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PILAR PAZ PASAMAR (Jerez de la Frontera, 13 de febrero de 1932-Cádiz, 7 de marzo de 2019) fue una poeta española. Miembro de la rama gaditana de la generación poética de 1950, continuadora de la lírica de estirpe simbolista y juanramoniana. Recibió un accésit del Premio Adonais de Poesía por Los buenos días (1954). Entre otras distinciones (miembro de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz desde 1963, Hija Adoptiva de la ciudad de Cádiz en 2005, Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer en 2005), destaca su inclusión en la sección de “Nombres propios” del Centro Virtual Ce rvantes. Fue nombrada Autora del año 2015 por el Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía. El ayuntamiento de su ciudad natal concede anualmente el premio de relatos cortos y poesía para mujeres "Pilar Paz Pasamar".
Biografía
Pilar Paz Pasamar nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 13 de febrero de 1932.[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Fue la segunda hija del matrimonio formado por Arturo Paz Varela, jerezano y capitán de infantería, y Pilar Pasamar Mingote, una zaragozana que abandonó la profesión de cantante lírica al casarse. Antes de Pilar había nacido Mercedes (1927), y después lo harían Arturo (1933) y Jorge Antonio (1943).
Tras la guerra civil española la familia se instaló en Madrid, donde las niñas fueron matriculadas en el colegio de las Carmelitas de la calle Fortuny. Pero las vacaciones seguían siendo en el sur, donde se despertó la sensibilidad poética de la autora en torno a tres estímulos: la lírica de tradición oral (muy viva en la Baja Andalucía), las canciones que escuchaba por la radio y los poemas de Las mil mejores poesías que su madre le enseñaba a recitar.
Entre 1947 y 1948 tuvo Pilar un “Rincón poético” en el diario Ayer de Jerez. En estas primicias se reconocen los ecos de las coplas andaluzas, Bécquer, Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. La evolución de la lírica infantil hacia una depuración rigurosa se produce en contacto con las primeras amistades literarias en su Jerez natal: los poetas Juan Valencia y, sobre todo, José Manuel Caballero Bonald, que se constituyó en su primer mentor poético en los círculos madrileños.
A partir de 1950, coincidiendo con la inauguración de los Cursos de Verano para Extranjeros en Cádiz, Pilar Paz se incorporó al grupo que publicaba la revista Platero (1950-1954), integrado por Fernando Quiñones, Felipe Sordo Lamadrid, Serafín Pro Hesles, Francisco Pleguezuelo y el pintor Lorenzo Cherbuy. Con ellos coincidía durante los veranos, y con ellos fue a Córdoba en 1951 a conocer a los poetas del grupo “Cántico”: Pablo García Baena, Ricardo Molina, Juan Bernier... Platero llegó a publicar colaboraciones de Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. El grupo gaditano incluyó a otros poetas de la provincia, como José Manuel Caballero Bonald, Julio Mariscal y José Luis Tejada.
En 1952 Pilar Paz se matriculó de comunes en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, aunque no llegó a concluir la carrera. Allí trabó conocimiento con otras figuras literarias como Dámaso Alonso y Carlos Bousoño.
Entre 1951 y 1956 publicó tres libros que la convertirían en la poetisa más joven y celebrada del momento. Mara (1951), libro amadrinado por Carmen Conde, canta el descubrimiento del mundo desde un intimismo cálido y sensual. Los buenos días (1954, accésit del premio Adonais 1953 junto a Pino Ojeda por El fruto en el árbol) incorpora acentos realistas y cívicos. Ablativo amor (1955, premio Juventud) es un cancionero amoroso de estirpe petrarquista, en sonetos. Juan Ramón Jiménez, exiliado en Puerto Rico, al leer versos de la joven autora, se puso en contacto epistolar con ella: "Le perdono su burla de llamarme ¡Dios! y le rozo con las yemas de los dedos, Luzbel enemiga, sus sienes rebeldes, palpitantes de misterio, de encanto y de intensidad. Porque usted habla por las sienes, lo más sentido del cuerpo y lo más duro del alma". La admiración del maestro supuso sin duda el mejor espaldarazo para la joven escritora.
