SOBRE LA ROSA...

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

149. PEDRO SANTACILIA Y PALACIOS (Fte. Representación de Cuba en el Eterior).


En ocasión del 194 aniversario de su natalicio Pedro Antonio Santacilia y Palacios nació en Santiago de Cuba, el 24 de junio de 1826. Su padre, militar del ejército español con ideas liberales, participó en los sucesos de esa ciudad en ocasión de la sublevación de La Granja de San Ildefonso, en España, en agosto de 1836, donde un grupo de sargentos se sublevó y obligó a la Regente María Cristina de Borbón a poner en vigor la Constitución de 1812 y nombrar un gobierno liberal progresista. Ese hecho tuvo repercusión también en Cuba; y la Constitución fue proclamada en Santiago de Cuba por el General Manuel Lorenzo, Gobernador de esa ciudad, en lo que se conoce como la Lorenzada, movimiento que fue sofocado prontamente por el Gobernador General Miguel Tacón Rosique. Por esos hechos, ese mismo año el General Tacón deportó a la familia Santacilia, cuando el niño tenía solo 10 años de edad. Nueve años después, en 1845, cuando Pedro Santacilia era ya un joven de 19 años, regresó a Cuba donde completó su formación, desarrolló una interesante obra poética; y se dedicó a la educación y al periodismo. De marcada vocación e ideas libertarias, se enroló en varias conspiraciones contra el régimen colonial español, por lo que guardó prisión en el Castillo del Príncipe, en La Habana. Una muestra de su poesía patriótica la encontramos en su Canto de Guerra, que escribió y circuló manuscrito en 1848. Allí pueden leerse versos tan inspiradores como los siguientes, que aparecen en el poema “Las Armas”: A las armas, llegó ya el instante, de romper la ominosa cadena; es preciso lanzarse a la arena, es preciso morir o triunfar.” Por sus ideas patrióticas fue deportado a España junto a otros compañeros en enero de 1852, cuando aún no había cumplido los 26 años de edad. No regresó más a Cuba. En un documento emitido por el entonces Gobernador de la Isla, General José Gutiérrez de la Concha ese mismo mes y año, dirigido al Gobernador de la Provincia de Sevilla, se señala que “siendo perjudicial a la tranquilidad de esta isla la presencia en ella de don Pedro Santacilia… he dispuesto que sean relegados a la Península fijando su residencia a las órdenes de S. M. en esa ciudad; y al efecto saldrán de este puerto para el de la Coruña el día veinte y cinco del actual…” Luego de bregar por varias ciudades españolas, llegó a Estados Unidos en 1853 y se incorporó de inmediato al quehacer revolucionario en favor de la independencia de Cuba. Lo hizo primero en la Junta Revolucionaria Cubana de Nueva York, para posteriormente pasar a residir a Nueva Orleans en 1855. En esa ciudad conoció a Benito Juárez, quien había llegado como exiliado, luego de un tránsito de varios meses por La Habana. Pedro Santacilia se identificó plenamente con quien llegaría a ser calificado como “Benemérito de las Américas”. Favoreció y apoyó decididamente los planes de Juárez, incluso con el envío de armas y municiones; y cuando triunfó la causa juarista en México, se trasladó a ese país para desempeñarse como su Secretario Particular. Foto: Archivo. En México hizo familia. En mayo de 1863 contrajo matrimonio con Manuela, la hija mayor de Juárez, con la que tuvo tres hijas. Era tanto el cariño que Juárez sentía por él, que lo llamaba “mi hijo Santa”; y en momentos difíciles le confió el cuidado de toda su familia, labor que desempeñó con gran celo y responsabilidad. En siete ocasiones se desempeñó como Diputado en el Congreso Federal; pero se mantuvo siempre pendiente a los esfuerzos en favor de la independencia de Cuba, a la que se dedicó con gran determinación. En 1869, una vez iniciada la guerra de independencia en la isla, fue designado agente de la República de Cuba en Armas ante el gobierno mexicano; y se empeñó decididamente para que México reconociera la beligerancia de los cubanos. Fue a propuesta suya que se firmó ese mismo año un Decreto Presidencial para que se permitiera el arribo a puertos mexicanos de barcos con la bandera cubana. En una reunión de la Cámara de Diputados, en clara alusión a la situación colonial en que se mantenían Cuba y Puerto Rico, propuso un brindis “por la independencia de los pueblos americanos que están sujetos todavía a la dominación europea”. Conoció a nuestro Héroe Nacional, José Martí, cuando éste llegó por primera vez a México en 1875, presentado por Manuel Mercado. De ese encuentro floreció su amistad con el Apóstol y se fortaleció su sentimiento anticolonial y patriótico. Martí lo llamó “fiel cubano”. Durante los esfuerzos que llevaron al reinicio de la guerra por la independencia de Cuba en 1895, Pedro Santacilia, con casi 70 años, se mantuvo activo en las juntas patriotas que se formaron en tierra azteca, en apoyo al Ejército Libertador. Convocó reuniones en la búsqueda de voluntarios para pelear en Cuba; y publicó varios trabajos periodísticos en favor dela independencia de la isla. Y cuando se estableció en 1902 la “República mediatizada” fue el primero en registrarse en la legación consular cubana que se abrió en México, para dejar constancia de su condición de cubano. Murió en la Ciudad de México el 2 de marzo de 1910, a los 83 años de edad. Pedro Antonio Santacilia y Palacios forma parte de ese grupo grande de cubanos que viajo a México y trabajó por el bienestar de ese país y por la independencia de Cuba. Está en las raíces de las históricas relaciones de hermandad y cooperación que unen a ambos pueblos.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

149. PEDRO SANTACILIA Y PALACIOS

HISTORIA DE UNA ROSA. (Silva)

Entre las varias flores
Que allá en un valle de mi patria había,
Superior en olores,
Una rosa bellísima crecía.

