Poemas de Muerte (Al inicio de la primera página está la lista de autores y obras)

"ALGO MÁS

Nunca he sabido si acaso la muerte

era algo más que tocar una rosa

y sentir que sus pétalos rojos

se ocultaban, de pronto, en la sombra.


Me he perdido, de noche, en un bosque

y vino a encontrarme la luz de la aurora,

y he comprendido que el sol encendido

dora, de nuevo, las lívidas lomas.


Porque la muerte no toca a los hombres

cuando en lo oscuro sus cuerpos se borran.

Sabe la tierra que late su entraña,

sabe la noche que todo retorna.


Sólo los hombres no saben. Pensamos

que el corazón es igual que la rosa." ( LOS MUERTOS. J.LUÍS HIDALGO)

"IMPOSIBLE

Nunca la palma blanca del amor

podrá tocar en ti y abrir las fuentes

de un alegre vivir, limpio y desnudo,

que cante como un pájaro en tus sienes.


Nunca, porque el amor deja a los hombres

cuando dejan de serlo con la muerte.

Como sombra de nube, si se apaga

la luz, también el amor muere." ( LOS MUERTOS. J. LUÍS HIDALGO)

"DESPUÉS DEL AMOR

El zumo de la noche me gotea

con racimos de estrellas en la cara,

y madura mi frente su luz triste,

como una fruta sola sin su rama.


He perdido mi tronco; ardientemente

ha tajado el amor en sus entrañas

con un hacha sombría. En otro cuerpo,

la ceniza enrojece de mi savia.


A solas con la noche , me he quedado

con mi carne tendida, fruta amarga.

Y suena el corazón, bajo mi pecho,

con un crudo tañido de campana." (LOS MUERTOS. J.LUÍS HIDALGO)

"INVIERNO

Cuando me acerco hasta tu orilla,

luz del invierno, me deshojas,

y el amarillo de mis frutos

sufre desnudo por la sombra.

Van por el cielo nubes grandes,

celestes rocas misteriosas,

mientras un pájaro abatido

hiere la tarde y se desploma...


Triste es la carne, triste el alma,

triste la tierra oscura y roja.

Bajo los árboles helados,

toda mi vida es una boca

que ya no sabe de los zumos

con que embriagaba su sed honda.


Puedo morirme... Ya he sabido

cómo se mueren otras rosas,

cómo se ocultan en la nada

todos los ramos de las frondas...


Pero mi vida no es lo mismo,

puede aún decir algunas cosas,

contemplando como tus dedos,

luz del invierno, me deshojan." (LOS MUERTOS. J.LUÍS HIDALGO)

"ROJO OTOÑO

Ha llegado el otoño, y su zumo,

en las hojas, destiñe el verdor

y de un cobre celeste enfurece,

en el viento, las hojas sin sol.


Hiere un árbol la tarde, y las hojas

ensangrientan la tierra a sus pies,

y parece que el tiempo se muere

y parece que yo moriré.


Y la tierra, las hojas y el árbol

sangran todos, con rojo fulgor,

y parece que el mundo desnudo

palpitase como un corazón." ( LOS MUERTOS. J. LUÍS HIDALGO)

"ANSIA

Igual que por las agus más profundas

navega, siempre ciego, un pez luciente,

así va navegando nuestra alma

por el mar absoluto de la muerte.


Queremos habitar la brisa pura

de la luz inmortal, que arriba crece,

donde están dulcemente reposando

las almas de los cuerpos que se mueren.


Pero, torpes y bajos, nos ahogamos

en la nada fatal que nos sostiene,

y oscuros sollozamos, comprendiendo

que Dios es sólo el ansia de quererle" ( LOS MUERTOS. J.LUÍS HIDALGO)


(Un poema tan inmenso que yo creo que debería dejar unos días para reflexionar sobre él).

"NACIMIENTO

Ha llegado la noche para todos:

yo reclino mi frente en esta piedra,

donde los siglos, ciegamente, pasan,

mientras fulgen, arriba, las estrellas.


Entre duros peñascos, me arregazan

los brazos maternales de la tierra.

Soy un hombre desnudo. Hoy he nacido,

como una larga luz en tu corteza.


Ni me muero, ni sueño. Abro los ojos

y, extendiendo mis manos verdaderas,

toco el origen de mi ser humano,

el vientre elemental que me naciera.


Y, en la frente, la roca, su llamada,

la vida en destrucción que, ardiendo, espera

la voz de Dios, que, sobre el mundo, clama

y se rompe, temblando en las estrellas." ( LOS MUERTOS. J.LUÍS HIDALGO)

"BELLEZA


Arde, en la noche, la belleza

de las cosas que no se ven,

y la ceniza se derrama

sobre el silencio de su ser.


El Dios oculto que nos vela,

en ella pisa con su pie;

su huella efímera se apaga

cuando brota al amanecer.


Soy el poeta. Me pregunto:

¿qué es lo que anoche sentí arder?

Miro mis manos, trastornado,

y no lo puedo comprender." (LOS MUERTOS. J. LUÍS HIDALGO)


Faltan los diez poemas del APÉNDICE, última parte del poemario LOS MUERTOS.

Esta "hoja manuscrita" es la Página 101 del libro LOS MUERTOS, de JOSÉ LUÍS HIDALGO. Ediciones Taurus, 1966, Madrid. colección TEMAS DE ESPAÑA. Abre esta hoja, como ya hemos comentado , la última parte del libro, titulada APÉNDICE, la cual lleva una serie de anotaciones que creemos interesantes exponer.

