Aires de Libertad

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    Mensaje por Maria Lua Miér 25 Oct 2023, 18:59



    Una perla es un templo, construido por el dolor en torno a un grano de arena. ¿Qué ansiedad construye nuestros cuerpos, y en torno a qué granos? Cuando Dios me arrojó, a mí, una piedrecilla, a este maravilloso lago, turbé la superficie del agua con incontables círculos. Pero cuando alcancé la profundidad, me quedé en gran quietud.


    Dadme silencio y desafiaré a la noche.


    Conocí mi segundo nacimiento cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y casaron.




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    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Miér 25 Oct 2023, 19:00

    Una vez, conocí a un hombre de oído sumamente fino, pero mudo. Había perdido la lengua en una batalla. Ahora sé en qué batallas combatió ese hombre antes de llegar el gran silencio. Y me alegré de que ese hombre estuviera muerto. El mundo no es, suficientemente vasto para que cupiéramos él y yo.


    Largo tiempo yací en el polvo de Egipto, silente, y ajeno a las estaciones. Luego, el Sol me hizo nacer, me erguí, y caminé por las riberas del Nilo, cantando con los días y soñando con las noches. Y ahora, el Sol me persigue con mil pies, para que caiga nuevamente en el polvo de Egipto. Pero, ¡oíd la maravilla y el acertijo!: ni el Sol mismo, que unió mis elementos, puede esparcirlos. Aún estoy levantado, y mi pie es seguro; sigo caminando por las riberas del Nilo.


    ecordarse es una manera de encontrarse.








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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Miér 25 Oct 2023, 19:02


    El olvido es una forma de libertad.

    Medimos el tiempo según el movimiento de incontables soles; y ellos miden el tiempo con pequeñas máquinas que llevan en los bolsillos. Ahora, decidme:

    ¿cómo podremos reunirnos alguna vez, en el mismo sitio y a la misma hora?

    El Espacio no representa espacio alguno entre la Tierra y el Sol, para quien mira desde las ventanas de la Vía Láctea.

    La humanidad es un río de luz, que corre desde la ex eternidad hasta la eternidad.

    ¿No envidian los espíritus que moran en el éter el dolor del hombre





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    Mensaje por Maria Lua Dom 29 Oct 2023, 19:46

    Cuando llegue la Primavera buscando a su amado entre las somnolientas arboledas y entre los sueños,
    ciertamente las nieves se derretirán, y correrán en arroyos a buscar al río del valle, para ser coperos de los
    mirtos y del lirio.
    Así se derretirá la nieve de vuestro corazón cuando llegue la primavera; y así correrá vuestro secreto en
    arroyos que buscarán al río de la Vid a, en el valle. Y el río llevará vuestro secreto, y lo llevarán al
    anchuroso mar.

    Todas las cosas se derretirán y se transformarán en cantos, cuando llegue la.fprimavera. Hasta las
    estrellas, esos grandes copos de nieve que caen lentamente en los campos más vastos, se derretirán para
    formar arroyos cantarinos. Cuando el Sol de Su rostro surja del más vasto horizonte, ¿qué simetría
    congelada no se transformará en melopea líquida? Y entonces, ¿quién de vosotros no querrá ser el copero
    del mirto y el lirio?

    Fue ayer, apenas, cuando estabais vagando en el ancho mar, y erais seres sin playas, y sin ego. Después,
    el viento soplo de la Vida, os tejió, como velo de luz en su rostro luego, su mano os reunió y os dio forma,
    y con la cabeza erguida buscasteis las alturas. Pero él mar siguió con vosotros, y aún mora su canto en
    vosotros. Y aunque hayáis olvidado quién fue vuestra primera madre, el vasto mar afirmará para siempre,
    en vosotros, su maternidad, y eternamente os llamará a su seno.

    En nuestro vagar por las montañas y el desierto, siempre recordaréis la profundidad de su frío corazón. Y
    aunque a menudo no sepáis por qué.
    anheláis, o por qué sentís ansias, sin duda alguna tenéis nostalgia de su
    vasta y rítmica paz.

    Y, ¿cómo podría ser de otro modo? En las arboledas y en las emparradas, cuando la lluvia danza en hojas
    en las colinas, cuando cae la nieve, como bendición y alianza, en el valle, cuando conducís vuestros
    ganados al río; en vuestros campos, cuando los hilos de plata de los arroyos hacen juntos el verde vestido
    de la tierra; en vuestros jardines, cuando el rocío tempranero refleja los cielos; en vuestros 'prados, cuando
    la niebla de la noche casi os oculta el camino... En todo esto, el vasto mar está con vosotros, testigo de
    vuestro legado, y objeto de vuestro amor.
    Es el copo de nieve, en vosotros, que corre hacia el vasto mar


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    Mensaje por Maria Lua Jue 02 Nov 2023, 20:21

    LA GUERRA



    Una noche, hubo fiesta en palacio, y un hombre llegó a postrarse ante el príncipe; todos los invitados se
    quedaron mirando al recién llegado, y vieron que le faltaba un ojo, y que la cuenca vacía sangraba. Y el
    príncipe le preguntó a aquel hombre:
    -¿Qué te ha sucedido?

    - ¡Oh príncipe! -respondió el hombre-, mi profesión es ser ladrón, y esta noche, como no hay luna, fui a
    robar la tienda del cambista, pero mientras subía y entraba por la ventana cometí un error, y entré en la
    tienda del tejedor, y en la oscuridad tropecé con el telar del tejedor, y perdí un ojo. Y ahora, ¡oh príncipe!
    suplico justicia contra el tejedor.

    El príncipe mandó traer al tejedor y, al llegar éste al palacio, el soberano decretó que le vaciaran un ojo.
    - ¡Oh príncipe! -dijo el tejedor-, el decreto es justo. No me quejo de que me hayan sacado un ojo. Sin
    embargo, ¡ay de mí!, necesitaba yo los dos ojos para ver los dos lados de la tela que hago. Pero tengo un
    vecino de oficio zapatero, que tiene los dos ojos sanos, y en su trabajo no necesita los dos ojos...
    El príncipe entonces, envió por el zapatero. Y éste acudió, y le sacaron un ojo.
    ¡Y se hizo justicia!


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    Mensaje por Maria Lua Miér 08 Nov 2023, 19:20

    Y el corazón del profeta se sintió conmovido, lleno de compasión, y dijo:

    La Vida es más vieja que todos los seres vivientes; más que la belleza antes de que esta naciera y
    adquiriera alas en la Tierra; más que la Verdad, antes de que alguien la dijera.
    La Vida canta en nuestros suencios, y. sueña cuando dormitamos. E incluso cuando estamos abatidos y
    rebajados, la Vida está en su trono, y muy alta. Y cuando lloramos, la Vida sonríe a la luz del sol, y es libre
    hasta cuando arrastramos nuestras cadenas.
    A menudo damos a la Vida nombres amargos, pero sólo cuando nosotros mismos estamos amargados y
    oscuros. Y la consideramos vacía e inútil, pero -
    sólo cuando nuestra alma vaga por sitios desolados, y
    cuando el corazón está ebrio de sí mismo.
    La Vida es profunda, y alta, y distante; y aunque sólo vuestra más amplia visión puede ver sus pies, la
    Vida está cerca; y aunque sólo el aliento de vuestro aliento llega a su corazón, la sombra de vuestra sombra
    cruza su rostro; y el eco de vuestro más tenue grito se convierte, en su pecho, en una primavera, y en un
    otoño.
    Y la Vida está velada y oculta, así como vuestro ego superior está oculto y velado. Sin embargo, cuando
    la Vida habla todos los vientos se tornan palabras; y cuando vuelve a hablar, las sonrisas de vuestros labios
    y las lágrimas de vuestros ojos también se convierten en palabras. Cuando la Vida canta, los sordos oyen, y
    se quedan extasiados; y cuando la Vida llega caminando, los ciegos la contemplan, se asombran, y la
    siguen, maravillados, atónitos.
    Y Almustafá dejó de hablar, y un vasto silencio reinó en el pueblo congregado; y en ese silencio vibraba
    un canto nunca oído, y se consolaron todos de su soledad y de su pena.


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Nov 2023, 11:23

    Khalil Gibran
    ·
    (Líbano, 1883-1931)
    ·
    Poeta, filósofo y artista, nacido en el Líbano, una tierra que
    ha producido muchos profetas, su fama y su influencia se esparce más allá del Oriente
    Próximo. Su poesía se ha traducido a más de veinte idiomas y sus dibujos y pinturas se
    han expuesto en las grandes capitales del mundo. En los Estados Unidos, que él hizo
    su hogar durante veinte años de su vida, comenzó a escribir en inglés. El Profeta y sus
    otros libros de poesía, ilustrados con sus dibujos místicos, son conocidos por
    innumerables estadounidenses, quienes encuentran en ellos una expresión de los
    impulsos más profundos del corazón y de la mente humana.
    ·
    Gibran Khalil Gibran nació en Bcherri el 6 de diciembre de 1883, la ciudad
    típicamente libanesa que se levanta sobre una pequeña meseta, junto a uno de los
    acantilados de Wadi-Quadisha (Valle sagrado). Durante dos décadas atrás, el país había
    obtenido una cierta autonomía, apuntalada en buena medida por su larga tradición
    católica maronita que le había mantenido aislado durante siglos frente al dominio
    oscurantista y cerril del imperio turco. Los años de la infancia de Gibran son los
    mismos en que surge una nueva clase dirigente de influencia francesa, proyectada hacia
    europa, mediadora comercial e intelectual entre el sector sometido a la opresión turca y
    las nuevas corrientes de opinión que soplan hacia el Mediterráneo, desde Londres,
    Viena o Paris.
    ·
    Gibran, nieto de un sacerdote maronita, hijo de un
    propietario de ganado, es un símbolo vivo de ese cruce de
    culturas que es su país de origen. Con sólo trece años marcha
    con su madre y sus hermanos a Boston, atraído por las
    oportunidades que parece ofrecer el Nuevo Mundo, mientras su
    padre permanece en el Líbano, manteniendo su pobre
    propiedad. El adolescente Gibran entra en una escuela privada
    donde se educan americanos de adopción procedentes de
    diversas naciones. Más tarde, por consejo de su hermanastro,
    regresa a Beirut, donde se matricula en la Escuela Maronita
    para estudiar árabe y francés. Durante las vacaciones, redescubre
    con su padre las montañas, los bosquecillos umbríos, las venerables ruinas que dejara la
    antigüedad y los parajes pedregosos de su tierra natal. En el abandonado monasterio de
    Mar-Sarkis, su espíritu ya cultivado despierta a una intensa sensibilidad sazonada de
    sabiduría popular que, acrisola tras siglos de cultura, se halla impregnada de un
    naturalismo soberbio y triunfante. Nuestro autor sueña, empero, con volver a América,
    etapa imprescindible para conseguir fama y dinero, y poder regresar
    definitivamente al Líbano.

    Mas a su retorno a América, la desgracia, revestida de enfermedad
    incurable, se cierne sobre su madre y sus hermanos. Con su hermana
    superviviente, Mariana, trata de abrirse camino, sintiéndose responsable
    del sacrificio de su familia para que el triunfara en el difícil mundo del
    arte. A la sombra de los rascacielos americanos -indignos sustitutos de los milenarios
    cedros de su patria-, empieza a escribir para los periódicos árabes de Nueva York.
    Simultanea la pluma con los pinceles, y en ambas artes su exquisita sensibilidad pugna
    por superar una técnica todavía no dominada. En los albores de su producción pictórica,
    expone su obras en un estudio de Boston, pero un voraz incendio arrasa su colección,
    negándose al artista la gloria y el beneficio. Años después, Gibran se alegraría del
    accidente que puso fin a su etapa todavía inmadura, permitiéndole mejorar una obra
    pictórica que hoy se halla diseminada por todo Oriente Medio, Europa y América.
    ·
    Breves libros, poemas y artículos en árabe marcan el
    inicio de su carrera literaria. Fue en esta época cuando conoció
    a Mary Haskell, mujer de extraordinaria sensibilidad, que supo
    intuir el genio de Gibran, animándole a que estudiara en el
    extranjero y a que escribiera en inglés, tras dominar mejor este
    idioma, para llegar a un público más numeroso. De 1908 a
    1910 estudia arte en París, luego regresa a Boston y finalmente
    se instala en Nueva York. Treinta y cinco años tiene cuando
    resume sus pensamientos y su filosofía en La procesión, escrita
    en forma de versos árabes. Dos años después, da a conocer su
    obra más madura: El profeta, convertido en bestseller
    internacional durante cuarenta años. Las opiniones de los críticos
    son contradictorias. Mientras unos consideran sus pensamientos "nocivos, revolucionarios
    y peligrosos para las mentes juveniles", otros juzgan que en ellos "coexisten resonancias
    de Jesucristo y de los Evangelios".

