Fabricio Carpinejar (1972-

El poeta y cronista Fabrício Carpinejar habló sobre los principales momentos de su formación como lector y su recorrido artístico durante la tercera edición 2017 del proyecto Um Escritor na Biblioteca. Hijo de dos poetas, Carlos Nejar y María Carpi, estuvo expuesto a los libros durante su infancia. En el chat mediado por el periodista Marcio Renato dos Santos, Carpinejar recordó que había libros esparcidos por su casa, incluso sobre la cama. “Y tachamos, subrayamos, rompimos los libros. Esto hizo que no tuviera miedo de leer”, comentó.

Carpinejar mencionó un episodio decisivo: a los 7 años tuvo dificultades para leer y escribir. Un neurólogo le diagnosticó retraso mental. Pero su madre, Maria Carpi, desafió el diagnóstico y durante tres meses enseñó a su hijo a leer y escribir: “Regresé a la escuela mucho mejor que mis compañeros”. Desde entonces, dice que ha cultivado su soledad, que fue fundamental para el desarrollo del poeta que ya era y que luego se daría a conocer a través de la producción escrita y las presentaciones públicas.

Carpinejar debutó con As solas do sol (1998), un poemario que ganó el Premio Nacional Fernando Pessoa de la Unión Brasileña de Escritores. Ha publicado más de 40 títulos, como el libro infantil Filhote de cruz credo (2006), ganador del Premio de la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (APCA), libros de crónica, entre ellos Canalha (2008), que obtuvo el Premio Jabuti. — y el recientemente publicado Amistad también es amor e incluso Beleza interior (2012), una selección de reportajes sobre ciudades de Rio Grande do Sul, contenido publicado originalmente en el diario Zero Hora .

Pese a ser poeta, Carpinejar dice no haberse sentido cómodo con los reconocimientos, los premios y las críticas: “Todo el mundo espera que no cambies. Seguirás siendo el mismo. De hecho, lo que más les gusta hacer en el país es domesticar escritores. Tienes que quedarte en un rincón y que te encuentren allí. Y eso no me pasó a mí”.

Periodista, después de trabajar en periódicos, revistas y radio, demostró también su viabilidad en televisión. Entre 2012 y 2016 presentó el programa de entrevistas A Máquina , emitido en Rede Gazeta. Actualmente colabora con el programa Encontro com Fátima Bernardes , de la Rede Globo. Durante la reunión en BPP, Carpinejar dijo que la exposición televisiva no lo hizo famoso; esta y otras preguntas son parte de la transcripción del chat que sigue en las páginas siguientes.



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hijo de escritores

Haber sido –y seguir siendo– hijo de dos escritores me enorgullece mucho. En casa nunca hubo competencia ni miedo del tipo: “No voy a seguir la profesión de mis padres porque voy a estar a su sombra”. Lo que más deseas es permanecer en las sombras. La sombra es genial. Y mis padres no tenían una supervisión solemne sobre la colección. Los libros debían hojearse como si fueran periódicos o revistas. No dijeron “¡No toques ese libro!”, “¡Ponlo en el estante!”, etc. Fue un desastre. Mi padre tenía unos cuatro libros en su cama. Debo haber sido creado a través del sexo además de las novelas románticas. Porque hasta el día de hoy mi padre tiene libros en su cama. Y no está en la cabecera, está en la cama. Es una colcha de libros. Y tachamos, subrayamos, rompimos todo. Y los padres los dejaron. Esto hizo que no tuviera miedo de leer. La lectura era como una pasión natural, ya que no tenía censura ni autoritarismo que me alejara de los libros en casa. El libro nunca fue a un museo, siempre fue para las manos, para el festín de las manos, para el festín de los ojos.

Detrás de los estantes

Teníamos una biblioteca grande y yo dormía con dos hermanos en la misma habitación. La biblioteca estaba en la sala de estar y no teníamos dónde guardar nuestras pertenencias. ¿Y dónde lo guardamos? Detrás de los libros. Cada persona eligió la obra de un autor. Elegí Machado de Assis. Todo lo que tenía lo escondí detrás de la obra completa de Machado de Assis. Y mi madre pensó: “Vaya, cómo lee Fabrício a Machado de Assis”. Y no leí a Machado de Assis, sólo escondí mis cosas ahí.

Otras bibliotecas

También fui a la biblioteca de la escuela. Sentí que esa biblioteca era más mía que la biblioteca de casa. Este lugar fue para mí una especie de ángel vengador, porque no leí los libros que me pedían los profesores. Tenía una especie de criterio, un poco psicópata en el libro. Estaba buscando libros cuya tarjeta de catálogo estaba en blanco. Seguí buscando con el bibliotecario las copias que nunca habían sido prestadas. Con este método leo todo. Incluso leí cosas de Medicina, de educación sexual, obras que nunca habían sido quitadas. Los leí sólo porque nunca los habían eliminado. Puede que esto no me haya hecho ningún bien, pero saqué mi virginidad de muchos libros.

Infancia difícil

Cuando era niño era mucho más raro de lo que soy ahora. Hoy soy un desconocido conocido. Imagínese no ser conocido: yo era un extraterrestre. Tenía una cabeza enorme, piernas delgadas y usaba botas ortopédicas que me hacían caer con frecuencia. Y tenía muchas dificultades para leer y escribir. En cada clase me dieron un dictado y me equivoqué en la mayoría de las palabras. La maestra dijo una palabra, no me di cuenta y ella ya estaba en la segunda palabra. Entonces la maestra le pidió a mi mamá que me llevara al médico. Entonces fui a un neurólogo. Llegó a la conclusión de que yo tenía retraso mental... y se puede ver que lo soy. La madre recibió muchos medicamentos y me aconsejaron que abandonara la escuela. Ella tomó este montón de medicamentos –lo recuerdo hasta el día de hoy–, abrió todos los paquetes y, en lugar de dármelos, los arrojó todos al fregadero de la cocina. Ella me tomó de la mano y se fue a la escuela. Interrumpió la clase y dijo algo como esto: “Dame tres meses y Fabrício volverá a la escuela”. Mi madre se despidió y se quedó en casa enseñándome a leer y escribir, mañana, tarde y noche. Fui de vacaciones con mi madre en 1979. En lugar de que ella fuera a la playa o a cualquier lugar, ella se tomó unas vacaciones para enseñarle a su hijo a leer y escribir. Después de tres meses, regresé a la escuela mucho mejor que mis compañeros.


