SOBRE LA ROSA...

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

169. D. CÉSAR CONTO.


LA ROSA DE SU PRENDIDO (ESTROFAS.) CONT.

Bella flor, como en emblema
De la ventura suprema
De esos momentos de amor;
Como una prenda querida
Que el navegante afanoso
Salva del mar proceloso
Donde todo lo perdió.
Recuerdo vivo y eterno

De una dicha pasajera,
Tú, mi dulce compañera,
Siempre serás, bella flor;
y cuando más me persiga
El rigor de adversa suerte,
Hallaré sólo con verte
Un consuelo á mi dolor.
No con más ansia y codicia

Guarda el avaro su oro,
Que yo, cual rico tesoro,
Linda flor, te he de guardar;
Que si amor y juramentos
Da mi adorada al olvido,
Del placer y el bien perdido
Sólo tú me quedarás.

Te llevaré sobre el pecho;
y si el dolor algún día
Clava en él con saña impía
Su emponzoñado aguijón,
Tú, con bálsamo suave,
Mitigarás mi tormento,
Dándome alivio y aliento
Al herido coraz6n.

Y no temas, flor preciosa,
Que se marchiten tus galas,
Porque no bate sus alas
El céfiro sobre tí;
Si no te acaricia el soplo
De la brisa, el llanto mío
Dará abundante rocío
A tu corola gentil.


Versos de CÉSAR CONTO, miembro correspondiente de la Academia
Colombiana._Londres, por Gilbert and Rivintong, 1884.-Pág. 47.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

170. D. BENJAMÍN LENS.

D. BENJAMiN LENS nació en la ciudad de la Paz (Bolivia) en
1836. Al terminar sus estudios escolares, abrazó el Profesorado
en la misma Universidad boliviana que le había tenido por
alumno. Conciliando las pacíficas exigencias de ]a cátedra con
las palpitaciones de la vida política, después de haber sido redactor
de El Telégrafo y de La Causa americana, fundó La
Voz de la juventud, con cuyo instrumento logr6 la investidura
de Diputado por Megillones, donde después fué Prefecto. Con
la política y la cátedra alternó sus aficiones literarias} y escribió
varias comedias que fueron representadas con favorable
éxito, También escribió versos sueltos, de los que en 1861 dió
á la estampa un precioso volumen, denominado Flores de un
día. Lens es poeta de imaginación y talento, que no ha hecho,
sin embargo, de las musas el culto recóndito y exclusivo del
alma.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

170. D. BENJAMÍN LENS.

LA ROSA BLANCA EN CAPULLO

Símbolo de la inocencia,
Duerme en tu tallo inclinada,
Que ya viene la alborada
y tras ella ardiente sol.
No abras tus hojas de nieve,
Porque ese astro con su fuego
Puede marchitarlas luego
y darlas al aquilón.

Comprime tus blandas hojas,
No te penetre el ambiente
Que con un beso inocente
Puede empañar tu esplendor;
¡Ay! no deje~ que el rocío
Penetre tu casto seno,
Porque rebosante y lleno
Ahogará tu corazón.

Envuelta en blancos cendales
Duerme, flor, sin ilusiones:
Que silben los aquilones,
Truene el rayo matador,
Sin despertar, sosegada,
Duerme de cuidado exenta,
Que aunque ruja la tormenta
Tendrá de tí compasión.

Ojalá del sueño pases
Con tu inocencia á las tumbas,
Antes que al fuego 'sucumbas
De un infortunado amor;
Antes que el sol descolore
Tus blancas hojas de nieve;
Antes que el cierzo se lleve
Tu perfume á otra región.

¡Oh! virgen de la floresta,
Botón tierno y delicado,
Imagen de mi pasado
De inocencia y de candor;
Mi aliento tu hálito sea,
Mis lágrimas tu rocío,
y el calor del pecho mío
Tu sempiterna estación.

AMÉRICA POÉTICA: POESÍAS SELECTAS AMERICANAS coleccionadas por
JOSÉ DOMINGO CORTÉS: París, por Charaire, 187S.-Pág. 498.

Y no temas, flor preciosa,
Que se marchiten tus galas,
Porque no bate sus alas
El céfiro sobre tí;
Si no te acaricia el soplo
De la brisa, el llanto mío
Dará abundante rocío
A tu corola gentil.


¡Belleza! Eso se ve desde este inmenso jardín.
Lo riegas muy bien y hay que darte las gracias.
Besos.

Gracias, Lluvia, por tu presencia.

Besos.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

171. VICENTE QUEROL Y CAMPOS.

WIKIPEDIA


Vicente Wenceslao Querol Campos o Vicent Wenceslau Querol i Campos o Camps (n. Valencia el 30 de septiembre de 1836, m. Bétera, 24 de octubre de 1889), poeta español de expresión bilingüe en castellano y valenciano, vinculado al Realismo.

Biografía
Estudió latín en las Escuelas Pías y Derecho en la Universidad de Valencia, y trabajó como abogado. En 1855 obtuvo el premio del certamen poético que la Universidad de Valencia celebraba en el IV Centenario de la Canonización de San Vicente Ferrer y en 1856 leyó en la Academia de San Carlos su oda A las Bellas Artes, que le dio mucho renombre. Después fue publicando diversas poesías en castellano y valenciano en El Miguelete, La Opinión, Las Provincias, El Pensamiento de Valencia, Revista de Valencia y La España Moderna. Fundó la Sociedad Poética La Estrella y, con su amigo y condiscípulo Teodoro Llorente Falcó, fue uno de los promotores del renacimiento literario valenciano al iniciar los juegos florales de Valencia (1859). Con él tradujo El Corsario y Childe Harold de Byron. En 1872 actuó como mantenedor de los Jocs florals de Barcelona, que presidirá en 1885, y participó como jurado en el certamen literario convocado por el milenario del monasterio de Montserrat.

En 1877 publicó el único libro poético que imprimió en vida, Rimas; ese mismo año se trasladó a Madrid para desempeñar diversos altos cargos en los ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante. Vivió algún tiempo en París y fue miembro y presidente del Ateneo Científico de Valencia, así como secretario de la redacción de la revista de la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Entre otras distinciones, fue reconocido como Caballero de la Orden de Carlos III y de la de Cristo de Portugal.

Los críticos aprecian en la poesía de Querol el sesgo de Manuel José Quintana, pero abundan además en su escritura reminiscencias bíblicas y de clásicos y modernos (Bécquer, Núñez de Arce, Aleardi); su obra posee gran perfección formal y atrajo la atención de Miguel de Unamuno. Asimismo, Luis Guarner editó en los años sesenta y setenta del siglo XX gran parte de la obra de Querol en tres volúmenes con importante aparato crítico: Obres valencianes completes (1958), Poesías (1964) y Poesías desconocidas de Vicente W. Querol (1967). Años después lo consagró la monografía Poesía y verdad de Vicente W. Querol (1976).

