En coordinación con la ASOCIACIÓN CULTURAL FORO AIRES DE LIBERTAD
ENTRAR DESDE AQUÍ
GRUPO METAFORA-EXCLUSIVO PARA SUS MIEMBROS
ENTRAR DESDE AQUÍ
ENTRAR DESDE AQUÍ
REGISTRO Nº 605538 (Madrid - España -28-05-14)
GRUPO METAFORA-EXCLUSIVO PARA SUS MIEMBROS
ENTRAR DESDE AQUÍ
FOROS DE "AIRES DE LIBERTAD"
Estadísticas
Nuestros miembros han publicado un total de 1065442 mensajes en 48382 argumentos.
Tenemos 1587 miembros registrados
El último usuario registrado es José Valverde Yuste
Comenta a tus compañeros
¿Quién está en línea?
En total hay 142 usuarios en línea: 2 Registrados, 0 Ocultos y 140 Invitados :: 2 Motores de búsqueda
Liliana Aiello, Pedro Casas Serra
El record de usuarios en línea fue de 1156 durante el Mar 5 Dic - 20:39
Temas similares
Últimos temas
Conectarse
Comenta a tus compañeros
En coordinación con la ASOCIACIÓN CULTURAL FORO AIRES DE LIBERTAD
ENTRAR DESDE AQUÍ
GRUPO METAFORA-EXCLUSIVO PARA SUS MIEMBROS
ENTRAR DESDE AQUÍ
ENTRAR DESDE AQUÍ
REGISTRO Nº 605538 (Madrid - España -28-05-14)
GRUPO METAFORA-EXCLUSIVO PARA SUS MIEMBROS
ENTRAR DESDE AQUÍ
+13
Catalina de Alvarado
Pilar Molina
Mauricio Rey
Pascual Lopez Sanchez
Affelix
María Ofelia Reimundo
cecilia gargantini
Walter Faila
José Antonio Carmona
Liliana Aiello
Maria Lua
Ana María Di Bert
Evangelina Valdez
17 participantes
POESÍA SOCIAL I (En la primera páqgina hay un índice de autores)
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XV
Por recomendación de aquel distinguido caballero entré inmediatamente en la redacción de La Época; que dirigía el señor Eduardo Mac-Clure, y desde ese momento me incorporé a la joven intelectualidad de Santiago. Se puede decir que la "elite" juvenil santiaguina se reunía en aquella redacción, por donde pasaban graves y directivos personajes. Allí conocí a don Pedro Montt, a don Agustín, Edwards, cuñado del director del diario, a don Augusto Orrego Luco, al doctor Federico Puga Borne, actualmente ministro de Chile en Francia, y a tantos otros que pertenecían a la alta política de entonces.
La falange nueva la componía un grupo de muchachos brillantes que han tenido figuración, y algunos la tienen, no solamente en las letras, sino también en puestos de gobierno. Eran habituales a nuestras reuniones Luís Orrego Luco; el hijo del presidente de la República, pero Balmaceda; Manuel Rodríguez Mendoza; Jorge Huneeis Gana; su hermano Roberto; Alfredo y Galo Irarrázabal; Narciso Tondreau; el pobre Alberto Blest, ido tan pronto; Carlos Luís Hübner y otros que animaban nuestros entusiasmos con la autoridad que ya tenían; por ejemplo: el sutil ingenio de Vicente Grez o la romántica y caballeresca figura de Pedro Nolasco Préndez.
Luís Orrego Luco hacía presentir ya al escritor de emoción e imaginación que había de triunfar con el tiempo en la novela. Rodríguez Mendoza era entendedor de artísticas disciplinas y escritor político que fue muy apreciado. A él dediqué mi colección de poesías Abrojos. Jorge Huneeis Gana se apasionaba por lo clásico. Hoy mismo, que la diplomacia le ha atraído por completo, no olvidaba sus ganados lauros de prosista y publica libros serios, correctos e interesantes. Su hermano Roberto era un poeta sutil y delicado; hoy ocupa una alta posición en Santiago. Galo Irarrázabal murió no hace mucho tiempo, de diplomático, y su hermano Alfredo, que en aquella época tenía el cetro sonoro de la poesía alegra y satírica, es ahora ministro plenipotenciario en Japón. Tondreau hacía versos gllardos y traducía a Horacio. Ha sido intendente de una provincia. Todos los demás han desaparecido; muy recientemente el cordial y perspicaz Hübner.
Mac-Clure solía aparecer a avivar nuestras discusiones con su rostro sonriente y su inesperado habano. Era lo que en España se llama un hidalgo y en Inglaterra un gentleman.
La impresión que guardo de Santiago, en aquel tiempo, se reduciría a lo siguiente: vivir de arenques y cerveza en una casa alemana para poder vestirme elegantemente, como correspondía a mis amistades aristocráticas. terror del cólera que se presentó en la capital. Tardes maravillosas en el cerro de Santa Lucía. Crepúsculos inolvidables en el lago del parque Cousiño. Horas nocturnas con Alfredo Irarrázabal, con Luís Orrego Luco o en el silencio del Palacio de la Moneda, en compañía de Pedro Balmaceda y del joven conde Fabio Sanminatelli, hijo del ministro de Italia.
Debo comentar que una tarde, en un lunch, que allá llaman hacer "once", conocí al presidente Balmaceda. Después debía tratarle más detenidamente en Viña del Mar. Fui invitado a almorzar por él. me colocó a su derecha, lo cual, para aquel hombre lleno de justo orgullo, era la suprema distinción. Era un almuerzo familiar. Asistía el canónigo doctor Florencio Fontecilla, que fue más tarde obispo de La Serena y el general Orozimbo Barbosa, a la sazón ministro de la Guerra.
Era Balmaceda, a mi entender, el tipo del romántico-político y selló con su fin su historia. Era alto, garboso, de ojos vivaces, cabellera espesa, gesto señorial, palabra insinuante - al mismo tiempo autoritaria y meliflua. había nacido para príncipe y para actor. Fue el rey de un instante, de su patria; y concluyó como un héroe de Shakespeare. ¿ Qué más recuerdos de Santiago que me sean intelectualmente simpáticos?: La capa de don Diego Barros Arana; la tradicional figura de los Amunátegui; don Luis de Montt en su biblioteca.
Voy a referir algo que se relaciona con mi actuación en la redacción de La Época. Una vez apareció nuestro director en la tertulia y nos dijo lo siguiente:
"Vamos a dedicar un número a Campoamor, que nos acaba de enviar una colaboración. Doscientos pesos al que escriba la mejor cosa sobre Campoamor". Todos nos pusimos a la obra. Hubo notas muy lindas; pero por suerte, o por concentración de pensamiento, ninguna de las poesías resumía la personalidad del gran poeta, como esta décima mía:
"Este del cabello cano
como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano.
Cuando se tiene en la mano
un libro de tal varón
abeja es cada expresión,
que volando del papel
deja en los labios la miel
y pica en el corazón".
Debo confesar, sin vanidad ninguna, que todos los compañeros aprobaron la disposición del director que me adjudicaba el ofrecido premio.
Y ahora quiero evocar del triste, malogrado y prodigioso Pedro Balmaceda. No ha tenido Chile poeta más poeta que él. A nadie se le podría aplicar mejor el adjetivo de Hamlet: "Dulce príncipe". tenía una cabeza apolínea, sobre un cuerpo deforme. Su palabra er insinuante, conquistadora, ´´aurea. Se veía también en él la nobleza que le venía por linaje. Se diría que su juventud estaba llena de experiencia. Para sus pocos años tenía una sapiente erudición. Poseía idiomas. Sin haber ido a Europa sabía detalles de bibliotecas y museos. ¿Quién escribía en ese tiempo sobre arte, sino él? Y ,¿quién daba en ese instante una vibración de novedad de estilo como él? estoy seguro, de que todos mis compañeros de aquel entonces, acuerdan conmigo, la palma de la prosa a nuestro Pedro, lamentado y querido.
Y, ¿cómo no evocar ahora que él fue quien publicara mi libro Abrojos, respecto al cual escribiera una página artística y cordial? ( Fin del Capítulo XV)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
Y una aclaración, por si alguien, además de Lluvia estuviera siguiéndonos. Llevamos el capítulo XV de la Autobiografía de Rubén Darío. Y son LXVI. Ello quiere decir que, al ritmo que voy - y descansando todos los fines de semana, de jueves a domingo- me quedarán aproximadamente unas 5 o 6 semanas. Fácilmente hasta finales de Agosto.
¿Y qué tiene que ver la Autobiografía de Rubén Darío con el tema que nos ocupa, Poesía social? Seamos sinceros: Nada.
Veamos. Cayó en mis manos la Autobiografía. Me pareció interesante. Y decidí pasarla - consultándolo previamente con Lluvia-.
Pero sí trajimos a Rubén Darío, el poeta modernista por excelencia, por el tema que nos ocupa. Y de ello Lluvia ya ha puesto más de un poema con esas connotaciones. Nos faltaría, simplemente, hacer una reseña, aunque fuera breve, sobre el tema. Como yo ya no voy a poner ningún poema suyo, puesto que de ello se está encargando mi compañera, cuando termine con la autobiografía prometo realizar una breve reseña o comentario al respecto.
Espero vuestra comprensión. Insisto en que a mí me pareció bello el relato autobiográfico que Rubén Darío hace. Y pensé que era digno de estar en Aires de Libertad.
Gracias.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XVI
Por Pedro pasé a Valparaíso, en donde -¡anomalía!- iba a ocupar un puesto en la Aduana.
Valparaíso, para mí, fue ciudad de alegría y de tristeza, de comedia y de drama y hasta de aventuras extraordinarias. Estas quedarán para después.
Pero no dejaré de narrar mi permanencia y mi salida de la redacción de El Heraldo. Lo dirigía a la sazón Enrique Valdés Vergara. Era un diario completamente comercial y político. Había sido yo nombrado redactor por influencia de don Eduardo de la Barra, noble poeta y excelente amigo mío. Debo agregar para esto la amistad de un hombre muy querido y muy desgraciado en Chile: Carlos Toribio Robinet.
Se me encargó una crónica semanal. Escribí la primera sobre sports. A la cuarta me llamó el director y me dijo: "Usted escribe bien... Nuestro periódico necesita otra cosa... Así es que le ruego no pertenecer más a nuestra redacción...". Y, por escribir muy bien, me quedé sin puesto.
¡Qué no olvide yo estos tres nombres protectores: Poirier, Galleguillos Lorca y Sotomayor!
Mi vida en Valparaíso se concentra en ya improbables o ya hondos amoríos; en vagares a la orilla del mar, sobre todo , por Playa Ancha; invitaciones a bordo de los barcos, por marinos amigos y literarios; horas nocturnas, ensueños matinales, y lo que era entonces mi vibrante y ansiosa juventud.
Por circunstancias especiales e inquirida bohemia, llegaron para mí momentos de tristeza y escasez. No había sino partir. Partir gracias a don Eduardo de la Barra, Carlos Toribio Robinet, Eduardo Poirier y otros amigos.
Antes de embarcar a Nicaragua aconteció que yo tuviese la honra de conocer al gran chileno don José Victoriano Lastarria. Y fue de esta manera: Yo tenía, desde hacía mucho tiempo, como una viva aspiración el ser corresponsal de La Nación de Buenos Aires. He de manifestar que es en este periódico donde comprendí a mi manera el manejo del estilo y que en ese momento fueron mis maestros de prosa dos hombres muy diferentes: Paul Groussac y Santiago estrada, además de José Martí. Seguramente en uno y otro existía espíritu de Francia. Pero de un modo decidido, Groussac fue para mí el verdadero conductor intelectual.
Me dijo den Eduardo de la Barra: Vamos a ver a mi suegro, que es íntimo amigo del general Mitre, y estoy seguro de que él tendrá un gran placer en darle una carta de recomendación para que logremos nuestro objeto, y también estoy seguro de que el general Mitre aceptará inmediatamente la recomendación. En efecto, a vuelta de correo, venía la carta del general, con palabras generosas para mí, y diciéndome que se me autorizaba para pertenecer desde ese momento a La Nación.
Quiso, pues, mi buena suerte que fuesen un Lastarria y un Mitre quienes hiciesen mi colaboración en ese gran diario.
Estaba Lastarria sentado en una silla, Voltaire. No podía moverse por su enfermedad. Era venerable su ancianidad ilustre. Fluía de él autoridad y majestad.
Había mucha gloria chilena en aquel prócer. Gran bondad emanaba de su virtud y nunca he sentido en América como entonces la majestad de una presencia sino cuando conocí al general Mitre en la Argentina y al doctor Rafael Núñez en Colombia.
Con mi cargo de corresponsal de La Nación me fui para mi tierra, no sin haber escrito mi primera correspondencia fechada el 3 de febrero de 1889, sobre la llegada del crucero brasileño "Almirante Barroso" a Valparaíso, a cuyo bordo iba un príncipe, nieto de Don Pedro.
