OBRAS COMPLETAS
ACADEMIAS DEL JARDIN
ACADEMIAS DEL JARDIN
ACADEMIA. CUARTA
(cont.)
-¿Quién nació-dijo don Pedro-hijo tan querido de la naturaleza que la diese a su alma tan lindos adornos? -Cuando uno no haya nacido con partes tan airosas -respondió Jacinto-no es agravio, pero será picardía de una voluntad no sentirlo y el envidiarlo. ¿No es bueno que hay quien no lo desee ni guste de oír cantar? ¿No es poltronería de un alma, pues no teniendo en qué ocuparse se esté haragana, emperezando aun los deseos? ¿Qué hiciera si fueran dineros los que gastara?
-¡Oh castigo del siglo nuestro!-replicó Anfriso-que se endurezca el poderoso a las voces de una habilidad (desdichada por habilidad) que necesita de su poder, y no la quiere valer su avaricia. ¿Qué hace un señor que no se alarga a favorecer a los que hizo la naturaleza dignos? ¿Puede para ejercitarse la misericordia probar con más dulzura que con una habilidad pobre? ¿Hay reclamo que atraiga más, puede estar más de ocasión la piedad de un socorro, como en la virtud de un ingenio, en lo ingenioso de una voz y otras liberalidades de la naturaleza? Y pues no puede un noble (por la parte del alma) ejercitar acción más lucida, porque los huyen en el favor, a los que sin su generosidad no pueden obrar generosos intentos, amedrentados con su pobreza; desaliento bien grande al más bizarro ánimo y desmayo al más erguido ingenio, ¿qué ánimo tendrá el que no ve socorrida su habilidad, su voz, su ingenio? ¿Qué vuelo tomará una pluma cuando sin esperanza quiere caminar los aires? Mas lo que me espanta es que estando en los hambres tan encaramada la presunción y la vanidad, el sonido de sus nombres, no hayan dado por vanidad en este arbitrio, ya que por compasión no les incita la voluntad un ingenio desvalido: Porque si bien lo atendemos, ¿quién podrá alargar la noticia de un apellido a las más retiradas provincias como un papel, que si bien tierna lámina, sabe perpetuarse, inmortal castigo a las posteridades? Acordar puede tan indecente olvido tantos ejemplos como para afrenta viven en los anales de la memoria. Desengañe la remisión del ánimo de los señores, Aristóteles, en el libro de la naturaleza de los animales, por cuya dedicatoria dio tan liberal agradecimiento Alejandro . Enséñeles también la estimación que Alejandro hizo de los versos de Humero dando a sus obras archivo rico y relicario precioso en una caja de oro, joya estimada del rey Darío. El emperador Antonino dio a Opiano tantas monedas de oro como versos tenía un libro que escribió de propiedades de peces. Acuse las ingratitudes de estos siglos aquel espíritu de Artajerjes, que no pudiendo con su sufrimiento que esperase a que le pidiesen, sino que fatigado de su ansia generosa mandaba preguntar en el mundo por los hombres científicos para favorecerlos, porque aún no les costase la vergüenza de pedir. Pero ya j qué gastados están los favores ! , ¡ qué desusado este galardón ! , ¡ qué fallida esta honra ! , ¡ cuán poca materia dan a las plumas los patrocinios de los nobles, cuán pocos documentos con su liberalidad a los futuros siglos, sorda su escasez a la solicitud del ruego y rebelde a la intercesión, sin que recabe la porfía lo que debía hacer de gracia la voluntad?
-No hay ejemplos-dijo don Juan-en que escarmiente la ingratitud ni que pueda ser enseñanza a un corazón, o muy duro por avariento o poco provechoso por ignorante; porque mal ejecutará por ejemplos quien no condescendió por honesto de un obrar bien, y poco le porfiaran los ejemplos a quien .supo regatear en lo útil de una obra buena. -j Oh, lo que maltrata-replicó don Antonio la pobreza las honradas intenciones! Fuera yo, si me diera licencia mi poder, quien desagraviara las ofensas de los discretos, quien vengara a los entendidos.
-iMucho!--respondió Lauro-desmienten esos propósitos las experiencias, pues vemos a muchos que cuando mudaron fortuna se quejaron sus palabras, de sus obras, que entonces no fue magnificencia de ánimo el deseo, sino necesidad ; que fue como quién desea ver a los otros para el remedio de ella. --A muchos los hace-volvió a decir don Antonio-- liberales su necesidad; porque, como vas decís; los ha menester así su pobreza a los demás, y vienen a ser generosos por necesidad y no por naturaleza. Pero advertid también- que hay dos maneras de escasos : unos que los estrechó su corto poder, y otros que los acertó su avaricia. A éstos no les vale la razón de necesitados, y la disculpa de no tener; que no los escaseó su pobreza, sino su natural miserable, A los Otros su miseria los perdona, y la dicha, si alguna vez los alcanzare, acreditará sus buenos intentos, que en el mal estado de poder aun no tienen buena confianza los deseos honrados.
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