SIGLO XIX
Palacio, Manuel del
Lérida. 1831 - Madrid. 1906
Palacio Simó, Manuel del. Lérida, 1831 – Madrid, 5.VI.1906. Poeta satírico y periodista.
Hijo de militar, pasó su infancia en diversos lugares, al albur de los diversos destinos paternos como tesorero de la Hacienda Pública: Soria, Valladolid, La Coruña, Granada, además de intermitentes residencias en la capital del Reino, entre un destino y otro. A partir de 1854 Manuel del Palacio se afincó en Madrid como un integrante más de la asociación La Cuerda Granadina. Protegido del prócer Alonso Cordero, Palacio se inició como periodista satírico en la revista El Látigo y como gacetillero y corrector de pruebas en La Discusión. Entre 1859 y 1860 colaboró en la escritura de algunas piezas teatrales al tiempo que dirigía la revista El Nene, donde Bécquer dio a conocer algunas de sus primeras rimas. Desde allí, y con su acerada pluma, se hizo eco de algunas situaciones de gran calado social en la España de su momento, como la campaña marroquí de Prim y O’Donnell; una vertiente de sátira política en la que se afanó por la década de 1860, de modo que no hubo apenas ministro que se librase de sus dardos versificados, aunque exponiéndose a más de un proceso por injurias. Fue muy aficionado a la pintura (llegó a reunir una colección personal de lienzos nada desdeñable) y, de hecho, su primer libro, de 1862, fue un ensayo sobre tal arte. Producción que se vio sensiblemente incrementada en los años siguientes como así mismo el prestigio de sus sátiras, ahora difundidas desde las páginas de la emblemática revista Gil Blas, que fundó en 1864 con Eusebio Blasco, Roberto Robert y Luis Rivera (con quien firmó sus primeros libros).
No está probado que tuviese militancia política concreta, pero colaboró con Prim en 1865, sirviéndole de enlace con un comité revolucionario gaditano, en un intento fallido de insurrección. Nuevas incursiones en el mundo de la zarzuela y del teatro cómico al tiempo que se alineaba con los que sentían una marcada aversión hacía la Monarquía borbónica, sobre todo después de los sucesos del cuartel de San Gil. Circularon sonetos manuscritos suyos en los que satirizaba a la Reina y a su camarilla más próxima de colaboradores, lo que le ocasionó unos días de cárcel y finalmente el destierro a Puerto Rico, destierro que duró apenas unos meses, pues estaba de nuevo en Madrid en las fechas previas a la Revolución de 1868, si bien de forma clandestina. A partir de aquel momento se dedicó a una tarea diplomática, desplazándose a Florencia como primer secretario de la legación española en la Corte de Víctor Manuel, cargo que duró hasta noviembre de 1869, fecha en que regresó a Madrid para continuar su tarea de crítico observador de la situación política española.
En medio de un cierto pesimismo contrajo matrimonio con una joven llamada Asunción Fontán. Esto ocurría el mismo año (1870) en que se publicaba uno de sus libros más afamados: Cien sonetos políticos, filosóficos, biográficos, amorosos, tristes y alegres. Pero se le notaba cierta fatiga anímica y acusado desánimo ante la situación de descomposición nacional que se escenificaba ante sus ojos. Su producción literaria fue disminuyendo, aunque todavía tenía ganas y fuerzas para publicar La Creación, poema épico, de 1872, y unAlmanaque Cómico para 1873. Y desde 1874 sus nuevos poemas se redujeron a odas y sonetos de carácter necrológico o de melancólicos argumentos, dejando atrás la vena satírica y mordaz, tan quevedesca, que había caracterizado lo mejor de su producción.
A fines de 1875, con la Restauración, Palacio intentó regresar al periodismo activo a la vez que era nombrado inspector de Correos y luego agente de recaudación para Madrid, cargos que aceptó, de mala gana, por necesidades económicas. Intentó la protección de Cánovas del Castillo y dulcificó muy mucho su antigua posición satírica contra los gobernantes.
Ahora tanto escribía poesía histórico-narrativa (Juan Bravo, el Comunero) como se atrevía con cualquier fútil asunto meramente circunstancial (conmemoraciones, veladas, inauguraciones, aniversarios...). Mientras crecía su pasión por la pintura, todavía tenía tiempo de enfrascarse en la composición de algunas leyendas en verso (anacrónicamente románticas) y de publicar en 1884 dos tomos de sus poesías varias. En 1884 aún desempeñó un cargo diplomático en Montevideo, donde residió hasta 1886. La experiencia de aquellos años la trasladó a su libroHuelgas diplomáticas. A su regreso fue elegido miembro de la Real Academia Española —Silla h—, en la que ingresó con un discurso acerca De cómo la poesía en nuestra patria se halla identificada con el idioma vulgar,toda una proclama teórica de la reacción poética antirromántica que se imponía en la segunda mitad del siglo xix. Tuvo una famosa polémica con el crítico Clarín, que reflejó en uno de sus libros. En 1894 se jubiló de sus puestos burocráticos y de la política.
La crisis finisecular le alcanzó todavía con cierta actividad literaria, reflejada en sus colaboraciones en el semanario Gente Vieja. Falleció en Madrid el 5 de junio de 1906.
Obras de ~: Doce reales de prosa y algunos versos gratis, Madrid, Librería de San Martín, 1864; El amor, las mujeres y el matrimonio, Madrid, Librería A. Durán, 1864; Cabezas y calabazas, Madrid, Librería de Miguel Guijarro, 1864; De Tetuán a Valencia, haciendo noche en Miraflores, Madrid, Fortanet, 1865; Un liberal pasado por agua. Recuerdos de un viaje a Puerto Rico, Madrid, Miguel Guijarro, 1868; Cien sonetos políticos, filosóficos, biográficos, amorosos, tristes y alegres, Madrid, Fortanet, 1870; La Creación, poema épico, París, Imprenta Española, 1872; Almanaque cómico, Madrid, Alfonso Durán, 1873; Letra menuda, Madrid, Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1877; Melodías íntimas, Madrid, Rivadeneyra, 1884; Veladas de otoño, Madrid, Rivadeneyra, 1884; Obras, Madrid, Rivadeneyra, 1884; Clarín entre dos platos, Madrid, Fernando Fe, 1889; De cómo la poesía en nuestra patria se halla identificada con el idioma vulgar. Discursos leídos ante la Real Academia Española [...], contestación de V. Barrantes, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1894; Poesías escogidas,pról. de J. O. Picón, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1916; Veladas de invierno: poemas, leyendas y fábulas, recop. de E. del Palacio, Madrid, Francisco Beltrán, 1931; Mi vida en prosa. Crónicas íntimas, Madrid, Victoriano Suárez, 1932.
Bibl.: V. Barrantes, “Contestación”, en M. del Palacio, De cómo la poesía en nuestra patria se halla identificada con el idioma vulgar [...], op. cit.; J. L. Gordillo Courcières, Un poeta satírico del xix. Los sonetos políticos de Manuel del Palacio, Madrid, Compañía Literaria, 1994; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1999, pág. 271; J. L. Gordillo Courcières, Vida de Manuel del Palacio con Madrid al fondo, Valencia, Albatros, 2000; F. J. Voces Ergueta, La obra en verso y en prosa de Manuel del Palacio, tesis doctoral, Valladolid, Universidad, 2002.
Gregorio Torres Nebrera
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