SOBRE LA ROSA...

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

23. Baltasar Elisio de Medinilla (1585 - 1620)

POEMA DE LA ROSA. (A JACINTA.) FIN


Estrechó en tierno lazo amor desnudo
La bella madre, y con sonoro beso
La rosa ardió en los labios, donde pudo
Quedar contra la edad el golpe impreso.
Las aves simples de la concha al nudo
Á Pafo dieron de los dos el peso,
Dejando el monte cielo á sus favores
Con rosa sol y con estrellas flores.
 
Cuaderno de rimas varias del maestro Fr. Hortensio Faravicino,
D. Luis de Ulloa, Jacinto Polo, D. Gabriel de Moneada, Francisco
Zarate, D. Félix Enriques, Baltasar Elisio de Medinilla, Fr. Juan
de Vitoria, Bartolomé Leonardo de Argensola y Conde de Salinas.
— Fol. 190. — MSS. autógrafo é inédito de Baltasar Elisio de 
Medinilla, de la Biblioteca de D. José Sancho Rayón.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

24. Alonso de Bonilla ( 1570 - 1642 )



ROSA DE JERICÓ.

 

SONETO Á LA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN.

 

Forjaron de la culpa los vapores

La nube original, de cuyo seno

Reventó el rayo del mortal veneno

Patrimonio cruel de pecadores.

 

Centellas son de estímulos y ardores

Las que, en dura vigilia y sordo trueno,

Rondan en yema el espacioso y lleno

Campo de humanas y abrasadas flores.

 

Mas no pudo abrasar con fuego tanto

Aquella flor cerrada y escogida

Para el olfato del divino esposo:

 

Porque contra este rayo peligroso

La reliquia del Agnus de la vida

Le concedió ab ¿eterno el Padre Santo.

 

 

 

Peregrinos pensamientos de misterios divinos en varios versos, por

Alonso de Bonilla: Baeza, por Pedro de la Cuesta, 1614. — Fol. 14.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

24. Alonso de Bonilla ( 1570 - 1642 )



EL MISTERIO DE LA ROSA.




(ATRIBUTO DIVINO DE LA VIRGEN MARÍA.)

 

 

 

Rosa de lo mejor de la floresta

De Dios, á quien rindieron tus olores;

Bien manifiestas ser plantada y puesta

De aquel original de agricultores:

Que si de muchas hojas es compuesta

La rosa, que es la reina de las flores,

Reyes innumerables hojas fueron

Que de carne mortal se compusieron.

 

Si hay reverso en la rosa y más fineza

Puso en la parte de la faz hermosa

De púrpura y olor naturaleza,

Que es la inferioridad menos vistosa;

Humanidad, que infunde al sol belleza,

Es el reverso de la intacta rosa,

Porque á la soberana faz del alma

Todo cuanto no es Dios le rinde palma.

 

Que si entre tus bellezas peregrinas

Hubo espinas de incultos pecadores,

Por trono elije Dios zarzas y espinas

Para dar á Moisés largos favores.

El agua pasa por agrestes minas

Sin adquirir quilates inferiores,

Y tu rosa pasó al humano estado

Libre de las espinas del pecado.

 

En ministerio tan humilde y bajo

Adán quedó por la primer comida,

Que fueron todos días de trabajo

Cuantos le dio la temporal medida.

Mas después que esa intacta rosa trajo

Fiesta y descanso á la caduca vida,

Siempre con tu presencia generosa

Estamos en domingo de la rosa.

 

Rosa es cualquier criatura; mas de suerte

Del pecado y la muerte es ultrajada,

Que siempre escapa del pecado y muerte

Seca de aquél y de éste deshojada.

La virtud de tu rosa heroica y fuerte

Nunca secó la culpa propagada,

Ni la muerte tus miembros deshojados

Dejó, pues hoy están glorificados.

 

Del desposorio de la carne humana

El fiel otorgo entre ella y Dios se hizo

Con el sí de tu boca soberana

Que á su divino gusto satisfizo.

Vistióse de la rosa en Dios temprana

El que hecho hombre nuestro mal deshizo,

Y así desde tu tálamo sagrado

Salió al mundo vestido de rosado.

 

Para curar la humana muchedumbre,

El Verbo eterno, médico inefable,

En aquel mayo de su eterna lumbre

Cogió y guardó tu rosa venerable.

