LOS INNOMBRABLES
(1959 -1973)
— II —
CEPI RAMÍREZ MIRA...
— I --
Ceñido el guardamonte Cepí Ramírez mira,
mira Cepí Ramírez ceñido el guardamonte,
……….mira la aguada seca,
………….el campo,
………el campo muerto, mira
………el tajamar, la luna
………muerta en el tajamar
…………y mira
—color de barca seca— Cepí Ramírez mira.
……¡Oh ver, no ver, ver
……sin que le duela ver
……—Cepí Ramírez—
sin que pudiera herirle lo que mira,
………..mirar sin que le hiera,
………..ver la gente extranjera,
ajena y extranjera a cuanto mira!
……….Los ojos en la mano,
……….con la ojera vacía,
con la ojera sudando por la mano
……….se ve a sí mismo lejos,
……….desde lejos se mira,
los ojos en la mano se ve Cepí Ramírez,
los ojos en la mano Cepí Ramírez mira.
………¡ Ver la gente extranjera,
ajena y extranjera a cuanto mira!
— II —
¡Ah qué amargo, qué amargo si a un venablo
de fina luz, la patria encuentra un día
vuelto rebenque roto en su retablo!
Sustituyendo a su alba, a su alegría,
la fusta y el incendio, el gesto beodo,
la pólvora falaz, la artillería.
Ah qué amargo, qué amargo ver que todo
le sabe a negra sal, que hasta la risa
le resbala sangrando por el codo.
…….Y ver cercado todo por la prisa
…….de látigos traidores; hasta el rudo
…….madero en que sangró su cara lisa.
……Ver fusiles cercando el aire mudo,
……la cigarra que espera el aguacero
……y el aguacero que intentó y no pudo
……escapar de las armas que el armero,
……con disfraz solapado, al caserío
……bajó con un desplante pistolero.
……Pistolero mañoso frente al río,
……extranjero que ahora llega lleno
……de un gesto que enmaraña un desafío.
……La cartera cargada de veneno,
……las valijas de bala, el sobretodo
……de botín que arrancó al sudor ajeno.
……Cercado todo por fusiles, todo
……cercado de veneno y de extranjero
……coro lleno de crimen y de lodo.
……De fusil y veneno. El cerco fiero
…..de la casa y el árbol; fiera mano
…..militar con enguante cuartelero.
…..Pistola militar que apunta el llano.
…..Cerco del aire. Cepo y crispadura.
…..Encarcelado el grito y el verano.
…..Fiera mano extranjera. Fiera y dura
…..mano de pulso helado y estampido,
…..mano apretando una moneda oscura.
…..Es eso. Es esa mano. Hasta el latido
…..de la patria solloza en la amenaza,
…..la boca triste, triste el pecho herido.
…..La luna del verano con el seno
…..atravesado por las bayonetas
…..prietas las tierras, las semillas prietas
…..por el fusil, la muerte y el veneno!
— III —
……………………….A las cosas que mira
—que debiera mirar Cepí Ramírez—,
……………cosa amarga,
…………..mira la tira larga
de ese cuero barcino que se estira
como feudo en poder de militares.
Y lo que tiene el cielo de guiño y brujería,
y la tarde caliente que succiona el pantano,
y ese cruzar desiertos con un sol por avío,
y lo apretado y triste que tiene su alegría,
y la barba que suelta su humareda en verano,
y el clavel que sacude la boca en desafío,
y el cuchillo que deja relucir su amuleto
en la tinaja viva de su mirar inquieto.
……………..Ah las cosas que mira
—que debiera mirar Cepí Ramírez—,
……………cosa amarga,
………….mira la tira larga
de ese cuero barcino que se estira
como feudo en poder de militares.
Y el primitivo grito sobre el labio encendido,
y el afán de andar libre como novillo fiero,
y el sudor amasado que hay en la sembradura,
y el oficio mañoso de nunca estar dormido,
y el olor de sangría que hay en el matadero,
y el maíz que desgrana con dolor su blancura,
y el coraje que guarda su pulso y le desvela,
y la estrella que jura ser fiel desde la espuela.
