GERARDO DIEGO
EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos. ( De VERSOS HUMANOS)
Este soneto forma parte de todas las antologías donde Gerardo Diego es traído a Colación. En la "Antología del Grupo poético del 27" de Vicente Gaos; CÁTEDRA. Hay dos reseñas ; ambas geográficas:
"SILOS.- Pueblo burgalés en el que se encuentra enclavado el monasterio benedictino de Santo Domingo, cuyo claustro, donde se alza un ciprés, se considera como una obra maestra del estilo románico.
Arlanza.- Río, afluente del río Duero."
Más interesante, sin embargo, nos parece la nota al marge del mismo soneto de la ANTOLOGÍA COMENTADA DE LA GENERACIÓN DEL 27, de Víctor García de la Concha y Colección Austral. Dice así la nota:
"Este soneto es uno de los ejemplos señeros del dominio formal de Diego y su ejemplar liberación de la "jaula de la estrofa". Su merecida fama radica en la genial solución que el poeta da al tratamiento del motivo, plagado de emoción lírica ( el ciprés), en el laborioso molde del soneto. El poema traspasa la mera descripción del centenario ciprés del claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos, desarrollando, en una suerte de caudalosa profusión de imágenes y metáforas, la experiencia de sesgo espiritual que el yo ( su alma) tiene ante la visión del ciprés.Estamos, pues, ante un POEMA RELIGIOSO, en el que se produce una crisis-catarsis-éxtasis gracias a la intersección de las dos líneas o planos constructivos del texto: el horizontal (el yo-alma peregrina que camina ribera del río, sin dueño, etc.) y el vertical ( el ciprés, "chorro", símbolo de espiritualidad, ascensión, elevación, etc.). El alma, a llegar a Silos y gracias al ciprés, eleva sus ojos hacia el cielo, dando un sentido cierto a su mirar-vivir horizontal (vida=río) y azaroso. Asimismo, la tensión emocional del texto, su palpitación espiritual, se contiene en una perfección formal arrolladora que asocia este poema contemporáneo a la música callada e inefabilidad mística de la poeía áurea por la que Diego sintió pasión auténtica ( San Juan, Fray Luís, sor Juana Inés, etc.): "mudo ciprés en el fervor de Silos". "
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