Aires de Libertad

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    Mensaje por Maria Lua Mar Mayo 20, 2014 1:21 am

    EN OTRO. EL JILGUERO Y LA FLOR DEL AGUA



    Escúchame, poeta
    un gracioso jilguero
    joven, vivo y ligero
    más que brisa coqueta.

    Después de haber corrido
    del valle a la colina
    tras cada peregrina
    yerbecilla perdido,

    Después de haber cruzado
    cien veces la pradera
    cada flor hechicera
    cantando enamorado.

    De larga travesía
    fatigado su vuelo
    al pie de un arroyuelo
    vino a posar un día.

    El sol ya se ocultaba,
    y su postrer reflejo
    en el brillante espejo
    del agua reflejaba.

    A otras flores asida
    y siempre en la corriente
    de la linfa latiente
    flotando conmovida,

    Leve como amarilla
    cañilla de centeno
    en su cristal sereno
    vivía una florecilla.

    Sus galas, su belleza
    eran no más frescura
    que daba el agua pura
    a su gentil cabeza.

    Era el hermoso brillo
    que el sol que se alejaba
    melancólico daba
    a su cáliz sencillo...

    Vio el pájaro gracioso.
    La ninfa peregrina
    y en el agua argentina
    lanzó un trino amoroso.

    Oyó la florecilla
    al colorín amante
    y vaciló un instante
    temblando en su barquilla...

    —Vente, (el ave cantó)
    que otro lecho más rico
    transportada en mi pico
    he de buscarte yo.

    —No, la flor respondía,
    si dejo la frescura
    del agua mansa y pura
    no viviré ni un día.

    —Rompe el tallo hechicero,
    no estés en la ola hundida.
    —Estoy al agua unida
    si me arrancas me muero.

    —¡Ah! vente a otros lugares
    —¡Quédate al lado mío!
    —¡Verás los anchos mares!
    —Me basta con mi río.

    ¡Adiós! ¡gritó impaciente
    el pájaro ofendido!
    La flor con un gemido
    respondió tristemente.

    «Nunca me amaste, si mi endeble frente
    sabes que con un soplo se marchita
    ¿cómo del ronco viento que te agita
    pudiera resistir el gran torrente?

    »Por buscar otra tierra más lejana
    arrancarme del agua que me alienta
    es pretender con ansiedad violenta
    sacrificarme a tu ambición insana.

    »Si no son estas ondas transparentes
    que repiten tus trinos amorosos
    y te halagan con besos cariñosos
    espejos atu orgullo suficientes,

    »Adiós, adiós, vuela a buscar ventura
    de aquilón en el fiero torbellino
    y déjame en mi arroyo cristalino
    sobre mi cuna hallar mi sepultura.

    »El cierzo romperá tus alas bellas
    y cuando tornes y a mi amor te acojas,
    de mi triste barquilla y de mis hojas
    ¡no hallarás en las olas ni las huellas!»


    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Mar Mayo 20, 2014 4:52 pm

    Te felicito, Clara, por tu excepcional aportación. Y saludo los esfuerzos de Evangelina y de María por continuar con tu labor. Gracias a todas por acercarnos a esta magistral autora.
    Besos.


    _________________
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    Mensaje por clara_fuente Miér Mayo 21, 2014 5:44 am

    Seguimos en el esfuerzo de recordar que las mujeres han trabajado duro y en la sombra desde siempre.
    Y agradezco a todos que hayan indagado para dejarnos una y otra, sus poesías.

    Abrazos, Clara
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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 3:56 am

    Gracias a ustedes.

    "EL RAMILLETE O LA PRIMAVERA"

    ¡Salve, rayo del sol de primavera
    por densas nubes fúlgido rompiendo! -
    Brilló su luz primera,
    la tierra embelleciendo! -

    Mostró su faz, y de la blanca sierra
    las nieves en raudal se precipitan.
    Hierve a su luz la tierra,
    y las plantas palpitan.