El medio siglo vino marcado por los intentos de apertura. Pilar Paz se integró en los círculos poéticos femeninos de Carmen Conde, Ángela Figuera, Gloria Fuertes y Concha Lagos entre otras. Carmen Conde la incluyó en todas sus antologías, y años después mereció un lugar destacado en la antología bilingüe italo-española que preparó María Romano Colangeli (1964). En la colección "Ágora" que dirigía Concha Lagos aparecerían más tarde Del abreviado mar (1957) y Violencia inmóvil (1967).
En esos mismos años culminó la pasión que desde su infancia sintió Pilar Paz por el teatro. En la Facultad se relacionó con estudiantes integrados en el TEU (Teatro Español Universitario): Marcelo Arroitia, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], José María Saussol Prieto. Con ellos montó una adaptación de La tempestad de Shakespeare (Madrid, 1954), participó en lecturas dramatizadas, iba por los pueblos representando autos sacramentales, y llegó a plantearse una gira por Italia con La Celestina. Junto con José María Rodríguez Méndez escribió "El Desván", una comedia que finalmente no fue ni representada ni publicada.
En 1955 el rectorado de la Universidad de Madrid y el SEU convocaron el Congreso de Jóvenes Escritores, que nunca llegó a celebrarse por motivos de censura. En su Boletín figura el nombre de Pilar Paz Pasamar como miembro de la Comisión Ejecutiva, aunque no consta más participación.
En Cádiz, en torno a los cursos de verano, José María pemán montó una compañía de aficionados. En 1952 se estrenaron en el Gran Teatro Falla de Cádiz con El Gran Cardenal.
Conoció a Carlos Redondo Huertos con el que se casó y se establecieron en Cádiz. La boda, en 1957, coincidió con la publicación de su cuarto libro de poemas. Del abreviado mar (1957), cuyo título es un homenaje a Góngora. Se trata de un cancionero de reencuentro con la tierra natal donde celebra la naturaleza y las pequeñas cosas, despidiéndose de su adolescencia con cierta melancolía. En los años siguientes se dedicó fundamentalmente a la familia. En Cádiz nacieron sus cuatro hijos: Pilar (1958), Mercedes (1960), María Eugenia (1963) y Arturo (1967). Publicó La soledad contigo (1960), donde, identificada con la tierra madre, explora el entorno cotidiano.
El 12 de agosto de 1963 ingresó en la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz con un discurso donde reflexionaba sobre la función del poeta.
En 1967 aparecía Violencia inmóvil, el mejor poemario de la autora hasta aquel momento, según apreciaron Vicente Aleixandre y Gerardo Diego, entre otros críticos. Desde el principio aparecía el problema al que se enfrentan todos los poetas en la década de los 60: la desconfianza en la palabra. En este contexto, Pilar Paz afirmó el sentido "místico" y "religioso" de la experiencia poética.
Pasaron quince años en medio de importantes cambios en el mundo, en España, en el ámbito familiar de Pilar Paz. El fruto de este silencio es La torre de Babel y otros asuntos (1982), un libro escrito a raíz de una fuerte crisis personal donde la confrontación con el fracaso personal y el mundo actual convergen en la torre de Babel como símbolo central de la destrucción de la palabra. El libro se abre a la ironía y el desdoblamiento en diferentes voces, para terminar con un retorno a una fe definida en parámetros postconciliares. Fue la reaparición de la poeta.
En 1986, reaparecía Pilar en el número Litoral femenino y en la cuidada antología que de su obra prepara José Ramón Ripoll: La alacena (1986).
En 1990 vio la luz Textos lapidarios, integrado por un relato ("La Dama de Cádiz") y un conjunto de poemas inspirados en el Lapidario del rey Alfonso X el Sabio. De aquí sale un libro de amor a la tierra natal andaluza, donde se mezclan las historias “memorables” de personajes de las tres culturas medievales con elementos de la memoria personal en poemas narrativos.