Y en fuego de su amor y mansedumbre,

Con artificio y modo investigable,

Sacó, en vez de infusión, sangre preciosa,

Medicina compuesta de tu rosa.




CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

24. Alonso de Bonilla ( 1570 - 1642 )

EL MISTERIO DE LA ROSA.

(ATRIBUTO DIVINO DE LA VIRGEN MARÍA.) Cont.



Á sentir la razón las flores bellas,

Guardaran justo y singular decoro

A su reina la rosa, pues entre ellas

Muestra engendrar en sus entrañas de oro.

Adoren, reina, tus sagradas huellas

La humilde tierra y el empíreo coro,

Porque engendraste, rosa, en tus entrañas

Al oro inmenso, Dios de las hazañas.

 

Como en el invierno no hay guarismo

Que sume la clemencia que á tí toca,

Quisiste ser el instrumento mismo

Con que invocarte pueda el que te invoca.

Y así, para que salga del abismo

De culpas el que en ellas se desboca,

En varios tiempos y en sucesos varios

Tu rosa virginal les da rosarios.

 

Y tanto tus devotos se enriquecen

Que, cuando entre celestes beatitudes

Las almas de los justos resplandecen

Adornadas de galas de virtudes,

Con aplauso las miran y engrandecen

Aquellas nueve aladas multitudes,

Porque con los rosarios de tu rosa

Ostentan galas en la patria hermosa.

 

Tú sola en la mortal naturaleza

Fuiste la rosa virginal cerrada;

Y así convino, pues de tal belleza

Á sólo Dios la puerta le fué dada;

Tanto, que para entrar en tu pureza

El que los orbes fabricó de nada,

Abrió tu rosa á sollos el divino

Espíritu de amor cuando á tí vino.

 

Y si los que á la Iglesia son llamados

Han de ser por decreto irrevocable

En inocentes niños transformados

Para impetrar la gloria perdurable,

Con razón de estos niños regalados

Lágrimas van á tí, rosa inefable,

Que es en los niños ordinaria cosa

Suspirar y llorar por una rosa.

 

En aquel huerto de la empírea gloria

Hay infinitos árboles plantados,

Así de aquesta vida transitoria

Como de los espíritus alados;

Y aunque á tus plantas de inmortal memoria

Hacen lucir sus deleitosos prados,

Por tí goza el honor seguro y cierto,

Que no es huerto sin rosas cabal huerto.

 

Desde el punto que Adán, que á todos culpa,

Fué transgresor contra el Monarca eterno,

Nos condenó su inexorable culpa

A eterna desnudez y duro invierno.

Hasta que amor divino, que disculpa

Del viejo Adán aquel error paterno,

Por tí dio nuevo tiempo al ser humano:

Que, en naciendo tú rosa, fué verano.




CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

24. Alonso de Bonilla ( 1570 - 1642 )

EL MISTERIO DE LA ROSA.

(ATRIBUTO DIVINO DE LA VIRGEN MARÍA.) Fin.



Viendo cautivo á Adán y á sus despojos

Por la estulticia del primer pecado,

Eran dos fuentes tus divinos ojos

Porque te diera el cielo el deseado.

Tus lágrimas borraron los enojos

De Dios, y así bajó cual sol dorado

Al rocío del alba de tu rosa

Bañando en tu cristal su fuente hermosa.

 

Es de la rosa pedestal y asiento

Un nudo con esférica figura,

Que es una viva estampa y fundamento

Del alto imperio de tu rosa pura.

Porque la esfera azul del firmamento,

Con toda su estrellada arquitectura,

Sirve de asiento y pie á tu rosa bella

Como á señora y como á reina de ella.

 

Como el gusto de amor es peregrino,

Parecióle esmaltar de carne humana

La sempiterna joya de oro fino

Del verbo de la diestra soberana.

Trájola al mundo sin abrir camino,

Y, con arte que á todo ingenio gana,

Esta joya esmaltó maravillosa

Del rosicler de tu divina rosa.

 

Este nombre de rosa comprehende

A diferentes flores numerosas,

Mas por antonomasia el mundo entiende

Que sólo es una entre diversas rosas.

Tu nombre es justo, y puesto que se extiende

Tu nombre entre las almas venturosas,

Por única eminencia fuiste justa,

Pues la misma justicia en tí se ajusta.

 

Intacta rosa, que al poder divino

Le tuviste propicio y amoroso,

Cuando de Adán el fiero torbellino

Cuanto Dios floreció dejó espinoso.

