SOBRE LA ROSA...

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

180. Alcalá-Galiano y Fernández de las Peñas, José. Conde de Torrijos (III). Madrid, 1.V.1839 – San Sebastián (Guipúzcoa), 1919. Diplomático y escritor.

Procedente de una fecunda familia gaditana vinculada durante todo el siglo XIX a la política liberal, la milicia y la literatura. Era hijo de Dionisio Alcalá- Galiano y Aguilar y de Isabel Fernández de las Peñas y Torrijos. Su abuelo Antonio Alcalá-Galiano y Fernández de Villavicencio facilitó la publicación de su primera obra, una traducción de Manfredo de Lord Byron, aparecida en 1861. Ese mismo año comenzaba José Alcalá Galiano su carrera en la Administración del Estado, donde desarrollaría labores diplomáticas, comenzando en 1866 como cónsul en Civitavecchia, y desde 1868 dentro del Archivo y Biblioteca del Ministerio de Estado, cuando se encontraba en Madrid.

Apenas publicó en formato libro, y su obra literaria de estos primeros años se encuentra dispersa por publicaciones como Escenas Contemporáneas, Revista de España, donde reseñó La Fontana de Oro de su amigo Benito Pérez Galdós Galdós, y La Época.

En 1872 aparece su libro más importante, Estereoscopio Social, con un prólogo de Galdós, según el cual la obra rompía con la imagen de poeta lírico de Alcalá Galiano. En él, con una intención declaradamente fragmentaria, Alcalá Galiano sometía a la sociedad burguesa de su tiempo a una intensa crítica desde su firme liberalismo progresista y a través de breves poemas satíricos, acusándola de materialismo y doble moral, con un sesgo marcadamente pesimista. La obra merecería los elogios de su tío Juan Valera y de Marcelino Menéndez Pelayo, quien prologaría en 1886 una nueva edición de traducciones de Lord Byron.

Desde 1878 los destinos diplomáticos como cónsul se suceden, y a ellos se vinculan los avatares de su vida personal y literaria. Tras unos meses en Jerusalén (1878-1879) pasó a Charleston, en Estados Unidos (1879-1882), y de allí al que sería su destino más largo en Newcastle-on-Tyne (Inglaterra), donde permaneció diez años. Fue allí donde conoció a la irlandesa Mary Smith, que se convertiría en su esposa y madre de su hijo Fernando Luis (1883-1958), que seguiría la carrera diplomática del padre, siendo cónsul en Yugoslavia durante la II República y profesor de español. Entre 1893 y 1894 fue destinado a Singapur, experiencia narrada en una conferencia impartida en el Ateneo de Madrid, editada bajo el título de Panoramas orientales. Impresiones de un viajero-poeta por la Indo-China (1894). En ella dejaba constancia una vez más de su absoluta identificación con la civilización moderna europea, pero también, al compararla con las sociedades orientales, de su pesimismo ante su desarrollo. Durante la década de los noventa y los primeros años del siglo XX fue publicando ocasionalmente en revistas y periódicos literarios españoles como Blanco y Negro, El Gato Negro, Revista Cristiana, El Imparcial o La Ilustración Española y Americana. En 1899 le fue concedida la rehabilitación del título de conde de Torrijos mientras se encontraba en Bayona, donde había llegado en 1894 y cuya última poseedora había sido su abuela María del Carmen Teresa Torrijos y Uriarte, hermana del general Torrijos, a cuya viuda la reina gobernadora María Cristina de Borbón le había concedido el título en 1837. De Bayona pasaría en 1900 a Marsella, desde donde fue trasladado a Lisboa (1908-1910), su último destino diplomático, pues debido a su jubilación nunca llegó a tomar posesión del consulado de Túnez, concedido en 1910. Murió en 1919.

FTE. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

180. Alcalá-Galiano y Fernández de las Peñas, José.

ROSIFICACIÓN. (Estrofas inéditas)E


Rosalía Rosales, la florista,
Me regaló un rosal con doce rosas,
Que deleitaban el olfato y vista
Por lo muy odoríferas y hermosas.

Tanto me deleitaron, que á las doce
Las hice mis queridas, mis sultanas;
Su tiesto fué mi harem: ¡bien se conoce
Que amor tiene aficiones musulmanas!

Perfuma que perfuma noche y día,
y yo huele que huele día y noche;
Aquello era de aromas una orgía,
Aquello de olfateos un derroche.

Para probar mi amor yo las regaba
Con agua del botijo y del Lazoya,
y yo en agua de rosas me bañaba:
Para mí cada flor era una joya.

¡Que feliz me sentía con mis flores!
¡Y ellas con mis cuidados qué felices!
Ellas, dando su amor con sus olores;
Yo, dándolas mi amor con mis narices.

Eran mis doce amadas tan bermejas,
Tan olien tes, tan dulces y sabrosas,
Que á chuparlas venían las abejas,
Y á besarlas las áureas mariposas.

Celoso como un turco, mi castigo
Era aplastar los pérfidos insectos,
Que, sin contar con ellas ni conmigo,
Tan al vivo mostraban sus afectos.

De los rayos del sollas defendía
Con un toldo de sedas orientales;
Del viento asolador las protegía
Tras el muro de luz de mis cristales.

Una mañana ... ¡Adiós oliente goce!
Al salir al balcón ... ¡Oh desconsuelo!
Las rosas de mi amor ... ¡Todas las doce
Yacían, deshojadas, por el suelo!

¡Todo inútil! ¡mi afán! ¡mi regadera
Con el agua más fresca del botijo!
¡Ah! la ilusión es rosa pasajera,
Que dijo ... ya no sé ni quién lo dijo.

Casi, casi lloré desesperado
Ante golpe tan bárbaro, tan rudo:
Como estaba de amor rosi-ficado,
Me sentí, de dolor, rosí-viudo.

¡Mis rosas!. .. ¿Dónde fueron arrojadas,
Pobrecillas, las doce? .. ¡A la basura!
Lo mismo que las dichas deshojadas
Que el Tiempo barre con escoba impura.

