Aires de Libertad

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    Menna Elfyn (1952-

    Pedro Casas Serra
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    Menna Elfyn (1952- Empty Menna Elfyn (1952-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 19 Dic 2023, 14:01

    .


    Menna Elfyn (nacida en 1952) es una poeta, dramaturga, columnista y editora galesa que escribe en galés. Ha sido ampliamente elogiada y traducida. Fue encarcelada por su campaña como activista en lengua galesa.

    Vida y Obra

    Durante las décadas de 1970 y 1980, Menna Elfyn fue miembro y en ocasiones funcionaria de Cymdeithas yr Gymraeg. Fue encarcelada dos veces por actos de desobediencia civil, describió la terrible experiencia de verse obligada a hablar en idioma inglés con sus padres cuando la visitaron en prisión.

    Elfyn ha publicado diez volúmenes de poesía y una docena más de antologías y libros infantiles. También ha escrito ocho obras de teatro, seis obras de radio para la BBC y dos obras de teatro y varios documentales para televisión. Coeditó El libro Bloodaxe de poesía galesa moderna con John Rowlands, que ganó una recomendación de la Poetry Book Society, ganó numerosos premios por su trabajo, incluido un premio de Artes Creativas por escribir un libro sobre el sueño (Cwsg: am dro yn ôl).

    Cuando Elfyn publicó sus poemas seleccionados bilingües Eucalyptus, (Gwasg Gomer, 1995), Tony Conran la describió como "la primera poeta galesa en 1500 años en dar a conocer su obra fuera de Gales". Elogió de manera similar su segundo volumen bilingüe, Cell Angel (1996).

    Su trabajo ha sido traducido a 18 idiomas, incluidos italiano, español, portugués y lituano. Fue directora de redacción del Programa de Maestría en Escritura Creativa de Trinity University College, Carmarthen, y becaria literaria de la Universidad de Sansea.

    Elfyn vive en Llandysul. Su hija, Fflur Dafydd, es escritora y música.

    (Sacado de https://en.wikipedia.org/wiki/Menna_Elfyn )


    *


    Algunos poemas de Menna Elfyn,de Mancha perfecta, traducción de Eli Tolaretxipi, Trea 2011.


    De Cusan Dyn Dall (2001):

    A LA ESPERA

    (En la consulta del médico)

    Vivimos en el borde de la vida,
    estamos inscritos en nuestro ir y venir,
    es la marca que nos distingue.

    Y este cuento de llevar "siglos" esperando
    ¿no es historia antigua?
    Sin embargo, la enfermedad se apresura.

    Las palabras, lejos y cerca de sí:
    la montaña resiste bajo el cielo,
    tú esperas a que una puerta se abra,

    y seguimos atentos, aunque sigamos sentados.
    Así pasa con lo mortal,
    cada momento, una eternidad.



    EL ÁRBOL DE LA CRINOLINA

    En el corazón de la guerra está el desarraigo:
    muchachos de mejillas sonrosadas salen de sus alegres hogares
    y son conducidos a tierra extranjera.

    Y en pleno desarraigo, los capullos
    mordisqueados, parece que olvidáramos la pura
    convulsión del árbol parroquial.

    Se arranca un miembro y es su fin
    o su principio, la ramita lanzada a la deriva
    como botín en la tierra del usurpador.

    Una tarde de mayo, mi tía me llevó
    al fondo de su jardín para ver
    un árbol que no lloraba, más bien reía.

    Su risotada volaba desde la copa hasta el cielo,
    le mostraba al viento sus encías,
    rosa de crinolina, sus dedos verdes como el pino,
    suaves como el pelaje de un perro que envejece.

    "Los hombres lo  trajeron de la guerra",
    dijo, "como un sueño extraído de todos aquellos desperdicios,
    hicieron falta dos países, un árbol".

    Intensa fertilización: eco terrestre
    del toque del Jardinero, simbólico como
    los arraigos del hombre que busca una tierra más profunda
    que el acero azul, frío destructor.



