585.- Roberto J. Beltrán Neira, Perú
Niños del Perú
César Vallejo, como Jesús: dejad que vengan a mí
niños de hoy, niños de ayer, niños de mañana,
Yo os amo.
Niños que dejasteis el vientre materno un buen día
o quizás una mala noche en choza andina.
Mecha y kerosén en el mejor de los casos,
Senos frugales como mucho, y eso!
Mirad el rostro sin luz de vuestra madre,
la angustiada faz de vuestro padre.
¿Y los hermanos? Esos, los mayores, sin trabajo,
estos, los más pequeños, numerosos con
el grito pulmonar, laríngeo, antiguo, tenaz,
unas cuestas de oídos sordos.
Vuestras fiebres palúdicas, anémicas,
vuestras heces a campo abierto; serviciales
piedras ovulandas, modesto pero eficiente oficio.
Es que la miseria de muchos duele en blanco.
Estómagos ayunos, hambre cotidiana, perdurable.
Cerebros carentes de pan y estimación, daño extremo.
El mundo suicida, ciego, sordo, mudo,
acumula codicia tras codicia, sin reparar, sin medida.
Vientres distendidos, cabellos sin color ni brillo.
Sudor de muchos, millones en bancos globalizados,
joyas herméticas, perfumes axilas calvas.
Moscas buscando pábulo en labios secos, agrietados.
Días sin sal y
Sin miel,
solo amargura concentrada.
Vinagre y hielo
Niños de hoy preparaos para no morir;
que la muerte os busca sin descanso, día y noche.
¡Cuántos nacidos ayer, hoy ya no son!
¡Cuántos que son hoy no lo serán mañana!
No vayas a ser que la muerte os sorprenda, estad alertas
con la firme decisión de luchar por vuestras vidas!
¡Oh madres orantes! de pechos famélicos, tercas en la espera,
pedid a Dios por vuestros hijos del ande y de la selva,
del tugurio en la costa, del nuevo asentamiento inhumano;
por los payasitos, piruetas y ruegos, una moneda callejera,
presas del frío: neumonía, presas del calor: diarrea
terminal. muertos y enterrados “un angelito más al cielo”
¡Oh padres labor-orante! que yuntáis a sangre
eras y surcos agotados,
vestidos de escopeta defensiva,
costillas charreteras, libro y poesía,
cantos y bailes, fiestas a la mamacha, puntería nata:
bregad juntos, para que el agua venga sin veneno metaloide,
para que la Gran Mina no os joda legalmente,
con apoyo policial, y bendición cardenalicia,
ni os deje una fosa donde quepáis todos,
sepultura—gratis—
Bregad para que vuestra madre tierra,
no sea violada, rematada.
¡Qué no cubra vuestros cuerpos con oprobio!
Señor Ministro de Enfermedades y Resignaciones:
¡cuándo terminará usted con sus lucubraciones canas!
¡cuándo terminará usted con su FODA ¡Tecnocrática!
¡con sus formularios mentirosos, excesivos, inútiles!
Los niños siguen muriendo, dígitos frescos para sus registros.
de mortalidad infantil, vergüenza nacional ¡inocultable!
Niños del Perú, si alguien os pregunta
Por vuestra madre Patria,
Decidir:
Aquí estamos,
¡con la vida!
¡Por la vida!
¡Para la vida!
Yo os amo.
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