Reina de la hermosura,
Emblema del amor y la inocencia,
Ostentábase pura
Al aire dando su divina esencia.

Su imagen se pintaba
En el cristal de la tranquila fuente,
y bella se agitaba
Al suave soplo de aromado ambiente.

Del alba su capullo
El bienhechor rocío plateaba,
y en plácido murmullo
Su corola purísima besaba.

Y en tanto que la luna
En el cielo brillaba esplendorosa,
Fragante, cual ninguna,
Miraba siempre la inocente rosa.

Los pardos ruiseñores
Que en la selva espesísima cantaban,
Llorando sus amores,
Á la cándida flor enamoraban.

Y el músico sinsonte,
Veloz partiendo cual ligera flecha,
Abandonaba el monte
Para cantar su amorosa endecha.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

149. PEDRO SANTACILIA Y PALACIOS

HISTORIA DE UNA ROSA. (Silva)


Así la linda rosa,
Orgullo y gala del verjel florido,
Se ostentaba dichosa
Siendo el objeto del jardín querido.

Jamás la flor galana
En amar otra flor había pensado, .
y cándida y ufana
Era la reina del risueño prado.

Pero llegó el instante
En que la rosa para amar nacida,
Escuchó palpitante
De un sér amante la canción querida.

Un lindo pajarillo,
Cuyas plumas pintaban mil colores,
Con ademán sencillo
Á la cándida flor habló de amores.

Y en medio de la noche,
Cuando el aura soplaba blandamente,
Y la Luna en su noche
Derramaba su luz resplandeciente;

Cuando la verde palma
Al soplo de la brisa se mecía,
y en deliciosa calma
La natura bellísima dormía,

Oculto en la espesura,
El pájaro velando á su adorada,
Con mágica dulzura
Le cantó de su amor tierna trovada.

La bellísima rosa
Sus pétalos abrió con inocencia,
y tierna y ruborosa
al pajarillo le brindó su esencia.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

149. PEDRO SANTACILIA Y PALACIOS

HISTORIA DE UNA ROSA. (Silva)

Crédula y delirante
Ella amorosa le ofreci6 sus galas,
y el seductor amante
Tendió sobre ella las pintadas alas.

Ardiente y cariñoso
Con palabras de amor la enamoraba,
En tanto que dichoso
El dulce néctar de la flor libaba.

Pero marchóse luego
Cantando por el bosque alegremente,
Sin escuchar el ruego
Ni el triste llanto de la flor doliente .

La rosa le llamaba
Pensando que á su lado volvería;
Mas él no regresaba
y la tímida flor se consumía.

Al fin, entristecida
Al verse por su amor abandonada,
Doliente y afligida
La pobre rosa pereció angustiada.

Y la tranquila fuente
Que su imagen bellísima pintaba,
Llorando tristemente
Las hojas secas de la flor llevaba.

Vosotras, niñas bellas,
El suceso guardad en la memoria,
y no olvidéis, doncellas,
Ésta que os cuento dolorosa historia.

Cuba, 1846.

El Arpa del Proscrito. por PEDRO SAMTACILIA. : New York.
Imprenta de L. Hauser, I8S6.-Pág . 147

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

150. FLORENCIO MORENO GODINO (WIKIPEDIA)

Florencio Moreno Godino (Madrid, 7 de noviembre de 1829 - ibíd., 9 de diciembre de 1907) fue un periodista, poeta y dramaturgo bohemio español del posromanticismo, conocido por el seudónimo de «Floro Moro Godo».1​


Biografía

Vivió la bohemia literaria madrileña de mediados de siglo (él mismo se hacía llamar «el último bohemio»), sobre la que escribió distintas crónicas; colaboró en revistas y periódicos como Pluma y Lápiz, Gil Blas, Madrid Cómico, Revista de España, Blanco y Negro, La Ilustración Artística y el Semanario Pintoresco Español; fue redactor de El Diario Español y participó en obras corales costumbristas Las españolas pintadas por los españoles (1871-1872); publicó Poesías (1862) y Sonetos de broma (1900) y en prosa las novelas Una traducción del Quijote (1869) y, póstuma, El último bohemio (1908).

Como dramaturgo, estrenó el drama trágico Nerón en tres actos el 29 de noviembre de 1892 en el Teatro Español con gran éxito, lo que facilitó que se publicase al año siguiente. También escribió una comedia de capa y espada, Luchas de amor y deber, que llegó a manos de González Bravo, que se la pasó a su cuñado Romea, que la puso en escena sin saberlo el autor. Enrique Pérez Escrich lo tomó como personaje para una de sus novelas, El frac azul. Haciendo honor a su espíritu posromántico pasó sus últimos años en la indigencia y murió en el lecho de un hospital madrileño.
Obras
Página de Una traducción del Quijote

Rosalia. Historia De Una Antigua Perra Gorda
Poesías. (en Google Books, 1862)
Semblanza de Gustavo A. Bécquer
Por un retrato (Publicado en la Revista de España: Tomo IV#Número 13, 1868)
Una traducción del Quijote. Novela original. (Publicado en la Revista de España: Tomo VI#Número 23, 1869)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

150. FLORENCIO MORENO GODINO

A ROSA DE MI VENTANA. Estrofas.

Crecía en el dintel de mi ventana
Purpúrea, suave y delicada flor,
Al viento dando, espléndida y lozana,
Tesoros mil de perfumado amor.

Era una rosa: su modesto broche,
Cuyos colores envidió el zafir,
Triste plegaba en la callada noche
Para volverse en la mañana á abrir.

