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    Mensaje por Maria Lua Mar 02 Jul 2024, 17:09

    Juan Calzadilla (Venezuela)




    Juan Calzadilla (Venezuela, 1931). Es uno de los más destacados poetas venezolanos de hoy. También es dibujante, pintor, ensayista, crítico de arte y traductor. Cofundó el grupo El Techo de la Ballena (1961) y la revista Imagen (1984). Su obra tiene una estrecha cercanía con el surrealismo y los movimientos de vanguardia del Siglo Veinte. Ha publicado una veintena de libros de poemas entre ellos: Los herbarios rojos, 1958; Dictado por la jauría, 1962; Malos modales, 1965; Ciudadano sin fin, 1969; Oh smog, 1978; El ojo que pasa, 1979; Minimales, 1993; Principios de Urbanidad, 1997; Libro de las poéticas, 2006 y Noticias del alud, 2009. Sus poemas han sido incluidos en las más importantes antologías de poesía latinoamericana. En 1996 obtuvo el Premio Nacional de Cultura de Venezuela y en 2016 el Premio de Poesía León de Greiff.


    ****************


    (Fragmento) 12

    Los dioses de la zona tórrida
    llevaban macanas.
    Ahora llevamos macanas
    pero no somos dioses.

    La visita que a la pirámide Tikal iba a efectuar la
    comitiva concluye en el desastre aéreo donde todos los pasajeros

    de la nave perecen

    sin que ninguno de

    estos acertara a divisar desde el aire, momentos antes,
    cuando el avión sobrevolaba el aeropuerto de Santa
    Elena en un último intento de aterrizar, la famosa
    pirámide maya.

    Por algo se le dice al hombre viajero: su misión
    consiste en pasar. En cambio

    la
    pirámide
    siempre queda



    Asilo en otro cuerpo

    Mi cuerpo es el lugar donde momentáneamente
    he encontrado asilo. Lo que más temo en este nuevo estado es que pueda ser víctima de una orden de desocupación y que entonces no tenga yo otro cuerpo a donde ir.

    A menos que me asignen cupo en un galpón del cielo.



    Paradoja del circunloco

    Yo estoy bastante satisfecho de que
    pueda hablarme a mí mismo
    y de que, además, pueda ser oído por alguien
    que como yo es de mi entera confianza.
    Y que me presta tanta tanta atención
    como la que yo a mí mismo me presto.



    Derecho a réplica

    Cuando la naturaleza respeta tu vida
    Y te salva por un tris en el momento
    En que estás a punto de perecer
    Es porque ya se la habrá arrebatado a otro.
    La naturaleza no suelta prendas.
    Pero cuando es a ti a quien, en una segunda vuelta,
    La arrebata, es porque sabe que
    No tienes derecho a réplica.
    Ni más alternativa.



    Estética de bolsillo

    Si todo está permitido, nada es imprevisible.
    Por tanto, no hay secreto, no hay misterio,
    No hay enigma, no hay originalidad.
    Apenas un catálogo a la mano.



    Ítaca

    Es más fácil llegar para el que está dentro
    que para el que viene de afuera.
    No es menester que avance lentamente
    o a la carrera, que sepa la dirección o que la averigüe.
    Ni que dé muestras de estar llegando, liviano o exhausto,
    a campo traviesa, por avenidas, bosques o encrucijadas.
    No importa el medio de transporte, lento o acelerado,
    ni la velocidad a que hace el camino
    ni el paso de las horas.
    Bien enterado del sitio, no necesitará cruzar la calle
    ni abrir la puerta para informar, como Ulises,
    que ha llegado.
    Y para que, adentro, en el hogar, estén junto a él,
    convocados, al calor del fuego, unos brazos,
    unos labios, unas miradas.
    Bastará con que esté en su casa
    para saber en ese mismo momento
    que sin necesidad de venir afuera,
    ya ha llegado,
    ya ha llegado.






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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    POETAS LATINOAMERICANOS  - Página 7 Empty Re: POETAS LATINOAMERICANOS

    Mensaje por Maria Lua Miér 03 Jul 2024, 19:48


    Ramón Palomares (Venezuela)




    Ramón Palomares nació en Escuque, Venezuela, el 7 de mayo de 1935, muriò el 4 de marzo de 2016. Uno de las grandes poetas actuales en lengua castellana. Maestro y especialista en lenguas clásicas. Personaje central del grupo Sardio y de El techo de la ballena, expresión de la vanguardia poética en su país. Libros de poemas: El reino, 1958; Paisano, 1964; Honras fúnebres, 1965; Santiago de León de Caracas, 1967; El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas, 1969; Adiós Escuque (Poemas 1968-1974); Elegía 1830, 1980; El viento y la piedra, 1984; Mérida, elogio de sus ríos, 1985; Poesía (Antología), 1985; Alegres provincias, 1988; Lobos y halcones, 1997. Más recientemente Casa de las Américas editó su antología En el reino de Escuque, 2006. Ha obtenido diversos reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Literatura, en 1974 y el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, 2006. Como se afirma en la contrarátula de En el reino de Escuque: “…Existe en la obra de Ramón Palomares algo más que un intento por recuperar la relación mágica con el entorno, y que una recreación de la provincia y de los personajes de la infancia con un sentido mítico, pues, aunque su poesía está definida en estas claves fundamentales, traslada las angustias, desafíos e interrogantes a un plano universal, alimentando y rompiendo a la vez su aparente localismo…” Y nos dice Ramón Palomares: “Estar atento siempre, pendiente de ciertas zonas sensoriales, del sueño, de todo (…). Tú asumes el pájaro y lo encuentras con un espíritu de bosque (…). Tú tienes que salirte del poema como lenguaje y entrar en el poema como la vida, como visión, como sensación, como aire, como piedra, como roce…”


    **********************

    PREHISTORIA


    El animal rojizo
    bañándose con aire nuevo
    estrenando su fuerza
    va en el fulgor de ondulantes praderas.
    Ningún acoso en el resonar de sus patas.
    No ayer No mañana Sólo su imagen y bramido
    Perseguido de su gran esplendor
    sólo espacio para su hambre, pasto salvaje y viento
    todavía no se ha inventado la muerte
    El infinito no se ha escapado todavía
    Tan sólo una gloriosa voluntad
    Resplandece.




    AGUAS LUSTRALES

    Cuando se quedó atrás la oscuridad
    me encontré desplazándome con fuerza incontenible
    en el agua lustral de la primera noche -que atravesaba veloz-
    mente todo rayo de luz mi cuerpo
    y miles junto a mí, todos hermanos, fluyendo hasta rabiar
    fijos hacia delante, apremiando con furia.
    Y el corazón ausente exigía más y más
    y así llegamos.
    Y ya el umbral,
    apretujados y feroces
    aquella impresionante multitud disímil y enconada
    ardía en alaridos
    Salté!
    Y no pude volverme.
    Y quedé solo -extraño y asombrado
    creciendo fuegos y devorando un cielo ajeno
    primero brasa, luego un sol, luego una inmensa estrella
    rodando y dando saltos por espacios
    que algún sueño ajustará a otro sueño.




    MIRIAM DE BOCONÓ

    ¡Qué plaza ingrávida y luz turbia!
    Flores del paraíso
    Rosas de Holanda
    Malabares:
    Las campanas y valses encorvados
    espuman flores.
    Daré tres rondas, tres vueltas
    al ángel de sus piedras,
    y que aparezcan ya
    Destrucción Silencio Olvido
    -gracias de la muerte
    En esta plaza honda y de tanto extrañada
    Miriam no está
    Desanda un puerto humoso
    -diligencia unos coros, un drama fantástico
    un edificio suspendido en cristal.
    Abordó un ferryboat todo geranios
    iluminándose en su candelabro de plata
    Qué luciérnagas Qué ensalmos la guardan.
    De verdad se habrá ido en un ferry pálido
    su belleza de irradiante granada



    ARROYO

    Tiene una carrera de cola de pájaro.
    Pájaro Mosca
    Colibrí largo
    Y baila y baila sobre el trébol
    Junto al berro tierno.
    Habla como el ala de una cigarra
    Dice que es Páramo
    Cielo verde
    Copas-
    Y se va.