Al fin me resigné, tuve paciencia:
¿Qué le iba á hacer? Llegó, graciosa y lista,
Para dar el remedio á mi dolencia,
Rosalía Rosales ... la florista .

Ella me supo demostrar dos cosas,
Con dos abraz.os y adición de un' beso:
Que son mucho más firmes y sabrosas
Las rosas sin olor de carne y hueso.

Junio, 1891

Bien! Veo que sigues dándolo todo, amigo mío.
Gracias, Pascual, por regar constantemente este jardín, este rosal.
Besos.

Sí, amiga mía. Poco a poco

Seguimos.

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TOMO II. SIGLO XIX.

181. JOSÉ ANTONIO SOFFIA (Wikipedia)

José Antonio Soffia (Santiago, Chile, 22 de septiembre de 1843-Bogotá, Colombia, 10 de marzo de 1886) fue un poeta, político y diplomático chileno.
Biografía

Hijo de Antonio Hilarión Soffia Escandón y de Josefa Argomedo y González, y nieto del patriota José Gregorio Argomedo,1​ estudió en el Instituto Nacional y fue alumno particular de Andrés Bello. Se casó con Lastenia Soffia.

Fue uno de los principales representante del romanticismo literario en la lírica chilena, junto con poetas como Guillermo Blest Gana, Guillermo Matta y Eusebio Lillo. Su obra más recordada es el poema Las dos hermanas: Recuerdos del Magdalena, aparecido en el Papel Periódico Ilustrado en 1884,2​ que posteriormente fue musicalizado y pasó a formar parte del cancionero popular de su país, donde fue más conocido como «Río, río».3​

Como político, de la corriente liberal, fue intendente de Aconcagua (1870), diputado suplente por Petorca (1873) y Osorno.

José Antonio Soffia Argomedo murió ejerciendo como ministro representante de Chile ante Colombia.
Algunas obras

Canto a O'Higgins: con motivo de la traslación de sus restos a Chile, 1869.
Poesías líricas, 1875.
Exequias del candidato popular, 1876: poesía satírica alusiva a la candidatura presidencial de Benjamín Vicuña Mackenna.
Hojas de otoño: poemas y poesías, 1878.
Romancero colombiano: homenaje a la memoria del Libertador Simón Bolívar en su primer Centenario, 1883.
Las dos hermanas: Recuerdos del Magdalena, 1884.

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TOMO II. SIGLO XIX.

181. JOSÉ ANTONIO SOFFIA (wIKIPEDIA)

José Antonio Soffia (Santiago, Chile, 22 de septiembre de 1843-Bogotá, Colombia, 10 de marzo de 1886) fue un poeta, político y diplomático chileno.
Biografía

Hijo de Antonio Hilarión Soffia Escandón y de Josefa Argomedo y González, y nieto del patriota José Gregorio Argomedo,1​ estudió en el Instituto Nacional y fue alumno particular de Andrés Bello. Se casó con Lastenia Soffia.

Fue uno de los principales representante del romanticismo literario en la lírica chilena, junto con poetas como Guillermo Blest Gana, Guillermo Matta y Eusebio Lillo. Su obra más recordada es el poema Las dos hermanas: Recuerdos del Magdalena, aparecido en el Papel Periódico Ilustrado en 1884,2​ que posteriormente fue musicalizado y pasó a formar parte del cancionero popular de su país, donde fue más conocido como «Río, río».3​

Como político, de la corriente liberal, fue intendente de Aconcagua (1870), diputado suplente por Petorca (1873) y Osorno.

José Antonio Soffia Argomedo murió ejerciendo como ministro representante de Chile ante Colombia.
Algunas obras

Canto a O'Higgins: con motivo de la traslación de sus restos a Chile, 1869.
Poesías líricas, 1875.
Exequias del candidato popular, 1876: poesía satírica alusiva a la candidatura presidencial de Benjamín Vicuña Mackenna.
Hojas de otoño: poemas y poesías, 1878.
Romancero colombiano: homenaje a la memoria del Libertador Simón Bolívar en su primer Centenario, 1883.
Las dos hermanas: Recuerdos del Magdalena, 1884.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

181. JOSÉ ANTONIO SOFFIA

MENSAJE DE ROSAS. (Estrofas Inéditas)

Como el que adora ausente es casi un muerto,
y el cariño de un muerto á nadie ofende,
Para hallar á tus pies su ansiado puerto
Un pedazo de mi ·alma.se desprende.

Pedazo de mi sér son estas rimas:
Con· unas rosas que cogí llorando
Van á saber si en algo las estimas,
Ya que en ellas mi espíritu te mando.

Emblema de mi afán son esas flores
Que hoy de aroma y perfume hacen alarde,
Y que muertas, sin brillo y sin olores,
A esas tus manos llegarán muy tarde.

Muy tarde, sí: cuando el calor estivo
Rastro no deje ya de primavera;
A impulsos de ese sol de que me privo,
¡Menos bello que tú, niña hechicera!

Mientras en mi pasión veo mi gloria
Y es todo mi placer soñar contigo:
¿Se apagó mi recuerdo en tu memoria?
¿Alguna vez te acuerdas de tu amigo?

Si me olvidas, no sé : pensar no puedo
En tal momento, que me deja frío.
¡La existencia sin tí me infunde miedo!
¡Ah! ¡No me olvides por piedad, bien mío!

Que los cielos piadosos te bendigan;
Que te oculten el mal que me devora,
Y que esas rosas, sin color, te digan:
¡Lejos de ·tí se muere quien te adora!

(De los MSS . autógrafos del colector)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

182. MELCHOR DE PALAU. (WIKIPEDIA)

Melchor de Palau y Catalá (Mataró, 1843-Madrid, 1910) fue un ingeniero de caminos, canales y puertos y escritor español.