Buscábanla las sueltas mariposas
Abandonando el delicioso andel,
Y el rocío sus perlas más hermosas
En su capullo atesoraba fiel.

Leves favonios la besaban suaves,
Dábala el alba sus reflejos mil,
y celos dando á las pintadas aves
La enamoraba el ruiseñor gentil.

Cuando salí de la risueña infancia,
Henchido el pecho de inocencia y paz ,
Por vez primera su inmortal fragancia
Me trajo el viento en su rumor fugaz.

No sé cuándo nació, no sé qué maga
Hizo brotar de mi ventana al pie
Aquella flor que, deliciosa y vaga,
De aves y vientos el encanto fué.

Yo ví nacer de entre la tosca yedra
Que al alto muro se agarró tenaz,
El verde tallo qu e prendió en la piedra
Cual sobre el suelo de jardín feraz.

Ví sus brillantes y purpúreas hojas,
De su cáliz el fúlgido arrebol,
Donde la llama de sus tintas rojas
Reverberaba en la mañana el sol.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

150. FLORENCIO MORENO GODINO

A ROSA DE MI VENTANA. ( Estrofas)


Oh! Desde entonces talismán divino
Fué aquella rosa, compañera fiel
Que matizó mi desigual camino
Su grato aroma derramando en él.

y en vano el sol del ardoroso estío
Marchitar quiso su sin par verdor;
En vano raudo el huracán bravío
Quiso del tallo s
Las brisas del otoño la halagaban,
Mecíanla los céfiros de abril,
y los soberbios ábregos dejaban
Intacto el tallo de la flor gentil.

La ví y la amé: su tímida hermosura
De dulce paz mi corazón llenó,
y en vagos sueños de ideal ventura
Mi mente embebecida deliró.

La gloria me brindaba sus delicias
Mi frente orlando de inmortal laurel,
y deliraba un cielo en las caricias
De una beldad enamorada y fiel.

¡Oh! Mientras ella perfumó mis rejas
Su grato aroma derramando allí,
Nunca escuché del padecer las quejas,
Los dulces cantos de la dicha, sí.

¡Ay! ¡Cuántas veces contemplé extasiado
La verde pompa de sus hojas cien!
¡Cuántas besaba el pétalo dorado
Con que adornaba su inmarchita sien!

¡Con qué placer sentado á mi ventana,
De tibia luna al fugitivo albor,
La ví mecerse cándida y lozana
Como un recuerdo del primer amor!

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

150. FLORENCIO MORENO GODINO

A ROSA DE MI VENTANA. Estrofas

¡Con qué placer sentado á mi ventana,
De tibia luna al fugitivo albor,
La ví mecerse cándida y lozana
Como un recuerdo del primer amor!

y embebecido con su grata esencia
Soñando dichas que acabaron ya,
Corría mi tranquila adolescencia,
Como el ar ro yo que entre flores va.

Después llegó del padecer el día,
La amarga copa del dolor gusté;
Mas siempre conservaba el a lma mía
De otro más bello porvenir la fe ...

Mas una noche en mi intranquilo lecho
Vago presentimiento me asaltó;
Sentí oprimirse mi agitado pecho,
Inquieto en él mi corazón latió.

¡Ay! Soñé que una mano blanca, hermosa,
La más hermosa que en el mundo ví,
Quebraba el tallo de la linda rosa,
Toda su gala destruyendo así.

Herida el alma desperté turbado;
Quise gritar, y me faltó la voz;
De dolor lleno, de raz ón privado,
Hacia la reja me avancé veloz.

La abrí á la hora en que al nacer el alba
La luz derrama en el espacio azul,
y las blancas palomas la hacen salva
Saliendo de sus nidos de abedul.

Busqué inquieto la rosa solitaria,
Nada quedaba de la flor allí;
¡Ay! sólo en la silvestre parietaria
El seco tallo columpiar se ví.

Los vientos de la noche la arrastraron:
Dónde su impulso la llevó, no sé;
Ni los mustios despojos me quedaron
De la que encanto de mi vida fué.

y no la he visto más ... desde aquel día
Surca mi frente perenal dolor...
¡Que era la flor de la esperanza mía
Aquella dulce y delicada flor!

Poesías de D . .FLORENCIO MORENO GODINO: Madrid, por
J. Antonio García, 1862. -P ág. 55

Estoy ya escribiendo desde el nuevo ordenador. Pero es posible que hasta dentro de unos días no tenga los archivos del antiguo aquí. Durante este tiempo pido disculpas.

Gracias.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

151. D. ADELARDO LÓPEZ DE AYALA.

D. ADELARDO LÓPEZ DE AYALA y HERRERA nació en Guadalcanal
el 1 .° de mayo de 1828 . Desde niño fué el ídolo de su
pueblo natal por la precocidad de su talento, y su musa la
animación y el recreo de aquel lugar sin distracciones. Antes
Je salir para las aulas de Sevilla ya había creado un teatro
para sus jóvenes amigos de Guadalcanal, que jamás habían
visto una representación. Acomodó las piezas, sin damas, al
carácter de aquel grupo de ingenuos aficionados, y una vez
que necesitó una mujer para su comedia La primera dama)
hizo que la primera dama. fuese una hermana suya. Presentóse
en Sevilla en 1848, de veinte años, con propósitos de estudiar:
conoció allí á García Gutiérrez, que estimuló su genio,
y al año se presentó en Madrid con El hombre de Estado
bajo el brazo. Cañete le abrió la puerta de la amistad
en el cerrado Senado del Teatro Español. y El Hombre de Estado,
admitido por unanimidad, se estrenó el 25 de enero de
1851 . «Este. es un ensayo de Hércules ,» dicen que dijo Gil
y Zárate: en efecto, aquella sola obra fué una reputación de
primer orden, que consecutivamente fueron agrandando, no
sin vencer poderosas emulaciones, El tejado de vidrio (1857) ,
El nuevo Don Juan ( 1863). El tanto por ciento (1864) y
Consuelo(1877). En los intervalos de estas cuatro grandes obras
Ayala produjo dramas como Rioja y Los dos Guzmanes zarzuelas
como La estrella de Madrid y Guerra á muerte y otras
varias. Desde 1854 tomó parte en todos los sucesos políticos,
habiendo ocupado las más altas posiciones. Fué Académico de
la Real Española . Sus Poesías y sus obras dramáticas se han
publicado en selecta colección, después de su fallecimiento,
formando parte de la de los AUTORES CASTELLANOS que edita el
Sr. Catalina.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