En todo este viaje no recuerdo ningún incidente, sino la visión de la "debacle" de Panamá: Carros cargados de negros africanos que aullaban porque , según creo, no se les había pagado sus emolumentos. Y aquellos hombres desnudo y con los brazos al cielo, pedían justicia. ( Fin del Capítulo XVI)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XVII
Al llegar a este punto de mis recuerdos, advierto que bien puedo equivocarme, de cuando en cuando, en asuntos de fecha, y anteponer, o posponer, la prosecución de sucesos. No importa. Quizás ponga algo que aconteció después en momentos que no le corresponde y viceversa. Es fácil, puesto que no cuento con más guía que el esfuerzo de mi memoria. Así, por ejemplo, pienso en algo importante que olvidé cuando he tratado de mi primera permanencia en San Salvador.
Un día, en momentos en que estaba pasando horas tristes, sin apoyo de ninguna clase, viviendo a veces en casa de amigos y sintiendo lo indecible me sentí mal, en la calle. En la ciudad había una epidemia terrible de viruela. Yo creí que lo que me pasaba sería un malestar causado por el desvelo; pero resultó que, desgraciadamente, era el temido morbo. Me condujeron a un hospital con el comienzo de la fiebre. Pero en el hospital protestaron, puesto que no era aquello un lazareto; y entonces, unos amigos, entre los cuales recuerdo el nombre de Alejandro Salinas, que fue el más eficaz, me llevaron a una población cercana, de clima más benigno, que se llamaba Santa Tecla. Allí se me aisló en una habitación especial y fui atendido, verdaderamente como si hubiese sido un miembro de su familia, por una señoritas de apellido Cáceres Buitrago. Me cuidaron, como he dicho, con cariño y solicitud y sin temor al contagio de la peste espantosa. Yo perdí el conocimiento, viví algún tiempo en el delirio de la fiebre, sufrí todo lo cruento de los dolores y de las molestias de la enfermedad; pero fui tan bien servido que no quedaron en mí, una vez que se había triunfado del mal, las feas cicatrices que señalan el paso de la viruela.
En lo referente a mi permanencia en Chile, olvidé también un episodio que juzgo bastante interesante. Cuando habitaba en Valparaíso, tuve la protección de un hombre excelente y de origen humilde, el doctor Galleguillos Lorca, muy popular y muy mezclado entonces en política, siendo una especie de leader entre los obreros. Era médico homeópata. Había comenzado de minero, trabajando como un peón; pero dotado de singulares energías, resistente y de buen humor, logró instruirse relativamente y llegó a ser lo que era cuando yo le conocí. Llegaban a su consultorio tipos raros a quienes daba muchas veces, no sólo las medicinas, sino también dinero. El hampa de Valparaíso tenía en él a su galeno. Le gustaba tocar la guitarra, cantar romances, e invitaba a sus visitantes casi siempre, gente obrera, a tomar unos "ponches" compuestos de agua, azúcar y aguardiente, el aguardiente que llamaban en Chile "guachacay". Era ateo y excelente sujeto. Tenía un hijo a quien inculcaba sus ideas en discursos burlones, de volterianismo ingenuo y un poco rudo. El resultado fue que el pobre muchacho, según supe después, a los veinte y tantos años se pegó un tiro.
Una ocasión me dijo el doctor Galleguillos: "¿Quiere usted acompañarme esta noche a una visita que tengo que hacer por los cerros?". Los cerros de Valparaíso tenían fama de peligrosos en horas nocturnas, mas yendo con el doctor Galleguillos me creía salvo de cualquier ataque y acepté su invitación. Tomó él su pequeño botiquín y partimos. La noche era obscura y cuando estuvimos a la entrada de la estribación de la serranía, el comienzo era bastante difícil, lleno de barranco y hondonadas. Llegaban a nuestros oídos, de cuando en cuando, algún tiro más o menos lejano. Al entrar a cierto punto, un farolito surgió detrás de unas piedras. El doctor silbó de un modo especial, y el hombre que llevaba el farolito se adelantó a nosotros. "- ¿están los muchachos?" - preguntó galleguillos. -"Sí, señor"- contestó el rotito. Y sirviéndonos de guía, comenzó a caminar y nosotros tras él. Anduvimos largo rato, hasta llegar a una especie de choza o cas, en donde entramos. Al llegar hubo una especie de murmullo entre un grupo de hombres que causaron en mí vivas inquietudes.. Todos ellos tenían trazas de facinerosos, y en efecto lo eran. Más o menos asesinos, más o menos ladrones, pues pertenecían a la mala vida. Al verme me miraron con hostiles ojos, pero el doctor les dijo algunas palabras y ello calmó la agitación de aquella gente desconfiada. Había una especie de cantina, o de boliche, en que se amontonaban unas cuantas botellas de diferentes licores. estaban bebiendo, según la costumbre popular, un "ponche" matador, en un vaso enorme que se denomina "potrillo" y que pasa de mano en mano y de boca en boca. Uno de los mal entrazados me invitó a beber; yo rehusé con asco instintivo; y se produjo un movimiento de protesta furiosa entre los asistentes. -"Beba pronto", me dijo por lo bajo el doctor Galleguillos, "y déjese de historias". Yo comprendí lo peligroso de la situación y me apresuré a probar aquel ponche infernal. Con esto satisfice a los rotos. Luego llamaron al doctor y pasamos a un cuarto interior. En una cama, y rodeado de algunas mujeres, se encontraba un hombre herido. El doctor habló con él, le examinó y le dejó unas cuantas medicinas de su botiquín. Luego salimos, acompañados entonces de otros rotos, que insistieron en custodiarnos, porque, según decían, había sus peligros esa noche. Así, entre las tinieblas, apenas alumbrados por un farolito, entramos de nuevo a la ciudad. Era ya un poco tarde, y el doctor me invitó a cenar. -"Iremos -me dijo- a un lugar curioso, para que lo conozcas". En efecto, por calles extraviadas, llegamos a no recuerdo ya qué casa, tocó mi amigo una puerta que se entreabrió y penetramos. En el interior había una especia de restaurant, en donde cenaban personas de diversas cataduras. Ninguna de ellas con aspecto de gente pacífica y honesta. El doctor llamó al dueño del establecimiento y me presentó. -" Pasen adentro", nos dijo este. Seguimos más al fondo de la casa, no sin cruzar por un patio húmedo y lleno de hierba. Aquí hay enterrados muchos, me dijo en voz baja el médico. En otro comedor se nos sirvió de cenar y yo oía las voces que en un cuarto cerrado daban de cuando en cuando algunos individuos. Aquello era una timba del peor carácter. Casi de madrugada, salimos de allí y la aventura me impresionó de modo que no la he olvidado. Así no podía menos de contarla esta vez. ( Fin del Capítulo XVII).
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XVIII
Y ahora, continuaré el hilo de mi interrumpida narración. Me encuentro de vuelta de Chile, en la ciudad de León de Nicaragua.
Estoy de nuevo en la casa de mis primeros años. Otros devaneos han ocupado mi corazón y mi cabeza. hay un apasionamiento súbito por cierta bella persona que me hace sufrir con la sabida felinidad femenina y hay una amiga inteligente, graciosa, aficionada a la literatura, que hace lo posible por ayudarme en mi amorosa empresa; y lo hace de tal manera, que cuando, por fin, he perdido mi última esperanza con la otra, entregada desdichadamente a un rival más feliz, me encuentro enloquecido por mi intercesora. esta inesperada revolución amorosa se prolonga en la ciudad de Chinandega, en donde ¡desventurado de mí! iba casarse el ídolo de mis recientes anhelos. Y allí nuevas complicaciones sentimentales me aguardaban, con otra joven, casi una niña; y quién sabe en qué hubiera parado todo esto, si por segunda vez amigos míos, entre ellos el coronel Ortiz, hoy general, y que ha sido vicepresidente de la República, no me facturan apresuradamente para El Salvador. Lo que provocó tal medida fue que una fiesta dada por el novio de aquella a quien yo adoraba, y a la cual no sé por qué ni cómo, fui invitado, con el aguijón de los excitantes del diablo, y a pedido de no sé quién, empecé a improvisar versos, pero versos en los cuales decía horrores del novio, de la familia de la novia, ¡qué se yo de quién más! Y fui sacado de allí más que de prisa. Una vez llegado a la capital salvadoreña busqué algunas de mis antiguas amistades y una de ellas me presentó al general Francisco Menéndez, entonces presidente de República. Era éste, al par que militar de mérito, conocido agricultor y hombre probo. Era uno de los más fervientes partidarios de la Unión centroamericana, y hubiera hecho seguramente el sacrificio de su alto puesto por ver realizado el ideal unionista que fuera sostenido por Morazán, Cabañas, Jerez, Barrios y tantos otros. En esos días se trataba cabalmente de dar vida a un nuevo movimiento unificador, y es claro que el presidente de El Salvador era uno de los más entusiastas en la obra.
A los pocos días me mandó llamar y me dijo: - "¿Quiere usted hacerse cargo de la dirección de un diario que sostenga los principios de la Unión?". -" Desde luego, señor presidente", le contesté. -"Está bien", me dijo, "daré orden para que enseguida se arregle todo lo necesario". En efecto, no pasó mucho sin que yo estuviera a la cabeza de un diario, órgano de los unionistas centroamericanos y que, naturalmente, se titulaba La Unión.
Estaba remunerado con liberalidad. Se me pagaba aparte los sueldos de los redactores. Se imprimía el periódico en la imprenta nacional y se me dejaba todo el producto administrativo de la empresa. El diario empezó a funcionar con bastante éxito. Tenía bajo mis órdenes a un escritor político de Costa Rica, a quien encomendé los artículos editoriales, don Tranquilino Chacón ; a un fulminante colombiano, famoso en Centro América como orador, como taquígrafo y aun como militar y como revolucionario, un buen diablo, Gustavo Ortega; y a cierto malogrado poeta costarriqueño, mozo gentil, que murió de tristeza y de miseria, aunque en sus últimos días tuviese el gobierno de Costa Rica la buena idea de hacerlo ir a Barcelona para que siquiera lograse el consuelo de morir después de haber visto Europa; me refiero a Equileo Echevarría. Luego, contaba con la colaboración de las mejores inteligencias del país y del resto de América Central; y el diario empezó su carrera con mucha suerte.
Habitaba entonces en San Salvador la viuda de un famoso orador de Honduras, Álvaro Contreras , que si no estoy mal informado, tiene hoy un monumento. Fue este hombre vivaz y lleno de condiciones brillantes, un verdadero dominador de la palabra. Combatió las tiranías y sufrió persecuciones por ello. En tiempo de la Guerra del Pacífico fundó un periódico en Panamá en defensa de los intereses peruanos. Su viuda tenía dos hijas: a ambas había conocido yo en los días de mi infancia y en casa de mi tía Rita. Eran de aquellas compañeras que alegraban nuestras fiestas pueriles, de aquellas con quienes bailábamos y con quienes cantábamos canciones en las novenas a la Virgen, en las fiestas de diciembre. Esas dos niñas eran ya dos señoritas. Una de ellas casó con el hijo de un poderoso banquero, a pesar de la modesta posición en que quedara la familia después de la muerte de su padre. Yo frecuenté la casa de la viuda, y al amor del recuerdo y por la inteligencia, sutileza y superiores dotes de la otra niña, me vi de pronto envuelto en nueva llama amorosa. Ello trascendió en aquella reducida sociedad amable: - "¿Por qué no se casa?", me dijo una vez el presidente. -" Señor es lo que pienso hacer enseguida". Y, con el beneplácito de mi novia y de su madre, me puse a tomar las disposiciones necesarias para la realización de mi matrimonio. Entretanto, uno de mis amigos principales era Francisco Gavidia, quien quizás sea de los más sólidos humanistas y seguramente de los primeros poetas con que hoy cuenta la América española. Fue con Gavidia, la primera vez que estuve en aquella tierra salvadoreña, con quien penetran en iniciación ferviente, en la armoniosa floresta de Víctor Hugo; y de la lectura mutua de los alejandrinos del gran francés, que Gavidia, el primero seguramente, ensayara en castellano a la manera francesa, surgió en mí la idea de renovación métrica, que debía ampliar y realizar más tarde. A Gavidia aconteciole un caso singularísimo, que me narrara alguna vez, y que dice como vibra en su cerebro la facultad del ensueño, de tal manera que llegó a exteriorizarse con tanta fuerza. Sucedió que siendo muy joven, recién llegado a parís, iba leyendo un diario por un puente del Sena, en el cual diario encontró la noticia de la ejecución de un inocente. Entonces se impresionó de tal manera que sufrió la más singular de las alucinaciones. Oyó que las aguas del río, los árboles de la orilla, las piedras de los puentes, toda la naturaleza circundante gritaban: -"¡Es necesario que alguien se sacrifique para lavar esa injusticia!". E incontinenti se tiró al río. Felizmente alguien le vio y pudo ser salvado inmediatamente. Le prodigaron los auxilios y fue conducido al consulado de El Salvador, cuyas señas llevaba en el bolsillo. Después, en su país, ha publicado bellos libros y escrito plausibles obras dramáticas: se ha nutrido de conocimientos diversos y hoy es director de la Biblioteca Nacional d la capital salvadoreña. (Fin del Capítulo XVIII)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XIX
Listo, pues, todo para mi boda, quedó señalad la fecha del 22 de junio de aquel año de 1890 para la ceremonia civil. En ese día debería efectuarse en Sal Salvador una gran fiesta militar, para lo cual vendrían las tropas acuarteladas en Santa Ana y que comandaba el general Carlos Ezeta, brazo derecho, y diremos casi hijo mimado del presiente de la República. Se decía que había querido casarse con Teresa, la hija mayor de éste. Si no estoy equivocado había disensiones entre Ezeta y algunos ministros del general Menéndez, como los doctores Delgado e Interiano, pero no podría precisar nada al respecto.