    LADRONES NOCTURNOS

    (Al comienzo de la demencia)

    Ella piensa que llegan a través de los arbustos puntiagudos
    por el seto espinoso. En el vientre de la oscuridad,
    cada noche, llegan, mientras vigila desde el rellano
    y ve cómo le roban sus atizadores incandescentes,
    aunque sus dedos peludos jamás hayan prendido fuego.
    Otras veces caen en picado y en bandada se llevan un trozo de césped
    que será limpiamente trasplantado como primorosa pradera
    en sus lisas llanuras. A veces cavan
    un agujero en el seto y escarban con sus pezuñas los bordes
    llenos de esas plantas de color púrpura que parecen coles.

    Lo mejor que podemos hacer es seguirle la corriente, preguntarle
    si fue un enanito o quizá un destacamento
    de hombrecitos verdes embalando la playa de Cefn Sidan
    de camino hacia más ricas ganancias. Ni una sonrisa,
    y después nos guía a inspeccionar sus huellas.
    No hay manera de convencerla de que
    el sendero hacia la vejez es un laberinto diabólico.

    ¿Qué se puede hacer, entonces? Nada, salvo
    prestar oído a los entretenidos cuentos de la narradora de historias
    de destino y fantasía, sabiendo con certeza que
    detrás del seto, en algún lugar de la cama,
    el jefe de los ladrones está esperando el momento oportuno.



    CU CHI

    (Vietnam)

    "Acurrúquese" dijo el cámara
    alegremente, "cuente hasta diez, luego fije
    la mirada en el ojo de la lente y sonría".

    Y no hubo nadie más
    que yo tratando de encogerse en aquel túnel diminuto,
    nada más, salvo, por todas partes, insectos

    patinando en el aire, escabulléndose, revoloteando
    en aquel círculo de trompetas, con sus alas tableteadas
    frotándose contra la inmundicia

    de otras moscas adoradoras de cuevas,
    debate ahogado por chillidos agudos
    en un cenagal de corrupción,

    aleteo de barro fétido, portadores de la enfermedad de los bichos
    en los intestinos de los seres vivos:
    agujero sobre agujero visceral.

    ¿Quién necesita un ejecutor
    entre estos monstruos en miniatura
    cuyos ojos disparan desolación?

    Me levanto
    salgo a la amada luz
    y entiendo cómo el terror fue desollado

    más rápido que a manos de cualquier Vietcong
    por estos taciturnos ácaros
    que se agazapaban en Cu Chi.



    GRIETA

    Hubo una conversación en el campamento sobre
    un miembro de las SS que le había rajado el
    vientre a un prisionero y se lo había llenado de
    arena.
    Jean Amery

    Fue culpa de Dios
    por dotarnos de imaginación.
    Así que, un día, para pasar el rato

    lo echamos a suertes, prendimos
    cerillas y cerillas hasta que gané.
    "No tienes agallas" gritaron.

    Pero yo iba totalmente serio,
    me sentía valiente, agarré el cuchillo.
    Con una incisión bastaría

    y entonces, sus tripas salieron como serpientes,
    un Mar Rojo apestoso.
    Nada más que hacer

    que llenar su barriga de arena.
    A estas alturas se morían de risa.
    Él no pronunció palabra. Con los ojos cerrados

    sólo murmuró una oración.
    Daba miedo. Y miré
    por si el alma se le fuera a salir.

    Ni una sola palabra es mentira. No hay vergüenza.
    Manda el poder. Te sorprendería
    lo fácil que es abrir la carne con un cuchillo,
    tanto como cascar una nuez.



    LIMPIAR LA CAPILLA

    Para Eifion Powell

    Los celtas eran gente limpia,
    en aquellos tiempos algunos aspirantes a santo
    recurrieron a la arpillera y a las cenizas
    pero los galeses eran una raza aseada:
    se desnudaban
    para lavarse, purificarse y cantar
    en baños a los que llamaban capillas.

    Para ellos el  Espíritu era el spíritu de la limpieza,
    una limpiadora armada con un trapo,
    cada mota de polvo era perseguida y desterrada,
    los tubos del órgano aspiraban el mal
    no había un solo brillo en los ojos
    ni arriba en el tejado.

    Lo de mi pueblo no eran alabanzas,
    más bien despojaron las capillas de todo adorno
    y hasta es posible que sintieran, en mitad de una oración,
    un chorro de algo, una corriente de aire cálido
    que puliera sus pecados.