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Poeta temprano
A los 7 años ya era poeta. Siempre he estado excesivamente distraído. Imagínese, soy hijo de dos poetas, entonces en casa el lenguaje era metáfora. Hablamos con metáforas, con figuras retóricas. Veo gente hablando objetivamente, pero ese no es mi idioma. Fui criado en otro ambiente. Y siempre he sido un hijo del sótano, un hijo del árbol. Hay niños que tienen mascotas, yo tenía un árbol. En él vivía un ciruelo, era mío y ningún otro hermano podía subir a él. Era donde me escondía para llorar, cuando estaba enojado, etc. Esta es una distracción poética. Entonces siempre he sido raro. Y la rareza es un don poético.

ollas de poesía
Creo que tuve tiempo de fertilizar mi soledad, que no enfermó por falta de contacto, por falta de comunicación. Hablé mucho conmigo mismo. Recuerdo que mis padres me pedían que gritara fuera de casa. Luego iba al sótano y había una serie de frascos y frascos de mi abuela, donde guarda la mermelada de higos que hacía. Todos los frascos tenían una etiqueta y un cordón en la tapa. Y la tapa es una ventana. Entonces se me ocurrió la siguiente idea: gritar dentro de la olla. Y cerca. Entonces no gritaba en la casa, gritaba en el frasco cuando estaba enojado y lo cerraba. Luego pondría la fecha de fabricación y el motivo del grito. Tengo varios frascos con los gritos de mi infancia, pero tengo miedo de abrirlos. Ésta es una actitud poética.

Las plantas del sol

Mi primer libro de poemas es consecuencia de mi alucinación poética. Lo publiqué cuando tenía 25 años, pero podría haberlo publicado cuando tenía 40 o 50, iba a pasar de todos modos. La poesía escrita será la fatalidad de la poesía oral. Toda mi familia estudió derecho. Rodrigo es fiscal, Carla es fiscal y Miguel es juez. Mi padre es fiscal jubilado y mi madre es defensora pública. Luego, en casa, todos me acosaban : “Ah, vas a estudiar derecho”. Y luego no hice derecho. Elegí Periodismo. Y hasta me burlé de ellos: “Todavía voy a recibir más que todos ustedes”.

Camina con el dolor

Siempre he sido un narrador, pero la poesía no es contar historias sino una sobredosis de quiénes somos, qué sentimos y qué queremos. Tanto es así que resulta muy complicado leer un buen libro de poemas de principio a fin. Te mareas. El libro de poemas es para leer uno, dos, tres textos y salir a organizarte y caminar con tu dolor.

Trayectoria inusual

Cuando eres poeta y tienes reconocimientos, premios y críticas, todo el mundo espera que no cambies. Seguirás siendo el mismo. De hecho, lo que más les gusta hacer en el país es domesticar escritores. Tienes que quedarte en un rincón y que te encuentren allí. Y eso no me pasó a mí. Porque después de la poesía vino la crónica, la exposición pública y la presencia en las redes sociales. El papel de un escritor es confundir, no dar certeza. A la gente le cuesta entender que un escritor es un desobediente civil.

caja de zapatos

En 2003 organicé una selección de mis cuatro primeros libros de poemas, As solas do sol (1998), Un traje de pájaros en el sur (2000), Tercera sed (2001) y Biografía de un árbol (2002). Shoebox no es una antología, sino un libro basado en mis libros. ¿Cómo sería hacer una caja de zapatos con mis libros? Fue de esta idea que surgió Shoebox .

Trance

El poema es trance, obsesión. Son como arrebatos de mi personalidad. Realmente pienso en los poemas. No lo escribo. Intento memorizarlos. Memorizo ​​todo el libro antes de escribir los poemas.



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Cronista

Un día pensé: “¡Vaya, podría ser narcotraficante!”. Puedo articular poesía a través de la crónica. Puedo traficar letras a gente que no lee poesía. Puedo pasar de contrabando historias poéticas a aquellos que nunca pensaron en, algún día, hojear un libro de poesía. Porque la crónica no es ni arrogante ni soberbia. El poeta se siente mejor que los demás, más inspirado que los demás. No el cronista.

Bloc de notas

Escribo absolutamente todo en mi celular. Anoto ideas en un archivo y trabajo en los temas que se convertirán en mis crónicas. Por ejemplo, tomo nota: el fin de un ciclo no es el fin del amor. Al fin y al cabo, podemos pensar que ha terminado una historia de amor, pero en realidad sólo ha cerrado un ciclo. Otro ejemplo: ¿qué es la amistad en WhatsApp? Puedes mantener a un amigo en WhatsApp simplemente respondiendo gracias, genial y mostrándolo después de cada publicación. Es posible pasar años diciendo esto y tu amigo de WhatsApp seguirá activo. Pero un verdadero amigo es diferente.

La amistad también es amor.

Vivimos en tiempos líquidos, de romances líquidos. Es muy fácil empezar una relación y terminarla. Hoy la gente se separa antes de discutir, sin hablar con el interesado. Porque la otra persona no encajaba, como si el amor encajara. El amor es trabajo, es superación. Entonces, la amistad puede ser la fortaleza. El amigo no sufrirá por la exclusividad y posesividad del amor. Además, puedo complementar a mis amigos entre sí. Puedo tener un gran amigo, uno más equilibrado, uno más loco, etc. Mis amigos se completan mutuamente. Pero los verdaderos amigos no son amigos de Facebook. Un amigo es quien llamará. Y estos son pocos, muy pocos. Ellos son aquellos de quienes necesitas escuchar la voz. Hay algo que te pasó que sólo puedes contarle a cierto amigo, porque solo él lo entenderá. La amistad también es amor es un libro que habla precisamente de eso, de estas amistades amorosas.

