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Sohrab Sepehrí (7 de octubre de 1928-21 de abril de 1980) fue un destacado poeta y pintor de Irán. Se le considera uno de los cinco poetas iraníes más famosos que han practicado la poesía moderna, entre Nima Yushich, Ahmad Shamlou, Mehdi Akhayan-Sales y Forugh Farrojzad. Sepehri también fue uno de los pintores modernistas más importantes de Irán. Muy versado en el budismo, el misticismo y las tradiciones occidentales, mezcló los conceptos occidentales con los orientales, creando así una especie de poesía insuperable en la historia de la literatura persa. Para él, las nuevas formas eran nuevos medios para expresar sus pensamientos y sentimientos. Su poesía se ha traducido a muchos idiomas, incluyendo inglés, francés, español, alemán, italiano, sueco, árabe, turco y ruso. Una traducción al inglés de sus poemas seleccionados por Ali Salami fue publicada en 2003. Su poesía intenta evocar la humanidad y preocupación por los valores humanos. En sus poemas también se hace patente el interés por la naturaleza y se refiere a ella con frecuencia.
Biografía
Sohrab Sepehri nació en Kashan, Irán. En 1944, fue anfitrión de una exposición de pintura. En 1951, publicó su primer libro de poesía que siguió a otros pocos libros en el mismo año. Dos años más tarde, se graduó de la universidad de bellas artes de Teherán. En 1957, viajó a Oazyin y asistió a la Escuela de Bellas Artes de París en litografía, por lo que tres años más tarde, viajó a Tokio para continuar sus estudios de litografía y talla en madera, mientras publicaba tres libros de poemas. En el camino de vuelta a Irán desde Japón, visitó la India y se familiarizó con la ideología del budismo. Entre 1964 y 1966, se dedicó a realizar viajes entre Pakistán y Afganistán, Alemania, Inglaterra, Francia, España, los Países Bajos, Italia y Austria. En 1976, publicó su último libro llamado Hasht Ketab (ocho libros), que era la recopilación de casi todos sus poemas publicados en un solo volumen. Sepehri murió en el hospital Pars en Teherán a causa de una leucemia, después de viajar a Inglaterra para recibir tratamiento dos años antes, que no dio fruto.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Sohrab Sepehrí, del libro Todo nada, todo mirada, traducción de Sahand y Clara Janés, Ediciones del oriente y del mediterráneo, 1992
HASTA LA FLOR DE LA NADA
Caminábamos.
¡Altos eran los árboles,
negro el espacio de la visión!
Un sendero se abría desde nosotros hasta la flor de la nada.
Una muerte en las laderas,
una nube en la cresta de las montañas
y los pájaros a la orilla de la vida.
Cantábamos:
"Sin ti era una puerta hacia el exterior,
una mirada a las riberas
y una voz en el desierto de sal."
Caminábamos,
la tierra se asustaba a nuestro paso
y el tiempo nos inundaba de lluvias.
Reíamos: el abismo se despertó súbitamente
y los ocultos interiores esparcieron la voz.
Nosotros en silencio, el desierto cuidoso y el horizonte: un hilo de mirada.
Nos sentamos: tu ojo lleno de lejanías, mis manos llenas de soledad y las tierras sumidas en suave somnolencia.
Nos quedamos dormidos. Y dicen que, en un sueño,
una mano cogió una flor.
CLARIDAD, AGUA, FLOR, YO MISMO
No hay nubes.
No hay viento.
Me siento en el borde del estanque:
juego coleante de peces, claridad, agua, flor, yo mismo.
La pureza de la espiga de la vida.
Mi madre me coge albahaca.
Pan, albahaca y queso.
Cielo sin manchas, petunias húmedas.
Salvación inminente: entre las flores del patio.
¿Cuántas caricias vierte esta lu
en un cuenco de cobre!
La escalera, desde la cima del muro hace descender la mañana sobre la tierra.
Detrás de una sonrisa cualquier cosa se oculta.
El muro del tiempo tiene una brecha
a través de la cual se ve mi rostro.
¡Tantas cosas desconozco!
Lo sé, me moriré si arranco una brizna de hierba.
Lleno estoy de alas y plumas.