    Y el asiento de atrás, al que llamábamos "el barco",
    era un jacuzzi que nos daba en usufructo una nueva vida.

    Mientras nos dirigíamos a casa, limpios, impecables,
    quizá oíamos cómo se reían las ventanas,
    veíamos cómo sudaban los bancos de la iglesia su barniz brillante.



    EL POETA

    (En Barcelona)

    Que el mundo quede como nuevo cada mañana
    es l trabajo del poeta.

    "Me ha crecido la barba" dijo.
    Pero ni navaja, ni loción para después del afeitado.

    Y nos fuimos por la ciudad, dos exiliados
    que huían, caminando por las calles de un domingo sin salmos.

    Con la mente en su barba de tres días. Pero
    "Seguro que está bien" dije "que las púas crezcan

    en la barbilla de un hombre que es una espina que tenemos clavada".
    Sonreíste a medias, y no había cuchillas en ninguna parte.

    Regresamos con las manos vacías. Justo ayer
    recordé lo que quise decir:

    Podías coger la pluma,
    tan afilada como una navaja, y pulir la piel con ella,

    afeitar cada mejilla, suavizar cada rostro,
    borrar las arrugas. ¿No afeitaste a fondo

    la nación, zona a zona, pelo a pelo,
    raspado casi hasta la vena, hasta que la piel boqué

    y sentimos el aliento del filo antes que el bálsamo?
    Dos cosas bien disparejas, el bálsamo y el filo.

    como los hombres que hay en ti, uno que pincha nuestras mentes,
    el otro que coloca su mano firme sobre nuestra alma.




    BESO CON PAÑUELO


    Traducir un poema es como besar a través de un pañuelo
    R.S. Thomas

    Una caricia en la oscuridad.
    Éramos tan obedientes

    ayer, con nuestros furtivos besos.
    Hoy día, es un saludo común,

    y vemos en la pequeña pantalla
    cómo los dirigentes del mundo negocian la paz

    con un frío abrazo,
    o un beso de víbora. La lírica

    traducida es como besar
    a través de un pañuelo, dijo el bardo.

    Por lo que a mí respecta, abrazo sos poemas entre páginas
    que hacen regresar a los amantes de las palabras.

    Que l poema lleve pañuelo
    y deje sobre mis labios

    su beso velado.

    Pedro Casas Serra
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    Menna Elfyn (1952- Empty Re: Menna Elfyn (1952-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 20 Dic 2023, 05:11

    .


    De Mancha perfecta (2005):


    OTOÑO EN DRUSININKAI, LITUANIA

    En Druskininkai la carretera
    está oscura y a mi alrededor
    hay bosques, sus espacios vacíos
    llenos de espectros de almas
    que llegan al mismísimo fin de su viaje.

    En esta penumbra el bosque
    engaña, los brotes son ramas;
    doy las gracias al llegar
    al sanatorio, que es ahora
    un santuario, un refugio en la noche.
    Comemos antes de descansar,
    nos complace la simplicidad:
    arroz, pan de centeno, un filete.

    Sobre las ventanas, donde telas de colores
    llamean frente a una cortina de hierro
    alguien ha crucificado
    hojas de otoño, sus manos ámbar marchito.

    La sombra ardiente
    atrae el ojo de los que deben contemplar
    a través de las sombras el grito sedoso de la luna.

    "Ya no tenemos miedo" dice un paisano,
    "ya no es preciso cerrar las cortinas
    ni controlar el látigo de la lengua,
    ni amortajar los libros en envoltorios de papel marrón.
    Sí, somos libres de hacer bromas
    sobre la broma de la cortina
    para convertirlas en ficción".

    Su amigo se une a la conversación
    que mantenemos gracias al vino, medio dulce, medio seco.
    "Pero el terror se muda" dice.
    "Para ahora se habrá mudado a otra parte".

    Mientras corro un velo por el cristal
    sigo ahí con la cara en la ventana del autobús
    y el frío bosque como una cortina rasgada.