151. LA ROSA DE LA ALDEANA (Letra para una Canción)

Donosa aldeana
De negro cabello,
De rostro más bello
Que fresca mañana:
Detente: te llamo
Temblando de amor;
Desata ese ramo
y dame una flor.

Marchito y sin vida
Tu ramo, aldeana,
Acaso mañana
Ninguno te pida;
Mas hoy que lo pinta
La luz del amor,
Desata esa cinta
y dame una flor.

No llores, amada;
No muestres despecho,
Que llevo en ei pecho
Tu imagen grabada:
¡Dichosa mañana!
¡Dichoso mi amor!
¡Me dió la aldeana
Su rosa mejor!

Obras Completas de D. ADELARDO LÓPEZ De AYALA.-Poesía
tomo VII: Madrid, por A. Pérez Dubrull, 188I.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

152. ANTONIO ARNAO Y ESPINOSA DE LOS MONTEROS

Nació en Murcia el 2 de febrero de 1828. Muy joven vino á Madrid,
y atraído por las aficiones literarias formó desde luego grupo
en el café de la Esmeralda de la calle de la Montera, con Cánovas
del Castillo , Barrantes, Bravo (E.), Cisneros, Eguílaz,
Trueba , Luque, Gasset y Artime, Pravia y otros jóvenes que
constituyeron la generación brillante de 1848 á 1854; así como
en la tertulia íntima poética que se reunía en casa de Eguílaz,
en la plazuela de Trujillo, y poco más tarde en la de casa de
Cruzada Villaamil, en la calle de Lope de Vega. En la que se
celebraba en casa de D, Aureliano Fernández-Guerra y Orbe
dió Arnao á conocer las poesías de Selgas, leídas por Cañete.
Por Fernández-Guerra supo el egregio Conde de San Luis la
existencia de este poeta, y tendiéndole la mano del favor, enriqueció
con aquel astro luminoso el cielo de nuestras musas.
La afición á las tertulias literarias no la perdió nunca Arnao,
y todavía en época no muy lejana , durante el período de la última
revolución , él y Trueba, como en los tiempos de su juventud
, asistían diariamente á casa de Frontaura, en la calle
de Serrano, donde lecturas de mutuos trabajos, chascarrillos
y chistes servian para llenar las columnas de El Cascabel y
Los Niños, siendo los que allí nos reuníamos, además de Arnao
y Trueba, Narciso Serra , Teodoro Guerrero, Ricardo Sepúlveda,
Manuel Juan Diana, Luis Rasetti, Leopoldo Bremón,
Manuel Osorio y Bernard y el que estas líneas escribe. Los
primeros tornos de versos que Arnao publicó fueron en 1857,
Los ecos del Táder y Melancolía. Después ha publicado otros
muchos. Fué Censor de teatros y murió ocupando la plaza de
Oficial de la clase de primeros en la Secretaria del Ministerio
de Gracia y Justicia.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

152. ANTONIO ARNAO Y ESPINOSA DE LOS MONTEROS

BREVEDAD DE LA VIDA DE LA ROSA ( Romance)

Gentil capullo tierno,
Con perlas matutinas,
Nació la pura rosa
Rayando el claro día:
Frescura le da el agua;
La mece blanda brisa;
Las aves la saludan
Con trovas peregrinas.

Ardió el cénit al rayo
Del sol del mediodía,
y abrió la flor el cáliz
Bañado en rojas tintas,
Sus galas y primores
Mostrando siempre altiva:
Sin ver que el sol la mata,
Del sol el fuego aspira.

Cayó la tarde triste;
y á par la rosa erguida,
Sin savia ya sus hojas
Cay6 también marchita.
Ni el aura, ni la fuente,
Su muerta faz animan:
¡De vanas perfecciones
Imagen dolorida!

Trovas Castellanas, por D. ANTONIO ARNAO: Madrid, por
Medina y Navarro, 1876 (1)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

153. CARLOS GUIDO SPANO

D. CARLOS GUIDO SPANO, hijo del General Tomás Guido, na-
ció en Bu enos Aires en 1829 . Su educación fué esmerada en
la Universidad de San Carlos de Buenos Aires (1853) , y por
los servicios de su padre estaba llamado á ejercer en la Repú-
blica Argentina las posiciones más visibles de la política ; pero
enamorado de las Musas desde su juventud, renunció á las
esplendideces de la vida pública por entregarse de lleno á sus
estudios literarios en el retiro . Fruto de su inspiración y de
su cultura son las Hojas al viento, libro lírico que en 1871 dió
á las prensas de La Tribuna en Buenos Aires, después de ha-
ber afirmado su reputación de poeta en la colaboración pura-
mente literaria de diversos periódicos. «Es uno de los escrito-
res más queridos de la nueva generación argentina, tanto por
su talento como por su bello carácter .» (J. D. CORTÉS .)