"Se recogen en este apéndice algunos poemas que no se incluyen en el libro Los muertos, y que en cierto modo le pertenecen. Son los siguientes:

- "Penetra". Poema fechado en Valencia, 1943, publicado en "Indice de Artes y Letras", Madrid, 1950 y en "Cuatro poetas de hoy". Madrid, Taurus, 3ª Edición, 1966. En este poema, todavía con la estructura y gran parte del sentimiento poético de los que constituyen el libro Raíz, hay ya mucho de lo que forma el espíritu de Los muertos: lo más fácilmente visible, el árbol y la presencia de la muerte del propio poeta.

- "De espaldas a este mar..." Primer fragmento que da Ricardo Blasco como posible iniciación del ciclo de poemas que sería su último libro.

- "No. No era posible". Fragmentos dados por Ricardo Blasco de poemas que no llegaron al libro y en los que ya "Hidalgo se buscaba para encontrar la cantera cierta de su tema".

- "Están todos...". Poema del que damos autógrafo en otro lugar de este libro y cuya vinculación a Los muertos no es necesario aclarar. Lo publicó por primera vez Leopoldo Rodríguez Alcalde en su biografía de José Luís Hidalgo. También en "Cuatro poetas de hoy". El texto que damos aparece por primera vez con la pureza del original.

- "Este amor". Publicado en "Proel", 5-6, agosto-septiembre 1944.

- "A mi madre muerta". Publicado en "Proel", 7-8, octubre - noviembre 1944.

- Cont.

Viene del anterior:

- "Los muertos". Es este el largo poema publicado en "Entregas de Poesía", Barcelona, noviembre 1944.

- "Te estoy esperando" Publicado en Proel, 9, diciembre, 1944.

- "Último poema". Este es el título que dimos a esta composición, recogida entre sus papeles de sanatorio, y el único poema que escribiera durante su enfermedad. Publicado por primera vez en "Corcel", José Luís Hidalgo. recuerdo y homenaje de sus amigos. Madrid, 1947.


Tras este preámbulo continuaremos con los poemas. Queremos, no obstante, hacer una pequeña aclaración por si alguien estuviera trabajando en este autor o estuviera interesado en su poesía. He obtenido permiso de mi hija, INMACULADA LÓPEZ SÁNCHEZ, para una vez concluida la exposición de los poemas, pasar el texto de " LA MUERTE EN LA POESÍA DE JOSÉ LUÍS HIDALGO", trabajo realizado por ella, mientras realizaba su carrera, para la Asignatura de CRÍTICA LITERARIA, I, de la Facultad de Filología de la UNIVERSIDAD DE MURCIA.

Todo esto irá con la misma lentitud que hasta ahora, y os agradezco vuestra paciencia. Lluvia la tiene. Estar inmerso, de manera simultánea , en Elvio Romero, Poesía Social; Aurelio Guirao, Poesía místico-religiosa y esto conlleva lentitud para evitar errores imperdonables.

Gracias a todos. Continuamos, pues.

"PENETRA

Penetra. Yo te escucho,

latido leve, pluma prisionera.

Penetra en este cículo donde arrojo mi vida;

donde me pongo en pie cuando abriendo los ojos

como un árbol sereno a la muerte me ofrezco.


Yo te escucho, penetra,

mi orilla empieza siempre y no se acaba nunca

sobre esta tarde limpia,

bajo esta tierra seca...


Date prisa. Te espero

...y no se acaba nunca.


Contra el sol del crepúsculo transparento mi muerte." ( LOS MUERTOS. JOSÉ LUÍS HIDALGO)

"DE ESPALDAS A ESTE MAR...

De espaldas a este mar que no me escucha

vuelvo a mi ser, el ser todo del hombre,

hasta ti, tierra mía, que me hiciste,

que me pariste un día, tan dolorosamente

con un sudor celeste sobre tu pura frente

y un crepúsculo rojo que imitaba la sangre...


... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


Vuelvo a ti. Vuelvo a mi nacimiento.

Vuelvo por el silencio que no he tenido nunca,

que como el mar me falta, como falta la muerte,

vengo a mi nacimiento, vengo por mi morir." ( LOS MUERTOS. JOSÉ LUÍS HIDALGO)

"NO, NO ERA POSIBLE...


No. No era posible

que junto a mí estuviéseis  tanto tiempo,

ta vivo que los ríos y los árboles

junto a vosotros eran pobres símbolos apagados.

Yo os veía crecer y sonreír cada mañana

en pie sobre las rotas zanjas abiertas a la tierra,

erguidos sobre las duras botas de hierro,

que, no sabíais,

habían de pisar vuestra propia sangre

unos segundos antes de caer en la tierra

--- --- --- / doblados para siempre.

... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Oh, muertos, muertos míos,

que en la noche me herís, poderosos y solos.

Sobre los campos antiguos donde os vi caer,

hoy pasan los rebaños conducidos por los hombres

--- --- --- / que permanecen conmigo,

como nubes de vuestro cielo terrestre

que beben en la tierra cuyas raíces moja vuestra sangre

la universal destrucción de los hombres, las bestias

--- --- --- / y las flores. " ( LOS MUERTOS. J. LUÍS HIDALGO)

Faltan los siguientes poemas para concluir el libro LOS MUERTOS, DE J.LUÍS HIDALGO:

- ESTÁN TODOS.

- LOS MUERTOS ( El más extenso, con diferencia, de los poemas del libro).

- TE ESTOY ESPERANDO.

- ÚLTIMO POEMA.