    Y las palabras me llevan a casa como agujas
    mientras siento poderes que amenazan con poseer
    a otros, y en l bosque aquel
    siguen brotando ramas
    y él se rí y se ríe
    de toda la inocencia que hay
    en la libertad y en la pertenencia.



    EL VALOR DE LAS PALABRAS

    (Para M. ynn Thomas)

    Y las palabras son el único bálsamo que tenemos,
    como la papilla que da la golondrina
    a los polluelos, extraída de la savia de la escrofularia,
    o la tortuga que se sacia de mejorana
    o la comadreja que se cura con flores,

    así los humanos, buenos y anodinos
    al recoger hierbas y su frescor lleno de gracia.

    Las hojas de hitman, los bosques en alden,
    una astilla de luz de Emily,
    los esparzo sobre mí con profusión, como una tintura,
    Morgan llyd y su iluminación,
    mientras a tientas me choco
    contra las paredes del mundo.
    Las palabras son medicina en cama de enfermo,
    páginas diarias - verano indio.

    *

    Y nuestros días temen la palabra "dichoso",
    aunque dichosos sean los que pueden imaginarla
    ya que la carne no la pronunciará, aunque el espíritu la santifique
    y las bienaventuranzas aún tengan su lugar en este mundo:
    es una bendición regocijarse en ella, llorar por ella,
    bendita como las sábanas que ciegan nuestra noche,
    bendita en la espuma, como la Piedra de Arturo,
    sedienta de la bendición del mar al final del día,
    sagrada como loslirios del campo entre los tallos acaracolados.

    Para ellas, las perlas son farragosas, y a veces se vuelven ganancias,
    la brillante sal de la luna en la bajada de la blanca ola
    que transparenta nuestra mortalidad. El latido de nuestro pulso. Nuestro sabor.
    En la dicha, venga a nosotros el reino, sus radiantes lecturas,
    que la corriente inunde a los puros, pase por encima de los hijos de la tierra.



    POR SI ACASO

    (Después de escuchar el aviso, de unos 45 minutos, acerca
    de cualquier misil dirigido a nuestros territorios desde Irak)

    Mi padre,
    de ochenta y nueve años
    que jura que ya está en camino
    cualquier día de estos a un lugar mejor,
    insistió
    que debería haber más latas en la casa
    por si acaso.

    Cuando me enteré de que el último rollo de cinta aislante
    se había vendido en una tienda de pueblo
    de aquel desierto, el medio oeste americano,
    pensé en todas nuestras ventanas:
    imaginé el aliento apestoso del ántrax,
    y casi salí a mirar
    por si acaso.

    Cuando pasé por delante de una tienda de antigüedades
    en Pen-y-Groes a la hora del almuerzo
    y vi una vieja máscara de gas
    colgando del techo
    pensé: me pregunto
    si debería comprarla, por seguridad
    por si acaso.

    Y luego me dije, qué descabellada
    esa idea.

    Mi padre, que abarcaba un siglo sin latas;
    la cinta, que no se pegaba debidamente en las esquinas;
    la discusión con mi marido acerca de cuál de los dos
    sobreviviría mejor a la conflagración,
    el mundo -ni qué decir nuestras criaturas- vuelto cenizas.

    Y los temores disminuyeron
    al lado de ese pálido "por si acaso".
    Preparaciones para "¿tres cuartos de hora?"
    Y después de la calamidad
    ¿prevaleció el buen sentido
    cuando la verdad enloqueció y se volvió mentira?



    GUERRAS SILENCIOSAS

    En el Pentágono hay una persona cuyo trabajo
    consiste en quitar los alfileres de ciudades, fábricas,
    campos... y guardarlos para más tarde.
    William Stafford

    Las pesadillas llegan solas.
    No tenemos ni que levantar un dedo. Son un dolor

    que arde en el oído en medio de la noche
    hasta que un grito pide gotas.

    Y cuando el amanecer vuelve a su lugar
    la escurridiza imaginación se rebela.

    Ciudades y campos celebrarán
    nuevos nombres bajo cielos enrojeciéndose.

    Nuevas playas
    se revuelcan y vierten por las dunas.

