Aires de Libertad

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    Álvaro Salvador (1950-

    Pedro Casas Serra
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    Álvaro Salvador (1950- Empty Álvaro Salvador (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 20 Sep 2024, 03:16

    .


    Álvaro Salvador (Granada, España, 1950) es un catedrático emérito de Literatura Hispanoamericana y Española, residente en la ciudad de Granada.

    Biografía

    Ha colaborado con artículos en distintas revistas especializadas españolas y extranjeras. A principios de 2008 prepara una edición de la Poesía Completa de Rubén Darío.
    Junto a Luis garcía Montero y a Javier Egea promocionó a comienzos de los años ochenta la tendencia poética conocida como otra sentimentalidad, germen de lo que años más tarde sería la llamada poesía de la experiencia dentro de la poesía española contemporánea.
    Formó parte del consejo de redacción de revistas como «Letras del Sur», «Olvidos de Granada» y «La Fábrica del Sur» y actualmente del consejo asesor de la revista «Anales de Literatura Hispanoamericana», editada por la Universidad Complutense y de «La estafeta del viento», editada por la Casa de América de Madrid.
    Desde 1978 a 1984 fue director del Aula de Poesía y desde 1989 a 2000 director del Seminario de Estudios latinoamericanos de la Universidad de Granada. Desde su fundación en 1992 ha sido miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos. Es miembro de número de la Academia de Buenas Letras de Granada y desde 2009 a 2022 ha sido miembro de la Junta Directiva del Ateneo de Granada.

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81lvaro_Salvador_Jofre )


    *


    Algunos poemas de Álvaro Salvador:


    De Primeros poemas (1971-1973):


    LA MALA CRIANZA

    Nosotros los nacidos en los años cincuenta,
    además de partir
    el siglo en dos mitades,
    además de nacer sin pérgola
    y con tenis (perdonadnos a medias)
    sencillamnte fuimos
    mal criados con saña.

    Muchos mimos no hubo
    -a qué mentir- si acaso
    algunas regañinas,
    mas la ignorancia, el hábito,
    la falta de calor y la distancia
    nos cambiaron de mano las ideas.

    Sólo amorosos hechos,
    sólo amorosos hechos cargados de importancia,
    cargados de impotencia cuando al tiempo,
    pasados ya los años y los miedos,
    tratamos de escribir periódicos o versos.

    Y en este tiempo inútil,
    en un país cansado de esperar lo imposible,
    cansado de lavarle la cara a nuestras vidas,
    después que ya nosotros «cruzamos las aceras
    y escapamos de casa»
    con Fidel y John Lennon besando nuestros rostros,
    no somos, no hemos sido
    un fruto de postguerra.
    No vinimos al mundo
    cogidos por la mano
    de un soldado valiente
    que repartió su rancho
    entre todos los niños
    de la España perdida por el miedo.

    Hubimos de venir, más cierto, al mundo
    cegados por la sombra
    risueña y seductora
    de un vistoso crespón con barra y con estrella.
    Hubimos de venir
    en un seiscientos,
    orgulloso y valiente
    como el viejo soldado
    que en esta hora luce
    su bigotito al viento.

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    Álvaro Salvador (1950- Empty Re: Álvaro Salvador (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 21 Sep 2024, 03:31

    .


    De Las cortezas del fruto (1973-1979):


    LUGAR QUE QUIEBRA

    La virtud del poema no está en su referencia,
    tampoco en la justicia
    con que proponga honestidad o miedo.
    Pues si la propia vanidad le obliga
    a detener su faz frente a cualquier espejo relicario,
    no es tan claro dolor el que detiene
    una marcha transida de lugares
    hacia el rincón que todos le asignaron.

    Sabed
    que un poema huye
    y su miedo no es tanto la palabra
    como una oculta carga de impotencia
    por aprehender su mísero destino.
    Y cuando tú, el autor,
    engendras para él una salida
    un modo de hacer libre su bostezo
    (eternamente tuyo, tu bostezo,
    tu propia libertad: lo más sincero
    que portas en tu voz porque lo pierdes
    a cada instante, sí, y es tu manera
    depositarlo en verbo
    para acaso
    fundirte así con él en la tristeza
    de una norma vacía)
    nada final ha sido el logro
    de un quiebro sobriamente inútil.