    ELEGÍA A LA MUERTE DE MI PADRE

    Esto dijéronme:
    Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
    Ábrele los ojos por última vez
    Y huélelo y tócalo por última vez.
    Con la terrible mano tuya recórrelo
    Y huélelo como siguiendo el rastro de su muerte
    Y entreábrele los ojos por si pudieras
    Mirar adonde ahora se encuentra.
    Ya los gavilanes han dejado su garra en la cumbre
    Y en el aire dejaron pedazos de sus alas,
    Con una sombra triste y dura se perdieron
    Como amenazando la noche con sus picos rojos.
    Las potentes mandíbulas del jaguar se han abandonado
    A la noche se han abandonado como corderos
    O como mansos puercos pintados de arroyos;
    Vélos abrirse paso en el fondo del bosque
    Junto a los ríos que buscan su lecho subterráneo.
    Y de esos mirtos y de esas rosas blancas
    Toma el perfume entre las manos y échalo lejos,
    Lejos, donde haya un hacha y un árbol derribado.
    Ya entró la terrible oscuridad
    Y con sus inexorables potencias cubre las bahías
    Y hunde las aldeas en su vientre peludo.
    Toma ahora el jarro de dulce leche
    Y tíralo al viento para que al regarse
    Salpique de estrellas la tiniebla.
    Pero aquel cuerpo que como una piedra descansa
    Húndelo en la tierra y cúbrelo
    Y profundízalo hasta hacerlo de fuego
    Y que el vapor se hunda con sus exánimes miembros
    Y que su fuerza descoyuntada desaparezca
    Como en el mes de mayo desaparecen algunas aves
    Que se van, errantes, y nadie las distinguirá jamás.
    La joven vestida de primavera,
    La habitante en colinas más verdes,
    La del jardín más bello de la comarca,
    La del amante de las lluvias;
    La joven vestida de primavera se ha marchado,
    Inconstante, como los aires, como las palomas,
    Como el fuego triste que ilumina las noches.
    Así pues:
    Que tus manos no muevan más esos cabellos,
    Que tus ojos no escudriñen más esos ojos,
    Pues se cansa el caminante que en la cumbre se detuvo
    Y que el camino no pudo determinar su fin.
    Pon sobre los lechos tela limpia,
    Arrójate como el vencido por el sueño
    Y como si fueras sobre los campos, sobre los mares,
    Sobre los cielos, y más, y más aún:
    Duérmete, como se duerme todo,
    Pues el limpio sueño nos levanta las manos y nos independiza
    De esta intemperie, de esta soledad,
    De esta enorme superficie sin salida.
    Dijéronme:
    Tu padre ha muerto, más nunca habrás de verlo.
    Abréle por última vez los ojos
    Y huélelo y tócalo por última vez:
    Como se toca la flor para la amada, así tócalo;
    Como se miran los extraños mundos de un crepúsculo, así míralo;
    Como se huelan las casas que habitamos un tiempo, así huélelo.
    Ya los zamuros se retiraron a las viejas montañas
    Y también los lobos, las serpientes,
    Y no saldrán hacia los claros bellos de la luna
    Y no escucharán el canto de las estrellas silvestres
    Y no detendrán el suave viento que mueve las hojas.
    Voltearon y se fueron y ya no quieren más las claridades,
    Las claridades que bailan serenamente en las copas.
    Ya las flores nacidas anoche,
    Como el lirio, como la amapola, como la orquídea blanca;
    Las flores nacidas anoche han desaparecido
    Y sólo cuelgan con olores tristes de los gajos.
    No mires más a los arroyos que se llevaron las aguas,
    Las de ayer, las de hoy, las de ahora mismo,
    Y por la lejanía no dejes vagar tu mirada
    Acuciada por el dolor de los pájaros presos,
    Por el dolor de quienes dejaron partir a la amada,
    Por el dolor de quien no puede marchar más nunca a su país.
    Hace poco tiempo han pasado ante tus ojos
    Sobre la tarde gris, por el cielo inhóspito,
    Ciertas aves migratorias llenas de tristeza.




    Máscaras


    He aquí que existimos en el límite de la mentira
    Que nuestra vida es impalpable
    Que estas personas representadas pertenecen
    A un dueño de otro orden.
    Cumplimos cabalmente en escena
    Ante el gran público. Así recreamos bajo los astros
    Y acudimos a una cita en los vientos
    Saliendo al paso de nuestras fiestas.
    Nuestro corazón está prestado a otros personajes,
    Murmuramos un sueño y nuestros labios no son responsables,
    Somos bellos o nobles según la circunstancia.
    Nos asalta un delirio azaroso
    Y caemos en los escenarios bajo una voluntad extraña.
    Y no tenemos vida,
    Pues andamos sobre ruedas en un país desconocido
    Cuyas flores nos interesan de manera frívola
    Y cuyas mujeres nos aman en alcobas de falsedad.
    Producimos un fuego y su corazón azul
    Crepita con más fuerza que el nuestro
    En tanto arden los leños a la manera de sangre.
    Nos permitimos ser extraños. Falsos.
    Llevar una emoción no sincera.
    Mientras andamos, desterramos de nuestro cuerpo
    En un interminable paseo.





    EL PATIO

    Pues me estuve entre las flores del patio
    Con las cayenas
    Gozando con las hojas y los rayos del cielo.
    Aquí pongo mi cama y me acuesto
    Y me doy un baño de flores.
    Y después saldré a decirle a las culebras y a las gallinas
    Y a todos los árboles.
    Me estuve sobre las betulias y sobre las tejas de rosas
    Conversando, cenando, escuchando al viento.
    Yo me voy a encontrar un caballo y seremos amigos.
    Mañana le digo al sauco que me voy
    Hasta muy lejos, hasta allá donde están cantando los hombres,
    Donde corren los muertos y se entierran.
    Yo caminaba por unos árboles, por unas hojas doradas
    Y me comía las estrellas, y me senté
    Y escuché la hierba alta y vi los ojos de una mujer
    Que brillaban como un diente
    Entonces arrojé una gran rama de naranjo
    Y todo quedó oscuro.





    Yo soy como aquel hombre (Ramón Palomares, Venezuela). Lectura en la clausura del XVII Festival Internacional de Poesìa de Medellin. -VIDEO-
    Releyendo a Paisano de Ramón Palomares Por Juan José Barreto Gonzále









    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


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    Mensaje por Maria Lua Jue 04 Jul 2024, 19:01

    Ana María Oviedo Palomares (Venezuela)



    Ana María Oviedo Palomares nació en Valera, República Bolivariana de Venezuela, en 1964. Es poeta, música y promotora cultural. Fundadora y miembro del grupo directivo de la Red Nacional de Escritoras y Escritores Socialistas de Venezuela (2007-2010). Ha coordinado la Bienal Nacional de Literatura "Orlando Araujo" en sus nueve ediciones. Presidió de la Asociación de Escritores de Barinas, (2000-2005). Ha facilitado talleres de lectura y escritura creativa para jóvenes.

    Ha publicado los libros: De fuego o de ceniza, 1997; Dominio oscuro, 1977; Flor de sal, 2003; Ruegos, 2004; Crueles, treinta y siete canciones y un poema de amor, 2007 y las antologías Dominio Oscuro, 2007 y De fuego o de ceniza, 2019. Textos suyos aparecen además en diversas antologías, y han sido traducidos al árabe, al italiano y al portugués.



    ***************


    Hermanos
    Anda por ahí un igual
    que te conoce
    en el tiempo detenido de la infancia,
    ese idioma de dos, irrepetible.

    En otras calles ya,
    en otra ciudad, en otro mundo,
    tiene el recuerdo exacto de los juegos,
    los miedos, las sombras cómplices, las risas,
    las voces de los que se fueron para siempre.

    Un igual con tu mismo corazón,
    alumbra, llama firme, la memoria.
    Resguarda intacto el esplendor
    del primer amanecer,
    un jardín,
    la noche.

    Tiene tus ojos y el fuego en que reincides.
    Los secretos. La pura libertad de ser.

    Un igual para el que no hay distancias.





    Cuarentena en un patio con pájaros
    Siembro tréboles para que no me alcance la suerte de los mortales.
    Por fortuna no ha crecido nunca en mi huerta alguno de 4 hojas

    A veces de ellos nacen pequeñas flores rosadas
    como perlas de un sueño.

    Es mi único lujo, porque
    entonces llegan pájaros que acaban con el brote de luz,
    Y se marchan,
    cruzando con su vuelo encendido, la tarde.



    El poema
    Tú y yo nunca llegamos a nada,
    apenas a añoranza de lo imposible.

    Como una ventana que diera
    hacia el campo en medio del día,
    hacia limpias sabanas sin árboles.

    Nunca llegamos a nada.

    Imaginar una puerta que al abrirse mostrara
    el desierto,
    una plaza para besarnos como adolescentes,
    una ciudad, Trujillo o Praga, por ejemplo,
    trenes, rutas de viaje,
    flores amarillas, silvestres, sin amarres,
    un libro, Justine, la del cuarteto, por ejemplo,
    una idea por la que morir,
    una canción ridícula,
    una fotografía de la infancia, o cuento,
    Vientos Alisios, por ejemplo.

    Pero nada.
    Ni una carta de amor,
    ni un pequeño animal detrás de nuestros pasos,
    un gato lúcido de dos colores
    que mirara desde su indiferencia o
    peces dorados en un acuario artificial,
    un día de sol, una piedra
    sobre la que tendernos limpios e inocentes,
    un poema, la música,
    Mahler por ejemplo,
    almendras, mangos, café, chocolate,
    agua pura bajando desde los labios como un beso,
    un perfume, el olor inconfundible y persistente
    en las manos después del amor,
    una película, Portero de Noche, por ejemplo,
    pero nunca llegamos a nada
    nunca tuvimos nada,
    crueles bonsais de granadas mínimas,
    una calle, una vereda, una fecha de cumpleaños,
    un patio, una mesa, una cama,
    un trago de cocuy para enfrentar tristezas,
    dulzón en medio de la lengua.

    Era mucho pedir y nunca llegamos a nada.
    Una habitación de hotel en las afueras
    un día a la semana,
    te veo, amor, el jueves, por ejemplo.
    pero
    tu y yo nunca llegamos a nada,

    dormimos juntos y no basta
    cuando apenas se añora lo imposible.



    Amargo
    Busco recetas de cocina
    fáciles
    sobre todo y más bien
    baratas.
    La televisión está encendida y la OMS
    dice que tal vez no haya cura
    definitiva y
    debamos esperar a ser
    un nuevo
    rebaño.

    Vuelvo a la receta una para
    aderezar esta crisis que nos cala ya los huesos
    desde que no tenemos mar
    y nos han secuestrado el aire el de volar
    y nos han hecho olvidar la tierra
    y las semillas.

    En la brisa de esta tarde una copa de agua
    es un caracol
    que reproduce el sonido del mar
    en el patio de mi casa,
    las cuatro paredes que resguardan el mundo.

    "Pan sin huevo sin leche ni manteca"
    Ah puede ser ese hay que
    ahorrar comida así no salgo tanto
    en la cuarentena
    la televisión habla de los desahucios,
    gentes debajo de los puentes y el frío,
    pero el gas...
    Tengo que encontrar un pan que se haga en el fogón,
    en los campos de refugiados las carpas
    no llegan a caparazón ni el cielo es techo,
    la voz del programa
    dice que no tienen que perder y
    pienso que perdieron siempre,
    perdieron desde su nacimiento
    junto al lobo de la pobreza
    qué metáfora manida,
    minada,
    lobo,
    hiena,
    lo encuentro
    se puede hacer pan sin horno,
    pan de sartén,
    en un país del oriente medio ahora mismo
    explota un hongo y es casi 6 de agosto
    pero
    después de que lo haga
    estoy segura,
    aunque acaban de rescatar a una muchacha
    de entre los escombros,
    será el pan más amargo que comí
    alguna vez,
    en fogón, sin huevos, sin leche, sin manteca,
    pero con la sal, y el agua que no tienen allá,
    allá en la inmensa geografía del desamparo
    el pan más amargo de mi historia
    culinaria.