Pero puesto que Walter ha tenido la deferencia de subir esta pequeña exposición a primera página voy a hacer un inciso en la secuencia de los poemas para exponer lo siguiente:


LA MUERTE EN LA POESÍA DE JOSÉ LUÍS HIDALGO

Inmaculada López Sánchez ( Crítica Literaria I, turno de tarde. UMU)


INDICE.-

I.- La época de J.L. Hidalgo: Un poeta sin Generación --- --- --- --- --- --- 1

II.- Expresión de la muerte --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- 1

III.- Símbolos en "Los muertos" --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- 7

IV.- Consideración final --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- 9

V.- Notas y Bibliografía --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- 11


I.- La Época de J. Luís Hidalgo: Un poeta sin Generación.

Manuel Prado apunta: " Siempre ha sido polémica la existencia de generaciones culturales, literarias...Y una vez aceptada, la fijación de sus límites, la nómina de sus componentes" (1).
Hecha esta precisión hemos de anotar que siendo J.Luís Hidalgo un poeta muerto prematuramente resulta mucho más difícil su adscripción a generación alguna. Su época está marcada por un acontecimiento, la Guerra Civil española, que no sólo determinó las actitudes de grupos poéticos, sino que, de alguna forma, constituye una pesada lacra para la conciencia colectiva de nuestro pueblo.

Cuando estalla la contienda J.L. Hidalgo tiene 17 años. En el transcurso de unos pocos años parte de los componentes de la "generación del 27" han muerto (García Lorca); los más están en el exilio ( Salinas, Jorge Guillén, Altolaguirre, Alberti,...). Y otros -G. Diego; Dámaso Alonso, V.Aleixandre, ...- quedan en el interior sin que se pueda afirmar su continuidad como Generación. Y sin acabar una, aunque rota, se intuye otra Generación dividida por obra del mismo acontecimiento político: La Generación del 36.

Herederos de tanto desastre, sin que autores importantes de las generaciones precedentes hayan acabado su producción creadora, algunos jóvenes poetas dejan oir sus voces, al principio tímidas, en los años inmediatos a la conclusión de la Guerra Civil. Entre estas voces se encuentran las de C. Bousoño, José Hierro, Blas de Otero, J.L. Hidalgo, Vicente Gaos, ... Y lo hacen, cuando pueden, al margen de las proclamas que se lanzan desde revistas como "Juventud" y "Garcilaso" - aglutinadoras del pensamiento de la España Imperial-, p desde los suplementos literarios de periódicos como "El diario Vasco", "El español", "Arriba", ...

Pero quizás fué precisa la aparición de " Hijos de la ira" de Dámaso Alonso -1944- para que comenzaran a caer los dogmatismos y la poesía fluyera nuevamente en libertad. Digamos que "Hijos de la ira" favoreció el propio magisterio de Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre sobre los poetas de postguerra - poetas sin generación como el que estudiamos-.

Cont.

LA MUERTE EN LA POESÍA DE J.LUÍS HIDALGO ( Inmaculada López Sánchez) .

Cont.

II.- Expresión de la muerte.

Se encuentre dividido el libro de "Los muertos" en cuatro partes. Es la primera la que representa propiamente el encuentro del poeta con la muerte. Así pues centraré mi atención en los poemas más significativos de esta primera parte. No es que en las restantes esté ausente el tema de la muerte, pero no es en ellas el tema central. En la segunda parte, por ejemplo, se nos ofrece el encuentro del poeta con Dios:

"Has bajado a la tierra, cuando nadie te oía,

y has mirado a los vivos y contado tus muertos.

Señor, duerme sereno: ya cumpliste tu día.

Puedes cerrar los ojos que tenía abiertos".


O como el poeta acepta su destino en la tercera parte:

"En esta humilde carne que me has dado,

has de cavar, Señor, mi sepultura,

y ha de nacer la yerba, una mañana,

en la tierra desnuda que la cubra".



"El viento ha de pasar, como ahora pasa,

por un campo cualquiera, su frescura,

y arrastrar este polvo de mi ruina

entre el polvo y las ruinas de otras tumbas."


Y finalmente en la cuarta parte el poeta se vuelca hacia la vida y en ella se debate en su tristeza:

"Si yo naciera a mi doliente infancia

otra vez niño, como un dulce sueño,

y pasase temblando, solitario,

junto a los hoscos y acabados muertos,


¡cuántas cosas vería con mis ojos

recientes para todo, sin misterios,

y qué cosas más claras me dirían

en su quieto y tristísimo silencio!"


Es pues, como decía al comienzo, única y exclusivamente en la primera parte donde este tópico - la muerte- es expresado cd la manera más subjetiva y directa - la muerte nos acecha, sentimos angustia interior, ignorancia o incertidumbre al no saber como afrontarla-. Todo esto es vivido por J.Luís Hidalgo y es expresado en sus poemas de forma clara, sencilla y directa. Es en esta primera parte donde la muerte aparece como telón de fondo permanente.
El primer poema que merece mi atención es "Espera siempre". Está compuestos en estrofas tetrásticas, versos endecasílabos, rimando en asonante los pares y quedando sueltos los impares. Un poema pues de composición unitaria: la espera de la muerte, la sombra que de improviso se cierne sobre nosotros:

"La muerte espera siempre, entre los años,

como un árbol secreto que ensombrece,

de pronto, la blancura de un sendero,

y vamos caminando y nos sorprende".

Esta estrofa es eminentemente expositiva.

Tal y como afirma Carlos Bousoño "hay poetas en los que la intensidad artística se reparte uniformemente a lo largo del poema, y otro en los que encontramos etrofas que presentan enérgicamente el tema que se trata, seguidas por otras que suponen un decaimiento de intensidad" (2). Esto es lo que veremos en J.Luís Hidalgo. Sin ir más lejos, en la segunda estrofa del poema que estudiamos observamos como el sentimiento se detiene, como si el poeta quisiera alargar el súbito estremecimiento de la anterior estrofa:

"Entonces, en la orilla de su sombra,

un temblor misterioso nos detiene:

mirando a lo alto, y nuestros ojos

brillan, como la luna, extrañamente".