Melchor de Palau estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, que terminó en 1863, y Leyes. Desde 1878 fue Ingeniero Jefe de la Diputación de Barcelona, y como tal elaboró el Plan de carreteras provinciales de Barcelona de 1879, de cuya planificación y ejecución se responsabilizó hasta que se vio obligado a cesar de su cargo en julio de 1886, por las desavenencias y presiones políticas que recibió durante la ejecución del plan.1​

Posteriormente se le encomendó un estudio para la apertura de túneles para el paso del ferrocarril en los Pirineos. Trasladado a Madrid, desempeñó la cátedra de Geología y Paleontología de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos. Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1908 ocupó plaza en la Real Academia Española de la Lengua. También fue presidente de la Sociedad de Escritores y Artistas españoles.

De su obra en verso cabe destacar su dedicación a la recopilación de las coplas tradicionales, que publicaría en revistas y diarios, y reuniría posteriormente en Poesías y cantares (1878) y en Nuevos cantares (1880). En 1876 publicó una serie de poesías inspiradas en los Evangelios, con el título De Belén al Calvario. También escribió "poesías científicas", por las que José Zorrilla le llamó «poeta del Rayo y del Carbón de piedra», agrupadas en el libro Verdades poéticas (1879). Colaboró en varios periódicos, donde ejerció también la crítica literaria, algunas de ellas recogidas en Acontecimientos literarios. Impresiones y notas bibliográficas (1896). Pero su obra más célebre es la traducción que hizo al castellano de La Atlántida de Jacinto Verdaguer.2​

Gran parte de la documentación personal y profesional de Palau se conserva en el Archivo Comarcal del Maresme, en Mataró. Este fondo conserva muchas de sus obras publicadas, recortes de prensa con sus poemas y obras menores publicadas en revistas y diarios de su tiempo, así como algunos de sus trabajos de ingeniería, su correspondencia personal y muchas notas personales.3​

Obras
Relación de las principales obras de Melchor de Palau y Catalá:

Carreteras-Tranvías (Madrid, 1874).
Horas de amor (Barcelona, 1877).
Poesías y cantares (Madrid, 1878).
Traducción al castellano de La Atlántida de Jacinto Verdaguer (Barcelona, 1878).
Plan de carreteras provinciales de Barcelona 1879
Ley de Aguas del 13 de junio de 1879.
Verdades poéticas (Barcelona, 1879).
Geología aplicada (Madrid, 1880).
Cantares populares y literarios (Madrid, 1889).
Nuevos cantares (Madrid, 1890).
Poesías de D. Melchor de Palau (Barcelona, 1896)
Acontecimientos literarios, impresiones y notas bibliográficas (Madrid, 1896).
Versos para escuelas (Barcelona y Madrid, 1904).
Poesies Catalanes (Barcelona, 1914 y 1917).
Traducción al castellano de Batalla de reinas de Frederic Soler.
Traducción de Pablo y Virginia, de Bernardino de Saint Pierre.
Referencias

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

182. MELCHOR DE PALAU.

LAS ROSAS DE TUS MEJILLAS.
Á ELISA.

SSTROFAS iNÉDITAS


Floridos pebeteros son las rosas
Que el ambiente embalsaman á porfía;
Columpio de la s vagas mariposas,
Que de amor las requieren noche y día.
Si algunas, al abrirse en la pradera,
No perfuman del céfiro las alas,
Sobre ellas vierte en cambio primavera
Más copia de carmín, más ricas galas.
Su aroma embriagador, sus tintas rojas,
Que envidiaran las flores del granado,
Proclaman á la rosa de cien hojas
Sultana del verjel, reina del prado.
Las hay oriundas de lejanas tierras,
Bellas cual no soñó mente ninguna;
Las hay nacidas en alpinas sierras,
Pequeñas, cuanto grande fué su cuna.
La rosa blanca, de candor emblema,
Con la casta azucena entretejida,
La joya fu é de la nupcial diadema,
y del virgíneo honor símbolo y vida.
Recortes de lujoso terciopelo
Semejan unas por su tacto y brillo:
Las hay color de mar, color de cielo,
Color de sol poniente y amarillo.
Que si en tiempos de Menfis y de Osiris
Sólo tuvo un color la rosa pura,
Formáran en conjunto el arco iris
Hoy las que el arte arrebató á natura.
Mas tú, Elisa, á tantas rosas
Las vences y las humillas,
Mostrando más primorosas
Las que asoman ruborosas
A tus cándidas mejillas.
Como pétalos de flor
Al hálito de un suspiro,
Las va entreabiendo el pudor,
y suben más de color
Si con fijeza las miro .
Las rosas tan sólo viven
Lo que las luces de un día:
Al alba vida reciben;
Mas ¡cuán pocas sobreviven
De la tarde á la agonía!
Hay rosas que en torno al
Manto de hojas purpurinas,
Muestran tanta espina aleve,
Que á mecerlas no se atreve
El aura por las espinas.
Pero aquéllas que colores
y gracia dan á tu faz,
No adivinan los dolores
Que á sus hermanas las flores
Causan su vida fugaz.
Sí: tan efímeras son,
Ta! del tiempo la inclemencia
Que acorta su duración:
Que es un día su estación,
La estación de la inocencia.
Cuídalas, niña preciosa;
Nunca tu llanto las riegue,
y guárdalas afanosa
Antes que á flor tan hermosa
Babosa oruga se llegue.
Sus encantos seductores
Los leves soplos deshacen,
y no, como en otras flores,
Á los cándidos fulgores
De un sol naciente renacen .
Que luego que palidece
Su color, ó se amancilla,
Ya como fué, no aparece:
Que el rosal de la mejilla
Tan sólo una ver florece .

Barcelona, agosto 1867

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

182. MELCHOR DE PALAU.


LA ROSA
COPLAS POPULARES.

