POESÍA SOCIAL XI (En la primera página de Poesía Social I hay un índice de autores)

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

JOSE MARÍA LIMA

POESÍA Y POLÍTICA
DEL PUERTORRIQUEÑO JOSÉ MARÍA LIMA

TRABAJO DE MARÍA DE LOS ÁNGELES PASTOR RODRÍGUEZ

CONT.

“POR DÓNDE ANDA MI NOMBRE"

CONT. (bis)

Es en estas mismas fechas que el nombre de Lima vagaba
en carteles por toda la zona metropolitana que leían “Fuera
Lima de la Universidad”. Mientras el nombre era el
elemento visual que señalaba la persecución de la libertad
de expresión política de Lima, en el poema, el nombre es
un vacío, una horma a través de la cual transita el ser. El
ser como tal no guarda relación con el nombre ni con la
representación. Este poema da cuenta de otro tipo de
libertad, acaso aquella en la que el sujeto político se
despresenta como estrategia para emanciparse en un
proyecto para el futuro. La reflexión metafisica de
Heidegger en “¿Para qué poetas?” tiene resonancia en este
poema. Heidegger, a partir de una lectura de Hölderlin y
con marcada herencia hermética, señala que los poetas son
mortales que “sienten el rastro de los dioses huidos y los
siguen”.14 Para él, ser poeta en tiempos de penuria es
seguir las huellas de los dioses huidos, acaso esas que
refracta el espejo quebrado al comienzo del poema. Sin
embargo, el poema no trata del hablante que sigue las
huellas o el rastro del nombre a través de los siglos, sino de
aquello en lo que devendrá el nombre del interlocutor
cuando deje de ser nombrado:

“Cuando no exista ningún
nombre (...) tú serás una
realidad porque tu nombre
también se habrá perdido”.

Este es un “tú” que sólo será
real cuando no esté
representado. El nombre es
mero impedimento para el
devenir del ser, de ahí las
imágenes que lo comparan al
cofre, al conjunto. El poema
también introduce una reflexión
platónica puesto que el
momento de la realidad será
aquel en que “no exista ningún
nombre”, en que todo esté
“guardado en pequeñas cámaras
grises”. El nombre se convierte
en el aura de algo enigmático y
tan sencillo como “un corazón como un conjunto de
admirable simplicidad”. El poema se pregunta, “¿Dónde
se encontrarán, entonces todas las cifras que me permitían
situarte justo al margen de mis actividades?” Las
actividades que ejecuta el sujeto y que tienen que ver con
cifras no tendrán sentido cuando el “tú” sea realidad sin
nombre. La pregunta es entonces ¿qué pasará con la
actividad vinculada a las cifras cuando el “tú” (entidad en
sí misma) sea realidad? El poema combina la descripción
de una visión certera de un acontecimiento que ocurrirá en
el futuro con la incertidumbre de las circunstancias que
rodean el devenir del la “pequeña máquina”. Este suceso
que se vaticina en el lenguaje del poema será fin en sí
mismo y origen: “Donde hubo una hora habrá un cascarón
de suceso, que, feliz o no, arrastrará de igual forma su
aparente utilidad y su esencial fracaso”. Este fragmento da
cuenta de la posibilidad del tiempo de convertirse en
evento. El tiempo se vuelve ‘cascarón de suceso’. Llama
la atención que en este momento de revuelta y de
persecución política, este poema de Lima, en cambio,
prefigure una reflexión metáfisica en la que el sujeto se
proyecta “como si tuviera la trágica misión de volver
todas las cosas a su origen y triturar la nada en fanática
actividad”. Como matemático con vocación poética
metafísica, Lima parece decirnos, como señala Badiou,
que la “ontología es matemática”.


ANOTACIONES DEL TRABAJO:

1 Rafael Acevedo, “Quiero pistas, Señora, no sea que me asuste” (Entrevista a José
María Lima). San Juan: Claridad. 22-28 de noviembre, 1996, p 15.

2 Jan Martínez, “José María Lima, poeta surrealista”, Revista del Instituto de Cultura,
San Juan, PR, Enero-Junio 2002, p. 15.

