.
Consuelo Jiménez (Barcelona 1961). Cursó estudios de Magisterio. En el año 2014 publica su primer poemario “La Huella de tu Olvido” de la Editorial Sunya. En el año 2016 publica su segundo poemario “Palabra duende sin final” de la Editorial Sunya. En el año 2017 colabora con su poesía en la publicación del libro «Cantos para el viento» de la Editorial Poesía eres Tú (Recreación de diez poetas del siglo XX). En el año 2017 colabora con varios de sus poemas en la Antología “Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana del siglo XXI” de Lord Byron Ediciones.
Ha participado en la Antología Poética “Sueños Compartidos” de la Asociación de Poetas de Cornellá. Colabora asiduamente en diversas revistas literarias digitales. En 2021 publica su tercer poemario «Arteria» de la Editorial Los Libros del MiSSiSSiPPI.
(Sacado de https://poesiaenlared.wordpress.com/category/consuelo-jimenez/)
*
Algunos poemas del libro “Arteria” (Los libros del Mississippi, 2021) de Consuelo Jiménez:
A DÍAS
Un puñado de cáscaras vacías
son real ejemplo de que estaban llenas.
Vainas sin pichón,
pichón engullido por la verdad,
verdad desnuda,
que sin apostar se muda donde el viento
la abrigue.
No quiero perderme en este juego,
que es el de todos.
No caben cartas en la manga,
solo almas en los puños,
pellizcando con palabras el olvido.
Y así vivimos, a días,
mirando el cielo.
DIEZ DE MARZO DE TODOS LOS AÑOS
Quiero que seamos tú y yo,
ese latir del tiempo que se palpa en todos los silencios.
Quiero apartar de ti las nubes,
encontrarte,
despertarte,
secuestrar tu alma.
Quiero llevarte flores,
arrancarlas del altar de cualquier Virgen.
Quiero nombrarte,
besarte,
sembrarte en mi sonrisa,
que tú la leas.
Quiero sentirte serena,
verme en tus ojos.
Quiero olvidarte para volverte a recordar.
PALABRA
“Solo palabras
las de la infancia
las de la muerte
las de la noche de los cuerpos”.
ALEJANDRA PIZARNIK
Era solo un punto en la lejanía,
un vago garabato en las nubes,
un deseo anónimo transitando la nada,
un aullido callado pinzando el silencio,
una dama en la sombra.
Era la palabra,
espiral de sonidos,
voz,
una palabra, casi todo.
LA CORRALA
“La soledad no es una enfermedad, es un desastre.
Es milagro que consigamos vivir en ella”.
EMIL CIORAN
Treinta metros cuadrados de rancio habitáculo,
desierto sin sol,
cementerio de pueriles sueños,
donde la funámbula dignidad de un niño
cristaliza en la desesperanza.
Un sórdido camastro aniquila el espacio.
Un taburete es el único estandarte extraviado
en este párvulo sepulcro de acogotadas membranas,
que se quiebran mudas en la pobreza.
Perdóname por no haber escrito estos versos antes,
no pretenden ser un clamor de misericordia,
son branquias enojadas,
brotes que anhelan reverdecer un calendario sin vida,
soplos de amanecer que creyéndose aliento, te vienen a visitar.
Perdóname, perdóname por no haberte escrito antes,
es mi llana voz en la ventana de tu nombre,
que ya no recuerdo.
MISANTROPÍA
No quiero, no quiero, no quiero.
Y es que no quiero abandonar la palabra.
Me pregunto si ella ya me soliviantaba
en la hebra de un parpadeo,
en el vacío de un pensamiento,
en el giro ocular del miedo,
o en el sudor frío de mis deshabitadas yemas.
Ahora, loca metáfora,
parábola,
curva y línea osada frente al cosmos.
Escúchame, si yo no fuese ese cascabel
que resuena oculto en el pulso de la sangre,
te contaría un secreto:
“tengo miles de estrellas atrapadas en las pestañas,
tal vez entre tus dedos,
se tornarían trocitos de cielo”.