    Gibran, que nunca había sido fuerte ni física ni psíquicamente, se halló siempre
    expuesto con facilidad al dolor desde su más temprana niñez. Su gigantismo se debe,
    pues, al esfuerzo sobrehumano de su voluntad, empeñada en una actividad casi
    compulsiva, por depurar técnicas, combinar estilos, dominar idiomas y servir de vehículo
    de emociones universales entre pueblos de distintas culturas. Durante los cinco años que
    siguieron a la publicación de El profeta, Gibran alcanza el pináculo de su fama y de su
    productividad. Su obra es conocida tanto en el mundo árabe como en los sectores más
    cultos de habla inglesa. El loco había sido precisamente su primer libro en esta lengua.
    Gibran ponía en boca de un demente una serie de lúcidos discursos que recuerdan los
    del Zaratustra nietzscheano. La procesión, su obra principal de poesía arábiga, es un
    diálogo entre un sabio y un joven, en el que uno expresa su irritación ante la vida, el
    mal y la represión, acusando al hombre de ser una simple marioneta manejada por la
    ambición (es el aspecto crítico y negativo del poema), y el otro alaba la vida sencilla
    del campesino, en la que no existen dolores ni castigos ni opresiones.
    ·
    ''La Tempestad'', aparecida en 1920, es una obra con ecos de
    Valery y de Nietzsche, en la que se ensalza a los fuertes y se ofrecen
    técnicas para endurecer la voluntad de los débiles, El precursor,
    editada el mismo año, es el libro que Gibran dedicó a exponer su
    antidogmatismo, ridiculizando a los que se creen en posesión de una
    única verdad. Tres años más tarde nuestro autor da a conocer la obra
    en la que había estado trabajando durante largo tiempo: El profeta. El
    amor, el matrimonio, la ambición de poder y de dinero son los temas fundamentales
    que Gibran desarrolla en este libro, traducido a más de veinte idiomas. Su obra
    editada a título póstumo es El jardín del profeta (1933), y en ella describe nuestro
    autor la relación íntima entre el hombre y la naturaleza.
    ·
    Hacia el fin de su vida, Gibran escribió Jesús, el hijo del Hombre,
    interpretación muy personal de la figura de Cristo, presentado como
    el hombre que vivió plenamente la vida con todo lo que ella
    contiene de dolores y alegrías. Pese a que el autor niega en ella la
    divinidad de Cristo, Arnold Bennett señaló que los árabes deberían
    sentirse orgullosos de que Gibran hiciera recordar la Torah, los
    salmos y las enseñanzas de Jesús al pueblo materialistas de los
    Estados Unidos.
    ·
    Aquejado de una terrible enfermedad, Gibran se esfuerza en donar a la
    humanidad lo mejor de sí mismo, cristianizándolo en literatura y en pintura.
    ·
    El 9 de abril de 1931, un amigo le encuentra sumido en
    el dolor y pálido por la enfermedad, pese a que continúa
    sonriendo con valentía. Se niega a que le lleven a un hospital;
    quiere vivir sus últimos días entre sus dibujos y los esbozos de
    sus obras. Al día siguiente, muere en el hospital neoyorquino
    de San Vivente. Sólo tiene cuarenta y ocho años de edad.


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Nov 2023, 11:25

    ALAS ROTAS (1912)

    ·
    Revisado por: Carlos J. J.


    ·
    PREFACIO


    Tenía yo dieciocho años de edad cuando el amor me abrió los ojos con sus
    mágicos rayos y tocó mi espíritu por vez primera con sus dedos de hada, y Selma
    Karamy fue la primera mujer que despertó mi espíritu con su belleza y me llevó al
    jardín de su hondo afecto, donde los días pasan como sueños y las noches como bodas.
    Selma Karamy fue la que me enseñó a rendir culto a la belleza con el ejemplo de su
    propia hermosura y la que, con su cariño, me reveló el secreto del amor; fue ella la
    que cantó por vez primera, para mí, la poesía de la vida verdadera.
    Todo joven recuerda su primer amor y trata de volver a poseer esa extraña hora,
    cuyo recuerdo transforma sus más hondos sentimientos y le da tan inefable felicidad, a
    pesar de toda la amargura de su misterio.
    En la vida de todo joven hay una "Selma", que súbitamente se le aparece en la
    primavera de la vida, que transforma su soledad en momentos felices, y que llena el
    silencio de sus noches con música.
    Por aquella época estaba yo absorto en profundos pensamientos y
    contemplaciones, y trataba de entender el significado de la naturaleza y la revelación de
    los libros y de las Escrituras, cuando oí al Amor susurrando en mis oídos a través de
    los labios de Selma. Mi vida era un estado de coma, vacía como la de Adán en el
    Paraíso, cuando vi a Selma en pie, ante mí, como una columna. de luz. Era la Eva de
    mi corazón, que lo llenó de secretos y maravillas, y que me hizo comprender el
    significado de la vida.
    La primera Eva, por su propia voluntad, hizo que Adán saliera del Paraíso,
    mientras que Selma, involuntariamente, me hizo entrar en el Paraíso del amor puro y
    de la virtud, con su dulzura y su amor; pero lo que ocurrió al primer hombre también
    me sucedió a mí, y. la espada de fuego que expulsó a Adán del Paraíso fue la misma
    que atemorizó con su filo resplandeciente y me obligó a apartarme del paraíso de mi
    amor, sin haber desobedecido ningún mandato, y sin haber probado el fruto del árbol
    prohibido.
    Hoy, después de haber transcurrido muchos años, no me queda de aquel
    hermoso sueño sino un cúmulo de dolorosos recuerdos que aletean con alas invisibles
    en torno mío, que llenan de tristeza las profundidades de mi corazón, y que llevan
    lágrimas a mis ojos; y mi bien amada, la hermosa Selma, ha muerto, y nada queda de
    ella para preservar su memoria, sino mi roto corazón, y una tumba rodeada de cipreses.
    Esa tumba y este corazón son todo lo que ha quedado para dar testimonio de Selma.
    El silencio que custodia la tumba no revela el secreto de Dios, oculto en la
    oscuridad del ataúd, y el crujido de las ramas cuyas raíces absorben los elementos del
    cuerpo no des cifran los misterios de la tumba, pero los suspiros de dolor de mi
    corazón anuncian a los vivientes el drama que han representado el amor, la belleza y la
    muerte.
    ¡Oh amigos de mi juventud, que estáis dispersos en la ciudad de Beirut!: cuando
    8 De 525 - 22 de febrero de 2006 - Obras de GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - Recopilación
    paséis por ese cementerio, junto al bosque de pinos, entrad en él silenciosamente, y
    caminad despacio, para que el ruido de vuestros pasos no, turbe el tranquilo sueño de
    los muertos, y deteneos humildemente ante la tumba de Selma; reverenciad la tierra
    que cubre su cuerpo y decid mi nombre en un hondo suspiro, al tiempo que decís
    internamente estas palabras:
    • "Aquí, todas las esperanzas de Gibrán, que vive como prisionero del amor más
    allá de los mares; todas sus esperanzas, fueron enterradas. En este sitio perdió
    Gibrán su felicidad, vertió todas sus lágrimas, y olvidó su sonrisa.
    • "Junto a esa tumba crece la tristeza de Gibrán, al mismo tiempo que los
    cipreses, y sobre la tumba su espíritu arde todas las noches como una lámpara
    votiva consagrada a Selma, y entona a coro con las ramas de los árboles un
    triste lamento, en lastimero duelo por la partida de Selma, que ayer, apenas
    ayer, era un hermoso canto en los labios de la Vida, y que hoy es un silente
    secreto en el seno de la tierra."
    ¡Oh camaradas de mi juventud! Os conjuro, en nombre de aquellas vírgenes que
    vuestros corazones han amado, a que coloquéis una guirnalda de flores en la
    desamparada Tumba de mi bien amada, pues las flores que coloquéis sobre la tumba
    de Selma serán como gotas de rocío desprendidas de los ojos de la aurora, para
    refrescarlos pétalos de una rosa que se marchita.



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    y en ese vuelo y en ese sueño
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    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Nov 2023, 11:26


    I
    ·
    C A L L A D A T R I S T E Z A


    Vecinos míos, vosotros recordáis. con placer la aurora de vuestra juventud, y
    lamentáis que haya pasado; pero yo recuerdo la mía como un prisionero recuerda los
    barrotes y los grilletes de su cárcel. Vosotros habláis de aquellos años entre la infancia y
    la juventud como de una época de oro, libre de confinamientos y de cuidados, pero
    aquellos años. yo los considero una época de callada tristeza que caía como una semilla
    en mi corazón, y crecía en él; y que no encontraba salida hacia el mundo del
    conocimiento y la sabiduría, hasta que llegó el amor y abrió las puertas de mi corazón,
    e iluminó sus recintos.
    El amor me dio lengua y lágrimas. Seguramente recordáis los jardines y los
    huertos, las plazas públicas y las esquinas que presenciaron vuestros juegos y oyeron
    vuestros inocentes cuchicheos; yo también recuerdo hermosos parajes del norte del
    Líbano. Cada vez que cierro los ojos veo aquellos valles, llenos de magia y dignidad,
    cuyas montañas, cubiertas de gloria y grandeza, trataban de alcanzar el cielo. Cada vez
    que cierro mis oídos al clamor de la ciudad, oigo el murmullo de aquellos riachuelos y
    el crujido de aquellas ramas. Todas esas bellezas a las que me refiero ahora, y que
    ansío volver a ver como niño que ansía los pechos de su madre, hirieron mi espíritu,
    prisionero en la oscuridad de la juventud como el halcón que sufre en su jaula al ver
    una bandada de pájaros que vuela libremente por el anchuroso cielo. Aquellos valles y
    aquellas montañas pusieron el fuego en mi imaginación, pero amargos pensamientos
    tejieron en torno de mi corazón una red de negra desesperanza.
    Cada vez que iba yo a pasear por aquellos campos volvía decepcionado, sin
    saber la causa de mi decepción. Cada vez que miraba yo el cielo gris sentía que el
    corazón se me encogía. Cada vez que oía yo el canto de los pájaros y los balbuceos de
    la primavera, sufría, sin comprender la razón de mi sufrimiento. Dicen que la
    simplicidad hace que un hombre sea vacío, y que ese vacío lo hace despreocupado.
    Acaso sea esto cierto entre quienes nacieron muertos y viven como cadáveres helados;
    pero el muchacho sensible que siente mucho y lo ignora todo es la más desventurada
    criatura que alienta bajo el sol, porque se debate entre dos fuerzas. La primera fuerza
    lo impulsa hacia arriba, y le muestra lo hermoso de la existencia a través de una nube
    de sueños; la segunda, lo arrastra hacia la tierra, llena sus ojos de polvo y lo anonada
    de temores y hostilidad.
    ·
    La soledad tiene suaves, sedosas manos, pero sus fuertes dedos oprimen el
    corazón y lo hacen gemir de tristeza. La soledad es el aliado de la tristeza y el
    compañero de la exaltación espiritual.
    El alma del muchacho que siente que el beso de la tristeza es como un blanco
    lirio que empieza a desplegar sus pétalos. Tiembla con la brisa, abre su corazón en la
    aurora, y vuelve a cerrar sus pétalos al llegar las sombras de la noche. Si ese muchacho
    no tiene diversiones, ni amigos, ni compañeros de juegos, su vida será como una
    reducida prisión en la que no ve nada, sino telarañas, y no oye nada, sino el reptar de
    los insectos.
    Tal tristeza que me obsesionaba en mi juventud no era por falta de diversiones,
    porque si hubiera querido las habría tenido; tampoco era por falta de amigos, porque
    habría podido tenerlos. Tal tristeza obedecía a un dolor interno que me impulsaba a
    amar la soledad. Mataba en mí la inclinación a los juegos y a las diversiones, quitaba
    de mis hombros las alas de la juventud, y hacía que fuera yo como un estanque entre
    dos montañas, que refleja en su quieta superficie las sombras de los fantasmas y los
    colores de las nubes y de los árboles, pero que no puede encontrar una salida, para ir
    cantando hacia el mar.
    Tal era mi vida antes de que cumpliera yo dieciocho años. El año que los cumplí
    es como la cima de una montaña en mi vida, porque despertó en mí el conocimiento,
    y me hizo comprender las vicisitudes de la humanidad. En ese año volví a nacer, y a
    menos que una persona vuelva a nacer, su vida seguirá siendo una hoja en blanco en
    el libro de la existencia. En ese año vi a los ángeles del cielo mirarme a través de los
    ojos de una hermosa mujer. También vi a los demonios del infierno rabiando en el
    corazón de un hombre malo. Aquel que no ve a los ángeles y a los demonios en toda
    la belleza y en toda la malicia, de la vida estará muy lejos del conocimiento, y su
    espíritu estará ayuno de afecto.
    ·
    I






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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Vie 17 Nov 2023, 11:28


