EL PRIMER DIOS
La alondra que busca a otra alondra,
Pero el águila vuela sobre ella.
La alondra no para nunca para escuchar el cantar.
Tú pretendes proclamar el amor propio,
Y que sea continuado en la duración del ser humano,
De acuerdo con la esclavitud del ser humano.
Pero mi amor propio es ilimitado,
Es inconmensurable. Yo quiero alzarme por sobre lo perecedero
De mí, sobre la Tierra, y tomar para mí un trono
En lo alto. De esa manera abarcaré el Cosmos
Con mis manos y rodearé los mundos
Quiero hacer de la Vía Láctea mi arco,
Y de las centellas mis saetas,
Y con lo infinito pretendo hacerme dueño de lo infinito.
Pero tú no deseas hacer esto,
Aunque fuera tu voluntad el hacerlo.
La relación que existe entre hombre y hombre
Es idéntica a la existente entre dioses y dioses
Y tú deseas atraer a mi espíritu agotado
La remembranza de las escenas,
Que se sucedieron en la noche
En el momento que mi corazón trataba de hallarse a sí mismo
Entre los montes,
Y mis ojos han buscado su imagen
En las aguas serenas.
Pero la Amada de mi pasado,
Murió al nacer,
Y únicamente el silencio es visitante de su vientre,
Y el polvo que el viento arrastra,
Amamanta su seno.
¡Oh pasado mío! ¡Oh mi ayer perecedero!
¡Oh padre de mi divinidad esclavizada!
¿Qué Deidad Omnipotente te encarceló
En tu vuelo, y te obligó a nacer en una celda?
¿Qué Sol agigantado te contagió su calor,
En tu vientre para engendrarme?
No es tuya mi bendición, pero tampoco mi maldición,
Pues igual que has cargado mis hombros
Con la agobiante carga de la vida,
De esa forma yo he cargado los hombros del ser
humano.
Pero he sido más compasivo que tú,
Pues yo, inmortal, hice del ser humano,
Una sombra fugaz; en tanto que tú, el mortal,
Me has creado eterno.
¡Oh mi pasado! ¡Oh mi ayer perecedero!
¿Retornarás con el futuro distante?
Deseo llevarte para que te juzguen.
¿Despertarás con la segunda Alborada
De la vida, para quitar de la tierra
Tu recuerdo atado a la Tierra?
Desearía yo que tu resurrección tuviera lugar,
Junto a la de todos los antiguos cadáveres,
Para que de esa manera se ahogue la tierra,
Con sus frutas amargas,
Y se ensucien todos los océanos
Con la sangre de los que han sido sacrificados en ellos;
Y que la tristeza, con otra más grande,
Acaben con cuanto haya en la tierra
De inservible fertilidad.
cont
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