Como anécdota, se suele atribuir a Dante Alighieri un verso que es en realidad suyo: "Quien sabe de dolor, todo lo sabe".1​

Notas
Vicente Wenceslao Querol, Poesías, ed. de Luis Guarner, Madrid: Espasa-Calpe, 1966, p. 149, verso núm. 9.
Obra
De las Rimas se hicieron dos ediciones, en 1877 y en 1891, prologadas respectivamente por Pedro Antonio de Alarcón y por su amigo Teodoro Llorente. A estos libros hay que añadir las Poesías desconocidas editadas por Luis Guarner, a quien se debe también el texto editado por la colección Clásicos Castellanos de Espasa-Calpe.

Su producción lírica puede clasificarse en debida a fuentes externas o a internas. Al primer grupo responden sus epístolas: las dirigidas a Alarcón sobre la poesía y a Gaspar Núñez de Arce como comentario a su libro Gritos de combate. También, sus odas "A María", "A Cristo", "A la Guerra de África", etcétera. Próximos a estos poemas están los filosóficos ("Golondrina de otoño", "A un filósofo cristiano"), los mitológicos, las canciones y las poesías de ocasión.

Al segundo tipo de impulsos, internos, responden sus Rimas, 14 poemas breves que cantan de modo rápido y a veces condensado sentimientos hondos sencillamente expresados, pero con ciertos dejos retóricos que desdicen de su tono e incluso moralejas ocasionales. Pero en este segundo grupo, sin embargo, se ubican sus poemas más celebrados, los de tema familiar. Reflejan una realidad cotidiana, quizá prosaica, pero no por ello menos entrañable. Dedica catorce "A la memoria de su hermana Adela", y quintetos de pie quebrado "A la Nochebuena", "A sus ancianos padres", "A un árbol", "Oración" etcétera. Aparece en estos poemas el tópico del hogar como refugio de las tempestades del mundo. "Ausente" es el broche de esta serie, una pintura sobria y familiar de su paisaje nativo. En su lírica amorosa, influida por Bécquer, destacan sus tres "Cartas a María".

El estilo de Querol tiende un tanto a la retórica clasicista, pero contó entre sus admiradores a Miguel de Unamuno, cuyos poemas hogareños le deben no poco.

Por demás, su poesía se asemeja a la de Aleardo Aleardi por su amor a las formas clásicas, modelando conceptos elevados y trascendentales.

Bibliografía
Rimas, 1877; 2.ª ed. imp. de M. Tello, 1891.
Poesías, ed. de Luis Guarner, Madrid: Espasa-Calpe, 1964.
Poesías desconocidas de Vicente W. Querol, ed. de Luis Guarner, Madrid: CSIC, 1967.
Obres valencianes completes, ed. de Luis Guarner, 1958.
El Corsario, poema de Lord Byron, traducido del inglés en verso castellano por Vicente W. Querol y Teodoro Llorente, Valencia, Imprenta de La Opinión, a cargo de J. Domenech, 1863; 2a ed. con prólogo de Luis Guarner en Los Poetas, núm. 65, Madrid, 1929.
Véase también
Literatura española del Realismo: El Realismo en el marco literario español.
Realismo: Visión general del movimiento.
Literatura de España: Evolución de la literatura española.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

171. VICENTE QUEROL Y CAMPOS.


CANCIÓN A LA ROSA

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

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172. MERCEDES VALDÉS DE MENDOZA

ECURED

María de las Mercedes Valdés Mendoza (Guanabacoa o Matanzas, 11 de noviembre de 1820 - Guanabacoa, 1 de junio de 1896). Poetisa cubana.

Biografía
Nacimiento
Nace el 11 de noviembre de 1820 en Guanabacoa, aunque Calcagno y González Curquejo consignan a Matanzas como su lugar de nacimiento.

Inicios en la literatura
Educada con esmero al calor de sus padres, desde muy joven leyó a clásicos y románticos y comenzó a cultivar la poesía, sin que en los comienzos de su carrera literaria se diera a conocer públicamente.

Su vida retirada la hubiese hecho pasar inadvertida si un poema suyo titulado La rosa blanca no hubiese sido leído por Francisco Javier Foxá, sin que ella lo supiera, en una tertulia de Nicolás Azcárate, siendo acogido con especiales aplausos y celebraciones.

A partir de entonces empezó a destacarse en los círculos literarios, donde leyó varios trabajos que aparecen incluidos en el tomo I de sus Noches literarias.

Sencilla, tierna y sentimental, supo arrancar también las notas elevadas, enérgicas y solemnes propias de la epopeya.

Fallecimiento
Murió a muy avanzada edad (75 años) el 1.º de junio de 1896, en Guanabacoa.

Publicaciones
Dio a conocer sus poesías en diversas publicaciones, como El Liceo de La Habana, Guirnalda Cubana, El Rocío, Faro Industrial de La Habana, Floresta Cubana, Álbum Cubano de lo bueno y de lo bello, El Aguinaldo, Cuba Literaria, Revista de La Habana y Revista Habanera.

En España aparecieron poemas suyos en periódicos madrileños y sevillanos.

Figuró en las antologías Poetisas americanas de Cortés (París, 1875), y en la Galería de poetas de Nueva Granada.

Publicó dos volúmenes: Cantos perdidos (La Habana, 1847), y Poesías (La Habana, 1854).

Traducciones
Algunas de sus poesías como el Canto a Cristóbal Colón fueron traducidas al inglés y al alemán.

Fuentes
Artículo en la Revista Social, vol. IV, n.º 12, diciembre de 1919.
Academia de Ciencias de Cuba. Instituto de Literatura y Lingüística (1984): Diccionario de la literatura cubana. La Habana: Letras Cubanas, 1980-1984.

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172. MERCEDES VALDÉS DE MENDOZA

ROSAS DE INSPIRACIÓN. (SONETO.)

Nacen dos rosas al rayar la aurora
Del suavísimo ambiente acariciadas,
Reflejando en sus hojas nacaradas
La imagen del placer fascinadora.

Del vivo sol la llama abrasadora
Hiere después sus hojas perfumadas,
y cayendo en el suelo marchitadas
La temprana beldad se descolora.

Del mismo modo mi esperanza bella
y mis sueños de gloria enardecidos
No dejarán de su existir la huella.

¡Ecos del corazón; cantos queridos:
En las densas tinieblas de mi estrella,
Tristes y osbcuros moriréis perdidos!


Cantos perdidos por la SRTA. MERCEDES VALDÉS DE MENDOZA:
Habana, imprenta de Barcina, 1847.-Pág. t3.

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173. ADELAIDA DEL MARMOL.

ECURED

Adelaida del Mármol. Formó parte del cuerpo de redacción del periódico santiaguero Semanario Cubano. Poemas suyos aparecieron en "Revista de La Habana" y "El Kaleidoscopio". Figuró en varias antologías, entre ellas la de José Manuel Carbonell: "Evolución de la cultura cubana". Se encuentra instituido el Premio Anual Adelaida del Mármol.

Sus inicios
Nació en la ciudad de Holguín, el 10 de marzo de 1838, desde muy pequeña se trasladó para Santiago de Cuba al amparo de su tío Raymundo Mármol Valdés, quien por sus actividades políticas fue desterrado a la zona de Melgarejo.