    I I
    ·
    L A M A N O D E L D E S T I N O

    ·
    En la primavera de aquel maravilloso año, estaba yo en Beirut. Los jardines
    estaban llenos de flores de Nisán, y la tierra tenía una alfombra de verde césped; y era
    como un secreto de la tierra revelado al Cielo. Los naranjos y los manzanos, que
    parecían huríes, o novias enviadas por la Naturaleza para inspirar a los poetas y excitar
    la imaginación, llevaban blancas vestiduras de perfumados capullos.
    La primavera es hermosa en todas partes, pero es más hermosa en el Líbano. Es
    un espíritu que vaga por toda la Tierra, pero que hace su morada en el Líbano,
    conversando con reyes y profetas, cantando con los ríos los Cantares de Salomón, y
    repitiendo con los sagrados cedros del Líbano los recuerdos de las antiguas glorias.
    Beirut, libre de los lodos del invierno y del polvo del verano, en la primavera es como
    una novia, o como una sirena que se sienta a orillas de un arroyo, y que se seca la
    suave piel a los rayos del sol.
    Un día, en el mes de Nisán, fui a visitar a un amigo cuya casa estaba algo
    apartada de la brillante y hermosa ciudad. Mientras charlábamos, un hombre de aspecto
    digno, como de unos sesenta años de edad, entró en la casa. Al levantarme para
    saludarlo, mi amigo me lo presentó como Farris Efendi Karamy, y luego mi amigo
    pronunció mi nombre, con palabras elogiosas. El anciano me miró un momento, y se
    tocó la frente con las puntas de los dedos, como si estuviera tratando de recordar algo.
    Luego, se acercó a mí sonriente, y me dijo:
    -Es usted hijo de un amigo mío muy querido y me da mucho gusto ver a ese amigo
    en la persona de usted-.
    Muy conmovido por las palabras del anciano, me sentí atraído hacia él como un
    pájaro cuyo instinto lo lleva a su nido antes de la inminente tormenta. Al sentarnos, me
    contó su amistad con mi padre, y recordó el tiempo que habían pasado juntos. Los
    ancianos gustan de remontar sus recuerdos a los días de su juventud, tal como los
    extranjeros que ansían volver a su propio país. Se complacen en referir anécdotas del
    pasado, así como el poeta se complace en recitar su mejor poema. El anciano vive
    espiritualmente en el pasado, porque el presente pasa para él velozmente, y el futuro
    le parece una aproximación al olvido de la tumba. Así transcurrió una hora llena de
    viejos recuerdos, como las sombras de los árboles sobre el césped. Cuando Farris Efendi
    se levantó para marcharse, me puso la mano izquierda en el hombro y estrechó mi
    mano derecha, diciendo:
    -No he visto a tu padre desde hace veinte años. Espero que lo sustituyas, con
    frecuentes visitas a mi casa-.
    Agradecido, le prometí cumplir ese deber de amistad hacia un querido amigo
    de mi padre.
    Al salir el anciano, le pedí a mi amigo que me contara algo más acerca de él.
    -No conozco a ningún hombre en Beirut cuya riqueza lo haya hecho amable, y cuya
    bondad lo haya hecho rico -me dijo-. Es uno de esos raros hombres que vienen a este
    mundo y se van de él sin hacer daño a nadie, pero las personas de esa clase
    generalmente sufren mucho, y son víctimas de la opresión, porque no son lo
    suficientemente hábiles para salvarse de la maldad de los demás. Farris Efendi tiene una
    hija, de carácter muy parecido al suyo, cuya belleza y gentileza están más allá de toda
    descripción; y también ella sufrirá mucho, porque la riqueza de su padre ya la está
    colocando al borde un horrible precipicio. -Al pronunciar mi amigo estas palabras, noté
    que su rostro se ensombrecía. Luego, mi amigo continuó: -Farris Efendi es un buen
    anciano, de noble corazón, pero le falta fuerza de voluntad. La gente lo maneja como a
    un ciego. Su hija le obedece, a pesar de ser orgullosa e inteligente, y tal es el secreto
    que gravita en la vida de padre e hija. Este secreto lo descubrió un mal hombre, que
    también es obispo, y cuya maldad se cobija a la sombra del Evangelio. Este prelado
    tiene apariencia de ser amable y noble. Es la cabeza religiosa de esta tierra de gente
    piadosa. La gente le rinde obediencia y lo venera. Y conduce a esta gente como un
    rebaño de ovejas hacia el matadero. Este obispo tiene un sobrino, lleno de odio y de
    corrupción. Más tarde o más temprano, día llegará en que colocará a su sobrino a su
    derecha, y a la hija de Farris Efendi a su izquierda, y, al alzar su impura mano y al
    pronunciar los votos del matrimonio sobre las cabezas de estos dos jóvenes, unirá una
    virgen pura a un sucio degenerado, colocando el corazón del día en las entrañas de la
    noche.
    "Es todo lo que puedo decirte acerca de Farris Efendi y de su hija, así que te ruego
    que no me hagas más preguntas al respecto.
    Al decir esto, mi amigo volvió la cabeza hacia la ventana, como si estuviera
    tratando de resolver los problemas de la existencia humana y de concentrarse en la
    belleza del universo.
    Al salir de esa casa, le dije que pensaba visitar a Farris Efendi unos días
    después, con el propósito de cumplir mi promesa, y por la amistad, que había unido a
    él y a mi padre. Se quedó mirándome un momento y noté un cambio en la expresión
    de su rostro, como si mis escasas y simples palabras le hubieran dado una nueva idea.
    Luego, me miró a los os de extraña manera, con una mirada en que se
    mezclaban amor, la piedad y el temor; con la mirada de un profeta que prevé lo que
    nadie más puede anticipar. Luego, sus labios temblaron levemente, pero mi amigo no
    dijo nada al dirigirme yo a la puerta. Esa extraña mirada se grabó en mí, y no pude
    comprender su significado hasta que maduré en el mundo de la experiencia, donde los
    corazones se comprenden uno a otro intuitivamente, y donde los espíritus maduran con
    el conocimiento.








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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Sáb 18 Nov 2023, 10:47

    I I I
    ·
    L A  E N T R A D A  A L  S A N T U A R I O
    ·
    Unos cuantos días después, la soledad hizo presa de mí, y me cansé de los
    estultos rostros de los libros; alquilé un carruaje y me dirigí a la casa de Farris Efendi.
    Cuando llegamos al pinar en que la gente solía realizar meriendas campestres, el
    conductor del carruaje tomó un camino privado, bajo la sombra de los sauces, que lo
    bordeaban a cada lado. Al atravesar el pinar, pudimos ver la belleza de los verdes
    prados, los viñedos, y muchas flores de Nisán, de colores vivos, que empezaban a
    abrirse.
    Unos cuantos minutos después, el carruaje se detuvo ante una casa solitaria, en
    medio de un hermoso jardín. Saturaban el aire los aromas de las rosas, de las gardenias
    y del jazmín.
    Al bajar del carruaje y entrar en el espacioso jardín, vi a Farris Efendi, que salía
    a mi encuentro. Me invitó a entrar en la casa cordialmente y se sentó a mi lado, como
    un padre feliz que vuelve a ver a su hijo, y me abrumó con preguntas acerca de mi
    vida, de mi futuro y de mi educación. Le contesté, y mi voz estaba llena de ambición
    y celo; porque en mis oídos repicaba con campanas el himno de la gloria, y sentía que
    me lanzaba en mi velero por el calmado mar de los sueños esperanzados. En eso
    estábamos, cuando una hermosa joven, vestida con bellísimo vestido de seda blanca,
    apareció tras las cortinas de terciopelo de la puerta, y caminó hacia mí. Farris Efendi y
    yo nos levantamos de nuestros asientos.
    -Mi hija Selma -dijo el anciano. Luego, me presentó, diciendo: - El destino me ha
    devuelto a un querido viejo amigo, en la persona de su hijo.
    Selma se quedó mirándome un momento, como si dudara que un visitante
    pudiera entrar en su casa. Sentí la mano de la muchacha como un blanco lirio, y un
    extraño sobresalto agitó mi corazón.
    Volvimos a tomar asiento en silencio, como si Selma hubiese llevado a aquel
    aposento un espíritu celestial digno de mudó respeto. Al darse cuenta de aquel súbito
    silencio, la joven me sonrió, y dijo
    -Mi padre me ha, contado muchas veces las anécdotas de su juventud y de los viejos
    tiempos en que él y el padre de usted llevaban estrecha amistad. Si el padre de usted
    le" ha contado lo mismo, este encuentro no es el primero entre nosotros.
    El anciano estaba complacido de oír a su hija expresarse así.
    -Selma es muy sentimental. Todo lo ve con los ojos del espíritu -dijo.
    Luego, reanudó su conversación, con mucho tacto, como si hubiera encontrado en mí
    un hechizo mágico que lo hubiera llevado, en alas del recuerdo, a los días pasados.
    Mientras lo miraba, pensando en cómo sería yo en mis años posteriores, él se
    quedó mirándome, como un sereno y viejo árbol que ha soportado muchas tormentas,
    y al que la luz solar le proyectara la sombra sobre un renuevo que se estremeciera ante
    la brisa de la aurora.
    Pero Selma permanecía silenciosa. De vez en cuando, me miraba a mí, luego a
    su padre, como si estuviera leyendo al mismo tiempo el primero y el último capítulo
    del drama de la vida. El día transcurrió rápidamente en aquel jardín, y podía yo ver a
    través de la ventana el fantasmal beso amarillo del ocaso sobre las montañas del
    Líbano. Farris Efendi siguió relatando sus experiencias, y yo le escuchaba absorto, y
    había tanto entusiasmo en mí, que su tristeza se convirtió en alegría.
    Selma estaba sentada cerca de la ventana, mirándonos con sus tristes ojos y sin
    hablar, aunque la belleza tiene su propio lenguaje celestial, más misterioso que las
    voces de las lenguas y de los labios. Es un lenguaje misterioso, intemporal, común a
    toda la humanidad; un calmado lago que atrae a los riachuelos cantarines hacia su
    fondo, y los hace silenciosos.
    Sólo nuestros espíritus pueden comprender la belleza, o vivir y crecer con ella.
    Intriga a nuestras mentes; no podemos describirla con palabras; es una sensación que
    nuestros ojos no pueden ver, y que se deriva, tanto del que observa, como de quien
    es observado. La' verdadera belleza es un rayo que emana de lo más santo del
    espíritu, e ilumina el cuerpo, así como la vida surge desde la profundidad de la tierra,
    para dar color y aroma a una flor.
    La verdadera belleza reside en la concordancia espiritual que llamamos amor, y
    que puede existir entre un hombre y una mujer.
    ¿Acaso mi espíritu y el de Selma se tocaron aquel día en que nos conocimos, y
    aquel anhelo de llegar hasta ella hizo que la considerara la más hermosa mujer bajo el
    sol? ¿O acaso
    ¿Estaba yo intoxicado con el vino de la juventud, que me hacía imaginar lo que
    nunca existió?
    ¿Acaso mi juventud cegó mis ojos naturales y me hizo imaginar el brillo de sus
    ojos, la dulzura de su boca y la gracia de todo su cuerpo? ¿O acaso fueron ese brillo,
    esa gracia y esa dulzura, los que abrieron mis ojos y me mostraron la felicidad y la
    tristeza del amor?
    Difícil es dar respuesta a estas preguntas, pero puedo decir sinceramente que en
    aquella hora sentí una emoción que nunca había tenido; un nuevo cariño que se posaba
    calmadamente en mi corazón, como el espíritu que vagaba sobre las aguas en el
    momento de la creación del mundo, y también puedo decir que de ese cariño nacieron
    mi felicidad y mi tristeza. Así terminó la hora de mi primer encuentro con Selma, y así
    quiso el cielo libertarme de las cadenas de mi solitaria juventud, para permitirme
    caminar en la procesión del amor.
    El amor es la única libertad que existe en el mundo porque eleva tanto al
    espíritu, que las leyes de la humanidad y los fenómenos naturales no alteran su curso.
    Al levantarme de mi asiento para marcharme, Farris Efendi se acercó a mí y me
    dijo serenamente:
    -Ahora, hijo mío, ya conoces el camino a esta casa. Considérame tu padre y a Selma,
    como tu hermana. La miré como pidiéndole a ella que confirmara aquella declaración.
    La joven movió la cabeza en señal de asentimiento, y me miró como quien
    vuelve a ver a una persona que se conoce desde hace mucho.
    Aquellas palabras que pronunció Farris Efendi Karamy me colocaron al lado de su
    hija, en el altar del amor. Fueron palabras de un canto celestial que terminó tristemente,
    aunque había empezado en la más viva exaltación; elevaron nuestros espíritus al reino
    de la luz y de la trémula llama; fueron la copa de la que al mismo tiempo bebimos la
    felicidad y la amargura.
    Salí de aquella casa. El anciano me acompañó hasta el borde del jardín, mientras
    mi corazón se agitaba como los labios temerosos de un hombre sediento.