    Los yertos campos vida y hermosura
    con el ardor fecundo recobrando,
    se ven entre frescura
    sus galas desplegando.

    Pimpollos son los brotes renacientes,
    que los desnudos árboles rodean.
    Ya en el rosal lucientes
    capullos colorean.

    De blancas flores multitud vistosa,
    que en la agua tienen sus cimientos vagos,
    son espuma olorosa
    de los inmobles lagos.

    Alza la yerba sus menudas cañas,
    crece, y se esponja, y tiende sus verduras
    en las altas montañas,
    en las anchas llanuras.

    ¡Salve, rayo del sol de primavera,
    por densas nubes plácido rompiendo! -
    brilló su luz primera,
    la tierra embelleciendo.

    De insertos mil la turba perezosa
    en el penoso invierno aletargada,
    con su lumbre ardorosa
    despierta reanimada.

    Allá viene el cantor de los amores,
    el tierno ruiseñor, huésped del prado, sus risueños albores
    cantando alborozado.

    Yo también te saludo, madre hermosa,
    juventud de los campos; que en la mía,
    como en ellos, rebosa
    tu vida y tu alegría.
    Más siempre al contemplarte, primavera,
    tomo, pensando en el placer fugace,
    si serás la postrera
    que para mí renace.
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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:00 am

    "A UNA TÓRTOLA"

    Tórtola, que misteriosa
    querella de amores cantas,
    dolorida,
    azorada, temblorosa,
    como la lluvia en las plantas
    conmovida;

    Que levantas arrullando
    de tu seno palpitante
    la alba pluma,
    como el agua murmurando
    en las olas, vacilante
    leve espuma:

    Tórtola tímida y bella,
    melancólica vecina
    de los valles,
    nunca tu blanda querella,
    tu cántiga peregrina,
    muda acalles:

    Lleva a el aura ese ruido
    que en las soledades mueven
    tus acentos:
    los ecos de tu gemido
    siempre amorosos se eleven
    a los vientos.

    Canta, canta dulcemente
    con la tierna compañera
    tus amores:
    verás tu arrullo inocente
    dar más vida a la pradera
    y alas flores.

    ¿Mas por qué si regalado
    tu murmurio en mis oídos
    desfallece,
    el pecho mío turbado,
    a tus lánguidos gemidos
    se estremece?

    ¿Será que yo también como tú siento
    esa ternura que tu seno oprime,
    y el dulce sentimiento
    que de inefable amor tu acento exprime?
    Con nuevo fuego el corazón se anima,
    al escuchar tu canto apasionado;

    ¿será que también gima
    en amoroso lazo aprisionado?
    Es tu tristeza la tristeza mía;
    con tono igual nuestro cantar alzamos;
    si nunca en la armonía,
    tórtola, en el gemir nos igualamos.

    Pues si en gemir son iguales,
    nuestras voces uniremos
    retiradas,
    como de dos manantiales
    unirse las aguas vemos
    separadas.

    Mis suspiros lastimados,
    tus arrullos gemidores
    mezclaremos,
    tú-sentidos, yo-soñados,
    entrambas canto de amores
    murmuremos.

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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:02 am

    "A UN RUISEÑOR"

    Ruiseñor, que entre las hojas
    de la más florida acacia
    has tenido todo mayo
    fresca, primorosa estancia,

    ¿Por qué picas ese ramo
    de menudas flores albas,
    que te mece si dormitas,
    y te acaricia si cantas:

    Y a tu lado cariñoso
    presta a un tiempo con sus galas
    colgaduras a tu lecho
    perfumes a tu morada?

    ¡Diote la acacia amorosa
    cuna y sombra regaladas;
    y tú rompiendo sus hojas,
    ¡ay! con heridas le pagas! -

    Yo sé, pájaro sonoro,
    que en tus dos inquietas alas
    vas a lanzarte, a otro valle
    por siempre huyendo esa rama.