3 Rafael Acevedo, op. cit., p. 16.

4 Jacques Derrida, The Politics of Friendship, p. 62.

5 Rafael Acevedo, op. cit., p. 16.

6 Jan Martínez, op. cit., p. 19.

7 Martín Cruz Santos, “Jaime Benítez y el caso del profesor José María Lima en la
vorágine universitaria de 1963”, en Don Jaime Benítez entre la Universidad y la
política, San Juan, Universidad Interamericana, 2008, p. 376.

8 Rafael Acevedo, op. cit., p. 16.

9 Martín Cruz Santos, op. cit., p, 377.

10 Ibid, 378.

11 Ibid, 378

12 Federico Galende, “Eco de la material y la tristeza del lenguaje. La recuperación
benjaminiana de la melancolía”, en La oreja de los nombres, Argentina, Paidós, 2005.

13 Alain Badiou, Handbook of Inaesthetics, California, Standford University Press, 2005,
p. 13.

14 Martin Heidegger, Para qué poetas. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte,

RESEÑA SOBRE LA AUTORA DEL TRABAJO (*)

María de los Ángeles Pastor. Puertorriqueña. Licenciatura en Estudios Hispánicos,
Universidad de Puerto Rico, 2004; Maestría en Lenguas Romances y Literatura,
Universidad de Notre Dame, 2007; Doctora en Lenguas Romances y Literatura,
Universidad de Michigan, 2014. Editora y profesora de Literatura. Autora de los
poemarios Poemas para fomentar el turismo, Arcadian Boutique y Sal de magnesio,
entre otras publicaciones. Becaria del Programa de Becas Posdoctorales de la
Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México
en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.

México, UNAM, 2004


DAMOS, DESDE AQUÍ, LAS GRACIAS A LA AUTORA DE ESTE EXCEPCIONAL TRABAJO SOBRE UN NO MENOS EXCEPCIONAL POETA DE PUERTO RICO.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA ( Fte.- DIMENSIÓN TRASCENDENTAL)

Poeta, educador y literato de excelencia. Este culto y honorable yaucano tenía un amplísimo conocimiento de la filosofía y letras. Comenzó su escuela elemental en el Colegio del Santísimo Rosario en Yauco y su educación superior en la “Santiago Negroni” o “Yauco High School” como se le llamó anteriormente. Luego en la Universidad de Puerto Rico obtiene su bachillerato en educación.

Comienza trabajando en una escuela rural y luego fue maestro de español en la Escuela Superior de Guánica y en la Escuela Superior de Yauco, donde enseñaba a un grupo de Veteranos.

Fundó en San Juan, en 1948, el movimiento trascendentalista en la poesía puertorriqueña, junto con los poetas Félix Franco Oppenheimer y Eugenio Rentas Lucas. En ese año dirigió el Ateneo Universitario y fundó junto al periodista Carlos Berizbetía, La Página Universitaria en la revista Alma Latina , de San Juan. También co-fundador de la revista Pegaso de la que fue jefe de redacción. Además, fundó la revista Orfeo, en 1954, en unión a Don Ramón Zapata Acosta. Trabajó en la redacción de la revista Bayoán, que dirigió el insigne poeta puertirriqueño Don Luis Hernández Aquino. Publica en Yauco la colección Orfeo y la Colección Rodadero; expresiones de la poesía contemporánea puertorriqueña. Se ha desempeñado como crítico literario.

Este noble del verbo y la prosa ha dedicado su vida en cuerpo y alma al enrriquecimiento intelectual y cultural de su pueblo. En vida se le conoce ya como “El Poeta de Yauco”. Es uno de los líricos mas prestigiosos, y un auténtico valor intelectual puertorriqueño. Su obra trasciende las fronteras insulares; está impregnada de su propia vitalidad, tanto en el orden espiritual como en el orden intelectual.

Don Pancho, como cariñosamente le llamaban, organizó junto a Don Francisco Rojas Tollinchi y Don Luis Hernández Auino, el Primer Congreso de Poesía Puertorriqueña, celebrado en Yauco el 25 de agosto de 1957.

“Del Asedio y la Clausura” es el primer poemario de Lluch Mora, escrito en 1947, y publicado en 1950. Otrso libros del vate yaucano son; “Cuaderno de Sonetos”, (1953); “Coral de la Alegría”, (1953); “Del Barro a Dios”, (1954); “Poemas de la Ceniza”, (1955); “Canto a Eugenio María de Hostos”, (1959); “La Creación”, (1961); “Cartapacio de Amor”, (1961); “Canto de Despedida a Juan Ramón Jiménez”, (1965); y “Decimario Primero”, (1966).