Belleza interior

Me encanta Rio Grande do Sul, incluso tengo tatuado en la espalda un mapa de Porto Alegre. Una de mis crisis personales es que hoy estoy casado con una chica de Minas Gerais que intenta llevarme a Belo Horizonte. Pero, en el caso del proyecto de interiorismo de Beleza , quería conocer Rio Grande do Sul y entonces creé una serie de reportajes poéticos que inicialmente se publicaban todos los sábados en el periódico Hora Cero . Intenté descubrir ciudades poco conocidas con personajes o una trama fantástica. Entonces, fui a Lagoa dos Três Cantos, ubicada a 277 kilómetros de Porto Alegre y que se hizo conocida en 2001 como la ciudad más obesa de Brasil. Alrededor del 60% de los residentes tenían sobrepeso y evitaban la báscula. Todas las ciudades intentaron perder peso. Los vecinos adoptaron una dieta colectiva, con una tabla de lo que podían comer y lo que debían evitar. Fui allí porque los habitantes de Lagoa dos Três Cantos perdieron peso y luego volvieron a ganar peso. Intenté averiguar por qué. Eran las cucas del italiano Ivaldo Fioravante Borghetti. Allí nadie pudo resistirse a la pasta casera, rellena de fresa, frambuesa, uva, mandarina, coco, chocolate y dulce de leche. Y, como Lagoa dos Três Cantos, viajé a otras ciudades. Más tarde, reuní el contenido en un libro.

Cachorro de Credo Cruzado

Publicado en 2006, fue uno de los primeros libros que abordó abiertamente el acoso escolar en Brasil. En aquel momento no se hablaba del tema. La obra ganó el Premio de la Asociación de Críticos de Arte de São Paulo (APCA) en la categoría infantil, fue adoptada por el gobierno de Rio Grande do Sul y utilizada en un proyecto de lucha contra el acoso escolar .

¿Telenovela o romance?

No voy a escribir una novela ni una novela. Soy poeta y cronista y ya estoy satisfecho con eso.

efecto televisión

El hecho de que presentara el programa de entrevistas A Máquina , emitido en la Rede Gazeta entre 2012 y 2016 y ahora colabore con el programa Encontro com Fátima Bernardes , de la Rede Globo, no me hizo famoso. Cuando creo que soy conocido, me encuentro con un chico que me dice: “Oye, Mauricio Carpinejar, ¿estás bien?”. Yo respondo: "Eso es genial". La fama es una proyección, es provisional, fugaz. Tengo hijos y ellos me devuelven al lugar que me corresponde. Nunca uso tacones altos, aunque tengo zapatos que se parecen mucho a los tacones. Es una bota argentina. Un día de estos, mi vecina llamó a mi casa y, vergonzosamente, me preguntó: “Bah, ¿puedes pedirle a tu mujer que deje de usar tacones? Porque no puedo dormir y ella camina de un lado a otro con tacones”. Lo miré y le dije: “No soy mi esposa, soy yo. Es mi bota de tacón”. Entonces imaginé que debía haber fantaseado con algo con mi esposa, pero en realidad era yo quien hacía el ruido.

Soledad

A diferencia de mi padre, Carlos Nejar, que dice que escribe para superar la muerte, yo escribo por otra razón. Nuestro mayor tormento es estar solos. Todo el mundo tiene miedo a la soledad, incluso más que a la muerte. Mucho más. ¿Imaginas envejecer, después de haber criado a tus hijos y morir solo? ¿Hay mayor crueldad que ésta? Creo que no. Y aún hay más: sólo nos olvidamos de aquellos a quienes no supimos agradecer. Agradeciéndonos por recordar. Agradecer es recordar. Y ser agradecido es sólo para quien tiene coraje. Es más difícil agradecer que perdonar. Agradecer es puro deseo.



Biblioteca Pública de Paraná

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SAUDADE É TUDO




Sem a saudade, não há amor.
Sem a saudade, você jamais descobriria que alguém é importante para você.
Sem a saudade, você não seria capaz de perdoar qualquer pessoa.
Sem a saudade, você acharia que a sua biografia é pequena, que o seu universo é banal, e nada teria graça.
Sem a saudade, você seria engolido pela pressa e não existiria sequer um lugar para retornar. A viagem seria somente ir, num desapego veemente. A saudade é ter um destino.
Mais do que voltar ao passado, corresponde a renovar o futuro. Você quer aperfeiçoar o que o alegrou um dia.
A saudade é um apetite de coragem, uma sede de ternura, uma fome de contato.
Diferentemente da possessividade do ciúme, que é cobiçar uma pessoa exclusivamente para você, anular o contexto do seu par, a saudade é doação: você deseja se dar para alguém.
A saudade é livre, desinteressada, soberana. É mais potente do que o amor, porque não reconhece um fim. É onde o romance se mantém intacto além do tempo.
Se você sente saudade, você precisa do outro. A saudade é uma confissão de valor, um elogio da presença que cresce na falta.
A saudade é não conseguir mais esquecer um afeto. Não há como apagá-lo de sua trajetória, já que influencia até o seu jeito de se comunicar com o mundo.
Estive dez dias longe de minha esposa, numa maratona de palestras no Paraná, Mato Grosso do Sul e São Paulo.
Eu recobrava cada detalhe de nosso cotidiano, a ponto de aspirar o perfume dela, de ouvir a voz dela, de perceber a sua vibração ao meu redor, mesmo distante.
De manhã, eu beijava a sua boca que não estava ali. De tarde, eu roçava com a minha barba a maciez da pele do seu rosto que não estava ali. De noite, eu cheirava o cangote do seu pijama rosa que não estava ali.
Telefonemas não eram suficientes para a imersão desse sentimento. Mandar selfies, imagens do prato de comida, das paisagens da estrada, das roupas que eu vestia, dos locais que eu conhecia não era suficiente.
Quem me via poderia supor que eu tinha enlouquecido. Afinal, eu reagia a Beatriz, que só estava visível para a minha saudade.
Não se tratava de dependência, mas reverência.
É como se eu fosse um porta-joias, um estojo, guardando relíquias de nossos diálogos, de nossas piadas, de nossas risadas, de nossas preocupações, de nossas esperanças.
Era impossível suspender a reciprocidade. Pois vinha de dentro de mim.
Por isso, eu acredito que, com o decorrer da convivência do casal, vai se formando uma existência paralela, uma vida da saudade, independentemente do que aconteça.
Não é você que escolhe o que recordar, é a saudade que devolve tudo o que você julgava não ter reparado. A saudade é se lembrar do que você não se lembrava. É viver de novo o que você ainda não assimilou direito. É uma emoção antes do pensamento.
A saudade é um mistério a dois. Depois dela, você não tem mais medo de morrer sozinho.






