NIKOLAS ORMAETXEA - Orixe. 1888 – 1961 (Fte.- GUIPUZCOA.KULTURA.NET)
Nació en Orexa el 6 de diciembre de 1888, en el caserío Iriarte. Como era trillizo sus padres le trasladaron al caserío Errekalde, con cuya familia convivió durante su infancia y su juventud. "Dos madres y ninguna" manifestará con gran amargura en la obra Quito'n arrebarrekin. Siendo un muchacho de diecisiete años, en 1905, partió para estudiar en el Colegio de Jesuitas de Javier, donde después de realizar una prueba de dos años permanecerá en la Compañía durante dieciséis, hasta su expulsión en 1923. El cese de la carrera sacerdotal le creó un nuevo trauma, que al igual que el de la ausencia de la madre le resultará difícil de sobrellevar. En el poema titulado Getsemani rememorará ante el Señor aquél período de siete negros años (1916-1923): "Tú y yo sabemos de aquellos siete negros años".
Durante el tiempo que estuvo en la Compañía de Jesús, publicó algunos artículos y poesías en las revistas Jesus'en Biotzaren Deya y RIEV. También impartió un par de conferencias sobre la rima en euskara durante las Fiestas Vascas de Durango, en 1921.
Tras volver a la vida laica, transcurrió los primeros siete años (1923-1931) en Bilbao, los primeros en el despacho de Euskaltzaindia, en compañía de Azkue, y a partir de 1928 en el diario Euzkadi, como director de la página en euskara. Durante esa época publica tres libros: dos traducciones, Tormes'ko itsu-mutilla (1929) -en dialecto vizcaíno- y Mireio (1930), y Santa Kruz Apaiza (1929).
En tiempos de la República, en la cúspide del renacimiento vasco, ante la necesidad del País Vasco de contar con su propio poema nacional, se retiró a su pueblo natal para crear el poema épico Euskaldunak, por encargo de los componentes de la sociedad Euskaltzaleak. Aunque se publicará más tarde, en 1950, para cuando estalló la guerra ya lo tenía concluido y había entregado el texto original en su totalidad. Es preciso hacer esa puntualización para que dicha obra sea ubicada en su contexto histórico. También publicó un pequeño libro de poesía, denominado Barne-Muinetan (1934), de carácter místico.
Tras una permanencia de seis meses en la cárcel de San Cristóbal, al año siguiente, a la edad de 50, se vio en la obligación de partir hacia el exilio, donde transcurrió dieciséis largos años (1938-1954), difíciles y penosos, sin duda alguna, pero también quizás los más fértiles y productivos para las letras vascas. Entre los trabajos realizados en dicho época el más conocido será Urte Guziko Meza-Bezperak (1950), también realizado por encargo en el Norte del País Vasco. Cuando decimos por encargo queremos decir que se trataban de unos trabajos remunerados. No hay que olvidar que Orixe ha sido el primer liberado profesional con el que han contado las letras vascas, totalmente entregado al euskara. Cuando se despidió de Guatemala dejó escrito lo siguiente en Euzko-Gogoa: "Mi prometida más querida ha sido el euskara, y por halagarla me he vanagloriado de encontrarme a mí mismo en un estado de mayor necesidad".
Los cuatro años de América (1950-54) resultaron verdaderamente prolijos y de alto nivel tanto en las traducciones como en las obras de creación. Fue en Zaragoza de El Salvador donde escribió los interesantes artículos publicados en la revista Euzko-Gogoa -principalmente sobre filosofía y estética-, y las diferentes piezas que componen la obra de ensayo que lleva por título Quito'n arrebarekin, y también los artículos tan polémicos publicados en castellano en la revista Gernika sobre el euskara batua y Euskaltzaindia. Incluso la obra Agustiñ Gurenaren Aitorkizunak, que aunque se publicara en 1956, ya la había concluido para cuando regresó de América.
Quien fuera un enfermo crónico, regresó a casa bastante débil de salud, en 1954, pero con ansias de trabajar. Su obra más destacada de esta última época, titulada Jainkoaren billa, la concluyó mientras permanecía más tiempo acostado que levantado. Además, cuando regresó, se encontró con un mundo vasco diferente al que él esperaba. Para entonces ya había surgido una nueva generación de euskaltzales de la posguerra, habían comenzado a introducirse en el País Vasco los nuevos aires de Europa, y a darse los primeros pasos en torno al euskara batua. A causa de esos cambios profundos, Orixe se sintió como en el exilio en su propia casa, cargado de dificultades para adaptarse a la nueva situación. Por decirlo de alguna manera, se encontró desplazado. Por ello, la imagen mítica del escritor Orixe ya había empezado a desplomarse antes incluso de que la muerte se lo llevara en 1961.
Pero el Orixe mitificado y desmitificado vive incluso 50 años después de la publicación de Euskaldunak, su tan famoso como polémico poema. Y si no vive debería vivir, porque nos ha legado una obra amplia, rica y diversa. Como se ha solido decir, sus obras tal vez no tienen comparación entre sus contemporáneas.
Última edición por Pascual Lopez Sanchez el Lun 15 Oct 2018, 23:14, editado 1 vez
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