Es el caso que las tropas llegaron para la gran parada del 22. Esa noche debía darse un baile en la Casa Blanca, esto es, en el Palacio Presidencial.
Se celebró en casa de mi novia la ceremonia del matrimonio civil y hubo un almuerzo al que asistió el general Ezeta. Éste estaba nervioso y por varias veces se levantó a hablar con el señor Amaya, director de telégrafos y amigo suyo. Después de la fiesta, yo, fatigado, me fui a acostar temprano, con la decisión de no asistir al baile de la Casa Blanca. Muy entrada la noche, oí, entre dormido y despierto, ruidos de descargas de cañones y tiros aislados, y ello no me sorprendió, pues supuse vagamente que aquello pertenecía a la función militar. Más aún, sería la madrugada, cuando sentí ruidos de caballos que se detenían en la puerta de mi habitación, a la cual se llamó, pronunciando mi nombre varias veces. -"Levántate", me decían, "está tu amigo el general Ezeta". Yo contesté que estaba demasiado cansado y no tenía ganas de pasear, suponiendo, desde luego, que se me invitaba para algún alegre y báquico desvelo. Sentí que se alejaron los caballos.
Por la mañana llamaron a la puerta de nuevo; me levanté, abrí y me encontré con una criada de casa de mi novia, o mejor dicho, de mi mujer. - "Dicen las señoras", expresó, "que están muy inquietas con usted, suponiendo que le hubiese pasado algo en lo de anoche". -" ¿Pero, qué ha ocurrido?", le pregunté. -"Que ya no es presidente el general Menéndez, que le han matado". "¿Y quién es el presidente entonces?". -"El general Ezeta". Me vestí y partí inmediatamente a casa de mi esposa. Al pasar por los portales vecinos a la Casa Blanca encontré unos cadáveres entre charcos de sangre. Impresionado, entré al café del Hotel Nuevo Mundo a tomar una copa; me senté. En una mesa cercana había un hombre con una herida en el cuello, vendada con un pañuelo ensangrentado. estaba vestido de militar y bastante ebrio. Sacó un revolver y tranquilamente me apuntó: -"Diga, ¡Viva el general Ezeta!". - "Sí, señor", le contesté, "¡viva el general Ezeta!". - "Así se hace", exclamó. Y guardó su revolver. Tomé mi copa y partí inmediatamente a buscar a mi mujer. En su casa se me narró lo que había sucedido. Durante la noche, mientras se estaba en lo mejor del baile presidencial, donde se hallaba la flor de la sociedad salvadoreña, quedaron todos sorprendidos por ruidos de fusilería, y se notó que el Palacio estaba rodeado de tropas.. Un general, cuyo nombre no recuerdo, había penetrado a los salones e intimó orden de prisión a los ministros que allí se encontraban. El presidente, general Menéndez, se había ido a acostar. La confusión de las gentes fue grande, hubo gritos y desmayos.. A todo esto se había ya avisado al general Menéndez, que se ciñó su espada e increpó duramente al general que llegaba a comunicarle también orden de prisión.. Entre tanto la guardia del Palacio se batía desesperadamente con las tropas sublevadas. Teresa, la hija mayor del presidente, gritaba en los salones: -"¡Qué llamen a Carlos, el tranquilizará todo esto y dominará la situación!". -"Señorita", le contestó alguien, "es el general Ezeta quien se ha sublevado". El presidente había abierto los balcones de la habitación y arengaba a las tropas. Aun se oyó un viva al general Menéndez, pero éste cayó instantáneamente muerto. Fue llevado el cuerpo, y los médicos certificaron que no tenía ninguna herida. Al darse cuenta de que Carlos Ezeta, a quien él quería como a un hijo y a quien había hecho toda clase de beneficios, a quien había enriquecido, a quien había puesto a la cabeza de su ejercito, era quien le traicionaba del tal modo, el pobre presidente, que era cardíaco, según parece, sufrió un ataque mortal. El cadáver fue expuesto y el pueblo desfiló y se dio cuenta de la verdad del hecho. -"¿Qué piensas hacer?", me dijo mi esposa. -"Partir inmediatamente a Guatemala, puesto que hay un vapor en el puerto de la Libertad". Salí a dar los pasos necesarios para el arreglo rápido de mi viaje, y en el camino me encontré con alguien que me dijo: -"El general Ezeta desea que vaya dentro de una hora al Cuartel de Artillería". Cruzaban patrullas por las calles. Unos cuantos soldados iban cargados con cajas de dinero. Una hora después estaba yo en el cuartel de artillería, que se hallaba lleno de soldados, muchos de ellos heridos. Un tropel de jinetes. Llega el general Ezeta, rodeado de su estado Mayor. Se nota que ha bebido mucho. Desde el caballo se dirige a mí y me dice que me entienda con no recuerdo ya quién, para asuntos de publicidad sobre el nuevo estado de cosas. Yo salgo y prosigo mis preparativos de partida; escribo una carta al nuevo presidente manifestándole que un asunto particular de especialísima urgencia, me obliga a irme inmediatamente a Guatemala; que volveré a los pocos días a ponerme a sus ordenes. Y me dirigí al puerto de la Libertad. En el hotel estaba, cuando el comandante del puerto apareció y me dijo que de orden superior me estaba prohibida la salida del país. Entonces empecé por el telégrafo una campaña activísima. Me dirigí a varios amigos, rogándoles se interesasen con Ezeta y hasta recurrí a la buena voluntad masónica de mi antiguo amigo el doctor Rafael Reyes, íntimo amigo del improvisado presidente.
El vapor estaba para zarpar, cuando por influencia de Reyes, el comandante recibía orden de dejar que me embarcase; pero junto conmigo iba ya persona que observase y que procurase conocer el fondo de mis impresiones y sentimientos sobre los sucesos acontecidos. Era un señor Mendiola Boza, cubano de origen. Natural que yo me manifesté ezetista convencido, y el hombre lo creyó o no lo creyó, pero cumplió con su misión. ( Fin del Capítulo XIX)
Última edición por Pascual Lopez Sanchez el Vie 17 Jul - 12:14, editado 1 vez
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56933
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
¡Chapeau! por tu gran trabajo, mi querido Pascual.
Salvador Díaz Mirón
Rubén Darío
Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas
que aman las tempestades, los Oceanos;
las pesadas tizonas, las férreas clavas,
son las armas forjadas para tus manos.
Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;
del Arte, recorriendo montes y llanos,
van tus rudas estrofas, jamás esclavas,
como un tropel de búfalos americanos.
Lo que suena en tu lira lejos resuena,
como cuando habla el bóreas, o cuando truena.
¡Hijo del Nuevo Mundo! la humanidad
oiga, sobre la frente de las naciones,
la hímnica pompa lírica de tus canciones
que saludan triunfantes la Libertad.
Retorno
El retorno a la tierra natal ha sido tan
sentimental, y tan mental, y tan divino,
que aún las gotas del alba cristalinas están
en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.
Por el Anfión antiguo y el prodigio del canto
se levanta una gracia de prodigio y encanto
que une carne y espíritu, como en el pan y el vino.
En el lugar en donde tuve la luz y el bien,
¿qué otra cosa podría sino besar el manto
a mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén?
Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño,
de esencia de recuerdo, de arte de corazón,
concreto ahora todos mis ensueños de niño
sobre la crín anciana de mi amado León.
Bendito el dromedario que a través del desierto
condujera al Rey Mago, de aureolada sien,
y que se dirigía por el camino cierto
en que el astro de oro conducía a Belén.
Amapolas de sangre y azucenas de nieve
he mirado no lejos del divino laurel,
y he sabido que el vino de nuestra vida breve
precipita hondamente la ponzoña y la hiel.
Mas sabe el optimista, religioso y pagano,
que por César y Orfeo nuestro planeta gira,
y que hay sobre la tierra que llevar en la mano,
dominadora siempre, o la espada, o la lira.
El paso es misterioso. Los mágicos diamantes
de la corona o las sandalias de los pies
fueron de los maestros que se elevaron antes,
y serán de los genios que triunfarán después.
Parece que Mercurio llevara el caduceo
de manera triunfal en mi dulce país,
y que brotara pura, hecha por mi deseo,
en cada piedra una mágica flor de lis.
Por atavismo griego o por fenicia influencia,
siempre he sentido en mí ansia de navegar,
y Jasón me ha legado su sublime experiencia
y el sentir en mi vida los misterios del mar.
¡Oh, cuántas veces, cuántas oí los sones
de las sirenas líricas en los clásicos mares!
¡Y cuántas he mirado tropeles de tritones
y cortejos de ninfas ceñidas de azahares!
Cuando Pan vino a América, en tiempos fabulosos
en que había gigantes y conquistaban Pan
y Baco tierra incógnita, y tigres y molosos
custodiaban los templos sagrados de Copán,
se celebraban cultos de estrellas y de abismos;
se tenía una sacra visión de Dios. Y era
ya la vital conciencia que hay en nosotros mismos
de la magnificencia de nuestra Primavera.
Los atlántidas fueron huéspedes nuestros. Suma
revelación un tiempo tuvo el gran Moctezuma,
y Hugo vio en Momotombo órgano de verdad.
A través de las páginas fatales de la historia,
nuestra tierra está hecha de vigor y de gloria,
nuestra tierra está hecha para la Humanidad.
Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,
y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz.
Cuando Dante llevaba a la Sorbona ciencia
y su maravilloso corazón florentino,
creo que concretaba el alma de Florencia,
y su ciudad estaba en el libro divino.
Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña.
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis
esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.
Y León es hoy a mí como Roma o París.
Quisiera ser ahora como el Ulises griego
que domaba los arcos, y los barcos y los
destinos. Quiero ahora deciros ¡hasta luego!
¡Porque no me resuelvo a deciros adiós!
Salvador Díaz Mirón
Rubén Darío
Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas
que aman las tempestades, los Oceanos;
las pesadas tizonas, las férreas clavas,
son las armas forjadas para tus manos.
Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;
del Arte, recorriendo montes y llanos,
van tus rudas estrofas, jamás esclavas,
como un tropel de búfalos americanos.
Lo que suena en tu lira lejos resuena,
como cuando habla el bóreas, o cuando truena.
¡Hijo del Nuevo Mundo! la humanidad
oiga, sobre la frente de las naciones,
la hímnica pompa lírica de tus canciones
que saludan triunfantes la Libertad.
Retorno
El retorno a la tierra natal ha sido tan
sentimental, y tan mental, y tan divino,
que aún las gotas del alba cristalinas están
en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.
Por el Anfión antiguo y el prodigio del canto
se levanta una gracia de prodigio y encanto
que une carne y espíritu, como en el pan y el vino.
En el lugar en donde tuve la luz y el bien,
¿qué otra cosa podría sino besar el manto
a mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén?
Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño,
de esencia de recuerdo, de arte de corazón,
concreto ahora todos mis ensueños de niño
sobre la crín anciana de mi amado León.
Bendito el dromedario que a través del desierto
condujera al Rey Mago, de aureolada sien,
y que se dirigía por el camino cierto
en que el astro de oro conducía a Belén.
Amapolas de sangre y azucenas de nieve
he mirado no lejos del divino laurel,
y he sabido que el vino de nuestra vida breve
precipita hondamente la ponzoña y la hiel.
Mas sabe el optimista, religioso y pagano,
que por César y Orfeo nuestro planeta gira,
y que hay sobre la tierra que llevar en la mano,
dominadora siempre, o la espada, o la lira.
El paso es misterioso. Los mágicos diamantes
de la corona o las sandalias de los pies
fueron de los maestros que se elevaron antes,
y serán de los genios que triunfarán después.
Parece que Mercurio llevara el caduceo
de manera triunfal en mi dulce país,
y que brotara pura, hecha por mi deseo,
en cada piedra una mágica flor de lis.
Por atavismo griego o por fenicia influencia,
siempre he sentido en mí ansia de navegar,
y Jasón me ha legado su sublime experiencia
y el sentir en mi vida los misterios del mar.
¡Oh, cuántas veces, cuántas oí los sones
de las sirenas líricas en los clásicos mares!
¡Y cuántas he mirado tropeles de tritones
y cortejos de ninfas ceñidas de azahares!
Cuando Pan vino a América, en tiempos fabulosos
en que había gigantes y conquistaban Pan
y Baco tierra incógnita, y tigres y molosos
custodiaban los templos sagrados de Copán,
se celebraban cultos de estrellas y de abismos;
se tenía una sacra visión de Dios. Y era
ya la vital conciencia que hay en nosotros mismos
de la magnificencia de nuestra Primavera.