UN MUNDO
“Leer es la completa eliminación del ego”.
VIRGINIA WOOLF
En mi bolso, un libro, un cielo, un hechizo, un mundo.
Si empezase de nuevo la lectura,
mi trazo sobre su piel sería curvo, sinuoso, lento, voraz.
Mi entrometida mirada gustaría de dadivosas pupilas
sumergidas en historias escritas por los otros.
Impecables guaridas donde inventarme, soñarme, crearme.
Si pudiera elegirme, sería palabra, un verbo, un vacío lleno.
Sístole y diástole en el ahora de todos los momentos.
En mi bolso, un libro, justo cáliz rociado de misterios,
un mundo.
PANAL SIN MIEL
Voy a encender versos de hechura férrea,
a crear un pliego sin maquillar,
un poema rudo de cruda verdad.
Quiero desabrochar tu médula, mujer,
y la de aquella vejada, violada, asesinada.
Abolengo sin edén, solo averno, tinieblas, castigo.
Sangra tu existencia en la nada,
dolor inacabable, cadena y cruz.
No eres ruina a disponer y verter,
eres mujer,
esencia con voz, talento, corazón, pubis y pechos,
o esencia de pechos, pubis, corazón, talento y voz.
Es un canto de dignidad en un mundo fálico,
panal donde hoy no caben versos dulces.
Mujer, atrévete a condenar,
a volar, a ser ave sin tormento.
Aprende, a amalgamar goce y aureola eterna,
a ser tu propia musa.
MÚSICA Y ALZHÉIMER
Un murmullo quiebra la estrofa del ruido,
el silencio se hace voz en las pupilas del vacío.
Se yergue la música sobre el caudal seco del río.
Se escucha el mar en los latidos de la mañana,
mientras pequeños gorriones
se muestran en las verdes ramas de antiguos amaneceres.
Suenan melodías que despiertan las calles,
destilan fluorescencia los átomos muertos de la vida.
Sonríe la memoria, se vacía el olvido de olvido.
A flor de piel, los ritmos son fieles a la presencia.
Por segundos se rompen los espejos,
dejando al Alzhéimer vencido.
Todo sucede por segundos, pero sucede.
El abismo se fractura justo aquí,
en el hondo susurrar de una canción, su canción.
UN PASEO EN ENERO
Contemplo la severa melancolía de esta hoja en blanco,
me reta su pureza, me provoca su ortodoxia.
Ante ella, la nevisca se prodiga incapaz de cuajar en el frío,
llega mohína, dejándose el cuerpo en la tierra.
Se disipa en la nada, sin barro, sin charco desaparece.
La humedad de su toque borra los pasos.
Hay calma, fluye el silencio en las calles,
se condensa el horizonte en el vaho del aire.
Miro los árboles, exhiben su rostro sin lágrimas,
restan desnudos, fieles a su cielo.
Me conmueve su enjundia,
brava, crecida, digna,
haciendo de su agonía un divino origen.
Abro las puertas de Enero,
asoma el cielo encendido,
coraje granate rompedor del cerril desaliento.
Regreso a la arteria donde despunta el gris perla
que talla la fronda.
No me olvido de aquella paloma,
que sorteando el ocre alud de las hojas, recorre el pasillo.
Su certeza descarna la grima del crudo invierno.
¡Ah! ¡Bucólico paisaje del ceñudo Enero!
Sonrío, mentiría si dijese que no necesito abrigo, hace frío.
Consuelo Jiménez (Barcelona 1961). Cursó estudios de Magisterio. En el año 2014 publica su primer poemario “La Huella de tu Olvido” de la Editorial Sunya. En el año 2016 publica su segundo poemario “Palabra duende sin final” de la Editorial Sunya. En el año 2017 colabora con su poesía en la publicación del libro «Cantos para el viento» de la Editorial Poesía eres Tú (Recreación de diez poetas del siglo XX). En el año 2017 colabora con varios de sus poemas en la Antología “Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana del siglo XXI” de Lord Byron Ediciones.