En la tercera estrofa de nuevo vuelve la intensidad, la reacción que en nosotros provoca la muerte:

"Y, como la luna, entramos en la noche,

sin saber dónde vamos, y la muerte

va creciendo en nosotros , sin remedio
(ENCABALGAMIENTO)

ANTÍTESIS
con un dulce terror de fría nieve".
(EPÍTETO) ( EPÍTETO)

Irremediablemente "entramos en la noche" -estamos irremediablemente abocados a la muerte-. Asimismo estamos fatalmente dominados por la angustia interior -"la muerte va creciendo en nosotros"-, somos conscientes de nuestro destino.

Es necesario destacar las figuras estilísticas que aparecen - encabalgamiento, epíteto y antítesis. Hacen estas figuras que la estrofa resulte la más intensa de todo el poema. ( Cont.)

"LA MUERTE EN LA POESÍA DE JOSÉ LUÍS HIDALGO" (ILS) ( Cont.)

La última estrofa está dividida en dos semiestrofas. En la primera hay un nuevo descenso de intensidad, se nos muestra una vez más el conocido dolor subjetivo:

"La carne se deshace en la tristeza

de la tierra sin luz que la sostiene".


Mientras que en la segunda se vuelve a expresar directamente el motivo central. Aparece de nuevo el sustantivo "noche" - imaginamos que "noche" es sinónimo de muerte- y el verbo "mueren" cerrando, significativamente, el poema. Significativamente porque es el verbo categoría de lo existencial, de lo vivencial:

"Sólo quedan los ojos que preguntan

en la noche total, y nunca mueren".

Con respecto a la figura del encabalgamiento, me parece necesario destacar otro poema, "LO FATAL", donde la vamos a encontrar pero con bastante más insistencia:

"...y mi vida

es tan sólo el recuerdo de sus almas";


"...; mis raíces

no saben del frescor que en ella canta";


"... Mi ser vivo

lleva siempre los muertos en su entraña";


"... , y mi vida

será oscura memoria en otras almas".


Deducimos que lo que pretende hidalgo con estos cuatro encabalgamientos es destacar el sujeto de la oración, mientras que el predicado pasaría a constituir el verso siguiente entero. Interesante resulta que el sujeto de las cuatro oraciones sea la vida, el "yo" atormentado del poeta. Esto pone de relieve la profunda subjetividad con que J.L. Hidalgo expone el tema de la muerte en sus composiciones; en realidad, tal y como él la siente.( Cont.)

LA MUERTE EN LA POESÍA DE JOSÉ LUÍS HIDALGO (ils) (Cont.)

En otros poemas el poeta finge para sí su extraño mundo de los muertos, concretamente "SOL DE LA MUERTE" Y "LLAMAS ETERNAS".
Respecto al primero de ellos sigue teniendo la misma estructura métrica que la mayoría de los poemas de esta primera parte - en lo que se refiere a estrofa y rima ( estrofas tetrásticas, riman en asonante los pares y quedan sueltos los impares)-. Sin embargo, aquí los versos se ensanchado y los endecasílabos han sido sustituidos por alejandrinos, lo que da una sensación de mayor gravedad, permitiéndole además recrearse en ese mundo de ultratumba por el imaginado.

"Sueño un sol misterioso, hoja de un viejo otoño,

que pasa levemente por los cuerpos sin dicha,

atardecer de un mundo que nadie ha visto nunca,

donde sólo los muertos con ojos quietos miran".

Así se nos presenta el mundo de ultratumbas. Los tres primeros versos están dedicados a la descripción  de la naturaleza física; los muertos habitan un mundo ignorado " que nadie ha visto nunca", mientras que en el último verso se expresa el estado anímico de los muertos, habitantes de ese apagado mundo. La actitud de los muertos es contemplativa, "los muertos con ojos quietos miran". Así pues el último verso, más condensado y quizás por ello más conciso, nos muestra el estado psíquico.
En la segunda estrofa se insiste en la acción de ese sol sobre los muertos y dejará para el último verso el pensamiento capital - el hombre nutre de su propio existir el existir de la muerte. En la propia esencia del hombre se encuentra su destino trágico de la muerte y de este modo se acentúa, una vez más, en este poema el carácter subjetivo del drama que está viviendo:

"Fuente de un oro triste, como una antigua luna,

manando de un sol vago, sin luz de mediodía;

sombrío sol que roza sobre los muertos lívidos

y de las almas muertas su lento fulgor liba".

En la tercera estrofa conocemos la reacción del poeta ante la existencia de ese mundo de la muerte, siendo en los tres últimos versos donde expresa directamente su anhelo :

"Cuando en la noche helada mi carne se deshaga,

también yo he de llamarte con voz atardecida   )

--- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- ) ANÁFORA

también daré mi alma paque que tú fulgures, )

por ver si con tu llama mi cuerpo se ilumina".

El poeta es "también" consciente de su trágico destino y vuelca toda su angustia. "También" el dará su alma para que no se apague ese "sol vago y misterioso"; es consciente de ese consumirse a sí mismo. Cont.

LA MUERTE EN LA POESÍA DE JOSÉ LUÍS HIDALGO (ils) Cont.


La cuarta estrofa es de distinto carácter. Ahora sufre la depresión de un desengaño cierto. Es consciente del desamparo, de la soledad para su alma:

"Pero no has de quererme -mi alma estará sola-

Las almas de los tristes a Dios sólo iluminan,

y en su noche infinita, inacabablemente,

como un espectro ardiendo, con luz opaca brillan".