Rige mi pluma y ábreme camino

Con el favor de tu divino esposo,

Mientras de Salomón el trono canto,

Rey de los Reyes sempiterno y santo.

 

Nombres y atributos ¡le la impecable siempre Virgen María en

octavas, por Alonso de Bonilla: Baeza, por Pedro de la Cuesta,

1624.— Fol. 153.

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SIGLO XVII 

25. Francisco de Quevedo ( 1580 - 1645 )



CORONA DE ROSAS.

 

 

 

SONETO INÉDITO.

 

Abracen, bella Thirse, tu cabeza

Aquestas rosas que con blanda mano

Hurté de entre sus galas al verano,

Atrevimiento igual á mi pobreza.

 

En ellas imitó naturaleza

Algo del rostro tuyo soberano:

El don es pobre y el dador villano;

Sólo mi voluntad las da riqueza.

 

Mas aunque son humildes, en tu frente

Bien las puedes poner por ser tan bellas:

¡Empiézate á vestir de mis despojos!

 

Será la vez primera que se cuente

Que el sol ha coronado las estrellas:

Pues es lo mismo coronar tus ojos.

 

Bibl. NaC— Sala de MSS., A/-10. — Fol. 2.(3.

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MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

25. Francisco de Quevedo ( 1580 - 1645 )



 

Á UN ROSAL.




Rosal, menos presunción

Donde están las clavellinas,

Pues serán mañana espinas

Las que agora rosas son.

 

¿De qué sirve presumir,

Rosal, de buen parecer,

Si aún no acabas de nacer

Cuando empiezas á morir?

Hace llorar y reir

Vivo y muerto tu arrebol,

En un día y en un sol;

Desde el oriente al ocaso,

Va tu hermosura en un paso,

Y en menos tu perfección:

 

Rosal, menos presunción

Donde están las clavellinas,

Pues serán mañana espinas

Las que agora rosas son.




No es muy grande la ventaja

Que tu calidad mejora:

Si es tus mantillas la aurora,

Es la noche tu mortaja.

No hay florecilla tan baja

Que no te alcance de días;

Y de tus caballerías,

Por descendiente del alba,

Se está riyendo la malva,

Cabellera de un terrón!

 

¡Rosal, menos presunción

Donde están las clavellinas,

Pues serán mañana espinas

Las que agora rosas son!

 

El Parnaso Español. Poesías de D. Francisco de Quevedo Vi-

llhgas: Madrid, por Manuel Román, 1713. Musa V. Letrillas líri-

cas, III. Fág. 325.— En la edición de 1651. Pag. 340.

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MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 

25. Francisco de Quevedo ( 1580 - 1645 )



HISTORIA DE LA ROSA.

 

(TRADUCCIÓN DE LA ODA LII DE ANACREONTE.)

 

Con el verano, padre de las flores,

Juntemos de la rosa los loores:

La rosa es flor y admiración del cielo,

Deleite de los hombres en el suelo;

 

La rosa, por los prados

De yerbas y de flores coronados,

Á las ninfas amantes

Hace á las bellas diosas semejantes.

 

La rosa, entre las plantas más perfetas,

Da cuidado y sujeto á los poetas,

Pues á cantar sus hojas las obliga;

La rosa es de las musas blanda amiga;

 

Y aunque nace tejida en las riberas

Entre desapacibles cambroneras,

Mal acondicionada en sus espinas,

Con sus colores finas,

 

Del que la corta en el jardín lozano

Regala la nariz, hiere la mano;

Y engastada en torcidas esmeraldas

Hace dignas de Apolo las guirnaldas.

 

En los días solenes,

Cuando pródigo Baco de sus bienes

Da vinos olorosos,

A quien la antigüedad hace facciosos,




La rosa es la primera golosina

A que la vista el apetito inclina.

Mas decidme, ¿qué cosas

Hay buenas sin las rosas?




¿Por ventura la aurora,

Cuando al nacer del día perlas llora,

No muestra con rosada mano abierta

Del oriente la puerta?




¿No con rosados brazos

Tejen las ninfas al amor los lazos?

¿No llaman muchos doctos escritores

Rosada á Venus, madre de las flores?

 

Mas ¿para qué me canso? ¿Por ventura

No es de mortales accidentes cura?

Defiende de la hambre de la tierra

El cuerpo que en el túmulo se cierra,

 

Y resisten sus galas

Del tiempo vario las veloces alas.

