POESÍA SOCIAL III (En la primera página de Poesía Social I hay un índice de autores)

MERCEDES DURAND

POEMAS

9.- LAS MANOS EN EL FUEGO

II. EL BARRILETE MALVA ENTRE TUS DEDOS

El barrilete malva entre tus dedos
las flores del guayabo
la sinfonía oscura de aquel viento
y octubre era de ensalmos…!
Mercedes Durand Poemas 14
Fuimos a la montaña… ¿Lo recuerdas?
¡Viejo Lobo del Bosque!
Y conjuraste rudas y tabacos
Y aullaste cual coyote…
Me enseñaste el misterio de las yerbas
Viejo Lobo del Bosque…
Y me anudaste aquel pañuelo rojo
Viejo Lobo del Bosque…
Tus gritos alertaron a las cabras
Viejo Lobo del Bosque…
Tu olfato abrió el vellón de las conejas
Viejo Lobo del Bosque…
Tus pasos inquietaron a la ardilla
Viejo Lobo del Bosque…
“Vamos a la montaña —me dijiste―
Te mostraré sus rumbos,
Verás nacer el alba en el rocío
Y apagarás la noche…”
“Te enseñaré el color de las parásitas
y el sabor de los hongos”…
“Vamos a la montaña”… Me dijiste,
Viejo Lobo del bosque…
¡Y me diste una orquídea serenada
en el hueco de un roble!...
“Vamos a la montaña”… Me dijiste,
Viejo Lobo del Bosque,
Y te seguí en la noche…
¡Y desde entonces oigo tu aullido
Viejo Lobo del Bosque…!
____________
(La compilación y selección de la muestra poética de Mercedes Durand, ha sido realizada por
André Cruchaga)

Bien, querida amiga...Terminé mi parte de Mercedes Durand. Aunque no te preocupes: ahora, mientras terminas tú, me pasaré una gozada leyendo los poemas que tú pongas de esta gran autora. Sí, sí...ya los he leído: ¡Ahora los voy a disfrutar!

Cuando termines nos quedan dos autores salvadoreños más y una propuesta. La propuesta no te la digo para que no me tires a la cabeza lo primero que encuentres a mano.

Besos.

En estos momentos mi compañera se encuentra sin ordenador. Espero que nos disculpéis. Cuando lo tenga en condiciones ellas seguirá y concluirá con Mercedes Durand.

Gracias.

Hola, mi querido amigo y compañero. Aquí estoy de nuevo con las disculpas correspondientes por el parón, y como decía alguien: Lo siento, no volverá a ocurrir...(espero)
Gracias, y sigo:


MERCEDES DURAND


.- ES LA TIERRA DE ORO Y LA FLOR AMARILLA

(A la luz de la luna se dibujan figuras de escorpiones, serpientes, pájaros, entre otros signos sin sentido para mis ojos, que tal vez fueran figuraciones astrales.
Alejo Carpentier)

Es la tierra del oro y la flor amarilla

de la pluma serpiente

de las águilas blancas y los grandes felinos

ruge el fuego en las flores

se astilló la turquesa

el corazón de jade se fraccionó en las aguas.

¡murió huitzilihuitl!

y los penachos altos de los reyes aztecas

fundaron en el lago la gran Tenochtitlán

Pájaros cascabeles

lluvia de flores blancas

ajorcas de faisanes

solemnes atabales

mágico vino de hongos

magueyes de oro en punta

gorjeos de azacuán

silbo de caracoles

pectorales de jade

mariposas de luz

transparencia del aire

(Moctezuma el altivo,

aparece imponente,

y reina en la ciudad).