    Así el poema labra su destino
    fuera de ti, sin ti,
    en cada roce de ti con cada línea transparente
    con cada nudo de lo que tú no ves
    y te rodea,
    así el poema se alimenta
    dentro del horizonte tuyo no labrado
    sólo por ti
    sino por todo aquel tú mismo
    en esa vida
    que compartes
    oscuramente, al margen de tu genio.



    LA GAYA CIENCIA

    Si de las olas tenues que alejaron tu nido
    cortaras un ramal, un ala líquida, sobrante,
    y embrujado en palabras abarcaras
    la cerrazón del día,
    recuerda tu soledad, tu personal prisión, tu miedo,
    y mira
    con qué suerte de inútiles y mágicas palabras,
    supuestamente mágicas, en realidad trucadas,
    confías en levantar una belleza,
    una falsa belleza que a nada te conduce
    a nada de lo que amas y, en realidad, te importa,
    con qué torpe mentira: premeditado engaño
    has llegado hasta aquí
    construyendo un poema.



    HOY COMO AYER

    Hoy como ayer nos vamos a la cama.
    Los rostros otros, el cuerpo habituado
    más maduro, inútil de saberse formalmente.

    Todo transcurre bien.
    Yo sé de tu tardanza y de los juegos,
    tú de la rapidez y mi torpeza.
    Los dos nos aplicamos el contacto
    como sabia pareja de animales fecundos
    que conocen la muerte
    y la meditan...
    Los rincones ocultos,
    los suaves resortes permanecen
    en su dulce lugar, siempre a la espera
    de la repetición, del hábito, del rito
    de la civilizada suerte que los halle
    más allá del bien y del mal.

    Todo transcurre bien
    cuando el placer como un disparo exacto
    nos alcanza.

    Y el abrazo
    vencido atrás quedó
    como testigo mudo
    de la perfecta técnica empleada.

    Nada es igual que ayer
    (tú bien lo sabes).
    Así será la vida que nos queda
    una templada cópula sin dolor y sin miedo,
    quizá...
    sin alegría.



    ISLA NEGRA

    Esa muchacha oscura que te mira
    no parece ser ella y, sin embargo, es hermosa también
    como el acero. No parece ser ella
    y su cabello, larga madeja de alquitrán, esconde
    la rosácea inquietud que por la piel le brota.

    No parece ser ella. ¿O quizá sea?
    ¿O quizá su figura, esbelta y grácil
    de pantera que espera ver la presa
    arrojarse a su celo, sea la misma?

    No, no parece ser ella y
    sin embargo,
    cuando sentada en el rellano clava
    sus hondísimos ojos (que furtivos
    arañar la distancia han conseguido,
    y saltar a los tuyos y cegarlos
    como el hábito opaco de una sombra)
    no has podido tocarla. Ni siquiera
    rodear con tus brazos la ceniza
    del deseo que la envuelve, que penetra
    como una flecha negra en las entrañas.

    Ten cuidado muchacho, pues un día
    vas a dormir, incluso, con la Muerte.

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 22 Sep 2024, 03:56

    .


    De Tristia (1979-1981):


    SIESTA EN VILLA MÉDICI

    Rosa la faz, ardor revela
    la blanca nalga que a mi boca tiendes,
    cuando perlas, cuando tres suaves perlas
    ………………………………………………………….….caen.

    Y con dientes hundidos
    en el sedoso vientre de la vida,
    escudriñando el gozo en la terrible grieta de la esfinge,
    el abisal misterio del amor y la muerte,

    levanto el corazón.
    ………………………….Tú lo recoges.
    Coronas de tus dedos, el anillo,
    el placentero roce de la piel que separas
    y desde atrás deslizas
    hasta dejar la flor desnuda, enhiesta, limpia
    trémula de emoción, tocada por el gozo.

    Rodea con tus labios la inocente cabeza
    del esperado fruto y deja
    que su canción alcance las aguas más profundas.
    Absorbe de su boca el hálito del mundo
    sin reservas.
    ………………..Descansa.

    Y cuando
    al cabo de los años recorras nuevamente
    este campo de amor y de belleza,
    recuérdame, recuerda...
    fue la felicidad, postrera llama,
    una rosa violeta en Villa Médici.



    LA ESMERALDA

    Aveces será el mar,
    -no sé…
    Un tibio cuerpo
    amable, silencioso
    como el dulce presagio
    de algún atardecer.