Ahora bien, en los tres últimos versos surge un nuevo sentimiento, bastante frecuente en el poeta -aunque no en esta primera parte-, el deseo de Dios - los que sufren son acogidos por Dios-. Así ùes la agitación interior sólo se dio en el primer verso, que además está cortado abruptamente, lo que hace aún más intensa para el lector esa idea de desengaño cierto.

Si adentrarnos demasiado en "LLAMAS ETERNAS", sí es necesario destacar algunas características. Al igual que el anterior, encontramos en este poema unas diferencias métricas. La rima sigue siendo la misma pero aquí nos encontramos con dos estrofas tetrásticas y una sixtina. Asimismo los versos son desiguales: heptasílabos, endecasílabos y eneasílabos, siendo el heptasílabo el preferido en el conjunto del poema, aunque hayan sido reservados para el final una pareja de endecasílabos. Y es que es este - el endecasílabo- el más utilizado por el poeta para expresar su temperamento y sensibilidad.

También aparecen en este poema una serie de tópicos presentes en el anterior, como puedan ser el paisaje de tristeza, contemplación y eternidad - el vivir de los muertos es como una lumbre siempre consumiéndose pero siempre mantenida por una energía triste-. Vemos en ambos poemas una misma angustia, y en esa angustia un mismo consuelo, la esperanza de refugiarse en la divinidad. Cont.

LA MUERTE EN LA POESÍA DE J. LUÍS HIDALGO (ils) Cont.

"Bajo la tierra seca,

arden eternamente vuestras llamas,

por el aire sin pájaros,

eternamente alimentadas.


Madre terrible, exprime

del cuerpo vuestra alma,

que, como gota triste

de luz desnuda y blanca,

brota en los aires puros

donde Dios se derrama.


Estáis muertos, hundidos,

pero su soplo ya os traspasa,

y crecéis y crecéis, durante siglos,

y le estáis contemplando cara a cara".


Por último nos referiremos al poema que cierra la colección que compone la primera parte del libro. Este poema final nos aparece con un doble interés en el estudio de nuestro tema. Por un lado presenta uno de los elementos capitales: la concepción de la vida, complemento de la visión de la muerte. Por otro lado encontramos la culminación de aquella esperanza que más de una vez hemos registrado como consuelo final: El sentimiento y goce de Dios, quizás como anuncio de la segunda parte de "Los muertos", que, como dijimos al principio, representa el encuentro del poeta con Dios.

Aparece en este poema la idea de que el alma es el elemento de pureza en el hombre; sólo precisa liberarse del cuerpo para encontrarse con Dios. Está ya el poeta convencido de que la felicidad es sólo posible en la muerte y no comprende que "no muera".

Son de destacar en la composición las frecuentes conjunciones copulativas en parejas de versos anafóricos:

"...y en todo veo su belleza

y comprendo que si (*) he nacido..."


"...y una luz que me traspasa

y como un agua azul me anega...".


"...y te miro desde la orilla

y no comprendo que no muera".

Se pone de relieve de esta forma la significación de prosecución ininterrumpida.

Acaba así esta primera parte con una nota de felicidad y redención.

Hay a lo largo de todos los poemas un ligero predominio del sustantivo - lo esencial, lo conceptual-. La mayoría de los versos empleados están en voz activa y en tiempo presente. Es pues, un criterio de simplicidad, de expresión directa, puesto que tal vez la pasiva sería más adecuada para un tema de recordación, tema que no tendría mucha cabida en la colección, debido al drama subjetivo que él mismo pueda estar viviendo. A pesar de esta subjetividad queda claro, una vez leída la colección, que no se está ocupando de un tema personal y privativo, sino de interés colectivo. Es ante todo la conciencia de que su drama interior se repite en cada uno de sus semejantes.


(*) Anotación mía: Este si es una proposición condicional ( "...si he nacido / es porque Él quiere wue asís sea."

III.- Símbolos en "Los muertos". (Cont.)

III.- Símbolos en "Los muertos" ( Inmaculada López Sánchez) Cont.

Carlos Bousoño define el simbolismo como "la utilización de palabras que nos emocionan, no o no sólo en cuanto portadoras de conceptos, sino en cuanto portadoras de asociaciones irreflexivas con otros conceptos que son los que realmente conllevan la emoción". (3)

En el transcurso de los poemas que constituyen la primera parte de "Los muertos", la muerte se identifica con el silencio, con un mar de piedra, , un árbol secreto, la noche, la tierra seca, etc... Interesa, sin embargo, investigar qué significado puede tener  la construcción simbólica en la poemática del autor. Nos remitiremos sólo a los dos primeros poemas.

En el poema que abre el libro la muerte queda simbolizada por el silencio: la muerte - desconocida sobre todas las cosas porque cuando uno la advierte en sí mismo ya no puede explicar sus cualidades- se asocia con lo más íntimo que tiene el individuo, la percepción de sí mismo, sea a través de "la grave mansedumbre del corazón que escucha", sea a través de "el latir del tiempo". Y aunque el poema se abre a la esperanza en la segunda estrofa ( la sangre de Dios es azul como el silencio del mundo, como contraposición a la negritud del silencio interno), al final el silencio pesa, es áspero, agotador y doloroso; "el silencio existe".

Es este poema una pura manifestación de irracionalismo ( " si entendemos, entendemos porque nos hemos emocionado, y no al contrario") (4). Leído en su conjunto, primero nos emociona, y luego, es posible, lo entendemos: ¿ cómo entender que el silencio tenga alas que va espesando, o que la carne y la sangre de Dios sean azules, o que el mar -además de ser de piedra- pueda o no lanzar su voz a la tierra, si previamente todo este discurso no provoca una reacción emocional en el lector? Y si esa reacción emocional es provocada ¿para qué penetrar después en su explicación racional?