https://www.facebook.com/carpinejar/?locale=es_ES

A queda


A queda atalha a subida,
o homem permanece
uma pronúncia inacabada.

Tantas vezes caí
em teu lugar,
que descobri o inferno

ao repetir a salvação.
Tantas vezes caíste
em meu lugar,

que descobriste a salvação
ao repetir o inferno.




*************


La caida


La caída interrumpe el ascenso,
el hombre permanece
una pronunciación inacabada.

Me caí tantas veces
en tu lugar,
que descubrí el infierno

repitiendo la salvación.
Te caíste tantas veces
en mi lugar,

que descubriste la salvación
repitiendo el infierno.

SAUDADE DO AMOR À MODA ANTIGA



O que as pessoas mais querem é um romance à moda antiga. Mesmo quem não viveu isso tem expectativa do laço assumido, do namoro do portão e do interfone, de andar de mãos dadas, de ir devagar para se conhecer de verdade, com a verdade, pela verdade.

Sem tinder, sem happn, sem aplicativos, sem o açougue das fotos, sem o sexo pelo sexo, sem o fast food da carne, sem as mentiras das conquistas: uma relação baseada na sinceridade. Com as dores e as delícias daquilo que se é.

Há uma nostalgia pela amizade, pela intimidade, pelo aceno na despedida, pelo pudor das perguntas, pela timidez das respostas, pelas bochechas ruborizadas, pelo cavalheirismo das cartas e dos bilhetes, pela surpresa das caixas de bombons e das flores.

Ninguém mais sofre de vergonha atualmente. Manda-se nudes para estranhos com imponderável facilidade. Corpos são expostos gratuitamente nas redes sociais para se obter mais likes, seguidores e comentários.

E a vergonha é fundamental. Ter vergonha é demonstrar que o respeito é importante, que o outro é importante. Ter vergonha é se resguardar, é pedir desculpa mesmo quando não se errou, é valorizar a linguagem pelo medo de perder a relação, é pensar melhor para não magoar.

Há uma procura por uma história com caligrafia e letra pessoal, por um contato que não seja apenas rápido e informal pelo WhatsApp.

Há um anseio pela privacidade de casal, patrimônio da ternura, necessário para manter segredos e partilhar confissões.

Há uma falta danada do flerte, do cortejo, da sedução lenta pelas palavras, do cumprimento bem dado, do suspiro na solidão do quarto após um beijo, de ser exclusivo de alguém, de desejar e se sentir desejado.

Há um apelo para se resgatar a educação, a gentileza, a preocupação com os acontecimentos da alma.

Há uma carência pelo enamoramento do sofá, longe do atalho da cama, pelo convívio familiar, em saborear a risada do par antes de escutar o seu gemido.

Há um quebranto para ter a delicadeza de volta, o cuidado mútuo de um compromisso declarado, a confiança que vai se adquirindo a cada conversa.

Há uma busca por rituais da aproximação: primeiro aprender o nome e o sobrenome, a escrever o nome e o sobrenome, para só depois merecer saber o apelido.

Há uma vontade pela véspera, pelo exercício da esperança: sonhar para conhecer, conhecer para sonhar.

Há uma saudade do flerte, de usar mais as sobrancelhas, reparar mais nos olhos, admirar as omoplatas e os tornozelos.

Há uma urgência inexplicável no ar pela autenticidade, por mulheres e homens dispostos a optar pela fidelidade e renunciar o acúmulo insidioso de opções e de vidas digitais.

Estamos tão atentos ao consumo consciente, em manter uma alimentação pura, desprovida de agrotóxico, a comprar produtos que não apresentem origem duvidosa, a realizar exercícios pela longevidade e saúde, natural que se pretenda estender o controle para os afetos, e defender relacionamentos mais saudáveis.

Bate hoje um fraco pela franqueza acima de tudo.

Para uma relação dar certo, devemos não mentir no início. E como se mente para agradar, para garantir a transa, para impressionar. Como existem impostores ostentando perfeição, fazendo propaganda enganosa, maltratando a fé de quem persegue o casamento.

Dificultar um pouco a história é levar a sério o amor. Quem não entende a paciência do encontro não ficará para receber a recompensa da dedicação.



Crônica publicada em 29/5/2018



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Não me inquieto

quando não recebo as respostas

das perguntas que não fiz.

Eu me conformei

em reservar alguma coisa

de ti para saber depois.

Um pouco de nosso amor

será póstumo.

É recomendável

não descobrir todos os segredos.



***************

No me inquieto

cuando no obtengo las respuestas

de las preguntas que no hice.

Me conformé

reservar algo

de ti para saberlo después.

Un poco de nuestro amor

será póstumo.

Es recomendado

No descubrir todos los secretos.

O pão fica acordado apenas

um dia em nossa fome.