Entre sus ensayos de crítica literaria encontramos el libro “Miradero”, 1966. Muchos de sus estudios Literarios han sido publicados en los principales rotativos del país. Entre ellos figuran: “Apunte Sobre las Coplas de Jorge Manrique”; “Antonio S. Pedreira, Un Hombre Integral”; “El romanticismo, Escuela Eterna”; “Lidio Cruz Monclova, Historia de Puerto Rico”; “Lo Trascendental en Evaristo Rivera Chevremont”; “Francisco Rojas Tollinchi, Poeta de Intimas Rebeldías”; y “Boceto Crítico de Francisco Rivera Landrón”.

Su tesis para su maestría en arte fue basada en el estudio monográfico, titulado: “La Personalidad Literaria de Francisco Negroni Mattei”, 1964, obra laureada por el Instituto de Literatura Puertorriqueña.

Amante y practicante de las Bellas Artes, este laureado poeta yaucano indeleblemente trazó su surco en la literatura de Puerto Rico y de Hispanoamérica.

FTE.- WIKIPEDIA:

Fecha de nacimiento: 7 de mayo de 1924, Yauco, Puerto Rico
Fallecimiento: 26 de octubre de 2006, Ponce, Puerto Rico

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

PALABRA

En la tarde desmayada
el aire se torna aroma.
Hasta la voz se nos doma
en tiniebla enamorada.
¡Cómo luce desatada
la palabra que acaricia!,
tibia asciende en la delicia
y se estrena volandera.
Todo tiene en primavera
el fulgor de la primicia.

La palabra decidida
socavó tiniebla y muro.
Trazó un signo de futuro
y se puso amanecida.
La palabra conmovida
llenó el aire de alegría
en instante de armonía
se supo todo el secreto,
el sentirse ya sujeto
de presencia de poesía.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

1.- TE HE BUSCADO, SEÑOR

Te he buscado, Señor, en cada cosa.
Te he buscado en la tierra y en el río,
te he buscado en otoño y en estío
te he buscado en el centro de la rosa.

Te he buscado en la tarde que declina.
Te he buscado en la noche y en la estrella.
Te he buscado en la cifra y en la huella.
Te he buscado en la luz y en la neblina.

Te he buscado en la línea y en la piedra,
en el torso adornado por la yedra,
y en todo lo que alienta, lo que existe.

En la rosa, en la estrella y en el río,
en el aire, la tarde y el estío,
y a solas en la sombra te escondiste.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

LA CREACIÓN (II)
(Fragmento)

Se destaca la lumbre del sonido
y el aire resplandece de ternura.
Hay palabras que dicen la tristeza
y hay lágrimas que corren por el tiempo
buscando amaneceres y promesas.
Se ha colmado la noche del combate
de campanas que dicen su inminencia
bajo el cielo sereno y estrellado.
Ha llegado el imperio del murmullo,
del susurro del viento y la paloma.
Dulzura de la música caída
sobre las blancas líneas de la espuma,
cuando las olas quiebran el misterio
contra el torso bruñido de la roca.
Se ha colmado la noche de dulzura,
de estrellas que palpitan en el agua.
Se desata la lumbre del sonido
y la sombra se enciende perseguida
por la llama del ángel de diamante.
Corona desprendida del abismo
insondable del tiempo silencioso.
Corona de esmeralda conmovida
poblando la alta hora de latidos
y de castas palabras conmovidas.
¡Ah, la llama del ritmo en las orillas
de la piedra y el llanto de las aguas!
¡Ah, firmeza del alto escalofrío
que va prendiendo luces de diamante
en la niebla y el límite del tiempo!


(De La lumbre y el ocaso)

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA (Todo lo que viene ahora, he de pasarlo a mano y no sé si tendré tiempo de pasarlo hasta la madrugada del sábado. Si no lo tuviera, querida Lluvia, habría de pasarte el testigo con la fuente correspondiente).

ACOGED ESTE CANTO CON QUE OS DIGO MI NOMBRE

Acoged este canto que es mi vida y mi sueño
donde entrego mi sangre en la palabra sola
en el claro murmullo de adjetivos heridos
con que corto la sombra del mundo que me cerca.