Artesanos aztecas de las manos gastadas

en jades limonados

y turquesas blongas

--grabadores de pájaros—

(en la plata y el oro y el cobre y la obsidiana

dibujaban la forma de los pájaros mosca

y los crueles tapires

y enhebraban las cuentas de los jades menudos

y tallaban pendientes en lágrimas y cirios)

Y las plumas azules

y las plumas doradas

y las colas de fuego

encrespaban el aire con la aureola del pájaro

y mecían las aguas con estelas de hechizo

y aquellos acueductos

son las huellas dejadas por las manos aztecas.

MERCEDES DURAND

.- ESPACIO DE COLORES


Desde que me anunciaron tu venida
dispuse regalarte los colores
prestados a las frutas y las flores
hermanas vegetales de tu vida.

La fresa me prestó su piel de herida,
el trébol su conjunto de verdores,
el blanco jazminero sus candores
y la aceituna oscura su medida.

El ácido mirar del limonero
y la pupila ingenua de la rosa
mezclaron su color en tu velero.

El mundo de la flor y de la fruta
me ha dado su acuarela primorosa
envuelta en los olores de la ruta.

MERCEDES DURAND



ESPACIO DE LA MADRE


Te veo deshojando temblorosa

la tristes golondrinas de los días,

mujer de lagrimadas alegrías

cuajadas en las manos de la rosa.


La rosa que regaba cariñosa

y ha visto envejecer tus lozanías,

me cuenta en vegetales letanías

tu clásico perfil de madre cariñosa.


Ansiosa por saber que tus otoños

se visten de encantada primavera

sabiendo florecidos tus retoños.


Retoños de tu savia, madre anciana,

escarchas de tu negra cabellera,

Adornos de tu rosa y tu mañana.

No hay disculpas posibles... De tu trabajo queda constancia. Y los parones ( tuyo o míos) son generalmente por fuerza mayor.

Mercedes Durand, ¿qué decir de ella?


Besos.

Desde luego...Para quitarse el sombrero, aunque van...perdí la cuenta de los tantos buenos y buenísimos que has traído.
Gracias por facilitar tanto el trabajo, que en verdad y como siempre digo...no lo es. Se disfruta a tope.
Besos.

MERCEDES DURAND


ESPACIO DE CANELA

Mi cuerpo es una rama de canela
cortada en un Agosto de claveles,
el trópico quemaba níveas pieles
y hervía en los trapiches la panela.

Hermana del zenzontle que pincela
sonidos de su buche en los vergeles
la rama se acompaña con las mieles
que ríen de abeja cuando vuela.

No tengo de la rosa su corola
mas guardo flor de barro en cada mano
que tiñe de rubor a la amapola.

Canela el corazón, canela el viento,
mi cuerpo ha ardido en leños de verano
y tú, tienes canela en el aliento

MERCEDES DURAND


EN EL VIENTO SIN VOCES (fragmento)

En el viento sin voces

he buscado tu voz sin esperanza.

he cerrado mis ojos

para verte en la nada

y he extendido mi mano

sin encontrar la tuya en la distancia

No hay aurora en mi noche

ni verde en mi horizonte que se alarga.

tu huella en mi camino,

grabada sobre el agua,

borrada para siempre

y siempre fija en mi alma,

ha de seguir la mía en la niebla,

debajo de mi planta;

conmigo irá después de las estrellas

y en el fondo del agua.


EL NARANJO

Cuando un naranjo crece
y se llena de flores
y un olor acidoso se extiende por el patio
me traslado a la infancia
y percibo la dulce presencia de mi madre.
Ella amaba la tierra,
la semilla y los pájaros
y un buen día,
recuerdo,
plantó un verde naranjo.
Y todas las mañanas,
con sus pequeñas manos
y mi voz tras sus pasos,
regaba las violetas
y aquél verde naranjo.
Han crecido los días,
han crecido mis pasos
y ha crecido el silencio
en torno de mi madre.
Pero el naranjo sigue creciendo
tarde a tarde
y con él se renuevan
los instantes perdidos,
los recuerdos llorados,
y sus frutos resumen
la sublime alegría
que adornaba a mi madre.
Cuando un naranjo crece
y se llena de flores
y un olor acidoso se extiende por el patio
me traslado a la infancia
y percibo la dulce presencia de mi madre.