    Y amanecer…
    -no sé,
    y el mar como la enorme
    huella que del amor
    y de los sueños
    guarda la memoria.

    A veces será el mar...
    -no sé,
    como una inmensa
    transparencia esmeralda
    de la ilusión,
    del gozo.

    Y cristales a veces…
    -no sé,
    piedras preciosas, lujos
    en la vitrina cálida de un cuerpo
    amable, silencioso
    algún atardecer.

    A veces es mirar…
    -no sé…
    los ojos
    en donde mar y piedra aguamarina
    nos ofrecen tan sólo
    una promesa.

    Y a veces es mirar el mes de Mayo
    con su frescor de verdes esmeraldas
    como un amor -no sé...-correspondido.



    GACELA DEL JOVEN IGNORANTE

    Yo no sé nada del Amor,
    tan sólo puedo hablaros de mi amada.

    Sus ojos son oscuros,
    tan oscuros...
    que ni siquiera en ellos se detiene
    el temblor de la noche.
    Su pecho es inocente como un niño,
    y su cadera
    es el tibio camino que conduce
    al jardín de todos mis placeres.
    Hay en su boca una promesa herida:
    la sazón de la fruta en primavera.

    Del Amor nada sé, sólo conozco
    el cuerpo de mi amada.

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 23 Sep 2024, 02:44

    .


    De El agua de noviembre (1980-1984):


    DE NOVIEMBRE A NOVIEMBRE

    ¿Te acuerdas de la lluvia?
    ¿Recuerdas cómo entonces la tristeza
    apenas si pasaba de asombrarnos
    con un escalofrío,
    como un súbito rayo de cansancio
    que nos dejara muertos
    un instante
    siempre por cualquier cosa?
    Y acababa por ser algo más tibio
    la tristeza también, quizá el deseo
    de lo que nos quedara aún por convivir.

    Recuerdo los cristales,
    las gotas lujuriosas babeando distancias,
    el lento traqueteo de tu bufanda,
    los oscuros raíles citándonos de frente.
    Recuerdo tantas cosas…
    …………………………………..¿Y la lluvia?
    ¿Por qué la lluvia tuvo que seguirnos
    celosa de ese día,
    portera de una noche accidentada
    cuando ni tú ni yo pensábamos la escena,
    ni vivíamos el frío, ni el consuelo
    de la embriagante agua de noviembre?

    Sólo sé que los dos nos tendimos desnudos
    en la fría pasión de una alcoba desierta,
    y temblamos de gozo cuando la piel nos dijo
    que a veces, sólo a veces, como un escalofrío
    la noche era ese instante en donde parecíamos
    haber vivido todo, saber estar de vuelta
    con las alforjas llenas.



    DESCRIPCIÓN DE UN CUERPO

    I

    Un cuerpo es una vida
    o un instante
    Tal vez la vida toda
    donde buscas
    el secreto misterio de tu suerte.
    Pero también un cuerpo nos deslumbra
    con la honda inocencia del deseo.
    Súbito, apasionado,
    limpio,
    con el fugaz calor de las ofrendas.
    Un cuerpo es un instante
    o una vida.

    Y aunque la vida siga
    de un cuerpo desterrada,
    y aunque el instante quede
    como sombra del tiempo,
    al final de la ausencia
    te aguardará la imagen
    de una hermosa amazona
    perdida en el sendero
    donde quedó la vida,
    donde flotó el instante.

    II

    Desnuda eres
    como el azul del mar,
    un mar bravío.

    III

    En la limpia corriente de tu cuello
    se va mi corazón,
    y sólo encuentra
    arrecifes de miel
    banderas de la vida.

    IV

    Asombra tanta sal en esta cala,
    la embestida agridulce de unas olas
    que esconden su tesoro de placer y misterio.
    Aquí,
    en la ensenada
    en el canto imposible de las noches de insomnio
    yo también me desnudo.

    V

    Heridas del amor,
    flores de carne:
    mi cuerpo ese jardín
    donde tus dientes siembran
    heridas del amor,
    flores...



    CANCIÓN DE MEDIODÍA

    Uno, a veces, quisiera no haber sido
    ese joven feliz que en los guateques
    se drogaba con la melancolía.

    Porque uno, a veces, mira en la mañana
    el rostro del dolor ante el espejo,
    surcado por la angustia, castigado,
    perdidos los encantos y el cabello
    del solitario rostro: la tristeza
    como una madreselva invadiéndolo todo.