«Guido is one ofthe most popular poets of the Argentina.» ( APPLE-
TONS ' , Cic1opedia of american biogralphy, edited by James Grant
Wilson and John Fiske : New-York , 1887, tomo iij, pág. 11 .

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

153. CARLOS GUIDO SPANO

ROSA BLANCA. (ODA.)

Al margen de una fuente
Desparramada. en líquidos cristales,
Por la verde extensión del valle ameno,
Crece una rosa cándida, inocente,
Que el ángel de los sueños ideales
Perfumó acaso en su amoroso seno.

Aromas espirando, el aura pura
La acaricia en su trono lujuriante,
y mansa el agua que á su pie murmura,
La sombra tremolante
Refleja de su lánguida hermosura.
iOh casta flor de perlas ·escarchada,
Que un genio misterioso en torno llueve
Prez del pensil, suspiro de la tarde!
Tan bella al verla sobre el tallo leve
Dulcemente inclinada,
Quise arrancarla y me sentí cobarde:
¡Poder de la inocencia inmaculada!

¡Ah! ¿quién sabe, me dije,
Qué pena oculta su existencia aflige?
y luego entre .mí mismo
Pensé de esta manera, sublimado
Á la cumbre de extático idealismo:
-¿Qué espíritu de vaga poesía,
Qué silfo enamorado,
Ha impreso en esa flor el sello augusto
De su dulce y mortal melancolía?
¿Por qué el destino adusto
Desvaneció en su faz encantadora
La llama carmesí, sangre divina
Que la infundió, soñando alguna dea,
Voluptuoso reflejo de la aurora
Cuando asoma rosada en la colina
y entre vivos celajes centellea?
¿Cayó del cielo acaso, y sufre y llora?
Esbeltas y lozanas
He visto por el prado á sus hermanas;
Vilas también en el festín orlando
Las ánforas de oro,
Mientras los triunfos del amor cantando
La juventud y la beldad á coro
De las marm óreas frentes coronadas
Caían deshojadas
En las nectáreas copas espumantes,
Por finas manos de marfil colmadas.

¿Se ufana la a lba rosa en la tristeza
Qu e d es luce sus gracias rozagan tes,
El purpúr eo esplendor de su belleza?
¿Para teilir sus alas fulgurantes,
Robó acaso el a mor traidoramente
El carmín encendido de su frente?
¿Ese rumor del agua y de las hojas,
Los sollozos del viento,
Del ave tie rna el gorjear doliente,
Por ventura no son algún lamento
Que acompaña harmonioso sus congojas?
¡Qui én lo dirá, si en el lujoso imperio
De las galanas flores,
Van juntos la hermosura y el misterio!
¡Tal vez llorosa en su capullo anida
De alguna virgen que murió de amores
El alma dolorida
Del día tÍ los primeros resplandores,
Ó en las noches de luna perfumadas,
Cuando todo en los campos enmudece,
Quizá la ti e rna rosa palidece
Al raudo beso de invisibles hadas!

¡Oh, tímidas doncellas,
Pálidas novias, almas elegidas!
¡Cuando en la tarde triste distraídas
Vaguéis por el jardín, blandas querellas
Recordando tal vez enternecidas,
Consagradas al dulce sacrificio
Del amor que os consume
Como un suave perfume,
Prefiriendo la gracia al artificio,
Vuestras sienes radiosas
Pensativas ceñís de blancas rosas!

CARLOS GUIDO SPANO , Hojas al viento , libro lírico: Bueno. Aires
imprenta de La Tribuna, I87I.-Pág . 177.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

154. GUILLERMO MÁTTA

D. GUILLERMO MATTA nació en Copiapó (Chile) en 1829. Desde muy
joven dióse á conocer en el mundo literario por sus poesías.
Educó sus talentos con serios estudios, y concilió los servicios
públicos á su patria con el culto á sus aficiones. Madrid le
tuvo algún tiempo en el seno de su sociedad literaria, mien-
tras desempeñó en España algunos cargos diplomáticos en la
legación de Chile. Aquí publicó en 1858 dos tomos de sus poe-
sías. Ya había publicado en Santiago en 1853 dos leyendas en
verso tituladas Un Cuento endemoniado y La mujer misteriosa.
En 1859 tomó parte en los sucesos políticos de su país, por lo
que fué desterrado á Europa hasta 1861. Restituído á su pa-
tria redactó algún tíempo, desde 1863, en La Voz de Chile,
fundada por su hermano Manuel Antonio. Después abrazó el
profesorado en la Universidad de Santiago; fué miembro de
diversas sociedades políticas y literarias, y, por último, tomó
asiento como Diputado en el Congreso Nacional por la ciudad
de su nacimiento. En 1874 fué elegido Presidente de la Cá-
mara de los Diputados, y en 1882 Ministro de Chile en Ale-
mania y después en el Vaticano . Á su regreso á Chile fué ele-
gido en 1886 Senador por la provincia de Copiapó, y en agos-
to de 1887 volvió á representar á su país en la República
Argentina. En 1889 fué uno de los miembros del Congreso
panamericano celebrado en Washington.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

154. GUILLERMO MÁTTA

ROSA DE PRIMAVERA ( Estrofas)

Rosa de primavera,
¿Qué dices, bella flor?
¿Eres de eterno amor la mensajera,
Ó el símbolo fugaz de un loco amor ?

¿Veré caer tus hojas?
¿Veré pasar su ámor?
y en lo íntimo del alma mis congojas,
¿No tendrán más alivio que el dolor?

Rosa de primavera,
¡Bien hayas, bella flor,
Si eres tú la divina mensajera
y el puro emblema de inmortal amor!