    Mas no por eso a tu amiga,
    ruiseñor, con loca saña
    has de romperle las perlas
    de su corona preciada.

    ¡Que cuando estés lejos de ella,
    tal vez recuerdes con ansia
    la frescura de su sombra,
    la esencia de sus guirnaldas!


    -------------

    "A ÁNGELA"

    A Ángela Ángela, melancólica mi alma
    hacia tus brazos encamina el vuelo
    ansiosa de encontrar en ellos calma.

    Que, siempre son los ángeles del cielo
    ésos que nos arrullan blandamente
    y nos prestan reposo y dan consuelo.

    Tú tienes una voz que el ruido miente
    de las sencillas tórtolas, y el eco
    del murmurar tranquilo de la fuente,

    Y aunque en el pecho de inocencia seco
    no halle lugar tan cándido sonido
    halla en el mío dilatado hueco.

    Si, yo mi juventud no he consumido,
    conservo la ilusión y el sentimiento
    y aun puedo al tierno amor prestar oído:

    Ora célebre amor tu tierno acento,
    ora te duelas dél, siempre te escucha
    mi enternecido corazón atento.

    Y si en el siglo de ambición y lucha
    consuelo mutuamente no nos damos
    de nuestras almas a la pena mucha,

    Ángela, ¿con el llanto a dónde vamos?
    ¿Hacia dónde el amor sencillo y bello
    de nuestra musa juvenil llevamos?

    De rosas y jazmines el cabello
    te puedo coronar, sino ambiciosa
    por ceñir el laurel doblas el cuello:
    Yo quiero consagrar mi edad penosa
    a celebrar las cándidas doncellas
    que sólo en su amistad mi alma reposa;
    Entusiasmo y virtud encuentro en ellas
    y en sus arpas dulcísimas y santas
    el consuelo y la paz de mis querellas.

    Por eso vuelo a ti, que tierna cantas
    a Dios ya los amores de mi vida
    raudal perpetuo de emociones tantas.
    Por eso ya sintiéndome abatida
    el alma hacia tus brazos encamino
    porque en ellos la des bella acogida.

    Más precio yo tu arrullo peregrino
    que de las trompas bélicas los sones
    donde horribles batallas imagino,

    Más precio yo, doncella, tus canciones
    que los oscuros libros de la historia
    donde jamás hallé sino borrones;

    Más precio de amistad la suave gloria,
    más de mis compañeros la sonrisa
    que del mayor guerrero la victoria.

    De dos en dos, las tórtolas, poetisa,
    cantan sobre los rudos encinares
    mecidas en sus ramas por la brisa:

    Así das tú compaña a mis pesares
    aliento a un pecho lánguido infundiendo
    con el celeste ardor de tus cantares...

    Ya no sufro; mis párpados cayendo
    a tu benigno influjo, dulce amiga,
    poco a poco y mi espíritu adurmiendo
    en tus brazos se van... ¡Dios te bendiga!

    Ermita de Bótoa, 1846


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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:05 am

    "UN AÑO MÁS"

    ¡Un año más!... un año, Ángela mía,
    y aún no ha mudado mi horizonte triste,
    y de tan ancha tierra como existe
    no he descubierto un palmo todavía;
    ¡un año más!... un año día tras día
    lentos conté, y enero se reviste
    de nuevo sol para ostentar mañana
    su cabellera por los hielos cana.

    Hija de Italia; tú que los jardines
    de la reina del mundo has contemplado,
    tú, que en su bello mar te has retratado
    al buscar sus sirenas y delfines;
    tú, que de España ahora en los confines
    ves a ese mar, que yo nunca he mirado,
    removiendo en su azul mil pabellones,
    no puedes comprender mis ambiciones.

    A veces de ese mar las conchas beso,
    y si veo por dicha algún marino
    la relación de su feliz camino
    le escucho con tiernísimo embeleso,
    y cuando cesa, doloroso peso
    siento en el alma, al comparar mezquino
    con tan soberbios gigantescos mares
    el arroyo en que gimo mis cantares.