En las rosas de tu cara
Un beso acaban de dar:
Rosas que picó un gusano,
Pronto se deshojarán.
Dios, con rodear de espinas
Las rosas en los rosales,
Nos enseñó que lo bueno
Se logra á pena de sangre.
Las rosas de tus mejillas
Rosas sin espinas son:
¡Clavadas las tengo todas
En mi pobre corazón!
Devuélveles á las rosas
La color que les robaste:
Tú de nada necesitas
Para parecer un ángel.
La rosa de mis placeres
Mojó la lluvia del llanto,
y sus hojas, una á una,
Desprendiéronse del tallo.
Tienes en tu cara, niña,
Lo mejor de cielo y tierra:
Dos rosas en tus mejillas,
y en tus ojos dos estrellas (1).

(1) Cantares de D . MELCHOR Da PALAU : Madrid, imprenta de
Galiano, J866.-Págs. 30, 32, 38,42, 46 Y 60

Para tí fueron las rosas
Primeras de mi jardín:
Mis ilusiones primeras
Fueron también para tí.
Aunque linda hayas nacido.
No me seas vanidosa,
Que bi ~ n pudo hacerte ortiga
Quien te dejó nacer rosa~
A un clavel una rosa
Díjole un día:
-Envidio tus ventajas,
Flpr sin espinas.
y dijo el otro:
-A hermosa sin recato
Se atreven todos ('1)

(1 ) Nuevos cantares de D. MELCHOR DE PALAU: Barcelona , im.
prenta de Ja i me Jepú s. 1883.-Págs. 29. 39 Y4

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

183. D. MANUEL CALVO Y MARCOS.

D. MANUBL CAL VO y MARCOS nació en 1843 en la Mota del
Marqués. En Zamora estudió Sagrada Teología, y en Madrid ,
Farmacia. Abordó la política en las columnas de La Iberia de
1861 á 1863, Y en 1864 fundó una revista literaria titulada El
Recreo , en la que colaboraron Hartzenbusch, GarcÍa Gutiérrez,
Alarcón, Palacio y otros poetas ilustres . Entonces escribió él
también algunas poesías, siendo muy sentido un Soneto .en que
lloró la temprana muerte de su hermano el malogrado D. Pedro
Calvo Asensio, uno de los jefes más caracterizados del antiguo
partido progresista. En la actualidad es Jefe de la Biblio-
teca y Archivo del Congreso de los Diputados, siendo suya la
formación del Catálogo sistemático de los libros que aquélla
posee.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

183. D. MANUEL CALVO Y MARCOS.

LAS ROSAS DE FILlS.
Á MI QUERIDA HERMANA JOSEFINA.
ESTROFAS REFUNDIDAS.

Vírgenes de la alegre primavera;
Ornato y pompa del abril florido;
Encanto de mi linda jardinera;
Gala de su beldad, prez de su olvido:

Yo ví en el huerto las purpúreas rosas,
y ví besarlas á mi Filis bella;
Las ví inclinadas en su tallo hermosas,
Morir pidiendo entre los bucles de ella.

Cuando sobre su frente las ponía,
Dosel de grana sobre nívea frente,
¡Con qué dulzura Filis las decía:
-Conmigo viviréis mientras yo aliente!

Al eco de su voz se aletargaban,
y ella estaba con ellas seductora;
Sobre sus blondos rizos semejaban
Rayos de sol en tintes de la aurora.

No pasó el día, cuando ya al olvido
Entreg6 la rapaz aquellas flores;
Yo las ví con el pecho conmovido
Marchitas y espiran tes sus colores.

Recogí las que fueron su corona,
y ante Filis postrándome de hinojos:
-Ved, la dije: su brillo se empabona,
Porque el sol ya no ven de vuestros ojos.

¿Por qué pagar cariño con rigores?
Llevadlas, Filis bella, á vuestra boca;
Su aroma cobrarán y sus colores
Si vuestro beso con amor ·las toca.-

Dibujóse el desdén sobre su labio;
y al ver, aun con el pecho conmovido,
De aquellas rosas el injusto agravio,
Por mí temí los rayos de su olvido.

Marzo de 1864.
El Recreo: Madrid, imprenta Española, 1864. Núm.2, pág. 13

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

184. . JOSÉ ANTONIO ARVELO.

D. JosÉ ANTONIO ARVELO y BELUCHE nació en Caracas en
1843. Es hijo de otro poeta que ya había adquirido gran cele-
bridad en toda la América española, D. Rafael Arvelo, uno de
los fundadores en Venezuela de la literatura nacional. Aunque
su padre lo dedicó á los estudios y él sintió durante la juven-
tud mucha inclinación á los libros, heredero de una pingüe
fortuna, los abandonó casi enteramente para entregarse á las
tareas del campo en sus ricas posesiones de Valencia, donde
reside. Sus primeros versos aparecieron en los periódicos de
Caracas en 1859, cuando Arvelo y Beluche contaba sólo diez y
seis años. Todavía diez más tarde se deleitaba en escribir
obras dramáticas, de las que dió algunas á la escena, y entre
ellas El castigo de una coqueta (1869), comedia de corte mora-
tiniano que fué muy bien recibida , principalmente por el se-
nado de las nacientes letras venezolanas, que adivinó en su
autor un poeta de grandes condiciones para la fábula escénica.
Á El castigo de una coqueta siguieron, hasta 1872, otras que
obtuvieron un éxito no menos satisfactorio . Después lo aban-
donó todo, y se contrajo á hacer conocer lo poco que escribía
en el reducido círculo íntimo de la localidad donde se ha obs-
curecido. Los amantes de lo bello lloran este voluntario ostra-
cismo, y lamentan que no hayan sido siquiera coleccionadas sus
Poesías líricas, de las cuales se encuentran muchas y muy be-
llas en todos los periódicos venezolanos de 1860 á 1875. En
este género, Arvelo Beluche es un poeta fácil y armonioso en
cuanto á la forma, y melancólico y tierno en cuanto al fondo ,
con rasgos de verdadera originalidad

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

184. . JOSÉ ANTONIO ARVELO.

EL AVE Y LA FLOR. (Estrofas)
A INÉS

La reina de las flores,
La rosa más galana,
Mostraba una mañana
Su cáliz virginal;
y en tanto que esparcían
Los céfiros su aroma,
Se oyó de una paloma
El plácido arrullar.