Acoged este canto ahora que hay ventanas
para mirar la alondra más allá de la nube,
para soñar el viento por el que va el recuerdo
sembrando sus cristales en la flor y en las cosas.

Acoged este canto vosotros los que disteis
la incertidumbre negra para quebrar espejos,
para tronchar otoños y avivar las heridas
que aún quedan en el torso de las viejas estatuas.

Acoged mis palabras de varón conmovido
que dice lo que siente, que os dice su retrato,
donde hay luz y penumbra velada de tristeza
y un río de esperanza para dorar la arcilla.

Acoged las palabras con que expreso mi sueño
y escalo torreones para otear distancias,
más allá de la línea que tiene el horizonte
a donde llega el grito que sacude la tarde.

En ésta mi alegría, mi tristeza de siempre
con que me invento el mundo y confirmo la rosa,
este raro dualismo de la flor que perdura
y el mundo en que me muevo creado por mi verbo.

Cont.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

ACOGED ESTE CANTO CON QUE OS DIGO MI NOMBRE

Cont.

No busquéis mi epitafio, ni el llanto, ni la queja,
amarrad vuestros barcos a la palabra tibia
y comprended el arco que en mi voz se destroza
y contemplad el alto panorama del tiempo,

que en mi verso se muestra ensimismado firme.
¡Ah, el tiempo que recorre las vastas soledades,
las doradas ciudades donde pulula el río
de la gente que pasa incomprendida y triste!

¡Ah, el tiempo en que combaten la paloma y el tigre,
el mismo que me tiene y en el que yo persisto
contemplando la rosa y oteando distancias,
que están sin yo saberlo más allá de i mismo!

¡Ah, el tiempo que yo soy con esta voz de ahora,
con laque digo cosas que sé que no comprenden,
y que acaso se borren no bien las haya dicho!
Buscadme en las palabras heridas de mi canto,

y acaso encontraréis un mundo atravesado
por pañales de cobre, una espada sangrando,
un río junto a una aldea, una torre de piedra
y una playa perdida llena de caracolas,

donde se escucha el ritmo profundo de las olas,
chocando contra el muro del alto acantilado.
Buscadme en las palabras con que me invento en el mundo
y descubro vasijas que estaban sepultadas

bajo el peso del polvo de lo viejos concheros.
Buscadme en lo que digo a la orilla de los nombres
que tienen en un insomnio las estatuas yacentes,
que tienen en su ritmo las bacantes estáticas.

Cont.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

ACOGED ESTE CANTO CON QUE OS DIGO MI NOMBRE

Cont.

Me encontraréis de nuevo en las cosas más raras:
daguerrotipos tristes, palomas detenidas,
raras cartas de viaje con veleros de Flandes,
grabados de otro tiempo: el puerto de Marsella,

la catedral de México, el Golfo de Vizcaya
con sus raros iritones, y las velas al aire
de bajeles en ruta. Allí me encontraréis,
en los objetos todos que he ido recogiendo

por los blancos caminos y las grises ciudades.
Son ésos los objetos que han pasado a mi canto
y que son en mi verso ya algo de mí mismo.
En ellos me veréis , y en todo lo que digo,

pues la voz los posee y los torna en sustancia.
Acoged este canto con que os digo mi nombre,
por el que van figuras que intercambian saludos.
En ellas y en sus voces, en sus leves presencias.

que quedaron grabadas como en un triste espejo
me encontraréis palpando sus siluetas remotas.
Acoged este canto ahora que hay ventanas
para mirar adentro del mundo que alentamos,

este mundo de sueño, que hemos construido
en alas de la música que tiene nuestra sangre,
en el que pugnan siempre la luz de la paloma
y el terrible leopardo que la ataca inminente.

(De PALABRAS ENEL TIEMPO)

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

I

Yo evoco esa tu clara transparencia
rayada por la torre de tu anhelo,
ese azul tan exacto de tu cielo
y ese río de tiempo sin urgencia.

Yo evoco esa tu firma permanencia
con que expresa la piedra su desvelo;
yo evoco tus mañanas y el revuelo
de tu alto campanario. La presencia

de tu palma en el aire estremecido,
ese azul de tu cielo sin herida
y el agua que te abraza silenciosa.

Yo evoco tu llanura sosegada,
el cerro y esa torre enarbolada,
blanca de piedra en el aire jubilosa.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

II

Yo evoco la cisterna de los patios.
El alto y silencioso tamarindo.
¡Cómo escucho palabras ya dormidas
al aire de la tarde transparente!