    Los barcos de los pobres pescadores
    son los buques que cruzan sus riberas,
    los lienzos de las pobres lavanderas
    los ricos estandartes brilladores;
    y tan sólo a estos puertos salvadores
    vienen, en vez de flotas extranjeras,
    blancos gansos, luchando con la ola
    y alguna gallareta errante y sola.

    ¿Has visto al topo que en la tierra hundido
    preso en el hoyo se remueve a oscuras
    y con la frente en las paredes duras
    da cuando intenta ver el sol lucido?
    Entre este viejo murallón roído,
    yo soy el topo, que las luces puras
    que en los alegres campos se reflejan
    nunca estos muros contemplar me dejan.

    Contra este muro donde puso escalas
    el francés ambicioso y el britano
    como sus vivas y rugientes balas
    mi ardiente corazón se estrella en vano;
    en vano tiendo ¡ay! hacia ti mis alas
    desde este torreón, que el africano
    dejó, tal vez, en nombre de Mahoma
    para nidos del búho y la paloma.
    Aquí muere la flor de la poesía
    antes que esponje el aura su capullo,
    aquí se anega el sol del noble orgullo
    antes que logre esclarecer al día,
    aquí de la creadora fantasía
    el manantial se agota sin murmullo,
    aquí sólo el amor gigante crece
    y ni se agota, apaga ni envejece.

    Aquí frente por frente a las pasiones
    en imponente lid nos encontramos,
    y aquí, como Petrarca, eternizamos
    del cariño ideal las ilusiones;
    aquí en la soledad los corazones
    en nuestro amor tan sólo concentramos
    y aquí de la poetisa el vital giro
    se puede reasumir en un suspiro.

    ¡Un año más! ¡Un año, Ángela mía,
    y el doloroso incendio no se apaga,
    y esta ansiedad devoradora y vaga
    no se extingue en mi pecho todavía!...
    Ángela, pues, tu voz sonora y pía
    a tus hermanos ángeles halaga,
    ¡ruégales por que el sol del nuevo enero
    ilumine la paz que ansiosa espero!

    Yo tengo fe en el porvenir oscuro,
    yo de engañarme en los recelos trato,
    yo a la esperanza el corazón dilato
    y bello siempre el porvenir auguro;
    yo ser feliz en la ilusión procuro
    contra el torrente del destino ingrato
    y al ver del nuevo año, sol que brillas,
    cruzo mis manos, doblo mis rodillas.

    ¡Oh nuevo sol, tus rayos bienhechores
    no a mí sola su ardor fecundo extiendan
    que a las criaturas todas hoy comprendan
    sus vivíficos sacros resplandores!
    ¡Que alivien la miseria y los dolores
    de la España infeliz, que al pobre atiendan
    y no pase con nuevos desengaños
    un año más, unido a tantos años!

    Badajoz, 1846


    -------------

    "A LIDIA"

    Error, mísero error, Lidia, si dicen
    los hombres que son justos nos mintieron,
    no hay leyes que sus yugos autoricen.

    ¿Es justa esclavitud la que nos dieron,
    justo el olvido ingrato en que nos tienen?
    ¡Cuánto nuestros espíritus sufrieron!

    Mal sus hechos tiránicos se avienen
    con las altas virtudes, que atrevidos,
    en tribunas y púlpitos sostienen.

    Pregonan libertad y sometidos
    nuestros pobres espíritus por ellos,
    no son dueños de alzar ni sus gemidos.

    Pregonan igualdad; y esos tan bellos
    amores que les da nuestra pureza
    nos pagan con sus pálidos destellos;

    Pregonan caridad; y esta tristeza
    en que ven nuestras almas abismadas
    no mueven su piedad ni su terneza.

    ¡Ay Lidia! en la niñez siempre olvidadas,
    en juventud por la beldad queridas
    somos en la vejez muy desgraciadas.