Su obra
En la tierra santiaguera Adelaida entabló amistad con la también poetisa Luisa Pérez de Zambrana con la que formó parte de la redacción del periódico santiaguero Semanario Cubano.

Poemas de su autoría aparecieron en diferentes publicaciones de la época, entre las que se citan, Revista de La Habana, El Kaleidoscopio, La Abeja - periódico donde fue colaboradora - así como en la antología de José Manuel Carbonell: Evolución de la cultura cubana. También publicó un libro de poesía nombrado Ecos de mi arpa, reconocida como la obra de la poetisa, donde usó el seudónimo de Delisa, la cual aparece recogida en el Álbum poético y fotográfico de escritoras y poetisas cubanas, escrito en 1868, Cuba poética, Florilegio de escritoras cubanas, de González Curquejo.

A su inseparable amiga Luisa Pérez, le dedicó el poema, Al conocer a Luisa Pérez. Su intensa labor la llevó a realizar algunas traducciones al inglés entre ellas, La hija de Jephté, de Byron. Palpitante de juventud, poseía una exquisita sensibilidad en su poesía, la que trasmitía interés por la naturaleza, también es autora de El jazmín de mi ventana, A mi jilguero y Razones, abordando en esta última el tema de la discriminación y la desigualdad social de la mujer.

De ella expresó su amiga y poetisa Luisa Pérez de Zambrana:

"la infancia bella seca en la frente…es el signo de quien, en cálidos versos, tuvo a bien comparar esa dedicación con bordar una fina camisa o tejer un chal o mantilla..."
En su honor está instituido el Premio Anual Adelaida del Mármol, auspiciado por Ediciones Holguín y que se otorga a un libro inédito de poesía.

Muerte
Cuando apenas contaba con 19 años, la muerte sorprende a Adelaida del Mármol Ballagas, el hecho ocurre el 16 de octubre de 1857 en Santiago de Cuba.

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173. ADELAIDA DEL MARMOL.

LA ROSA Y LA VIOLETA. (APÓLOGO.)

En un jardín delicioso
Ostentaba sus colores
Multitud de bellas flores
Al lucero matinal;
Mas entre todas lucía
Un lindo botón de rosa
Que la brisa cariñosa
Se gozaba en halagar.

Un rayo de sol brillante
Le regaló sus destellos,
Y abrió sus pétalos bellos
De un delicado color;
y los aromas más suaves
De su cáliz se elevaron,
y cual incienso llegaron
Hasta aquel rayo de sol.

Cerca de esa bella rosa,
Aunque escondida y secreta,
Hallábase una violeta
Casi oculta entre el verdor:
En sus pétalos sencillos
Brillaba una gota fuera,
Que derramó con ternura
El alba llena de amor.

En aquel jardín nacida
A un tibio· rayo de luna,
Nube triste cual ninguna
Hasta esa luz le robó;
y al regalar sus perfumes
A la bóveda radiosa,
La lágrima temblorosa
Era su adorno mayor.

Del pensil las otras flores
Murmuraron envidiosas
Contra las gracias hermosas
De la rosa virginal,
y entre caricias mentidas
Amargaban la existencia
De aquélla que en la inocencia
Confiaba en su amistad.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

173. ADELAIDA DEL MARMOL.

LA ROSA Y LA VIOLETA. (APÓLOGO.) CONT.

Aquesta flor hechicera,
Sintiendo arder en su seno
Del desengaño el veneno
Que le hiriera sin piedad,
Bajó su hermosa mirada
Con amargura secreta
y descubrió la violeta,
Pura y modesta beldad.

Al encontrarse ambas flores,
La angélica simpatía
Uniólas con armonía
En su mutua soledad;
Sus penas se confiaron
En un lenguaje elocuente,
y la violeta en su frente
Sintió un beso de amistad.

En este jardín cubano
Tú, semejante á la Tosa,
Brillas, Matilde, preciosa
Por tu gracia ·virginal,
y dichosa te contemplas
En el regazo materno,
Al influjo dulce y tierno
De ese amor tan celestial.

Mas ¡ah! ¡si el mundo en que entras,
Bella virgen candorosa,
Formando alegre y dichosa
Una tras otra ilusión,
Te ofrece crueles espinas
Que, ocultas entre las flores,
Te hagan padecer dolores
Como la rosa sufrió!

Vuelve tu hermosa mirada
Con amargura secreta,
y en mí verás la violeta
Que te ofrece su amistad;
y cual se confiaron ellas
Las penas de su existencia,
En plácida confidencia
Nuestras horas pasarán.

Cuba poética: colección escogida de las composiciones en verso de
los poetas cubanos. por JOSÉ FORNARIS y JOAQUlN LORENZO LUANCES:
Habana, por la viuda de Barcina y CompafUa, 186I _Página
221.

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TOMO II. SIGLO XIX.

174. D. JUAN DE FASTENRATH. // D. JOSÉ LA MARQUE DE NOVOA


WIKIPEDIA.


Johannes Fastenrath, conocido en España como Juan Fastenrath Hürxthal (Remscheid, 3 de mayo de 1839 - Colonia, 16 de mayo de 1908), fue jurista, escritor y traductor en lengua alemana y española, hispanista e hispanófilo alemán. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Española, de la Real Academia de la Historia, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y de la Academia Mexicana de la Lengua.¹​

Biografía[editar]

Sus padres fueron Johannes Fastenrath (1798-1867) y Rosalie, con apellido de soltera Hürxsthal. La familia se mudó de Remscheid a Colonia en 1847, donde se escolarizó en el Friedrich-Wilhelm-Gymnasium. A partir de 1856 estudió Derecho en Bonn, Heidelberg, Munich, Berlín y París, para finalmente doctorarse en 1860 en Berlín. Primeramente se estableció en la corte judicial en Colonia, pero al año y medio renunció a su labor de jurista y empezó con su labor literaria y de investigación.
A consecuencia de un primer viaje de cuatro meses a España, en 1864, en el que trabajó intensamente la literatura contemporánea, tanto la castellana como la catalana, se convirtió en un entusiasta hispanófilo y en un activo propagandista y publicista de todo lo hispánico, lo que se reflejó en toda su producción científica y literaria. El segundo viaje a España tuvo lugar en 1869, y también duró cuatro meses. En este viaje fue capaz de establecer importantes vínculos personales y literarios, manteniendo correspondencia epistolar con destacados escritores españoles de su tiempo, entre ellos con el poeta Manuel Juan Diana.²​ Visitó nuevamente España en 1879, y en mayo de 1881 fue nombrado delegado de la Unión General de Escritores Alemanes (Allgemeiner Deutscher Schriftstellerverband) para los actos de conmemoración del segundo centenario de la muerte de Pedro Calderón de la Barca, celebrados en Madrid.
Fue elegido primer presidente de la Sociedad Literaria de Colonia (Literarische Gesellschaft Köln eV), en 1893, cargo que mantuvo hasta su muerte. Su pasión por lo hispánico y sus literaturas le llevó a trasladar a la ciudad alemana en la que vivía algunas pautas literarias tradicionales de la cultura hispánica, y particularmente catalana. Así, en 1898 instituyó en Colonia unos juegos florales (1898-1914), a imitación de los Juegos Florales de Barcelona, los cuales dirigió personalmente hasta su muerte, y su viuda continuó hasta su posterior fallecimiento en 1914.
Tradujo obras de José Zorrilla, Gaspar Núñez de Arce (de quien tradujo su Lutero), Manuel Tamayo y Baus, Juan Valera, Manuel Bretón de los Herreros, José Echegaray, Víctor Balaguer y Ventura Ruiz Aguilera, entre otros, contribuyendo notablemente a la difusión europea de los autores decimonónicos españoles.