El olor que tenía,

Cuando en sus mocedades transcendía,

 

Venciendo el zumo que en Pancaya arde,

A la vejez le da que se la guarde:

Su nacimiento, pues, no es generoso,

Cuando en el espacioso

 

Mar nació Venus con belleza suma,

Nieta del agua é hija de la espuma.

Y cuando armada con escudo y asta

Del cerebro de Júpiter Minerva

Nació virgen, robusta, eterna, casta,

Para quien alta ciencia se reserva,




Entonces de las rosas el linaje

A todas las estrellas hizo ultraje,

Y el sol bebió en sus hojas desde oriente

Lágrimas de la aurora blandamente.

 

Es su grandeza tanta,

Que la congregación de dioses santa

Regó con néctar dulce, y reservado

A menos que divina eterna boca,

¡Que no es.grandeza poca!

El descortés rosal que nació armado,

Para que de él naciese y se criase

Planta amiga de Baco que la honrase.

 

Anacreón castellano, con paraphrasi y comentarios por D.

Francisco Gúmez de Qlevedo: Madrid, imprenta de Sancha, 

1794.

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SIGLO XVII 


26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 



LA QUINTA ESENCIA.
 
Tras los rosados de mi Lyda hermosa
Tendió el amor sus labios de corales,
Que, si por dignos no, por serviciales
Merecieron lograr suerte amorosa.
 
¿A quién les concedió la edad briosa
Vibrar centellas á su llama iguales,
Que á un tiempo hicieron desgajar cristales
De coral á coral, de rosa á rosa?
 
Y tal la suavidad fué de este empleo,
Que el gusto apenas hizo breve ausencia,
Cuando Lyda volvió con voz sucinta,
 
Y dijo:— ¡Oh! dulce bien de mi deseo,
Si tal gusto nos da tu prima esencia,
¿Qué gloria no dará tu esencia quinta?
 
Las eróticas ó amatorias de D. Esteban Manuel de Villegas:
Nájera, por Juan de Mongastón, 1617. — Parte iij , fol. 79 vuelto.

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SIGLO XVII 


26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 




ROSA VIRGEN.(Traducción de Catulo.)

 

ENDECHA.

 

Ut flos in septis.

(Oda LXIII.)

 

Como rosa que nace

En el jardín cercado,

No sujeta al arado

Ni al ganado que pace;

Cuyo primer aumento

El sol, el agua, el viento

Crece, crea y halaga;

Con cuya vista paga

Del dueño amado el celo;

A quien promete el cielo

De piedad cada día

Cristal que la rocía;

Que mientras no es tocada

Crece su lozanía

Y es de todos amada;

Mas si en ajena mano

Pierde el lustre lozano

Y á deslucir comienza

La nativa vergüenza,

Al paso que es amada

Viene á ser desdeñada:

Así la virgen bella,

En tanto que es doncella,

Es de todos querida

Con el alma y la vida.;

Mas cuando se ve falta

De dignidad tan alta.

Si busca quien la quiera,

Es más aborrecida

Que ponzoñosa fiera.

 

(ídem id. Cantilena iij. — Fol. 92.)

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26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 




EL AMOR Y LA ABEJA.(CANTILENA.)

 

Aquellos dos verdugos

De las flores y pechos,

El amor y la abeja,

A un rosal concurrieron.

Lleva armado el muchacho

De saetas el cuello,

Y la bestia su pico

De aguijones de hierro.

Ella va susurrando,

Caracolas haciendo,

Y él creando mil risas

Y cantando mil versos.

Pero dieron venganza

Luego á flores y pechos,

Ella muerta quedando

Y él herido volviendo.

 

(ídem id. Cantilena xxxij. — Fol. 109.)

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26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 




CORONA DE ROSAS.(ODA DE ANACREONTE.)

 

La rosa de Cupido

Juntemos á Lieo,

Y de ella laureados

Bebamos y juguemos;

La rosa, que á las flores

Es suave ornamento,

Y del verano alegre

El cuidado primero;

La rosa, que á los dioses

Es deleite, y por esto,

De rosas coronado,

Danzas sigue el de Venus.

Haz, pues, oh padre Baco,

Que de rosas compuesto

Y de lira adornado,

Me reciba tu templo.

Suaves daré olores,

Suaves diré versos,

Y juntos yo y mi dama

Suaves bailaremos.

