“EL ROMANCERO
DEL QUIJOTE”
A MANERA DE PREÁMBULO
Son tantas, que difícil cosa fuera fijar de modo cierto sin una larga, y por larga molesta investigación, el número de las ediciones hechas en España y en el extranjero de la obra inmortal de aquél Príncipe de los ingenios y hablistas castellanos que se llamó en vida Miguel de Cervantes Saavedra.
Hacen los años que todo lo material destruyen, años que son instantes en lo infinito, aunque largos parezcan si son muchos en el rodar de la vida del hombre; hacen los años y van haciendo los siglos con el libro modelo de la lengua castellana, labor de pulimento y de relieve avalorando el resplandor y 'bellos colores del ropaje, y dejando cada vez más al descubierto el fondo, de más grande hermosura y transcendencia social que las galas, con ser muchas e inapreciables que lo encubren.
En tranquilo reposo que parecía olvido de los que a diario cultivan para su mejor desarrollo, la inteligencia quedó durante mucho tiempo El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, y a veces, y en ocasiones determinadas, como recurso para citas de falsa erudición, cuando no únicamente adorno de bibliotecas de potentados deseosos de pasar por hombres cultos, fueran en más o menos o no lo fueran de modo alguno entre los intelectuales.
Preciso fue para que la obra no muriese de una vez en los archivos; para volver a la vida lo que tenía el sello de lo eterno, que los de fuera hicieran observar a los de casa primores de detalles de joya de tal valimiento, de la grandeza del mejor concebido y acabado monumento de literatura patria en su siglo y los siglos que suceden a la publicación de tan bella obra.
Punto y capítulo aparte hemos de hacer para de algún modo fijar el propósito de Cervantes al escribir su libro, Y despierta la curiosidad general y el amor a su estudio en los inteligentes, los editores nacionales y extranjeros atentos al negocio y de gran perspicacia en conocerlo, lanzaron en pocos años al mercado ediciones y ediciones en noble competencia respecto a las de lujo y en las de condiciones más económicas, acentuándose de notable manera este plausible movimiento con motivo y a pretexto de la glorificación mundial de su autor en el tercer centenario ...
Numerosos, incontables son también los libros y trabajos de crítica de la típica y trascendental obra ...
Y a pesar de todo esto, a pesar de la extraordinaria propaganda, es de la ignorancia general de tan precioso libro de donde parte la idea del autor de las presentes páginas al proponerse la publicación de El Romancero del Quijote al acometer ésta, para él tan ardua y dificilísima empresa; de tal supuesto, con leal franqueza dicho, ha partido el autor de tan modestísimo trabajo; ha creído que siendo tantas como han sido las ediciones del Quijote no están ni mucho menos en mayoría los españoles que sinceramente y a juro de verdad declaren de haber leído y saboreado el admirable modelo de clasicismo literario español.
Tal vez para los no literatos o no resueltamente aficionados a las bellas letras, para los niños y singularmente las mujeres de suyo vivas e impresionables y una gran parte de público acostumbrado al diálogo de la novela moderna, de más honda emoción, resulta la del Quijote lectura en algo pesada, sucediendo en esto lo que acontece con la música clásica y la música ligera cuyos gratos efectos duran una breve temporada, mientras la otra resiste las variaciones del buen gusto con la de costumbres y tiempo ...
Pero sea esta la causa, otra o diversas aisladas o conjuntamente apreciadas, ello es así o que así al menos lo ha entendido el autor de El Romancero; ello es que se ha leído poco, que no se lee lo bastante y como leerse debe la incomparable, imponderable fazaña de Cervantes, en con tradición tal efecto con el número infinito de los ejemplares que se venden. En pocas líneas relativamente y en ligero romance se reseñan y ponen de relieve en este modesto trabajo las famosas aventuras de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha; pero bien entendido que no es El Romancero copia ni mucho menos de las descripciones hechas por Cervantes, bellas en todo momento, en cada línea, en cada párrafo y a veces en una frase; sería este intento pretensión ridícula y pedante, debiendo también tenerse presente que los estrechos límites del 5 verso a que ha de sujetarse la expresión agrandan la dificultad aun de la más lejana semejanza, si tal fuera, que no lo es, el propósito siendo únicamente idea en algo aproximada de dichas famosas aventuras y de tal manera expuestas que quien las leyere, no acuse después una completa ignorancia, sin perjuicio de acudir al manantial en busca de agua más pura, si El Romancero por ;ser uno de sus propósitos, logra despertar su atención y aficiones, que quien lea estos romances digo, no esté luego ayuno de conocer de alguna manera obra que todo buen español y persona culta está en la obligación de saber. -¡Válgame Dios! y en buen hora de paciente resignación cristiana halle la crítica al autor de la presente hazaña, para sufrir el molimiento, si por acaso de su menguada inteligencia no hubiere hecho cosa de pro por la bondad de la causa que se propuso defender.
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