América poética: poesías selectas americana seleccionadas por
JUAN DOMINGO CORTÉS: Sceaux- Sena , por Charaire, sin año.
Página 25

Dando un paseo por este hermoso y florido jardín.
Rosas de todos colores y mucha belleza.
Pascual, ya sabes, gracias y besos.

Gracias a ti, Lluvia, que pese a todo, tienes tiempo de pasar por aquí.

Besos.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

155. DON LUIS EGUILAZ Y EGUILAZ

D . LUIS EGUILAZ y EGUILAZ nació en Sanlúcar de Barrameda
el 20 de agosto de 1830. Huérfano de padre desde muy niño,
pudo considerar como tal en su juventud al que su madre unió
su suerte en segundas nupcias, y que era poseedor de una
gran fortuna como viticultor, cosechero y almacenista de vi-
nos. En el Instituto de Jerez de la Frontera tuvo por maestro
de Latín y Humanidades al famoso retórico y poeta D. Juan
María Capitán. E ra éste de la msa de los Lista, de los Már-
mol y de aquella docta falanje de profesores egregios que
formaron la gran generación literaria que ha llenado, por es-
pacio de más de treinta años, todo el corazón de nuestro si-
glo . Descubrió en Eguílaz el germen sostenido de la inspira-
ción poética, y desde entonces el nuevo vate fué la hechura
predilecta del viejo maestro. Llamó la desgracia á las puertas
de la familia de Eguílaz antes de que éste madurase los planes
de su carrera ; y mientras los suyos le inclinaban á la milicia
del mar , la pérdida de la fortuna de la casa de Dastis y Soles,
que envolvía la de su madre, le decidió á bu scar salida más
presta para los océanos de la vida. Su amigo de las aulas, de
la infancia y de toda la vida, Diego Luque de Beas , le resolvió
á decidirse por la profesión de autor dramatico) y para serlo
vino á Madrid en septiemb re de 1849, casi niño, casi pobre y
casi enfermo, mas con el drama Alarcon en borradores en la
maleta. Entretúvole Romea con la esperanza de que lo re-
presentaría hasta 1852 , y habiendo ya escrito otra comedia
Verdades Amargas, de que Joaquín Arjona tuvo conocimiento
por medio de D. Eugenio de Ochoa, obtuvo en ésta las primi-
cias de la representación en el teatro del Instituto . Verdades
Amargas fueron el éxito suspirado, el nombre esclarecido y la
base de una reputación. El círculo literario de Eguílaz era ya
muy extenso entre la juventud literaria que con él comenzaba:
Cánovas del Castillo , Trueba, Barrantes, Arnao, Pravia, Gasset
y Artime, y otros como éstos lo componían. Prohibiciones y
Una broma de Queve do ( 1853), El caballero del milagro y La
Virgen de Murillo (1854), Una Aventura de Tirso (1855), y
otras obras semejantes fueron después preparación para La
Vaquera de la Finojosa (1856), El patriarca del Turia (1857) ,
Las querellaa del Rey Sabio (1 858 ), La Cruz del matrimonio
(1861), Los soldados de Plomo (1865), El molinero de Subiza
(1870) Y otras semejante s que escapan á mi memoria. Eguílaz
murió en 22 de julio de 1874. Desde 1850 hasta esta fecha
había escrito tres obras dramáticas por año, ó sea unas se-
tenta entre todas. Representa en el teatro moderno el insis-
tente anhelo de restaurar en la poesía dramática el nervio fe-
cundo de la tradición nacional. Era, en substancia , un román-
tico que profesaba el más inocente y dulce romanticismo del
corazón.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

155. DON LUIS EGUILAZ Y EGUILAZ

EL IMPERIO DE LA, ROSA. (APOLOGÍA INÉDITA)

Refieren sabios autores
Que alli en tiempo muy remoto
Se reunieron en un soto
Cierto día varias flores:

La dalia, el nardo, el clavel,
La -Viole ta, el pensamiento,
y para acabar mi cuento
Lo más bello del verjel.

Señores, en dulce son
Dijo un fragante jazmín,
Pues nos reunimos al fin,
Dé principio la sesión.

La rosa con sus colores
y su divino misterio
Se ha a lz ado con el imperio
Del gran r eino de las flores.

No la quie ro destronar
Con mi doliente querella;
Pero ya que brille ella,
Déjenos también brillar.

Po etas y trovadores '
Nuestra señora la llaman,
Yen todas partes la aclaman
Por reina de los amores.

Redáctese un memorial
En que á la rosa se pida
Que nos sea repartida
Algo de la gloria real,

y veréis cómo á su sombra
Vamos nosotras m'edrando,
y como al irla nombrando
Alguna otra flor se nombra.

Causó grave sensación
Este sentido discurso,
y aprobándolo el concurso
Dióse fin á la sesión.

Dice el cuento, lector frío,
Que, al alborar la mañana,
Estaba la flor galana
En su baño de rocío.

y aunque mucho nos importe,
La historia es tan minuciosa,
Que pinta á la bella rosa
Rodeada de su corte.

Llegaron cabe el rosal
De flores grande porción,
y tras una alocución,
Le dieron el memorial.

Leyólo al fin con honor,
y de altiva rabia llena,
Escribió en una azucena
Con pluma de ruiseñor:

«Queda negada la instancia:
Todo es aquí para el Rey,
y á la que infrinja esta ley
La privo de su fragancia.

Mientras vuestra reina viva
Á ella todo le es debido,
y estarán en el olvido
Pasionaria y siempreviva

y al ir á poner los sellos
Á tan estupendo fallo,
La arrancaron de su tallo
Para unos rubios cabellos.