 

(ídem id., Parte j.—Motiostrophe vi, fol. 125 vuelto.)

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26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 


LEYENDA DE LA ROSA. (ODA DE ANACREONTE.)
 
Con el verano alegre,
Que es padre de las flores,
Casemos á la rosa,
Que es ámbar de los dioses;
La rosa, que es suave
Delicia de los hombres,
Ornato de las gracias
Y beso de Dione;
La rosa, que á poetas
Argumento es conforme,
Y á las hermanas nueve
Del Cabalino monte;
La rosa, que es amable
Al brazo que la coge,
Por más que se defienda
Con espinas de bronce;
La rosa, finalmente,
Que suave responde
Al tocar con halagos,
Al oler con olores;
La que solemnes fiestas
Espléndida compone.
Pero donde ella falta,
¿Qué adornos hay que sobren?
De rosa son los dedos
Del alba entre arreboles,
Y de rosa los brazos
De las ninfas del bosque.
La misma Citerea,
La hospedera de Adonis,
Por ella ha merecido
Mil títulos y nombres.
La rosa, pues, medica
De sus ajes al hombre,
Y al hecho ya cadáver
Libra de corrupciones.
Opónese á los tiempos,
Y en vejez uniforme
Despide aquellos mismos,
Que en juventud, olores.
Pero va de su origen,
Pues fue de sus loores,
Y á quien la edad venera
La antigüedad abone.
Cuando con las espumas
Mezclados los rigores,
Parieron á la Venus
Tan dulce como dócil,
Y el curado cerebro
Del soberano Jove
A Palas, que preside
Armada entre escuadrones;
Del seno de la tierra
Nació la rosa entonces,
Que acudió con su néctar
La turba de los dioses;
De cuya mata luego,
Tan dulce como noble,
Nació tu planta, Baco,
Que es néctar de los hombres.
 
Idem. id., Parte j. — Monostrophc xlij, fol. 143 vuelto. 

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26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 


AL AMOR.
 
DE JULIANO EGIPCIO.
MONOSTROPHE LIX.
 
Tejiendo unas guirnaldas
Vi á Amor entre las rosas,
Y él, batiendo las alas,
Vertió vino en mi boca.
Yo bebí amor y vino,
Y desde aquella hora
Se apoderó el muchacho
De mis entrañas todas.
 
(Idem id., Parte I.— Fol. 157.)

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26. Esteban Manuel de Villegas ( 1589 - 1669) 



EPIGRAMA IX.

 
Entre rosas á Cupido
Fué á atar con manos hermosas
Hyëla, viéndole escondido,
Y ambos á dos entre rosas
Luchan á brazo partido.
 
Mas viendo en distancia corta
Amor la belleza junta,
Esto á su madre le exhorta;
—Busca otro hijo, Amathunta,
Que á mí esta Venus me importa.
 
(Idem id., Parte iij.— Fol. Si.)

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27. Tomás Gudiel ( 1565 a 1570 - ? )



EL SOL DE LAS FLORES.

 

SONETO.

 

Hija del sol, y de sus bosques hija,

Sol de las flores, nace en la mañana

Rosa que ofende nácares ufana

Si á la aurora su púrpura prohija.

 

Sobre mucha beldad el tiempo aguija,

Y encubierta en la luz la muerte cana

A joven flor con rayos inhumana

Hace que el sol hasta morir la aflija.

 

Muere, belleza, porque el tiempo quiere

Darte ejemplar á menos reducido

Del discurso luciente de los años;

 

La luna, de este espejo deslucido,

Clara te avisa, que lo bello muere,

Si te lisonjease en tus engaños.

 

(Heroída ovidiana: Dido á Eneas, con paráfrasis española 

y morales reparos, ilustrada por Sebastián de Alvarado y 

Alvear: Burdeos, por Guillermo Millanges, 1628. — Pág. 78)

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28. Pedro Calderón de la Barca (1600 - 1681)