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Sáb 18 Nov 2023, 10:49

    I V
    La antorcha blanca
    ·


    Acaba de terminar el mes de Nisán, y yo seguía visitando la casa de Farris
    Efendi, y seguía viendo a Selma en aquel hermoso jardín, contemplando su belleza,
    maravillándome de su inteligencia y oyendo los silentes pasos de la tristeza. Sentía que
    una mano invisible me llevaba hacia ella.
    En cada visita percibía un nuevo significado de su belleza, y una nueva intuición
    de su dulce espíritu, hasta que la joven llegó a ser como un libro cuyas páginas pude
    entender, y cuyos elogios podía yo cantar, pero que nunca podría terminar de leer. Una
    mujer a la que la Providencia ha dotado de belleza espiritual y corporal es una verdad,
    a la vez manifiesta y secreta, que sólo podemos comprender mediante el amor, y a la
    que sólo podemos tocar con la virtud; y cuando hacemos el intento de describir a tal
    mujer, su imagen se desvanece como la niebla.
    Selma Karamy poseía la belleza corporal y espiritual, pero, ¿cómo describirla a
    quien no la haya conocido? ¿Puede un hombre muerto recordar el canto de un ruiseñor,
    y la fragancia de una rosa, y el susurro de un arroyo? ¿Puede un prisionero cargado de
    pesadas cadenas seguir a la brisa de la aurora? ¿Acaso el orgullo me impide hacer la
    descripción de Selma sólo con palabras ya que no puedo pintarla con luminosos
    colores? El hombre hambriento en el desierto no se negará a comer pan duro, si el
    cielo no hace llover sobre él el maná y las codornices.
    En su blanco vestido de seda, Selma estaba esbelta como un rayo de luz de luna
    que pasara a través del cristal de la ventana. Caminaba graciosa y rítmicamente.
    Hablaba en voz baja y con dulces entonaciones; las palabras salían de sus labios como
    gotas de rocío que cayeran de los pétalos de las flores, al agitarlas el viento.
    Pero, ¡qué decir del rostro de Selma! Ninguna palabra podría describir su expresión,
    que reflejaba, ora gran sufrimiento interno, ora exaltación celestial.
    La belleza del rostro de Selma no era clásica; era como un sueño de revelación
    que no se puede medir ni circundar, ni copiar con el pincel de un pintor, ni con el
    cincel de un escultor. La belleza de Selma no residía propiamente en sus cabellos de
    oro, sino en la virtud y en la pureza que los rodeaban; no en sus labios, sino en la
    dulzura de sus palabras; no en su cuello de marfil, sino en el suave arco de su frente.
    Tampoco residía su belleza en la línea perfecta de su cuerpo, sino en la nobleza de su
    espíritu, que ardía como una blanca antorcha entre la tierra y el cielo. Su belleza era
    como el don de la poesía. Pero los poetas son personas desventuradas, pues, por más
    alto que se eleven sus espíritus, siempre estarán envueltos en una atmósfera de
    lágrimas.
    Selma era muy pensativa, más que parlanchina, y su silencio era como una
    música que lo llevaba a uno a un mundo de sueños y que lo hacía escucharlos latidos
    del propio corazón, y ver los fantasmas de los propios pensamientos y sentimientos al
    lado de uno, como si nos miraran a los ojos.
    Selma tenía un aura de profunda tristeza que la acompañó toda su vida y que
    acentuaba su extraña belleza y su dignidad, como un árbol en flor que nos parece más
    bello cuando lo vemos envuelto en la niebla del alba.
    La tristeza fue un lazo de unión para su espíritu y para el mío, como si viéramos
    en el rostro del otro lo que el corazón sentía, y como si oyéramos al mismo tiempo el
    eco de una voz oculta. Dios había creado dos cuerpos en uno, y la separación no
    podría ser sino una cruel agonía.
    Los espíritus melancólicos reposan al reunirse con otros espíritus afines. Se unen
    afectuosamente, como un extranjero al ver a un compatriota suyo en tierras lejanas. Los
    corazones que se unen por la tristeza no serán separados por la gloria de la felicidad.
    El amor que se purifica con lágrimas seguirá siendo eternamente puro y hermoso.


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:29

    V
    ·
    L a T E M P E S T A D
    ·
    Un día, Farris Efendi me invitó a cenar en su casa. Acepté, y mi espíritu,
    hambriento del divino pan que el Cielo había puesto en las manos de Selma, estaba
    hambriento, sobre todo, de ese pan espiritual que da más hambre a nuestros corazones
    mientras más comemos de él. Era ese pan que Kais, el poeta árabe, Dante y Safo
    probaron, y que incendió sus corazones; el pan que la Diosa prepara con la dulzura de
    los besos y la amargura de las lágrimas.
    Al llegar a la casa de Farris Efendi vi a Selma sentada en un banco del jardín,
    descansando la cabeza en el tronco de un árbol, y con el aspecto de una novia ataviada
    con su blanco vestido de seda, o como un centinela que custodiara aquellos parajes.
    Silenciosa y reverentemente me acerqué a ella, y me senté a su lado. No podía
    yo hablar, así que recurrí al silencio, único lenguaje del corazón, pero sentí que Selma
    estaba escuchando mi mensaje sin palabras, y que observaba el fantasma de mi alma en
    mis ojos.
    Al cabo de unos minutos, el anciano salió de la casa y me saludó, con la
    cordialidad de siempre. Al extender la mano hacia mí, sentí como si estuviera
    bendiciendo los secretos que nos unían a mí y a su hija.
    -La cena está servida, hijos míos -dijo el anciano-; entremos a comer.
    Nos levantamos de nuestros asientos y lo seguimos; había ojos de Selma
    brillaban, pues un nuevo sentimiento se había añadido a su amor, al oír que su padre
    nos decía "hijos míos".
    Nos sentamos a la mesa y disfrutamos de la buena comida y del vino añejo,
    pero nuestras almas estaban viviendo en un mundo muy lejano; éramos tres personas
    inocentes, que sentían mucho y sabían poco; se estaba desarrollando un drama entre un
    anciano que amaba a su hija y quería su felicidad, una joven de veinte años que miraba
    hacia el futuro con ansiedad, y un joven que soñaba y se preocupaba, y que aún no
    probaba el vino de la vida, ni su vinagre, y que trataba de llegar hasta la altura del
    amor y del conocimiento, pero que era incapaz de alzarse a sí mismo. Allí estábamos
    los tres, sentados a la luz del crepúsculo, comiendo y bebiendo en aquella casa
    solitaria, custodiada por los ojos de Dios, pero en los fondos de nuestras copas se
    ocultaban la amargura y la angustia.
    Al término de la cena, una de las criadas anunció la presencia de un hombre en
    la puerta que deseaba ver a Farris Efendi.
    -¿Quién es? -preguntó el anciano.
    -El mensajero del obispo -dijo la criada. Hubo un momento de silencio, durante el cual
    Farris Efendi miró a su hija, como un profeta que consultara el firmamento para adivinar
    su secreto. Luego, dijo:
    -Que entre.
    Poco después, un hombre, en uniforme oriental, y que llevaba un gran bigote
    retorcido en las puntas, entró al aposento, y saludó al anciano con estas palabras:
    -Su Ilustrísima, el obispo, le ha enviado a usted su carruaje particular; desea tratar
    asuntos importantes con usted.
    El rostro del anciano se ensombreció, y su sonrisa se borró. Tras un momento de
    honda reflexión, se acercó a mí, y me dijo en tono amistoso:


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:31

    ***
    -Espero encontrarte aquí cuando vuelva, pues Selma disfrutará de tu compañía en este
    lugar solitario.
    Y diciendo esto, se volvió hacia Selma, y al tiempo que sonreía le preguntó a la
    muchacha si estaba de acuerdo. La joven asintió con la cabeza, pero sus mejillas se
    tornaron rojas, y, con voz más dulce que la música de la lira, dijo:
    -Padre, haré lo posible para que nuestro huésped esté contento.
    Selma observó el carruaje que llevaba a su padre a casa del obispo, hasta que
    desapareció de nuestra vista. Luego, se sentó frente a mí en un diván forrado de seda
    verde. Parecía un lirio doblado hacia la alfombra de verde césped por la brisa de la
    aurora. Fue voluntad del Cielo que aquella noche estuviera yo a solas con Selma, en su
    hermosa casa rodeada de árboles, donde el silencio, el amor, la belleza y la virtud,
    moraban juntos.
    Ambos guardábamos silencio, esperando que el otro hablara, pero no es el
    lenguaje hablado el único medio de comprensión entre dos almas. No son las sílabas
    que salen de los labios y de las lenguas las que unen a los corazones.
    Hay algo más alto y puro de cuanto la boca puede pronunciar. El silencio
    ilumina nuestras almas, susurra en nuestros corazones, y los une. El silencio que separa
    de nosotros mismos, nos hace viajar como en un velero por el firmamento del espíritu,
    y nos acerca al Cielo; nos hace sentir que los cuerpos no son más que prisiones, y que
    este mundo es sólo un lugar de exilio transitorio.
    Selma me miró, y sus ojos reflejaban el secreto de su corazón. Luego, me dijo,
    en voz alta:
    -Vayamos al jardín, sentémonos bajo los árboles y contemplemos la luna saliendo de las
    montañas. Obedecí, y me levanté de mi asiento, pero vacilé.
    -¿No crees que es mejor permanecer aquí, y esperar a que la luna esté alta e ilumine
    el jardín? -le dije, y añadí-: La oscuridad oculta los árboles y las flores. No podremos
    ver nada.
    -Si la oscuridad oculta los árboles y las flores a nuestros ojos, no podrá ocultar el amor
    a nuestros corazones -contestó ella.
    Y al pronunciar estas palabras en un extraño tono de voz, Selma volvió la mirada
    hacia la ventana. Guardé silencio, pesando cada palabra de mi amada y saboreando el
    significado de cada sílaba. Luego, me miró como si lamentara lo que acababa de
    confesarme, y trató de alejar esas palabras de mi oído con la magia de sus ojos. Pero
    aquellos ojos, en vez de hacerme olvidar lo que la joven acababa de expresar,
    repitieron en la profundidad de mi ser, más clara y eficazmente, las dulces palabras que
    ya se habían grabado en mi memoria, para toda la eternidad.
    Cada belleza y cada grandeza de este mundo es creada por una sola emoción, y
    por un solo pensamiento en el interior del hombre. Cada cosa que vemos hoy, realizada
    por pasadas generaciones, fue, antes de adquirir su apariencia, antes de aparecer, un
    solo pensamiento en la mente de un hombre, o un solo impulso en el corazón de una
    mujer. Las revoluciones que han, derramado tanta sangre, y que han transformado las
    mentes humanas para orientarlas hacia la libertad, fueron una idea de un hombre, que
    vivió entre miles de hombres. Las devastadoras guerras que han destruido imperios
    fueron un pensamiento que existió en la mente de- un individuo.






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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:32

    ***
    Las supremas
    enseñanzas que han cambiado el destino de la humanidad fueron inicialmente las ideas
    de un hombre, cuyo genio lo distinguió de su medio. Un solo pensamiento hizo que se
    construyeran las Pirámides, un solo pensamiento fundó la gloria del Islam, y un solo
    pensamiento causó el incendio de la biblioteca de Alejandría.
    Un solo pensamiento acudirá en la noche a la mente del hombre, y ese
    pensamiento puede elevarlo hasta la gloria, o reducirlo al asilo para locos. Una sola
    mirada de mujer puede hacer del hombre el más feliz del mundo. Una sola palabra de
    un hombre puede hacernos ricos o pobres.
    La palabra que pronunció Selma aquella noche me suspendió entre mi pasado y
    mi futuro, como un barco anclado en medio del océano,. Aquella palabra despertó a mi
    ser del letargo de la juventud, del sueño de la soledad y me lanzó al escenario de la
    vida, en que la vida y la muerte representan sus respectivos papeles.
    El aroma de las flores se mezclaba con la brisa cuando salimos al jardín y nos
    sentamos silenciosamente en un banco, cerca de un arbusto de jazmín a escuchar la
    respiración de la Naturaleza durmiente, mientras en el azul del cielo los ojos de lo
    inefable presenciaban nuestro drama.
    La luna salió desde el monte Sunín y alumbró las costas, las colinas y las
    montañas. Y podíamos ver las aldeas desparramadas por el valle como apariciones que
    de pronto surgieran ante algún conjuro de la nada. Podíamos contemplar la belleza de
    todo el Líbano bajo los plateados rayos de la luna. Los poetas occidentales piensan en
    el Líbano cono en un sitio legendario, olvidado, puesto que por allí pasaron David,
    Salomón, y los profetas;.como el jardín del Edén, perdido tras la caída de Adán y Eva.
    Para estos poetas occidentales, la palabra Líbano es una poética expresión, que asocian
    a la montaña cuyas laderas están perfumadas por el incienso de los Cedros Sagrados.
    Les recuerdan los templos de cobre y mármol, erectos, firmes e impenetrables, y los
    rebaños de ciervos pastando en los verdes valles. Aquella noche, yo mismo vi al Líbano
    de ensueño, con los ojos de un poeta.
    Así cambia la apariencia de las cosas según las emociones, y así vemos la magia
    y la belleza en las cosas, pero lo que sucede es que la belleza y la magia están
    realmente en nosotros mismos.
    Mientras los rayos de la luna brillaban en el rostro, en el cuello y en los brazos
    de Selma, parecía una estatua de marfil, esculpida por los dedos de algún adorador de
    Ishtar, la diosa de la belleza y del amor. Y, mirándome, mi amada me dijo
    -¿Por qué callas? ¿Por qué no me cuentas algo de tu pasado?
    Al mirarla, mi mutismo desapareció, y mis labios se abrieron.
    -¿No oíste lo que te dije al encaminarnos a este huerto? El espíritu que oye el susurro
    de las flores y el canto del silencio, también puede oír el estremecimiento de mi alma,
    y el clamor de mi corazón.
    Selma ocultó el rostro en las manos, y me dijo, con voz vacilante:
    -Si, te oí: oí una voz que venía del seno de la noche, y un clamor surgiendo del
    corazón del día.
    Y olvidando mi pasado, mi existencia misma, todo lo que no fuera Selma, le repliqué:
    -Y yo también te oí, Selma. Oí una música regocijante que vibraba en el aire, y que
    hizo que todo el universo se estremeciera.
    Al oír estas palabras, mi amada cerró los ojos, y en sus labios vi una sonrisa de
    placer, mezclada con tristeza. -Ahora sé que hay algo más alto que el cielo, y más
    hondo que el océano, y más extraño que la vida, la muerte y el tiempo. Ahora sé lo
    que no sabía antes de conocerte... -me susurró suavemente.