    Y uno siente en los huesos que hace frío,
    que el brasero no enciende, que en la casa
    penetra lentamente el viento de la tarde
    como un azogue triste de soledad y desprecio.

    ¡Qué sola va la vida en ese mediodía
    cuando sales al parque deambulando
    por tu propio calor como una fiera!
    Qué sola irá la vida entre los bulevares
    si apenas tu mirada puede ver los azules
    presentes que la aurora dejó sobre los árboles.

    Porque uno, a veces, mira en la mañana
    la lluvia del dolor por las aceras,
    marcado por un rumbo, desterrado,
    perdidas la esperanza y la alegría
    en los húmedos ojos: la tristeza
    como una muchedumbre invadiéndolo todo.

    Y uno siente, de pronto, la llamada,
    la llamada en los labios, y en los ojos
    penetra lentamente el sol de una sonrisa
    como la dulce lámpara que salta al corazón.

    Uno, entonces, quisiera ser de nuevo
    ese joven feliz que en los guateques
    se drogaba con la melancolía.

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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 24 Sep 2024, 03:58

    .


    De La condición del personaje (1983-1991):


    CUANDO TRANSPIRA EL AIRE

    Quiero escribir un poema
    que viva como un cuerpo,
    como un cuerpo tendido al sol
    como tu cuerpo
    ……………………..desnudo
    tendido en el calor
    ………………………….de un mediodía.

    Quiero decir
    cómo traspira ese poema,
    cómo ofrece su piel a las caricias
    de la vida que pasa lentamente
    montada en una estela de reactor.
    Quiero indicar que late,
    que palpita,
    que tiene un corazón embovedado,
    resbaladizo y blando como gato
    pero fuerte también; en ocasiones
    suele cambiar incluso de postura.
    Lo que quiero aclarar
    es que el poema
    llega a sufrir calor, sudar,
    sentir la piel quemada,
    desperezarse al rato y dar la vuelta
    con la indolencia de la satisfacción.
    Ese poema, a veces,
    se incorpora,
    rojos sus miembros, llenos,
    castigados
    por la mano del dios que lo acaricia,
    alza su rostro, exhibe
    la poderosa y tierna geografía.
    Y, a veces, el poema
    da sus labios
    donde la sed se advierte
    como un río,
    abre los ojos llenos de campanas
    y se marcha hacia el borde de la arena
    y penetra en el agua
    y se refresca.

    Quiero vivir un cuerpo
    que sea como un poema,
    como un poema escrito al sol
    como tu poema
    …………………….desnudo
    tendido en el calor
    ………………………...de un mediodía.

    Quiero decir…



    LA CONDICIÓN DEL PERSONAJE

    Te he buscado por bares y por días
    sin saber encontrarte.
    Recorrí las callejas de tu barrio
    -donde vivo también, de vez en cuando-
    y he dejado los rastros de mi paso
    por si acaso los vieras, telegramas
    que cortejan tu nombre en las aceras.

    Te he buscado por noches, entre copas
    duras seguramente y excesivas,
    esperando alcanzar la madrugada
    de tus ojos cachorros: y encontrarte.

    He pensado en llegarme hasta tu calle,
    preguntar por tu puerta y proponerte
    una cita, unas flores, un poema
    para tenderme un puente, como entonces
    cuando la juventud, y la ilusión, y eso...

    Te he buscado en mi agenda y en mis discos
    sin preguntar por ti, sin visitarte,
    porque a veces los años se parecen
    a esas juergas que sólo dan resaca.

    Mas, a pesar de todo, te dedico estos versos
    no sólo porque hacerlo es un vicio querido
    sino porque con ellos quizás pueda mostrarte
    la condición que exhiben algunos personajes:
    «hombre cansado ya de muchas cosas
    con papeles en regla de anteriores afectos
    no demasiado joven y sin ningún dinero,
    llama a tu corazón. No tiene fecha».



    SIESTA

    Si escribo estas palabras temo dar una imagen
    de escritor que conoce su oficio y sus recursos,
    temo no dar la talla, carnal, enamorada,
    de un hombre que ha pisado el umbral de sus sueños.