La muerte como tal realidad es diferente del silencio. El poema parte, pues, de una "imagen visionaria" que se transformará en una sinestesia ( "visión") cuando el autor afirma "pero el silencio existe: pesa sobre los muertos", porque el silencio, en todo caso, es la no percepción por el oído. En realidad en el poema analizado se dan todas las formas posibles de simbolismo ilógico. Deteniéndonos en estos versos

"¿ Cantar?...¿Cantar?... ¿Quién canta? ¿ Acaso un mar de piedra

pudo lanzar su voz sobre la tierra nunca?"

podemos decir que la interrogación implica incertidumbre, opciones - aunque no reales sí emocionales- y por tanto posibilidad de existencia...Y, sin embargo, no hay duda de que el mar nunca será de piedra ( otra visión). Cont.

Viene del anterior:


El poeta parece afirmar su existencia equiparando el mar de piedra con el silencio y con la muerte ( imágenes visionarias), negando un atributo del mar ( el rugido, el sonido, la canción - simbolismo homogéneo-) dependiente únicamente del estado de ánimo del espectador y/o en este caso lector.

En el segundo poema, "Espera siempre", encontramos de nuevo una mezcla del temor a lo desconocido ("sin saber donde vamos") y la esperanza de la luz última y definitiva -algo nuestro debe  perpetuarse tras la muerte- ( "sólo quedan los ojos que preguntan / en la noche total, y nunca mueren").

En la primera estrofa de este poema el simbolismo ilógico alcanzará su máxima expresión -los versos despiertan en el lector emociones encontradas por salirse del conocimiento aprendido. Dice así:

"La muerte espera siempre, entre los años,

como un árbol secreto que ensombrece,

de pronto, la blancura del sendero,

y vamos caminando y nos sorprende."

Encontramos primero una imagen visionaria, la comparación de la muerte con el árbol, que se sigue, al menos de dos visiones: la adjudicación al árbol de la cualidad de secreto y la atribución al sendero de la cualidad de blanco.. Pero posiblemente la estrofa en su conjunto, por el hecho de alejarse del conocimiento aprendido, sea todo un símbolo homogéneo. Los mensajes previos a la lectura del poema reviven en nuestro consciente la similitud entre la sombra del árbol y el reposo del caminante...Y bien, el mensaje de J.L.Hidalgo es distinto: el camino es blanco y el árbol lo ensombrece.

La interpretación anterior se fundamenta en el sentido literal de los versos. Y, sin embargo, si aceptamos como poéticamente verosímiles las similitudes entre el camino blanco y la vida por un lado, y el árbol y la muerte por otro ( dos imágenes visionarias), hallaríamos perfectamente posible que un árbol secreto ensombreciera, de pronto la blancura del camino, encontrándonos, por tanto, ante una expresión simbólica heterogénea. esta disyuntiva surgida del hecho de que la estrofa puede ser analizada desde, al menos, los dos punto de vista citados, no tiene, en realidad, un valor tan marcado si seguimos l "Dialéctica de la irracionalidad" de Carlos Bousoño. Dice este autor: "la poesía contemporánea ha pasado del primer tipo de irracionalidad(...) al segundo(...) según un cambio que por ser vital, tolera, en principio, la simultaneidad de sus distintos momentos" (5). Y más adelante: "... pues en una estructura cada elemento implica los otros, y como los implica a todos, implica también a los que son su causa estructural inmediata" (6).


IV.- Consideración final . ( Cont.).

Viene del anterior...

IV.- Consideración final. ( Inmaculada López Sánchez)

Cuando leemos un libro de poemas, cualquiera sea su contenido, lo primero que llama la atención es lo subjetivo...Pero no lo subjetivo del autor cuando lo escribió, sino la emoción o los sentimientos que despierta en nosotros, en los que extrapolamos las imágenes escritas a nuestro campo vivencial.

Desde que Jorge Manrique escribiera

"Partimos cuando nascemos,

andamos mientras vivimos,

e llegamos

al tiempo que fenecemos"

hasta que Miguel Hernández exclamara

"Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas

compañero del alma, tan temprano"

han transcurrido siglos de hermosa poesía diversificada en los que, no obstante, la elegía es casi una constante inexorable...¿Inexorable? Sí, cruel. La muerte es cruel...Y, sin embargo, sin la presencia de la muerte, de alguna muerte, de la muerte de alguien, no podrían haber sido escritos los más bellos poemas en lengua castellana.

La muerte, presente en la poesía de Sn. Juan de la Cruz:

"Tú me mueves, mi Dios, muéveme el verte

clavado en una Cruz y escarnecido,

muéveme el ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte"


... la muerte en la poesía de Góngora:

"Mal te perdonaran a ti las horas,

las horas que limando están los días,

los días que royendo están los años"


...en Federico García Lorca:

"...¡ Ay, Antoñito el Camborio,

digno de una emperatriz!

Acuérdate de la Virgen

porque te vas a morir"


... o en Emilio Prados :

"Aunque me cueste el árbol de mi cuerpo

condúceme a ti, muerte".


Y, sin embargo, "Los muertos" no es un libro elegíaco "strictu sensu" ... o quizás sí, el llanto por todos los muertos que han sido:

"pesa sobre los muertos, como un cielo caído,

todo el latir del tiempo sobre la tierra única".


Elegía donde se desparrama tristeza:

"el aire se endurece como un pájaro,

inmensamente helado, que muriera"


en alternancia con rebeldía o esperanza:

"yo no quiero morir, como túa has muerto,

sobre la tierra dura, oscuramente.

Quiero brillar con las estrellas, alto.