Yo evoco los zaguanes y el silencio
a la hora dormida de siesta.
El níspero en el patio y el bochorno
de la hamaca callada y sin vaivenes.

Yo evoco la palabra presurosa
de las altas campanas en la aurora.
Tintinear del tiempo detenido
en un ayer erguido en la memoria.

Yo evoco esas campanas de otro tiempo,
-desatado universo de armonía,
su canto levantado, u presencia,
aún rayando el silencio de la tarde

Yo evoco el blanco patio del Colegio
con su palma y quenepo frutecido .
Aquel tiempo de sumas y cartillas,
de riñas, de ilusiones y de juegos.

¡Cómo recuerdo ahora el encuentro
con la palabra Dios amanecida!
y otra lengua lejana en el oído,
triste lengua de verbos taciturnos.
¡Cómo recuerdo ahora el leve río
de la infancia remota!

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

III

Vuelvo ahora a tu río, a tu acequia,
a tu ceiba extendida junto al llano,
a tu búcaro enhiesto con su alfombra
de corales dormidos en la tierra.

Vuelvo ahora al silencio de otros días,
a contemplar el Cerro en la distancia,
nuevo pesebre manso con palomas
al aire de la tarde transparente.

El corazón se sabe por su tierra.
Aquí yace el silencio de unos huesos
abonando la tierra del olvido.
Cercado está el recinto sin palabras,

levantando columnas en el tiempo.
Vuelvo ahora a la tierra de los huesos,
al sosegado mundo de la dalia,
al fugitivo hechizo de la rosa.

El corazón transido de recuerdos
mira en ti a la patria de mi sangre.
Yo me nutro, sustancia transitoria,
de esa savia que tienes permanentemente.

Ah, patria de mi sangre y mi sustancia,
mi esclarecido sueño y mansedumbre.
Vuelvo a ti con el peso de mi vida
y el corazón henchido de nostalgia.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

IV

Allí, allí, se aúpa la casona,
vigilia permanente de mi raza.
Allí, allí la piedra sin adorno
conserva aún la huella del pasado.

El vetusto portal, las galerías
abiertas junto al patio y la cisterna.
Allí, allí se aúpa la casona
con su zaguán desnudo y su penumbra.

¡Cómo escucho palabras ya lejanas
horadar el silencio de la tarde!
¡Cómo miran los óleos pensativos!
¡Cómo irrumpe la verde enredadera!

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

V

Yo te dejo mi canto, tierra mía,
tierra mía que sabes a guayaba.

Yo te dejo mi sueño, tierra mía,
yo te dejo mi voz y mi garganta.

Yo te dejo mi vida, tierra mía,
tierra mía que tienes tu esperanza.

Yo te dejo mi beso, tierra mía,
tierra mía que tienes tu nostalgia.

Yo te dejo mi canto, tierra mía,
tierra mía que tienes tu sabana .

Yo te dejo mi sangre, tierra mía,
tierra mía que tienes tu montaña.

Yo te dejo la llama enardecida
y el amor que te tengo, patria amada.

Yo te dejo mi sueño, tierra mía.,
yo te dejo mi ser en la palabra.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

VI

(EL RODADERO)

¡Cómo grita a mi paso el Rodadero,
su erguido son de queja enamorada!
Luciente voz de siglos, voz transida,
en clara y recta lengua desatada

¡Cómo grita su instante el Rodadero,
horadando el azul de la mañana!
Hay un grito de guerra en su contorno:
en él pugnan Juan Ponce y Agüeybana.

Se yergue en ese grito el Rodadero,
dibujando turquesa permanente,
con sus grietas de agua ligerísimas.

¡Cómo irrumpe esa voz por la hondonada!
La guitarra y el güiro por el tiempo.
Se escucha el corazón de la montaña.

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

VII

TORRE

Contemplo tu silueta levantada,
ágil piedra, liviana geometría,
luz de lirio, enhiesta melodía,
claro ritmo de lumbre apasionada.

Se colma tu presencia sosegada,
toda plena de luz y de armonía,
la piedra en ti se torna alegoría
al cielo de tu Yauco enarbolada.

Piedra esbelta que sueña su ternura.
Contemplo tu espadaña de dulzura,
leve canto en el aire enternecido.