    Pandemia anterior
    Siempre estuvo de este lado de la ventana.

    Mirando.

    Evitando rozarse con el prójimo,
    sobre todo si él la estaba viendo
    (y siempre la estaba viendo).
    Al menos eso sentía,
    sus ojos sobre ella donde fuera

    El tapabocas era innecesario, pues ya era su costumbre
    permanecer callada.

    Hasta comer era oscuro.

    Arrullar un niño,
    cantar cualquier canción.


    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Vie 05 Jul 2024, 17:57

    Gustavo Pereira (Venezuela)


    Gustavo Pereira Poeta venezolano nacido en la isla de Margarita en 1940. Se doctoró en Estudios Hispanoamericanos en la Universidad de París y ejerció durante veintiocho años la docencia. Fundador de la revista Trópico Uno, dirigió también la Revista Nacional de Cultura durante cuatro años. Fue miembro del directorio de la Casa de la Poesía, de la Biblioteca Ayacucho y de la revista A plena voz. Su obra poética abarca más de veinte títulos, algunos de los cuales han merecido reconocimientos como el Premio Joven Poesía de las Universidades Nacionales (1965), Premio Universidad del Zulia (1966 y 1967), Premio Latinoamericano de Poesía de la Revista Imagen (1970), Premio Alarico Gómez (1973), Premio Municipal de Poesía de Caracas (1987), Accésit al Premio Internacional Pérez Bonalde de la Casa de la Poesía (Caracas, 1992), Premio Fundarte de Poesía (1993) y Premio de la Bienal Ramos Sucre (1997). En el año 2000 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura. Entre sus libros de poesía destacan Preparativos de viaje, 1964; En plena estación, 1965; El interior de las sombras, 1968; Los cuatro horizontes del cielo, 1973; Sumario de somaris, 1980; Vivir contra morir, 1988; Escrito de salvaje, 1993; Oficio de partir, 1999; Sentimentario, 2004 y Equinoccial, El Perro y la Rana, 2008. En 1994 Monte Avila Editores editó su Antología poética con prólogo de Juan Liscano y en el 2004, en la Biblioteca Básica de Autores Venezolanos, Poesía Selecta (selección y prólogo de José Balza). En el 2007 la Casa de las Américas de Cuba publicó una antología de su obra poética, Sobre salvajes, seleccionada y prologada por Norberto Codina. Entre sus libros en prosa figuran El peor de los oficios, Academia Nacional de la Historia, 1991 (2da edición: La Habana, Editorial Arte y Literatura, Instituto Cubano del Libro, 2004), Historias del Paraíso, vasta obra en tres volúmenes sobre la presencia colonialista en el Caribe, Fondo Editorial del Estado Nueva Esparta, 1997 (2da edición: Caracas, El perro y la rana, Biblioteca Popular para los Consejos Comunales, 2007), Costado indio, estudios sobre literaturas indígenas venezolanas, Biblioteca Ayacucho, 2001, Simón Bolívar, Escritos Anticolonialistas, Caracas, Conac-Ministerio de la Cultura, 2005; El joven Bolívar, Caracas, Fundación Defensoría del Pueblo, 2007; Cuentas, Monte Avila Editores, 2007.

    ******************



    NOCTURNO


    Cuando las tabernas quedan vacías
    el viento de las calles agita el polvo
    y juega con los envoltorios
    Es el tiempo en que los solitarios recorren la noche
    El tiempo en que los borrachos recobran sus delirios
    y los vidrios sus dobles
    Es el tiempo en que despojadas de humanos
    son más humanas las calles
    y terribles los sueños.



    ENUMERACIÓN DE LOS ENCANTOS DE LA CIENCIA


    El cuadrivio de la hipotenusa
    La energía de las ondas magnéticas
    apuntadas al mero lado izquierdo
    La aceleración de las partículas atómicas
    bajo la rótula de un impulso inútil
    El aprovechamiento de la energía solar para soslayar
    cuanto se tiene por ridículo
    El movimiento de los planetas como acumulaciones
    de epiciclos
    y escombros semejantes
    La nube de materia y radiación que se expande
    infinitamente al infinito
    sin que ningún hado alcance a rozarla
    y finalmente
    el destello
    de tus ojos
    cuando
    a su furtivo
    disparo
    capitulo.





    PARA DESNUDAR A UNA MUJER


    Para desnudar a una mujer no hace falta penumbra
    ni pericia ni astucia
    De nada valen erudición destreza brusquedad
    Ni siquiera sabiduría
    Para amanecer a su lado
    poco importa el arrojo el valor
    la treta o la artimaña
    De nada sirven apostura o tenacidad
    No hay método ni sapiencia ni sistema que puedan vencer su resolución
    o su mesura

    Para desnudar a una mujer toda presunción es inútil
    toda voracidad resulta amarga
    todo discernimiento se vuelve melancólica penuria

    Para desnudar a una mujer basta el instante
    en que el ciego misterio la envuelva y la estremezca
    y restaure en su pecho la incordura
    y sepulte su cuerpo en nuestros brazos.





    SOMARI DE LA REINA O EL GOLPE DEBELADO


    En el turbio Café de mi barrio donde empezaba un poema para ti
    pasó a mi lado la más perfecta de las diosas

    Dio unos pasos de sílfide me miró de soslayo sonrió y se sentó
    (con otro por supuesto)

    Seguí con el poema

    Tú seguías reinando.



    ESTO QUE NOS PASA


    Esto que entre los dos pasa es el precio
    del sobresalto de desparramarnos uno
    en el otro

    Pasó mil veces pero siempre pasa

    Ningún lugar común será capaz de erigir a su sombra nada
    Ningún desaliento podrá impedir que termine como debe concluir todo
    Transgredido
    Recurrente
    Desquiciado

    Esto que entre los dos pasa no es demonio suelto
    sino deslumbramiento del infierno
    inseparable de la brasa que hila

    Cuando hayamos suprimido de nuestras vidas el tiempo y los vecinos
    y la calle y los necios
    y las escaleras por donde regresar a la cordura
    y al aburrimiento
    la fascinación de estrecharnos volverá a lamernos y a perdernos
    y así sabremos que esto que nos pasa es simplemente
    cursimente
    neciamente
    perramente amor.





    SOBRE SALVAJES


    Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirïké-yeetakuú,
    que significa Saliva de las Estrellas; a las lágrimas Enú-parüpué,
    que quiere decir Guarapo de los Ojos, y al corazón Yëwán-enapué:
    Semilla del Vientre. Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejo-
    koji (El Sol del Pecho) para nombrar al alma. Para decir amigo di-
    cen Ma-jokaraisa: Mi Otro Corazón. Y para decir olvidar dicen
    Emonikitane, que quiere decir Perdonar.

    Los muy tontos no saben lo que dicen
    Para decir tierra dicen madre
    Para decir madre dicen ternura
    Para decir ternura dicen entrega

    Tienen tal confusión de sentimientos
    que con toda razón
    las buenas gentes que somos
    les llamamos salvajes.



    SOMARI CON PEZ Y PÁJARO


    En mi cabaña conservo un pez de arcilla
    y un pájaro de sombra
    A ellos acudo para librarme del hastío

    El pez habla por los cuatro costados el pájaro me alumbra
    Sobre nosotros sólo el loco firmamento es perfecto

    Cuando todo duerme
    el pez despierta a los lagartos amordaza las arañas y conforta a
    los náufragos
    Y mientras el cielo nocturno se desliza
    el pájaro de sombra sube hasta el costado del cosmos impasible

    y regresa convertido en punzada.




    TRAMA DE AMANECER


    Cuando en Tokio anochecía
    yo festejaba la radiante aventura de amanecer en tu pecho

    Había conjugado todos los verbos
    y en ninguno hallé el tiempo exacto de deshacer lo irremediable

    Condescendí con la penumbra
    y me deparó tu resplandor

    Quería simplemente restituir las coordenadas que nos constituyeron
    El batir de olas que armonizó nuestra existencia

    Arrebato salido de su órbita a encontrarte
    Encantamiento asimilado a tu cuerpo
    Cuando en Tokio amanecía tú anocheciste en mis brazos
    Y esto fue más importante que todos los verbos conjugados
    y más hermoso que la rotación de la tierra.





    BODHIDHARMA I


    Preguntó un monje a su maestro: “¿Qué sentido tiene que el
    Bodhidharma venga del oeste?”, queriendo significar: “¿Qué
    es la verdad?”.
    El maestro contestó: “El caracol que sube a un palo”.
    El día anterior, a otro, le había respondido: “La rana lame el
    humo de las cigüeñas”.



    POR LOS NUESTROS



    Por aquellos que amaron o fueron amados sin medida
    Por aquellos que escribieron cartas de amor sin esperanza
    Por quienes rehicieron con ceniza cuanto les fue desarraigado o prohibido
    Por los que no renegaron de sí mismos en la desolación de sus tormentas
    Por quienes se negaron a pactar con la astucia
    Por aquellos que optaron por un pedazo de pan duro entre el coraje y la vergüenza
    Por aquellos que en el desconcierto se precipitaron en la alucinación de la audacia
    y convocaron el fanal compartido
    Por los que no supieron de treta despreciable
    Por los que atravesaron sin herirse zarpazos y mordeduras
    Por los que hechos polvo aún guardan en el pecho
    pobres poderes para franquear la inclemencia
    Por quienes resistieron sin quejarse ni pedir nada a cambio
    Por quienes aunque sólo recibieron afrentas y desprecio hallaron en los otros
    motivos para persistir
    Por aquellos que nos dejaron la llave de los primeros paraísos
    y descifraron por nosotros los jeroglíficos de los inescrutables
    Por todos los que lucharon y nos enseñaron a luchar
    Por quienes entregaron huesos y sueños como disculpándose
    Por los que no ambicionaron más gloria que su pobre intemperie sin amparo
    Por aquellos que se abismaron ante la maravilla
    y se reconocieron en sus llamas

    digo estos versos.