    Sin mover un músculo, un láser
    sobrevolará los azules océanos. La punta del dedo

    presionada sobre una tachuela enciende este nuevo destino.
    Las familias se entrelazan en esta fragmentación

    exangüe, sin votos, sin homenajes,
    laxos y drogados sobre las espinas del suspense. Hunde el dedo

    en este áspero alfiletero y serán libres.
    Una nueva inoculación para todos los males

    que no le convienen a la historia. Puntitos negros
    extraerán el veneno de las tribus cansadas

    y lanzarán el hervidor de la patria y la esperanza.
    Sí, la paz será lavada. Si no

    te crees este cuento, mira y verás. Es tan
    pequeño como un dedal. Aceite

    de oliva para aliviar el oído.
    Hagámosle acupuntura al mundo para que se resigne,
    con las agujas del Pentágono, una sobre otra.
    Porque este es el rumbo de nuestra era sin ejércitos. No produce dolor.
    Vámonos de fiesta a la playa. No llevaré alfileres ni agujas. Lo prometo.



    NUEVA POBREZA

    A la viuda de un poeta

    El lector es el árbitro final y para él guardé la poesía de
    M y a él se la he entregado. La poesía es curativa, da
    vida, y las personas no han perdido el don de ser
    capaces de beber de su fuerza interna.
    Nadezhda Mandelstam

    Si pudiera, mediría y pesaría sus palabras.
    Te las ofrecería en un cántaro,
    las prensaría y luego las secaría,
    haría un festín con ellas para tu regocijo;
    para que se volvieran un homenaje:
    "Esperanza contra esperanza"
    porque una tierra baldía nunca será  quemada.
    Te mostraría su legado
    te mostraría el fermento que llena el corazón
    de una mujer que ama su poema más que su propia desgracia.

    "Hay personas que son asesinadas
    en nombre de la poesía", dijo.
    Podían soportarlo: el hecho
    es un signo de respeto nada ejemplar.
    Sí, ella, la gran musa femenina
    que enlazó a su poeta en matrimonio, más allá del simple anillo.

    Y les contaría 
    rumores: cómo ella escondió
    los poemas de él en cojines,
    los metió en cacerolas,
    los introdujo con sigilo
    en zapatos,
    para que el poema, algún día, pudiera caminar.

    Era incansable. Los aprendía de memoria
    hasta ser capaz de verter sus versos en una página,
    no dejar que traspasaran la tierra baldía del olvido.

    Ella, que escanciaba por el mundo
    las gotas de su fuente,
    ella que conocía el sonido de la clepsidra
    que sabía que dar
    es recibir el mundo,
    ella, la solitaria Nadezha,
    cuya sonrisa producía pesadillas en los hombres
    que se llevaron a su marido,
    Kamen: una piedra. Tristia:
    la metaria misma de la tristeza.

    *

    Si pudiera, escribiría
    con tinta negra su última carta
    para él. Osia, mi lejanísimo amor,
    Osia, dijo,
    sabiendo que eran palabras en el vacío:
    "Anhelo la alegría pura de nuestra vida en común,
    nuestros juegos, nuestras discusiones,
    cómo puedo mirar al cielo ahora que no tengo con quién contemplarlo...
    ¿Recuerdas el sabor del pan, nuestra pobreza dichosa?
    Cada lágrima, cada sonrisa, son para ti,
    mi guía ciego en este mundo,
    cómo cuesta morir cuando estamos separados.

    Y viniste a mí mientras dormía,
    a mí, que había estado tan loca y furiosa
    y que no había aprendido a llorar lágrimas simples.
    Ahora, ya sé lo que es llorar.
    Adiós, tu Nadia".

    Hermana, si pudiera, te pediría
    una cita para que pudiéramos conversar
    de sacramentos seguros, en la misma cresta
    del oleaje de sus versos.

    Si pudiera lo haría.
    Un grito en el bosque no pertenece a nadie,
    y las poetas del poeta serían
    tan inexorables como las paredes de una prisión siberiana.

    Para algunos, las palabras son vergonzosas,
    para otros, un hechizo milagroso:
    esta es la pobreza inconforme de la poesía.


    MENNA ELFYN, Mancha perfecta, traducción de Eli Tolaretxipi, Trwa, 2011.


      Fecha y hora actual: Jue 21 Nov 2024, 12:25