¡Cómo alienta la música temprana!
Es repique y es trino en la montaña,
tu perfil en el aire conmovido,

PUERTO RICO

POESÍA SOCIAL

FRANCISCO LLUCH MORA

CANTO A YAUCO

VIII  ( El documento de donde se obtiene el poema es en blanco y negro... pero hay un sombreado perteneciente a un torreón que hacen casi completamente imposible la lectura del poema...pasaré lo que pueda)

¡Ah tierra del cafeto y la montaña!
¡Ah, tierra de mi sueño, de mi vida!
Por ti pulso la voz que no se acaba.
Por ti aliento la luz y la ternura.
¡Ah, tierra de la guaba y el naranjo!
En ti la luz se palpa sorprendida
auscultando la magia y la penumbra.
¡Ah, tierra de la iguana  y los maizales,
la pura transparencia te rodea
con sus manos celestes, primitivas.
El cundeamor invade tus jardines,
alfombra de penumbra y de misterio.
¡Cómo pace el caballo  a la orilla
del río y la cañada! ¡El higuillo,
cómo muestra el verdor de su presencia!
¡Ah, tierra de la palma y de las auras!
¡Ah, tierra de lo oscura golondrina,
de los altos y claros ruiseñores!
¡Cómo sueña la sierra su esmeralda,
destacada silueta contra el fondo (*)
luminoso del cielo transparente.!
¡Ah, tierra del prado y de los bueyes,
pacientemente solos a la sombra.
¡Cómo mueve el almendro su penumbra
frente al lento crepúsculo de otoño!

¡Ah, Yauco con su sierra y su llanura,
con su ceiba y sus ruinas a la orilla
de las quietas cañadas. Pueblo mío
por ti pulso la voz y la esperanza (**)

Desde (*) hasta (**) se han hecho múltiples deducciones. También en algún otro verso suelto.

El poema pertenece a PALABRAS EN EL TIEMPO ( 1948 - 1993)

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



Clausura

Te miré
haciendo de mis dedos
las persianas del alma.
Tú no viste mis ojos.
Sólo persianas.
Y cerraste las tuyas
para toda la vida.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA


MEDIODÍA

Colocas la carpeta amarilla
bajo tu brazo
llevándote el mediodía
en los zapatos.

El bigote se adelanta
a la esquina
y el viento de la puerta
cuando pasas
te cierra las narices.

Cabalga en tu mirada
la canícula gris
de esta cuaresma.

Tu piel es delta
de todos los sudores.

Tu prisa es la pobreza
buscando la guarida
de la muerte.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



Ya se marcharon

…A Oto y Carmen, compañeros en el esfuerzo
…de pulsar las más nobles cuerdas de la vida

Ya se marcharon los hijos
por el aire de la vida.
Van por sus rieles floridos.
Tránsito de luz transida.

Las hojas no demoran vías.
Ya no esperan los otoños.
Van desertando los verdes.
No rumian ya sus fulgores.

Ya las hojas son viajeras
de unos nuevos pavimentos.
El árbol desde su copa
va contemplando sus sueños.

Ya se marcharon los hijos.
Trinan esquinas los verdes.
Ya van sepultando ecos
en las torres del otoño.

El árbol sigue marcando
su tic-tac de altura quieta.
En la esfera de las lágrimas
ya cristalizan pañuelos.

Ya se marcharon los hijos.
Ya van cayendo sus pasos
en los lagos de la ausencia,
en los peces del recuerdo.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA





LETRAS

Letras como caras de la maledicencia.
Circulan por el mundo.
Fabrican las palabras
con su metal hirviente
de intenciones.

Letras que descomponen
la corteza del mundo
para encerrar al hombre
en un infame túnel
de silencio.

Letras, palabras.
Consignas de la muerte.

Las seis letras finales
de la muerte
que la vida
con sus cuatro a cuestas
jamás podrá alcanzar
en los caminos.

Muerte. Seis.
Vida. Cuatro.
Seis. Cuatro.

Y el hombre en medio
de un decálogo
árbitro de su rumbo
en amarga distancia.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA


CUERPO DE AMOR

Nuestro amor vegetal
se trenzaba en un verde
invasor de ventanas.

El sol rondaba
las lianas
en la altura.

Un acoso de labios
en el follaje
fogueaba paredes
en la alcoba silvestre.