    SOMARI DE LA INCANDESCENCIA


    Diré que eras blanca como las desangradas
    amapolas rosa como el carmín de la pasión
    Diré que te consumías en tu poder
    y que no había caracola del océano que no poseyera la
    resonancia de tu cuerpo
    Diré que el esmalte sobre el puerto no bastaba para romper
    el hechizo que te envolvía a la deriva
    Y si el amor concluye de repente diré que fuiste apenas
    incandescencia recobrada en mi copa
    en una habitación de hotel desvanecida en el olvido.



    SOBRE SALVAJES


    Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirïké-yeetakuú,
    que significa Saliva de las Estrellas; a las lágrimas Enú-parupué,
    que quiere decir Guarapo de los Ojos, y al corazón Yewán-enapué:
    Semilla del Vientre. Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejo-
    koji (El Sol del Pecho) para nombrar al alma. Para decir amigo di-
    cen Ma-jokaraisa: Mi Otro Corazón. Y para decir olvidar dicen
    Emonikitane, que quiere decir Perdonar.

    Los muy tontos no saben lo que dicen
    Para decir tierra dicen madre
    Para decir madre dicen ternura
    Para decir ternura dicen entrega

    Tienen tal confusión de sentimientos
    que con toda razón
    las buenas gentes que somos
    les llamamos salvajes.


    Fin de la historia
    “El capitalismo es el fin de la historia”

    Tal vez sobrevivan los metales relucientes pero no las mariposas

    los plásticos y los escombros pero no los pétalos bajo el rocío
    los gremios de rufianes pero no los solitarios
    los banquetes y los festines pero no la alegría
    los ruidos y los estrépitos pero no la música del amanecer
    las mesas servidas como nunca pero no los aromas
    las estrecheces de espíritu pero no la compasión
    los bandos del poder pero no los secretos del habla
    las máquinas traganíqueles pero no el incrédulo azar
    las meretrices y las zorras pero no las diosas de la noche
    las acritudes y las ferocidades pero no las revelaciones
    los circuitos integrados pero no el despertar de la hierba
    los malos olores pero no la transpiración de los amantes
    la estupidez y la vulgaridad pero no la evidencia de lo sensible
    lo redondo y lo cuadrado pero no lo indescifrable
    los trajes y las joyas pero no la transparencia de las aguas
    las metáforas pero no la poesía.




    Somari
    Un ridículo poema en tu nombre señora
    Una taza levantada en tu nombre señora
    La última cerveza en el último bar en tu nombre señora
    Todos los sueños ¿adónde escaparon? Aquello que brilló ¿fueron
    tus ojos alguna vez?

    Déjame extraer la última
    moneda de mi manga

    por ti señora
    La última monea del sol
    Un pájaro a lo lejos Tal vez el mar
    Parroquianos fumando
    y este ridículo poema en tu nombre

    amor mío amor mío.


    Somari de la piedra del fondo
    Salí a luchar pero me vencieron las furias.
    Hurgué en lo hondo pero a la luz escaseaba
    Subí a respirar

    mas por todo aire aspiré arena
    Bajé de nuevo y fui piedra del fondo
    y acampé allí
    y combatí

    pero esta vez contra mí mismo.


    La incertidumbre de hacer un poema
    La incertidumbre de hacer un poema no es porque no haya lectores

    o amantes de la poesía
    ni porque no queden almas sensibles sobre el mundo

    Tampoco porque a veces se derrumbe en nosotros con el escenario

    parte de la iluminación
    Ni porque en el fondo hacer un poema sea el acto menos afortunado

    entre los muchos que la técnica tiene por estúpidos
    La incertidumbre de hacer un poema parte del mismo poema

    que finalmente ignora su papel como poema
    y desea con fervor parecerse a una piedra

    a la arena
    o al agua
    O mejor Ser la piedra

    la arena
    y el agua
    que todo poeta desdice.


















    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Mensaje por Maria Lua Sáb 06 Jul 2024, 15:34

    Ernesto Román Orozco, Venezuela



    Ernesto Román Orozco (Zulia, República Boliviariana de Venezuela, 1962) Realizó estudios de Artes en la Escuela de Artes Plásticas Valentín Hernández Useche de la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela. Posteriormente, en los talleres del Centro Integral de Artes Gráfica, CINGRAF, Universidad Los Andes, Núcleo Táchira, bajo la tutela del maestro Rafael Ulacio Sandoval. Ha publicado: Los zapatos descalzos, 1995; Las piedras inconclusas, 2001; La costumbre de ser sombra, 2003; Los hemisferios distantes del silencio, 2005; Las casas líquidas, 2006; Las casas líquidas, 2006; Artesa del tiempo, 2000-2008, 2008; Gestos deshabitados, 2012; Edades manuscritas, 2012 y en una edición venezolana, Edades manuscritas, 2015. Ha merecido entre otros galardones: el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, 2001; Premio Nacional de Poesía Héctor Roviro Ruiz, Venezuela y el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía, Revista Solar, 2007. La Universidad de Salamanca, España realizó, en el año 2007, un amplio ensayo sobre su obra poética, cuya autora es Francisca Noguerol Jiménez. Parte de su obra está publicada en antologías de Argentina, España, Ecuador, Colombia, México, Chile y Portugal.


    ******************


    Tranströmer
    Lirios por ser roto.

    Esos pájaros dormidos
    dentro de las fracturas
    de un viejo en su madera.

    El que cruje al sacar
    su sombra del talego,
    y reza de noche
    para salir a infundir miedo,

    arropado de temblores.









    Cercano al vuelo


    Los pájaros,
    aunque inocentes, saben por qué vuelan.
    No se trata de linimento alguno;
    es una clara cuerda de verdades
    colmando la gloria de la víspera.
    Luego, los pájaros se irán,
    y quedará la luz de esos balcones
    que le nacen a los libros abiertos.





    Donde la grieta
    Ahí,
    donde la grieta
    alumbra el desatino,
    y la altura
    de la sal
    me altera,



    mi voz
    pierde pared.





    Edades manuscritas
    I

    De nuevo el tiempo
    ejercita sus manuscritos;
    dibuja la leche fresca y madura,
    en heredad de una alondra.

    II

    Hoy, cuando cumplo la eternidad
    de los árboles que no pierden su niñez
    ni dejan de ser viejos,
    la tierra traduce en mí,
    esta contemplación de mendicante.

    (a Carmen Yolanda Román Marín)





    II

    Wang Wei
    tiene la costumbre de desnudar sus pies
    cuando camina entre las flores.

    He visto sus lágrimas
    frente a las hojas escarchadas
    de los árboles;
    abre su eslabón entre cristales
    de esos montes
    con la tranquilidad
    de las piedras y las horas.

    (Levita levemente
    en su sala de silencio).

    Cada medio día
    coloca una calabaza de frutas
    a macerar en vino,
    para que coman los pájaros.


    _________________



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    Mensaje por Maria Lua Dom 07 Jul 2024, 17:53

    Pablo Armando Fernández (Cuba)


    Pablo Armando Fernández nació en la provincia de Oriente, Cuba, el 2 de marzo de 1930- murió en noviembre de 2021, poeta, novelista y ensayista. Premio Casa de las Américas en 1968. Dirigió la revista Unión, en Cuba. Publicó 20 libros, entre otros,los libros de poemas: Salterio y Lamentaciones (1953), Nuevos poemas (1955), Toda la poesía (1964), y Un sitio permanente. En 1996 el Ministerio de Cultura de Cuba le otorgó por la importancia de su obra el Premio Nacional de Literatura.

    Fue subdirector de Lunes de Revolución (1959-1961); secretario de redacción de Casa de las Américas (1961-1962). Desempeñó el cargo de Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en Gran Bretaña (1962-1965) y fue jefe de publicaciones de la comisión cubana de la UNESCO (1966), también trabajó en la imprenta de la Academia de Ciencias (1971-1979). Fue director de la revista UNION, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.


    **************


    Fabio


    Ya tú verás, cuando amanezca,
    el mundo era tu hechura
    de esta noche en Medellín,
    la luna en Acirreale y el mar
    cantando en otra orilla,
    donde aparece Narciso
    en el río, tú mismo,
    amigo imaginado
    imaginario,
    el rostro de luz,
    mirándose otra vez
    hasta que vuelva a anochecer
    y sean sus ojos -los tuyos-
    dos astros de otro cielo:
    el río de Heráclito.





    Parábola


    Mi madre quiere que yo sea feliz, quiere
    que yo sea joven y alegre;
    un hombre que no tema al paso de los años,
    ni tema a la ternura y al candor
    del niño que debiera ser
    cuando voy de su mano y la oigo repetirme
    –para que no lo olvide– éstas y otras nociones.
    Mi madre no quisiera avergonzarse de mí.

    Mi madre quiere que no mienta, quiere
    que sea libre y sencillo.
    No quisiera verme sufrir,
    porque el miedo y la duda
    son males que padecen los adultos,
    y ella quiere que yo sea su niño.

    Cualquiera que nos viese
    no la comprendería: en edad coincidimos
    –no quiere que lo diga–,
    aunque ella me dio vida
    cuando tenía los años que tengo hoy.

    Podríamos ser hermanos, ella un poco mayor.
    Podríamos ser amigos: su memoria y la mía
    corresponden a un tiempo en que ambos fuimos jóvenes.
    (Yo era menor, pero recuerdo verla cantar feliz
    entre sus hijos, compartir nuestra infancia).

    Mi madre quiere verme luchar a toda hora
    contra el dolor y el miedo.
    Sufriría si supiera que a mi edad,
    la de ella entonces cuando me dio a la vida,
    yo soy su viejo padre y ella mi dulce niña.