Madrid, enero de t8so.


De la colección de la SRTA. DOÑA ROSA DE Eguilaz
y de D. Diego Luque de Beas.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

156. MARQUÉS DE DOS HERMANAS (Wikipedia)


Matías de Velasco y Rojas (La Habana, 1826-Madrid, 1900) fue un escritor, traductor, abogado y académico español, marqués de Dos Hermanas.


Marqués de Dos Hermanas, era natural de La Habana,1​ donde habría nacido a finales de 1826.nota 1​ Era abogado de profesión.3​ Le dieron notoriedad traducciones de Shakespeare y las reuniones literarias celebradas en su casa.1​ Velasco, miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y acreedor de una gran cruz de Isabel la Católica, fue colaborador de La Ilustración Católica y La Ilustración Española y Americana.1​ Fallecido el 23 de enero de 1900,4​ fue enterrado en la sacramental de San Lorenzo.5​

Fue autor de Boswell (drama), Promesa y donación (comedia), Sueños, verdades y pasatiempos (poesías, 1870), Obras de W. Shakespeare (traducidas, 1872-1877, 3 vols.), Pensamientos, máximas, aforismos... de Shakespeare (trad. de Ed. Malone, 1879) y de unos Sonetos (1889, con prólogo del duque de Rivas).

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

156. MARQUÉS DE DOS HERMANAS

FLOR DE OTRO DÍA. (Soneto)

Registrando con ánimo indolente
Las páginas de un libro apolillado,
Una estrujada rosa me he encontrado
Sin brillo, aroma ni color luciente.

Señora un día del pensil riente
y don tal vez con ansia codiciado,
La sueño con su pompa del pasado,
La miro cual sarcasmo del presente.

Yo no sé de quién vino en sus albores,
Si he llorado al guardarla ó he reído,
Si murió de esperanza ó de rigores:

Ignoro si es recuerdo ó si es olvido;
5ólo sé que esta rosa sin colores
Sepulta una ilusión que ya he perdido.

Sonetos por D. MATiAS DE VEI.ASCO y ROJAS, MARQUÉS DE DOS
HERMANAS, con un prólogo del Duque de Rivas, de la Academia
Española: Madrid, imprenta de M. P. Montoya, 1889 . -Pág. 97

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

156. MARQUÉS DE DOS HERMANAS

VOZ DEL ALMA. (Soneto)

Cual frondoso rosal que en clima ardiente
Luce de eterno abril las gayas flores,
Y rico en savia, esparce sus olores
Impregnando de aromas el ambiente;

Mi amante corazón que vive y siente
Al calor de tus vívidos fulgores,
Brinda al aura feliz de sus amores
Fragancia rica de ilusión creciente.

Pero así como mustio y deshojado
Pierde el rosal perfume y gallardía,
Si su tronco desgarra el viento airado;

Muriera yo, perdiendo mi ufanía,
Si la que amor eterno me ha jurado,
Olvidando su amor, me hiriese un día.

Sonetos por D. MATiAS DE VEI.ASCO y ROJAS, MARQUÉS DE DOS
HERMANAS, con un prólogo del Duque de Rivas, de la Academia
Española: Madrid, imprenta de M. P. Montoya, 1889 . -Pág. 77

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

157. VIZCONDE DE RÍAS (1821 -

D. JOSÉ DE BUSTOS y CASTILLA , Vizconde de Rías, nació en
MURCIA en 1821. Á los diez y seis años, en el de 1837, se halla-
ba en Granada estudiando los preparatorios para la carrera
de Derecho, y ya le lozaneaban en su ardiente imaginacion
meridional las lumbres de las musas. Los bellos ojos negros
que á las cristianas de la Granada redimida dejaron en herencia
las celestes huríes de la Granada alhamerita, arrancaron
de su temprana lira versos apasionados y estimularon en su
alma las luces del estro divino . De aquellos versos jamás se
ha publicado más que un soneto, A la Rosa que después de
haber aparecido en los periódicos literarios de aquella capital ,
heraldos del renacimiento lírico y romántico de nuestro siglo,
en 1845 lo reprodujo en Madrid la Revista literaria de El Español
(tomo j , núm. 25. pág. 15). Ni en la edad varonil, ni en
la más provecta que el poeta disfruta, ha vuelto á aparecer su
nombre al pie de aquellos versos, que quedaron siempre escondi-
dos en las intimidades amorosas de la edad juvenil. El Vizconde
de Rías, hombre de inteligencia muy cultivada y de serios
estudios, no volvió á hacer después vida pública literaria,
ni aun en su carrera. Dotado de bienes de fortuna y oriundo
de solar antiguo aristocrático , pasa la vida como los antiguos
señores, retirado en sus haciendas, y como hombre moderno,
entregado á especulaciones! que á la vez son alivio de la humanidad.
Desde Archena, cuyo establecimiento hidroterápico
posee y donde habitualmente reside, nos ha distinguido á
nuestro ruego refundiendo aquel soneto de los diez y seis años
de su edad, que es una de las joyas de esta colección.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

157. VIZCONDE DE RÍAS (1821 - ?)

EN LA CIMA.(SONETO INÉDITO REFUNDIDO.)

Gala de abril la purpurina rosa,
Con el sol nace pura y encendida,
y entre las verdes hojas escondida,
Cuanto menos se muestra, es más hermosa.

Al soplo abrasador de aura amorosa
Brinda á la tarde la beldad querida,
y deshojada, sin color ni vida,
Rueda en la noche por la selva umbrosa.

Así se pasa, como pasa un día
De la belleza la mortal verdura,
Sin que vuelva jamás su abril florido.

Entrega, cual la rosa, Blanca mía,
A las auras de amor tanta hermosura
Antes que llore su color perdido.

