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Elena Andrés (Madris 1929-2011) fue una poeta española. Fue Doctora en Filología Románica (Facultad de Filosofía y Letras) por la Universidad Complutense de Madrid y desarrolló su carrera profesional como profesora de Literatura.
Desarrollo de su obra poética
Su primera obra, el poemario "El buscador" se publicó en 1959, a éste le siguieron "Dos caminos", accésit del Premio Adonáis 1963 y "Desde aquí mis señales" (1971). En 1980 "Trance de la vigilia colmada" obtuvo el II Premio de Ámbito Literario "Paisajes conjurados", entre otros.
También realizó labores periodísticas colaborando con las revistas Estafeta Literaria, Árbol de juego, Caracola, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Occidente, Anthologie des Recontres Poetique en Suisse Romande; revistas que también publicaron sus poemas.
Ha sido traducida al francés, polaco, inglés, rumano e italiano; en italiano su obra se encuentra en la antología de Maria Romano Colangeli Vocci feminici della Lirica Spagnola del´900.
Significado de su poesía
Como escritora, concebía la poesía como una forma de aliviar la tensión emotiva o intelectual. Aseguraba que esas vivencias, aunque partiesen de lo cotidiano, necesitaban de un lenguaje más elevado, mejor estructurado y más efectivo, que fuese capaz de atravesar las barreras de la comunicación y llegar al lector, quien, según ella, daba sentido a las obras una vez que éste las leía, aportando su propia visión subjetiva a la porción que interpretase de la intención original.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Elena Andrés:
De El buscador, 1959:
NOCTURNO
Buscador, ya ha llegado
la Noche, de la luna
caen lentamente unas manos sueltas;
vagan palpando levemente el aire,
buscan a Dios y se impregnan de noche.
Buscador, ¿dónde estás? Te has hecho múltiple
con los espejos de la luna plena;
vas ocupando todos los rincones,
a las esquinas de los muros miras.
Te arrodillas, te ciñes a los muros
en un ansia tenaz de disolverte.
Un aroma de incienso nos ahoga,
hay caricias de antiguas cabelleras
que cuelgan de los techos en penumbra
y nos dan en los rostros extasiado.
Buscador, ¿dónde estás? Ya no te siento.
EN UNA ESQUINA DE LA ESPALDA
Sí, en una esquina de la espalda.
En una esquina de la espalda
está este nido triste, el sol de ahora
lo va palpando, Buscador; inútil:
no llega el rayo ni el temblor dorado,
hay algo entre cristales muy oculto.
Sí, en una esquina de mi espalda
hay un sol muerto hace miles de años.
Tú, Buscador, abres tu mano larga,
como una venda, como un presagio...
Y salen de tus ojos horizontes.
SOBRE ESTA EXPLANADA DE HIERBA
Y sobre esta explanada de hierba
iluminada con las luces últimas
del éxtasis de sol amarillento,
vamos poniendo los extraños ídolos:
una virgen antigua sin mirada;
una figura de cruzadas piernas
y cuello orante como sutil torre
de marfil trascendida que ha volado;
máscaras primitivas, huecas órbitas
con los ojos de todos y de nadie;
un palo negro con símbolo extraño;
una figura de ángel de alas rotas.
Ya está lo que tenemos colocado
en la feria rosada del Poniente,
y ahora esperemos que venga la noche
y con ella el comprador nocturno;
el de todas las noches, el de anoche.
Es aquel personaje ya uno y múltiple,
el que se escapa de todos los sueños
cuando estamos dormidos, el de siempre.
Elena Andrés (Madris 1929-2011) fue una poeta española. Fue Doctora en Filología Románica (Facultad de Filosofía y Letras) por la Universidad Complutense de Madrid y desarrolló su carrera profesional como profesora de Literatura.
Desarrollo de su obra poética
Su primera obra, el poemario "El buscador" se publicó en 1959, a éste le siguieron "Dos caminos", accésit del Premio Adonáis 1963 y "Desde aquí mis señales" (1971). En 1980 "Trance de la vigilia colmada" obtuvo el II Premio de Ámbito Literario "Paisajes conjurados", entre otros.
También realizó labores periodísticas colaborando con las revistas Estafeta Literaria, Árbol de juego, Caracola, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Occidente, Anthologie des Recontres Poetique en Suisse Romande; revistas que también publicaron sus poemas.
Ha sido traducida al francés, polaco, inglés, rumano e italiano; en italiano su obra se encuentra en la antología de Maria Romano Colangeli Vocci feminici della Lirica Spagnola del´900.
Significado de su poesía
Como escritora, concebía la poesía como una forma de aliviar la tensión emotiva o intelectual. Aseguraba que esas vivencias, aunque partiesen de lo cotidiano, necesitaban de un lenguaje más elevado, mejor estructurado y más efectivo, que fuese capaz de atravesar las barreras de la comunicación y llegar al lector, quien, según ella, daba sentido a las obras una vez que éste las leía, aportando su propia visión subjetiva a la porción que interpretase de la intención original.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
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Algunos poemas de Elena Andrés:
De El buscador, 1959:
NOCTURNO
Buscador, ya ha llegado
la Noche, de la luna
caen lentamente unas manos sueltas;
vagan palpando levemente el aire,
buscan a Dios y se impregnan de noche.
Buscador, ¿dónde estás? Te has hecho múltiple
con los espejos de la luna plena;
vas ocupando todos los rincones,
a las esquinas de los muros miras.
Te arrodillas, te ciñes a los muros
en un ansia tenaz de disolverte.
Un aroma de incienso nos ahoga,
hay caricias de antiguas cabelleras
que cuelgan de los techos en penumbra
y nos dan en los rostros extasiado.
Buscador, ¿dónde estás? Ya no te siento.
EN UNA ESQUINA DE LA ESPALDA
Sí, en una esquina de la espalda.
En una esquina de la espalda
está este nido triste, el sol de ahora
lo va palpando, Buscador; inútil:
no llega el rayo ni el temblor dorado,
hay algo entre cristales muy oculto.
Sí, en una esquina de mi espalda
hay un sol muerto hace miles de años.
Tú, Buscador, abres tu mano larga,
como una venda, como un presagio...
Y salen de tus ojos horizontes.
SOBRE ESTA EXPLANADA DE HIERBA
Y sobre esta explanada de hierba
iluminada con las luces últimas
del éxtasis de sol amarillento,
vamos poniendo los extraños ídolos:
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una figura de cruzadas piernas
y cuello orante como sutil torre
de marfil trascendida que ha volado;
máscaras primitivas, huecas órbitas
con los ojos de todos y de nadie;
un palo negro con símbolo extraño;
una figura de ángel de alas rotas.
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y ahora esperemos que venga la noche
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