    Aprendiendo a morir


    Mientras duermen mi mujer y mis hijos
    y la casa descansa del ajetreo familiar,
    me levanto y reanimo los espacios tranquilos.
    Hago como si ellos –mis hijos, mi mujer–
    estuvieran despiertos, activos
    en la propia gestión que les ocupa el día.
    Voy insomne (o sonámbulo) llamándoles,
    hablándoles;
    pero nadie responde, nadie me ve.
    Llego hasta donde está la menor de mis niñas:
    ella habla a sus muñecas, no repara en mi voz.
    El varón entra, suelta su cartapacio de escolar,
    de los bolsillos saca su botín:
    las artimañas de un prestidigitador.
    Quisiera compartir su arte y su tesoro,
    quisiera ser con él. Sigue de largo:
    no repara en mi gesto ni en mi voz.
    ¿A quién acudo? Mis otras hijas ¿dónde están?
    Ando por casa jugando a que me encuentren:
    ¡Aquí estoy!
    Pero nadie responde, nadie me ve.
    Mis hijas en sus mundos siguen otro compás.
    ¿Dónde se habrá metido mi mujer?
    En la cocina la oigo; el agua corre,
    huele a hojas de cilantro y de laurel.
    Está de espaldas. Miro su melena,
    su cuello joven: ella vivirá…
    Quiero acercármele pero no me atrevo
    ―huele a guiso, a pastel recién horneado―:
    ¿y si al volver los ojos no me ve?
    Como un actor que olvida de repente
    su papel en la escena,
    desesperado grito:
    ¡Aquí estoy!
    Pero nadie responde, nadie me ve.
    Hasta que llegue el día y con su luz
    termine mi ejercicio de aprender a morir.





    Suite para Maruja

    I

    La primavera, dices, y escojo madreselvas,
    geranios y begonias.
    A casa vuelves con los pies mojados,
    la falda llena de guisasos ásperos.
    Verbenas sin olor en los cabellos
    y, entre las manos, romerillo y malvas.

    Dices, el aire, y cierro las ventanas,
    busco el sillón más próximo a la esquina
    donde libro y lámpara me esperan.
    Y el aire es la mañana del sol, blanca,
    la loca expedición de las hormigas,
    pájaros y caguayos de astuta, fina lengua.
    Tu canto por el patio saliendo del brocal,
    los baldes y las piedras.

    El sol, dices tranquila, y presuroso escalo
    los templos más antiguos. Arenales recorro.
    Duermo a la sombra ámbar de un dátil.
    Y el sol es la ventana limpia donde te acodas,
    sueltos la blusa y el cabello,
    y es el camino al mar los viernes de la Pascua;
    recoger gajos santos que ahuyenten los ciclones;
    café que huele a cuaba ardiendo y sabe a madrugar
    de plátanos, anones y ciruelas.
    Son mis brazos ciñendo tu cintura
    sin que lo sepa yo.
    Y cuando dices es la noche, sueño
    con países que anduve,
    a los que vuelven mis pisadas
    lentas y oscuras, para recobrarte.
    Pero la noche no es lo que me pone
    el corazón a repartirse en tiempos
    que fueron míos. Pues la noche es tu voz
    conversadora, tu voz que quiere ser
    una palabra sola.

    II

    Cuando anochece espero
    confiarte de una vez todo el espanto
    que hay de día en mi pecho.
    No es obsesivo gusto por la vida
    plena del dios sin tiempo;
    ni es el miedo a perder
    el poder y la magia del poeta:
    miedo a la muerte y al olvido.
    Lo que me pone el corazón pequeño
    cuando anochece y estoy contigo, a solas,
    es oírme las dóciles palabras
    que te ocultan que miento
    cuando te digo que aún no tengo miedo.

    III

    Casi siempre y solos,
    en el portal hablamos, claro, los dos,
    (o en la cocina, que es igual)
    de los amigos; sus nombres son palabras
    que yo elijo como quien gusta
    de una flor o de un fruto: una joya remota
    que tú guardas, amor.
    Tú, misterio inacabable
    que juntas, hora a hora, mi ser
    disperso entre recuerdos que no hemos compartido.
    Nombres inalcanzables que el niño rememora
    en una adolescencia fugaz.
    Me desconcierta haberlos olvidado.
    Nombres presentes, míos de hoy, huyendo,
    ruidosos, en silencio,
    a nuestra soledad.
    Nuestra.
    Yo me duelo. ¿Sabes?: los días nos corroen.
    ¿A quién hablar? ¿A quién el corazón
    darle de par en par?
    Sufro, hasta que tu remansas mis sospechas
    contándome una historia
    de niños malos que resultan buenos
    y niños buenos que la historia infama.

    IV

    En voz baja decir, amor, tu nombre,
    junto a ti, a tus oídos, a tu boca.
    Y ser ese animal
    feliz que junta sus mitades.
    En voz baja o sin ella, muda
    la boca revertida a su unidad:
    silencio inaugural que a verbo y carne
    otorga nueva vida.
    Los ojos, ciegos, de regreso al todo:
    luz revelando mundos
    como fueron o son, como serán.
    Vueltos a ser alegría del otro,
    uno consigo mismo en compañía.
    Una vida otra: la tuya; tan amada.
    Volver a ser origen sin tristeza
    o dolor, sin miedo, sin nostalgia o con ellos;
    tú y yo, nuestros recuerdos y cenizas.






    Lo que sé


    Yo que he hablado en lenguas
    Conozco la piedad que mora en las palabras:
    Llovizna, asilo, hospital, penumbra.
    Conozco la aflicción
    que estas palabras ponen en el ánimo.
    El fervor de conocer al triste.
    Yo que lo sé,
    Que he sido pobre, extranjero, sombrío.
    Sé también que hay que humillarse
    más allá del ruego,
    hacia la sangre hasta dejarla limpia,
    hasta sentir su transparencia
    cuajada en la mirada,
    hasta poder mirarle el rostro a la inocencia


    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Lun 08 Jul 2024, 15:18

    Víctor Rodríguez Núñez (Cuba)


    Víctor Rodríguez Núñez nació en La Habana, Cuba, en 1955. Poeta, periodista, crítico, traductor y profesor universitario. Ha publicado los poemarios: Cayama; Con raro olor a mundo, Premio David, 1981; Noticiario del solo, Premio Plural, 1987; Cuarto de desahogo, 1993; Los poemas de nadie y otros poemas, 1994; El último a la feria, 1995; Oración inconclusa, 2000; Con raro olor a mundo: Primera antología, 1978-1998, 2004; Actas de medianoche, 2006; y Actas de medianoche II, 2007. Fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural El Caimán Barbudo, donde publicó numerosos trabajos sobre literatura y cine. Seleccionó las antologías de su generación: En su lugar la poesía, 1982; Usted es la culpable, 1985, y El pasado del cielo: La nueva y novísima poesía cubana, 1994. Es autor del ensayo Cien años de solidaridad: Introducción a la obra periodística de Gabriel García Márquez (Premio UNEAC, La Habana, 1986), y compiló y prologó la obra del mismo autor, La soledad de América Latina: Escritos sobre arte y literatura, 1948-1985 (La Habana, 1990). Es profesor de Literaturas Hispánicas en Kenyon College, Estados Unidos. En sus palabras, “La poesía es algo más que un reflejo porque puede hacer sangrar. Algo más que una escritura porque germina en la conversación. Algo más que un sitio porque está en todas partes. Algo más que un género porque se adelanta a la literatura. Algo más que un instante porque “el traje que vestí mañana”. Algo más que una fijeza porque la espiral y el río la imitan. Algo más que una iluminación porque se mete con las cosas. Algo más que un tesoro porque le sobra al pobre. Algo más que un ritmo porque le encantan los silencios. Algo más que un alarde de civilización porque hay notas al margen. Algo más que un nombre porque se enmascara y llega a ser anónima. Algo más que una fe porque rebasa la razón. Algo más que una gracia de poeta porque los lectores olvidan. Algo más que un testimonio porque “yo amo los mundos sutiles”. Algo más que un alma porque siempre toma cuerpo. Algo más que una mercancía porque no se vende ni se compra. Algo más que un poder sagrado porque desmitifica. Algo más que una idea porque es apasionada. Algo más que un signo de desinterés porque se enreda. Algo más que un sentimiento porque es metódica. Algo más que un refugio porque vale de herramienta. Algo más que un saber porque los poderosos la rondan. Algo más que un oficio porque en Cayama Higinio López hablaba en versos. La poesía es sólo algo más.”



    ******************


    Certezas

    En esta lucha que
    no imaginaste a muerte
    estarás siempre sólo

    Sólo como el zanate
    en su piedra redonda
    ante un cielo de arroz
    Sólo como ese viento
    amarillo que silba
    todo el verano en contra
    Sólo como la estrella
    que estalla en la noche
    y se consume en su propio esplendor

    En esta lucha que
    no imaginaste a muerte
    nadie te ayudará

    Pagarás el precio de la revelación








    ENTRADA


    No sé por qué camino
    pero he llegado aquí
    Hasta este raro sitio
    sin casas ni paisaje
    Este lugar desnudo
    de las piedras al alma
    donde el mundo germina

    Quizás también tú llegas
    siguiendo ese camino
    En esta vida harta
    de aciertos y certezas
    sólo el error nos une
    La poesía es el reino
    de los equivocados





    CONJUROS


    Mi madre recoge flores silvestres
    entre los árboles de Selva Negra
    El pico del tucán
    las plumas de la lapa
    el canto del chorlito
    qué no la embrujen
    Y no se quede atrás en el sendero
    ni se vaya a perder
    entre tantos colores
    El danto
    la guardatinaja
    el armadillo
    qué se aparten de ella
    Y acabe de subir esta colina
    desde donde hoy la miro
    por primera vez Esa vela que alumbra
    los ojos de mi madre
    La vela desnudísima
    con su candela áspera
    y su alma de cera
    La vela que no duerme
    deshilando las sombras
    La vela que no cesa
    de volver luz su miedo
    y quieta se consume
    Esa vela que solo
    con tu aliento se aviva
    La vela que no logran
    a pesar del insomnio
    apagar estos versos






    TAROT



    A la izquierda el amor
    su flecha única
    que atraviesa el vórtice del verano
    El tiempo y sus mitades
    La mujer amarilla
    y la mujer azul vuelta de espaldas La fuerza a la derecha
    como siempre
    La que abre las fauces del león
    y lo congela todo con su risa
    pero no se echaría
    la medialuna al hombro Y más al fondo el sol
    inevitable derramando su miel
    sobre la ambigua torre
    La torre que será
    abolida por el rayo Al centro la templanza
    mezcla desconsolada
    el agua con el vino
    Nadie la ve
    no obstante
    su delantal está sucio de estrellas