(Granada, 1843.-Archena, 1891.)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

158. ANTONÍA DÍAZ DE LAMARQUE ( La Biografía que de ella contempla el libro MANOJO DE ROSAS , TOMO II, de PÉREZ DE GUZMAN Y GALLO, es prácticamente ilegible, por lo que hemos recurrido a WIKIPEDIA.)


Antonia Díaz Fernández de Lamarque (Marchena, provincia de Sevilla, 1827-Dos Hermanas, 19 de mayo de 1892), fue una poetisa española.

Biografía

Perteneciente a una familia acomodada, la mayor parte de su infancia transcurrió en Sevilla, donde recibió la educación propia de las señoritas de su época -una formación encaminada a dotar a la sociedad de buenas amas de casa y madres de familia-. Por lo tanto, su irrupción en la esfera literaria se debe principalmente a su empeño autodidacta por aprender, y en gran medida la biblioteca paterna fue la cuna real de su aprendizaje. Así, con el paso del tiempo y con grandes dosis de perspicacia y discreción, Antonia logró abrirse camino en un círculo -el literario- que, por ser eminentemente masculino, se presentaba siempre hostil. De hecho, durante toda su vida renunció siempre a ocupar un primer plano, papel que siempre cedía a su marido, el también poeta José Lamarque de Novoa.

La obra poética de Antonia Díaz se enmarca dentro de la denominada “escuela sevillana de poesía”, una corriente literaria que se desarrolló a la sombra de Gustavo Adolfo Bécquer, pero imprimió su particular sello en los grandes poetas sevillanos de las primeras décadas del siglo XX. Entre sus títulos más importantes podemos señalar: Flores marchitas: baladas y leyendas (1877-1882), Poesías líricas (1893), Aves y flores: fabulas morales (1890).

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

158. ANTONÍA DÍAZ DE LAMARQUE

LAS ROSAS ESPAÑOLAS. (Oda inédita)

Ya con nuevo verdor y galanura
Despiértanse las selvas adormidas;
Del bosque silencioso en la espesura
Suspiran los amantes ruiseñores,
Vístense las praderas de esmeraldas,
Y ufano abril extiende· sus guirnaldas
De blando césped y esmaltadas flores.

Libre de su prisión la mariposa
Ufana extiende su~ ligeras alas,
Y en vuelo incierto y vagoroso giro
Inquieta busca del verjel las galas.
Alza su frente la purpúrea rosa ...
¡La rosa! Cual su reina la saluda
Al contemplarla el valle: placentero
El céfiro la arrulla blandamente,
y ella, al sentir su halago lisonjero,
Trémula inclina la graciosa frente.

No hay en la primavera flor alguna
Que superarla en gentileza pueda:
¡Dichoso el prado ameno
Donde apacible asoma,
Donde vierte su seno
El celestial tesoro de su aroma!
¡Dichosa tú, feraz Andalucía,
Que, entre morados lirios y claveles,
Entre acacias y frescos azahares,
Más rosas dan tus plácidos verjeles
Que arenas cuentan los extensos mares!

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

158. ANTONÍA DÍAZ DE LAMARQUE

LAS ROSAS ESPAÑOLAS. (Oda inédita)

Ya florecen, ya esmaltan,
De Hispalis los jardines dilatados;
Empero ¿qué poder, qué hechizos faltan
A la joya más rica de los prados?
Son puros sus colores y brillantes;
Lozana crece, y apacible, y bella:
¿Qué extrañar pueden, por ventura, en ella
Los céfiros amantes?
Mas extráñanlo, sí; que aun cuando hermosa,
No es ya la pura, la encendida rosa,
Émula de la llama,
Que sale con el día;
Ya de las firmes puntas de su rama
El moderno cultivo la deshoja,
y no es la que algún día
En dulce canto enalteció Rioja.

Caprichosa deidad, diosa inconstante,
Que con segura mano
Alzas do quier tq pabellón triunfante
y asientas tu dominio soberano:
Tú, orgullosa también, entre las flores
Tu poder extendiste;
Por tí nuevos colores
Hora la rosa viste,
y ya en vistoso manto sobre el muro
Míranse sus pimpollos elevados,
Ya en trono enhiesto y duro
Ó fuerte -rama erguida ,
Entre las verdes hojas agrupados
Con nueva savia y gentileza y vida.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

158. ANTONÍA DÍAZ DE LAMARQUE

LAS ROSAS ESPAÑOLAS. (Oda inédita)

¡Qué prodigiosa variedad! ¡Cuán bellas
Lucen en la alborada!
¡Gallardas aparecen entre ellas
La pálida, modesta sulfatada,
La virgen de purísima blancura ,
La lozana gigante de faz roja ,
La purpúrea gentil de Alejandría,
La Mal·maison de nacarada hoja!. ..
Mas ¿quién alcanzaría
A recordar los nombres infinitos
Que la moda les da, ni quién pudiera
Decir las que más lindas aparecen,
Si, orgullo de la hermosa primavera,
Con esplendor igual todas florecen?

Frescas y galanas son; mas ¿y su aroma?
¡Su aroma! ¿Por ventura
Perfume alguno iguala
A la fragancia pura
Que, al extender sus pétalos, exhala
La rosa que entre espinas aparece,
y hoy en el suelo hispano
Tremenda yace ó desdeñada crece?

¡Encantadora flor! ¿Y en el olvido
Por siempre quedarás? ¿Menospreciada
En los jardines mueres?
¡Oh! no: recobra tu esplendor perdido;
Viva imagen tú eres
De la dama española,
Que á su gentil belleza
Une feliz la mágica aureola
De cándida pureza.

CONT.