Los atlántidas fueron huéspedes nuestros. Suma
revelación un tiempo tuvo el gran Moctezuma,
y Hugo vio en Momotombo órgano de verdad.
A través de las páginas fatales de la historia,
nuestra tierra está hecha de vigor y de gloria,
nuestra tierra está hecha para la Humanidad.
Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,
y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz.
Cuando Dante llevaba a la Sorbona ciencia
y su maravilloso corazón florentino,
creo que concretaba el alma de Florencia,
y su ciudad estaba en el libro divino.
Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña.
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis
esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.
Y León es hoy a mí como Roma o París.
Quisiera ser ahora como el Ulises griego
que domaba los arcos, y los barcos y los
destinos. Quiero ahora deciros ¡hasta luego!
¡Porque no me resuelvo a deciros adiós!
_________________
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XX
Al llegar a Guatemala, supe que la guerra estaba por estallar entre este país y El Salvador. Menéndez: había mantenido las mejores relaciones con elnpresidente guatemalteco Barillas, y este tenía sus razones para creer que Ezeta le sería contrario, y aprovechara para prestigiarse de la antipatía tradicional entre salvadoreños y guatemaltecos.. No bien hube llegado al hotel, cuando un oficial se presentó a decirme que el presidente general Barillas me esperaba inmediatamente. La capital estaba conmoviday se hablaba de la seguridad de la guerra. Me dirigí a la casa presidencial, acompañado del oficial que había ido a buscarme. penetré entre los numerosos soldados de la guardia de honor y se me hizo pasar a un salón. Al llegar, vi que el presidente estaba rodeado de muchos notables de la ciudad. Se hallaba agitadísimo y cuando yo entré pronunciaba estas palabras: -"Porque, señores, el que quiera comer pescado que se moje él..." Yo me senté timidamente en una silla, fuera dell círculo, pero el presidente me miró y me preguntó: "¿Es usted el Señor Rubén Darío?". -"Sí, señor", le contesté. Me hizo entonces avanzar y me señaló un asiento cercano a él. -"Vamos a ver", me dijo, "¿es usted también de los que andan diciendo que el general Menéndez no ha sido asesinado?". -"Señor Presidente", le contesté, "yo acabo de llegar, no he hablado aún con nadie, pero puedo asegurarle que el presidente Menéndez no ha sido asesinado". En los ojos de Barillas brilló la cólera. -"¿Y no sabe usted que tengo en la penitenciaria a muchos propaladores de esa falsa noticia?". -"Señor", insistí, "esa noticia no es falsa. El general Menéndez ha muerto de un ataque cardíaco al parecer; pero si no ha sido asesinado con bala o con puña, le ha dado muerte la ingratitud, la infamia del general Ezeta, que ha cometido, se puede decir, un verdadero parricidio". Y me extendí sobre el particular. El presidente me escuchó sin inmutarse. "Esta bien", me dijo, cuando hube concluído. "Vaya enseguida y escriba eso. Que aparezca mañana mismo. Y véase con el Ministro de Relaciones Exteriores y con el Ministro de Hacienda". Me fui rapidamente a mi hotel y escribí la narración de los sucesos del 22 de junio, con el título de Historia negra, que en ocasión oportuna reprodujo La Nación, de Buenos Aires.
Mi escrito causó gran impresión, y supe después que Carlos Ezeta, así como su hermano Antonio, aseguraban que si alguna vez caía en sus manos no saldría vivo de ellas. -"Y pensar", decía algún tiempo más tarde el presidente Ezeta al ministro de España, don Julio de Arellano y Arróspide - después Marqués de casa Arellano, y cuya esposa fuera madrina de mi hijo, en San josé de Costa Rica -"¡ y pensar que yo hubiera hecho reco a Rubén si no comete el disparate de ponerse en contra mía!". La verdad es que yo estaba satisfecho de mi conducta, pues menéndez había sido mi benefactor, y sentía repugnancia de adherirme al círculo de los traidores. ¡Será ello quizás un poco romántico y poco práctico; pero que le vamos a hacer! ( Fin del Capítulo XX)
XX
Al llegar a Guatemala, supe que la guerra estaba por estallar entre este país y El Salvador. Menéndez: había mantenido las mejores relaciones con elnpresidente guatemalteco Barillas, y este tenía sus razones para creer que Ezeta le sería contrario, y aprovechara para prestigiarse de la antipatía tradicional entre salvadoreños y guatemaltecos.. No bien hube llegado al hotel, cuando un oficial se presentó a decirme que el presidente general Barillas me esperaba inmediatamente. La capital estaba conmoviday se hablaba de la seguridad de la guerra. Me dirigí a la casa presidencial, acompañado del oficial que había ido a buscarme. penetré entre los numerosos soldados de la guardia de honor y se me hizo pasar a un salón. Al llegar, vi que el presidente estaba rodeado de muchos notables de la ciudad. Se hallaba agitadísimo y cuando yo entré pronunciaba estas palabras: -"Porque, señores, el que quiera comer pescado que se moje él..." Yo me senté timidamente en una silla, fuera dell círculo, pero el presidente me miró y me preguntó: "¿Es usted el Señor Rubén Darío?". -"Sí, señor", le contesté. Me hizo entonces avanzar y me señaló un asiento cercano a él. -"Vamos a ver", me dijo, "¿es usted también de los que andan diciendo que el general Menéndez no ha sido asesinado?". -"Señor Presidente", le contesté, "yo acabo de llegar, no he hablado aún con nadie, pero puedo asegurarle que el presidente Menéndez no ha sido asesinado". En los ojos de Barillas brilló la cólera. -"¿Y no sabe usted que tengo en la penitenciaria a muchos propaladores de esa falsa noticia?". -"Señor", insistí, "esa noticia no es falsa. El general Menéndez ha muerto de un ataque cardíaco al parecer; pero si no ha sido asesinado con bala o con puña, le ha dado muerte la ingratitud, la infamia del general Ezeta, que ha cometido, se puede decir, un verdadero parricidio". Y me extendí sobre el particular. El presidente me escuchó sin inmutarse. "Esta bien", me dijo, cuando hube concluído. "Vaya enseguida y escriba eso. Que aparezca mañana mismo. Y véase con el Ministro de Relaciones Exteriores y con el Ministro de Hacienda". Me fui rapidamente a mi hotel y escribí la narración de los sucesos del 22 de junio, con el título de Historia negra, que en ocasión oportuna reprodujo La Nación, de Buenos Aires.
Mi escrito causó gran impresión, y supe después que Carlos Ezeta, así como su hermano Antonio, aseguraban que si alguna vez caía en sus manos no saldría vivo de ellas. -"Y pensar", decía algún tiempo más tarde el presidente Ezeta al ministro de España, don Julio de Arellano y Arróspide - después Marqués de casa Arellano, y cuya esposa fuera madrina de mi hijo, en San josé de Costa Rica -"¡ y pensar que yo hubiera hecho reco a Rubén si no comete el disparate de ponerse en contra mía!". La verdad es que yo estaba satisfecho de mi conducta, pues menéndez había sido mi benefactor, y sentía repugnancia de adherirme al círculo de los traidores. ¡Será ello quizás un poco romántico y poco práctico; pero que le vamos a hacer! ( Fin del Capítulo XX)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXI
De mi entrevista con el Ministro de Relaciones Exteriores y con el de Hacienda resultó que por diposición presidencial se me hizo, como en San Salvador, director y propietario de un diario de carácter semioficial. A los pocos días, salí el primer númeor de El Correo de la tarde.
Era el general Barillas un presidente voluntarioso y tiránico, como han sido todos los presidentes de la América Central. Se apoyaba, desde luego, en la fuerza militar, pero tenía cierta cultura y excelentes rasgos de generosidad y rectitud. Uno de sus ministros era Ramón Salazar, literato notable, de educación alemana. la guerra se inició, pero concluyó felizmente al poco tiempo.. El poder de los Ezeta se afianzó en San Salvador por el terror. En cuanto a mí, hice del diario semioficial una especie de cotidiana revista literaria. Frecuentaba a don Valero Pujol, uno de los españoles de mayor valor intelectual que hayan venido a América y cuyo nombre, no sé por qué, quizás por el rincón centroamericano en que se metiera, no ha brillado como merece. Viejo rpublicano, amigo de Salmerón y de Pí y Margall, creo que fue, durante la República, gobernador de Zaragoza. En Guatemala era y es todavía maestro. Ha publicado valiosos libros de Historia y tres generaciones le deben sus luces. Era director de la Biblioteca Nacional el poeta cubano, José Joaquín Palma, hombre exquisito y trovador zorrilesco. Es aquél autor de cierta poesía que se encontró entre los papeles de Olegario Andrade y que se publicó como suya, averiguándose después que era de Palma.
Tenía varios colaboradores literarios para mi periódico, entre los cuales un jovencito de ojos brillantes y cara sensual, dorada de sol de trópico, que hizo entonces sus primeras armas. Se llamaba Enrique Gómez Carrillo. Otro joven, José Tible Machado, que escribía páginas a lo Bourget, el Bourget bueno de entonces, y que después sería un conocido diplomático y actualmente redactor de Le Gaulois, de París, y otros.
Hice lo que pude de vida social e intelectual, pero ya era tiempo de que viniese mi mujer y acabásemos de casarnos. Y así, siete meses después de mi llegada, se celebró mi matrimonio religioso, siendo uno de mis padrinos el doctor Fernando Cruz, que falleció después de ministro en París. ( Fin del Capítulo XXI)
XXI
De mi entrevista con el Ministro de Relaciones Exteriores y con el de Hacienda resultó que por diposición presidencial se me hizo, como en San Salvador, director y propietario de un diario de carácter semioficial. A los pocos días, salí el primer númeor de El Correo de la tarde.
Era el general Barillas un presidente voluntarioso y tiránico, como han sido todos los presidentes de la América Central. Se apoyaba, desde luego, en la fuerza militar, pero tenía cierta cultura y excelentes rasgos de generosidad y rectitud. Uno de sus ministros era Ramón Salazar, literato notable, de educación alemana. la guerra se inició, pero concluyó felizmente al poco tiempo.. El poder de los Ezeta se afianzó en San Salvador por el terror. En cuanto a mí, hice del diario semioficial una especie de cotidiana revista literaria. Frecuentaba a don Valero Pujol, uno de los españoles de mayor valor intelectual que hayan venido a América y cuyo nombre, no sé por qué, quizás por el rincón centroamericano en que se metiera, no ha brillado como merece. Viejo rpublicano, amigo de Salmerón y de Pí y Margall, creo que fue, durante la República, gobernador de Zaragoza. En Guatemala era y es todavía maestro. Ha publicado valiosos libros de Historia y tres generaciones le deben sus luces. Era director de la Biblioteca Nacional el poeta cubano, José Joaquín Palma, hombre exquisito y trovador zorrilesco. Es aquél autor de cierta poesía que se encontró entre los papeles de Olegario Andrade y que se publicó como suya, averiguándose después que era de Palma.
Tenía varios colaboradores literarios para mi periódico, entre los cuales un jovencito de ojos brillantes y cara sensual, dorada de sol de trópico, que hizo entonces sus primeras armas. Se llamaba Enrique Gómez Carrillo. Otro joven, José Tible Machado, que escribía páginas a lo Bourget, el Bourget bueno de entonces, y que después sería un conocido diplomático y actualmente redactor de Le Gaulois, de París, y otros.
Hice lo que pude de vida social e intelectual, pero ya era tiempo de que viniese mi mujer y acabásemos de casarnos. Y así, siete meses después de mi llegada, se celebró mi matrimonio religioso, siendo uno de mis padrinos el doctor Fernando Cruz, que falleció después de ministro en París. ( Fin del Capítulo XXI)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXII
En casa de Pujol intimé con un gran tipo, muy de aquellas tierras. Era el general Cayetano Sánchez, sostenedor del presidente Barillas, militar temerario, joven aficionado a los alcoholes, y a quien todo era permitido por su dominio y simpatía en el elemento bélico. Recuerdo una escena inolvidable. Una noche de luna habíamos sido invitados varios amigos, entre ellos mi antiguo profesor, el polaco Don José Leonard, y el poeta Palma, a una cena en el castillo de San José. Nos fueron servidos platos criollos, especialmente uno llamado "chojin", sabroso plato que por cierto nos fue preparado por el hoy general Toledo, aspirante a la presidencia de la República. Sabroso plato, en verdad, ácido, picante, cuya base es el rábano. Los vinos abundaron como era de costumbre, y después se pasó al café y al cognac, del cual se bebieron copas innumerables.. Todos etábamos más que alegres, pero al general Sánchez se le notaba muy exaltado en su alegría, y como nos paseásemos sobre las fortificaciones, viendo de frente a la luz de la luna las lejanas torres de la Catedral, tuvo una idea de todos los diablos. " A ver, dijo, ¿quién manda esta pieza de artillería?", y señaló un enorme cañón. Se presentó el oficial y entonces Cayetano, como le llamabamos familiarmente, , nos dijo:" Ven ustedes que lindo blanco. Vamos a echar abajo una de las torres de la Catedral. Y ordenó que preparasen el tiro. Los soldados obedecieron como autómatas.; y como el general Sánchez era absolutamente capaz de todo, comprendimos que el momento era grave. Al poeta Palma se le ocurrió una idea excelente. -" Bien, Cayetano, le dijo; pero antes vamos a improvisar unos versos sobre el asunto. Haz que traigan más cognac". Todos comprendimos y heroicamente nos fuimos ingurgitando sendos vaso de alcohol. Palma servía copiosas dosis al general Sánchez. Él y ro recitabamos versos, y cuando la botella se había acabado, el general estaba ya dormido. Así se libró Guatemala de ser despertada a media noche a cañonazos de buen humor.. Cayetano Sánchez, poco después, tuvo un triste y trágico fin.