    Masatepe
    para Marusa Krese


    saco a bailar a la poeta muerta
    con su carne precisa
    su resignado olor
    no quiero molestarla solo salir del paso

    ante la impertinencia de un alcalde
    nos han dado un diploma de tres sellos
    y un rollo de pintura primitiva
    extáticos los músicos

    la desentierran solo para poder tocar
    sus ojos caen sobre el indio viejo
    que se agruma a pesar de la calor

    breve como sus versos
    un cáncer sin banda municipal
    acaba con la vida de la muerta








    Central Point


    no hay nada en Central Point
    todo es el viaje
    por la regia autopista que desciende
    del páramo al desierto

    lo raro en Central Point no son las vacas
    apacentando en oro sus mugidos
    sino que allí se puede
    ordenar la hamburguesa de tu vida

    también en Central Point con aire en sí
    se acierta la montaña
    imposible que crece en California

    por eso de Central Point una tarde has partido
    a ochenta y cinco lágrimas por hora
    y la franela roja ya un poco desteñida





    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    Mensaje por Maria Lua Mar 09 Jul 2024, 08:05

    Georgina Herrera (Cuba)


    Georgina Herrera nació en Jovellanos, provincia de Matanzas, Cuba, en abril de 1936. Comienza a publicar a los 16 años, en periódicos y revistas de la Capital, a donde se traslada posteriormente. A su primer libro: GH (1963), siguieron Gentes y Cosas, Granos de Sol y Luna, Grande es el Tiempo y Gustades Sensaciones, en 1997. Desde 1962 trabaja en la emisora Radio Progreso, donde escribe novelas, cuentos y teatro. Tanto en la literatura como en la radio ha recibido premios y distinciones; también trabaja para la televisión. En toda su obra abunda la temática feminista. Ha participado en diferentes eventos nacionales e internacionales, en los que aborda precisamente este tema, poniendo especial énfasis en la mujer negra, sobre cuyos orígenes investiga actualmente. Su poesía ha sido traducida a varios idiomas, incluida en Antologías y se estudia en Universidades en Inglaterra, Estados Unidos y Canadá. Pertenece a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).


    ******************


    Del libro en preparación Gatos y Liebres



    El tigre y yo, durmiendo junto


    El tigre tuvo sueño,
    se echa junto a mí, se duerme
    como un regalo inusitado; tiendo
    la mano y lo acaricio.
    Dichosa es esta mano que se pierde
    entre el dibujo de su piel.
    Me arrimo aún más.
    El tigre es tibio y manso. Pego
    mi oído a su corazón.
    Apenas late. Cómo
    puede ser tan pausado
    el corazón del tigre?.
    Entre él y yo no hay selva,
    tempestad ni miedo,
    ninguna distancia nos separa.
    Respira suave; huele
    cerezas el aliento
    de este animal que amo y cuido.
    Se mueve ahora; vuélvese
    al otro lado; no despierta,
    pero temo
    que el sueño acabe.
    No el del tigre, el mío.





    Reencarnación



    Como será si vuelves
    y yo también,
    sin que sepamos
    que fuimos ya; sin un indicio.
    Ser otra vez, sin más destino
    que encontrarnos así,
    como si nunca.

    Quiero llegar a ti y que tú vengas
    en despacioso viaje, como
    tú sólo sabes.
    No tener más destino
    que el de siempre.
    Asombrarnos los dos.

    No importa que paguemos
    deudas que no sabemos cuales fueron,
    pero que vuelvas
    y venga y, para estar juntos,
    queriéndonos, mientras
    se hace palabras sobre mi piel
    aquel asombro tuyo al descubrirme;
    yo, asombrada también.
    Que me concedas lo que ya me diste,
    que nuevamente
    me prometas lo que sí cumpliste.




    Morirse es malo



    Lo malo de la muerte es ese llanto,
    no el de los que se quedan;
    a esos, la misma vida
    les devuelve la risa poco a poco.
    Hablo de los que parten.
    Yo pude ver en sueños
    lo malo que es morirse.
    Te la pasas llorando todo ese tiempo,
    todos cruzan llorando por tu lado,
    nadie da consuelo
    porque nadie lo tiene,
    y pasamos sin ver a los que amamos
    y ellos igual... sin vernos.
    Nada de bienvenidas,
    no se hacen preguntas;
    la palabra es el llanto.
    Llegas
    a ese lugar que no se sabe donde
    queda ni lo que es,
    ligera, como en vuelo,
    sin venir de algún sitio
    ni andar a otro,
    ni estarse en paz.
    Llorando.
    Así es la muerte:
    sin besos, sin abrazos,
    sin odio, sin amarse,
    llorando todo el tiempo.




    Primera vez ante un espejo


    (viendo una cabeza terracota de mil años, excavada en Ifé)

    ¿Dice alguien que no es
    mi rostro este que veo?
    ¿Que no soy yo, ante el espejo
    más limpio reconociéndome?
    O.... ¿Es que vuelvo a nacer?
    Esta que miro
    soy yo, mil años antes o más,
    reclamo ese derecho.
    Mi mano va
    desde ese rostro al mío
    que es uno solo y de las dos,
    asciende, palpa
    el mentón purísimo,
    la espaciosa boca. Sí,
    con mucho espacio, así que un solo beso
    de ella basta
    para pedir la bendición al viento,
    la tierra, el fuego y la llovizna.
    Ahora toca mi mano la nariz.
    De un lado a otro va sobre ese rostro
    de las dos. Esa nariz... mi dios; en la pradera
    para mí sola, esa que llaman Universo,
    en la que ando a mi albedrío,
    atrapa olores.
    Olor a fuego, a tempestad,
    a tierra y agua juntos,
    olor de amor, de vida inacabable
    entra por ella; es
    el total alimento de mi sangre.
    Mi mano, al fin, a lo más alto
    de ambos rostros llega:
    los pómulos, la frente, baja
    un poco nada más hasta los ojos
    que yo miro y me ven.
    Ojos tremendos
    en los que apaga y aviva sus fuegos la tristeza.
    Soy yo. Espejo o renacida.












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    Mensaje por Maria Lua Miér 10 Jul 2024, 17:25

    Leymen Pérez (Cuba)




    Leymen Pérez Nació en la ciudad de Matanzas en 1976. Es poeta, editor e investigador. Ha publicado los libros: Números del escombro, 2002; Pared con grabado de Pollock (Premio Nacional “José María Heredia”, 2004); Circo artesanal (Premio Provincial de la AHS “Eliécer Lazo” y Premio Nacional Poesía de Primavera 2004); Hendiduras, 2005; Tallador de ruidos, 2005; Transiciones (Premio Nacional Hermanos Loynaz, 2005); Corrientes coloniales (Premio Calendario 2006). Ha obtenido premios nacionales, entre los que se destacan: Premio Especial José María Heredia 2003; Premio Regino Pedroso 2004; Premio Cauce (Uneac) 2004 y 2006; Premio Poesía de Primavera 2004; Beca de Creación Prometeo del Premio de Poesía de La Gaceta de Cuba 2006 y 2009; Premio José Jacinto Milanés 2006 (Uneac); Premio Calendario 2006.
    “... En el fondo, la palabra es el mismo ser. El impulso de trasmitir el dolor del otro sin sentirlo como propio es uno de los actos más indecorosos que se puede asumir. Sin embargo, edificar una obra honesta y profunda, dejando la vida en el fondo de cada poema es uno de los caminos, una de las metas de todo artista. Para “mantener una subjetividad permanente” –como dijo el notable intelectual cubano José Martí, sería necesario estar poeta y no creer que lo somos todo el tiempo. Estar poeta significa tocar ese espacio imaginario entre el significante y el significado, el todo y la nada, lo grotesco y lo hermoso. El poeta es el ser que más resurrecciones alcanza mientras lucha por trasladar la conciencia del mundo sensible al mundo de la fantasía y se le exige ser preciso en su expresión de lo impreciso, porque está atrapado en sí mismo y solo su alma deja unas cuantas luces en toda una vida dedicada al arte”.


    *********************



    Soleada cáscara




    Cuba, soleada cáscara.

    En una semilla rompiéndose
    por dentro vivimos, hilando
    el dolor de los gajos
    con el dolor de los frutos
    dormidos, sin sueños ni paisajes
    que abracen a los restos.

    Cuba, hay otro mundo mejor.

    Separado del cuerpo
    comienzas a comprenderlo.
    Separado del cuerpo
    no hay tejidos enfermos,
    no hay átomos asfixiados
    de tanto impulso,
    auras, espigas, hebras,
    agujeros negros que
    te hayan creado.
    Nada hay que trasmutar.
    Somos parte del vacío
    al mismo tiempo que
    somos parte del todo
    como ciegas olas que trae
    el silencio hasta el interior
    de un falso paraíso.
    ¿Somos energía y vibración
    o sepultura de imágenes?

    Cuba, soleada cáscara.

    Cerrada con la voz del bosque
    que vibra dentro de cada semilla,
    cerrada como una lenta raíz
    que no siente al tallo contraerse.





    El cortador de naturalezas

    Me siembro
    por dentro y me arranco
    por fuera. ¿Sobre qué van a apoyarse
    las manos? ¿Qué se deshoja
    entre el sol que ha plantado Olga
    y las costuras del silencio?
    Hilo soy (naciendo). Tierra soy
    (rompiéndome la aspereza).
    Dos o tres encarnaciones
    tengo en los ojos. ¿Cuántas capas
    de tela necesita el cortador
    de naturalezas? Ciego estuve
    (¿estoy?) mientras abro el cuerpo
    de una patria extraña
    donde también sale y se oculta la luz
    desde los mismos dolores.
    ¿Cuál es tu dolor, naturaleza?
    Léenos el tiempo que nos abraza
    la infertilidad de nuestras semillas
    y muda la cáscara
    el tronco que respira
    su propio vacío. Me arranco
    y me siembro por dentro.
    Una naturaleza abierta
    es mi dolor. Aprendo
    a golpes de tijera
    como el cortador
    que también es cortado
    en grandes y pequeñas vidas.






    Albañales fatigas

    Albañales fatigas, sombras
    almacenadas con cuidado
    para que podamos contemplarlas,
    respirarlas, muerte tras muerte,
    nacimiento tras nacimiento, vacío
    tras vacío. Nada queda
    por destruir. Todo se
    amontona sobre el cadáver
    que nos examina.

