al lecho,
    levántate" y demás intimidades.
    El amor positivo, el que nos guía
    hacia arriba y nos salva del infierno,
    es siempre una excepción. Si Margarita
    logró que Fausto no se condenara,
    eso no significa que ya siempre
    vaya a ocurrir lo mismo. Margaritas
    no abundan. Lo corriente es que el amor
    te sepulte en la sima de la angustia
    y no que te conduzca al paraíso.
    Amor es pesadilla, duro fármaco
    que crea dependencia y sufrimiento.
    Por eso de los libros sapienciales
    que ennoblecen la Biblia (y añorando
    las Biblias de verdad, las que tejieron
    los viejos pueblos de Mesopotamia
    y que, ay, no han llegado hasta nosotros)
    no es el Cantar mi libro favorito.
    Me gustan más los Psalmos (con ps)
    Job y el Eclesiastés, por ese orden,
    libros todos escritos desde el fondo
    de una fosa, en el zulo de la vida,
    como mandan los cánones humanos.
    Será que no soy joven ya, y la muerte
    va dibujando abismos a mi espalda,
    y Dios no me hace caso, y tú te has ido,
    y estoy de mal humor últimamente.
    Será que cada vez me dice menos
    el pensamiento judeocristiano.
    No sé lo que será, pero he leído
    muy despacio el Cantar; en una nueva
    y erudita versión, y su lectura
    me ha servido de poco, más o menos
    lo mismo que un rumor que no se oye
    o una luz que se apaga.



    IRLANDA

    Por Edward, lord Dunsany, que cantara
    las gestas de un caballo de madera
    en un cuento muy bello; por el libro
    de Kells, iluminado por los ángeles;
    por nuestra fe católica, basada
    en la benevolencia de María
    y no en la crueldad del dios hebreo;
    por San Patricio, que te dio las cruces
    de piedra que jalonan tus caminos;
    por el héroe Cuchulainn y por Molly
    Bloom, que lo atrajo hacia sus senos
    y le dijo que sí, que lo quería,
    en la última frase del Ulysses,
    yo te saludo, Irlanda, esta mañana
    de septiembre en que todo está borroso
    menos la geografía de tu isla,
    desde donde me envías a la cárcel
    un mensaje cargado de futuro.



    CAMELOT

    La ciudad y su gente. Casas pobres,
    con tejados de paja. Un laberinto
    de callejas inmundas. Y el castillo,
    un inmenso castillo allá en la cumbre
    de la colina que domina el río.
    La arquitectura del castillo cuelga
    de una abrupta roqueda inaccesible.
    Su sala principal fue decorada
    por el mago Merlín con esculturas
    de guerreros antiguos y famosos,
    como Eneas, Aquiles y Alejandro.
    Las vidrieras son doce y representan
    las hazañas de Arturo, nuevo Heracles,
    y hay un vitral al fondo con Excálibur
    filosa y reluciente, y galerías
    con escudos y lanzas, y la célebre
    Mesa Redonda por antonomasia
    (inventada por Wace), donde se sientan
    los caballeros más esclarecidos
    del orbe, a mayor gloria de Bretaña.
    Contigua está la sala de justicia,
    ricamente adornada con tapices
    de temática bíblica (David
    y Betsabé, Judit decapitando
    a Holofernes, el sueño de Jacob
    y David y Goliat, entre otros muchos).
    Los asuntos juzgados se dirimen
    por medio de un combate, y las mujeres
    han de escoger un paladín que luche
    en su nombre, si son incriminadas.

    En cuanto a las costumbres amorosas,
    cuenta Geoffrey de Monmouth en su crónica
    que en Camelot las damas eran castas
    y nunca concedían sus favores
    a nadie que no hubiese combatido
    por lo menos tres veces en batalla,
    y la promesa de su amor hacía
    más esforzados a los caballeros.



    GILGAMÉS Y LA MUERTE

    Temí a la muerte más de lo que nadie
    la haya temido nunca, y fui al extremo
    del mundo en busca de la medicina
    que me hiciese inmortal. Y fracasé
    porque así estaba escrito.
    Pero cuando volví, ya no temía
    a la muerte, y cuando alguien ya no teme
    a la muerte, esta deja de existir
    para él.
    .............De manera que no temas,
    compañero, a la muerte. Te lo dice
    el que perdió la planta de la vida
    por bañarse en el río,
    el amigo de Enkidu,
    Gilgames.



    TEBEOS

    Los Katzenjammer Kids, Popeye, Blondie
    Little Nemo, Flash Gordon y Li’l Abner,
    Mandrake, Daredevil y Prince Valiant,
    Dick Tracy, Spiderman y Silver Surfer,
    los Vengadores y esa Cosa tierna
    y acorazada de ojos azulísimos
    -me refiero a Ben Grimm,
    sin olvidar una novela gráfica
    del Ivanhoe de Scott,
    ¿qué haría sin vosotros?