El poema El Naranjo, se lo tengo que mandar a mi amigo Diego...Hoy no. Posiblemente mañana.

Besos.

MERCEDES DURAND


EL MUELLE OLÍA A CONGRIOS AHUMADOS.


El muelle olía a congrios ahumados

en sartenes de cobre

y algas verdivioletas se enredaban

en la pipa de un buzo

La maga abrió sus labios de amatista

y me dijo ¡es el mar!

La maga abrió su cofre de corales

y encendió mis asombros

La Maga hurgó las huellas del oleaje

y desnudó mis senos

La maga hizo venir a los estuarios

y me dio una gaviota

La Maga fue a la cueva de los ecos

Y me entregó una flauta

La Maga ungió su lengua con espuma

Y lamió muslos frescos

La Maga fue al velero de los sueños

y bebió ron de estrellas

La Maga amordazó alucinaciones

y rompió los espejos

La Maga liberó barcos anclados

Y náufragos dispersos

La Maga dibujó naves piratas

en raíces de hielo

La Maga se astilló en arenas mínimas

y yo me quedé sola

¡Un marinero azul como la tarde

Me regaló una rosa!

¡Un marinero azul como la tarde

me regaló su boina!

El muelle olía a congrios ahumados

en sartenes de cobre

y algas verdivioletas se enredaban

en la pipa de un buzo.

MERCEDES DURAND

¡Vaya poema el que dejo a continuación!




ACENTOS

(A Iosif, mi hijo)



Crece la noche

la lluvia

y los ríos se invierten

mi pequeño,

como un manantial de agua tranquila,

duerme

Muy cerca de su cama

descansan los juguetes

y vigilan los ojos de su perro.

En sus sueños de niño

galopan los caballos,

madura el girasol

y germina la flor del barrilete.

***

Un mundo a punto de estallar

en bombas,

en relámpagos

y en cohetes!

Y mi pequeño

leyendo el silabario,

y mi pequeño

de pie junto a los árboles,

y mi pequeño

indefenso entre la gente

***

Si el mundo fuera bueno,

si cupiera la paz

hasta en el llanto

los niños saltarían en la hiedra,

llenarían sus manos

de luciérnagas,

sus cabellos

de pájaros

y el rostro de la muerte

no andaría

mordiéndoles los pasos

***

Al ver a mi pequeño,

cuando marcha feliz a su colegio,

expuesto a la metralla

en este mi país amenazada

por la fuerza brutal de los fusiles,

no puedo contener

un grito amargo

de rabia

y de protesta!

MERCEDES DURAND


TE TRAJERON DE GOLPE LOS VIOLINES

Te trajeron de golpe los violines
y eras algo más rubia de lo que yo esperaba
pero bella y letal como veneno.

Y era una especie de traición tu cuerpo.

Mientras ibas tomando mi casa pieza a pieza,
para alcanzar los últimos rincones
te adelgazaste en besos, pasos, ecos.


QUIZÁS ME CONFUNDÍ DE CALLE Y DE AVENTURA

Quizá me confundí de calle y de aventura
pero ya me conocen sus farolas y el alba,
ya conocen mi sombra, mi canción, mi tristeza
y esta costumbre vieja de andar erguido y solo.

MERCEDES DURAND

POÉTICA.
(A Aurora de Albornoz.)

“Mas se fue desnudando
y yo le sonreía.”
Juan Ramón Jiménez


Vino primero frívola -yo niño con ojeras-
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también manchase su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad.

Hay una pequeña interrupción por motivos más que justificados; en unos días seguimos con Mercedes Durand y con un par de autores salvadoreños que nos quedan.