    Si digo que mis sueños, durante tantos años,
    repitieron el sueño de tu cuerpo desnudo,
    la estación de tu abrazo, el reguero de fresas
    que dejas en mis días, festivos desde ti,
    unidos desde ti a la fantasía
    de una dulce verbena interminable,
    puede que mis palabras, palabras de poeta que maneja
    sus armas,
    sean sólo el simulacro
    de una emoción, de la pasión que da el conocimiento
    cuando rozamos la punta de los sueños.

    Si digo que tu rostro, sonriente y mojado,
    me guiña contra el cielo de cada escaparate,
    el único sonido tu voz que me enajena
    más acá de la vida, dentro ya de mis sueños;
    si digo que no tengo otro olfato que el tuyo,
    que puedo, como en sueños, reconocer mi aliento
    cuando no estás conmigo, cuando no puedo olerte
    el vino derramado por tu espalda y mi pecho;
    si digo que te quiero como a nadie he querido
    en este mundo torpe, lleno de medias tintas,
    temo dar una imagen de escritor recurrente,
    temo no dar la talla del hombre que quisiera
    explicar cómo, a veces, los sueños toman cuerpo,
    nos citan una noche, nos besan, nos desnudan,
    nos dejan en las sábanas una flor de alegría.



    SERVICIO INFORMATIVO

    Definitivamente el mundo está muy mal.
    Lo dicen los periódicos, la radio,
    el busto que parlante nos recita
    su imagen informada y arrogante;
    y lo dice mi madre, cuando plancha,
    el señor de la tienda, el ordenanza,
    el jefe a la salida y el barbero.
    Y también tú lo dices, cuando llegas
    a casa hecha un desastre, en esos días
    en que todo parece una venganza,
    un sortilegio malo, una mentira.
    Y lo dicen tus pechos y tus medias
    cuando dejo mis manos distraídas
    y el descuido no llega a ser sorpresa.

    Definitivamente el mundo debe estar muy mal.
    La verdad es que no atiendo más que a los titulares,
    la radio cuando viajo, y la tele esos días
    en que el cuerpo no está más que para sandeces;
    mi madre, la viejita, hace tiempo no influye
    y el resto de la gente son sólo figurantes
    de esta mala película que llamamos la vida.
    No obstante, estoy seguro de lo mal que anda el mundo,
    de que quizá requiera cuidados intensivos.

    Me lo dice tu cuerpo, en esos días aciagos,
    cuando nada levanta la pasión de vivirnos
    aunque todo está en orden, el amor y nosotros.

    Definitivamente el mundo anda mal, muy mal.
    Debiera yo buscar soluciones heroicas,
    embarcarme en un sueño y arribar a la playa
    donde, dicen, naufragan las justicias del mundo,
    o montar un tinglado sereno y clandestino.
    para llenar la calle de sonrisas impresas.
    Porque el mundo, ya sabes, dicen que está muy mal.
    Sin embargo, no puedo ir más allá del lento
    camino que tu vida teje junto a mi vida,
    esperar los domingos en que la fiebre baja
    cuando se abren tus muslos, sorprendidos y tersos,
    y mi mano se enciende, y te enciendes, y ardemos
    y convalecen tibias las heridas del mundo.



    NARANJA AMARGA

    Me tiraste un limón…
    MIGUEL HERNÁNDEZ

    Puedo escribir ahora el poema más tonto,
    decir que fue tu risa un huracán sonoro
    o esperar que los años borren de mis olvidos
    las violetas que un día sembraste entre nosotros.

    Puedo escribir también los más cretinos versos,
    decirte, por ejemplo, que ayer soñé contigo
    que en mi sueño tu pecho era un limón helado
    alguna triste tarde cuando declina agosto.

    También puedo callarme, es medida prudente
    según tú y yo sabemos después de tantos años,
    mas aunque reconozca que mis versos no sirven
    para curar heridas de cocina o de cama
    habrás de estar conmigo en que al menos divierten
    a ciertas minorías de gente que nos quiere.

    Puedo escribir, en suma, los versos más dispares,
    escribir, por ejemplo, que tu risa era triste,
    triste como el sonido de un cuerpo cuando ama,
    o recordando al maestro de las sonoridades
    decirte, nueva Eulalia, que tu risa dejaba
    un cierto gusto amargo de fruta envenenada.

    Pedro Casas Serra
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    Grupo Metáfora
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    Álvaro Salvador (1950- Empty Re: Álvaro Salvador (1950-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 25 Sep 2024, 04:26

    .