    ¿Buscaría el amor?, ¿pelearía
    con una espada por un territorio?,
    ¿marcaría ganado en las praderas
    infinitas del Middle West?,
    ¿navegaría bajo las estrellas
    con una Jolly Roger ondeando
    en el palo mayor de mi navío?...

    ¿Qué haría yo sin mis tebeos?



    BÉBETELA

    Dile cosas bonitas a tu novia:
    «Tienes un cuerpo de reloj de arena
    y un alma de película de Hawks.»
    Díselo muy bajito, con tus labios
    pegados a su oreja, sin que nadie
    pueda escuchar lo que le estás diciendo
    (a saber, que sus piernas son cohetes
    dirigidos al centro de la Tierra,
    o que sus senos son la madriguera
    de un cangrejo de mar, o que su espalda
    es plata viva). Y cuando se lo crea
    y comience a licuarse entre tus brazos,
    no dudes ni un segundo:
    bébetela.



    SOBRE UN TEMA DE BÜCHNER

    Todos se habían muerto. No quedaba
    nadie vivo en el mundo salvo un niño
    que lloraba y lloraba día y noche.
    La Luna lo miraba tan risueña
    que quiso visitarla, pero cuando
    llegó a la Luna, vio que solo era
    un trozo de madera putrefacta.
    Y se fue al Sol entonces, y el Sol era
    un girasol reseco, y las estrellas
    unos mosquitos de oro diminutos.
    Y regresó a la Tierra, que era como
    una olla al revés, y estaba solo,
    y se sentó a llorar, y todavía
    sigue sentado y está solo hoy,
    llorando amargamente día y noche.


    LUIS ALBERTO DE CUENCA, Doble filo. Antología, Hiperión, 2001.

    cecilia gargantini
    cecilia gargantini
    Administrador-Moderador
    Administrador-Moderador


    Cantidad de envíos : 41467
    Fecha de inscripción : 25/04/2009
    Edad : 71
    Localización : buenos aires

    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Re: Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por cecilia gargantini Lun 13 Feb 2023, 15:28

    Es realmente un poeta que muestra una gran cultura, pero que por momentos apunta a lo sencillo, a lo intimista...puede hablar del amor, de una novia, de las velas,
    Muestra una enorme cultura por los personajes que nombra, por algunas obras a la que se remite.
    Un autor para leerlo despacio y disfrutarlo.

    Gracias amigo!!!!!!!!!!!!! Besossssssssss
    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 46954
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Re: Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 13 Feb 2023, 15:34

    Gracias a ti por tu interés, Cecilia.

    Un abrazo.
    Pedro

    Pedro Casas Serra
    Pedro Casas Serra
    Grupo Metáfora
    Grupo Metáfora


    Cantidad de envíos : 46954
    Fecha de inscripción : 24/06/2009
    Edad : 76
    Localización : Barcelona

    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Re: Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 18 Mayo 2024, 13:18

    .


    Un poema más de Luis Alberto de Cuenca:


    De Elsinore (1972):


    GERMANIA VICTRIX

    vacías. Nada supe del viento y sus promesas.
    Un sartal de jazmines en tu frente de ónice,
    la Vulgata en los labios, el Norte en las pupilas.
    Son tan bellas tus manos como un halcón real.

    Te dudo. Las inmensas planicies del deseo,
    la zigurat de sangre que levantan tus ojos,
    amor, helado amor, fuego en las catedrales,
    mujeres en el templo de las puertas de bronce,
    sacrificios humanos. Descansa, corazón.

    Mi amiga es una perla disuelta en vino rubio.
    Bélica está mi alma en su trono de mármol.
    Las torres de silencio que guardan los cadáveres,
    legiones inmoladas, revólveres perdidos
    en el yermo infinito de un paisaje infernal.

    Volver a Teutoburgo con tu efigie sagrada,
    con la toga purpúrea de las solemnidades,
    un reloj en las sienes, los dioses de la noche,
    conjurar la desgracia con la magia de Cristo,
    fortaleza del trono, sepulcro del dolor.

    Mi caballo es un nido de irisadas serpientes,
    dinosaurio de sombra, corola de tiniebla,
    un escualo y su entorno de luces apagadas.
    No abandona su vaina la espada de los triunfos.
    El agua de tu cuerpo me impide ver el mar.

    LUIS ALBERTO DE CUENCA


    Contenido patrocinado


    Luis Alberto de Cuenca - Luis Alberto de Cuenca (1950- Empty Re: Luis Alberto de Cuenca (1950-

    Mensaje por Contenido patrocinado


      Fecha y hora actual: Jue 21 Nov 2024, 10:30