    No hay cosedores de tejidos
    que rehagan la piel, la voz
    del caimán acostumbrado
    al sol y a la playa donde
    reposan los que se llevan
    miel a los labios y oro a la boca.

    En los ojos de los políticos
    he visto el abismo, el miedo de
    la madre naturaleza a remover
    la naturaleza donde duermen
    sus muertos ilustres y los
    que nos hicieron creer
    agua limpia que ya no limpia
    los huesos.

    El gusano también se cansa
    de tu angustiada carne.







    Tierra muerta

    Desde que el aborigen enterraba a su cemí
    y el colonizador su crucifijo

    desde que el criollo enterraba a su criolla

    desde que el revolucionario se enterraba
    –cabeza abajo–

    tierra muerta es la tierra que crece
    en las mutiladas manos
    que reman surco adentro
    contra la tierra

    tierra hay en la lenta sangre de la patria
    alta y baja
    árida y semiárida
    blanca o negra según leemos
    en los altos racimos
    o en las raíces vencidas

    tierra muerta hay en la muerta sangre
    de los hombres de la independencia
    que ya no pueden reencarnar

    en las rápidas semillas de las sombras
    y en el lenguaje que se abre
    como una herida
    en el fruto que se compra
    y vende, en las hordas cubanas,

    dentro de la naturaleza que pasa
    por La Florida y desembarca
    en La Habana hay tierra muerta

    sobre mis ojos, los ojos de mi padre.








    Las vacías sucesiones

    Mi sombra se ha ido quedando en los quirófanos,
    entre la mirada fija de otras sombras
    y la escasa luz que nadie ve
    en las mutilaciones.

    ¿De qué restos venimos?, ¿hacia dónde van los soles
    que no pudieron respirar?

    Hay buenos animales que
    se desollan a sí mismos
    durante varias resurrecciones
    y otros se dejan raspar los huesos
    por su propia familia.

    Mi sombra se ha ido quedando sin tierra
    sin morral o espacios vacíos.
    Los restos tienen la misma deformación
    el mismo lenguaje de sangre
    que acomoda a rígidas naturalezas.

    Mi sombra se ha ido quedando sin sombras.








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    Mensaje por Maria Lua Jue 11 Jul 2024, 16:37


    Antonio Armenteros Álvarez (Cuba)



    Antonio Armenteros Álvarez nació en Ciudad Habana, Cuba, en 1963. Poeta, narrador y crítico literario. Ha publicado cinco poemarios: Nastraienie, 2000; La Caída, 2000; Los Estados Crepusculares, 2002; Casa Québec, 2002; La Cortadura y el Signo, 2003 y el libro de relatos País que no era, 2005. Ha colaborado en diversas publicaciones culturales, entre ellas: El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba y Casa de Las Américas, y ha obtenido varios reconocimientos, entre ellos, Premio Pinos Nuevos, 1999 y Premio Razón de Ser 2003, auspiciado por la Fundación Alejo Carpentier.

    Afirma Enrique Saínz, refiriéndose a su obra La cortadura y el signo, “…Lo primero que yo subrayaría en una definición de este poemario es la voluntad de ruptura con las poéticas que lo anteceden, esa voluntad de desestructurar el discurso y de entretejer la historia del poeta en esa superposición de planos que integrando los textos. Siempre que volvemos a estas páginas tenemos la misma experiencia: los hechos y los objetos, las memorias y los diálogos, la mirada y los espacios, todo se deshace y se entremezcla, se deshace porque sus estructuras convencionales no subsisten en las palabras de este libro, sino que las percibimos como fragmentos rotos, desarticulados, disfuncionales; decimos que al mismo tiempo se entremezclan porque esos fragmentos se van integrando con otros igualmente separados de sus estructuras originarias, y forman entonces otras imágenes de la realidad. Me satisface sobremanera ese modo de decirnos y de ver, sin complacencias ni bellezas aparentes, sino revelándonos nuevas interrelaciones y significados de los objetos y sus posibles lecturas. Esta poesía me parece radicalmente auténtica, en perenne búsqueda de un sentido último de la realidad, aunque el poeta pretendiese desentenderse de metafísicas y de cualquier propósito sublimante. Hay en estos poemas, al menos yo lo siento así, una inquietante desazón, una como lucidez de la insuficiencia de la imagen del mundo que el poeta contempla y nos comunica en sus entregas. No estamos ante una poesía de complacencias ni de cánticos, de relatos hermosos o historias de amor, sino ante hechos hirientes y desgarradores, a veces trocados de una extraña plenitud y otras de una desesperanza que suponemos imposible de redimir. Yo diría que este libro alcanza una sabiduría diferente de la que tradicionalmente hemos conocido como tal, una sabiduría que más nos enseña las diferencias y los alcances de esta poética en su diálogo con la realidad y que nos abre a un conocimiento ilimitado, distinto al que nos tenían acostumbrados otros poetas cubanos. Cierta actitud vanguardista está en el centro mismo de La cortadura y el signo, cierta rebelión de la palabra porque quiere conducirnos a otros espacios y otras esperanzas. Todo es diferente en este poemario, en primer lugar en el tono de los textos, en su fuerza y en lo que podríamos llamar su sobreescritura, la escritura sobre los objetos del mundo real, signo sobre signo. Con este poemario de Armenteros estamos ante una propuesta de lectura antes que de una interpretación del mundo...”




    ***************

    MATERIAL SÓLIDO


    A Eva (Embil es también un sitio grande y pequeño).

    Hoy he comprendido que de nada vale,

    calcular con esa minuciosidad enfermiza

    los instantes que nos acercan o alejan del vacío.

    Cuando los gritos retumbaron por el edificio,

    supe que el salto inevitable

    en su propia perfección

    se había producido.






    MÁSCARAS AFRICANAS
    1

    De lejos como máscaras africanas nos vemos

    en esta ciudad, en la fijeza áspera de su representación.

    Afuera se arremolinan los excesos, nos compadecen...

    Cuando te admiraba dormir como naturaleza imprecisa,

    mientras dormías, salté el marco de madera.

    2

    Ella penetró las ciencias astutas del espíritu

    yo iniciaba este proceso lento / virtuoso hasta el suicidio.

    Se lo explicaba en la orilla báltica:

    "Tener que separarnos, alzar muros / profundidades".

    Pedía que no la atormentase más,

    --desde sus ojos-

    con un efecto (tan) devastador.

    3

    Octubre otoñal en su baño de sangre.

    Las víctimas coaguladas de miedo.

    Por no gritar, por no... -envejecer--.

    Esa eternidad que nos destina en la costumbre.

    Tal como relatan los judíos en las sagradas escrituras.

    Nos salvamos. Nos salva: La belleza fiel del sufrimiento.






    Plegarias contra el miedo


    Temo no ser el que querían.
    Madre me palmotea suavemente:
    "Pero hijo esa obsesión por las palabras".
    Cristo me ve ríe en toda su imagen
    alguna vez él y yo
    jugamos a des-clavarnos
    escupir frente a las cruces
    no ser infinitamente normales. Ahora temo que el reloj se quiebre
    la arena en mi cabeza estalle.
    Junto al mar se alza-mezcla la tarde veloz.
    De la fiebre surgió la música o viceversa
    hay figuras entre la sal y el hollín de la casa
    suplicando:
    "No mojes los huesos"
    de asegurar o imaginar que no giran
    no rotan estos diez mil ojos.
    Réquiem por esta noche de arenas movedizas
    donde ella finalmente no está:
    Y es el deseo mayor
    es sin carne (girando) aún
    hasta que razono.






    Balada inconclusa del hombre gentil


    "El diablo se ha metido en mi cabeza".

    Tal vez un aire solitario de Vivaldi
    sería la respuesta
    pero el hombre
    ocupa su lugar dentro del circo
    y juega decidido su poca suerte
    a los dados marcados de antemano.
    Apuesta su sonrisa a la moneda
    su voz en la moneda
    a la moneda todo el corazón
    hasta que el tedio
    sobre carta y jugador detiene la ruleta.






    La nada / nada prefigura

    Rogarle a la mano: "Por favor no ser mi mano".
    ¿Y si sucede?
    Me tornaré irreal como los personajes
    de mis versos.
    —Me encantaré con ellos.
    He practicado el ritual de los obedientes y nada.
    He practicado el ritual de los iletrados y nada.
    He practicado el error de los sin nada... y nadie.
    Como esas provincias que nada esperan enarbolo
    el alma.
    Rogarle a los nervios: "Por favor, no habitar
    jamás la mano".





    Máscaras africanas

    Ella penetró las ciencias astutas del espíritu
    yo iniciaba este proceso lento / virtuoso hasta el suicidio.

    Se lo explicaba en la orilla báltica:
    “Tener que separarnos, alzar muros / profundidades”.

    Pedía que no la atormentase más,
    -desde sus ojos-
    con un efecto (tan) devastador.










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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    Mensaje por Maria Lua Vie 12 Jul 2024, 14:45

    Yansy Sánchez Fernández (Cuba)


    Yansy Sánchez Fernández, nació el 31 de julio de 1981 en Cuba. Graduado de Letras en el 2008 por la Universidad de la Habana, donde también fungió como profesor hasta el 2017; no obstante, desde hace un año, se desempeña como profesor-investigador en el Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños José Antonio Portuondo (CESCA) de la Universidad de Oriente. Entre sus principales premios y publicaciones se encuentran: Premio Pinos Nuevos (poesía), 2005, con el libro Maldita sea, el cual fue editado por Letras Cubanas, en el 2006, Finalista en el premio de poesía La Gaceta de Cuba, 2007, Premio Beca de Creación de la Gaceta de Cuba (poesía), 2014, Premio Paco Mir (poesía), 2015, Premio Dador (poesía), 2016, Mención en La Gaceta de Cuba (poesía), 2017, Premio Beca Ciudad del Ché (poesía), 2017 y, más reciente, Premio La Gaceta de Cuba (poesía), 2018.