Por esos días aconteció un hecho que tuvo por muchos días suspensa la atención pública. El hijo de uno de los más íntegros y respetados magistrados de la capital, tenía amores con una dama casada con un extranjero. Como el marido oyese ruido una noche, se levantó y se dirigió al comedor en donde estaba oculto el amante de su mujer. Éste se arrojó sobre el pobre hombre y lo mató, encarnizadamente, con un puñal. La posición del joven, y sobre todo la del padre, aumentaban lo trágico del crimen. El asesino estuvo preso por algún tiempo y luego creo que le fue facilitada la fuga. Años después, reducido a la pobreza, se le encontró cosidoa puñaladas en el banco de un paseo, en una ciudad de los Estados Unidos, según se me ha contado. ( Fin del Capítulo XXII).
XXII
En casa de Pujol intimé con un gran tipo, muy de aquellas tierras. Era el general Cayetano Sánchez, sostenedor del presidente Barillas, militar temerario, joven aficionado a los alcoholes, y a quien todo era permitido por su dominio y simpatía en el elemento bélico. Recuerdo una escena inolvidable. Una noche de luna habíamos sido invitados varios amigos, entre ellos mi antiguo profesor, el polaco Don José Leonard, y el poeta Palma, a una cena en el castillo de San José. Nos fueron servidos platos criollos, especialmente uno llamado "chojin", sabroso plato que por cierto nos fue preparado por el hoy general Toledo, aspirante a la presidencia de la República. Sabroso plato, en verdad, ácido, picante, cuya base es el rábano. Los vinos abundaron como era de costumbre, y después se pasó al café y al cognac, del cual se bebieron copas innumerables.. Todos etábamos más que alegres, pero al general Sánchez se le notaba muy exaltado en su alegría, y como nos paseásemos sobre las fortificaciones, viendo de frente a la luz de la luna las lejanas torres de la Catedral, tuvo una idea de todos los diablos. " A ver, dijo, ¿quién manda esta pieza de artillería?", y señaló un enorme cañón. Se presentó el oficial y entonces Cayetano, como le llamabamos familiarmente, , nos dijo:" Ven ustedes que lindo blanco. Vamos a echar abajo una de las torres de la Catedral. Y ordenó que preparasen el tiro. Los soldados obedecieron como autómatas.; y como el general Sánchez era absolutamente capaz de todo, comprendimos que el momento era grave. Al poeta Palma se le ocurrió una idea excelente. -" Bien, Cayetano, le dijo; pero antes vamos a improvisar unos versos sobre el asunto. Haz que traigan más cognac". Todos comprendimos y heroicamente nos fuimos ingurgitando sendos vaso de alcohol. Palma servía copiosas dosis al general Sánchez. Él y ro recitabamos versos, y cuando la botella se había acabado, el general estaba ya dormido. Así se libró Guatemala de ser despertada a media noche a cañonazos de buen humor.. Cayetano Sánchez, poco después, tuvo un triste y trágico fin.
Por esos días aconteció un hecho que tuvo por muchos días suspensa la atención pública. El hijo de uno de los más íntegros y respetados magistrados de la capital, tenía amores con una dama casada con un extranjero. Como el marido oyese ruido una noche, se levantó y se dirigió al comedor en donde estaba oculto el amante de su mujer. Éste se arrojó sobre el pobre hombre y lo mató, encarnizadamente, con un puñal. La posición del joven, y sobre todo la del padre, aumentaban lo trágico del crimen. El asesino estuvo preso por algún tiempo y luego creo que le fue facilitada la fuga. Años después, reducido a la pobreza, se le encontró cosidoa puñaladas en el banco de un paseo, en una ciudad de los Estados Unidos, según se me ha contado. ( Fin del Capítulo XXII).
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56933
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
Sigo leyendo.
Rubén Darío
Palabras liminares
Después de Azul... después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea ?todo bella cosecha?, solicitaron lo que, en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto.
Ni fructuoso ni oportuno:
a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, profesor, académico correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouer.
b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran.
c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría una contradicción.
Yo no tengo una literatura «mía» ?como la ha manifestado una magistral autoridad? para marcar el rumbo de los demás: mi literatura es mía en mí?; quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wágner, a Augusta Holmés, su discípula, dijo un día: «lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí». Gran decir.
* * *
Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas.?Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa). Tocad, campanas de oro, campanas de plata, tocad todos los días, llamándome a la fiesta en que brillan los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas. Mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu pecho es mi perfume, eterno incensario de carne. Varona inmortal, flor de mi costilla.
Hombres soy.
* * *
¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano? Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués; mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal!, de cuya corte ?oro, seda, mármol? me acuerdo en sueños...
(Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indio legendario, y en el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo, demócrata Walt Whitman).
Buenos Aires; Cosmópolis.
¡Y mañana!
* * *
El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: «Éste, me dice, es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; éste es Lope de Vega; éste, Garcilaso; éste, Quintana». Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: ¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)
Luego, al despedirme: «Abuelo, preciso es decíroslo; mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París».
* * *
¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo?
Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces.
* * *
La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal de que tu amigo el ruiseñor esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas reinas, de amorosas diosas!
Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa, ¡Y besos!
* * *
Y la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco. Cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encinta.
Rubén Darío
Palabras liminares
Después de Azul... después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea ?todo bella cosecha?, solicitaron lo que, en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto.
Ni fructuoso ni oportuno:
a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, profesor, académico correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouer.
b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran.
c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría una contradicción.
Yo no tengo una literatura «mía» ?como la ha manifestado una magistral autoridad? para marcar el rumbo de los demás: mi literatura es mía en mí?; quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wágner, a Augusta Holmés, su discípula, dijo un día: «lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí». Gran decir.
* * *
Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas.?Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa). Tocad, campanas de oro, campanas de plata, tocad todos los días, llamándome a la fiesta en que brillan los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas. Mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu pecho es mi perfume, eterno incensario de carne. Varona inmortal, flor de mi costilla.
Hombres soy.
* * *
¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano? Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués; mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal!, de cuya corte ?oro, seda, mármol? me acuerdo en sueños...
(Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indio legendario, y en el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo, demócrata Walt Whitman).
Buenos Aires; Cosmópolis.
¡Y mañana!
* * *
El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: «Éste, me dice, es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; éste es Lope de Vega; éste, Garcilaso; éste, Quintana». Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: ¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)
Luego, al despedirme: «Abuelo, preciso es decíroslo; mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París».
* * *
¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo?
Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces.
* * *
La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal de que tu amigo el ruiseñor esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas reinas, de amorosas diosas!
Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa, ¡Y besos!
* * *
Y la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco. Cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encinta.
_________________
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56933
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
España
Dejad que siga y bogue la galera
bajo la tempestad, sobre las olas:
va con rumbo a una Atlántida española,
en donde el porvenir calla y espera.
No se apague el rencor ni el odio muera
ante el pendón que el bárbaro enarbola:
si un día la justicia estuvo sola,
lo sentirá la humanidad entera.
Y bogue entre las olas espumeantes,
y bogue la galera que ya ha visto
cómo son las tormentas de inconstantes.
Que la raza está en pie y el brazo listo,
que va en el barco el capitán Cervantes,
y arriba flota el pabellón de Cristo.
Walt Whitman
En su país de hierro vive el gran viejo,
bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
algo que impera y vence con noble encanto.
Su alma del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros dignos del manto;
y con arpa labrada de un roble añejo
como un profeta nuevo canta su canto.
Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en el futuro, tiempo mejor.
Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,
y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino
con su soberbio rostro de emperador!
Thanatos
En medio del camino de la Vida...
dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela esta tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
un contrario nepente: ¡ella no olvida!
Dejad que siga y bogue la galera
bajo la tempestad, sobre las olas:
va con rumbo a una Atlántida española,
en donde el porvenir calla y espera.
No se apague el rencor ni el odio muera
ante el pendón que el bárbaro enarbola:
si un día la justicia estuvo sola,
lo sentirá la humanidad entera.
Y bogue entre las olas espumeantes,
y bogue la galera que ya ha visto
cómo son las tormentas de inconstantes.
Que la raza está en pie y el brazo listo,
que va en el barco el capitán Cervantes,
y arriba flota el pabellón de Cristo.
Walt Whitman
En su país de hierro vive el gran viejo,
bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
algo que impera y vence con noble encanto.
Su alma del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros dignos del manto;
y con arpa labrada de un roble añejo
como un profeta nuevo canta su canto.
Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en el futuro, tiempo mejor.
Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,
y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino
con su soberbio rostro de emperador!
Thanatos
En medio del camino de la Vida...
dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela esta tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
un contrario nepente: ¡ella no olvida!
_________________
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56933
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
Y ya con este poema termino yo, amigo Pascual. Mientras tanto tú llegas, seguiré leyendo la tan extensa e intensa autobiografía .
Preludio
Hay un tropel de potros sobre la pampa inmensa.
¿Es Pan que se incorpora? No: es un hombre que piensa,
es un hombre que tiene una lira en la mano:
él viene del azul, del sol, del Océano.
Trae encendida en vida su palabra potente
y concreta el decir de todo un continente...
Tal vez es desigual... (¡El Pegaso da saltos!)
Tal vez es tempestuoso... (¡Los Andes son tan altos!...)
Pero hay en este verso tan vigoroso y terso
una sangre que apenas veréis en otro verso;
una sangre que cuando en la estrofa circula,
como la luz penetra y como la onda ondula...
Pegaso está contento, Pegaso piafa y brinca,
porque Pegaso pace en los prados del inca.
Y este fuerte poeta de alma tan ardorosa
sabe bien lo que cuentan los labios de la rosa,
comprende las dulzuras del panel y comprende
lo que dice la abeja del secreto del duende...
Pero su brazo es para levantar la trompeta
hacia donde se anuncia la aurora del Profeta;
es hecho para dar a la virtud del viento
la expresión del terrible clarín del pensamiento.
Él sabe de Amazonas, Chimborazos y Andes.
Siempre blande su verso para las cosas grandes.
Va como Don Quijote en ideal campaña,
vive de amor de América y de pasión de España;
y envuelto en armonía y en melodía y canto,
tiene rasgos de héroe y actitudes de santo.
«¿Me permites, Chocano, que como amigo fiel,
te ponga en el ojal esta hoja de laurel?»
Tal dije cuando don J. Santos Chocano,
último de los incas, se tornó castellano.
Preludio
Hay un tropel de potros sobre la pampa inmensa.
¿Es Pan que se incorpora? No: es un hombre que piensa,
es un hombre que tiene una lira en la mano:
él viene del azul, del sol, del Océano.
Trae encendida en vida su palabra potente
y concreta el decir de todo un continente...
Tal vez es desigual... (¡El Pegaso da saltos!)
Tal vez es tempestuoso... (¡Los Andes son tan altos!...)
Pero hay en este verso tan vigoroso y terso
una sangre que apenas veréis en otro verso;
una sangre que cuando en la estrofa circula,
como la luz penetra y como la onda ondula...
Pegaso está contento, Pegaso piafa y brinca,
porque Pegaso pace en los prados del inca.
Y este fuerte poeta de alma tan ardorosa
sabe bien lo que cuentan los labios de la rosa,
comprende las dulzuras del panel y comprende
lo que dice la abeja del secreto del duende...
Pero su brazo es para levantar la trompeta
hacia donde se anuncia la aurora del Profeta;
es hecho para dar a la virtud del viento
la expresión del terrible clarín del pensamiento.
Él sabe de Amazonas, Chimborazos y Andes.
Siempre blande su verso para las cosas grandes.
Va como Don Quijote en ideal campaña,
vive de amor de América y de pasión de España;
y envuelto en armonía y en melodía y canto,
tiene rasgos de héroe y actitudes de santo.
«¿Me permites, Chocano, que como amigo fiel,
te ponga en el ojal esta hoja de laurel?»
Tal dije cuando don J. Santos Chocano,
último de los incas, se tornó castellano.
_________________
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
En cuanto pueda.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXIII
No puedo rememorar por cual motivo dejó de publicarse mi diario, y tuve que partir a establecerme en Costa Rica. En San José pasé una vida grata, aunque de lucha. La madre de mi esposa era de origen costarriqueño y tenía allí alguna familia. San José es una ciudad encantadora entre las de América Central. Sus mujeres son las más lindas de todas de las 5 repúblicas. Su sociedad una de las más europeizadas y norteamericanizadas.