Obras[editar]

Escritas en alemán, llevan tema hispánico sus obras Un ramillete de romances españoles (1866)³​, Cantares de Andalucía. Romances (1866)⁴​, Los doce Alfonsos de Castilla. Ciclo de romances históricos (1887)⁵​; romances y canciones poéticas como Las maravillas de Sevilla. Romances y cantos (1867)⁶​, Flores hespéricas. Canciones, dichos y romances (1869)⁷​, Perpetuas de Toledo. Romances y sonetos (1869)⁸​, Elegías granadinas (1885)⁹​, De boda en boda. Cantos de días soleados (1883)¹⁰​; y los dos volúmenes de El libro de mis amigos españoles. Sonetos, romances y fábulas (1871)¹¹​.
Sintió una particular predilección por Pedro Calderón de la Barca, al que dedicó dos monografías (Calderón de la Barca, Lepizig, 1881; Calderón in Spanien, Leipzig, 1882).
El entusiasmo por las literaturas hispánicas se extendió a la poesía catalana y provenzal, con la traducción de las composiciones trovadorescas medievales en Trobadores catalanes de la actualidad (1887)¹²​.

Traducciones al castellano[editar]

• Pasionarias de un alemán-español. Artículos acerca de las representaciones de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo en Oberammergau. Madrid: Imprenta y estenotipia de M. Rivadeneyra, 1872.
  
  

• La Walhalla y las glorias de Alemania. Noticias de todos los personajes que alcanzaron honrosa celebridad é imperecedera fama, así en la guerra como en la política, así en las ciencias como en las artes y en las letras: el emperador Guillermo, los príncipes Federico Carlos y Federico Guillermo de Prusia, Bismarck, Moltke, Roon, la reina Luisa de Prusia, Blücher, Scharnhorst, Gneisenau, Stein, Cornelius, Humboldt, Arndt, Koerkeb, Rückert, Uhland, etc., etc.. Madrid: Imprenta y Estenotipia y Daguerrotipia de Arribau y Cía. (Sucesores de Rivadeneyra), vol 1, 1874; vol 2, 1874; vol. 3, 1876; vol. 4, 1878; vol. 5, 1879.
  
  

Distinciones[editar]

• Hijo adoptivo de la ciudad de Sevilla (1869).
  
  
• Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (1869).
  
  
• Gran Cruz de la Orden de Alfonso XII (1902).¹³​
  
  
• Gran Cruz de la Orden Civil de María Victoria (1872).¹⁴​
  
  
• Encomienda de la Orden de Carlos III (1870).
  
  

Legado[editar]

Juan Fastenrath se casó con la húngara Luise (o Luisa) Goldmann (1858-1914), persona que mantuvo los intereses y la memoria de su marido. En 1889 fue nombrada reina de los Juegos Florales de Barcelona. En 1909, con el legado de su marido, instituyó dos fundaciones que llevan su nombre: la «Fundación Premio Fastenrath» y el «Premi Fastenrath», ambas de objeto premial, que galardonan a escritores por obras de creación en lengua española y en lengua catalana, respectivamente.
En 1959, con motivo de los juegos florales de la ciudad condal, la Ponencia de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona convocó un premio de 2000 pts. al mejor trabajo en prosa que glosara el tema «Fastenrath y su protección a las iniciativas culturales españolas».

Archivo personal[editar]

El fondo documental del archivo del matrimonio formado por Johannes y Luise Fastenrath se encuentra depositado en el Archivo Histórico de Colonia (Historisches Archiv der Stadt Köln), bajo la signatura HAStK 1032.
La disposición testamentaria de su mujer hizo que, a la muerte de ella, la documentación en castellano fuera entregada al rey de España, y la documentación en catalán, provenzal, francés, junto con el fondo epistolar en castellano vinculado a la ciudad de Barcelona, fuera entregada al Ayuntamiento de Barcelona. Ésta fue depositada en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona y la forman un total de 2041 documentos, de los cuales 1990 son cartas; los restantes 51, inventariados conjuntamente con el epistolario, son impresos, excepto 2, que son manuscritos.

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TOMO II. SIGLO XIX.

174. D. JUAN DE FASTENRATH. // D. JOSÉ LA MARQUE DE NOVOA


Á LA ROSA.


ESTROFAS INÉDITAS ESCRITAS EN ALEMÁN POR

FASTENRA Y TRADUCIDAS POR LAMARQUE.



Salve, oh rosa, que pareces

Por las sílfides formada,

Por los genios perfumada

Para reinar en abril:

Tú embriagas mis sentidos

Con suavísimos olores,

y tus brillantes colores

Son la gloria del pensil.



Á tu aparición se visten

De fresca yerba los prados;

Los árboles coronados

De flores y hojas se ven,

y el ruiseñor te saluda

Con sus trinos más suaves,

y coro las demás aves

Se hacen en tu honor también.



Tú imperas en las comarcas

Benditas por el Eterno,

Donde jamás del invierno

Se siente el duro rigor;

Tú de Italia eres señora,

Sultana de Alejandría

y reina de Andalucía,

Que es la tierra del amor.



En el templo, en los hogares,

Tus gratos perfumes viertes,

y los salones conviertes

En primoroso jardín.

De anacreónticos goces

Tú renuevas las delicias,

Dando al amor tus primicias

En el campestre festín.



Tú acrecientas los placeres,

Das encanto á la belleza,

y destierras la tristeza

Del sensible corazón;

Tú, al laurel entrelazada,

La sien del vate coronas,

y la cadena eslabonas

De su primera ilusión.



Yate adoro, rosa bella,

y te amaré mientras viva,

Que el fuego por tí se aviva

De mi cariño y mi fe.

y te adoro aún más al verte

Ornar la tumba sagrada

De mi madre idolatrada,

Á quien nunca olvidaré.



Sí, te adoro; y cuando brillas

Entre los blondos cabellos

De mi amada, á los destellos

De la luz crepuscular,

Ó si tu aroma respiro

Sobre su seno agitado,

Siento, de amor abrasado,

Mi corazón palpitar.



Ella en tanto, con voz dulce,

Que un ángel envidiaría,

Deliciosa melodía

Entona, oh rosa, en tu honor;

Tierna balada escocesa

Que á sentir al alma excita,

y en cuyas notas se agita

Un poema de dolor.