    Paréceme que miran nuestras vidas
    como a plantas de inútiles follajes
    que valen sólo cuando están floridas.

    «No han menester jardín, crezcan salvajes,
    rindan como tributo su hermosura.»
    ¿Qué más osan decir?... ¡Cuántos ultrajes!

    ¡Cuántos ultrajes! Lidia a la criatura
    que tiene un alma pura enamorada
    y un corazón tan lleno de ternura.

    ¿Verdad que el alma noble está enojada
    de que tantas bondades como encierra
    porque nazca mujer sea desdeñada?

    ¿Verdad que estamos, Lidia, aquí en la tierra,
    murmurando las hembras sordamente
    contra la injusta ley que nos destierra?

    No bulle la ambición en nuestra mente
    de gobernar los pueblos revoltosos,
    que es tan grande saber para otra gente.

    Ni sentimos arranques belicosos
    de disputar el lauro a los varones
    en sus hechos, de guerra, victoriosos.

    Lejos de la tribuna y los cañones
    y de la adusta ciencia, nuestras vidas,
    gloria podemos ser de las naciones.

    Pero no en la ignorancia, no oprimidas,
    no por hermosas siempre contempladas
    sino por buenas ¡ah! siempre queridas.

    ¡Oh madres de otra edad afortunadas
    cuán dichosos haréis a vuestros hijos
    si en escuela mejor sois enseñadas!

    No sufrirán por males tan prolijos
    como aquellos que ya desde la cuna
    tienen en el error los ojos fijos...

    Mas, Lidia, cuando el mundo por fortuna
    tras de su largo llanto y dura guerra,
    esa feliz prosperidad reúna
    ya estaremos tú y yo bajo la tierra.

    Badajoz, 1845





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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:07 am

    "A LA SEÑORITA DE ARMIÑO"

    ¿También, nueva cantora,
    el arpa juvenil cubres de luto?
    ¿Tú desconsoladora
    a la musa, que llora,
    rindes también tributo
    de secas flores y de amargo fruto?

    ¡Suave luz del oriente!
    ¿Por qué entre nubes escondida tanto
    muestras la faz riente?
    ¡Ángel mío inocente!
    ¿Por qué entre amargo llanto
    ensayas siempre tu sonoro canto?

    ¡Gemidos solamente!
    ¿Acrecentar la pena y el desvelo
    de la turba doliente?...
    No ha menester la gente
    más triste en su duelo -
    sóbrale el lloro; fáltale el consuelo. -

    Sin fe, desesperado,
    al pie de sus altares derruidos,
    ya de luchar cansado
    al pueblo infortunado
    lleva en tiernos sonidos
    aliento y esperanza, no gemidos. -

    Tal queda en el sendero
    el labrador postrado de fatiga -
    mas oye pasajero
    el canto placentero
    de la calandria amiga,
    y el placer el cansancio le mitiga. -

    ¡Viuda de los amores!
    Cambia en tu sien las tocas enlutadas
    por guirnaldas de flores:
    que a templar los dolores
    de las más desdichadas
    están las almas puras consagradas. -

    En el monte bravío
    nace la flor; en la salvaje sierra
    brota el sereno río
    sobre el campo sombrío,
    que ensangrentó la guerra,
    alcemos nuestro canto en nuestra tierra. -

    Mas siempre, compañera,
    unidas nuestras voces alzaremos,
    y la hoja primera
    de palma lisonjera
    que entrambas alcancemos,
    como hermanas las dos la partiremos. -

    Badajoz, 1845


    -------------

    "¡CANTAD, HERMOSAS!"

    Las que sintáis, por dicha, algún destello
    del numen sacro y bello,
    que anima la dulcísima poesía,
    oíd: no injustamente
    su inspiración naciente
    sofoquéis en la joven fantasía.

    Si en el pasado siglo intimidadas
    las hembras desdichadas,
    ahogaron entre lágrimas su acento,
    no es en el nuestro mengua,
    que en alta voz la lengua
    revele el inocente pensamiento.