    De Poemas inéditos (1991-1995):


    CALLEJÓN DE LA ISLA

    ...oscuro nido
    que suavizó la noche de dulzura de playa.
    RUBÉN DARÍO

    Vuelves
    cuando la media noche puso ya cerco a tus ventanas
    con un muro de sombra y media luna.
    Logras
    romper las líneas enemigas por sorpresa
    y asentar tus reales en un círculo de luces indirectas.
    Vienes
    de comprobar, una vez más, que el mundo es triste
    y la gente infeliz y rencorosa.

    Abajo, en la escalera,
    ni siquiera una carta te hace sentir calor
    con el misterio, la dulce expectativa
    de unos sellos alegres y lejanos,
    de una letra apacible e imprecisa.

    Hace frío,
    huele la habitación a tabaco e insomnio,
    a desorden de invierno,
    a cubil de animal
    que rastrea su olor y lame sus heridas.

    Vuelves cuando la media noche puso ya cerco a tus ventanas
    con un muro de sombra y media luna.
    Logras
    cerrar los párpados, y en silencio
    asentar tus reales en un círculo de objetos indefensos.

    Piensas
    en ese mundo triste, en la gente infeliz,
    en la clase de vida que tú mismo elegiste
    sólo por alcanzar el umbral de algún sueño.

    Y muy de madrugada
    en tu ventana brilla solitaria
    una luz encendida.



    EL PADRE

    El tendría por entonces mi misma edad de ahora
    y recuerdo su mano apretando la mía
    al cruzar, los domingos, la calle hasta la iglesia.
    Después, mi mano olía durante varias horas
    a jabón de lavanda y rubio americano.

    Solíamos deambular las mañanas soleadas
    por céntricos jardines o estrechas callejuelas
    y él parecía no tener un rumbo prefijado,
    desconocer adrede el destino final de aquellos pasos
    que me brindaba a mí, su hijo más pequeño,
    con la alegría sin norte de un muchacho.

    Al final, el camino siempre nos conducía
    a un gran café del centro, hermoso y concurrido.
    Y allí me transformaba, feliz explorador de un territorio íntimo,
    en héroe sideral o enmascarado rey de los pigmeos
    mientras él repasaba lentamente el periódico
    o hablaba apasionado con algunos amigos
    de temas misteriosos que yo nunca acababa de entrever
    más allá de sus risas
    y la expresión profundamente viva de unos rostros
    tiernos y cariñosos al dirigirse a mí.

    Más tarde, al retirarnos,
    siempre con la sorpresa de un truco inesperado
    aparecía en su mano un crujiente paquete
    lleno de dulces frescos para tomar en casa.

    Otras veces, recuerdo, en tardes de verano
    solíamos caminar a la luz del crepúsculo
    y su mirada de hombre, madura, ensombrecida
    por unos pensamientos que yo no comprendía
    pero que adivinaba próximos,
    cercanos a una suerte de tristeza muy honda,
    me acercaba a mí mismo
    a la intuición de una edad mayor,
    poderosa y extraña como sus palabras.

    Se marchó una mañana dorada de Diciembre
    -como aquellas mañanas azules de mi infancia-
    hace ya veinte años.
    Y, sin embargo, aún en los días más serenos
    puedo escuchar su voz con un escalofrío,
    oír como resuena, amable, enronquecida,
    en mi propia garganta.

    A veces veo sus ojos
    en mis ojos sin brillo.
    Y la mano de mi hijo,
    anidada en mi mano,
    me hace sentir de nuevo
    el amor de su mano.



    MALA VIDA

    El tiempo de los amores imposibles
    ya pasó.
    Mucho me temo que el de los posibles
    viaje instalado en cada día que pasa,
    en cada día que huye sin asomarse apenas a la puerta.

    Vuela la vida.
    Han llegado los tiempos más modernos
    y los más difíciles.
    Un tipo ridículo y prematuramente envejecido
    se limpia los dientes en mi cuarto de baño.
    Es muy duro admitirlo
    -me dice, mientras clava a través del espejo
    su pupila cruel en mis ojos sin brillo-,
    pero las princesas
    en este fin de siglo pragmático y letal
    no suelen deslumbrarse por un simple cantar.

    Y cuando lo consigues
    -hacer que se impresionen-
    escapan aterradas ante tanta maldad.


    ÁLVARO SALVADOR, Suena una música, Poemas 1971-1995, Pre-Textos, 1996


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