Pues ya estoy aquí de nuevo, así que sigo, seguimos disfrutando con otro poema que me ha estremecido:

MERCEDES DURAND

OTRO ROMANTICISMO

“.las aguas del olvido”
Garcilaso

“Hay golpes en la vida, tan fuertes.
Yo no sé!”
César Vallejo

Te escribo nuevamente desde una tarde helada
de esas en que nos puede el sentimiento
y la obsesión -ese pingajo de la soledad-
te derriba, te ocupa, sienta plaza en tu cuerpo
y, lo más peligroso, te alumbra, te interroga.

Y ves que los renglones se estrechan,
las letras se amontonan
y comprendes el hueco imposible,
el espacio que nunca compartimos
y este bello recurso de contarte la vida
poblando de historia y de sueños
las hojas tibias del dolor
que tanto me recuerdan tus muslos o tu espalda.
Por ellos navegué durante tanto tiempo,
en ellos aprendí tantas cosas extrañas,
tanto golpe de mar,
que parece imposible olvidarte así, de pronto,
como quien tira la luz por la ventana,
como quien se despuebla de golpe de esperanza.

¿Quién puede responder sin ningún truco
a las preguntas viejas, enquistadas,
hechas parte de ti?

¿Quién cruzará de un salto las aguas del olvido
sin sentir cómo quema en la carne la sorpresa de un día,
las sábanas de un día, los cuerpos ofreciéndose,
las ojeras del gozo al amanecer?

¿No volverá el amor ,
aquel juego con náufragos y cofres,
a sorprendernos con su mano abierta,
a dejar en la playa de un hombro
como alga de plata que reposa
la saliva brillante del deseo?

Hay golpes en la vida, tan fuertes.

Yo no sé!

Por eso he de decirte -aunque sea por escrito-
f que está la casa abierta para ti,
que te esperan los libros, el té, mi soledad,
las dudas de las tardes de domingo,
la pequeña verdad
que no se tiene en pie sin tus palabras.

No es posible saber cuando todo enmudece
y la vida se ha vuelto una sórdida esquina
si nos falló el presentimiento
o será que el mercado nos fue tragando
con sus comadres y su algarabía,
que no supimos vernos ni hablarnos
entre anuncios de sopas luminosas,
promesas y altavoces
pregonando los últimos saldos
de la felicidad.

Será que llevaremos inevitablemente
un lenguaje podrido que amarga el paladar
y te pone a escupir en mitad de la urgencia
cuando toda la historia apenas si consiste
en decirnos que sí, que nos amamos.

Y los golpes, tan fuertes, las aguas del olvido,
tan hondas.

Yo no sé!

Hay cosas en la vida
que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama.

Y cartas que se escriben
cuando la prisa clava su aguijón
y te deja colgando del alero
y te da por pensar
que es posible que no nos conociéramos
aunque fuimos viviendo el mismo frío,
la misma explotación,
el mismo compromiso de seguir adelante
a pesar del dolor.

MERCEDES DURAND


ESPUMA DE LA ESCOLLERA

A Rafael Alberti

“Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era “

Rafael Alberti

Espumas de la escollera,
Puerto de Santa María,
si Garcilaso volviera
yo sé que preguntaría
por su joven escudero
que quiso ser marinero
y se quedó en tierra un día.
Si Garcilaso volviera
seguro que encontraría
sus armas tan bien veladas
que entre claveles y espadas
le entregaría su arnés
y el luminoso vigía
del pueblo de la poesía
yo sé que respondería:
¡qué buen camarada es!