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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:33

    ***

    En aquel momento, Selma llegó a ser para mí una persona más querida que una
    18 De 525 - 22 de febrero de 2006 - Obras de GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - Recopilación
    amiga, más íntima que una hermana y más adorable que una novia. Llegó a ser un
    pensamiento supremo; una emoción incontrolable; un hermoso sueño que vivía en mi
    espíritu.
    Nos equivocamos al pensar que el amor nace de una larga camaradería y de
    perseverante enamoramiento. El amor es el renuevo y el vástago de la afinidad
    espiritual, y a menos que se cree esa afinidad en un momento dado, no se creará en
    años, ni en generaciones.
    Luego, Selma alzó la cabeza y miró al horizonte, en el que el monte Sunín se
    encuentra con el cielo.
    -Ayer eras como un hermano para mí -dijo- con el que me sentaba calmadamente a
    charlar, bajo los cuidados de mi padre. Ahora siento la presencia de algo más
    misterioso y dulce que el cariño a un hermano: un sentimiento de naciente amor que
    no había conocido, y un temor que al mismo tiempo embarga a mi corazón de tristeza
    y felicidad.
    -Esta emoción que nos llena de temor y que nos estremece cuando traspasa nuestros
    corazones es la ley de la Naturaleza -respondí- que guía a la Luna alrededor de la
    Tierra, y al Sol alrededor de Dios.
    Enseguida mi amada me puso una mano en la cabeza y me acarició el pelo. Su
    rostro brillaba, y caían lágrimas de sus ojos, como gotas de roció en los pétalos de un
    lirio.
    -¿Quién creerá nuestra historia? -me dijo-. ¿Quién creerá que en estas horas hemos
    franqueado los obstáculos de la duda? ¿Quién creerá que el mes de Nisán, que nos
    unió, es el mes que nos detuvo en el recinto más santo de la Vida? Su mano estaba
    todavía en mi cabeza mientras decía esto, y no habría cambiado esa mano por una
    corona real, ni por una guirnalda de gloria; nada me parecía más valioso y amable que
    aquella hermosa y suave mano, cuyos dedos jugueteaban con mi pelo.
    -La gente no creerá nuestra historia -le dije-, porque no sabe que el amor es la única
    flor que crece y florece sin el concurso de las estaciones; pero ¿fue realmente el mes
    de Nisán, que nos reunió, y es esta hora la que nos ha suspendido en el recinto más
    santo de la Vida? ¿No es la mano de Dios la que nos acercó, y la que hizo que
    seamos prisioneros uno del otro, hasta que terminen nuestros días y todas nuestras
    noches? La vida del hombre no empieza en el seno materno, y nunca termina con la
    muerte, en la tumba; y este firmamento, lleno de luz de luna y de estrellas, no está
    ayuno de almas que se aman, ni de espíritus intuitivos.


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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:34

    ***

    Al retirar Selma la mano de mi pelo, sentí una vibración eléctrica en las raíces
    de los cabellos, y la sensación se mezcló a la suave caricia de la brisa nocturna. Y como
    un devoto que recibe la bendición divina al besar el altar, en su santuario, tomé la
    mano de Selma, y mis ardientes labios depositaron un largo beso en ella, y aún ahora
    el recuerdo de aquel beso funde mi corazón y su dulzura me extasía.
    Transcurrió así una hora, y cada minuto de ella fue un año de amor. El silencio
    de la noche, la luz de la luna, las flores y los árboles nos hicieron olvidar toda la
    realidad que no fuera el amor, cuando, de pronto, oímos el galope de unos caballos y
    el chirrido de las ruedas de un carruaje. Despertados de nuestro placentero
    arrobamiento, y vueltos bruscamente del mundo de los sueños al mundo de la
    perplejidad y de las penas, nos dimos cuenta que el anciano había regresado de su
    visita. Nos levantamos de nuestros asientos, y caminamos por el huerto, para salir a su
    encuentro.
    Al llegar al carruaje a la entrada del jardín, Farris Efendi bajó de él, y caminó
    19 De 525 - 22 de febrero de 2006 - Obras de GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - Recopilación
    lentamente hacia nosotros, con la cabeza inclinada hacia adelante, como si estuviera
    llevando una pesada carga. Se acercó a Selma, le colocó las manos en los hombros, y
    la miró profundamente. Las lágrimas corrían por el arrugado rostro del anciano, y sus
    labios temblaban con forzada sonrisa triste. Con voz quebrada por la emoción, le dijo
    -Amada Selma, hija mía, muy pronto, te alejarán de los brazos de tu padre, para que
    vayas a los brazos de otro hombre. Muy pronto el Destino te arrancará de esta solitaria
    casa, y te llevará al espacioso mundo, y este jardín perderá la presión de tus pasos, y
    tu padre será un extraño para ti. Ya está decidido. ¡Que Dios te bendiga!
    Al oír estas palabras, el rostro de Selma se ensombreció, y sus ojos se helaron,
    como si hubiera sentido una premonición de la muerte. Luego, lanzó un grito, como un
    ave a la que se abate un tiro, y con visible dolor, temblando, dijo, con voz quebrada:
    -¿Qué dices? ¿Qué quieres decir? ¿Adónde me vas a enviar? -Luego, miró a su padre
    como tratando de descifrar su secreto. Un momento después, dijo: - Comprendo. Lo
    comprendo todo. El obispo te ha pedido mi mano, y ha preparado una jaula para este
    pajarillo de alas rotas. ¿Es ese tu deseo, padre?
    La respuesta del anciano fue un profundo suspiro. Condujo a Selma al interior de
    la casa, con ternura, y mientras, yo permanecía de pie en el jardín, sintiendo que la
    perplejidad me invadía en oleadas, como una tempestad sobre las hojas de otoño.
    Luego, los seguí hasta la sala, y para evitar una escena molesta, estreché la
    mano del anciano, dirigí una larga mirada a Selma, mi hermosa estrella, y salí de la
    casa.












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    Mensaje por Maria Lua Dom 19 Nov 2023, 19:34

    ***

    Cuando iba yo llegando al extremo del jardín, oí la voz del anciano que me
    llamaba y me volví para ir a su encuentro. Me tomó de la mano y se disculpó.
    -Perdóname, hijo mío. Te he echado a perder la noche con mis lágrimas, pero por favor
    ven a verme cuando mi casa esté vacía, y me encuentre yo solo y desesperado. La
    juventud, mi querido hijo, no armoniza con la noche; pero tú tendrás la bondad de
    venir a verme y de recordarme aquellos días de mi juventud compartidos con tu padre,
    y me darás las noticias que haya en la vida la cual ya no me contará entre sus hijos.
    ¿Vendrás a visitarme cuando Selma se vaya y me quede aquí completamente solo?
    Mientras el anciano pronunciaba estas tristes palabras, estreché su mano
    silenciosamente y sentí que unas lágrimas tibias caían de sus ojos hasta mi mano.
    Temblando- de tristeza y de afecto filial, salí de aquella casa con el corazón inundado
    de pena. Pero antes de salir alcé el rostro, y él vio lágrimas en mis ojos; se inclinó
    hacia mí, me dio un beso en la frente.
    - ¡Adiós, hijo mío! ¡Adiós! -me dijo.
    Las lágrimas de un anciano son más potentes que las de un joven, porque
    constituyen el residuo de la vida en un cuerpo que se va debilitando. Las lágrimas de
    un joven son como una gota de rocío en el pétalo de una rosa-, mientras que las de
    un anciano son como una hoja amarillenta que cae al embate del viento cuando se
    aproxima el invierno.
    Cuando salí de la casi de Farris Efendi Karamy, la voz de Selma aún vibraba en
    mis oídos; su belleza me seguía como un espectro y las lágrimas de su padre se iban
    secando en mi mano.
    Mi vida fue como la salida de Adán del Paraíso, pero la Eva de mi corazón no
    estaba conmigo para hacer del mundo entero un Edén. Aquella noche, en que había yo
    nacido por segunda vez, sentí también que había visto el rostro de la muerte por vez
    primera.
    Así, el sol puede dar la vida y matar poco después, con su calor, los sembrados
    campos.


    FIN
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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:46

    V I
    ·
    El lago de fuego
    ·
    Todo lo que hace el hombre secretamente en la oscuridad de la noche será
    revelado claramente a la luz del día. Las palabras que se pronuncian en privado se
    convertirán inesperada mente en conversación común. Los actos que hoy escondemos
    en los rincones de nuestra casa mañana serán pregonados en cada calle.
    Así los fantasmas de la oscuridad revelaron el propósito de la entrevista del
    obispo Bulos Galib con Farris Efendi Karamy, y la conversación que sostuvieron fue
    repitiéndose por todo el vecindario, hasta que llegó a mis oídos.
    La discusión que tuvo lugar aquella noche entre el obispo Bulos Galib y Farris
    Efendi no fue acerca de los problemas de los pobres, de las viudas y de los huérfanos.
    El propósito principal de mandar llamar a Farris Efendi y de llevarlo en el coche del
    obispo fue pedir la mano de Selma para el sobrino del obispo, Mansour Bey Galib.
    Selma era la única hija del acaudalado Farris Efendi, y la elección del obispo
    recayó en Selma, no por su belleza y su noble espíritu, sino por el dinero de su padre,
    que garantizaba a Mansour Bey una gran fortuna y haría de él un hombre importante.
    Los jefes religiosos del cercano Oriente no se conformaban con su propia
    opulencia, sino que tratan de que todos los miembros de sus familias tengan posiciones
    de dominio y formen parte de la clase opresora. La gloria de un príncipe se transmite
    por herencia a su primogénito, pero la exaltación de un jefe religioso debe ser como
    un contagio entre sus hermanos y sobrinos. Así, los obispos cristianos, los imanes
    mahometanos y los sacerdotes brahmanes se convierten en pulpos que atrapan a sus
    presas con muchos tentáculos, y succionan su sangre con muchas bocas.
    Cuando el obispo pidió la mano de Selma para su sobrino, la única respuesta
    que recibió del anciano fue un profundo silencio, y amargas lágrimas, pues le dolía
    perder a su hija única. El alma de cualquier hombre tiembla cuando se lo separa de su
    hija única, a la que ha criado amorosamente y que ya se ha convertido en joven
    hermosa.
    La tristeza de los padres cuando se casa una hija es igual a su felicidad cuando
    se casa un hijo, porque un hijo aporta a la familia un nuevo miembro, mientras que una
    hija, al casarse se aleja de la familia.
    Farris Efendi tuvo que plegarse a la petición del obispo, aunque con renuncia,
    porque Farris Efendi sabía muy bien que el sobrino del obispo era un hombre peligroso,
    lleno de odio, malvado y corrompido.
    En el Líbano, ningún cristiano puede oponerse a la voluntad de su obispo sin
    perder su buena fama. Ningún hombre puede desobedecer a su jefe religioso sin perder
    su buena reputación. El ojo no podría resistirse a la amenaza de una lanza sin recibir
    cruel herida, y la mano que empuñara la espada contra el jefe espiritual sería arrancada
    del brazo.
    Supongamos que Farris Efendi se hubiera opuesto a la voluntad del obispo y que
    no hubiera obedecido a su deseo; la reputación de Selma se habría enlodado y su
    nombre habría corrido de boca en boca, irreparablemente sucio. Porque, para la zorra,
    los racimos de uvas que están demasiado altos están verdes y no son apetecibles.



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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:47

    ***


    De esta manera, el destino hizo presa de Selma y la condujo, como a una
    humillada esclava, a la numerosa procesión de las sufridas mujeres orientales, y así cayó
    ese noble espíritu en la trampa, después de haber volado libremente con las blancas
    alas del amor, bajo un cielo nimbado de luz de luna y aromatizado con la esencia de
    las flores.
    En algunos países, la riqueza de los padres es una fuente de sufrimientos para
    los hijos. El fuerte y pesado cofre que el padre y la madre han utilizado como garantía
    de seguridad y de riqueza llega a ser una estrecha y oscura prisión para las almas de
    sus herederos. El todopoderoso Dinar, la moneda a la que la gente rinde culto, llega a
    ser un demonio que castiga el espíritu y aniquila a los corazones. Selma Karamy fue
    una de esas víctimas de la riqueza de sus padres y de la voracidad de su prometido.
    Si no hubiera sido por la riqueza de su padre, Selma viviría aún, sana y feliz.
    Transcurrió una semana. El amor de Selma era mi único pensamiento, que por la
    noche me cantaba canciones, y que me despertaba al alba para revelarme el misterio
    de la vida y los secretos de la Naturaleza. Un amor como el que yo le tenía a Selma
    es un amor celestial, desprovisto de celos, rico, y que nunca hace daño al espíritu. Es
    una profunda afinidad que sumerge al alma en una fuente de alegría; es un gran
    hambre de afecto y ternura que, cuando se satisface, llena el alma de bondad y
    riqueza; es una ternura que crea esperanza sin agitar el alma, transformando la tierra en
    paraíso y la vida en un dulce y hermoso sueño. Por las mañanas, cuando caminaba yo
    por los campos, veía un signo de la Eternidad en el despertar de la Naturaleza, y al
    sentarme en la playa escuchaba yo las olas, entonando el cántico de la Eternidad. Y al
    caminar por las calles veía la belleza de la vida y el esplendor de la humanidad, en la
    apariencia de los transeúntes y en los movimientos de los trabajadores.
    Aquellos días pasaron como fantasmas y desaparecieron como nubes, y pronto
    no dejarían en mí sino tristes recuerdos. Los ojos con los que solía yo mirar la belleza
    de la primavera y el despertar de la Naturaleza ya no podían ver sino la furia de la
    tempestad y la miseria del invierno. Mis oídos, que antes oían con agrado el canto de
    las olas, ya sólo oían el ulular del viento y el embate del mar contra los acantilados. El
    alma que antes observaba feliz el vigor incansable de la humanidad y la gloria del
    Universo, sentía la tortura del conocimiento de su decepción y frustración. Nada había
    sido más hermoso que aquellos días de amor, y nada era más amargo que aquellas
    horribles noches de tristeza.
    Un fin de semana, no pudiendo ya contenerme, me dirigí una vez más a la casa
    de Selma, al santuario que la Belleza había erigido y que el Amor había colmado de
    bendiciones, en la que el espíritu podía rendir culto y el corazón podía arrodillarse
    humildemente, y orar. Al entrar nuevamente en el jardín, sentí que un poder ignoto me
    sacaba de este mundo y me colocaba en una esfera sobrenatural, liberada de la lucha y
    de las penalidades. Como un místico que recibiera una revelación celestial, me vi a mí
    mismo entre los- árboles y las flores, y al aproximarme a la casa vi a Selma sentada en
    un banco a la sombra del jazmín, donde habíamos estado juntos hacía una semana,
    aquella noche que la Providencia había elegido para que nacieran al unísono mi
    felicidad y mi tristeza.