    Do entre el escombro de la edad caída,
    aun la voz atrevida,
    suena, tal vez, de intolerante anciano,
    que en áspera querella
    rechaza de la bella
    el claro ingenio, cual delirio insano.

    Mas ¿qué mucho que sienta la mudanza
    quien el recuerdo alcanza
    de la edad en que al alma femenina
    se negaba el acento,
    que puede, por el viento,
    libre exhalar la humilde golondrina?

    Aquellas mudas turbas de mujeres,
    que penas y placeres
    en silencioso tedio consumían,
    ahogando en su existencia
    su viva inteligencia,
    su ardiente genio, ¡cuánto sufrirían!

    ¡Cuál de su pensamiento la corriente,
    cortada estrechamente
    por el dique de bárbaros errores,
    en pantano reunida,
    quedara corrompida
    en vez de fecundar campos de flores!

    ¡Cuánto lozano y rico entendimiento,
    postrado sin aliento,
    en esos bellos cuerpos juveniles,
    feneció, tristemente,
    miserable y doliente-,
    desecado en la flor de los abriles!

    ¡Gloria a los hombres de alma generosa,
    que la prisión odiosa
    rompen del pensamiento femenino!
    gloria a la estirpe clara
    que nos guía y ampara
    por nuevo anchurosísimo camino!

    Lágrimas de entusiasmo agradecidas,
    en sus manos queridas,
    viertan los ojos en ofrenda pura:
    pues, sólo con dejarnos,
    cantando consolarnos
    nos quitan la mitad de la tristura.
    ¡Oh cuánto es más dichosa el alma mía,
    desde que al arpa fía
    sus hondos concentrados sentimientos!
    ¡Oh cuánto alivio alcanzo,
    desde que al aire lanzo,
    con expansión cumplida, mis acentos!

    Yo de niña en mi espíritu sentía
    vaga melancolía
    de secreta ansiedad, que me agitaba;
    mas, al romper mi canto,
    cien veces, con espanto,
    en la mente infantil lo sofocaba.

    Que entonces, en mi tierra, parecía
    la sencilla poesía
    maléfica serpiente cuyo aliento
    dicen, que marchitaba
    a la joven que osaba
    su influjo percibir sólo un momento.

    ¿Cómo a la musa ingenua y apacible,
    bajo el disfraz terrible,
    con que falsa nos muestra antigua gente
    su cándida hermosura,
    pudiera sin pavura
    conocer y adorar antes la mente?

    ¡Qué rara maravilla y que alegría
    sintió mi fantasía
    cuando mudada vio la sierpe fiera
    en niña mansa y pura,
    tan llena de ternura,
    que no hay otra más dulce compañera!

    ¡Cuál mi embeleso fije, cuando a su lado
    mi espíritu mimado
    y en su inocente halago suspendido,
    suavísimas las horas
    tras de voces sonoras,
    pasó vagando en venturoso olvido!

    Decid a los que el odio en ella ensañan,
    que viles os engañan
    esa deidad al calumniar osados;
    decidles, que no es ella
    la que infunde a la bella
    afectos en el alma depravados.

    Si brota en malos troncos injertada
    será porque arrancada
    del primitivo suelo con violencia
    de la rama en que vive,
    a su pesar recibe
    el venenoso jugo su existencia.

    Empero, no esa flor alba y hermosa
    aroma perniciosa
    de la doncella ofrece a los sentidos,
    a los que tal dijeron,
    decidles que mintieron
    como necios y torpes y atrevidos.

    Y aquéllas que sintáis algún destello
    del numen sacro y bello,
    que anima la dulcísima poesía,
    llegad tranquilamente,
    y en su altar inocente
    rendid vuestro homenaje de armonía.