Colaboré en varios periódicos , uno de ellos dirigido por el poeta Pío Vázquez, otro por el cojo Quiroz, hombre temible en política, chispeante y popular, intimé allí con el ministro español Arellano y cuando nació mi primogénito, como he referido, su esposa, margarita Foxá, fue la madrina.
Un día vi salir de un hotel, acompañado de una mujer muy blanca y de cuerpo fino, española, a un gran negro elegante. Era Antonio Maceo. Iba con él otro negro, llamado Bembeta, famoso también en la guerra cubana.
Tuve amigos buenos como el hoy general Lesmes Jiménez, cuya familia era uno de los más fuertes sostenes de la política católica. Conocí en el Club principal de San José a personas como Rafael Iglesias, verboso, vibrante, decidido; Ricardo Jiménez y Cleto González Víquez, pertenecientes a lo que llamaremos nobleza costarriqueña, letrados, doctos, hombres gentiles, intachables caballeros, ambos verdaderos intelectuales. Todos después han sido presidentes de la República. Conocí allí también a Tomás Regalado , manco como don ramón del Valle Inclán, pero maravilloso tirador de revolver con el brazo que le quedaba; hombre generoso, aunque desorbitado cuando le poseía el demonio de las botellas, y que fue años más tarde presidente, también, de la República de El Salvador. Sobre el general Regalado cuéntanse anécdotas interesantes que llenarían un libro. (Cont.)
Última edición por Pascual Lopez Sanchez el Mar 28 Jul - 19:19, editado 1 vez
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXIII (Cont.)
Después del nacimiento de mi hijo, la vida se me hizo bastante difícil en Costa Rica y partí solo, de retorno a Guatemala, para ver si encontraba allí manera de arreglarme una situación. En ello estaba, cuando recibí por telégrafo la noticia de que el gobierno de Nicaragua, a la sazón presidido por el Doctor Roberto Sacasa, me había nombrado miembro de la Delegación que enviaba Nicaragua a España con motivo de las fiestas del centenario de Colón. No había tiempo para nada; era preciso partir inmediatamente. Así es que escribí a mi mujer y me embarqué a juntarme con mi compañero de Delegación, don Fulgencio Mayorca, en Panamá. En el puerto de Colón tomamos pasaje en un vapor español de la compañía Trasatlántica, si mal no recuerdo el León XIII; y salimos con rumbo a Santander.
Se me pierden en la memoria los incidentes de a bordo, pero si tengo presente que iban unas señoras primas del escritor francés Edmond About; que iba también el delegado por Ecuador, don Leónidas Pallarés artista, poeta de discreción y amigo excelente; uno de los delegdos de Colombia, Isaac Arias Argaez, llamado el "chato" Arias, bogotano delicioso, ocurrente, buen narrador de anécdotas y cantador de pasillos, y que, nombrado cónsul en Malaga se quedó allí hasta hoy, y es el hombre más popular y más querido en aquella encantadora ciudad andaluza.
En Cuba se embarcó Texifonte Gallego, que había sido secretario de ya no recuerdo qué Capitán general. texifonte, buen parlante, de grandes dotes para la vida, hizo carrera. ¡Ya lo creo que hizo carrera! Hacíamos la travesía lo más gratamente posible, con cuantas ocurrencias imaginábamos y el amor de los espirituosos vinos de España. Nos ocurrió un curioso incidente. Estábamos en pleno Océano, una mañanita, y el sirviente de mi camarote llegó a despertarme: -"Señorito, si quiere usted ver un náufrago que hemos encontrado, levántese pronto". Me levanté. la cubierta estaba llena de gente, y todos miraban a un punto lejano donde se veía una embarcación y en ella un hombre de pie. El momento era emocionante. El vapor se fue acercando poco a poco para recoger al probable náufrago cuando de pronto, y ya el sol salido, se oyó que aquel hombre con una gran voz preguntó en inglés: -"¿En que latitud y longitud estamos?". El capitán le contestó también en inglés, dándole los datos que pedía, y le preguntó quien era y qué había pasado. -"Soy , le dijo, el capitán Andrews de los Estados Unidos, y voy por cuenta de la casa del jabón Sapolio, siguiendo en este barquichuelo el itinerario de Cristóbal Colón al revés. Hágame el favor de avisar cuando lleguen a España al cónsul de los Estados Unidos que me han encontrado aquí". -"¿Necesita usted algo?" le dijo el capitán de nuestro vapor. Por toda contestación, el yankee sacó del interior del barquichuelo dos latas de conserva que tiró sobre la cubierta del León XIII, puso su vela y se despidió de nosotros. Algunos días después de nuestra llegada a España Mr. Andrews arribaba al puerto de Palos, en donde era recibido en triunfo. Luego, buen yankee, exhibió su barca cobrando la entrada y se juntó bastantes pesetas. ( Fin del Capítulo XXIII)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXIV
En Madrid me hospedé en el Hotel de Las Cuatro Naciones, situado en la calle del Arenal y hoy transformado. Como supiese mi calidad de hombre de letras, el mozo Manuel me propuso: -"Señorito, ¿quiere usted conocer el cuarto de Don Marcelino? Él está ahora en Santander y yo se lo puedo mostrar". Se trataba de Don Marcelino Menéndez y Pelayo, y yo acepté gustosísimo. Era un cuarto como todos los cuartos de hotel, pero lleno de tal manera de libros y de papeles, que no se comprende cómo allí se podía caminar. Las sábanas estaban manchadas de tinta. Los libros eran de diferentes formatos. Los papeles de grandes pliegos estaban llenos de cosas sabias de Don Marcelino. -"Cuando está Don Marcelino no recibe a nadie", me dijo Manuel. El caso es que la buena suerte quiso que cuando retornó de Santander el ilustre humanista yo entrara en su cuarto, por lo menos algunos minutos todas las mañanas. Y allí se inició nuestra larga y cordial amistad. ( Fin del Capítulo XXIV)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXV
Era el alma de las delegaciones hispanoamericanas el general don Juan Riva Palacio, ministro de Méjico, varón activo, culto y simpático. En la corte española el hombre tenía todos los merecimientos; imponía su buen humor y su actitud siempre laboriosa era por todos alabada. El general Riva Palacio había tenido una gran actuación en su país como militar y como publicista, y ya en sus últimos años fue enviado a Madrid, en donde vivía con esplendor, rodeado de amigos, principalmente funcionarios y hombres de letras. Se cuenta que algún incidente hubo en una fiesta de Palacio, con la reina regente doña María Cristina, pues ella no podía olvidar que el general Riva Palacio había sido de los militares que tomaron parte en el juzgamiento de su pariente, el emperador Maximiliano; pero todo se arregló, según parece, por la habilidad de Cánovas del Castillo, de quien el mejicano era íntimo amigo.
Tenía don Vicente, en la calle Serrano, un palacete lleno de obras de arte y antigüedades, en donde solía reunir a sus amigos de letras, a quienes encantaba con su conversación chispeante y la narración de interesantes anécdotas. Era muy aficionado a las zarzuelas del género chico y frecuentaba, envuelto en su capa clásica, los teatros en donde habían tiples buenas mozas. Llegó a ser un hombre popular en Madrid, y cuando murió, su desaparición fue sentida.
Fui amigo de Castelar. La primera vez que llegué a casa del gran hombre, iba con la emoción que Heine sintió al llegar a la casa de Goethe. Cierto que la figura de Castelar tenía, sobre todo para nosotros los hispano-americanos, proporciones gigantescas, y yo creía, al visitarle, entrar a la morada de un semidiós. El orador ilustre me recibió muy sencilla y afablemente en su casa de la calle Serrano . Pocos días después me dio un almuerzo, el célebre político Abarzuza y el banquero don Adolfo Calzado. Alguna vez he escrito detalladamente sobre este almuerzo, en el cual la conversación inagotable de Castelar fue un deleite para mis oídos y para mi espíritu. Tengo presente que me habló de diferentes cosas referentes a América, de la futura influencia de los Estados Unidos sobre nuestras Repúblicas, del general Mitre, a quien había conocido en Madrid, de La Nación, diario en donde había colaborado; y de otros tantos temas en que se expedía su verbo de colorido profuso y armonioso. En ese almuerzo nos hizo comer unas riquísimas perdices que le había enviado su amiga la duquesa de Medinaceli. Hay que recordar que Castelar era un gourmet de primer orden y que sus amigos, conociéndole este flaco, le colmaban de presentes gratos a Meser Gaster. Después tuve ocasión de escuchar a Castelar en sus discurso. Le oí en Toledo y le oí en Madrid. En realidad era una voz de la naturaleza, era un fenómeno singular como el de los grandes tenores, o los grandes ejecutantes. Su oratoria tenía del prodigio, del milagro; y creo difícil, sobre todo ahora que la apreciación sobre la oratoria ha cambiado tanto, que se repita dicho fenómeno, aunque hayan aparecido, tanto en España como en la Argentina por ejemplo en Belisario Roldán, casos parecido.
He recordado alguna vez, cómo en casa de Doña Emilia Pardo Bazán y en un círculo de admiradores, Castelar nos dio a conocer la manera de perorar de varios oradores célebres que él había escuchado, y luego la manera suya, recitándonos un fragmento del famoso discurso-réplica al cardenal Manterola. Castelar era en ese tiempo, sin duda alguna, la más alta figura de España y su nombre estaba rodeado de la más completa gloria. ( Fin del Capítulo XXV)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXVI
Conocí a Don Gaspar Núñez de Arce, que me manifestó mucho afecto y que, cuando alistaba yo mi viaje de retorno a Nicaragua, hizo todo lo posible para que me quedase en España. Escribió una carta a Cánovas del Castillo pidiéndole que solicitase para mí un empleo en la compañía Trasatlántica. Conservaba yo hasta hace poco tiempo la contestación de Cánovas, que se me quedó en la relación del Fígaro de la Habana. Cánovas le decía que se había dirigido al marqués de Comillas; que éste manifestaba la mejor voluntad; pero que no había, por el momento, ningún puesto importante que ofrecerme. Y a vuelta de varias frases elogiosas para mí, "es preciso, decía, que lo naturalicemos". Nada de ello pudo hacerse, pues mi visita era urgente.
Conocí a Don ramón de Campoamor. Era todavía un anciano muy animado y ocurrente. Me llevo a su casa el doctor José Verdes Montenegro, que era en ese tiempo muy joven. Se quejó el poeta de las Doloras y de los Pequeños poemas, de ciertos críticos, en la conversación. "No quieren que los chicos me imiten", decía. Conservaba entre sus papeles, y me hizo que la leyera, una décima sobre el que yo había publicado en Santiago de Chile y que le había complacido mucho. Era un amable y jovial filósofo. Gozaba de bienes de fortuna; era terrateniente en su país de Asturias, allí donde encontrara tantos temas para sus fáciles y sabrosas poesías. Ese risueño moralista era en ocasiones como su gaitero de Gijón. Muchas veces sonreía mostrando la humedad brillante de una lágrima.
Uno de mis mejores amigos fue don Juan Valera, quien ya se había ocupado largamente en sus Cartas Americanas de mi libro Azul, publicado en Chile Ya estaba retirado de su vida diplomática; pero su casa era la del más selecto espíritu español de su tiempo, la del "tesorero de la lengua castellana"., como le ha llamado el conde de las Navas, una de las más finas amistades que conservo desde entonces.. Me invitó don Juan a sus reuniones de los viernes, en donde me hice de excelentes conocimientos: El duque de Almenara Alta, don Narciso Campillo y otros cuantos que ya no recuerdo. El duque de Almenara era un notable de letras, buen gustador de clásicas páginas; y por su parte , dejó algunas amenas y plausibles. Campillo, que era catedrático y hombre aferrado a sus tradicionales principios, tuvo por mí simpatías, a pesar de mis demostraciones revolucionarias. Era conversador de arranques y ocurrencias graciosísimas, y contaba con especial donaire cuentos picantes y verdes.( FIN DEL CAPÍTULO XXVI)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXVII
La noche que me dedicara don Juan Valera, y en la cual leí versos, me dijo: "Voy a presentar a usted una reliquia". Como pasaran las doce y la reliquia no apareciera, creí que la cosa quedaría para otra ocasión, tanto más, cuanto que comenzaban a retirarse los contertulios. Pero Don Juan me dijo que tuviese paciencia y esperase un rato más. Quedábamos ya pocos, cuando a eso de las dos de la mañana, sonó el timbre y a poco entró, envuelto en su capa, un viejecito de cuerpo pequeño, algo encorvado y al parecer bastante sordo. . Me presento a él el dueño de la casa, mas no me dijo su nombre, y el viejecito se sentó a mi lado. Ël para mí deconocido, empezó a hablarme de América, de Buenos Aires, de Río Janeiro, en donde habá estado por algún tiempo, con cargos diplomáticos, o comisiones del gobierno de España; y luego, tratando de cosas pasada de su vida, me hablaba de "Pepe": "Cuando Pepe estuvo en Londres..." " Un día me decía Pepe,,," "porque como el caracter de Pepe era así..." El caso me intrigaba vivamente. ¿Quién era aquel viejito que estaba a mi lado? No pude dominar mi curiosidad, me levanté y me dirigí a Don Juan Valera. "Dígame señor, le dije, ¿quién es el señor anciano a quien usted me ha presentado?". -"La reliquia", me contestó. -"¿Y quién es la reliquia?". "Bueno es el mundo, bueno, bueno, bueno"... La reliquia es don Miguel de los Santos Álvarez; y Pepe, naturalmente, es Espronceda.