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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:48

    ***

    Mi amada no hizo ningún movimiento, ni habló, al acercarme a ella. Parecía
    saber intuitivamente que iba yo a llegar y al sentarme a su lado, me miró un momento
    y exhaló un profundo suspiro; luego, volvió la cabeza y miró hacia el cielo. Y, al cabo
    de un momento lleno de mágico silencio, se volvió hacia mí y, temblando, tomó mi
    mano en las suyas, y me dijo con desmayada voz:
    -Mírame, amigo mío: examina mi rostro y lee en él lo que quieres saber y lo que no
    puedo decirte. Mírame, amado mío: mírame, hermano mío.
    La miré atentamente y vi que aquellos ojos que días antes habían sonreído como
    labios felices, y que habían aleteado comes un ruiseñor, estaban hundidos y helados con
    la tristeza y el dolor. Su rostro, que había sido como un lirio que abriera sus pétalos
    bajo la caricia del sol, se había marchitado y no mostraba ningún color. Sus dulces
    labios eran como dos rosas anémicas que el otoño ha dejado en sus tallos. Su cuello,
    que había sido una columna de marfil, se inclinaba hacia adelante, como si ya no
    pudiese soportar la carga del dolor que albergaba su cabeza.
    Observé todos estos cambios en el rostro de Selma, pero para mí eran como
    una nube pasajera que cubre el rostro de la luna y la hace más bella. Una mirada que
    revela un dolor interno añade más belleza al rostro, por más tragedia y dolor que
    refleje; en cambio, el rostro que silencioso no exterioriza ocultos misterios, no es
    hermoso, por más simétricas que sean sus facciones. La copa no atrae a nuestros labios,
    a menos que veamos el color del vino a través del cristal transparente.
    Aquella tarde, Selma era como una copa rebosante de vino celestial, especiado
    con lo amargo y lo dulce de la vida. Sin saberlo, mi amada simbolizaba a todas las
    mujeres orientales, que no abandonan el hogar de sus padres hasta que les echan al
    cuello el pesado yugo del esposo, y que no salen de los amantes brazos de sus madres
    hasta que van a vivir en calidad de esclavas a otro hogar, donde tienen que soportar
    los malos tratos de la suegra.
    Seguí mirando a Selma, y escuchando los gritos de su espíritu deprimido, y
    sufriendo junto con ella, hasta que sentí que el tiempo se había detenido, y que el
    universo había vuelto a la nada. Lo único que podía yo ver eran sus grandes ojos que
    me miraban fijamente, y lo único que podía sentir era su fría, temblorosa mano, que
    apretaba la mía.
    Salí de mi letargo al oír que Selma decía con voz queda:
    -Ven, amado mío; hablemos del horrible futuro antes de que llegue. Mi padre acaba de
    salir para ver al hombre que va a ser mi compañero hasta la muerte. Mi padre, al que
    Dios escogió como autor de mis días, se entrevistará con el hombre que el mundo ha
    elegido para que sea mi amo por el resto de mis días. En el corazón de esta ciudad,
    el anciano que me acompañó en mi juventud verá al hombre joven que será mi
    compañero en los años futuros. Esta noche, ambas familias fijarán la fecha del
    matrimonio. ¡Qué extraña e impresionante hora! La semana pasada, a esta misma hora,
    bajo este mismo jazmín, el Amor besó mi alma por vez primera, mientras el Destino
    estaba escribiendo la palabra decisiva de mi vida en la mansión del obispo. Y ahora,
    mientras mi padre y mi pretendiente están fijando el día de matrimonio, veo que tu
    espíritu vaga en torno a mí como un pájaro sediento, que aletea desesperado sobre un
    manantial, vigilado por una hambrienta serpiente. ¡Ah!, ¡cuán grande es esta noche, y
    cuán hondo es su misterio!





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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:52

    ***

    Al oír esas palabras, sentí que el oscuro fantasma de la desesperanza se
    apoderaba de nuestro amor, para aniquilarlo en su infancia.
    -Este pájaro seguirá aleteando sobre ese manantial -le dije- hasta que la sed lo aniquile,
    o hasta que caiga en las fauces de una serpiente, y sea presa del reptil.
    -No, amado mío -me replicó Selma-; ese ruiseñor debe seguir viviendo y cantando,
    hasta que llegue la oscuridad; hasta que pase la primavera; hasta el fin del mundo, y
    debe seguir cantando eternamente. Su voz no debe sofocarse, porque da vida a mi
    corazón, y sus alas no deben quebrarse porque su movimiento ahuyenta las nubes de
    mi corazón. -Selma, amada mía, la sed matará a ese ruiseñor, y si no la sed, el miedo
    -susurré.
    Y ella me respondió inmediatamente, con labios temblorosos:
    -La sed del alma es más dulce que el vino de las cosas materiales, y el temor del
    espíritu es más valioso que la seguridad del cuerpo. Pero escucha, amado mío:
    escúchame con atención: este día estoy en el umbral de una nueva vida, de la que
    nada sé. Soy como un ciego que camina a tientas y que procura no caer. La riqueza de
    mi padre me ha llevado al mercado de las esclavas, y ese hombre codicioso me ha
    comprado. No lo conozco ni lo amo, pero aprenderé a amarlo, lo obedeceré, le serviré,
    y lo haré feliz. Le daré todo lo que una débil mujer puede darle a un hombre fuerte.
    "Pero tú, amado mío, aún estás en lo mejor de la vida. Puedes caminar libremente por
    la senda espaciosa de la vida alfombrada de flores. Eres libre para atravesar el ancho
    mundo, haciendo de tu corazón una antorcha que ilumine tu camino. Puedes pensar,
    hablar, y actuar libremente; puedes escribir tu nombre en el rostro de la vida, pues eres
    hombre; puedes vivir como un amo, porque la riqueza de tu padre no te llevará al
    mercado de esclavos, y no te comprarán ni te venderán; puedes casarte con la mujer
    que elijas, y antes de que viva en tu hogar puedas albergarla en tu corazón, y puedes
    intercambiar confidencias con ella, sin ningún obstáculo.
    Reinó un momento el silencio, y luego Selma continuó:
    -Pero, ¿es hora de que la Vida nos aparte para que tú puedas alcanzar la gloria del
    hombre, y para que yo me vaya a cumplir con los deberes de la mujer? ¿Para esto el
    valle se traga en sus profundidades la canción del ruiseñor, y para esto el viento
    esparce los pétalos de la rosa, y para esto los pies han apisonado el vino? ¿Fueron en
    vano todas esas noches que pasamos a la luz de la luna bajo el jazmín, donde nuestras
    almas se unieron? ¿Hemos volado velozmente hacia las estrellas hasta que se cansaron
    nuestras alas, y estamos descendiendo ahora al abismo? ¿O acaso el Amor estaba
    dormido cuando vino a nosotros, y al despertar montó en ira, y decidió castigarnos? ¿O
    quizá nuestros espíritus transformaron la brisa de la noche en un viento huracanado que
    nos hizo pedazos y nos barrió, como si fuéramos polvo, a la profundidad del valle?
    Nosotros no hemos desobedecido a ningún mandamiento, ni hemos probado el fruto
    prohibido, así que, dime, ¿qué nos obliga a abandonar este paraíso? Nosotros nunca
    hemos conspirado ni nos hemos rebelado; entonces, ¿por qué estamos bajando al
    infierno? No, no; los momentos que nos unieron son más grandes que los siglos, y la
    luz que iluminó nuestros espíritus es más fuerte que la oscuridad; y si la tempestad nos
    separa en este océano borrascoso, las olas nos unirán nuevamente en la playa tranquila;
    y si esta vida nos mata, la muerte nos unirá. El corazón de una mujer no cambia con el
    tiempo ni con las estaciones; e incluso si muere cada día, en la eternidad, nunca
    perece. El corazón de una mujer es como un campo, convertido en campo de batalla:
    después que los árboles se han desarraigado y que el césped se ha quemado, y que
    las rocas se han teñido de roja sangre, y después de que la tierra se ha sembrado de
    huesos y de cráneos, ese campo permanece quieto y silencioso, como si nada hubiera
    pasado; porque la primavera y el otoño vuelven a su, debido tiempo, y reanudan su
    labor.





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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:53

    ***

    "Y ahora, amado mío, ¿qué haremos? ¿Cómo nos separaremos, y cuándo volveremos a
    encontrarnos? ¿Hemos de considerar que el amor fue un visitante extranjero, que llegó
    en la noche y nos abandonó por la mañana? ¿O supondremos que este cariño fue un
    sueño que llegó a nosotros mientras dormíamos, y que se marchó cuando despertamos?
    "¿Consideraremos que esta semana fue una hora de ebriedad, a la que seguirá la
    serenidad? Alza el rostro y mírame, bien amado; abre la boca y déjame oír tu voz.
    24 De 525 - 22 de febrero de 2006 - Obras de GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - Recopilación
    ¡Háblame! ¿Te acordarás de mí después de que esta tempestad haya hundido el barco
    de nuestro amor? ¿Oirás el susurro de mis alas en el silencio de la noche? ¿Oirás mi
    espíritu vagando y aleteando en torno a ti? ¿Escucharás mis suspiros? ¿Verás mi sombra
    aproximarse a ti con las sombras del anochecer, y verás que luego se desvanece con el
    resplandor de la aurora? Dime, amado mío, ¿qué serás después de haber sido un
    mágico rayo de luz para mis ojos, una dulce canción para mis oídos, y unas alas para
    mi alma? ¿Qué serás después?
    Al oír estas palabras, sentí que mi corazón se deshacía. -Seré lo que tú quieras
    que sea, amada mía -le contesté. -Quiero que me sigas amando como ama un poeta
    sus melancólicos pensamientos -me dijo ella a continuación. Quiero que me recuerdes
    como un viajero recuerda el quieto estanque en que se reflejó su imagen, al saciar la
    sed en cristalinas aguas. Quiero que me recuerdes como recuerda una madre a su hijo
    muerto antes de nacer, y quiero que me recuerdes como un rey misericordioso
    recuerda a un prisionero, muerto antes de que llegara el perdón real. Quiero que seas
    mi compañero y que visites a mi padre, y lo consueles en su soledad, porque pronto
    lo abandonaré, y seré una extraña para él.
    -Haré todo lo que me has dicho -le contesté-, y haré de mi alma un abrigo para tu
    alma, y de mi corazón una residencia para tu belleza, y de mi pecho una tumba para
    tus penas.
    Te amaré, Selma, como las praderas aman a la primavera, y viviré en ti la vida
    de una flor bajo los rayos del sol. Cantaré tu nombre como el valle canta el eco de las
    campanas de las iglesias aldeanas; escucharé el lenguaje de tu alma como la playa
    escucha su amado país, y como un hambriento recuerda un banquete, y como un rey
    destronado recuerda los días de su gloria, y como un prisionero recuerda las horas de
    su libertad. Te recordaré como un labrador recuerda las gavillas de trigo en su era, y
    como un pastor recuerda los verdes prados y los alegres arroyos.
    Selma escuchaba mis palabras con el corazón palpitante.
    -Mañana, la verdad será fantasmal, y el despertar será como un sueño -agregó.-.
    ¿Acaso un amante estará satisfecho con abrazar a un fantasma, o acaso un hombre
    sediento saciará la sed con el manantial de un sueño?
    -Mañana -contesté-, el destino te colocará entre una familia pacífica, pero- a mí me
    enviará al mundo lleno de luchas y guerras. Tú estarás en el hogar de una persona cuya
    buena suerte lo ha hecho el más afortunado de los hombres, al gozar de tu belleza y
    de tu virtud, mientras que yo llevaré una vida de sufrimientos y temores. Tú entrarás
    por la puerta de la vida, mientras que yo entraré por la puerta de la muerte. A ti te
    recibirán con hospitalidad, mientras que yo llevaré una existencia solitaria, pero erigiré
    una estatua de amor y le rendiré culto en el valle de la muerte. El amor será mi único
    remedio para mis penas, y beberé el amor como un vino, y lo llevaré como un traje.
    En las auroras, el amor me despertará de mi sueño y me llevará a un campo lejano, y
    al mediodía me llevará a la sombra de los árboles, donde me guareceré, junto con los
    pájaros, del calor del sol. Por la tarde, el amor me hará hacer una pausa antes del
    ocaso, para oír el adiós de la Naturaleza, que se despide cantando de la luz del día, y
    el amor me mostrará fantasmales nubes que surcarán el cielo. Por las noches, el amor
    me abrazará y dormiré, soñando con el mundo celestial donde moran felices los
    espíritus de los amantes y de los poetas. En la primavera, caminaré al lado del amor
    entre violetas y jazmines y beberé las últimas gotas del invierno en los cálices de los
    lirios. En el verano, haremos almohadas con heno, y el césped será nuestro lecho, y el
    cielo azul nos cobijará mientras contemplamos las estrellas y la luna.