La veta narrativa de esta poesía hace juego con dos libros de cuentos: Historias balnearias y otras (1999), recogidas y ampliadas en Historias bélicas (2004). Sus cuentos combinan la indagación psicológica con la social e histórica. Por estos años sistematizó su colaboración en prensa con la columna “La Hache intercalada”, en Diario de Cádiz.
Philomena (1994) y Sophía (2003) constituyeron una cima en la obra lírica de la autora. En Philomena, inspirada en el símbolo sanjuanista del ruiseñor como alma en oración, culmina su concepción de la palabra como Logos en el que reside la resurrección y la vida. Sophía (2004), escrito a raíz de la muerte de Carlos Redondo en 1997, es el libro donde Pilar trasciende el dolor en belleza y conocimiento, maridando las tres fuentes de su sensibilidad: la platónica, la bíblica sapiencial, y la sensorialidad andaluza.
Su última entrega poética, Los niños interiores (2008), se abre con una cita de Juan Ramón: "Mi vocación de eterno está, como en el niño, en mi gran amor a lo presente". El libro reivindica la infancia perpetua del corazón; hace un balance agridulce de la propia trayectoria, comparándola con la de un niño que no ha terminado la tarea; juega con las palabras y las imágenes; evocan miedos de la propia infancia; muestra un mundo donde la inocencia es profanada; y, finalmente, asume la propia edad en un tiempo que, liberado del pasado y del futuro, se despliega como un don maravilloso.
La poesía de Pilar Paz ha sido traducida al italiano, árabe, francés, inglés y chino. En el año 2013 fueron publicados los libros Marinera en tierra adentro, que reúne la mayor parte de su obra narrativa, y Ave de mí, palabra fugitiva, con toda su producción lírica desde 1951 hasta 2008.
Pilar Paz Pasamar falleció en Cádiz el 7 de marzo de 2019.
Distinciones y membresías
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Pilar Paz Pasamar:
De Los buenos días:
ALDONZA SE CASA
A la memoria de M. de Unamuno
homenaje a su Vida de don Quijote
y Sancho.
Por la mañana
rubia como Castilla
Aldonza se nos casa con el hombre.
Huele el campo a romero
mientras alegre se prepara
y se almidona el corazón.
En este día último se crece,
se ilumina terriblemente grande,
colorada entre ramos y membrillos.
Ayer tarde confiesa. Hoy amanece
con la clausura del rocío, absorta
junto a la mula y el molino
y el sol pacífico y la tierra.
-Aldonza, ¿dónde vas?
-Voy a casarme.
-Dices bien. Haces bien. Tienes los brazos
ni que pintados para el hijo,
pero..., ¿no le conoces...?
¡Ayer a confesarte que no le conocías,
inspiradora ausente de tan tremenda ruta,
más allá de la vida.
mucho más de las eras y los pastos!
Tú no puedes saber como nosotros
porque tienes el alma colorada,
porque tienes los dientes demasiado risueños
y la fe tan casera que da lástima olerla.
-Haces bien. Cásate.
Cien hijos que tendrás como cien soles,
grandes y cejujuntos,
y un amor en tu alcoba
hecho con argamasa,
labriego, sudoroso,
como tu pecho que rescata al hombre
del sueño o el hastío.
-Aldonza, corre, que la hora se echa
encima de tu vida. No oigas lo que te digo
si te digo que eres una pobre criatura
como hay muchas.
Si te digo que ignoras -porque quieres-
que hay una estrella dolorosa
sobre los incurables,
sobre todos los locos,
que hay un mar.., que hay un mar...
Tú no sabes qué es eso, pobre Aldonza,
Anda a arreglarte (¡Cómo huele el campo,
Aldonza, y cómo huele tu ignorancia,
tu estúpida ternura satisfecha!
¡Cómo olerán tus hijos
que cubrirás de caldos espesísimos!)