Agujas de pétalos y hojas,
de trinos y ternuras del agua
marcaban nuestro tiempo
entre las ramas.

En tu cuerpo maduraban
las horas sin concierto.

Ni la luz del momento
ni el verdor enramado
segaban nuestra luz
y nuestro tiempo.

Eran cuerpos sin ojos
para el tiempo.
Eran cuerpos sin luz
para las horas.
Eran cuerpos sin poros
para el viento.

Era el cuerpo del amor
en su túnel sin tiempo.
Era el cuerpo del amor
en troncos de la eternidad.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



RESPLANDOR

En la cima incendiada
de tus ojos
resplandecen palomas
de un deseo,
coqueteando en el aire
de sus ramas,
levantando, quemando
un devaneo
en la hoguera sutil
de tus anteojos.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA


DELITO

Un mozo embutido en uniforme blanco.
Lazo como mosca en la garganta negra.
Calor de manos trepa humo de tazas.
Escarcha en sudor redondo de vasos.

Unos nudos graban la Cifra Dolorosa.
Como guardia en cintura metálica.
Semillero circular de la muerte.
Un lápiz rojo dispara su garfio
para registro de los delincuentes.

El hambre delinque por la boca.
El delito desciende a los bolsillos.

En la boca del hombre cae la vida
como moneda turbia en un bolsillo roto.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA


TE BUSCABA

…A Jorge López Santiago, compañero de un
…..viaje a los Andes venezolanos y…de otros
…viajes que ya él no podrá repetir.

Tú lo dijiste, amigo:
Una jaula de vidrio para el verso.
Un recinto vedado a los terrones,
al viento de la calle
y a la saliva negra de los barrios
para que el cisne sacudiera plumas
en resplandor sonoro de su azogue
pero llegó la piedra de los búhos,
quebrando los museos engreídos
y la vida saltó en mil pedazos
de limones turbios
para arrastrar los versos
en un mundo de cruentos ríos.

El filo de la noche despedazó sus ojos.
Hubo cuchillos de viento
punzando sus costados.
Y el barro reptó por sus mejillas.
Y unos puños sin lumbre
desdentaron el inocente júbilo
de las ruedas del tiempo.

Desde alguna repisa de tiniebla,
donde tus ojos se refugian hoy,
contemplarás acaso, amigo mío,
la poesía manchada de una vida
en la limpieza de la calle humilde,
sin calambres para todas las aguas,
con lodo, con basura, con terrones,
con camisas huyendo de correas,
con zapatos heridos en su vientre,
con pupilas de sudor hirviente
y unos dedos de carbón hinchado.

Oh poesía de agrietados labios
donde aluviona el tiempo sus espinas.
Oh poesía de tierra removida
para la tierra de la poesía.
Oh poesía de vitales juegos
para la fruta de cestas prohibidas.
Yo no encontraba tu semilla y hoy…
Hoy no tengo al amigo para decirle
que yo quebré tu perfumada jaula.

Hoy no tengo a mi amigo, poesía,
hoy no lo tengo. Hoy está lejos.
Mientras yo caminaba
deshojando silvestres horizontes
para romper tu vidrio,
clavando la tierra de mis uñas
en primorosa celda de los lirios,
mi amigo se marchaba,
barquero de otros rumbos,
en el frío silencio de las tablas.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



EXISTENCIA

…a Franqui y Tavi, que han compartido tan
…generosamente muchos aspectos de mi trayec
…toria

Yo sé que hubo un día
hubo un cuerpo,
hubo un cuerpo de niño,
y hubo un nombre
para un cuerpo,
para un cuerpo de niño.

Lo que llegó después
agrandó el cuerpo
sin agrandar el nombre
de ese cuerpo.
El nombre quedó niño
y el alma de ese cuerpo
vo nombre.
Se lo ganó el tiempo.
Y se lo dieron
cuando ya se iba
del cuerpo.
El nombre nació grande.

Después,
mucho después,
lo recordaron,
por el cuerpo,
por el nombre,
por el alma.
Era un hombre.
Y ya no nació más.
Vivió.