D. Pedro Calderón de la Barca y Riaño, caballero 
del hábito de Santiago, capellán de S. M. en la 
de los Reyes Nuevos de Toledo, nació en Madrid el 
7 (*) de enero de 1600. Su padre D. Diego, señor 
de la casa de Calderón, era oriundo de la más
vieja hidalguía de la montaña castellana, y 
servía en Hacienda de secretario de la Cámara de 
los Reyes Felipe II y III. El Colegio imperial tuvo 
por alumno á D. Pedro y después la Universidad de 
Salamanca, de donde en 1620 salió con el grado de 
Bachiller en Jurisprudencia. A los trece años 
escribió su primera comedia, El carro del cielo; mas 
hasta 1620,no reveló públicamente sus facultades, 
presentándose á disputar un premio en la Justa 
poética que se celebró con motivo de la beatificación
de San Isidro. No sólo se presentó á los certámenes 
primero, tercero, cuarto, noveno y décimo, obteniendo 
en el primero una recompensa con Lope de Vega y López 
de Zarate contra Jáuregui, Luis de Belmonte, Miguel 
Silveyra y Antonio López de Vega, sino que dio al Fénix 
de los ingenios, que fué el autor de la descripción, 
otro soneto para el prólogo, mereciendo que éste, en 
el resumen del certamen, con gran interés recomendara 
á la admiración de su selecto auditorio
 
A D. Pedro Calderón,
Que merece en años tiernos
El laurel que con las canas
Suele producir el tiempo.
 
Ya habia asistido también á la de la beatificación de 
Santa Teresa, y posteriormente su Elegía en la muerte 
del Infante D. Carlos y su Panegírico al Almirante de 
Castilla, le dieron gran celebridad en la corte. Todavía 
se ignora por qué en 1649 no se publicó con su nombre, 
sino con el de D. Lorenzo Ramírez de Prado, su Relación 
del recibimiento de la Reina Doña Mariana de Austria. 
Bien es verdad que este caso es frecuente entre nuestros
escritores, y que en 1655 se publicaba como de D. Claudio
Antonio de Cabrera, con el título de Juicio de artes y
ciencias, la después tan vulgarizada República literaria,
de D. Diego de Saavedra y Fajardo. Otros ejemplos pueden 
citarse. Desde el año de 1619 Calderón era caballerizo 
del Duque de Alba y en 1625 militó en los ejércitos de 
Italia y Flandes. Llamado (1636) para escribir las 
composiciones dramáticas que habían de representarse en 
las fiestas reales, por muerte de Lope de Vega (1635), 
obtuvo el hábito de Santiago, y en 1641 la banda de 
capitán de caballos corazas. Diez años después se ordenó
de sacerdote, pasando á Toledo como capellán de los Reyes 
Nuevos y de honor de S. M. hasta 1663 en que volvió a la 
corte. En Madrid murió el 25 de mayo de 1681.
Después de Lope de Vega no ha habido en España poeta más
fecundo que Calderón, así en comedias como en Autos
sacramentales. La vida es sueño, la mayor de sus obras, 
ha sido traducida á todos los idiomas cultos, y los 
juicios y comentarios que se han hecho en todas las 
lenguas de esta obra y de su autor constituyen una enorme biblioteca calderoniana. «Su prestigio y la autoridad de 
su nombre era tal, que el día de su entierro fueron más 
de 30.000 personas con hachas acompañando al cadáver.» 
(El Marqués de Villatóreas.) — «Desde sus primeros pasos 
en el jardín de las Piérides obtuvo el primer lugar en las
academias, el mejor premio en los certámenes y en el 
teatro la opinión más segura.» (Montalván.) — El segun-
do centenario de la muerte de Calderón celebróse en Madrid,
en 1881 , con representación de las Universidades de Portugal,
Francia, Alemania é Italia.


(*) Otras fuentes indican como fecha de su nacimiento el 17 de
Enero.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 


28. Pedro Calderón de la Barca (1600 - 1681)



SONETOS.

 

I.

 

SICUT UMBRA. ("Como fantasma")

 

Éstas que fueron pompa y alegría,

Despertando al albor de la mañana,

A la tarde serán lástima vana,

Durmiendo en brazos de la noche fría.

 

Este matiz que al cielo desafía,

Iris listado de oro, nieve y grana,

Será escarmiento de la vida humana:

¡Tanto comprende el término de un día!

 

A florecer las rosas madrugaron

Y para envejecerse florecieron:

Cuna y sepulcro en un botón hallaron.

 

¡Tales los hombres su fortuna vieron!

En un día nacieron y espiraron:

Que, pasados los siglos, horas fueron.

 

El Príncipe constante, comedia de D. Pedro Calderón de la

Barca. — Galán, valiente y discreto, comedia del Dr. Mira 

de Mescua, jornada ij. — Poesías de D. Pedro Calderón de la 

Barca, con anotaciones de D. Adolfo de Castro: Cádiz, Revista 

Médica, 1815.— Pag. 48.