CONT.

La rosa; Y cuanto nos ofrece esa flor en poesía.
Gracias y te pido disculpas, Pascual, por mi tardanza y aunque de tarde en tarde, nunca dejaré de reconocer tu esfuerzo y tu amor a la poesía, sobre todo por habérmelo inculcado, transmitido.
Besos.

Gracias, querida amiga. Voy  a ver si puedo poner el poema. Luego he de dejarlo. Voy atrasado en todo, pero no puedo hacer más.

Besos.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

174. D. JUAN DE FASTENRATH. // D. JOSÉ LA MARQUE DE NOVOA


Á LA ROSA.


ESTROFAS INÉDITAS ESCRITAS EN ALEMÁN POR

FASTENRA Y TRADUCIDAS POR LAMARQUE.



Rosa postrera

Que, solitaria,

Tiemblas al soplo

Del vendaval,

Mientras yo elevo

Tierna plegaria,

Que á mis suspiros

Unida ya.





Tú, tan hermosa,

Tan peregrina,

¿Llorando celos,

Como yo, estás?

¿Cual mi esperanza,

Rosa divina,

Tu vida en breve

Se extinguirá?





Si ya marchita

La nueva aurora

y deshojada

Te ha de encontrar,

Que te posea

Déjame ahora;

Sobre mi seno

Reposarás.




Quizá así alcance

Yo los rigores

De tus pesares

Adivinar.

¡Ay! tú la historia

De mis amores,

La historia triste

Saber podrás.



Su melancólico acento

Extínguese en un suspiro,

y velado en llanto miro

De sus ojos el fulgor.

Entonces los dos besamos

Tus hojas con embeleso,

Porque es, oh rosa, este beso

Emblema de nuestro amor.





Colonia-Sevilla, 1889.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

175. JUAN DE ARONA.



Á UNA ROSA. (Soneto)



Naces, vives y mueres entre espinas,

¡Símbolo triste de la vida humana!

Está á tu lado la amargura insana,

y quizá venturosa te imaginas.



Las gotas del rocío cristalinas

Adornan tu corola soberana,

y tú, alzándote espléndida y lozana,

Reina soberbia en el pensil dominas.



y antes que el sol á tu sepulcro baje,

Muertas contemplo tus purpúreas hojas

y cubierto de espinas tu ramaje.



y opreso por mil bárbaras congojas,

Comprendo entonces con dolor interno

Que el gozo es breve y el pesar eterno.



(De la Colección de D. MARCELINO MENÉNDBZ y PELAYO.)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

175. JUAN DE ARONA.



LA DIADEMA DE LAS NIÑAS. (Redondillas)



No son, oh niña, no son

Las joyas con que te aliñas

Las armas con que las niñas

Nos hieren el corazón.


Si con su azulado brillo

Inflaman al más sereno

El prendedor en el seno

y en la alba mano el anillo;


Si fascina y maravilla

Con sus vívidos cambiantes

Una estrella de diamantes

Que sobre la frente brilla;


Esa luz que se idolatra,

Ese lucero está bien

En la amortiguada sien

De la impúdica Cle6patra.


Mas tú, donde la campiña

Viste un ropaje risueño,

Debes buscar con empeño

Tu cofre de alhajas, niña.


Por la más humilde rosa

Que libre en el campo medra,

Deja la brillante piedra

y el ágata nebulosa.


Deja á otra edad los atavíos bellos:

Tu juventud no há menester de ellos;

Déjalos ¡ay! para la edad postrema:

Una encendida rosa en tus cabellos

Es de tus años la mejor diadema.



América poética: poesías selectas americanas, coleccionadas por

D . JOSÉ DOMlNGO CORTÉS: Sceaux (Sena) por Charaire , sin año.Pág.

369.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

176. EDUARDO DE LA BARRA.

WIKIPEDIA

Eduardo de la Barra Lastarria (Santiago, 9 de febrero de 1839-Valparaíso, 9 de abril de 1900)1​ fue un diplomático, ingeniero geógrafo, filósofo, crítico literario, periodista y escritor chileno. Masón destacado, fue además Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del grado 33 para la República de Chile entre 1899 y 1903.

Fue uno de los clásicos de la literatura chilena, cuya obra se inscribe dentro del romanticismo. Su obra fue publicada en Chile, Francia y Argentina.
Índice


Biografía
Eduardo de la Barra.

Nacido en Santiago de Chile el 9 de febrero de 1839. Hijo de José María León de la Barra y López de Villaseñor y Juana Lastarria y Munizaga.1​

Realizó sus estudios en el Colegio Británico de Valparaíso y en el Instituto Nacional de Santiago. Recibió el título de ingeniero agrimensor en 1860. Militante del Partido Radical, intervino en las polémicas religiosas de su tiempo y expuso su ideario liberal en El radicalismo chileno (1875).

Fue rector del Liceo de Valparaíso, que hoy lleva su nombre. Representó a su país en Uruguay como encargado de Negocios (1882) y estuvo algún tiempo en el destierro a la caída del presidente Balmaceda (en Argentina, 1891-1895). Se casó con una hija de José Victorino Lastarria. Su obra fue publicada en Chile, Francia y Argentina.

Se desempeñó como profesor del Instituto Nacional y en 1877 el Presidente Pinto lo nombra Rector del Liceo de Valparaíso, actual Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso.

Su expresión literaria contempló el ideal romántico: naturaleza, pasión, amor, desengaños, triunfo y fracaso fueron elementos presentes en sus obras, aunque en su madurez abrazó el modernismo de la mano de su amigo Rubén Darío, a quien prologó la primera edición de Azul (Valparaíso, 1888).

Traductor de Edgar Allan Poe y Sully Prudhomme, destacó sobre todo en su faceta de poeta, con un minucioso cuidado de la métrica: es autor de Poesías (1889, 2 vols.) y Rimas chilenas (1890), aunque también ejerció gran influencia a través de sus estudios literarios, siendo reconocido como el mejor tratadista de métrica de su tiempo. Destacaron especialmente sus Estudios sobre la versificación castellana (1889).

Correspondiente de la Real Academia Española, colaboró eficazmente en los trabajos de esta institución, expuso una curiosa teoría sobre el origen de las lenguas romances (Las lenguas celto-latinas, 1899) y dedicó grandes esfuerzos a la reconstrucción del Poema del Cid: en uno y otro caso, tuvo más voluntad que acierto. Obras suyas son Estudios sobre el cólera (1887), Elementos de métrica castellana (1887) y Ensayos filológicos americanos (1894).
Influencias

Eduardo de la Barra creció en un ambiente familiar influido fuertemente por las ideas liberales de mediados del siglo XIX.2​ Estuvo vinculado cercanamente al ideólogo liberal José Victorino Lastarria por el lado materno y al casarse con su hija.3​

Autores influyentes en el pensamiento de De la Barra son los ingleses Byron, Walter Scott, Thomas Moore, entre otros.3​
Dibujo de Eduardo de la Barra, realizado en 1897.