………………Ah las cosas que mira
……..—que debiera mirar Cepí Ramírez—
……………...mira su propia mano
……………de ventarrón despierto,
el campo, que no es suyo, siendo suyo,
…………..hierba olorosa el yuyo
…—¡oh ilusión de un crepúsculo montano!—
su cara como un tajo sudoroso y abierto
……………que se estira y se estira...
— IV —
Si parece que están los extranjeros
como sobre una carta barajada,
con la marca traidora preparada,
y fuéramos aquí los forasteros.
…….Igual que un ojo artero
…….—mala sal rastrojera—
…..que un campo destruyera
…..con aliento agorero,
así parece el esplendor que raja
la heredad confinada en el paisaje,
como el brillo falaz de una navaja
en una mano que escondió el coraje.
……Todo semilla seca,
…….partida, en el plantío,
…….cascara dura y hueca
…….quebrándose sin brío,
fuego seco en el aire campeano,
tan seco que a las nubes arrodilla,
mientras se siente al extender la mano
desgranarse en pedazos de semilla.
…….Si parece de pronto
…….que todo fuera ajeno,
…….desde el sol en tramonto
…….hasta el maíz moreno,
y tan pobre la vida, va tan pobre
como una sombra a deshacerse luego,
moneda vieja sin valor, de cobre,
que nadie quiere en la mitad del juego.
……..Si hasta la geografía
……..caliente de amapolas
……..cedió a una cacería
……..de tiros de pistolas;
si parece que compra hasta el paisaje
el arribista que llegó primero,
el extraño que pasa de viaje,
el turista insolente y altanero.
Si hasta parece que ya nadie pasa
enfrente sino caras de extranjeros,
si ya parece ajena nuestra casa,
si parece que somos forasteros...
— V —
……….¡Mucho más, mucho más! ¡Ver la llanura
……….espoleando la cabalgadura
……….como en una explosión de municiones,
……….y hallar, Cepí Ramírez, las pasiones
……….más potentes y bravas en la frente
………al encontrar la selva de repente!
………Que es como sacudir la hierba mala
………y tocar su raíz, cortada a bala.
¡Ah la selva, la selva! Allí avanza un murmullo
de muertos que recoge su dentadura verde,
masticando la tierra con el postrer arrullo.
¡Ah la selva, la selva! ¡Oh amanecer que pierde
su color madruguero frente al color culpable
de una pistola fiera, de una fiera que muerde!
¡Ah los hombres, los hombres! ¿Sólo espaldas
…………………………………………arables
son en la tarde quieta, desolada y salvaje,
pescuezos sofocados en sogas miserables?
Contingente sombrío poblando ios obrajes
—mataderos inermes de venta y resolana—,
cuyos hombros se agobian de un áspero bagaje,
del trágico destino sujeto a una picana,
del riacho enlodado de su inhóspita ojera,
del vívere espantoso de su muerte cercana.
Y acaso del ensueño de poblar su tapera
—desuncidos del yugo— cuando vuelvan un día,
como si de un infierno de resoles volvieran,
olvidando que siempre su arar la lejanía
llevará el tinte verde de la selva inclemente
o del oro sangriento que en la selva expolia.
¡Ah los hombres, los hombres! Sudor rojo y
……………………………………caliente,
calambre enfebrecido, desatada tormenta,
pobreza enloquecida mojada en aguardiente.
Selva y hombres sacuden sus venas a la lenta
cocción del sudoroso temblor que los calcina,
del hacha lacerante que brilla y los afrenta.
Calor cruento, virgen. Winchester. Carabina.
Gatillo pistolero. Látigo en las raíces.
Plomo frío. Espolazos. Turbación asesina.
Tropelías, Tabaco, Caras torvas. Países
de piel caliente. Llanos de macilentos ojos.
Escándalo de heridas. Mapa de cicatrices.
Y allá en el fondo mismo, sobre el lecho de fuego
del río en el crepúsculo, en la chata que baja
a los puertos calientes, se ven los centelleos
de lo fiero que llega: gringos y tiroteos,
hombres de idioma extraño que traen la baraja
marcada y alevosa del más tramposo juego...
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