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28. Pedro Calderón de la Barca (1600 - 1681)



SONETOS.

 

II



Á UNA DONCELLA ESQUIVA.

 

¿Ves esa rosa que tan bella y pura

Amaneció á ser reina de las flores?

Pues, aunque armó de espinas sus colores,

Defendida vivió, mas no segura.

 

A tu beldad enigma no sea obscura

Dejándote vencer, porque no ignores

Que, aunque armes tu hermosura de rigores,

No armarás de imposibles tu hermosura.

 

Si esa rosa gozarse no dejara,

En el botón donde nació muriera,

Y en él pompa y fragancia malograra.

 

Rinde, pues, tu hermosura, y considera

Cuánto fuera dolor que se ignorara

La edad de tu florida primavera.

 

Poesías de D. Pedro Calderón de la Barca, con anotaciones 

y  un discurso por apéndice sobre plagios que de antiguas 

comedias y novelas españolas cometió Le Sage al escribir 

su Obras de Santillana, por Adolfo de Castro: Cádiz, Revista 

Médica, 1845. Pág.63

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MANOJO DE ROSAS

SIGLO XVII 


29. Francisco López de Zarate ( 1580 - 1658)


Francisco López de Zarate (el caballero de la Rosa), nació
en Logroño en 1580. Sirvió en Italia, y vuelto á España el
Marqués de Siete Iglesias, D. Rodrigo Calderón, le llevó á 
un empleo en la Secretaria de Estado de! Despacho Universal. 
En 1519 (*) publicó su primer volumen de Varias poesías en 
Madrid,las cuales, corregidas y adicionadas, constituyen las 
Obras varias que volvió á imprimir en Alcalá de Henares en 
1651. En el intermedio dio á la estampa su Poema Heroico de 
La Invención de la Cruz, que se imprimió en 1648 en Madrid 
en la imprenta del Reino. Dedicó la primera edición de sus 
Poesías al Duque de Medina-Sidonia, D. Manuel Alonso Pérez 
de Guzmán, que le dio tantos escudos de oro cuantos versos 
tenía el libro. Mucho más tarde endulzó con sus versos el 
destierro del Almirante de Castilla D.Juan Alfonso Enríquez 
de Cabrera, también poeta y autor de los Fragmentos del ocio, 
que anónimos corren por los archivos de la curiosidad. Pero 
muerto desgraciadamente su primer favorecedor, también á 
López de Zarate se le eclipsó para siempre la fortuna, á 
pesar de los deseos de su bienhechor el Conde de Molina, 
D. Pedro Messía de Tovar. No justificaban sus infortunios 
las amables prendas que le adornaban. Gaspar Caldera de 
Heredia, en su arancel político, refiere un anécdota de su juventud, que prueba eltemple de su espiritu en las finezas 
del compañerismo escolar, y otros escritores coetáneos 
dejaron consignado que no sólo se distinguió López de Zarate 
por su talento, sino por la urbanidad de sus modales y hasta 
por el esmerado aseo y decencia de su persona. El Duque de 
Frias, en el Deleite de la discreción (Madrid, 1749), 
reprodujo en picante anécdota los documentos de la extremada agudeza de su ingenio. Concurrió á todas las Academias de su tiempo, y su elogio y sus versos fueron solicitados para todos 
los libros y para todos los certámenes. Aun con tal prestigio, desde 1621 en que renunció la plaza que le habia dado el 
Marqués de Siete Iglesias, hasta 1658 (5 de mayo) en que murió, pasó ruda vida de estrechez y necesidades. Lope de Vega, en el prólogo de La Relación de las fiestas en la beatificación de 
San Isidro (1625), ponderó en cabeza de López de Zarate los 
vuelos que había tomado por aquel tiempo la poesia española, diciendo: «Pero si quisiéramos hacer rostro á Italia, no 
faltarían ahora notables nombres; pues bien se puede oponer el soneto A la Rosa de Francisco López de Zarate á todos los de entrambas lenguas. Rosa es ésta que no la podrá marchitar ni el ardor del sol ni el hielo de la envidia. >> Después, en el vejamen, añadia á propósito del mismo autor:
 
Caballero de la Rosa
Le llaman por excelencia;
Pero tales silvas hace
Que tales Rosas engendra.
 