    Hallen los pensamientos oprimidos,
    que ulceran los sentidos,
    giro en la voz y en nuestras almas, ecos,
    si con silencio tanto
    de ese mudo quebranto
    los corazones ya no tenéis secos.

    Cántenos su infortunio cada bella,
    que si la pena de ella
    penetra con su ciencia, acaso, el mundo,
    mejor que los doctores
    explica sus dolores
    con agudo gemir, el moribundo.

    Dichas, amores, penas, alegrías,
    lloros, melancolías,
    trovad, al son de plácidos laúdes,
    mas ¡ay de la cantora
    que a esa región sonora
    suba sin inocencia y sin virtudes!

    Pues, en vez de quedar su vida impura
    bajo de losa oscura
    en silencioso olvido sepultada,
    con su genio y su gloria,
    de su perversa historia
    eterno hará el baldón, la desdichada.

    Cante la que mostrar la erguida frente
    pueda serenamente
    sin mancilla a la luz clara del cielo;
    cante la cine a este mundo
    de maldades fecundo
    venga con su bondad a dar consuelo.

    Cante, la que en su pecho fortaleza
    para alzar con pureza
    su espíritu al excelso templo, halle:
    pero, la indigna dama
    huya la eterna fama,
    devore su ambición, se oculte y calle.

    Badajoz, 1845




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    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:10 am

    "En el castillo de Salvatierra"
    ......
    ¡ Ay!, que desde aquellas hembras que cantaron
    gimiendo, como yo, sobre esta almena,
    ni un eslabón los siglos quebrantaron
    a nuestra anciana y bárbara cadena.

    Y ya es preciso para hacer patente
    la eterna condición de nuestras vidas
    unir las quejas de la edad presente
    a las de aquellas razas extinguidas.

    ¿ Quién sabe si en la choza y el castillo,
    contemplando estos bellos horizontes,
    fuimos por estas sierras y estos montes
    más dichosas en tiempo más sencillo?

    ¿ Quién sabe si el fundar el ancho muro
    que libertad al pueblo le asegura
    no nos trajo a nosotras más clausura,
    quitándonos el sol y el aire puro.?

    Palomas que habitáis la negra torre,
    yo sé que es más ruisueña esta morada
    y ya podéis, bajando a la explanada,
    decir al mundo que mi nombre borre.

    Yo soy ave del tronco primitiva
    que al pueblo se llevaron prisionera
    y que vuelvo a esconderme fugitiva
    al mismo tronco de la edad primera.

    ------------------

    "El marido verdugo"

    ¿Teméis de esa que puebla las montañas
    turba de brutos fiera el desenfreno?...
    ¡Más feroces dañinas alimañas
    la madre sociedad nutre en su seno!

    Bullen, de humanas formas revestidos,
    torpes vivientes entre humanos seres
    que ceban el placer de sus sentidos
    en el llanto infeliz de las mujeres.

    No allá a las lides de su patria fueron
    a exhalar de su ardor la inmensa llama;
    nunca enemiga lanza acometieron,
    que otra es la lid que su valor inflama.

    Nunca el verdugo de inocente esposa
    con noble lauro coronó su frente:
    ¡ella os dirá temblando y congojosa
    las gloriosas hazañas del valiente!

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    Carolina Coronado (1820-1911) - Página 2 Empty Re: Carolina Coronado (1820-1911)

    Mensaje por Evangelina Valdez Sáb Mayo 24, 2014 4:18 am

    "LIBERTAD"