La flor siguió exhalando
Perfume grato y suave;
La vió, y amóla el ave
Con célica pasión;
Felice desde entonces
El ave enamorada,
De su fragante amada
Giraba en derredor.

Pero llegó la tarde,
y el ave, ya impaciente,
Quiso besar la riente
Corola de la flor:
¡Ay! cuando ver creía
Su sed de amor colmada,
Huyó desatinada
Punzado el corazón.

Al besar á la altiva
Reina de la pradera,
Espina traicionera
Rasgó su pecho fiel.
Inés, yo soy el ave;
Tú eres la flor divina,
y la traidora espina
Tu indiferencia es.

Biblioteca de Escritores Venezolanos Contemporáneos, ordenada
por JosÉ M. ROJAS, Ministro Plenipotenciario de Venezuela en
España : Caracas-París, imprenta de Martinet, 1877. -Pág. 493

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

185. RICARDO BECERRO DE BENGOA

FTE. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. (Carlos Ortiz de Urbina Montoya)


Becerro de Bengoa, Ricardo. Vitoria (Álava), 7.II.1845 – Madrid 1.II.1902. Erudito, científico y político.

Nace en Vitoria, en 1845, hijo de Miguel Becerro, militar salmantino que había participado en la Primera Guerra Carlista como subteniente del Regimiento Provincial de Palencia, y de Francisca de Bengoa, natural del valle de Aramayona (Álava). Obtiene en 1863 el título de bachiller, con sobresaliente y premio extraordinario en el Instituto de Segunda Enseñanza de Vitoria, y cursa estudios superiores en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Valladolid y en la Universidad Central de Madrid.

Tras lograr la licenciatura, regresa a Vitoria en 1867 como catedrático auxiliar en la sección de Ciencias del Instituto, colaborando de forma paralela como profesor y conferenciante en el Ateneo Científico y Literario de la ciudad y como articulista en distintos periódicos y publicaciones (Euskalduna, Irurac-Bat, El Porvenir Alavés, El Chaparral...).

En 1870 se traslada a Palencia para ocupar la cátedra de Física y Química que había obtenido por oposición en el Instituto, rechazando una oferta para ocupar la Secretaría del Gobierno Civil de Vizcaya.

En esa ciudad, en la que contrae matrimonio en 1874 con Isabel Antolín, reside durante dieciséis años, hasta 1886, convirtiéndose en el motor de su vida cultural. Allí funda el periódico Aquello (1871), el semanario El Eco de Palencia (1872) o la revista Ateneo (1877) y dirige El Diario Palentino (1883), la Revista Castellana o El Trabajo. En 1871 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, y se integra en la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Palencia; en 1876 funda el Ateneo palentino, a imagen del de Vitoria, y es designado miembro de la Academia de Bellas Artes de Valladolid —desde marzo de 1870 lo era de la de Vitoria—, y tres años más tarde, en 1879, crea el Observatorio Meteorológico palentino.

En 1883 es nombrado vocal de la Comisión Local de Reformas Sociales del Ayuntamiento de Palencia y delegado en el Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil; en 1884, cronista oficial de Vitoria y concejal de Palencia, y en 1885, regidor síndico del consistorio palentino y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En 1886 resulta electo como diputado a Cortes por el distrito de Vitoria, y en diciembre de ese año obtiene por concurso de traslados la cátedra de Física y Química del Instituto San Isidro de Madrid, del que llega a ser vicedirector en 1891. Es elegido presidente de la Comisión Ejecutiva de la Asociación de Catedráticos Numerarios. En 1894 es uno de los tres integrantes de la Comisión creada en funciones de gobierno, en tanto se constituye la nueva cámara; en 1897 se le nombra presidente de la Sección de Ciencias del Ateneo de Madrid y en 1900, vocal del Consejo de Instrucción Pública y Agricultura del Reino. En 1898 vuelve a ser designado representante en Cortes por Vitoria —lo había sido entre 1886 y 1896 y lo sería hasta 1900—, y en 1901 es uno de los tres senadores elegidos en Álava, aunque apenas puede desempeñar este cargo, pues fallece pocos meses más tarde, el 1 de febrero de 1902.

Durante su residencia en Madrid fue nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, de la Sociedad Antropológica Española, vocal de la Comisión Permanente de Pesas y Medidas y del Tribunal de Oposiciones al Cuerpo de Aduanas, y vicepresidente de la Asamblea de Asociaciones Agrarias de España, entre otros cargos que compagina con sus tareas docentes, con las derivadas de su cargo de representante político y con su vocación de periodista, ya como director de la revista La Naturaleza, como redactor y caricaturista en El Solfeo y La Ilustración Española y Americana o como colaborador en El Imparcial y en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza.

Intelectual polifacético y de vastísima obra, la diversidad de los temas abordados por Becerro de Bengoa muestran su profunda implicación en los problemas del tiempo que le tocó vivir y en el que participó en multiplicidad de cargos, tanto políticos como culturales o profesionales. Al margen de relatos con pretensiones literarias (Los Viciosos, Hojas caídas, La sima de Urizarra...), sus libros abordan cuestiones relacionadas con la educación (La enseñanza en el siglo xx), la agricultura (La crisis económica y el movimiento proteccionista de la crisis agrícola), la minería (Una Escuela Práctica de Minería. Barruelo de Santullán), la tecnología (La electricidad moderna) o la Historia (El General Álava: homenaje tributado a su preclara memoria).

A ellos se unen una innumerable serie de artículos dispersos en un sinfín de revistas y publicaciones de todo tipo, y una relevante participación en los medios de comunicación, tanto como fundador de prensa como en tareas de director o redactor.