Ay, Aldonza, no puedo,
no puedo contemplarte
sin echarme a llorar.
Un momento tan sólo: quisiera preguntarte
si no supiste nunca...,
si no pensaste un día,
si una noche quedaste muda frente a la tierra
o espiaste arriba un rayo de locura,
o te fuiste al río saltando y padeciendo
a tirarte a la yerba. A sufrir sin motivo.
A llorar porque sí.
¿Qué por qué te pregunto esto? Pues porque quiero.
Porque quiero salvarte, Aldonza, porque quiero
llorar por las que ignoran, por todas las robustas,
por todas las Aldonzas, por las que nunca sueñan,
¡por ti, por ti, Aldonza Lorenzo, que hoy temprano
te casas con el hombre bajo el sol de Castilla!
De La torre de Babel y otros asuntos:
EN DEFENSA PROPIA
(A una amiga que me reprocha
no dedicarme por entero a escribir
versos)
Tú creces, mientras yo me multiplico.
Tú hacia arriba, señera, alta, importante,
contemplativa, tan de mí distante
que a pequeños quehaceres me dedico.
Tú, de versos sublimes mil, y rico
tu mundo, yo los hijos por delante.
Tú luna en plenitud, y yo menguante
ala inclinada sobre mucho pico.
Ciprés engalanado y solitario,
llama inflamada en el fervor diario...
¡Nadie estorbe tu lámpara encendida!
Mientras, acompañada me disperso:
el hijo, el hombre, el hombro, el ala, el verso...
¡Mas no cambio mi vida por tu vida!
PILAR PAZ PASAMAR (Jerez de la Frontera, 13 de febrero de 1932-Cádiz, 7 de marzo de 2019) fue una poeta española. Miembro de la rama gaditana de la generación poética de 1950, continuadora de la lírica de estirpe simbolista y juanramoniana. Recibió un accésit del Premio Adonais de Poesía por Los buenos días (1954). Entre otras distinciones (miembro de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz desde 1963, Hija Adoptiva de la ciudad de Cádiz en 2005, Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer en 2005), destaca su inclusión en la sección de “Nombres propios” del Centro Virtual Ce rvantes. Fue nombrada Autora del año 2015 por el Centro Andaluz de las Letras de la Junta de Andalucía. El ayuntamiento de su ciudad natal concede anualmente el premio de relatos cortos y poesía para mujeres "Pilar Paz Pasamar".
Biografía
Pilar Paz Pasamar nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 13 de febrero de 1932.[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Fue la segunda hija del matrimonio formado por Arturo Paz Varela, jerezano y capitán de infantería, y Pilar Pasamar Mingote, una zaragozana que abandonó la profesión de cantante lírica al casarse. Antes de Pilar había nacido Mercedes (1927), y después lo harían Arturo (1933) y Jorge Antonio (1943).
Tras la guerra civil española la familia se instaló en Madrid, donde las niñas fueron matriculadas en el colegio de las Carmelitas de la calle Fortuny. Pero las vacaciones seguían siendo en el sur, donde se despertó la sensibilidad poética de la autora en torno a tres estímulos: la lírica de tradición oral (muy viva en la Baja Andalucía), las canciones que escuchaba por la radio y los poemas de Las mil mejores poesías que su madre le enseñaba a recitar.
Entre 1947 y 1948 tuvo Pilar un “Rincón poético” en el diario Ayer de Jerez. En estas primicias se reconocen los ecos de las coplas andaluzas, Bécquer, Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. La evolución de la lírica infantil hacia una depuración rigurosa se produce en contacto con las primeras amistades literarias en su Jerez natal: los poetas Juan Valencia y, sobre todo, José Manuel Caballero Bonald, que se constituyó en su primer mentor poético en los círculos madrileños.