Asciendo a la cumbre y veo un camino en las tinieblas:
lleno estoy de faroles.
Lleno estoy de luz, de arena,
ramaje, árbol.
Lleno estoy de caminos, puentes, ríos, olas,
de reflejo de las hojas en el agua.
Pero, ¡qué soledad en lo hondo de mi ser!
OASIS EN EL INSTANTE
Si venís a buscarme
estaré más allá de la tierranada.
Más allá de la tierranada hay un lugar.
Más allá de la tierranada las venas del aire
están llenas de vilanos mensajeros que nos traen noticias
de una flor recién abierta en el arbusto del extremo confín de la tierra.
En la arena hay dibujos de cascos de caballos,
de sutiles jinetes que al alba se dirigieron hacia
las alturas ebrias de la asunción de la amapola.
Más allá de esa tierranada, el guardasol del deseo permanece abierto:
y cuando la brisa de la sed corre por el fondo de una hoja
se oyen las campanas de la lluvia.
Aquí el hombre está solo
y en su soledad
la sombra de un olmo se extiende hasta la eternidad.
Si venís a buscarme,
venid, pues, lenta y suavemente
para que no se raye
la porcelana de mi soledad.
DIRECCIÓN
a A. Saidi
"¿Dónde está la morada del Amigo?"
Fue al alba cuando el jinete hizo la pregunta.
El cielo se detuvo de inmediato, un transeúnte entregó generoso
a las tinieblas de arena
una rama de luz que tenía en los labios;
luego señaló con el dedo un sauce blanco y dijo:
"Antes de llegar a este árbol hay una callejuela boscosa
más verde que el sueño de Dios,
donde el amor es tan azul
como el plumaje de la sinceridad.
Irás hasta el final de esta alameda
que pasada la pubertad aparece,
luego torcerás hacia la flor de la soledad.
A dos pasos de la flor,
te detendrás al pie del eterno surtidor de los mitos de la tierra.
Allí te envolverá un pánico transparente;
en la intimidad fluida del espacio
oirás cierto rumor:
verás a un niño encaramado en un pino alto
dispuesto a coger las crías del nido de la luz
y le preguntarás:
"¿Dónde está la morada del Amigo?"
Sohrab Sepehrí (7 de octubre de 1928-21 de abril de 1980) fue un destacado poeta y pintor de Irán. Se le considera uno de los cinco poetas iraníes más famosos que han practicado la poesía moderna, entre Nima Yushich, Ahmad Shamlou, Mehdi Akhayan-Sales y Forugh Farrojzad. Sepehri también fue uno de los pintores modernistas más importantes de Irán. Muy versado en el budismo, el misticismo y las tradiciones occidentales, mezcló los conceptos occidentales con los orientales, creando así una especie de poesía insuperable en la historia de la literatura persa. Para él, las nuevas formas eran nuevos medios para expresar sus pensamientos y sentimientos. Su poesía se ha traducido a muchos idiomas, incluyendo inglés, francés, español, alemán, italiano, sueco, árabe, turco y ruso. Una traducción al inglés de sus poemas seleccionados por Ali Salami fue publicada en 2003. Su poesía intenta evocar la humanidad y preocupación por los valores humanos. En sus poemas también se hace patente el interés por la naturaleza y se refiere a ella con frecuencia.
Biografía
Sohrab Sepehri nació en Kashan, Irán. En 1944, fue anfitrión de una exposición de pintura. En 1951, publicó su primer libro de poesía que siguió a otros pocos libros en el mismo año. Dos años más tarde, se graduó de la universidad de bellas artes de Teherán. En 1957, viajó a Oazyin y asistió a la Escuela de Bellas Artes de París en litografía, por lo que tres años más tarde, viajó a Tokio para continuar sus estudios de litografía y talla en madera, mientras publicaba tres libros de poemas. En el camino de vuelta a Irán desde Japón, visitó la India y se familiarizó con la ideología del budismo. Entre 1964 y 1966, se dedicó a realizar viajes entre Pakistán y Afganistán, Alemania, Inglaterra, Francia, España, los Países Bajos, Italia y Austria. En 1976, publicó su último libro llamado Hasht Ketab (ocho libros), que era la recopilación de casi todos sus poemas publicados en un solo volumen. Sepehri murió en el hospital Pars en Teherán a causa de una leucemia, después de viajar a Inglaterra para recibir tratamiento dos años antes, que no dio fruto.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
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Algunos poemas de Sohrab Sepehrí, del libro Todo nada, todo mirada, traducción de Sahand y Clara Janés, Ediciones del oriente y del mediterráneo, 1992
HASTA LA FLOR DE LA NADA
Caminábamos.