O pão e o fogo

são do mesmo trigo.


Volta a pampa, pai.

A sombra está presa

ao pescoço.

O sangue anoitece.

anoitece

debaixo da pele

para amanhecer

os músculos da terra.



*******************

El pan se queda despierto sólo

un día en nuestra hambre.


El pan y el fuego

son del mismo trigo.



Vuelve a la pampa, padre.

La sombra está atrapada

alrededor del cuello.



La sangre anochece.

anochece

bajo la piel

para amanecer

los músculos de la tierra.

PAI DE MEU PAI

Há uma quebra na história familiar onde as idades se acumulam e se sobrepõem e a ordem natural não tem sentido: é quando o filho se torna pai de seu pai.

É quando o pai envelhece e começa a trotear como se estivesse dentro de uma névoa. Lento, vagaroso, impreciso.

É quando aquele pai que segurava com força nossa mão já não tem como se levantar sozinho. É quando aquele pai, outrora firme e instransponível, enfraquece de vez e demora o dobro da respiração para sair de seu lugar.

É quando aquele pai, que antigamente mandava e ordenava, hoje só suspira, só geme, só procura onde é a porta e onde é a janela — tudo é corredor, tudo é longe.

É quando aquele pai, antes disposto e trabalhador, fracassa ao tirar sua própria roupa e não lembrará de seus remédios.

E nós, como filhos, não faremos outra coisa senão trocar de papel e aceitar que somos responsáveis por aquela vida. Aquela vida que nos gerou depende de nossa vida para morrer em paz.

Todo filho é pai da morte de seu pai.

u, quem sabe, a velhice do pai e da mãe seja curiosamente nossa última gravidez. Nosso último ensinamento. Fase para devolver os cuidados que nos foram confiados ao longo de décadas, de retribuir o amor com a amizade da escolta.

E assim como mudamos a casa para atender nossos bebês, tapando tomadas e colocando cercadinhos, vamos alterar a rotina dos móveis para criar os nossos pais.

Uma das primeiras transformações acontece no banheiro.

Seremos pais de nossos pais na hora de pôr uma barra no box do chuveiro.

A barra é emblemática. A barra é simbólica. A barra é inaugurar um cotovelo das águas.

Porque o chuveiro, simples e refrescante, agora é um temporal para os pés idosos de nossos protetores. Não podemos abandoná-los em nenhum momento, inventaremos nossos braços nas paredes.

A casa de quem cuida dos pais tem braços dos filhos pelas paredes. Nossos braços estarão espalhados, sob a forma de corrimões.

Pois envelhecer é andar de mãos dadas com os objetos, envelhecer é subir escada mesmo sem degraus.

Seremos estranhos em nossa residência. Observaremos cada detalhe com pavor e desconhecimento, com dúvida e preocupação. Seremos arquitetos, decoradores, engenheiros frustrados. Como não previmos que os pais adoecem e precisariam da gente?

Nos arrependeremos dos sofás, das estátuas e do acesso caracol, nos arrependeremos de cada obstáculo e tapete.

E feliz do filho que é pai de seu pai antes da morte, e triste do filho que aparece somente no enterro e não se despede um pouco por dia.

Meu amigo José Klein acompanhou o pai até seus derradeiros minutos.

No hospital, a enfermeira fazia a manobra da cama para a maca, buscando repor os lençóis, quando Zé gritou de sua cama


rustrados. Como não previmos que os pais adoecem e precisariam da gente?

Nos arrependeremos dos sofás, das estátuas e do acesso caracol, nos arrependeremos de cada obstáculo e tapete.

E feliz do filho que é pai de seu pai antes da morte, e triste do filho que aparece somente no enterro e não se despede um pouco por dia.

Meu amigo José Klein acompanhou o pai até seus derradeiros minutos.

No hospital, a enfermeira fazia a manobra da cama para a maca, buscando repor os lençóis, quando Zé gritou de sua cadeira:

— Deixa que eu ajudo.

Reuniu suas forças e pegou pela primeira vez seu pai no colo.

Colocou o rosto de seu pai contra seu peito.

Ajeitou em seus ombros o pai consumido pelo câncer: pequeno, enrugado, frágil, tremendo.

Ficou segurando um bom tempo, um tempo equivalente à sua infância, um tempo equivalente à sua adolescência, um bom tempo, um tempo interminável.

Embalou o pai de um lado para o outro.

Aninhou o pai.

Acalmou o pai.

E apenas dizia, sussurrado:

— Estou aqui, estou aqui, pai!

O que um pai quer apenas ouvir no fim de sua vida é que seu filho está ali.



https://www.casadellibro.com.co/ebook-me-ajude-a-chorar-ebook/9788528614824/9850749

“Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento: Deja que te ayude . Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Calmado el su padre. Y decía en voz baja : Estoy aquí, estoy aquí, papá! Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí”.



(“Todo filho é pai da morte de seu pai” versión al español Zorelly Pedroza)

PAPEL CARBONIZADO

Ela não reclama de minha fraca memória.
Agradece quando esqueço para aperfeiçoar a história.
Agradece porque nunca será repetitiva para mim.
Estou sempre interessado quando sua voz emudece.

Ela perdoa homens sem memória,
mas não perdoa homens sem imaginação.




*****************


PAPEL CARBONIZADO

Ella no se queja de mi mala memoria.
Está agradecida cuando me olvido de perfeccionar la historia.
Agradecida porque nunca será repetitiva para mí.
Siempre me interesa cuando su voz se calla.

Ella perdona a los hombres sin memoria,
pero no perdona a los hombres sin imaginación.

Do resumo das veredas,
reverdece o sumo

de ter colhido
o sabor da vertente.
Nossa amizade

é mais um gole da gaita,
um golpe no tambor.
Nossa amizade

é estar névoas adiante
do que somos.
Só é mortal

o que não vimos.
Despeço-me do passado
como um cavalo sem dono.