A partir de 1950, coincidiendo con la inauguración de los Cursos de Verano para Extranjeros en Cádiz, Pilar Paz se incorporó al grupo que publicaba la revista Platero (1950-1954), integrado por Fernando Quiñones, Felipe Sordo Lamadrid, Serafín Pro Hesles, Francisco Pleguezuelo y el pintor Lorenzo Cherbuy. Con ellos coincidía durante los veranos, y con ellos fue a Córdoba en 1951 a conocer a los poetas del grupo “Cántico”: Pablo García Baena, Ricardo Molina, Juan Bernier... Platero llegó a publicar colaboraciones de Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. El grupo gaditano incluyó a otros poetas de la provincia, como José Manuel Caballero Bonald, Julio Mariscal y José Luis Tejada.
En 1952 Pilar Paz se matriculó de comunes en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, aunque no llegó a concluir la carrera. Allí trabó conocimiento con otras figuras literarias como Dámaso Alonso y Carlos Bousoño.
Entre 1951 y 1956 publicó tres libros que la convertirían en la poetisa más joven y celebrada del momento. Mara (1951), libro amadrinado por Carmen Conde, canta el descubrimiento del mundo desde un intimismo cálido y sensual. Los buenos días (1954, accésit del premio Adonais 1953 junto a Pino Ojeda por El fruto en el árbol) incorpora acentos realistas y cívicos. Ablativo amor (1955, premio Juventud) es un cancionero amoroso de estirpe petrarquista, en sonetos. Juan Ramón Jiménez, exiliado en Puerto Rico, al leer versos de la joven autora, se puso en contacto epistolar con ella: "Le perdono su burla de llamarme ¡Dios! y le rozo con las yemas de los dedos, Luzbel enemiga, sus sienes rebeldes, palpitantes de misterio, de encanto y de intensidad. Porque usted habla por las sienes, lo más sentido del cuerpo y lo más duro del alma". La admiración del maestro supuso sin duda el mejor espaldarazo para la joven escritora.
El medio siglo vino marcado por los intentos de apertura. Pilar Paz se integró en los círculos poéticos femeninos de Carmen Conde, Ángela Figuera, Gloria Fuertes y Concha Lagos entre otras. Carmen Conde la incluyó en todas sus antologías, y años después mereció un lugar destacado en la antología bilingüe italo-española que preparó María Romano Colangeli (1964). En la colección "Ágora" que dirigía Concha Lagos aparecerían más tarde Del abreviado mar (1957) y Violencia inmóvil (1967).
En esos mismos años culminó la pasión que desde su infancia sintió Pilar Paz por el teatro. En la Facultad se relacionó con estudiantes integrados en el TEU (Teatro Español Universitario): Marcelo Arroitia, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], José María Saussol Prieto. Con ellos montó una adaptación de La tempestad de Shakespeare (Madrid, 1954), participó en lecturas dramatizadas, iba por los pueblos representando autos sacramentales, y llegó a plantearse una gira por Italia con La Celestina. Junto con José María Rodríguez Méndez escribió "El Desván", una comedia que finalmente no fue ni representada ni publicada.
En 1955 el rectorado de la Universidad de Madrid y el SEU convocaron el Congreso de Jóvenes Escritores, que nunca llegó a celebrarse por motivos de censura. En su Boletín figura el nombre de Pilar Paz Pasamar como miembro de la Comisión Ejecutiva, aunque no consta más participación.
En Cádiz, en torno a los cursos de verano, José María pemán montó una compañía de aficionados. En 1952 se estrenaron en el Gran Teatro Falla de Cádiz con El Gran Cardenal.
Conoció a Carlos Redondo Huertos con el que se casó y se establecieron en Cádiz. La boda, en 1957, coincidió con la publicación de su cuarto libro de poemas. Del abreviado mar (1957), cuyo título es un homenaje a Góngora. Se trata de un cancionero de reencuentro con la tierra natal donde celebra la naturaleza y las pequeñas cosas, despidiéndose de su adolescencia con cierta melancolía. En los años siguientes se dedicó fundamentalmente a la familia. En Cádiz nacieron sus cuatro hijos: Pilar (1958), Mercedes (1960), María Eugenia (1963) y Arturo (1967). Publicó La soledad contigo (1960), donde, identificada con la tierra madre, explora el entorno cotidiano.