En efecto: por una silva López de Zarate había obtenido un
premio en el certamen de San Isidro.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

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SIGLO XVII 

29. Francisco López de Zarate ( 1580 - 1658)


 
SONETOS.
 
I.
 
ROSA TRIUNFANTE.
 
Ésta, á quien ya se le atrevió el arado,
Con púrpura fragante adornó el viento;
Y negando en la pompa su elemento,
Bien que caduca luz, fué sol del prado.
 
Tuviéronla los ojos por cuidado,
Siendo su triunfo breve pensamiento;
¿Quién, sino el hierro, fuera tan violento
De la ignorancia rústica guiado?
 
Aún no gozó de vida aquel instante
Que se permite á las plebeyas flores,
Porque llegó al ocaso en el oriente;
 
¡Oh! tú, cuanto más rosa y más triunfante,
Teme: que las bellezas son colores,
Y fácil de morir todo accidente.
 
I. Varias poesías de Francisco López de Zarate, natural 
de la ciudad de Logroño: Madrid, por la viuda d= Alonso 
Martin de Balboa, 1619. Fol. 77 vuelto II. Obras varias 
de Francisco López de Zarate: Alcalá de Henares, por María 
Fernández, 1651. Página 82. — D. Cayetano Rosell, en la 
Colección escogida de obras no dramáticas de Frey Lope de 
Vega Carpió (Bibl. de Autores españoles: Madrid, por 
Rivadeneyra, 1856), atribuyó este soneto equivocadamente al 
Fénix de los Ingenios. (Soneto 311, pág. 395.) —
D. Mariano Vergara {Cultivo de los rosales en macetas: Madrid, 
por M Tello, 18S9, pág. l63), ha incurrido en la misma equivocación

Increíble trabajo, y cuanta belleza proporciona la rosa.
Te admiro, Pascual, sobre todo por tu tesón y constancia, además te doy las gracias, eso ya lo sabes.

Lo sé, amiga mía. Respecto al tesón no sé si será una virtud o no. Dicen que es una cualidad capricorniana... bueno, mi padre nos decía: "El trabajo que se comienza se debe acabar. Si no te gusta, no haberlo empezado." O sea, que si hay algún culpable, ese es mi padre.

Algo curioso: por aquí no pasó nadie. Solamente tú y yo.

Lo terminaré, merece la pena. Y, SÍ,  me gusta... y si me da la idea - y deseas meterte en un berenjenal- al terminar con el siglo XIX-  podríamos VALORAR  el SIGLO XX. Para ello sería necesario comenzar a recoger datos y hacer una indización de los datos recogidos.

Besos

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

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29. Francisco López de Zarate ( 1580 - 1658)


 
SONETOS.
 
II.


DELEZNABLE CONDICIÓN DE LA
HERMOSURA.




Átomos son al sol cuantas beldades

Con presunción debida, siendo flores,

Siendo caducos todos sus primores

Respiran, anhelando eternidades.

 

La rosa, ¿cuándo, cuándo llegó á edades

Con todos sus fantásticos honores?

¿No son pompas, alientos y colores

Rápidas, fugitivas brevedades?

 

Tú, de flor y de rosa presumida,

Mira si te consigue algún seguro

Ser en gracias á todas preferida.

 

Ni es reparo beldad, ni salud muro:

Pues va de no tener, á tener vida,

Ser polvo iluminado ó polvo obscuro.

 

Obras varias de Francisco López de Zarate: Alcalá, 1651

Pág. 81. — Repetida á la pág. 103 de la misma edición.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

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SONETOS.
 
III.


BELDAD PASADA, VIVA EN LA VIRTUD.
 
Pues que se duda ya si fuiste hermosa,
En la que más lo fue, mayor herida,
Y te cupo beldad que, repartida,
No hubiera ni envidiada, ni quejosa;
 
Mira el breve minuto de la rosa,
Tránsito compendioso de la vida;
Mira: veráste en ella repetida;
Seca es salud, y vanidad pomposa.
 
Tu bella inmensidad en cuanto bella;
Instante en cuanto humana; brevedades
Convierte en siglos, aspirando á estrella.
 
Haz cosecha de todas las edades:
Que si en la brevedad fuiste centella,
Será tu lucimiento eternidades.
 
Obras varias de Francisco López de Zarate: Alcalá por
María Fernández, 1651. — Pág. 90.