Obras de ~: Hojas caídas: bocetos en prosa y en verso (1862 á 1870), Palencia, Hijos de Gutiérrez, 1873; La sima de Urizarra, Bilbao, 1873; El libro de Palencia, Palencia, Hijos de Gutiérrez, 1874 (ed. Palencia, Caja España, 1993); El libro de Álava, Vitoria, Centro Literario Vascongado, 1877 (ed. Donostia, Roger, 2000); Los viciosos, Madrid, Luis de Diego, 1877; Almanaque de la Tremenda, Madrid, 1877; con S. de Palacio y Rugama, Memoria acerca de la Exposición de Agricultura Provincial de Palencia, Palencia, Imprenta y Litografía de Alonso y Z. Menéndez, 1878; Una Escuela Práctica de Minería. Barruelo de Santullán, Madrid, 1881; La electricidad moderna: estudio-resumen de la actual Exposición de Paris, Madrid, Manuel G. Hernández, 1881; El Sacamantecas, Vitoria, 1881; De Palencia á La Coruña, Palencia, Alonso y Z. Menéndez, Editores, 1883; De Palencia a Oviedo y Gijón, Langreo, Trubia y Caldas, Palencia, Alonso y Z. Menéndez, Editores, 1884 (2.ª ed., Valencia, Librerías París-Valencia, 1998); El General Álava: homenaje tributado a su preclara memoria, Madrid, 1884; Romancero alabés, Vitoria, Viuda e Hijos de Iturbe, 1885 (2.ª ed., Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1982); La crisis económica y el movimiento proteccionista de la crisis agrícola, Madrid, 1888; Proyecto de dictamen que presenta la subcomisión 1.ª acerca de la causa de la crisis de los cereales y medidas que pudieran remediarla, Madrid, 1888; Tendencias de la Química Moderna, Madrid, 1894; La enseñanza en el siglo xx, Madrid, Edmundo Capdeville, 1899-1900 (2.ª ed., G. Capellán de Miguel, Bilbao, Universidad del País Vasco, Servicio Editorial, 2001); Descripciones de Álava, Vitoria, Publicaciones del Real Ateneo de Vitoria, Domingo Saz, 1918 (2.ª ed., Vitoria-Gasteiz, Papeles de Zabalanda, 1996).



Bibl.: V. de Velasco, Ricardo Becerro de Bengoa, Vitoria, Imprenta de la Ilustración de Álava, 1889; R. García González, “Expediente académico de Ricardo Becerro de Bengoa”, en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, 57 (1987), págs. 319-340; J. M. Ortiz de Orruño, “Ricardo Becerro de Bengoa: su trayectoria intelectual”, en A. Ortiz de Urbina, “El escritor Becerro de Bengoa”, y P. Sanz Legaristi, “Ricardo Becerro de Bengoa. Republicano y Liberal”, en Kultura, 3 (1991), págs. 43-57, 59-66 y 67-88, respect.; A. Martínez Salazar, Ricardo Becerro de Bengoa. Catedrático. Académico. Publicista y representante popular, Vitoria-Gasteiz, Diputación Foral de Álava, Departamento de Cultura, 1995 (col. Los Alaveses, 11); C. Ortiz de Urbina, “La Arqueología en Álava en los siglos xviii-xix”, en Memorias de Yacimientos Alaveses, 2 (1996), págs. 186-192.



Carlos Ortiz de Urbina Montoya

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

185. RICARDO BECERRO DE BENGOA (1845 - 1902)

TRAS DE UNA ROSA.

ROMANCE ENDECASÍLABO INÉDITO.

Paraíso encantado por las flores
Es mi alegre Florida vitoriana,
y en él me cautivaron de una rosa
La frescura, el color y la fragancia.
Yo, que vivo sin novia y sin dinero,
Porque las musas con su amor me bastan,
Pens é inspirarme en ellas, y un poema
Componer en su honor, tras de robarla.

EL ARTE.

El hurto en las tinieblas era fácil:
Por la noche volví: por mi desgracia,
Un pintor, mi vecino, afortunado
La robó antes que yo para pintarla.

EL AMOR.

Volé á su estudio en busca del tesoro
De mi rosa querida y codiciada,
y no la hallé, porque á Isabel hermosa
La envió el artista, como ofrenda grata.

LA DEVOCIÓN.

Es mi amiga Isabel: yo, presuroso,
En busca de la flor volé á su casa,
y me dijo que al templo, ante la Virgen,
La envió devota, como ofrenda santa.

LA CODICIA.

Aguardé un día: al sacristán solícito
Fuí á pedir que la flor me reservara,
y ¡oh cruel! por ganar unos ochavos
La vendió al boticario entre otras tantas.

I.A CIENCIA.

Como un loco marché, por no perderla,
A escoger del montón en la farmacia,
y hallé al doctor, enfrente de unos chicos,
Con mi rosa, explicándoles botánica.

LA INDIFERENCIA.

El entusiasta sabio y ruín verdugo
Decía, sin temor de deshojarla:
Quintipétala es hermafrodita;
y angiosperma-calici, la rosácea;

LA UTILIDAD.

"Haremos la conserva Cynorshodon,
Astringente especial contra las aguas.»
Y ... el aire, enfurecido ante aquel crimen,
¡Las hojas se llevó por la ventana!
Tal fué la suerte que al hermoso encanto
cupo en las manos de la ciencia ingrata;
La de mi rosa, inspiración del arte,
De la hermosura compañera y gala,
De la Virgen ofrenda y bello ornato,
Y de mi musa espléndida esperanza.
¡Tal en el mundo, por mi afán seguidas,
Huyen las ilusiones destrozadas,
Cuando á la prosa de las manos llegan
Y nos las muestra la verdad amarga!

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA

Biografía

Nacido en la localidad toledana de Quintanar de la Orden​ el 27 de septiembre de 1845,​​ fue abogado, literato y dibujante.​ Cursó la carrera del Derecho en la Universidad Central de Madrid, una vez obtenido el título residió en Albacete y, más tarde, Valencia.​ Cultivó la escritura de género infantil, a través de cuentos, con la publicación de, por ejemplo, Cuentos fantástico-morales.​ También fue autor de una guía de Madrid, publicada en 1895,​ entre otras obras,​ como la Guía palaciana, publicación dedicada a la corte española.​ Fundador de El Escaparate y La Ilustración Cómica,​ dirigió periódicos como El Cascabel, el susodicho El Escaparate o La Ilustración Cristiana, entre otros, además de colaborar en La Ilustración Católica (1877-), La Niñez (1879-1883) y La Ilustración Española y Americana.​ Seguiría vivo hacia 1907.​

Notas
↑ Juan Pérez de Guzmán y Gallo recoge sin embargo 1846 como año de nacimiento.​
PD-icon.svg Partes de este artículo incluyen texto de Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX (1903-1904), una obra de Manuel Ossorio y Bernard (1839-1904) en dominio público.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA (1845 -?)