El 12 de agosto de 1963 ingresó en la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz con un discurso donde reflexionaba sobre la función del poeta.
En 1967 aparecía Violencia inmóvil, el mejor poemario de la autora hasta aquel momento, según apreciaron Vicente Aleixandre y Gerardo Diego, entre otros críticos. Desde el principio aparecía el problema al que se enfrentan todos los poetas en la década de los 60: la desconfianza en la palabra. En este contexto, Pilar Paz afirmó el sentido "místico" y "religioso" de la experiencia poética.
Pasaron quince años en medio de importantes cambios en el mundo, en España, en el ámbito familiar de Pilar Paz. El fruto de este silencio es La torre de Babel y otros asuntos (1982), un libro escrito a raíz de una fuerte crisis personal donde la confrontación con el fracaso personal y el mundo actual convergen en la torre de Babel como símbolo central de la destrucción de la palabra. El libro se abre a la ironía y el desdoblamiento en diferentes voces, para terminar con un retorno a una fe definida en parámetros postconciliares. Fue la reaparición de la poeta.
En 1986, reaparecía Pilar en el número Litoral femenino y en la cuidada antología que de su obra prepara José Ramón Ripoll: La alacena (1986).
En 1990 vio la luz Textos lapidarios, integrado por un relato ("La Dama de Cádiz") y un conjunto de poemas inspirados en el Lapidario del rey Alfonso X el Sabio. De aquí sale un libro de amor a la tierra natal andaluza, donde se mezclan las historias “memorables” de personajes de las tres culturas medievales con elementos de la memoria personal en poemas narrativos.
La veta narrativa de esta poesía hace juego con dos libros de cuentos: Historias balnearias y otras (1999), recogidas y ampliadas en Historias bélicas (2004). Sus cuentos combinan la indagación psicológica con la social e histórica. Por estos años sistematizó su colaboración en prensa con la columna “La Hache intercalada”, en Diario de Cádiz.
Philomena (1994) y Sophía (2003) constituyeron una cima en la obra lírica de la autora. En Philomena, inspirada en el símbolo sanjuanista del ruiseñor como alma en oración, culmina su concepción de la palabra como Logos en el que reside la resurrección y la vida. Sophía (2004), escrito a raíz de la muerte de Carlos Redondo en 1997, es el libro donde Pilar trasciende el dolor en belleza y conocimiento, maridando las tres fuentes de su sensibilidad: la platónica, la bíblica sapiencial, y la sensorialidad andaluza.
Su última entrega poética, Los niños interiores (2008), se abre con una cita de Juan Ramón: "Mi vocación de eterno está, como en el niño, en mi gran amor a lo presente". El libro reivindica la infancia perpetua del corazón; hace un balance agridulce de la propia trayectoria, comparándola con la de un niño que no ha terminado la tarea; juega con las palabras y las imágenes; evocan miedos de la propia infancia; muestra un mundo donde la inocencia es profanada; y, finalmente, asume la propia edad en un tiempo que, liberado del pasado y del futuro, se despliega como un don maravilloso.
La poesía de Pilar Paz ha sido traducida al italiano, árabe, francés, inglés y chino. En el año 2013 fueron publicados los libros Marinera en tierra adentro, que reúne la mayor parte de su obra narrativa, y Ave de mí, palabra fugitiva, con toda su producción lírica desde 1951 hasta 2008.
Pilar Paz Pasamar falleció en Cádiz el 7 de marzo de 2019.
Distinciones y membresías
- Miembro de número de la Real Academia Hispanoamericana (Cádiz) desde 1963.
- Miembro de la Academia de San Dionisio de Jerez de la Frontera.
- El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera
- El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera convoca desde el año 2000 un Certamen de Relato Corto Pilar Paz Pasamar.
- Nombrada "Hija adoptiva de la ciudad" de Cádiz 2004.