Ha participado en la Antología Poética “Sueños Compartidos” de la Asociación de Poetas de Cornellá. Colabora asiduamente en diversas revistas literarias digitales. En 2021 publica su tercer poemario «Arteria» de la Editorial Los Libros del MiSSiSSiPPI.
(Sacado de https://poesiaenlared.wordpress.com/category/consuelo-jimenez/)
*
Algunos poemas del libro “Arteria” (Los libros del Mississippi, 2021) de Consuelo Jiménez:
A DÍAS
Un puñado de cáscaras vacías
son real ejemplo de que estaban llenas.
Vainas sin pichón,
pichón engullido por la verdad,
verdad desnuda,
que sin apostar se muda donde el viento
la abrigue.
No quiero perderme en este juego,
que es el de todos.
No caben cartas en la manga,
solo almas en los puños,
pellizcando con palabras el olvido.
Y así vivimos, a días,
mirando el cielo.
DIEZ DE MARZO DE TODOS LOS AÑOS
Quiero que seamos tú y yo,
ese latir del tiempo que se palpa en todos los silencios.
Quiero apartar de ti las nubes,
encontrarte,
despertarte,
secuestrar tu alma.
Quiero llevarte flores,
arrancarlas del altar de cualquier Virgen.
Quiero nombrarte,
besarte,
sembrarte en mi sonrisa,
que tú la leas.
Quiero sentirte serena,
verme en tus ojos.
Quiero olvidarte para volverte a recordar.
PALABRA
“Solo palabras
las de la infancia
las de la muerte
las de la noche de los cuerpos”.
ALEJANDRA PIZARNIK
Era solo un punto en la lejanía,
un vago garabato en las nubes,
un deseo anónimo transitando la nada,
un aullido callado pinzando el silencio,
una dama en la sombra.
Era la palabra,
espiral de sonidos,
voz,
una palabra, casi todo.
LA CORRALA
“La soledad no es una enfermedad, es un desastre.
Es milagro que consigamos vivir en ella”.
EMIL CIORAN
Treinta metros cuadrados de rancio habitáculo,
desierto sin sol,
cementerio de pueriles sueños,
donde la funámbula dignidad de un niño
cristaliza en la desesperanza.
Un sórdido camastro aniquila el espacio.
Un taburete es el único estandarte extraviado
en este párvulo sepulcro de acogotadas membranas,
que se quiebran mudas en la pobreza.
Perdóname por no haber escrito estos versos antes,
no pretenden ser un clamor de misericordia,
son branquias enojadas,
brotes que anhelan reverdecer un calendario sin vida,
soplos de amanecer que creyéndose aliento, te vienen a visitar.
Perdóname, perdóname por no haberte escrito antes,
es mi llana voz en la ventana de tu nombre,
que ya no recuerdo.
MISANTROPÍA
No quiero, no quiero, no quiero.
Y es que no quiero abandonar la palabra.
Me pregunto si ella ya me soliviantaba
en la hebra de un parpadeo,
en el vacío de un pensamiento,
en el giro ocular del miedo,
o en el sudor frío de mis deshabitadas yemas.
Ahora, loca metáfora,
parábola,
curva y línea osada frente al cosmos.
Escúchame, si yo no fuese ese cascabel
que resuena oculto en el pulso de la sangre,
te contaría un secreto:
“tengo miles de estrellas atrapadas en las pestañas,
tal vez entre tus dedos,
se tornarían trocitos de cielo”.
UN MUNDO
“Leer es la completa eliminación del ego”.
VIRGINIA WOOLF
En mi bolso, un libro, un cielo, un hechizo, un mundo.
Si empezase de nuevo la lectura,
mi trazo sobre su piel sería curvo, sinuoso, lento, voraz.
Mi entrometida mirada gustaría de dadivosas pupilas
sumergidas en historias escritas por los otros.
Impecables guaridas donde inventarme, soñarme, crearme.