Durante el gobierno de José Joaquín Pérez, Eduardo de la Barra participó en funciones ministeriales subordinadas como jefe de sección del Ministerio de Hacienda, cuando Lastarria era ministro. Mantuvo en esos años, su cargo de profesor del Instituto Nacional. Durante ese periodo, sus motivaciones parecieron apuntar fundamentalmente hacia su labor de burócrata y educador, así como hacia la creación literaria, pues, de entonces data su libro "Poesías Líricas", publicado en 1866.

Eduardo de la Barra protagonizó una polémica con Manuel Antonio Matta, respecto de sus puntos de vistas divergentes acerca de la reforma electoral propuesta por el presidente Federico Errázuriz Zañartu y apoyada por Matta. Este apoyo fue considerado una traición por De la Barra a los ideales del partido radical.
Cargos importantes

Redactor del Diario La Unión
Rector del "Liceo N°1 de Hombres de Valparaíso" en 1877, rebautizado en 1944 como Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso, en su honor.
Uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Miembro de la Real Academia Española.
Diplomático Encargado de Negocios en Uruguay. (1882)
Fundador del Círculo de Amigos de las Letras
Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Chile (1899-1900)

Su mausoleo en el Cementerio General.
Publicaciones

La relación de De la Barra con la literatura es extensa. Fundó el Círculo de Amigos de las Letras y fue miembro de la Real Academia Española. De la Barra publicó varios libros en Chile y Argentina, sumándose en total 478 obras.

«Métrica del verso español, lucha contra el clero, epidemia de cólera, estudios de los problemas de límites argentino-chilenos, historia literaria, traducciones, modernismo, influencia de la pedagogía alemana sobre la educación chilena, y muchos más».

Raúl Silva Castro enumera los temas de polémica de Eduardo de la Barra.

Obras
Libro publicado en 1894.

Los gastos de traslado
Poesías Líricas de 1866
Saludables advertencias a los verdaderos católicos y al clero político, selección de sus artículos de periódico bajo el seudónimo de V.Erasmo Gesuit. de 1871
Francisco Bilbao ante la sacristía: refutación de un folleto, 1872
El radicalismo chileno, folleto que da cuenta de sus discrepancias con el Partido Radical de 1875
Estudios sobre el cólera, de 1887
Elementos de la métrica castellana, 1887
Poesías, 2 vols. de 1889
Estudios sobre la versificación castellana, de 1889
Rimas chilenas, de 1890
Ensayos filosóficos americanos, de 1894
Las lenguas celtolatinas, de 1899

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

176. EDUARDO DE LA BARRA.

ROSAS DE INVIERNO . (MADRIGAL. )

El cano invierno con su manto cubre
Los campos y las chozas,
y en mi yerto jardín ¡oh dulce sueño!
En mi yerto jardín nacieron rosas.

¿Sueño ó estoy despierto? ¡Quién lo sabe!
¡Se sueñan tales cosas!
¡Y, aun despierto, se ven tales ensueños,
Que las miro, y aun dudo que sean rosas!

¡Lo sé! ¡Lo sé! Pues en el alma siento
Tus éspinas, traidora:
- «¡Ha cruzado tu imlgen por mi mente
Y en mi yerto jardín nacieron rosas!.

Rimas de D . EDUARDO DR LA BARRA: Santiago de Chile, imprenta de Cervantes , 1887 . Pág. II6.-Rimaa chilenass, por EDUARDO De. LA BARRA, C. de la Renl Academia Espaílola: París, 1 869.-
Pág. 9,

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

177. RAFAEL SERRANO ALCAZAR.

FTE. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.

Serrano Alcázar, Rafael. Murcia, 28.X.1842 – Madrid, 3.X.1901. Político.

Estudió primera enseñanza y bachillerato en Murcia y se licenció en Derecho en Madrid. Aquí frecuentó los círculos literarios de la Corte y colaboró en periódicos nacionales y americanos. Al terminar la carrera de abogado se trasladó a Albacete, donde montó un bufete.

Era el hombre de confianza de Cánovas del Castillo en la provincia de Albacete, lo cual le llevó a ocupar la jefatura provincial del Partido Conservador en el último cuarto del siglo XIX, retirándose del cargo tras la muerte de Cánovas. Fue elegido diputado a Cortes en siete legislaturas entre 1876 y 1899, año en el que se retiró. En 1876 fue por el distrito de Redondela (Pontevedra), por el de Albacete en 1879 y 1891, por el de Almansa (Albacete) en 1896, por el de Hellín (Albacete) en 1886, 1893 y 1898. Solamente en dos legislaturas no fue diputado: en 1881, en que cedió el distrito de Albacete a José de Salamanca, y en 1883 al no llegar a un acuerdo con el ministro de Gobernación, Romero Robledo.

Ocupó la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación (1880), la Vicepresidencia del Congreso de los Diputados (1885) y fue fiscal de Consejo y del Tribunal de lo Contencioso (1898). Aspiraba a obtener la cartera de algún ministerio en los gobiernos que formó Cánovas del Castillo, lo que le causó una gran decepción tal como expone en su libro Cartas políticas.



Obras de ~: Últimos Cantos, Albacete, Sebastián Ruiz, 1871; Cuentos negros ó historias extravagantes, Albacete, S. Ruiz, 1874; La Corona de mi tiempo, Madrid, Víctor Saiz, 1883; Hojas veraniegas, Madrid, Víctor Saiz, 1884; Política y Literatura, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1887.



Fuentes y bibl: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 78 n.º 15, 81 n.º 2, 95 n.º 20, 99 n.º 2, 105 n.º 2, 107 n.º 2, 109 n.º 2, 111 n.º 2 y 113 n.º 2.

J. Quijada Valdivieso, Albacete en el siglo XX, Albacete, Blisbo Ruiz, 1925; C. Panadero Moya, “La etapa de la Restauración (1875-1902)”, en F. Fuster Ruiz et al., Historia de Albacete, 1833-1985 y su Caja de Ahorros, Albacete, Confederación Española de Cajas de Ahorros, 1985, págs. 121-125.



Manuel Requena Gallego

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

177. RAFAEL SERRANO ALCAZAR.

Á LA ROSA

Ya en encendida púrpura reflejes
La pasión amorosa;
Ya con blancos cendales te asemejes
A tierna virgen, casta y pudorosa;
Ya, por tu nombre, en tu corola dejes
Lucir tus galas de color de rosa;
Siempre tú, flor preciosa,
Hurí de los pensiles orientales,
Serás en la natura
Honor de la hermosura;
LA ROSA
Ya tu perfume exhales
Entre flores vencidas, no rivales;
Ya satisfecha en ardoroso día,
Sujetes al amor, y allí le venzas,
Entre las negras trenzas
De una hermosa mujer de Andalucia.
Salud, galana flor, nido de amores,
Fuente de poesía,
Ideal de las formas y colores
Que arrebatan la humana fantasía ;
Tú bajaste del cielo al paraíso
De la eterna belleza por trasurito,
Porque el Eterno quiso
Ofrecer en un punto,
Dándole á la natura como templo,
Del supremo poder preciado ejemplo.
Tributen lenguas mil en dulce coro
Merecidos loores
Al suave aromo de botones de oro;
Al sencillo jazmín, rico en fragancia;
A la culta elegancia
De la gardenia ilustre, y ¡11 de fuego
Rojo clavel, que como tú arrebola
A la dama española,
Y también, como tú, quita el sosiego.
Mas ¡ay! que sólo tú, por más que mores
Entre aromas, jazmines y claveles,
Siempre serás orgullo de verjeles,
Siem pre serás la reina de las flores.