Salimos casi de madrugada. Campillo y yo, con nosotros don Miguel. Desde la cuesta de Santo Domingo, llegamos hasta la Puerta del Sol, y luego, a las cercanías del Casino de Madrid. Yo tenía la intención de ir acompañar la reliquia a su casa, pues ya los resplandores del alba empezaban a iluminar el cielo. Se lo manifesté y él, con mucho gracejo, me contestó - "le agradezco mucho, pero yo no me acuesto todavía. tengo que entrar al casino, en donde me aguardan unos amigos... Ya ve usted; calcule los años que tengo... y luego dirán que hace daño trasnochar!". Me despedí muy satisfecho de haber conocido a semejante hombre de tan lejanos tiempos.
Un día, en un hotel que daba a la Puerta del Sol, a donde había ido a visitar al glorioso y venerable don Ricardo Palma, entró un viejo cuyo rostro no me era desconocido, por fotografías y grabados. Tenía un gran lobanillo o protuberancia a un lado de la cabeza. Su indumentaria era modesta, pero en los ojos les relampagueaban el espíritu genial.. Sin sentarse habló con Palma de varias cosas. Éste me presentó a él; y yo me sentí profundamente conmovido. Era don José Zorrilla, "el que mató a don pedro y salvó a don Juan"... Vivía en la pobreza, mientras sus editores se habían llenado de millonescon sus obras. Odiaba su famoso "tenorio"... Poco tiempo después, la viuda tenía que empeñaruna de las coronas que se ofrendaran al mayor de los líricos de España... Después de que Castelar había pedido para él una pensión en las Cortes, pensión que no se consiguió a pesar de la elocuencia del Crisóstomo, que habló de quien era propietario del cielo azul, "en donde no hay nada que comer".
Conocí a Doña Emilia Pardo Bazán. daba fiestas frecuentes, en ese tiempo, en honor de las delegaciones hispano-americanas que llegaban a las fiestas del centenario colombino. Sabidos son el gran talento y la verbosidad de la infatigable escritora. Las noches de esas fiestas llegaban los orfeones de Galicia, a cantar alboradas bajo los baleones. La señora Pardo Bazán todavía no había sido titulada por el rey; pero estaba en la fuerza de su fama y de su producción. Tenía un hijo, entonces jovencito, don Jaime, y dos hijas, una de ellas casada hoy con el renombrado y bizarro coronel Cavalcanti. Su salón era frecuentado por gente de la nobleza, de la política y de las letras; y no había extranjero de valer que no fuese invitado por ella. Por esos días vi en su casa a Maurice Barrés, que andaba documentándose para su libro Du Sang, de la volupté et de la Mort. Por cierto que le pasó una aventura graciosísima en una corrida de toros. ( Fin del Capítulo XXVII)
Última edición por Pascual Lopez Sanchez el Lun 3 Ago - 5:29, editado 1 vez
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
Éste capítulo XXVII lo he pasado en Mazarrón, desde el ordenador. Pero su lentitud es exasperante. Si pudiera mañana volvería a él. Hoy desde luego no puedo. Gracias.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXVIII
XXVIII
Conocí mucho a Don Antonio Cánovas del Castillo, a quien fui presentado por don Gaspar Núñez de Arce. Hacía poco que aquel vigoroso viejo, que era la mayor potencia política de España, se había casado con Doña Joaquina de Osma, bella, inteligente y voluptuosa dama, de origen peruano. Mucho se había hablado de ese matrimonio, por la diferencia de edad; pero es el caso que Cánovas estaba locamente enamorado de su mujer, y su mujer le correspondía con creces. Cánovas adoraba los hombros maravillosos de Joaquina, y por otras partes, en las estatuas de su sérre, o en las que decoraban vestíbulos y salones, se veían como amorosas reproducciones de aquellos hombros y aquellos senos incomparables, revelados por los osados escotes. La conversación de Cánovas, como saben todos los que lo trataron de cerca, era llena de brío y de gracia, con su peculiar ceceo andaluz. Su mujer no le iba en zaga como conversadora lista y pronta para la ripposta; y pude presenciar, en una de las comidas a que asistiera en el opulento palacio de la Huerta, en la Guindalera, a una justa de ingenio en que tomaban parte Cánovas, Joaquina, Castelar y el general Riva Palacio.
Cuéntase ahora en Madrid una leyenda, que si no es cierta, está bien inventada como un cuento de antaño o como un romántico poema. Dícese que cuando Cánovas fue asesinado por truculento y fanático anarquista italiano, se repitió en España el episodio de doña Juana la Loca. Y que, una vez que el cuerpo de su marido fue enterrado, después que le hubo acompañado hasta el lugar de su último reposo, sin derramar, como extática, una sola lágrima, la esposa se encerró en su palacio y no volvió a salir más de él. Dícese que apenas hablaba por monosílabos con la servidumbre para dar sus órdenes; que recorría los salones solitarios con su tocas de viuda; que una noche de invierno se vistió de blanco con su traje de novia; que, por la mañana, los criados la buscaron por todas partes, sin encontrarla; hasta que la hallaron en el jardín, ya muerta; tendida con la cara al cielo y cubierta por la nieve. Ello es lindo y fabulosos; Tennyson; Bécquer o Barbery d´Aureville. ( Fin del Capítulo XXVIII.)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXIX
XXIX
Los miembros de la delegación de Nicaragua, recibimos en la sección correspondiente de la Exposición , y en su oportunidad, a los reyes de España, que iban acompañados de los de Portugal. El día de la visita fue la primera vez que observé testas coronadas. me llamó la atención fuertemente la hermosura de la reina portuguesa, alta y gallarda como todas las Orleans, y fresca como una recién abierta rosa rosada. Iba junto a ella el obeso marido, que debía tener un trágico fin. En la vecina sección de Guatemala pasó algo gracioso. Había preparado el delegado guatemalteco, doctor Fernando Cruz, dos abanicos esplendidos, para ser obsequiados a las reinas; pero uno de ellos era más esplendido que el otro, puesto que era el destinado para la reina regente doña María Cristina. Los abanicos estaban sobre una bandeja de oro. El ministro, antes de ofrecerlos, anunció el obsequio en cortas y respetuosas palabras. La renina doña Amelia de Portugal vio dos abanicos y con su mirada de joven y de coqueta se dio cuenta cual era el mejor; y, sin esperar más, lo tomó para si y dio las gracias al ministro.
Antes de retornar a Nicaragua, fui a tomar parte en una velada lírico-literaria. Hablamos dos personas. Un joven orador de barba negra, que conquistaba a los auditorios con su palabra cálida y fluyente, don José Canalejas, que fue luego presidente del Consejo de Ministros, y yo, que leí unos versos, creo que los titulados A Colón. Poco tiempo después tomaba el vapor para Centro- América, en el mismo puerto de Santander, en donde había desembarcado.
No tengo en la memoria ningún incidente del viaje de retorno, solamente de las horas que el vapor se detuviera en el puerto de Cartagena en Colombia. Cartagena de Indias, la ciudad fundada por aquel antepasado don José María de Heredia, a quien el poeta cubano-francés ha cantado y Claudius Popelin ha retratado en cuadro memorable. No lejos de Cartagena está la residencia de Cabrero, en donde se encontraba entonces retirado el antiguo Presidente de la República y célebre publicista y poeta, Doctor Rafael Núñez. Este hombre eminente ha sido de las más grandes figuras de ese foco de superiores intelectos, que es el país colombiano. Digan lo que quieran sus enemigos políticos, el nombre de Rafael Núñez ha de resplandecer más tarde en una cierta y definitiva gloria. Era un pensador y un formidable hombre de acción. Bajé a tierra a hacerle una visita. Acompañábanle , cuando penetré en su morada, su esposa doña Soledad y una sobrina. Me recibió con gravedad afable. me dijo cosas gratas, me habló de literatura y de mi viaje a España, y luego me preguntó: "¿Piensa usted quedarse en Nicaragua?".-"De ninguna manera, le contesté, porque el medio no me es propicio". -" Es verdad, me dijo. No es posible que usted permanezca allí. Su espíritu se ahogaría en ese ambiente. Tendría usted que dedicarse a mezquinas políticas; abandonaría seguramente su obra literaria y la pérdida no sería para usted sólo, sino para nuestras letras. ¿Querría usted ir a Europa?". Yo le manifesté que eso sería mi sueño deseado; y al mismo tiempo que expresé mis ansias por conocer Buenos Aires.- ·"Puesto que usted lo quiere, agregó, yo escribiré a Bogotá, al presidente señor Caro, para que se le nombre a usted cónsul general en Buenos Aires, pues cabalmente la persona que hoy ocupa ese puesto va a retirarse de la capital argentina. Vaya usted a su país a dar cuenta de su misión, y espere las noticias que se le comunicarán oportunamente". No hay que decir que yo me llené de esperanza y de alegría. ( Fin del Capítulo XXIX .)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXX
XXX
A mi llegada a Nicaragua, permanecí algunos días en la ciudad de León. Hice todo lo posible por ver si el gobierno me pagaba allí más de medio año de sueldos que me adeudaba; pero, por más que hice, vi que era preciso que fuese yo mismo a la capital, cosa que quería evitar por más de un motivo.
Estando en león, se celebraron funerales en memoria, de un ilustre político que había muerto en París, don Vicente Navas. Se me rogó que tomase parte en la velada, que se daría en honor del personaje fallecido, y escribí unos versos en tal ocasión. Estaba la noche de esa velada, leyendo mi poesía, cuando me fue entregado un telegrama. Venía de San salvador, lugar donde yo no podía ir, a causa de los Ezetas, y en donde residía mi esposa en unión de su madre y de su hermana casada. El telegrama me anunciaba en vagos términos la gravedad de mi mujer, pero yo comprendí por íntimo presentimiento que había muerto; y sin acabar de leer los versos, me fui precipitadamente al hotel en que me hospedaba, seguido de varios amigos, y allí me encerré en mi habitación, a llorar la pérdida de quien era para mí, consolación y apoyo moral. Pocos días después, llegaron noticias detalladas del fallecimiento. Se me enviaba un papel escrito con lápiz por ella, en el cual me decía que iba a hacerse operar -había quedado bastante delicada después del nacimiento de nuestro hijo-, y que si moría en la operación, lo único que me suplicaba era que dejase al niño en poder de su madre, mientras ésta viviese. Por otra parte, me escribía mi concuñado el banquero don Ricardo Trigueros, que él se encargaba gustoso de la educación de mi hijo, y que su mujer sería como una madre para él. Hace diez y nueve años que esto ha sucedido y ello ha sido así.
Pasé ocho días sin saber nada de mí, pues en tal emergencia recurrí a las abrumadoras nepentas de las bebidas alcohólicas. Uno de esos días abrí los ojos y me encontré con dos señoras que me asistían; eran mi madre y una hermana mía. a quienes se puede decir que conocía por primera vez, pues mis anteriores recuerdos maternales estaban como borrados. Cuando me repuse, fue preciso partir para la capital para hablar con el presidente doctor Sacasa, y ver si me abonaban mis haberes.
Llegué a Managua y me instalé en un hotel de la ciudad. Me rodearon viejos amigos; se me ofreció que se me pagaría pronto mis sueldos, mas es el caso que tuve que esperar bastantes días, tantos, que en ellos ocurrió el caso más novelesco y fatal de mi vida, pero al cual no puedo referirme en estas memorias por muy poderosos motivos. Es una página dolorosa de violencia y engaño, que ha impedido la formación de un hogar por más de veinte años; pero vive aún quien como yo ha sufrido las consecuencias de un familiar paso irreflexivo, y no quiero aumentar con la menor referencia una larga pena. El diplomático y escritor mejicano Federico Gamboa , tan conocido en Buenos Aires, tiene escrita desde hace muchos años esa página romántica y amarga, y la conserva inédita, porque yo no quise que la publicase en uno de sus libros de recuerdos. Es precisa, pues, aquí esta laguna en la narración de mi vida. (1) ( Fin del Capítulo XXX)
(1) ANOTACIÓN AL MARGEN
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
(1) ANOTACIÓN AL MARGEN.-
Si alguien estuviera siguiendo la AUTOBIOGRAFÍA de Rubén Darío, y le picara la curiosidad, le adelanto que esa historia, puesto que ya no viven los personajes que la construyeron, hace referencia, casi con toda probabilidad al reencuentro del poeta con el amor de su vida, Rosario Murillo - la chiquilla que fue causa de su partida a Chile-. Hay suficiente documentación escrita - fiable y muy interesante- tanto por Federico Gamboa, al que el autor menciona como en la obra más reciente :"Vida y obra de Rubén Darío. Edición corregida y ampliada por FLAVIO RIVERA MONTEALEGRE.