Si pudiera elegirme, sería palabra, un verbo, un vacío lleno.
Sístole y diástole en el ahora de todos los momentos.
En mi bolso, un libro, justo cáliz rociado de misterios,
un mundo.
PANAL SIN MIEL
Voy a encender versos de hechura férrea,
a crear un pliego sin maquillar,
un poema rudo de cruda verdad.
Quiero desabrochar tu médula, mujer,
y la de aquella vejada, violada, asesinada.
Abolengo sin edén, solo averno, tinieblas, castigo.
Sangra tu existencia en la nada,
dolor inacabable, cadena y cruz.
No eres ruina a disponer y verter,
eres mujer,
esencia con voz, talento, corazón, pubis y pechos,
o esencia de pechos, pubis, corazón, talento y voz.
Es un canto de dignidad en un mundo fálico,
panal donde hoy no caben versos dulces.
Mujer, atrévete a condenar,
a volar, a ser ave sin tormento.
Aprende, a amalgamar goce y aureola eterna,
a ser tu propia musa.
MÚSICA Y ALZHÉIMER
Un murmullo quiebra la estrofa del ruido,
el silencio se hace voz en las pupilas del vacío.
Se yergue la música sobre el caudal seco del río.
Se escucha el mar en los latidos de la mañana,
mientras pequeños gorriones
se muestran en las verdes ramas de antiguos amaneceres.
Suenan melodías que despiertan las calles,
destilan fluorescencia los átomos muertos de la vida.
Sonríe la memoria, se vacía el olvido de olvido.
A flor de piel, los ritmos son fieles a la presencia.
Por segundos se rompen los espejos,
dejando al Alzhéimer vencido.
Todo sucede por segundos, pero sucede.
El abismo se fractura justo aquí,
en el hondo susurrar de una canción, su canción.
UN PASEO EN ENERO
Contemplo la severa melancolía de esta hoja en blanco,
me reta su pureza, me provoca su ortodoxia.
Ante ella, la nevisca se prodiga incapaz de cuajar en el frío,
llega mohína, dejándose el cuerpo en la tierra.
Se disipa en la nada, sin barro, sin charco desaparece.
La humedad de su toque borra los pasos.
Hay calma, fluye el silencio en las calles,
se condensa el horizonte en el vaho del aire.
Miro los árboles, exhiben su rostro sin lágrimas,
restan desnudos, fieles a su cielo.
Me conmueve su enjundia,
brava, crecida, digna,
haciendo de su agonía un divino origen.
Abro las puertas de Enero,
asoma el cielo encendido,
coraje granate rompedor del cerril desaliento.
Regreso a la arteria donde despunta el gris perla
que talla la fronda.
No me olvido de aquella paloma,
que sorteando el ocre alud de las hojas, recorre el pasillo.
Su certeza descarna la grima del crudo invierno.
¡Ah! ¡Bucólico paisaje del ceñudo Enero!
Sonrío, mentiría si dijese que no necesito abrigo, hace frío.
Hoy a las 09:47 por Maria Lua
» CECILIA MEIRELES ( POETA BRASILEÑA)
Hoy a las 09:41 por Maria Lua
» MARIO QUINTANA ( Brasil: 30/07/1906 -05/05/1994)
Hoy a las 09:40 por Maria Lua
» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE (Brasil, 31/10/ 1902 – 17/08/ 1987)
Hoy a las 09:38 por Maria Lua
» Stéphan Mallarmé (1842-1897)
Hoy a las 09:36 por Maria Lua
» Luís Vaz de Camões (c.1524-1580)
Hoy a las 09:33 por Maria Lua
» VICTOR HUGO (1802-1885)
Hoy a las 09:31 por Maria Lua
» Rabindranath Tagore (1861-1941)
Hoy a las 08:37 por Maria Lua
» Khalil Gibran (1883-1931)
Hoy a las 08:33 por Maria Lua
» Yalal ad-Din Muhammad Rumi (1207-1273)
Hoy a las 08:28 por Maria Lua