MERCEDES DURAND

LA CASADA INFIEL

“con la pasión que da el conocimiento”
Jaime Gil de Biedma

Hoy está triste el juglar
sólo canta para ella,
que también la juglaría
tiene parte en la tristeza.
Sepan que de mal de amores
nadie está libre en la tierra.
Demasiado enamorado
-aunque ya no pueda verla-
y demasiada pasión
esta noche de tormenta,
el juglar siente en sus manos
caer el agua y la sueña.
Sueña que ve su sonrisa
-de labio a labio le tiembla-
cruzar las calles sin medio,
poner el asfalto en siembra,
hacer libre el corazón,
bajar del sueño la fiesta,
abrir los brazos de un mundo
que es otro cuando se acerca,
adelantada de abril
y la nueva primavera.
Hoy está triste el juglar,
pues es con ella que sueña.
y le reconoce al tacto
la luna de sus caderas
cuando ya, ciego en Granada,
la noche toma las riendas
y uno, sin luz, dice en versos
las soledades eternas.
Hace ya tiempo, señores,
que el juglar no puede verla,
pero a pesar de sus ojos
entre la lluvia le espera.
¿Quién le trae un lazarillo
para buscarla en la niebla?
Le canta a los cuatro vientos
y nunca halla respuesta.
Llévenle mientras el alba
un poco de buena yerba.
Den la mano a este juglar
cansado que la recuerda.
Por hoy cesa en la romanza,
perdónele su clientela:
él es un juglar de ésos
que a veces rompen las cuerdas,
de los que han amado tanto,
que diría Gil de Biedma.
Hoy está triste el juglar,
sólo canta para ella.
Se me fue con su marido,
pero yo sigo queriéndola.

MERCEDES DURAND


ERAN TIEMPOS MUY DUROS

Eran tiempos muy duros.
No era fácil vivir.
Por eso madrugué por los despachos,
volví mañana, les expuse el caso
y conseguí un empleo para ella:
tras mirarla a los ojos -al menos eso dijo-
le entregaron la llave más preciada,
pusieron a su cargo el alumbrado.
Yo hice lo que pude, lo que en mi mano estaba.
y no la he vuelto a ver:
aquella misma noche me cortaron la luz.


EPIGRAMA

Sueño y trabajo nos costó saberlo:
ternura es patrimonio de los rojos.

Pero los rojos, Claudia,
en estas noches bárbaras,
sólo somos tú y yo.


EPIGRAMA II

¿Qué cómo me enamoré?
-No podrán con nosotros, le dije.
Y seguí mi paseo solitario.

MERCEDES DURAND



ENTRE CUATRO PAREDES

“Ellos los vencedores “
Luis Cernuda .


Entre cuatro paredes
comenzaba la noche del asedio

Ellos, los asesinos,
alentaban la larga collera de los perros.

El hambre por las sábanas
se agazapaba oscura como un cepo.

Ellos, los asesinos,
nos pusieron el pan sobre unos ojos bellos.

Fuimos muriendo todos
hasta que todo se volvió desierto.

Ellos, los asesinos,
vigilaban la caza del amor en silencio.

MERCEDES DURAND

.- DICEN QUE NO QUIERE SER

“Para la libertad
sangro, lucho, pervivo”
Miguel Hernández

Dicen que no quiere ser
ni vendida ni comprada,
que aquí la cercan los lobos,
allá le minan sus aguas
y en sus orillas acechan
sombras de flores quemadas.
Joven aún, peligrosa,
en los sueños empeñada,
me mira desde una paz
herida sobre su mapa.
Dicen que en ella resisten
fusiles de la esperanza.
Hoy me pueblan el deseo
su promesa y su batalla,
hoy puede ser que comprendan
por qué soy ciego en Granada.
Si la ve un día, viajero,
dígale que me acompaña,
ponga las manos al fuego
que limpia su madrugada,
cuente su luz por el mundo.
Está entrando en Nicaragua.

MERCEDES DURAND

.- CUANDO DIJISTE ¡BASTA! ERA DICIEMBRE

Cuando dijiste ¡basta!

era diciembre
y sólo tú templabas el vacío.

Pensé que nada estaba,
que se perdió contigo la llave de la vida.

Después miré a la calle
y era la misma puerta para todos:
la vida no existía.

Desde el mismo cerrojo
la herrumbre del expolio nos miraba.