Insisto: Novelesco, digno del romanticismo dieciochesco más nítido y muy, muy interesante.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXXI
De este modo, encuéntreme el lector como dos meses después, en la ciudad de Panamá, en donde, según carta que había recibido en Managua, del doctor Rafael Núñez, se me debía entregar por el gobernador del Istmo mi nombramiento de Cónsul general de Colombia en Buenos Aires. Así fue, por la eficaz recomendación de aquel hombre ilustre. No solamente se me entregó mi nombramiento - en el cual se me decía que se me daba este puesto por no haber entonces ninguna vacante diplomática- y mi carta patente correspondiente, sino una buena suma de sueldos adelantados. En seguida tomé el vapor para Nueva York.
Me hospedé en un hotel español, llamado el hotel América; y de allí se esparció en la colonia hispano-americana de la imperial ciudad la noticia de mi llegada. Fue el primero en visitarme un joven cubano, verboso y cordial, de tupidos cabellos negros, ojos vivos y penetrantes y trato caballeroso y comunicativo. Se llamaba Gonzalo de Quesada, y es hoy ministro de Cuba en Berlín. Su larga actuación panamericana es harto conocida. Me dijo que la colonia cubana me preparaba un banquete que se verificaría en casa del famoso restarateur Martín, y que el "Maestro" deseaba verme cuanto antes. El maestro era José Martí, que se encontraba en esos momentos en lo más arduo de su labor revolucionaria. Agregó asimismo Gonzalo, que Martí me esperaba esa noche en Harmand Hall, en donde tenía que pronunciar un discurso ante una asamblea de cubanos, para que fuéramos a verle juntos. Yo admiraba altamente el vigor general de aquel escritor único, a quien había conocido por aquellas formidables y líricas correspondencias que enviaba a diarios hispano-americanos, como La Opinión Nacional, de Caracas, El Partido Liberal, de México, y, sobre todo, La Nación, de Buenos Aires. Escribía una prosa profusa, llena de vitalidad y de color, de plasticidad y de música. Se transparentaba el cultivo de los clásicos españoles y el conocimiento de todas las literaturas antiguas y modernas; y, sobre todo, y espíritu de un alto y maravilloso poeta. Fui puntual a la cita, y en los comienzos de la noche entraba en compañía de Gonzalo de Quesada por una de las puertas laterales del edificio en donde debía hablar el gran combatiente. Pasamos por un pasadizo sombrío; y, de pronto, en un cuarto lleno de luz, me encontré entre los brazos de un hombre pequeño de cuerpo, rostro de iluminado, voz dulce y dominadora al mismo tiempo y que me decía esta única palabra: "¡Hijo!".
Cont.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXXI
Cont.
Era la hora ya de aparecer ante el público, y me dijo que yo debía acompañarle en la mesa directiva; y cuando me di cuenta, después de una rápida presentación a algunas personas, me encontré con ellas y con Martí en un estrado, frente al numeroso público que me saludaba con un aplauso simpático. ¡Y yo pensaba en lo que diría el gobierno colombiano, de su cónsul general sentado en público, en una mesa directiva revolucionaria anti-española! Martí tenía esa noche que defenderse. Había sido acusado, no tengo presente ya si de negligencia, o de precipitación, en no sé cual movimiento de invasión a Cuba. es el caso, que el núcleo de la colonia le era en aquellos momentos contrario; mas aquel orador sorprendente tenía recurso extraordinarios, y aprovechando mi presencia, simpática para los cubanos que conocían al poeta, hizo de mí una presentación ornada de las mejores galas de su estilo. Los aplausos vinieron entusiásticos, y él aprovechó al instante para sincerarse y defenderse de las sabidas acusaciones, y como ya tenía ganado al público, y como pronunció en aquella ocasión uno de los más hermosos discursos de su vida, el éxito fue completo y aquel auditorio antes hostil, le aclamó vibrante y prolongadamente.
Concluido el discurso, salimos a la calle. No bien habíamos andado algunos pasos cuando oí que alguien le llamaba: "¡Don José! ¡Don José!". Era un negro obrero que se le acercaba humilde y cariñoso. "Aquí le traigo este recuerdito", le dijo. Y le entregó una lapicera de plata. -" Vea usted, me observó Martí, el cariño de esos pobres negros cigarreros, Ellos se dan cuenta de lo que sufro y lucho por la libertad de nuestra pobre patria". Luego fuimos a tomar el té a casa de una amiga, dama inteligente y afectuosa, que le ayudaba mucho en su trabajo de revolucionario.
Allí escuché por largo tiempo su conversación. Nunca he encontrado, ni en Castelar mismo, una conversación tan admirable. Era armonioso y familiar, dotado de una prodigiosa memoria, y ágil y pronto para la cita, para la reminiscencia, para el dato, para la imagen. Pasé con él momentos inolvidables, luego me despedí. Él tenía que partir esa misma noche para Tampa, con objeto de arreglar no sé qué preciosas disposiciones de organización. No lo volví a ver.
Como él no pudo presidir el banquete que debían de darme los cubanos, delegó su representación en el general venezolano Nicanor Bolet Peraz, escritor y orador diserto y elocuente. Al banquete asistieron muchos cubanos preeminentes, entre ellos Benjamín Guerra, Ponce de León, el doctor Miranda y otros. Bolet Peraza pronunció una bella arenga y Gonzalo de Quesada una de sus resonantes y ardorosas oraciones. Al día siguiente tomamos el tren Gonzalo y yo, pues mi deseo era conocer la catarata de Niagara, antes de partir para París y Buenos Aires. Mi impresión ante la maravilla confieso que fue menor de lo que hubiera podido imaginar. Aunque el portento se impone, la mente se representa lo que en realidad no tiene tan fantásticas proporciones. Sin embargo me sentí conmovido ante el prodigio natural, y no dejé de recordar los versos de José María de Heredia, el de castellana lengua.
Retornamos a Nueva York y tomé el vapor para Francia. (Fin del Capítulo XXXI).
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
AUTOBIOGRAFÍA.-
XXXII
Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París. París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del Amor, el reino del Ensueño. E iba yo a conocer París, a realizar la mayor ansia de mi vida. Y cuando en la estación de Saint Lazare, pisé tierra parisiense, creí hallar suelo sagrado. Me hospedé en un hotel español, que por cierto ya no existe. Se hallaba situado cerca de la Bolsa, y se llamaba pomposamente Grand Hotel de la Bourse et des Ambassadeurs... Yo deposité en la caja, desde mi llegada, unos cuantos largos y prometedores rollos de brillantes y áureas águilas americanas de a veinte dólares. Desde el día siguiente tenía carruaje a todas horas en la puerta, y comencé mi conquista de París.
Apenas hablaba una que otra palabra de francés. Fui a buscar a Enrique Gómez Carrillo, que trabajaba entonces empleado en la casa del librero Garnier.
Carrillo, muy contento de mi llegada, apenas pudo acompañarme; por sus ocupaciones; pero me presentó a un español que tenía el tipo de un gallardo mozo, al mismo tiempo que muy marcada semejanza de rostro con Alfonso Daudet. Llevaba en París la vida del país de Bohemia, y tenía por querida a una verdadera marquesa de España. Era escritor de gran talento y vivía siempre en su sueño. Como yo, usaba y abusaba de los alcoholes; y fue mi iniciador en las correrías nocturnas del barrio Latino. Era mi pobre amigo, muerto no hace mucho tiempo, Alejandro Sawa. Algunas veces me acompañaba también Carrillo, y con uno y otro conocí a poetas y escritores de París, a quienes había amado desde lejos.
Uno de mis grandes deseos era poder hablar con Verlaine. Cierta noche, en el café D´Harcourt, encontramos al Fauno, rodeado de equívocos acólitos.
Estaba igual al simulacro en que ha perpetuado su figura el arte maravilloso de Carriére. Se conocía que había bebido harto. Respondía de cuando en cuando, a las preguntas que le hacían sus acompañantes, golpeando intermitentemente el mármol de la mesa. Nos acercamos con Sawa, me presentó: "Poeta americano, admirador, etc...". Yo murmuré en mal francés toda la devoción que me fue posible, concluí con la palabra gloria...Quién sabe qué habría pasado esta tarde al desventurado maestro; el caso es que volviéndose a mí, y sin dejar de golpear la mesa, me dijo en voz baja y pectoral: "¡La gloire!... ¡La gloire!... ¡M... M... encore!...". Creí prudente retirarme, y esperar verle de nuevo en una ocasión más propicia. Esto no lo pude lograr nunca, porque las noches que volví a encontrarle, se hallaba más o menos en el mismo estado; a aquello, en verdad, era triste, doloroso, grotesco y trágico. Pobre "¡Pauvre Lelian! ¡Priez potir le pauvre Gaspard!...". ( Fin del capítulo XXXII.)
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Lluvia Abril- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 56933
Fecha de inscripción : 17/04/2011
Edad : 63
(1) ANOTACIÓN AL MARGEN.-
Si alguien estuviera siguiendo la AUTOBIOGRAFÍA de Rubén Darío, y le picara la curiosidad, le adelanto que esa historia, puesto que ya no viven los personajes que la construyeron, hace referencia, casi con toda probabilidad al reencuentro del poeta con el amor de su vida, Rosario Murillo - la chiquilla que fue causa de su partida a Chile-. Hay suficiente documentación escrita - fiable y muy interesante- tanto por Federico Gamboa, al que el autor menciona como en la obra más reciente :"Vida y obra de Rubén Darío. Edición corregida y ampliada por FLAVIO RIVERA MONTEALEGRE.
Insisto: Novelesco, digno del romanticismo dieciochesco más nítido y muy, muy interesante.
Gracias por la anotación. Te sigo, voy retrasadilla, pero te sigo y me parece muy, pero que muy interesante lo que hasta ahora estoy conociendo.
Muchas gracias por tu gran trabajo, Pascual.
Besos.
Si alguien estuviera siguiendo la AUTOBIOGRAFÍA de Rubén Darío, y le picara la curiosidad, le adelanto que esa historia, puesto que ya no viven los personajes que la construyeron, hace referencia, casi con toda probabilidad al reencuentro del poeta con el amor de su vida, Rosario Murillo - la chiquilla que fue causa de su partida a Chile-. Hay suficiente documentación escrita - fiable y muy interesante- tanto por Federico Gamboa, al que el autor menciona como en la obra más reciente :"Vida y obra de Rubén Darío. Edición corregida y ampliada por FLAVIO RIVERA MONTEALEGRE.
Insisto: Novelesco, digno del romanticismo dieciochesco más nítido y muy, muy interesante.
Gracias por la anotación. Te sigo, voy retrasadilla, pero te sigo y me parece muy, pero que muy interesante lo que hasta ahora estoy conociendo.
Muchas gracias por tu gran trabajo, Pascual.
Besos.
_________________
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra
se acaba la diversión”.
se acaba la diversión”.
"Mafalda"
Pascual Lopez Sanchez- Administrador-Moderador
- Cantidad de envíos : 91154
Fecha de inscripción : 29/06/2009
Edad : 72
Localización : Murcia / Muchas veces en Mazarrón/ Algunas en Cieza ( amo la ciudad donde nací; amo su río - Río Segura_ y amo sus montes secos llenos de espartizales)
Seguiré, Lluvia, en cuanto pueda. E insisto, y si a ti te parece bien haré unas reflexiones sobre Poesía Social y Rubén Darío. Besos.
_________________
"LOS DEMÁS TAMBIÉN EXISTIMOS"
NETANYAHU ASESINO
ISRAEL: ¡GENOCIDA! LA HISTORIA HABRÁ DE LLEVARLOS ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL POR CONTINUADOS CRÍMMENES DE GUERRA
Contenido patrocinado
Hoy a las 17:25 por Pedro Casas Serra
» CLARICE LISPECTOR II ( ESCRITORA BRASILEÑA)
Hoy a las 15:22 por Maria Lua
» CECILIA MEIRELES ( POETA BRASILEÑA)
Hoy a las 15:18 por Maria Lua
» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE (Brasil, 31/10/ 1902 – 17/08/ 1987)
Hoy a las 15:16 por Maria Lua
» MARIO QUINTANA ( Brasil: 30/07/1906 -05/05/1994)
Hoy a las 15:13 por Maria Lua
» Rabindranath Tagore (1861-1941)
Hoy a las 15:12 por Maria Lua
» Yalal ad-Din Muhammad Rumi (1207-1273)
Hoy a las 14:33 por Maria Lua
» FERNANDO PESSOA II (13/ 06/1888- 30/11/1935) )
Hoy a las 14:30 por Maria Lua
» VICTOR HUGO (1802-1885)
Hoy a las 14:27 por Maria Lua
» JULIO VERNE (1828-1905)
Hoy a las 13:51 por Maria Lua