Albacete, julio de 188g.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

178. DUQUE DE ALMENARA.

Josep Maria Martorell y Fivaller ( Ciutadella , 1843 - Madrid , 1886 ) fue un aristócrata, abogado y político menorquín, duque del Almenara Alta y marqués de Monesterio.

Era hijo de Gaví de Martorell y Martorell , tercer marqués de Albranca, y de Maria Mercè de Fivaller, duodécima marquesa de La Lapilla y de Paredes, título que heredó su hermano, Ricard Martorell y Fivaller . Estudió derecho en la Universidad Central de Madrid , donde trabó amistad con Alejandro Pidal y Mon y con quien fundó las revistas La Cruzada y Revista Científica . Durante un tiempo hizo de profesor en la Academia Matritense de Legislación y Jurisprudencia .

Políticamente siempre fue monárquico y conservador ultracatólico. Apoyó la restauración borbónica y apoyó al Partido Conservador cuando fue elegido diputado por Mahón en las elecciones generales españolas de 1876 y 1879 y por Balaguer en las elecciones generales españolas de 1884 . Se interesó por cuestiones locales de ámbito catalán y balear y fue presidente de la primera asamblea de la Juventud Católica. Escribió poesía en castellano, que fue publicada en 1887 junto con la de Juan Valera y Alcalá Galiano

(Fte. WIKIPEDIA EN Catalán)

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

178. DUQUE DE ALMENARA.

LA ROSA. (SILVAS.)

l.


Hermosa flor, de su divina mano
Inolvidable don, ofrenda pura
De nuestra fe; ¡cuán rica me pareces
En aromas! ¡Cuán rica en hermosura!
Al soplo de los céfiros liviano
Leda tu frente sonrosada ofreces,
A su compás te meces,
Mostrando aprisionadas
Las hojas delicadas
En breve cerco de rizosas plumas,
Nido de perlas, tálamo de espumas.

¿Quién te ha prestado el peregrino aliento
Con que en torno perfumas?
¿Quién tu beldad, orlada de contento?
¿Viste el rayo primero matutino
En la estación fugaz de los amores,
y hermosas como tú, cual tú fragantes,
Rivales tuyas, germinar cien flores?
Que es otro tu verjel, rosa, imagino,
Otra la luz que engendra tus cambiantes,
Olros son los instantes
Primeros de tu vida:
¡Oh flor, enaltecida
Como ninguna flor! ¿En qué remoto
Clima naciste? Dí, ¿qué sol ignoto
Por vez primera coloró tu frente?
Tu botón al ver roto,
¿Qué cefirillo te besó impaciente?

Tu patria es el amor; amor tu cielo;
Amor tu sol, tus auras, tu rocío;
Para el amor tus hojas se enlazaron
Del rayo del amor al poderío.
Yo lo ví, yo lo ví con dulce anhelo:
Las manos de mi bien te aprisionaron
y forma te prestaron,
y su mirada ardiente
Clavando en tí riente,
Tu airoso cerco mágico surgía,
y las tocas del alba revestía;
y su labio en tu seno se posaba;
Y tu seno latía,
y su fuego tus pétalos rizaba.

Y tan bella al mirarte el ángel mío,
Del más férvido gozo en el exceso,
Vila tu sien de aromas coronando
Con un fogoso, inacabable beso.
Faltábale una gota de rocío,
y de amor una lágrima surcando
Su mejilla, rodando,
Vino á regar tu seno,
Ya de perfumes lleno,
Y fresca y aromática y hermosa
Reina te alzaste de las flores, rosa.
¿Guál no envidia tu cuna y tu destino?
¡Oh flor! flor venturosa,
Eterna calma borde tu camino.

¡Oh Cancro! ¡Oh cierzo! ¡Oh tempestad bravía!
¡No lleguéis á mi flor! Auras sonoras,
De suspiros de amantes perfumadas,
Si de la noche en las serenas horas
Libar queréis amores y alegria
Para volar á tierras apartadas,
Donde almas desoladas
Lloran de amor vaivenes,
Besad, besad las sienes
De mi flor adormida; pero el sueño
Que goza no interrumpa vuestro empeño.
Soñando está placeres seductores,
Soñando con mi dueño:
No turbéis el soñar de los amores.

La Cruzada: Madrid, por R.Vicente. I868-Tomo II, pág. S.
núm. SI.

CONT.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

178. DUQUE DE ALMENARA.

LA ROSA. (SILVAS.)

II

LA ROSA MARCHlTA.

Con prestas alas, que aligera el viento
Del placer, la beldad rápida vuela
Al término fatal de su camino,
y de un día en el término encarcela
La cuna y el sepulcro. Fué un mom~nto
Que, por mi mal, pasó. ¡Cuán peregrino
Tu encanto! ¡Cuán divino
Tu aroma! ¡Cuán hermosa
Tu color, pobre rosal
Al verte enloqueció mi fantasía,
y por bella, inmortal te concebía.
De vida llena, te besó la aurora;
Embelleciste un día,
y al otro el nuevo sol tu muerte llora .

Tu purísimo seno, los rientes
Matices de tu airoso cerco alado,
Tu aliento de ambrosía, ¿qué se hicieron)
El deliquio del goce ambicionado,
Las esperanzas sin cesar crecientes
Que á tu vista en mi pecho se encendieron,
¿Adónde, adónde fueron?
En vano, flor hermosa,
Mi labio portentosa
Vida á la muerte dar loco pretende,
Mil veces, mil, del fuego que le enciende
En el ardor bañándose divino,
Que el alma no comprende
En hermosura tal tan triste sino.

En vano, en vano, en ardoroso riego,
Mustia al verte, mis lágrimas regaron
Tu seno, ayer envidia de la aurora;
En vano mis suspiros invocaron
La llama de aquel sol que adoro ciego,
La llama de aquel sol 'deslumbradora,
Que la primera hora
De clan!. luz bañaba,
y tu frente rizaba,
Yen manto de perfumes te envolvía;
Tierna mi voz en vano repetía
El acento de amor que te inundaba
De placer aquel día
Que en mis manos su diestra te dejaba.

Sin forma, sin cambiantes, sin perfumes,
Pálida, seca, triste y enojada,
Inútiles esfuerzos porfiaban
Para darte otra vez beldad y vida.
Ya mi beso postrero en tí consume
Todo su ardor; tus hojas se encrespaban
A su fuego, y bordaban
Tus sienes resplandores
De mágicos colores;
Mas súbito..desgájanse las hojas,
Y á merced de los vientos las arrojas;
Desnudo el tallo entre mis manos miro,
Y á do vuelan sus rojas
Plumas envía el postrimer suspiro.