Y bien,  con el inmenso placer de conocer  la poesía de Mercedes Durand  y concluido mi trabajo con ella espero nuevas ordenes tuyas,  jefe,   jeje.
Ya lo sabes,  pero de nuevo te doy las gracias por hacer que cada vez me sienta más atraída por la poesía,  por la desconocida (para mí) e   interesante poesía.

Besos,  y buena madrugada.

Ya no se puede decir increible... Hay belleza por cada uno de los poros por donde transpiran los versos de Mercedes Durand. Belleza y profundidad. Dolor y entereza. Y una elevada dosis de ternura que nos llega.

Gracias, Lluvia.

No te preocupes queda trabajo. Ahora te lo planteo a ver que te parece.

Y habiendo concluído con Mercedes Durand, continuamos con el poeta David Escobar Galindo, salvadoreño, y quien ha colaborado también en alguna ocasión con Mercedes Durand, como veremos en su biografía, la misma que dejo seguidamente.


Escobar Galindo, David (1943-VVVV).

Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, articulista y crítico literario salvadoreño, nacido en Santa Ana el 4 de octubre de 1943. Por la riqueza y diversidad de su producción creativa, plasmada en todos los géneros literarios, y por su infatigable labor al servicio de numerosas instituciones salvadoreñas e internacionales, está considerado como uno de los escritores e intelectuales de mayor peso específico en el panorama cultural centroamericano de la segunda mitad del siglo XX.

Inclinado desde muy temprana edad al mundo de las Humanidades, orientó en un principio su formación académica hacia la vertiente del Derecho, lo que le llevó a cursar estudios superiores de Jurisprudencia y Ciencias Sociales en la Universidad de El Salvador. Tras obtener el grado de doctor en dichas materias en 1968, su firme compromiso con el desarrollo cultural e institucional de su país le ha permitido desempeñar algunos cargos públicos de tanto relieve como la Dirección de la Biblioteca Nacional salvadoreña (1971) y la dirección de la prestigiosa revista Cultura (1977-1993); además, fue miembro de la Comisión Redactora del Tratado de Paz con Honduras (1980) y de la Comisión Negociadora del Gobierno (1989-1992) que se encargó de realizar las gestiones para la firma de los Acuerdos de Paz con el FMLN (Chapultepec, México, 1992), acuerdos que sirvieron para poner fin a la cruenta guerra civil salvadoreña. En la actualidad, desempeña el cargo de Rector de la Universidad "Dr. José Matías Delgado", actividad que compagina con sus funciones como miembro del Consejo Académico de la Escuela Militar "Capitán General Gerardo Barrios", como vicepresidente de la Fundación para la Paz (FUNDAPAZ) y como integrante del Consejo Nacional de Seguridad (1996).

Por el conjunto de todas estas actividades, sumadas a la calidad de su producción literaria, su presencia en los principales medios de comunicación salvadoreños es constante desde hace muchos años. En 1985 se hizo cargo de una sección fija en el suplemento literario dominical de La Prensa Gráfica, titulada "Historias sin cuento", donde ha ido volcando sistemáticamente una serie de brillantes relatos que lo han configurado como uno de los maestros de la narrativa breve contemporánea escrita en lengua castellana. Algunos de estos relatos han sido recogidos luego en las recopilaciones colectivas tituladas Gente que pasa (1989), La noche del dragón (1991) y Elvira y el arcángel (1993). Por lo demás, el resto de su obra narrativa incluye otros volúmenes de cuentos como La rebelión de las imágenes (1976), Matusalén el abandónico (1980), Los sobrevivientes (1980), La tregua de los dioses (1981, obra en la que también aparecen algunos textos dramáticos) y Los fuegos del azar (1993). Además, sin salir del género prosístico, David Escobar Galindo ha cultivado también la narración extensa, parcela en la que ha dejado algunas piezas tan destacadas como las novelas tituladas Una grieta en el agua (1972) y La estrella cautiva (1985).