ROSA DE CIEN HOJAS.

ORACiÓN.

Dios te salve, María,
De gracia llena,
Más pura que las hojas
De la azucena:
Dios es contigo;
Sé tú, Virgen querida,
Siempre conmigo.
Por tus santas virtudes
Bendita eres
Entre el número inmenso
De las mujeres,
y de tu seno
Bendito el santo fruto
De gloria lleno.
Santa María, Madre
De Dios clemente,
Ruégale por nosotros
Perpetuamente,
y á tus favores
Nuestro perdón debamos
Los·pecadores.

A la VIRGEN MARÍA: colección de poeslas por MANUEL JORRETO
y PANlAGUA: Madrid, por Rubiños, 1888-Pág. 10

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA (1845 -?)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA (1845 -?)

[b LAS DOS ROSAS [/b].

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA (1845 -?)

LAS DOS ROSAS.

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TOMO II. SIGLO XIX.

186. MANUEL JORRETO Y PANIAGUA (1845 -?)

LAS DOS ROSAS.



A la VIRGEN MARÍA: colección de poeslas por MANUEL JORRETO
y PANlAGUA: Madrid, por Rubiños, 1888-Pág. 43

Y no dejan de crecer versos con el aroma inconfundible de las rosas.
Disculpas por el retraso, pero aquí disfruto hoy de tu inmenso trabajo, amigo mío.
Gracias, Pascual.

La verdad es que esta obra no tiene desperdicio.
Continuaré. Gracias, Lluvia.

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TOMO II. SIGLO XIX.

187. RICARDO SEPÚLVEDA Y PLANTER

Biografía (WIKIPEDIA)

Nacido en Zaragoza el 27 de diciembre de 1846 y doctor en Derecho, fue secretario del Banco de Castilla y autor de numerosas obras de investigación histórica y literaria,1​ entre ellas Madrid viejo: crónicas, avisos, costumbres, leyendas y descripciones de la villa y corte en los siglos pasados (1887).2​

Fue redactor o colaborador de El Cascabel, La Cosa Pública, Los Niños, El Día, La Época, El Bazar, El Museo Universal, La Niñez, La Gran Vía, Blanco y Negro, La Ilustración Española, Para Todos y Gente Vieja.1​ Falleció en Madrid el 30 de noviembre de 1909.3​

Su hermano Enrique Sepúlveda y su sobrina[cita requerida] María Sepúlveda también fueron escritore

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

187. RICARDO SEPÚLVEDA Y PLANTER

ROSA DE MUERTO. (Rima)
Á DOLORBS.

Al pie de tu callada sepultura
Ha nacido una rosa
De penetrante y sin igual perfume,
De altivo tallo y mágica corola.

Y del triste lugar en que á tu lado
Se mecía orgullosa,
La he cortado yo mismo, ¡y me parece
Que algo tuyo me llevo entre sus hojas!

¡DOLORES! últimos versos de RICARDO SEPÚLVEDA: Lérida , por
José Sol Torsem, 1881,-Rima LXXVlll. pág. 155.

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TOMO II. SIGLO XIX.

188. EULALIA VELARDE CAMPO - HERRERA.

FTE. ESCRITORES CÁNTABROS

Velarde Campo-Herrera, Eulalia

Nacimiento/Fallecimiento
1848-1919
Procedencia
Santillana del Mar

Eulalia Velarde Campo-Herrera nació en una familia hidalga el 10 de diciembre de 1848. Sus padres fueron José Manuel Velarde Bustamante y Ciriaca del Campo-Herrera Ruiz. Era la menor de una familia numerosa en la que varios de sus hermanos cultivarían las letras, como su hermano mayor, Fernando; María Virtudes, que llegó a ser priora en el Real Monasterio cisterciense de Las Huelgas (Burgos) y Román, que emigró a Cuba donde colaboró con los mejores periódicos de la isla.

Eulalia se casó con el farmacéutico de Santillana Rafael Arranz López, natural de Santander y la pareja vivió y crió a sus hijos en Santillana.

José María de Cossío la consideró “poetisa muy estimable”, cuyos versos “tenían más de oración que de literaria profanidad”. Fue una de las escasísimas cántabras que en el siglo XIX escribieron poesía de apreciable calidad. Mujer afable, bondadosa, algo retraída e ilustrada, Eulalia no publicaría ningún libro con sus obras poéticas, e incluso lo rechazaría con cierto escándalo cuando se lo propusieron poetas de la fama de Amós de Escalante, que intentó sacarla del anonimato.

Sus poemas se publicarían en diarios de Santander, Madrid y Valladolid, en el periódico madrileño Corro de la moda y en la revista religiosa barcelonesa ‘Los ecos del amor de María’, que acogería la mayor parte de la obra de carácter religiosa de Eulalia, como ‘La pastora devota de María’, ‘Flores de mayo’, ‘La Epifanía’, ‘La expectación de la venida del Salvador’, ‘A la Anunciación de la Virgen (paráfrasis)’, ‘A la soledad de la Virgen’, el soneto ‘La Virgen subiendo al cielo’, ‘Ave María (paráfrasis)’, el soneto ‘María al pie de la cruz’, ‘Jesús en el huerto de los Olivos’, etc…

Entre su obra profana destaca ‘A un pajarillo’, ‘Al otoño’, ‘La ilusión’, ‘A Carmen del Hoyo Bustamante, de Santander’ y ‘Al Tasso’.