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



TAMPOCO POESÍA

Tanta luz agrava miopías.
Tanta ternura mata corazones.
Tanto verde escandaliza hojas.
Tanta agua ultraja la sed.
Tanto amor no deja vivirlo.
Tanto pecado debe ser virtuoso.
Tanta vida busca la muerte.
Tantos ojos fabrican tinieblas.
Tanto trino tumba las ramas.
Tanto odio debe ser amor.
Tanta semilla cosecha cruces.
Tanto vuelo conquista tierra.
Tanta lágrima seca el corazón.
Tanta pureza llega a indiferencia.
Tanta cascara suprime pulpa.
Tanta letra embrutece.
Tanta obesidad esconde hambres.
Tantas manos matan dedos.
Tantas cosas nos dejan sin nada.
Tantos pies se quedan sin caminos.
Tantas voces anulan gargantas.
¡Tanto verso no hace poesía!

PUERTO RICO


JULIO CÉSAR LÓPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA


ESCALA HUMANA



SILENCIOS

…a José Emilio González, amistad cuya gran-
…deza nutre la aspiración de otros retornos a
…esta vida


Yo vivía sembrándome
la sangre de silencios,
rodando por la soledad
de tristes garajes nocturnos
en una ciudad que recibió
mi juventud desarbolada.

Yo había construido
un íntimo puente de lágrima
hacia todas las cosas
y me detuve demasiado
en ese puente.

Yo vivía aplazando rumores subterráneos,
coagulando miradas y palabras
en un subsuelo de tormentosa entraña,
devolviendo el espejo de los gritos
a un túnel cancelador del viento,
de la luz, de la vida, la alegría.

Todo, todo, seres y cosas,
ojos y palabras, piedra y cielo,
los encuentros como geografías inconclusas,
las despedidas como vísperas
de nuevas geografías,
todo, todo, adensándose,
cerrándose en oquedades
donde habitaba un oscuro silencio,
un húmedo mutismo,
un molino arrumbado de palabras.

Y maduró aquel silencio.
Y las sombras estallaron luminosas.
Y las aspas sacudieron harinas.
Y se hizo la poesía.
Y nació el verbo.
Y sueño y vida se abrazaron
en un gozoso estuario de palabra,
criatura engendrada, conjugada,
en el vientre de los largos silencios
de otros tiempos.

¡Cómo se va naciendo cada día
con la sangre sembrada de silencios
que disparan luego la palabra,
incendio de la vida
en un rumor supremo de Poesía!

PUERTO RICO

LA POESÍA DE JULIO CÉSAR LOPEZ
ESTACIONES DE LA VIGILIA
(ESCALAS DE LA SEMILLA)

GEOGRAFÍA DEL VÉRTIGO
(1976)

..A Pedro Grases, en Venezuela. ¿Será
este libro una adecuada representación de
los ángulos-iba a decir ángeles- de mis
tinieblas interiores para merecer sus conver-
sión en un claro testimonio de la amistad
que, hace ya muchos años en la Caracas de
mi soledad y de mis sueños, nació entre
usted y yo?



……………………….Es grande el vértigo
………………………en el abismo del espacio
……………………..pero el tiempo lo multiplica
……………………..en el incendio de la vida.

PUERTO RICO

LA POESÍA DE JULIO CÉSAR LOPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA
(ESCALAS DE LA SEMILLA)



PARTE I: ORFANDAD DE RAÍCES

MI PALABRA

No quiero amanecer con la palabra
atada a la cintura de la estrella.

No quiero que mi grito se arrincone
como perro en la esquina de la noche.

Yo quiero una palabra suelta
en el río de luz de la mañana.

Yo quiero una palabra libre
que amanezca saltando la ventana.

Quiero salir con la palabra limpia.
Yo quiero una palabra clara.

PUERTO RICO

LA POESÍA DE JULIO CÉSAR LOPEZ

ESTACIONES DE LA VIGILIA
(ESCALAS DE LA SEMILLA)



PARTE I: ORFANDAD DE RAÍCES


TIERRA LEJANA

Yo tenía mi isla en la isla.
Mi soledad no era de agua,
sino de tierra alta confundida
en el silencio circular de mi pueblo.

El valle se tendía en mi tristeza
como viento verde claudicante
o bandera marchita en la cuaresma
silenciando ternuras en la tarde.

Geografía fugaz de las evocaciones.
Isla de la niñez, costa del hombre.
Sueño de la colina. Valle despierto.
Tierra lejana por agua estremecida.

El mar que espera la aventura salobre
del valle que fue dulce
entre colinas agrias como frutas
sangrando geografías de vértigo.