En su condición de autor dramático, este prolífico escritor de Santa Ana ha escrito dos piezas teatrales tituladas Después de medianoche (1981, y reeditada después en 1988, en edición bilingüe hispano-inglesa, con traducción de Roy C. Boland) y Las hogueras de Ítaca (1987); además, como crítico, ensayista e investigador literario ha dado a la imprenta Fábulas (1979, reeditada en 1982 y, posteriormente, en edición bilingüe en 1985), Índice antológico de la poesía salvadoreña (1982) y Antología del relato costumbrista en El Salvador (1989); asimismo, ha publicado una recopilación de sus escritos políticos, aparecida bajo el epígrafe de Bajo el subsuelo de los volcanes (1997). También es autor de un volumen de prosas misceláneas titulado El libro blanco (1997).

Sin embargo, es en el campo de la creación poética donde David Escobar Galindo ha brillado con mayor esplendor, merced a algunos títulos tan enriquecedores para la poesía hispanoamericana del siglo XX como Las manos en el fuego (1969, escrito en colaboración con la poetisa salvadoreña Mercedes Durand), Extraño mundo del amanecer (1970, reeditado con ampliación en 1973), Duelo ceremonial por la violencia (1971), Destino manifiesto (Madrid, 1972), Discurso secreto (1975), Libro de Lillian (1976), Brasa y espuma (1978), Sonetos penitenciales (1979), El guerrero descalzo (1990, antología), Doy fe de la esperanza (1993), Ejercicios matinales (1994), Dios interior (1995), Devocionario (1995), Árbol sin tregua (1996), El venado y el colibrí (1996, en colaboración con Eduardo Sancho), y Esquirlas y vilanos (1997). Además, Escobar Galindo se ha adentrado con éxito en el difícil género de la poesía infantil, con un par de obras tituladas La ronda de las frutas (1977, reeditada en 1990) y Poemas para pintar un pequeño país (1991).

Con tal bagaje de títulos a sus espaldas, no es de extrañar que David Escobar Galindo haya sido premiado o reconocido con más de una veintena de distinciones (nacionales e internacionales), entre las que sobresalen su nombramiento como Ciudadano Meritísimo de las ciudades de San Salvador y Ahuachapán, e Hijo Predilecto de su ciudad natal de Santa Ana. Por lo demás, la importancia de su presencia en el panorama cultural hispanoamericano queda patente en su condición de Miembro del Instituto de Cultura Hispánica (1970), Miembro de Número del Instituto Sanmartiniano Salvadoreño (1975) y vicedirector de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

Bibliografía

CAÑAS-DINARTE, Carlos. Diccionario escolar de autores salvadoreños (San Salvador: Consejo Nacional para la Cultura y el Arte [CONCULTURA], Dirección de Publicaciones e Impresos, 1998).

 Texto extraído de mcnbiografías.com

David Escobar Galindo

Fragmento: Libro del Fiel



PUNTO DE ROCÍO
   
                                    En ningún lugar, amada, existirá el mundo sino adentro.                                                                             RAINER MARIA RILKE
   


Prólogo

   Pongo mis bultos de viajero solo
al lado de la puerta. Y me encamino
hacia el fuego interior, que es uno y trino,
igual que la palabra en que me inmolo.

  Alzo de mí el escombro y lo tremolo
como alado trofeo del destino.
Y adentro el sol oscuro y cristalino
recibe al trasegado Marco Polo.

 Ahí estás tú, princesa fehaciente,
recostada en la almohada del oriente,
aguardando el doméstico homenaje.  

Me arrodillo ante ti. Deidad más clara
ningún viajero solo imaginara.
Y así la compañía es otro viaje.