Jamás descansaré, arderé siempre".


Elegía por su propia muerte presentida:

"Si en la noche de Dios yo me muriera

y el mundo de los vivos yo dejase,

que triste sonaría entre los hombres

el ruido de mi alma al derrumbarse"


...o imperativa por los años de una angustia y desolación:

"He nacido entre muertos, y mi vida

es tan sólo el recuerdo de sus almas".




NOTAS.-

(1) Historia de la Literatura Española. Manuel Prado. Volumen IV. Pág 249. ORBIS. BARCELONA, 1982.

(2) La Poesía de J.L. Hidalgo. Rev. Índice de Artes y Letras. nº 60, Madrid, año VIII. Extra febrero-marzo 1953.

(3), (4), (5) y (6) El irracionalismo poético. C. Bousoño; págs. 21, 23, 37 y 38 respectivamente. Ed. Gredos. Madrid, 1981


BIBLIOGRAFÍA.-

1.- Los muertos. J.L. Hidalgo. Taurus. Madrid, 1966.

2.- Cuatro poetas de hoy. Antología. Taurus. Madrid, 1965.

3.- La poesía de J.L.Hidalgo . Fernández Quiñones. Índice de Artes y Letras, nº 60. Madrid, año VIII. Extra febrero-marzo 1953.

4.- El irracionalismo poético. C. Bousoño. Gredos, 1981.

5.- Historia de la Literatura Española. Manuel Prado. Vol. IV: Orbis, Barcelona 1982.

6.- Historia y crítica de la literatura española. Vol. 8. Francisco Rico y otros. Grijalbo. Barcelona 1927

7.- Antología del grupo poético de 1927. V. Gaos. Cátedra. Madrid, 1993.

8.- Antología poética de la generación del 27. Arturo Ramoneda. Castalia didáctica. Madrid, 1990.


Por último, en su trabajo, Inmaculada expone los siguientes poemas de J.L.Hidalgo:

- SILENCIO

- ESPERA SIEMPRE

- CREPÚSCULO HELADO

- MUERTOS BAJO EL AGUA

- FLORES BAJO LOS MUERTOS

- NUBES SOBRE LOS MUERTOS

- MUERTO EN EL AIRE

- ANTE EL MUERTO

- ¿QUÉ SABES?

- LLAMAS ETERNAS

- LOS AMIGOS MUERTOS

- SOL DE LA MUERTE

- RUMOR LEJANO

- LO FATAL

- ESTA NOCHE

-AMANECER


Estos poemas ya han sido expuestos con anterioridad, por lo que los omitimos ahora. Aquí concluye el trabajo de Inmaculada López. En unos días terminaré de exponer los poemas que faltaban.

Gracias por vuestra atención.

Bien, voy a por los cuatro poemas que faltaban del libro LOS MUERTOS. Ahora mismo no podría ( me he levantado con una gran confusión y el café no me ha hecho mucho), pero me gustaría terminar esto con unas reflexiones sobre POESÍAS SOBRE LA MUERTE Y POESÍA MÍSTICO-RELIGIOSA. Ya veremos.


"ESTÁN TODOS...

Están todos, Dios mío,

como un solo racimo, entre tus manos.

Están todos, ninguno

a la cita ha faltado.


Los alegres y puros, que tocaban

los frutos de la carne y se quemaron.

Y los tristes y turbios que ocultaban

su triste corazón ensimismado.


Pasaban por el mundo y una noche

les llamastes a todos a tu lado..

Pasaban por el mundo...Tú sabías

que la sangre manaba en sus costados.


Y ahora están ya contigo, nadie oye

el lejano rumor de aquellos pasos.

Pasaron por el mundo, de sus huellas

sólo queda el camino ensangrentado." ( "LOS MUERTOS". J.LUÍS HIDALGO)

"ESTE AMOR

Se ve latir la vida bajo mi carne humana,

se ve latir el vértice del músculo y el nervio,

hermano de la tierra, del árbol, de la estrella,

a quien la densa sangre empuja para serlo.


La soledad me invade, sus levantadas horas

la inútil cárcel crean en donde vivo y muero.

Este planeta mudo, errante, sin destino,

sólo en la oscuridad alza su torso negro.


Cuerpos de tantos hombres, voces de tanta vidas,

no sé para que existen, no sé para qué están siendo.

Dime para quién eres, latir de sangre joven,

que blanco inencontrable te ha señalado el tiempo.


Vivir, pero no basta. Cauce que me conduces

por las orillas solas donde agonizo y pienso:

Dime, dime qué buscas, qué quieres y me arrancas,

para qué hora cierta me estás prestando aliento.


A solas con el mundo, no encuentro las raíces

estrella, árbol, tierra, que dentro de mí siento;

el cielo se me escapa, no corre por mis venas,

circulo por las suyas como un pájaro ciego... " ( Cont. ) ( LOS MUERTOS. J.Luís Hidalgo)

Viene del anterior

"ESTE AMOR

...


¿Es destino del hombre? ¿es la desnuda tierra,

los minerales áridos, sin amor, lo que espero?

¿Es ir dando a los días mi carne estremecida,

mis huesos rechinantes, mi corazón ardiendo?


Hay algo que no empieza ni acaba, pero tiembla.

Que cuando cese todo y se derrumbe el cuerpo

será más que un recuerdo de vagas cosas idas,

un poco de misterio quemándose en un verso.


Yo soy más que la tierra sobre la que transcurro,

es ella quien transcurre y pasa sin saberlo;

hay un divino fondo sin nubes ni fronteras,

una profunda entraña, un imposible fuego.


Y te he llamado. Acércate. Penetra en mis raíces,

empápame a torrentes en donde a ser empiezo.