¡Altos eran los árboles,
negro el espacio de la visión!
Un sendero se abría desde nosotros hasta la flor de la nada.
Una muerte en las laderas,
una nube en la cresta de las montañas
y los pájaros a la orilla de la vida.
Cantábamos:
"Sin ti era una puerta hacia el exterior,
una mirada a las riberas
y una voz en el desierto de sal."
Caminábamos,
la tierra se asustaba a nuestro paso
y el tiempo nos inundaba de lluvias.
Reíamos: el abismo se despertó súbitamente
y los ocultos interiores esparcieron la voz.
Nosotros en silencio, el desierto cuidoso y el horizonte: un hilo de mirada.
Nos sentamos: tu ojo lleno de lejanías, mis manos llenas de soledad y las tierras sumidas en suave somnolencia.
Nos quedamos dormidos. Y dicen que, en un sueño,
una mano cogió una flor.
CLARIDAD, AGUA, FLOR, YO MISMO
No hay nubes.
No hay viento.
Me siento en el borde del estanque:
juego coleante de peces, claridad, agua, flor, yo mismo.
La pureza de la espiga de la vida.
Mi madre me coge albahaca.
Pan, albahaca y queso.
Cielo sin manchas, petunias húmedas.
Salvación inminente: entre las flores del patio.
¿Cuántas caricias vierte esta lu
en un cuenco de cobre!
La escalera, desde la cima del muro hace descender la mañana sobre la tierra.
Detrás de una sonrisa cualquier cosa se oculta.
El muro del tiempo tiene una brecha
a través de la cual se ve mi rostro.
¡Tantas cosas desconozco!
Lo sé, me moriré si arranco una brizna de hierba.
Lleno estoy de alas y plumas.
Asciendo a la cumbre y veo un camino en las tinieblas:
lleno estoy de faroles.
Lleno estoy de luz, de arena,
ramaje, árbol.
Lleno estoy de caminos, puentes, ríos, olas,
de reflejo de las hojas en el agua.
Pero, ¡qué soledad en lo hondo de mi ser!
OASIS EN EL INSTANTE
Si venís a buscarme
estaré más allá de la tierranada.
Más allá de la tierranada hay un lugar.
Más allá de la tierranada las venas del aire
están llenas de vilanos mensajeros que nos traen noticias
de una flor recién abierta en el arbusto del extremo confín de la tierra.
En la arena hay dibujos de cascos de caballos,
de sutiles jinetes que al alba se dirigieron hacia
las alturas ebrias de la asunción de la amapola.
Más allá de esa tierranada, el guardasol del deseo permanece abierto:
y cuando la brisa de la sed corre por el fondo de una hoja
se oyen las campanas de la lluvia.
Aquí el hombre está solo
y en su soledad
la sombra de un olmo se extiende hasta la eternidad.
Si venís a buscarme,
venid, pues, lenta y suavemente
para que no se raye
la porcelana de mi soledad.
DIRECCIÓN
a A. Saidi
"¿Dónde está la morada del Amigo?"
Fue al alba cuando el jinete hizo la pregunta.
El cielo se detuvo de inmediato, un transeúnte entregó generoso
a las tinieblas de arena
una rama de luz que tenía en los labios;
luego señaló con el dedo un sauce blanco y dijo:
"Antes de llegar a este árbol hay una callejuela boscosa
más verde que el sueño de Dios,
donde el amor es tan azul
como el plumaje de la sinceridad.
Irás hasta el final de esta alameda
que pasada la pubertad aparece,
luego torcerás hacia la flor de la soledad.
A dos pasos de la flor,
te detendrás al pie del eterno surtidor de los mitos de la tierra.
Allí te envolverá un pánico transparente;
en la intimidad fluida del espacio
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