Gracias, Lluvia. Ya hemos comprobado que la nómina de POETAS SALVADOREÑOS "comprometidos" o relacionados con la POESÍA SOCIAL o el TESTIMONIALISMO HISPANOAMERICANO  es grandísima. No teníamos más remedio que dedicarle el tiempo que le hemos dedicado. Pero nos falta todavía.
Hemos decidido que LLuvia nos hablará de DAVID ESCOBAR GALINDO Y DE MENÉN DESLEAL .
Y yo? La lista , hasta nuestros días es inagotable. Abriré un apartado bajo el título genérico de ANTOLOGIA. Y me gustaría someter a vuestra consideración un par de aspectos. El primero de ellos: estamos en POESÍA SOCIAL... Por tanto es posible que quede fuera algún gran poeta salvadoreño del que no encontremos algún poema con contenido o compromiso social. Si lo encontramos aparecerá - pero tened en cuenta nuestros medios limitados-. Por tanto, dejar fuera a alguien en esa ANTOLOGÍA QUE NO PAREZCA UN PECADO DE IGNORANCIA. Llevamos adelante demasiadas cosas, con gusto, pero CON LIMITACIONES.
Lo segundo, de los autores - bastantes- que aparezcan en esta ANTOLOGÍA expondremos uno, dos o como máximo tres poemas. Haremos ura referencia Biográfica escueta. No puede ser de otra manera. Mis fuentes fundamentales son : "CULTURA, 54. Revista del Ministerio de Educación, San Salvador, 1969". Y "ANTOLOGÍA MINÚSCULA" de Tania Pléitiz Vela. En todo caso queda claro que en la misma no entrarán aquellos autores de los que ya hemos hablado más ampliamente.
Empiezo en cuanto pueda. Gracias.

ANTOLOGÍA DE POETAS SALVADOREÑOS (  a partir de ahora APPSS).

1.- FRANCISCO GAVIDIA.


I.- BIOGRAFÍA:

APPSS


1.- FRANCISCO GAVIDIA

II.- POEMAS.

A.- LA CALLE:
 
¡Aborreced la suerte, cuya mano
le premia su egoísmo al opulento,
y le allana la senda al miserable,
y lleva a las alturas al perverso!

¡Aborreced la suerte que levanta
una muralla al paso de los buenos,
y abre una sima a la virtud y ahoga
el corazón más noble entre sus dedos!

La calle es la morada del mendigo.
La indiferencia la cubrió de hielo.
Y en ella, al sol, al aire y al espacio,
El mendigo es su libre prisionero;
Con la ciudad por cárcel, se detiene
A las puertas, no más: no pasa dentro!
Es cojo; tiene grillos a las plantas.
Es manco; sus esposas son de hierro.
Es sordo; ni él se escucha, está murado.
Es mudo; tiene una mordaza. Es ciego;
Está preso en la tumba.

La miseria,
He allí al invisible carcelero.
¿Quién dice que la suerte —¡Oh, tú que pasas
cerca de esos harapos y sin verlos!—
quién dice que los hombres, algún día
no te puedan poner la mano, y luego,
llevándote a la puerta, al sol, al aire,
entregarte a las calles prisionero?
¿Volviste, pues, la vista al desgraciado?
¿Quién la volverá a ti, si no la has vuelto?
¿Alargaste la mano al desvalido?
¡Quién te la ha de alargar, si no lo has hecho!
¿Apagaste su sed? ¿Saciaste su hambre?
¿Diste una cama al doblegado al sueño?
No diste agua, ni pan, ni diste cama:
¡Ve soñoliento, pues, sediento, hambriento!

¡Ah! Muchas veces, quien negó un bocado
vio a su mesa doblársele el sustento;
quien negó una limosna, vio doblarse
la plata en la arca, el grano en el granero;
quien negó un lecho, descansó tranquilo
hasta muy tarde, abandonado al sueño.

¡Alza, que llega el día!...
...el de la muerte;
¿Quién no la vio llegar sobrado presto?
¿Y entonces quién no pide una limosna?
¿Quién, Señor, ante ti, no es pordiosero?