E que se ponha a roupa do vento
O jogo é inventar a goleira
mais do que a bola.
Garagens são traves,
lápides são traves,
cercas são traves,
chinelos são traves.
O que pode ser levado
com uma mão,
adivinhado pelas pernas.
Postes de luz são traves,
placas são traves,
lixeiras são traves,
bancos são traves.
Marcar o chão numa linha imaginária,
daqui pra ali é o campo.
E o mundo não existe mais
fora do giz branco.
Um quarto está pronto a céu aberto.
Um quintal no meio da casa.
Uma rua cortando a praça.
Corra no jardim sonâmbulo,
pise a grama com raiva, raízes
são cadarços amarrados
nos tornozelos das árvores.
Há coices, quedas, uivos:
nada termina a vida,
essa explosão suspirada.
É um transe, a trave;
trânsito parado, feriado.
O defensor descansa
na tranca dos joelhos.
O pássaro voa de cabeça a cabeça,
descasca a chuva, espalha os cabelos.
A trave é montinho, formigueiro,
capuz de ciscos, ninhos.
Formigas transportam alimento
por dentro dos seus riscos.
Que seja capacete de moto,
um tijolo, um toco,
qualquer troco de mato e entulho.
Dez passos ao lado e uma altura infinita,
fazer endereço para receber cartas,
desenhar gol de letra.
Trave é o quadro-negro dos pés.
Caroço de brilho, queimadura de cometa.
Na praia, no calçadão, no descampado.
Tudo o que foi costurado pelo invisível
entre o corpo e uma porta.
Pedras são traves,
bambus são traves,
frutas são traves.
Até crianças são traves
para o adulto passar
de volta à infância.




– Fabrício Carpinejar, poema publicado na “Revista Serafina”, na “Folha de São Paulo”, em 6.2010.

As horas são amargas,
derradeiras,
os anjos perderam
a escala dos teus ouvidos,
O destino nos assemelha
mais que o nascimento.

Tuas passadas são curtas,
o perfil, enviesado.
Há uma parelha sendo

levada nas costas.
Fermentas o funcho,
o fungo e o estrume.



– Fabrício Carpinejar, no livro “Um terno de pássaros ao sul”. 2000.




§

Ocultemos-nos um pouco. Que separes lembranças
a confiar aos outros. Que reserves aos amigos
noites de bar. Que não me aborreças
com pormenores de relações passadas.
Que eu não mexa em tua correspondência.
não reviste na tua bolsa.
Que seja homem de uma única mulher,
como uma banda de um único sucesso.
como um poeta de uma único livro.
Que não me digam: a poesia é hereditária.
Os filhos não merecem nossa culpa.

Que segredo não seja amaldiçoado em degredo.
Que a confissão não apague a avidez dos pecados.
Que a reconciliação faça desabar crenças.
Que envelope do sereno feche nossa rua.
Que eu entenda ainda que tarde, agora sem ti.
Deus improvisa.



– Fabrício Carpinejar, no livro “Terceira sede”. 2001.

A chuva é a única chama
que caminha contra o vento.
Refaço seu lastro
com a insônia dos sapatos.

Enlouqueço de ternura,
indeciso entre o furor e o fulgor.
Desperto amarrado em alguma estrela,
servindo de referência
para o alinhamento das esferas.



– Fabrício Carpinejar, no livro “Biografia de uma árvore”. 2002.

O riacho é um cavalo líquido,
a pedra é um cavalo preso.
As borboletas são flores com abelhas dentro.
Liberdade é apenas mudar a forma,
o que não diminui a solidão
do nascimento.



– Fabrício Carpinejar, no livro “Como no céu/Livro de visitas”. 2005.

Quando criança, errar é poesia. Quando adulto, errar é malandragem.


Não deveria ter crescido. Porque cresci sem mudar. As pessoas é que mudaram seu olhar sobre meu temperamento. Não sou perdoado por falhas, lapsos, gafes.

Antes era engraçado, hoje sou irresponsável. Antes era distraído, hoje sou preguiçoso. Antes era charmoso, hoje sou idiota.

Você não tem ideia do esforço que faço todo dia para ser adulto.

Tomo café de propósito, e não Nescau, que adoro, para não me entregar.

Nos anos 80, ainda em meus dez anos, recebia a tarefa de comprar coisas que faltavam para o jantar no armazém.

Não anotava o que minha mãe queria. Buscava memorizar, e me atrapalhava.

Não foram poucas as vezes em que ela solicitava pêssego e pegava abacaxi, ela esperava por mostarda e trazia catchup, ela aguardava por salsinha e surgia com alface.

As palavras formam vizinhanças estranhas em minha cabeça.


https://gauchazh.clicrbs.com.br/comportamento/noticia/2014/03/fabricio-carpinejar-quando-crianca-errar-e-poesia-4439250.html

Você se sentirá mais bonito no inverno. Soprará aquela fumaça da neblina, o único cigarro saudável que existe. Levantará as golas do sobretudo cobrindo o pescoço, tal vampiro atípico que gosta da luz do sol.

Você terá mais bolsos do que no verão, mais esconderijos para condicionar as moedas, as chaves, o celular, a carteira.

Aliás, uma das maiores alegrias só acontece no frio, ao encontrar alguma cédula perdida em um casaco no armário.

Você caminhará lentamente, olhando mais para o chão, dificilmente tropeçará em laje solta.

Você se mostrará mais esperto com as esquinas, a fim de evitar a chave de braço do minuano bandido.

Você partilhará bergamotas como demonstração de afeto, estendendo gomo por gomo e ficando com o cheiro da casca na pele.

Você será capaz de imprevistas gentilezas. Oferecerá o seu agasalho para a esposa, como se fosse uma manta repentina aos ombros.

Você festejará o chuveiro quente, festejará a avalanche de edredons sobre o corpo, festejará a possibilidade de dormir de conchinha.

Você passará a sentir uma profunda saudade da avó, reaproximando-se do tricô, da bolsa de água quente, das pantufas.