En su libro ‘La rosa. Manojo de la poesía castellana (1891-92), Juan Pérez de Guzmán incluyó una composición de Eulalia Velarde.

Matilde Camus biografió a esta escritora en su trabajo ‘Una poetisa montañesa salvada del olvido’, publicada en la revista ‘Altamira’ en 1973. En esta obra, Camus se refería a ella diciendo que “Su estilo, sencillo y discreto, no estaba exento de un encanto dulce y natural lleno de autenticidad. Su temática, la mayor parte de las veces religiosa, nos comunica abiertamente el sentimiento puro del alma que la inspiró. En sus versos encontramos también la delicada ternura de su mundo realmente humana”. También la citaron con elogio José Antonio del Río Sainz, Leopoldo Rodríguez Alcalde, Miguel Ángel Argumosa y Concepción Gimeno de Flaquert, que la incluyó en el catálogo de escritoras notables que incluyó en su libro ‘La mujer española’ (1877).

Falleció en Suances el 3 de septiembre de 1919 y la prensa cántabra, así como la revista ‘La Montaña’ de La Habana, le dedicaría elogiosas necrológicas.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

188. EULALIA VELARDE CAMPO - HERRERA.

Á LA ROSA. (SONETO INÉDITO-)

Encanto del abril resplandeciente
Abrió su cáliz la: purpúrea rosa,
y codició su esencia deliciosa
El tímido suspiro del ambiente.

Yo la ví en las orillas de la fuente,
En los verjeles y en la selva umbrosa,
Y siempre su belleza esplendorosa
Disipó las tinieblas de mi mente.

¡Cuán presto el huracán en su carrera
Arrebató su púrpura y su grana,
Su pompa de esmeralda lisoójera!

Sobre él rosal lloré en la azul mañana,
Al ver que fué su dicha pasajera,
Cual los ensueños de la vida humana.

Santillana, octubree de 1889.

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TOMO II. SIGLO XIX.

189. DOLORES RODRÍGUEZ DE TIÓ

FTE. ECURED

Dolores Rodríguez de Astudillo Ponce de León, o Lola Rodríguez de Tió (Puerto Rico, 14 de septiembre de 1843 - La Habana, 10 de noviembre de 1924) fue una periodista, poetisa y revolucionaria puertorriqueña. Una de las figuras máximas del ámbito literario de Puerto Rico y con gran influencia en la política de esta isla. Su máxima inspiración fue la libertad de su patria.


Síntesis biográfica

Lola Rodríguez de Tió, hija de Sebastián Rodríguez de Astudillo y Carmen Ponce de León, nació en San Germán, Puerto Rico. Sus estudios primarios los realizó en San Germán y en Mayagüez. Bajo la tutela de su padre (quien poseía una rica biblioteca) amplió su formación, y muy pronto comenzó a publicar versos en los diversos rotativos del país (Puerto Rico).

En 1865, Dolores, contrajo matrimonio, a los veinte años, con el periodista Bonocio Tió Segarra, quien compartió sus inquietudes culturales y políticas, y con quien procreó dos hijas, Patria Tió (1865 – 1943) y Mercedes Tió (1870 – 1873) esta última murió a los tres años.

Rodríguez de Tió, escribió para el año 1868, durante el Grito de Lares, la Letra Patriótica de La Borinqueña.

Por su firme oposición al régimen español fue desterrada, junto con su esposo, por el gobernador Segundo Portilla, de su país natal a Caracas, Venezuela, donde apadrinó la boda de Eugenio María de Hostos con Belinda de Ayala. Su segundo destierro en 1889, por Pedro Ruiz Dama, fue hacia La Habana, Cuba, isla que en 1895 tuvo que abandonar por la Guerra del 95. Ese mismo año se mudó a Nueva York. Allí se envolvió en los movimientos independentistas cubanos y puertorriqueños, por lo cual la nombran Presidenta Honoraria del Club Político Rius Rivera (1895).

Durante la guerra de independencia de Cuba, fue secretaria del Club Caridad (1895-1898), dedicado a socorrer a los combatientes cubanos que luchaban en contra del régimen español y organiza un Capítulo de la Cruz Roja.

Poco después de la evacuación de Cuba por las tropas españolas en 1899, regresó a La Habana e inmediatamente fue nombrada inspectora de Escuelas Públicas.

Una de sus actividades predilectas era la poesía, primero publicó varios poemas sueltos, que luego serían recogidos en libros que irían apareciendo paulatinamente.

Queda viuda en 1905 y en 1910 es nombrada miembro de la Academia de Artes y Letras de Cuba. En 1911 se hace socio Bienhechor de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia en La Habana. En 1915, visita a Puerto Rico donde fue acogida con gran júbilo, como un acontecimiento nacional.

Fallece el 10 de noviembre de 1924, en La Habana (Cuba).

Error histórico

No es posible pensar en Cuba y Puerto Rico sin que acuda a nuestro pensamiento el concepto que las define como las dos alas de un mismo pájaro.

Atribuidos erróneamente a José Martí, los versos tienen su historia. La protagonista fue una mujer genial, puertoriqueña y cubana al mismo tiempo, a juzgar por los altos vuelos de su naturaleza desde la que amó con igual lealtad a sus dos patrias.

Circunstancias muy singulares hicieron improvisar a la poetisa, la ardiente redondilla:

Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas:
recibien flores y balas
sobre un mismo corazón.

Obras

Mis cantares (1876).
Mi ofrenda (1880).
Trabajos literarios (1882)
Claros, nieblas y congojas (1885)
Nochebuena (1887)
Mi libro de Cuba (1895)
Claro de Sol (poesías sin culminar)
Poesías escogidas (no culminado)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

189. DOLORES RODRÍGUEZ DE TIÓ

Á UNA ROSA SECA.
ESTROFA.

La ví cuando en su tallo se mecía,
Al recibir el beso de la aurora:
Entre aromas dichosa sonreía;
y hoy, al recuerdo de su dicha, llora.

Mayagüez, 188z.