Ni parte fué del hado la crudeza
A desarmar del sol de tu hermosura,
Ni el ser hija feliz de los amores,
Ni el ser de inmenso amor ofrenda pura.
¿Si gozar otra vez de la belleza
De la patria pudieras, los albores
De su luz, los olores
De su célico ambiente,
Reflejando esplendente
El sonrosado nácar de tu seno
Aqu el semblante, de ternura lleno,
A ser flor y á ser bella tornarías,
De tu vida el ame no
Curso midiendo un sol de eternos días?

Imposible : ¿no ves, no ves cuál vuela
Más rápida la vida, más hermosa,
Sin que renazca al fin de su camino?
Tu forma y tus colores ¡pobre rosa!
Solo entre sombras el recuerdo vela;
Qu e tal es de las flores el destino.
Pero queda el divino
Aroma que, volando
Al cielo, va buscando
y llega al fin á un campo, donde viven
Pere nnes los perfumes que reciben
Su fraga ncia de férvidos amores:
y dos almas conciben
Que allí tu aroma esté, flor de las flores.

La Cruzada: Madrid , por M. Rivadeneyra, 1868. Tomo II página. 213 , numo 23. - Poesías del DUQUE DE ALMENARA ALTA, MARQUES DE M OnESTERIO, con prólogo de D. JUAN VALERA, de la Real Academia Española: Madrid, imprenta
de Manuel Tello, 1887_ Págs . l61 Y 165.-En la edición de 1887 estas dos composiciones han sido corregidas,
ignoro si por mano propia ó extraña. He preferido la edición de La Cruzada que despierta en mí los recuerdos
de mi antigua amistad al poeta, y porque las considero más expontaneas, más inspiradas que después de las correcciones póstumas.

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

179. ANTONIO FERNÁNDEZ GRILO

(FTE. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)


Fernández Grilo, Antonio. Córdoba, 1845 – Madrid, 9.VII.1906. Poeta y académico de la Real Academia Española.

Desde muy corta edad destacó en su ciudad natal por sus dotes poéticas, que le llevaron a ganar un certamen literario organizado por el Círculo de la Amistad. Desde entonces fue apadrinado por destacados miembros de la oligarquía cordobesa, como el conde de Torres Cabrera, quien editó su primer libro, Poesías (1869).

Poco más tarde abandonó tierras andaluzas y se instaló en Madrid para dedicarse al periodismo. En la capital trabajó como redactor en El Contemporáneo, El Tiempo, La Libertad y El Debate. Su carácter afable y su talento como recitador pronto le permitieron abrirse paso entre las clases más pudientes, que lo acogieron como un excelente animador de fiestas sociales y veladas aristocráticas. Su talento y simpatía le permitieron incluso ganarse el favor real, como lo demuestra el hecho de que Alfonso XII le concediese una pensión vitalicia o que Isabel II costease en persona la lujosa edición de Ideales (París, 1891), una antología de sus mejores poemas. Algunos de éstos —El Invierno, La chimenea campesina, La Nochebuena, El dos de mayo, El siglo XX y, sobre todo, Las ermitas de Córdoba— llegaron a ser muy populares en su tiempo, mientras su autor se convertía en uno de los líricos más aclamados de la Restauración.

Con el tiempo, la crítica ha valorado con menos benevolencia su obra. Basten en ese sentido las opiniones de José María de Cossío, quien explica la poesía de Grilo —palabrera, rutinaria y superficial— a la luz de un éxito social que ahogó su verdadero talento literario.

Encumbrado, pues, por sus contemporáneos, fue admitido en la Real Academia Española a comienzos de 1906 para cubrir la baja de José María Asensio. Para su desgracia, Antonio F. Grilo ni siquiera pudo tomar posesión de su asiento, pues falleció en Madrid pocas semanas más tarde, el 9 de julio de 1906.



Obras de ~: Poesías de Antonio Fernández Grilo, Córdoba, Diario de Cordoba, 1869 (ed. Madrid, Librería de Fernando Fé, 1879); Oda al Príncipe Don Alfonso y a las damas españolas, Madrid, Miguel Ginesta, 1870; Elegía a la memoria del Excmo. Sr. Conde de San Luis, Madrid, Adolfo Domínguez, 1871; A. E. Ollero, Fábulas morales, precedidas de una carta del gran poeta lírico ~, Madrid, M. Romero, 1878; Ideales: poesías escojidas, París, Sánchez y Cía., 1891; A. Mellado Fernández, Campo del Moro, pról. de ~, Madrid, M. G. Hernández, 1897; Antonio F. Grilo: sus mejores versos, ed. de Alberto de Segovia, Madrid, Imprenta Sordomudos, 1929.



Bibl.: C. M. Cortezo, Paseos de un solitario, Madrid, Enrique Teodoro, 1923, págs. 109 y ss.; J. M.ª de Cossío, Cincuenta años de poesía española (1850-1900), Madrid, Espasa Calpe, 1960; J. Criado Costa, Vida y creación poética de Antonio Fernández Grilo, Córdoba, Real Academia, 1975; El poeta Grilo, Córdoba, Universidad, 1977; J. Valera, Cartas a su mujer, ed. de C. de Coster y M. Galera Sánchez, Córdoba, Diputación Provincial, 1989, pág. 65; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1999, pág. 120.





Eduardo Torres Corominas

SOBRE LA ROSA... ( J. Pérez de Guzmán y Gallo)

TOMO II. SIGLO XIX.

179. ANTONIO FERNÁNDEZ GRILO

LA ROSA DE TU VENTANA,
QUINTILLAS INÉDlTAS .

De los búcaros galanos
Con que adornas tu ventana,
De sus capullos tempranos
Hoy llega una flor lozana
De tus manos á mis manos.

El alma absorta se entrega
Al recuerdo de otros días,
y duda mi mente ciega
Si es tu rostro el que me envías,
Ó es la rosa la que llega.
Si el alba madrugadora

No la prestó su rocío,
Esta flor encantadora
Acaso tuvo su aurora
En tus ojos, amor mío.
y si el marzo se adelanta

A las rosas del rosal,
Es porque la humilde planta
Se entreabrió de tu garganta
Al aliento virginal.
Ante esta flor pudorosa

Que para mí cuidarías,
No imito á la mariposa,
Pues para mí no hay más rosa
Que la rosa que me envías.
Prisionera en tu aposento

Besada por aquel viento
Que tu sueño arrullará,
glla nació donde está
Cautivo mi pensamiento.

No del campo la pradera
Para su trono eligió,
Que encontró su primavera
En la andaluza hechicera
Cuya reja perfumó.

Nadie arrancármela intente,
Porque, en mi amoroso afán,
Cuando del mundo me ausente,
La pobre rosa inocente
Con mi cuerpo enterrarán.

Y si en mi sepulcro frío
Brotase una flor mañana,
Denle tus ojos rocío,
Que aquélla será, amor mío,
La rosa de tu v.entana.