Você realizará piqueniques no quarto, trazendo tudo o que precisa numa única saída até a cozinha.

Você puxará assunto com qualquer pessoa, falando do tempo, da chuva, da garoa, da queda de temperatura. Criará intimidade com estranhos pela superação em comum dos efeitos climáticos.

Você não se preocupará mais com as janelas limpas, não terá o que fazer com os respingos e poeira. O negócio é esperar passarem os piores meses.

Você se tornará amigo do vinho, do conhaque, do gole forte para acordar a garganta.

Você aquecerá as mãos segurando uma xícara de café ou de chá.

Você poderá ser um mendigo por baixo das roupas, vestindo uma meia sobre a outra, recorrendo a abrigo ou ceroula.

Você fará juras no vidro traseiro embaçado do carro.

Você colocará luvas que combinem com as botas.

Você empregará todo o seu charme para convencer o seu par a levar o cachorro a passear.

Você experimentará o namoro de esquimó no sofá com cobertor e pipoca.

Você vai corar ao contar uma mentira. A vergonha aparecerá mais nas suas bochechas.

Você terá invasão dos filhos na hora de despertar.

Você se verá num camarote da vida quando arrumar um lugarzinho na frente da lareira.

O inverno é uma maravilha para o amor e para a preguiça.








https://gauchazh.clicrbs.com.br/comportamento/noticia/2014/03/fabricio-carpinejar-quando-crianca-errar-e-poesia-4439250.html

Não ter sido compreendido

condenou-me a assumir verdades

que desconhecia, filhos que

não eram de minha boca,

compromissos que não quis ir.



Ao longo da fala,

abri correspondências alheias.

A ausência de clareza

me perturbou a viver de favor

em meu corpo.

PAR DE VASOS



Com a convivência amorosa, as pessoas adquirem um dom telepático. O casal acorda de manhã e escolhe tons semelhantes de roupas, mesmo sem se ver. Se um sai de azul, o outro também aparece de azul.
Não houve combinação prévia, mas ambos ocupam a mesma frequência sentimental (E cor é sentimento).
O que antes poderia ser considerada uma casualidade, passa a ser tão habitual que os dois não mais questionam, aceitam o destino de par de vasos.
Hoje eu e Beatriz exageramos na mediunidade.





Crônica publicada em 26/5/2018


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PAREJA DE JARRONES



Con la convivencia amorosa las personas adquieren un don telepático. La pareja se despierta por la mañana y elige tonos de ropa similares, sin siquiera verse. Si uno sale azul, el otro también sale azul.
No hubo combinación previa, pero ambos ocupan la misma frecuencia sentimental (Y el color es sentimiento).
Lo que antes podría haber sido considerado una coincidencia se vuelve tan común que los dos ya no lo cuestionan, aceptan su destino como una pareja de jarrones.
Hoy Beatriz y yo exageramos en la mediumnidad.






https://www.fabriciocarpinejar.com.br/blog/index/?page=9

Testamento


Sou também um livro
que levantou
dos teus olhos deitados.

Em tudo o que riscavas,
queria um testamento.
Assim recolhia os insetos

de tua matança,
o alfabeto abatido
nas margens.

Folheava os textos,
contornando as pedras
de tuas anotações.

Retraído,
como um arquipélago
nas fronteiras azuis.

Desnorteado,
como um cão
entre a velocidade

e os carros.
Descia o barranco úmido
de tua letra,

premeditando
os tropeços.
Sublinhavas de caneta,

visceral,
impaciente com o orvalho,
a fúria em devorar as idéias,

cortar as linhas em estacas da cruz,
marcá-las com a estada.
Tua pontuação delgada,

um oceano
na fruta branca.
Pretendias impressionar

o futuro com a precocidade.
A mãe remava
em tua devastação,

percorria os parágrafos a lápis.
O grafite dela, fino,
uma agulha cerzindo

a moldura marfim.
Calma e cordata,
sentava no meio-fio da tinta,

descansando a fogueira
das folhas e grilos.
Cheguei tarde

para a ceia.
Preparava o jantar
com as sobras do almoço.

Lia o que lias,
lia o que a mãe lia.
Era o último a sair da luz.


“Um Terno de Pássaros ao Sul” (Escrituras, 2000)