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    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:54

    ***

    "En el otoño, el amor y yo iremos a los viñedos y nos sentaremos cerca del lugar, y
    observaremos cómo se desnudan las uvas de sus adornos de oro, y las aves migratorias
    pasarán en bandadas sobre nosotros. En el invierno, el amor y yo nos sentaremos cerca
    del fogón, a contarnos historias de hace mucho tiempo, y crónicas de lejanos países.
    Mientras dure mi juventud, el amor será mi maestro; en mi edad madura, será mi
    auxiliar, y en mi vejez será mi delicia. Amada Selma mía, el amor estará conmigo hasta
    el fin de mi vida, y después de la muerte, la mano de Dios nos volverá a unir.
    Todas estas palabras salieron de lo profundo de mi corazón, como llamas que
    salen, ávidas, de una fogata para luego desaparecer, convertidas en cenizas. Selma
    lloraba, como si sus ojos fueran labios que me contestaran con lágrimas.
    Aquellos a quienes el amor no ha dado alas no pueden volar detrás de la nube
    de las apariencias, para ver el mágico mundo en que el espíritu de Selma y el mío
    existían unidos en aquella hora, al mismo tiempo triste y feliz. Aquellos a quienes el
    amor no ha elegido no oyen cuando el amor llama. Esta historia no es para ellos.
    Porque, aunque comprendieran estas páginas, no serían capaces de captar los
    significados ocultos que no se visten de palabras, y que no pueden imprimirse en el
    papel; pero, ¿qué clase de ser humano es aquel que nunca ha bebido el vino con la
    copa del amor, y qué espíritu es el que nunca ha acudido reverentemente al iluminado
    altar del templo, cuyo piso está constituido por los corazones de los hombres y de las
    mujeres, y cuyo techo es el secreto palio de los sueños? ¿Qué flor es esa en cuyos
    pétalos la aurora nunca ha dejado caer una gota de rocío? ¿Qué arroyuelo es ése que
    perdió su curso sin llegar hasta el mar?
    Selma alzó el rostro hacia el cielo, y se quedó contemplando las estrellas que
    tachonaban el firmamento. Extendió las manos; sus ojos parecieron agrandarse, y sus
    labios temblaron. En su pálido rostro podía yo ver los signos de la tristeza, de la
    opresión, de la desesperanza y del dolor.
    - ¡Oh, Señor! -exclamó-, ¿qué ha hecho esta pobre mujer para ofenderte? ¿Qué pecado
    ha cometido para merecer tal castigo? ¿Por qué crimen se le ha infligido este castigo
    eterno? Señor, tú eres fuerte, y yo soy débil. ¿Por qué me has hecho sufrir este dolor?
    Tú eres grande y todopoderoso, mientras que yo no soy más que una insignificante
    criatura que se arrastra ante tu trono. ¿Por qué me has aplastado con tu pie? Tú eres la
    estruendosa tempestad, y yo soy como el polvo; ¿por qué, mi Señor, me has arrojado
    a esa fría tierra? Tú eres poderoso, y yo soy desvalida; ¿por qué me combates? Tú eres
    misericordioso, y yo soy prudente; ¿por qué me estás destruyendo? Tú has creado a la
    mujer con amor; entonces, ¿por qué, con amor, la aniquilas? ¿Por qué con tu mano
    izquierda me precipitas al abismo? Esta pobre mujer lo ignora. En su boca Tú soplaste
    el aliento de la vida, y en su corazón sembraste las semillas de la muerte. Le mostraste
    el camino de la felicidad, pero la has conducido al camino de la miseria; en su boca
    pusiste un canto de felicidad, pero luego cerraste sus labios con la tristeza, y paralizaste
    su lengua con el dolor de la agonía. Con tus misteriosos dedos curas sus heridas, pero
    con tus manos también das dolor a sus placeres. En su lecho pusiste el placer y la paz,
    pero a su lado eriges obstáculos y temor. Hiciste que en ella surgiera el afecto, por tu
    voluntad, y de su afecto surge la vergüenza. Tu voluntad le mostró la belleza de la
    Creación, pero su amor por la belleza se ha convertido en un hambre terrible. Le hiciste
    beber 1a vida en la copa de la muerte, y la muerte, en la copa de la vida



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    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:55

    ***

    "Tú purificaste a esta mujer con lágrimas, y con lágrimas su vida transcurre. ¿Oh, Señor!
    Tú me has abierto los ojos con amor, y con amor me has cegado. Tú me has besado
    con tus divinos labios y me has golpeado con tu divina mano poderosa. Tú has
    26 De 525 - 22 de febrero de 2006 - Obras de GIBRÁN KHALIL GIBRÁN - Recopilación
    plantado en mi corazón una rosa blanca, pero alrededor de la rosa has puesto una
    barrera de espinas. Tú has unido mi presente con el espíritu de un joven al que amo,
    pero has unido mi vida al cuerpo de un hombre desconocido. Así pues, Señor,
    ayúdame a ser fuerte en esta lucha mortal, y asísteme para que pueda ser veraz y
    virtuosa hasta la muerte. ¡Hágase tu voluntad, oh Dios!
    Hubo un gran silencio. Selma miró hacia abajo, pálida y cansada; sus brazos
    cayeron, y su cabeza se inclinó, y me pareció como si una tempestad hubiera roto la
    rama de un árbol, y la hubiera arrojado al suelo, seca y muerta.
    Le tomé la fría mano y se la besé, pero cuando traté de consolarla, era yo el
    que necesitaba más consuelo. Guardé silencio, pensando en nuestro dolor y escuchando
    los latidos de mi corazón. Ni ella ni yo dijimos nada más.
    El dolor extremo es mudo, por lo que nos sentamos en silencio, petrificados,
    como columnas de mármol enterradas bajo la arena después de un terremoto. Ninguno
    quería escuchar al otro, porque las fibras de nuestros corazones se habían debilitado, y
    sentíamos que hasta un suspiro podría romperlas.
    Era la media noche, y podíamos ver la luna creciente alzándose detrás del
    monte Sunín, y parecía la luna, en medio de las estrellas, como el rostro de un cadáver
    en un ataúd rodeado de las vacilantes luces de unos cirios. Y el Líbano parecía un
    anciano cuya espalda estuviera doblada por la edad, y cuyos ojos fueran un golfo de
    insomnio, observando la oscuridad y esperando a la aurora; como un rey que estuviera
    sentado sobre las cenizas de su trono, en las ruinas de su palacio.
    Las montañas, los árboles, los ríos, cambian de apariencia con las vicisitudes de
    los tiempos, y con las estaciones, así como el hombre cambia con sus experiencias y
    sus emociones. El solitario chopo que a la luz del día, parece una novia vestida,
    parecerá una columna de humo en la noche; la gigantesca roca que se yergue
    desafiante en el día, parecerá un miserable mendigo en la noche, con la tierra como
    lecho y el cielo como frazada; y el riachuelo que vemos saltando en la mañana y al que
    oímos cantar el himno de la eternidad, por las noches nos parecerá un río de lágrimas,
    llorando como una madre que ha perdido a su. hijo, y, el monte Líbano, que una
    semana antes nos parecía majestuoso, cuando la luna era llena y nuestro espíritu estaba
    gozoso, nos parecía triste y solitario aquella noche.
    Nos pusimos en pie y nos dijimos adiós, pero el amor y la desesperación
    estaban entre nosotros como dos fantasmas, uno de ellos extendiendo sus alas, y con
    los dedos en nuestras gargantas, el otro; llorando, uno, y el otro riendo
    sarcásticamente.
    Al tomar la mano de Selma y llevarla a mis labios, mi amada se me acercó y
    me dio un beso en la frente, para luego dejarse caer en la banca de madera. Cerró los
    ojos suspirando quedamente
    - ¡Oh Dios, ten piedad de mí, y cura mis alas rotas! -dijo. Al dejar a Selma en el
    jardín, sentí que todos mis sentidos se cubrían con espeso velo, como un lago cuya
    superficie está oculta por la niebla.
    La belleza de los árboles, la luz de la luna, el profundo silencio que reinaba,
    todo en torno de mí me pareció feo y espantoso. La verdadera luz que me había
    mostrado la belleza y la maravilla del universo se había convertido en una gran llama
    que consumía mi corazón y la música eterna que antes escucharon mis oídos, se volvió
    un estruendoso grito, más aterrorizante que el rugido de un león.
    Llegué a mi habitación, y como un pájaro herido derribado por el cazador, me
    dejé caer en el lecho, repitiendo las palabras de Selma:
    -¡Oh Dios, ten piedad de mí, y cura mis alas rotas!










    FIN
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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 09:59

    V I I
    ·
    Ante el trono de la muerte


    El matrimonio, en estos días, es una farsa en manos de los jóvenes casaderos y
    de los padres. En la mayoría de los países, los hombres casaderos ganan, y los padres
    pierden el juego. La mujer se considera como un bien de consumo, se persigue y pasa
    de una casa a otra, como algo que se compra. Con el tiempo, la belleza de la mujer se
    marchita, y llega a ser una especie de mueble viejo al que se abandona en un rincón
    oscuro.
    La civilización moderna ha hecho a la mujer un poco más lúcida, pero ha
    incrementado sus sufrimientos, por la codicia del hombre. La mujer de épocas pasadas
    solía ser una esposa feliz, pero la mujer de hoy suele ser una miserable y desventurada
    amante. En el pasado, caminaba ciegamente en la luz, pero ahora camina en la
    oscuridad con los ojos abiertos. Antes era hermosa en su ignorancia, virtuosa en su
    simplicidad y fuerte en su debilidad. Hoy, se ha vuelto fea en su ingenuidad, y
    superficial e insensible en su conocimiento. ¿Llegará el día en que la belleza y el
    conocimiento, la ingenuidad y la virtud, y la debilidad del cuerpo, aunada a la fuerza
    espiritual, se conjuguen en una mujer?
    Soy de los que creen que el progreso espiritual es la norma de la vida humana,
    pero el avance hacia la perfección es lento y doloroso. Si la mujer se eleva en un
    aspecto y se retrasa en otro, es porque el áspero sendero que conduce a la cima de la
    montaña no está libre de las emboscadas que le tienden los ladrones, los mentirosos y
    los lobos.
    La extraña generación actual existe entre el sueño y la vigilia activa. Tiene en
    sus manos el suelo del pasado y las semillas del futuro. Sin embargo, en cada ciudad
    encontramos a una mujer que simboliza el futuro.
    En la ciudad de Beirut, Selma Karamy era el símbolo de la futura mujer oriental,
    pero, como muchos que viven adelantándose a su tiempo, fue víctima del presente; y
    como una flor arrancada de su tallo y barrida por la corriente de un río, tuvo que
    caminar en la doliente procesión de las derrotadas.
    Mansour Bey Galib y Selma se casaron, y se fueron a vivir en una hermosa casa
    en Ras Beirut, donde residían los acaudalados dignatarios. Farris Efendi Karamy se quedó
    en su casa solitaria, en medio de su jardín y de sus huertos, como un pastor solitario
    entre su rebaño.
    Pasaron los días y las noches festivas de las bodas, pero la luna de miel dejó
    recuerdos de amarga tristeza, así como la guerra deja calaveras y huesos muertos en el
    campo de batalla. La dignidad de la ceremonia del matrimonio, en Oriente, inspira
    nobles ideas en los corazones de los desposados, pero al terminar las fiestas, tales
    nobles ideas suelen caer en el olvido como grandes rocas al fondo del mar. El
    entusiasmo primero se convierte en huellas sobre la arena, que sólo durarán hasta que
    las barran las olas.
    Se fue la primavera, y pasaron también el verano y el otoño, pero mi amor por
    Selma crecía cada vez más, hasta que se convirtió en una especie de culto mudo, como
    lo que siente un huérfano por el alma de su madre que se ha ido al Cielo. Y mi
    sufrimiento se convirtió en una ciega tristeza que sólo podía verse a sí misma, y la
    pasión que había arrancado lágrimas a mis ojos fue substituida por una depresión que
    succionaba la sangre de mi corazón, y mis suspiros de cariño se convirtieron en una
    constante oración por la felicidad de Selma y la de su esposo, y por que su padre
    tuviera paz.