    Risueños están los mozos,
    gozosos están los viejos
    porque dicen, compañeras,
    que hay libertad para el pueblo.
    Todo es la turba cantares,
    los campanarios estruendo,
    los balcones luminarias,
    y las plazuelas festejos.
    Gran novedad en las leyes,
    que, os juro que no comprendo,
    ocurre cuando a los hombres
    en tal regocijo vemos.
    Muchos bienes se preparan,
    dicen los doctos al reino,
    si en ello los hombres ganan
    yo, por los hombres, me alegro.
    Mas, por nosotras, las hembras,
    ni lo aplaudo, ni lo siento,
    pues aunque leyes se muden
    para nosostros no hay fueros.
    ¡Libertad! ¿qué nos importa?;
    ¿qué ganamos, qué tendremos?:
    ¿un encierro por tribuna
    y una aguja por derecho?
    ¡Libertad!; ¿de qué nos vale
    si son los tiranos nuestros
    no el yugo de los monarcas,
    el yugo de nuestro sexo?
    ¡Libertad!; ¿pues no es sarcasmo
    el que nos hacen sangriento
    con repetir ese grito
    delante de nuestros hierros?
    ¡Libertad! ¡ay! para el llanto
    tuvímosla en todos tiempos;
    con los déspotas lloramos,
    con tributos lloraremos;
    que, humanos y generosos,
    estos hombres, como aquéllos,
    a sancionar nuestras penas
    en todo siglo están prestos.
    Los mozos están ufanos,
    gozosos están los viejos,
    igualdad hay en la patria,
    libertad hay en el reino.
    Pero, os digo, compañeras,
    que la ley es sola de ellos,
    que las hembras no se cuentan
    ni hay Nación para este sexo.
    Por eso aunque los escucho
    ni me aplaudo ni lo siento;
    si pierden ¡Dios se lo pague!
    y si ganan ¡buen provecho!


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    Carolina Coronado (1820-1911) - Página 2 Empty Re: Carolina Coronado (1820-1911)

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Mar Jun 24, 2014 4:51 pm

    Estoy tan inmerso en otros menesteres que me pasó desapercibido este trabajo iniciado por Clara y conducido por Clara y Evangelina. Ambas conocéis lo que siento.
    Os felicito. Os doy las gracias. Y - no sé decirlo de manera más convincente- ¡os quiero!
    Besos.


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    Mensaje por clara_fuente Vie Jun 27, 2014 5:29 am

    Rosa blanca

    La luz del día se apaga;
    rosa blanca, sola y muda,
    entre los álamos vaga
    de la arboleda desnuda.
    Y se desliza tan leve
    que el pájaro, adormecido,
    toma su andar por ruido
    de hoja que la brisa mueve.
    Ni para ver en su ocaso
    al sol hermoso un instante
    ha detenido su paso
    indiferente y errante.
    Ni de la noche llegada
    a las tinieblas atiende,
    ni objeto alguno suspende
    su turbia incierta mirada.
    y ni lágrimas ni acentos,
    ni un suspiro mal ahogado
    revelan los sufrimientos
    de su espíritu apenado.
    ¡Tal vez de tantos gemidos
    tiene el corazón postrado!
    ¡Tal vez sus ojos rendidos
    están, de mal tan llorado!
    Tal vez no hay un pensamiento
    en su cabeza marchita,
    y en brazos del desaliento
    ni oye, ni ve, ni medita.
    El poeta “suave rosa”
    llamóla, muerto de amores…
    ¡El poeta es mariposa
    que adula todas las flores!
    Bella es la azucena pura,
    dulce la aroma olorosa,
    y la postrer hermosura
    es siempre la más hermosa.
    Viose en transparente espejo
    linda la joven cabeza;
    mas tal vez dio en su reflejo
    su vanidad la belleza.
    ¿Y qué importa si es hermosa?
    Sola, muda y abismada,
    sólo busca la apartada
    arboleda silenciosa.
    Y allí, cuando debilita
    su espíritu el sufrimiento,
    en brazos del desaliento
    ni oye, ni ve, ni medita.
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    Carolina Coronado (1820-1911) - Página 2 Empty Re: Carolina Coronado (1820-1911)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom Jun 16, 2024 5:35 am

    "Y allí entre la rubia espiga
    los pajarillos cantores
    daban con su trova amiga
    a tu belleza loores."


    Me ha gustado conocer a Carolina Coronado, Gracias por traer aquí su poesía.

    Un abrazo.
    Pedro


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