NOVÍSSIMO TESTAMENTO





Legendar a conversa dos pássaros ao amanhecer,
esticar o arame do violino,
restaurar o som dos peixes com o veludo dos pés,
acolher o elogio dos defeitos,
prender em gaiolas os livros de leitura avoada,
trocar mensalmente a terra do rosto,
agradecer a quem te cumprimenta por engano,
empregar as ervas como escolta das flores,
desaparecer na visibilidade,
interromper a sesta do vento,
repor as telhas do fogo,
esperar o porão subir com os frutos,
conhecer-te na medida em que me ignoro,
repetir os erros para decorar os caminhos,
ressuscitar a brasa das cinzas,
saber uma chama de ouvido,
afiar a faca na compra para que seja leal na despedida,
levantar atrasado, com a solidão ao lado,
distanciar o desespero e alegrá-lo com a saudade,
reverenciar o muro que nos permite imaginar
uma vida diferente da nossa,
escolher as melhores maçãs pelo assédio dos insetos,
assobiar estrelas entre os telhados,
partir os cabides ao arrumar as malas,
pensar baixo para não ser escutado,
avisar das falhas na calçada,
seguir quem está perdido,
gritar nos ouvidos da claridade até surgirem relâmpagos,
estreitar as vigas da face com a rede do riso,
tragar o vapor do inverno na véspera de ser vidro,
ter a infância assistida pelas parreiras,
ser a primeira roupa do teu dia,
nascer póstumo,
identificar o corredor do hospital nos arbustos podados;
correr na contramão do rio,
desafiar as cigarras, desafinando mais alto,
transpor a aparência do inferno,
converter o ódio em curiosidade do amor,
acelerar o passo para a névoa não encurtar o dia,
arrancar do fruto o que voava do coração parado da ave,
revezar com o pessegueiro a guarda da porta,
jejuar para doar o sangue,
enredar teus joelhos como forquilhas da fogueira,
enervar a vela com um lance de olhos,
cobrir com jornais a pedra fria,
buscar um confidente fora da consciência,
barbear a insônia com a lâmina dos seios,
descobrir o irmão mais velho no silêncio do caçula,
obedecer à intuição das dúvidas,
abandonar teu corpo antes da luz depor o peso,
morar no clarão exilado,
respeitar o mar quando está rezando,
curvar-se no violão como uma violeta cansada,
compensar a forte dose da fala com os gestos,
imitar a elegância de objetos esquecidos,
espantar o pó com a lâmpada dos dedos,
desfrutar do feriado das tranças,
deixar a música se inventar sozinha,
desperdiçar o fôlego fingindo trabalhar, Ilustração: Beto
3
ouvir o sol da noite,
segurar no braço da cerração para atravessar a rua,
procurar minha voz em outros autores,
retribuir o aceno das sobrancelhas,
presenciar da janela a palestra da chuva,
espreguiçar a camisa dormida de espuma,
eleger tristezas para concorrer com as tuas,
puxar a cadeira na saída
(e observar tuas pernas roçando a toalha da mesa),
engolir de volta as palavras que te agrediram,
cortar a artéria de um beco e sangrar a saída,
medir a altura do poço com uma moeda,
entender que meus livros são parecidos comigo
(demoram a fazer amigos),
verificar o pulso da madeira,
desconfiar das superstições confiando nelas,
achar no pesadelo um quarto para dormir,
conservar a imagem da casa quando criança,
arder como um musgo na soleira da porta,
descer o fecho do vestido e vestir o quarto,
caminhar com a sandália de teus lábios,
ajustar o cavalo na cintura da estrada,
rebobinar o pulmão com a asma,
morrer tentando não morrer,
golpear o tambor com a força dos pés,
compreender sem concordar,
combinar encontros e desencontrar-se consigo no meio do trajeto,
desistir de compor o diário porque não existe segredo quando escrito,
anotar na agenda as reuniões que não quero ir,
apiedar-se da vocação fúnebre do guarda-chuva,
falir na memória preservando a imaginação,
acautelar-se das paredes velhas, o cimento armado,
carregar o sobretudo como uma garrafa vazia,
comemorar o que desconhecemos um do outro.



https://www.ihuonline.unisinos.br/media/pdf/IHUOnlineEdicao27.pdf

No cemitério


No cemitério,
cuidava para não pisar
nos mortos dos outros.

Não há como renunciar a mortalidade,
ainda que o pensamento seja infinito.
Assim como os demônios
jamais cortarão as suas unhas.
Assim como os anjos
jamais podarão as suas asas.

Os cabelos de muitos meses,
cultivados com vaidade,
serão arrastados com pressa
pela vassoura da barbearia.

Postos na pá sem distinção,
como mechas de um único homem.

No chão, nada mais nos pertence.

Judas: o Cristo de Cristo,
o crucificado do crucificado.

Desejo que a minha morte
coincida
com a minha morte.

Que eu não seja levado
para o fundo das mágoas
antes de ser levado
para o fundo da terra.

Que a minha morte
não seja mera confirmação,
banal espera.
Que o meu fim seja
realmente inédito.

O poeta é oportunista
das tragédias incompreensíveis.
Nomeia acidentes inomináveis,
chora com lágrimas emprestadas,
agarra-se às fatalidades e aos lutos.
Tem o seu caderninho de fiado,
a sua máquina de fiar comoções,
como quem apanha o grito no ar
e o converte em tecido do próprio sangue.

O poeta é o último carpideiro.
Psicografa vivos, coleciona mortos.
Só na alegria é analfabeto.



https://trechos.org/ler-online-ebook-baixar-pdf-carpinejar-por-fabricio-carpinejar-introducao-capitulo-audiolivro-audiobook-resenha/

Adega do sono – poema 5


Dividias os gomos da fruta
em aposentos da casa.
A cortina do sumo
leveda o sol levantado.
O zodíaco do molde
supre o gérmen do quarto.
E o bafio estala
a lareira das esferas
na sala de estar
da semente.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)



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Adega para dormir – poema 5


Dividir los gajos de fruta.
en habitaciones de la casa.
La cortina del jugo
fermenta el sol naciente.
El zodiaco del mollde.
suministra el germen de la habitación.
Y el aliento crepita
la chimenea de las esferas
en la sala de estar
de la semilla.


“Las plantas del sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)



http://www.jornaldepoesia.jor.br/carpinejar.html#poemas

Neve da Chama – poema 8


Enraizado no canto,
o cortejo de galos
separava a safra de corais.
Das quilhas coradas
das canoas.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)



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Nieve de la Llama – poema 8


Arraigado en el rincón,
la procesión de gallos
separaba la cosecha de coral.
De las quillas moradas
de las canoas.



http://www.jornaldepoesia.jor.br/carpinejar.html#poemas

Salmos do fogo – poema 9


O céu esférico,
cinzento.
Aves copiando o traçado
da migração,
o caule da borrasca.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)



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Salmos de fuego – poema 9


El cielo esférico,
gris.
Aves copiando el camino.
de migración,
el tallo de la tormenta.

Domingo


As garças capinavam
as águas.

A saliva das aves
movia o motor
do riacho.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)



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Domingo


Las garzas desyerbaron
las aguas.

La saliva de las aves
movia el motor
del arroyo.





http://www.jornaldepoesia.jor.br/carpinejar.html#poemas

Não devo conselhos,
não devo a franqueza
das pausas,

a serenidade dos escolhos,
não devo a força
de minha fraqueza.

Mergulho os calcanhares
a empurrar
a barca do ventre

e circundas o vazio,
os ciclos do som,
conciliado com a verdade,

pai maduro de minha escolha,
navegando
a paternidade das águas.