Verás brotar un fuego de lux inexpresable,

una terrible llama sobre los días quietos.


Navega por mis venas, adéntrate, redúceme,

sólo el amor en pie cada mañana espero,

porque los días pasan y sin amor destruyen.

Ya sólo en tu confín mi sangre halla su término... ( Los Muertos. J. Luís Hidalgo) Cont.

Viene del anterior


ESTE AMOR

...

¿Cómo entregarme todo? ¿Qué beso, qué sonido,

que voz ardiendo sola puede mostrar mi acento?

¿Cómo decirte ahora la fiebre de mi entraña,

el árbol calcinándose que crece en mi secreto?


La muerte es el silencio de tus labios cerrados

que fulgen en la ausencia cuando de ti me alejo,

como una noche fija pesas sobre mis venas

y mis manos te buscan sin rumbo y sin remedio.


La soledad ya es eso: no haberte conocido.

Otros amaneceres sin ti alzaron el vuelo,

mi solitario cuerpo, mis sienes sin caricia,

mis pensamientos mudos y mis ojos desiertos.


Pero has llegado, estás, me cercas, me conduces,

en tus aguas empapo la sed de mi desvelo,

nazco cada mañana de tu secreta sombra,

de tu secreta sombra donde agonizo y muero.


¡Oh posesión total, sin límites y hermosa,

como una libertad que grita por el viento!

Cierra los ojos, cállate. La tierra se ha parado.

Ya contempla, asombrada, nuestro destino eterno." (Los Muertos. J.L.Hidalgo. El poema Este amor se ha dividido en tres partes).

"A MI MADRE MUERTA

Madre mía, te pienso, madre mía, te sueño,

mi recuerdo amamantas con tu oscura mirada;

fijamente me miras detrás de los cristales

que separan, apenas, de tu muerte mi vida.


Lo sabes, madre mía, la muerte es como un árbol

a cuya roja sombra nos tendemos un día

y en ella, descansándonos, nos limpiamos la frente

cuando el sudor nos brota igual que un pensamiento..


Tú tienes ya tu árbol, con una sombra tuya,

con un cansancio tuyo que te da tu sudor;

que estás cansada, madre, que estarás muy cansada

porque pesa la tierra sobre tu cuerpo frío.


Sí, te fuiste, me dejaste aquí solo

tristemente viviendo, te alejaste callando

a los campos oscuros donde el aire es de tierra

y hay un pájaro dulce que no puede cantar.


Por tenerte aquí ahora, junto a mi cuerpo vivo,

deshacerme quisiera y a tu seno secreto,

con temblores de río, yo quisiera volver.

Pero tú no me esperas, vives ya con las aguas

que desbordan los ríos y se dan a la mar." ( Los muertos. J.L.Hidalgo)


En la edición del libro que estamos usando el poema que viene a continuación es el que da nombre al poemario: LOS MUERTOS. Nosotros hemos decidido dejar este poema para el último y seguir ahora con TE ESTOY ESPERANDO y ULTIMO POEMA.

Seguiré seguramente mañana.

"TE ESTOY ESPERANDO

Empujando el presente solo y frío,

minutos de esta tarde dolorosos,

tan lejano de mí que ya no sepa

de su silencio el nombre, y el umbroso

recuerdo de lo que quiero tenga

un destino más cierto, más hermoso.

Recuerdos, vagos cual promesas: íos

y con seguro paso vengan otros

a morar sobre mi alma, sueños

de un claro porvenir más luminoso

donde se alce transparente el cuerpo,

y hasta su rostro sea ante mi rostro

una espada desnuda que, al besarla,

como una estrella fulja por el fondo

más íntimo del ser, donde la carne

se hace luz delicada sin contorno

y vuela el alma, como un ala esbelta,

ya libre el corazón de su reposo.


Las horas pasen, deslícense los días

sus pasos arrastrando, rumorosos,

esta espera pisándome, en que velo

este tu no llegar que, de tan hondo,

de un extraño pasado sin presentes

acercarse parece cauteloso.


Recuerdos, vagos cual promesas: íos,

llegue ya el porvenir más luminoso.

Vence en mí la promesa de tenerte

al ardiente recuerdo en que te nombro." ("LOS MUERTOS" J.Luís Hidalgo)

ULTIMO POEMA

Aún no te he visto, otoño,

y sé que ya has nacido;

en mi carne te siento,

te escuchan mis oídos.

Preso estoy en mis redes,

por eso te lo digo.

Tú, que no me conoces,

no sabes todo el frío

de soledad que alcanza

a este corazón mío.

Que algún día comprendas

esto que ahora te digo:

mira ese árbol seco,

sin sangre y sin abrigo,

batido por tus vientos,

por tus vientos herido;

hasta las ramas secas

de su tronco ha perdido...

Más solo que ese tronco

en estas horas vivo.

Ni tu viento acompaña

mi soledad de frío,

ni hay sangre en mis heridas

ni luz en mi destino;

no tengo ni recuerdos

de lo que ya he perdido,

porque quiero contarlos

y mi voz hiela el frío;

porque quiero llorarlos

y el llanto ya no es mío.


Preso estoy en mis redes,

por eso aún no te he visto;

mas quiero que comprendas

esto que ahora te digo,

porque a ti puedo hablarte

lo mismo que a un amigo." ( Los Muertos. José Luís Hidalfo)


Y como habíamos referido un poco más arriba, tras cambiar el orden natural del libro nos quedaría el poema que da título al libro , LOS MUERTOS. Es el más extenso de todos los poemas. Si pudiera empezaría esta tarde a pasarlo. En caso contrario lo haría mañana.

Gracias por vuestra atención.