por Pascual Lopez Sanchez Miér Mayo 09, 2018 7:51 am
POESÍAS COMPLETAS . J.L. HIDALGO
POEMAS AMOROSOS (1938-43)
4) ESTE AMOR
Se ve latir la vida bajo mi carne humana,
se ve latir el vértice del músculo y el nervio,
hermano de la tierra, del árbol, de la estrella,
a quien la densa sangre empuja para serlo.
La soledad me invade, sus levantadas horas
la inútil cárcel crean en donde vivo y muero.
Este planeta mudo, errante, sin destino,
sólo en la oscuridad alza su torso negro.
Cuerpos de tantos hombres, voces de tantas vidas,
no sé para qué existen, no sé por qué están siendo.
Dime para quién eres, latir de sangre joven,
qué blanco inencontrable te ha señalado el tiempo.
Vivir, pero no basta. Cauce que me conduces
por las orillas solas donde agonizo y pienso:
Dime, dime qué buscas, qué quieres y me arrancas,
para qué hora cierta me estás prestando aliento.
A solas con el mundo, no encuentro las raíces
estrella, árbol, tierra, que dentro de mí siento;
el cielo se me escapa, no corre por mis venas,
círculo por las suyas como un pájaro ciego.
¿Es destino del hombre? ¿Es la desnuda tierra,
los minerales áridos, sin amor, lo que espero?
¿Es ir dando a los días mi carne estremecida,
mis huesos rechinantes, mi corazón ardiendo?
Hay algo que no empieza ni acaba, pero tiembla.
Que cuando cese todo y se derrumbe el cuerpo
será más que un recuerdo de vagas cosas idas,
un poco de misterio quemándose en un verso.
Yo soy más que la tierra sobre la que transcurro,
es ella quien transcurre y pasa sin saberlo;
hay un divino fondo sin nubes ni fronteras,
una profunda entraña, un imposible fuego.
Y te he llamado. Acércate. Penetra en mis raíces,
empápame a torrentes en donde a ser empiezo.
Verás brotar un fuego de luz inexpresable,
una temble llama sobre los días quietos.
Navega por mis venas, adéntrate, redúceme,
sólo el amor en pie cada mañana espero,
porque los días pasan y sin amor destruyen.
Ya sólo en tu confín mi sangre halla su término.
¿Cómo entregarme todo? ¿Qué beso, qué sonido,
qué voz ardiendo sola puede mostrar mi acento?
¿Cómo decirte ahora la fiebre de mi entraña,
el árbol calcinándose que crece en mi secreto?
Entregarme o morir. Porque el amor es vida
y la vida es amor para seguir viviendo.
Amarte o destruirme, oh corazón sin límites,
dame, dame el latido donde mis sueños leo.
La muerte es el silencio de tus labios cerrados
que fulgen en la ausencia cuando de ti me alejo,
como una noche fija pesas sobre mis venas
y mis manos te buscan sin rumbo y sin remedio.
La soledad ya es eso: no haberte conocido.
Otros amaneceres sin ti alzaron el vuelo,
mi solitario cuerpo, mis sienes sin caricia,
mis pensamientos mudos y mis ojos desiertos.
Pero has llegado, estás, me cercas, me conduces,
en tus aguas empapo la sed de mi desvelo,
nazco cada mañana de tu secreta sombra,
de tu secreta sombra donde agonizo y muero.
Qué perfección tenerte, irte encontrando ahora
y después y mañana y esta palabra, siempre.
Amor, amor. Y sentir la larga vida viva
con este inmenso gozo -los dos- de poseemos.
iOh posesión total, sin límites y hermosa,
como una libertad que grita por el viento!
Cierra los ojos, cállate. La tierra se ha parado.
Y contempla, asombrada, nuestro destino eterno.
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