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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 10:06

    ***

    Mis esperanzas y mis oraciones fueron vanas, porque el dolor de Selma era una
    enfermedad interna que sólo la muerte podía curar.
    Mansour Bey era un hombre al que todos los lujos de la vida le habían llegado
    fácilmente; pero a pesar de ello, era insaciable y rapaz. Después de casarse con Selma
    este hombre no se condolió de la soledad del anciano padre de su esposa, y deseaba
    secretamente su muerte, para poder heredar lo que quedaba de la fortuna del anciano.
    El carácter de Mansour Bey era muy parecido al de su tío; la única diferencia entre
    ambos era que el obispo lo obtenía todo secretamente, al amparo de sus ropas talares
    y de la cruz de oro que llevaba colgada al cuello, mientras que su sobrino cometía sus
    fechorías sin recato alguno. El obispo iba a la iglesia por las mañanas, y pasaba el resto
    del día robando a las viudas, a los huérfanos y a los ignorantes. En cambio Mansour
    Bey ocupaba sus días en la búsqueda continua de placeres sexuales. Los domingos, el
    obispo Bulos Galib predicaba el Evangelio; pero durante el resto de la semana nunca
    practicaba lo que predicaba, y sólo se ocupaba de las intrigas políticas de la región. Y
    por medio del prestigio y de la influencia de su tío, Mansour Bey hacía un gran
    negocio, consiguiendo puestos políticos a quienes pudieran proporcionarle, a cambio,
    considerables sumas de dinero.
    El obispo Bulos era un ladrón que se ocultaba en la noche, mientras que su
    sobrino Mansour Bey era un timador que caminaba orgullosamente y hacía todos sus
    tortuosos negocios a la luz del día. Sin embargo, los pueblos de las naciones orientales
    confían en hombres como éstos: lobos y carniceros que arruinan a sus países con sus
    codiciosas intrigas, y que aplastan a sus vecinos con mano de hierro.
    ¿Por qué lleno estas páginas con palabras acerca de los traidores que arruinan a
    las naciones pobres, en vez de reservar todo el espacio para la historia de una
    desventurada mujer de corazón roto? ¿Por qué derramo lágrimas por los pueblos
    oprimidos en vez de reservar todas mis lágrimas para el recuerdo de una débil mujer
    cuya vida fue aniquilada por los dientes de la muerte?
    Pero, mis queridos lectores, ¿no creen ustedes que tal mujer es como una nación
    oprimida por los sacerdotes y por los malos gobernantes? ¿No creen ustedes que un
    amor frustrado que lleva a una mujer a la tumba es como la desesperación que aniquila
    a los pueblos de la Tierra? Una mujer es; respecto a una nación, como la luz a la
    lámpara. ¿No será débil la luz si el aceite de la lámpara escasea?
    Pasó el otoño, y el viento hizo caer de los árboles las hojas amarillentas, dando
    paso al invierno, que llegó con aullidos de fiera. Aún vivía yo en la ciudad de Beirut,
    sin más compañía que mis sueños, que antes habían elevado mi espíritu hacia el cielo,
    y que luego lo enterraron profundamente en el seno de la tierra.
    El espíritu triste encuentra consuelo en la soledad. Aborrece a la gente, como un
    ciervo herido se aparta del rebaño y vive en una cueva, hasta que sana o muere.
    Un día, supe que Farris Efendi estaba enfermo. Salí de mi solitaria morada y
    caminé hasta la casa del anciano, tomando una nueva ruta; un sendero solitario entre
    olivos, pues quería evitar el camino principal, muy transitado por carruajes.




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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 10:08

    ***
    Al llegar a la, casa del anciano, entré y encontré a Farris Efendi acostado en el
    lecho, débil y pálido. Sus ojos estaban hundidos, y parecían dos profundos, oscuros
    valles, poblados por fantasmas de dolor. La sonrisa que siempre había dado vida a
    aquel rostro estaba distorsionada por el dolor y la agonía; y los huesos de sus nobles
    manos parecían ramas desnudas temblando ante la tempestad. Al acercarme y pedirle
    noticias de su salud, volvió el pálido rostro hacia mí, y en sus temblorosos labios se
    esbozó una sonrisa, y me dijo, con débil voz:
    -Ve, hijo mío, al otro cuarto, a consolar a Selma, y dile que venga a sentarse a mi
    lado.
    Entré en la habitación contigua a la del anciano, y encontré a Selma recostada en
    un diván, con la cabeza entre los brazos, y con el rostro pegado a una almohada, para
    que su padre no oyera sus sollozos. Acercándome sigilosamente, pronuncié su nombre
    con voz que más parecía un suspiro que un susurro. Se volvió atemorizada, como si
    despertara de una pesadilla, y se sentó mirándome a los ojos, dudando si era yo un
    fantasma o un ser viviente. Tras un profundo silencio, que nos llevó en alas del
    recuerdo a la hora en que estábamos embriagados con el vino del amor, Selma se secó
    las lágrimas.
    - ¡Ve cómo el tiempo nos ha cambiado! -dijo-. ¡Ve cómo el tiempo ha cambiado el
    curso de nuestras vidas, dejándonos con este aspecto ruinoso! En este mismo sitio, la
    primavera nos unió con lazos de amor, y en este sitio nos ha conducido ante el trono
    de la muerte. ¡Qué hermosa era la primavera, y qué terrible es el invierno!
    Y al decir esto, Selma volvió a cubrirse el rostro con las manos, como si quisiera ocultar
    sus ojos del espectro del pasado que estaba ante ella. Le puse una mano en la cabeza,
    y le dije
    -Ven, Selma; ven, y seamos dos fuertes torres ante la tempestad. Enfrentémonos al
    enemigo como valerosos soldados, y opongámosle nuestras almas. Si resultamos
    muertos en la batalla moriremos como mártires; si vencemos, viviremos como héroes.
    Retar a los obstáculos y a las dificultades es más noble que retirarse a la tranquilidad.
    Las palomillas que revolotean alrededor de la lámpara hasta morir son más admirables
    que el topo, habitante de oscuro túnel. Ven, Selma, y caminaremos por este áspero
    sendero con firmeza, con los ojos hacia el sol, para que no veamos las calaveras ni las
    serpientes entre las rocas y entre las espinas. Si el miedo nos detiene en medio del
    camino, sólo oiremos burlas de las voces de la noche, pero si llegamos valerosamente a
    la cima de la montaña nos reuniremos con los espíritus celestiales, cantando en triunfo y
    alegría. Ten valor, Selma; enjuga esas lágrimas y borra la tristeza de tu rostro.
    Levántate, y sentémonos cerca del lecho de tu padre, porque su vida depende de tu
    vida, y tu sonrisa es su único remedio.
    Me miró bondadosa y cariñosamente.
    -¿Me estás pidiendo que tenga paciencia, cuando eres tú quien más lo necesita? -dijo-.
    ¿Dará un hombre hambriento su pan a otro hombre hambriento? ¿O un hombre enfermo
    dará su medicina a otro hombre, cuando él mismo la necesita desesperadamente?




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    Khalil Gibran (1883-1931) - Página 13 Empty Re: Khalil Gibran (1883-1931)

    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 10:09

    ***

    Se levantó; inclinó ligeramente la cabeza, y caminamos hasta la habitación del
    anciano, y nos sentamos a cada lado del lecho. Selma sonrió forzadamente y simuló
    paciencia, y su padre trató de hacerle creer que se sentía mejor y que ya se estaba
    poniendo bueno; pero padre e hija tenían conciencia de la tristeza del otro, y oían
    suspiros no exhalados. Eran como dos fuerzas iguales, tirando una de otra
    silenciosamente, y anulándose. El padre tenía el corazón transido por el dolor de la hija.
    Eran dos almas puras, una que partía, y la otra que agonizaba de dolor, y que se
    abrazaban con amor ante la muerte. Y yo estaba en medio de esas dos almas, con mi
    propio corazón turbado. Éramos tres personas unidas y aniquiladas por la mano del
    Destino: un anciano que parecía una morada en ruinas tras la inundación, una joven
    mujer cuyo símbolo era un lirio segado por el afilado borde de una segadora, y un
    joven que apenas era un débil retoño, marchitado por una nevada, y los tres éramos
    juguetes en manos del Destino.
    Farris Efendi hizo un débil movimiento y extendió la temblorosa mano hacia
    Selma, y con la voz vibrante de ternura y amor, le dijo:
    -Toma mi mano, hija mía.-Selma hizo lo que su padre le pedía, y el anciano dijo:-He
    vivido lo suficiente, y he disfrutado de los frutos de las estaciones. He experimentado
    todas las fases de la vida con ecuanimidad. Perdí a tu madre cuando tenías tres años, y
    te dejó como un preciado tesoro en mis manos. Te vi crecer, y tu rostro reprodujo las
    facciones de tu madre, como las estrellas se reflejan en un estanque de aguas
    tranquilas. Tu carácter, tu inteligencia y tu belleza son los de tu madre, hasta tu manera
    de hablar y tus gestos y ademanes. Has sido mi único consuelo en esta vida, porque
    fuiste la imagen de tu madre en palabras y actos. Ahora, estoy viejo, y el único reposo
    para mí está en las suaves alas de la muerte. Consuélate, hija mía, porque he podido
    vivir hasta verte convertida en mujer. Sé feliz, porque viviré en ti después de mi
    muerte. Mi partida de hoy no será diferente de mi partida de mañana u otro día
    cualquiera, porque nuestros días son caducos, cual las hojas de otoño. La hora de mi
    muerte se aproxima a grandes pasos, y mi alma ansía unirse al alma de tu madre.
    Al pronunciar estas palabras dulce y amorosamente, la faz del anciano estaba radiante
    de gozo. Luego, el anciano sacó de abajo de la almohada un pequeño retrato
    enmarcado en oro. Con los ojos en el retrato, el agonizante dijo a su hija:
    -Mira tu madre, hija mía, en este retrato.
    Selma se enjugó las lágrimas y después de contemplar largo rato la foto, la besó
    varias veces, y volvió a llorar.
    - ¡Madre mía, amada madre mía! -exclamó, y luego volvió a posar los labios en el
    retrato, como si quisiera imprimir el alma en esa imagen.
    La más bella palabra en labios de los seres humanos es la palabra madre, y el
    llamado más dulce es madre mía. Es una palabra llena de esperanza y de amor; una
    dulce y amable palabra que surge de las profundidades del corazón. La madre lo es
    todo; es nuestro consuelo en la tristeza, nuestra esperanza en el dolor, y nuestra fuerza
    en la debilidad. Es la fuente del amor, de la misericordia, de la conmiseración y del
    perdón. Quien pierde a su madre pierde a un alma pura que bendice y custodia
    constantemente al hijo.






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    Mensaje por Maria Lua Lun 20 Nov 2023, 10:16

    ***

    Todo en la Naturaleza habla de la madre. El Sol es la madre de la Tierra, y le
    da su alimento de calor; nunca deja al universo por las noches sin antes arrullar a la
    Tierra con el canto del mar y con el himno que entonan las aves y los arroyos. Y la
    tierra es la madre de los árboles y de las flores. Les da vida, los cuida y los amamanta.
    Los árboles y las flores se vuelven madres de sus grandes frutos y de sus semillas. Y la
    madre, el prototipo de toda existencia, es el espíritu eterno, lleno de belleza y amor.
    Selma Karamy no conoció a su madre, pero lloró al ver la fotografía de su progenitora,
    y exclamó: ¡Madre mía! La palabra madre está oculta en nuestros corazones, y acude a
    nuestros labios en horas de tristeza y en horas de felicidad, como el perfume que
    emana del corazón de la rosa y se mezcla con el aire diáfano, así como con el aire
    nebuloso.
    Selma contempló la imagen de su madre, y la besó muchas veces, hasta que,
    exhausta se dejó caer en el lecho de su padre.
    El anciano le puso ambas manos en la cabeza.
    -Hijita mía -le dijo-, te he mostrado un retrato de tu madre, en el papel; pero escucha
    bien, y haré que oigas sus propias palabras.
    Selma alzó la cabeza, como un pajarillo en el nido que oye el aletear de su
    madre, y miró atentamente a su padre. Farris Efendi abrió la boca, y dijo:
    -Tu madre te estaba criando cuando perdió a su propio padre; gritó y lloró, pero era
    una mujer sensata y paciente. Se sentó a mi lado, en esta misma habitación, en cuanto
    terminó el funeral, me tomó la mano y me dijo: "Farris, mi padre ha muerto, y tú eres
    mi único consuelo en este mundo. Los afectos del corazón están divididos como las
    ramas del cedro; si el cedro pierde una rama vigorosa, sufre, pero no muere. Dará toda
    su savia a la rama contigua, para que crezca y llene el espacio vacío. Esto fue lo que
    tu madre me dijo cuando murió su padre, y tú deberás decir lo mismo cuando la
    muerte se lleve mi cuerpo al lugar del descanso, y mi alma, a Dios.
    Selma le respondió, con lágrimas y pesadumbre:
    -Cuando mi madre perdió a su padre, tú ocupaste el lugar de mi abuelo; pero, ¿quién
    tomará tu lugar cuando te hayas ido? Ella se quedó al cuidado de un amante y
    verdadero esposo; ella encontró consuelo en su hijita, pero, ¿quién será mi consuelo
    cuando mueras? Tú has sido mi padre y mi madre, y el compañero de mi juventud.








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