- Premio “Meridiana” del Instituto Andaluz de la Mujer, 2005. Archivado el 30 de julio de 2013 en Wayback Machine.
- Medalla de Honor de las Academias de Andalucía, 2012.
- Autora andaluza del año 2015[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], Junta de Andalucía.
- Premio Elio Antonio de Nebrija de las Letras Andaluzas, concedido por la Asociación Colegial de Escritores, en 2017
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
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Algunos poemas de Pilar Paz Pasamar:
De Los buenos días:
ALDONZA SE CASA
A la memoria de M. de Unamuno
homenaje a su Vida de don Quijote
y Sancho.
Por la mañana
rubia como Castilla
Aldonza se nos casa con el hombre.
Huele el campo a romero
mientras alegre se prepara
y se almidona el corazón.
En este día último se crece,
se ilumina terriblemente grande,
colorada entre ramos y membrillos.
Ayer tarde confiesa. Hoy amanece
con la clausura del rocío, absorta
junto a la mula y el molino
y el sol pacífico y la tierra.
-Aldonza, ¿dónde vas?
-Voy a casarme.
-Dices bien. Haces bien. Tienes los brazos
ni que pintados para el hijo,
pero..., ¿no le conoces...?
¡Ayer a confesarte que no le conocías,
inspiradora ausente de tan tremenda ruta,
más allá de la vida.
mucho más de las eras y los pastos!
Tú no puedes saber como nosotros
porque tienes el alma colorada,
porque tienes los dientes demasiado risueños
y la fe tan casera que da lástima olerla.
-Haces bien. Cásate.
Cien hijos que tendrás como cien soles,
grandes y cejujuntos,
y un amor en tu alcoba
hecho con argamasa,
labriego, sudoroso,
como tu pecho que rescata al hombre
del sueño o el hastío.
-Aldonza, corre, que la hora se echa
encima de tu vida. No oigas lo que te digo
si te digo que eres una pobre criatura
como hay muchas.
Si te digo que ignoras -porque quieres-
que hay una estrella dolorosa
sobre los incurables,
sobre todos los locos,
que hay un mar.., que hay un mar...
Tú no sabes qué es eso, pobre Aldonza,
Anda a arreglarte (¡Cómo huele el campo,
Aldonza, y cómo huele tu ignorancia,
tu estúpida ternura satisfecha!
¡Cómo olerán tus hijos
que cubrirás de caldos espesísimos!)
Ay, Aldonza, no puedo,
no puedo contemplarte
sin echarme a llorar.
Un momento tan sólo: quisiera preguntarte
si no supiste nunca...,
si no pensaste un día,
si una noche quedaste muda frente a la tierra
o espiaste arriba un rayo de locura,
o te fuiste al río saltando y padeciendo
a tirarte a la yerba. A sufrir sin motivo.
A llorar porque sí.
¿Qué por qué te pregunto esto? Pues porque quiero.
Porque quiero salvarte, Aldonza, porque quiero
llorar por las que ignoran, por todas las robustas,
por todas las Aldonzas, por las que nunca sueñan,
¡por ti, por ti, Aldonza Lorenzo, que hoy temprano
te casas con el hombre bajo el sol de Castilla!
De La torre de Babel y otros asuntos:
EN DEFENSA PROPIA
(A una amiga que me reprocha
no dedicarme por entero a escribir
versos)
Tú creces, mientras yo me multiplico.
Tú hacia arriba, señera, alta, importante,
contemplativa, tan de mí distante
que a pequeños quehaceres me dedico.
Tú, de versos sublimes mil, y rico
tu mundo, yo los hijos por delante.
Tú luna en plenitud, y yo menguante
ala inclinada sobre mucho pico.
Ciprés engalanado y solitario,
llama inflamada en el fervor diario...
¡Nadie estorbe tu lámpara encendida!
Mientras, acompañada me disperso:
el hijo, el hombre, el hombro, el ala, el verso...
¡Mas no cambio mi vida por tu vida!
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