    Ha publicado además el libro Té para los barbaros (poesía), ed. Santiago, 2006. Figura en: la Revista de Poesía Cubana Amnios no. 2, antología Rosa Caribe, poesía de Venezuela y Cuba, ed. La Mancha, Venezuela, 2011, antología Distintos modos de evitar a un poeta: poesía cubana del siglo XXI, ed. El Quirófano, Colombia, 2012, revista literaria La Noria, no. 4 Santiago de Cuba, 2012, antología La calle de Rimbaud, ed. Aldabón, Matanzas, Cuba, 2013, revista La Gaceta de Cuba, 2014.


    ***************

    La tala


    La tala indiscriminada ha llegado hasta mí. Yo tenía en mi cabeza un árbol como tener la razón. Yo tenía la razón hasta que la tala indiscriminada me hizo perder la cabeza, perder el árbol que era mi razón de ser. Mi madre decía que no sembrara árboles en la cabeza, porque terminan por crecer y hacerse tan visibles, que alguien de seguro querría aventurase a derribarlos. “Los árboles hijo, se siembran en la tierra, como los hombres”; pero aquel era tan lindo, tanto lo celebraba, tanto, que fue creciendo, creciendo, hasta que se hizo extraordinario, y duro contra el árbol no se hizo esperar el talador, duro contra mi cabeza hasta que por fin cayó y fue grande mi ruina.





    Perro negro a plena luz


    En medio de la carretera, insalvable el perro insalvable, fracturas en la vertebral, mi ocurrencia reconstruía su cadáver. La masa informe aún sugiere animal voluptuoso. Qué pena para esos automóviles a gran velocidad que no lo hubieran visto qué pena; pero cómo justificar el topetazo, a plena luz, con toda esa anatomía sugiriendo el pare. Cualquiera, a la verdad, puede quedar en blanco unos segundos. El chofer quizás nunca quiso matar a un animal. El chofer, que aprende también por referencia, se impedía vengarse de un amigo. Le habrían dicho quizás: esto te arrancará la rabia mijo, sería para ti una limpieza, le habrían dicho. El chofer que aprende también por referencia, prefirió quedarse en blanco frente aquella aparición, el perro incólume en medio de la vía: su chivo expiatorio perplejo a plena luz, frente al claxon y las velocidades; el perro, que nunca aprendió por referencia, pagó su aprendizaje con la vida.





    El precio del alpiste


    En el Hotel Sevilla era la primera vez que yo veía pajaritos húngaros, quiero decir: gorriones. La jaula metálica, suspendida, favorecía la contemplación. De tan lejos, encerrados allí con todo el alpiste y algo de apetencia, los pájaros húngaros exploraban su contraste con otros pájaros, que ágiles, sagaces por el incierto, sustraían de los bordes de la jaula el alpiste. Torpes de gordura, apenas se enojaban, apenas disentían, quedaban absortos considerando el vuelo: aquel desplazamiento inadvertido; parecían reducidos a la envidia. Tras la reja, como dos cristos, permanecerían allí, tan quietos, con todos sus colores, admirando la opacidad del plumaje enemigo: los pájaros del parque que volverían después, supongo, con la misma insolencia, la misma presunción de creerse juntamente dignos e ignorar el precio del alpiste.





    Mala praxis


    Por alguna razón siempre asocié los kimonos a la guerra. De pequeño, en el justo momento de combate, me vestían de un ejemplar para principiantes. Conforme a mi destreza cambiarían sus colores, conforme a mi adicción, recalcaban, para el arte de golpear sobre el tatami. Nunca tuve un kimono color negro. Albergo desde entonces alguna frustración: “¡tú no sirves para esto, muchacho!” las palabras del maestro con su negro kimono restallante. La verdad, experimento cierta emoción, una secreta afinidad por los que van de negro hacia el combate, tan bellos. Me divorcia la emoción por los kimonos de los golpes recurrentes del maestro. Propinar contra el maestro un golpe y una linda margarita a los que van de negro hacia el tatami, tal vez así conciliaría; pero no pude. Dar contra el maestro un golpe no pude, frente a su negro kimono color negro no pude, frente a su amplio cabello rozando el cinturón: dojo o tatami, no podría. Por si acaso, sigo en guardia. El maestro del kimono color negro me golpea, donde no espero me golpea, descubre bajo la manga una sonrisa. En verdad, tiene razón el maestro, yo no sirvo para esto.





    Cuando los Rolling están pienso en ti


    Pensé que si le hablaba de los Rolling ella pudiera perdonarme. A la verdad, no me gusta ni el rock. Yo levanto pesas con cierta disciplina, con cierto instinto de supervivencia; pero mi novia es blanca y a ella le gusta el rock. Entre otras cosas, dice: es que somos diferentes, mijo. En el concierto de los Rolling yo debía aprender esas diferencias. Las mujeres que bailan rock todas se desnucan con su pelo. A la verdad que no me gusta, no pudiera entrar a mi edificio con esas murumacas, pero en los Rolling la recuerdo diferente, sería muy sincero si le hablara en ese instante que ellos cantan Satisfation, sería gentil con esos gordos que se lanzan, que hacían hardcore sobre mí como dijeron, porque los Rolling me recuerdan a mi novia, pudiera sacarlos de concierto a esos gordos, dos repeticiones con su peso: uno arriba, dos abajo y fuera, que vayan con su hardcore hacia otra parte; pero no: los Rolling me recuerdan a mi novia y sé que ella jamás pudiera perdonarme.





    El ermitaño


    Quien dice entre la soledad o entre los cerdos, por ejemplo, ¿un hombre encontrará lo semejante? ¿Olisqueando bajo fango y sobre el aire? Y el que dijo sobre el aire pudo decir también: el viento, o sobre un potro quizás, ¿un hombre encontrará? En la tristeza de un buey, ¿un hombre encontrará lo semejante? Lo que semeja ¿cómo lo asociará con la palabra? ¿Levantará con brío la cabeza? ¿Dará fuerte contra el suelo una patada? ¿Largará un bramido extenso? ¿Agitará su pequeño rabillo como se agita por pequeña una lombriz? Acostumbrado entre las bestias y la soledad, el hombre solo hará lo que conoce. Entre el bramido y la palabra una coz; entre la coz y la palabra una música; entre la música y la palabra, su cabeza. Los hombres de sociedad siempre lo cuestionarán; sin embargo, si aparecieras tú, ¿no entenderías con la palabra amor?, si aparecieras, ¿no entenderías lo que dice?










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    Mensaje por Maria Lua Sáb 13 Jul 2024, 15:12

    Caridad Atencio (Cuba)



    Caridad Atencio La Habana, Cuba, 1963. Poeta, ensayista e investigadora. Autora de media docena de libros y merecedora de varios premios y reconocimientos, entre ellos la Distinción por la Cultura Nacional, en su país. En 2015 recibió el Premio Nacional de Poesía de la Revista Gaceta de Cuba- Revista Prometeo. Autora de los poemarios: Los viles aislamientos, 1996; Los poemas desnudos, 1995; Umbrías, 1999; Los cursos imantados, 2000; Salinas para el potro, 2001; La Sucesión, 2004; La Sucesión, (poesía) Editorial Letras Cubanas, 2005; Notas a unas notas para L.A.; (poesía) Ediciones Unión, La Habana, 2005; Recepción de Versos sencillos: poesía del metatexto, (ensayo) Editorial Abril, La Habana, 2001; Génesis de la poesía de José Martí, (ensayo) Editorial del Centro de Estudios Martianos y Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, 2005; Circulaciones al libro póstumo, (ensayo) Premio Razón de Ser de la Fundación Alejo Carpentier en 2003, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2005; El mérito de una solicitud misteriosa: De algunos poetas románticos mexicanos en Martí, (ensayo), Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, 2005; Un espacio de pugna estética, (ensayo) Ediciones Matanzas, Matanzas, 2006; Además, obras suyas aparecieron en la antología Álbum de poetisas cubanas, con prólogo y selección de Mirta Yáñez. Publica regularmente en revistas literarias cubanas, y de Estados Unidos, España y México.

    Ha publicado en revistas de Cuba, Estados Unidos, España y México. Fue incluida en el Álbum de Poetisas Cubanas, prólogo y muestra poética de Mirta Yánez. Miembro del Consejo Científico del Centro de Estudios Martianos.



    *************


    Vestida y sin rostro
    le estaba torciendo el cuello a mi niño.
    Una puñalada en la boca
    con los dedos abiertos sobre los ojos,
    aunque las venas se salen de mis manos.

    "Oí tu voz llamándote a ti mismo".
    Vi vasijas de sólido llenándose de agua.
    Y lo pesado se fue al fondo
    convirtiendo su vuelo en un crujido.

    Comiendo por la partidura
    los esclavos no sienten horror.

    El carácter está perforado.



    El vientre que gotea como un ojo se escuda en un abismo.
    Ya volverán por mí, me falta una obsesión.
    Rozaba los objetos del insomnio,
    el gesto zigzagueante en la antesala.

    Sé que le presto sangre al lado muerto.

    Clavada en mi señal yo recupero el mundo,

    sobredivido la permanencia íntima.

    El estupor refleja el fondo de la noche,

    La crueldad con que una nube tapa la luna.



    Con una cuchilla raspan tu identidad. La idea se mueve como hierro desaceitado. Descubres una voz a tu nombre, "en medio del más delicado baño de sangre" un secreto dentro de un secreto. Ahora soy un peso, un árbol trasplantado. De un golpe acaricio mi cráneo. Del espíritu las puertas de metal cerraron bruscamente, tragando vibración, cada segundo.

    ***



    La le gis en el texto
    Un problema de fondo, de sustrato vacío o conjurado. Un asunto de espejo sin espejo, un segmento del agua y la figura. Zona de ventisca. ¿Qué hace al otro valerse del escriba?, ¿sostenerlo y moverlo, al son de la propia osadía que ha creado? Un líquido disparo en pugnas con la lógica: ¿El sostén de aguas pútridas?, ¿nitidez sumergida de la fuente?

    Hay que sorber el limo, la hinchazón del cadáver. Hay que guardar las huellas del desgaste cuando acuda el peso de la transparencia.

    De Los cursos imantados



    Querida:
    He sabido serena de su muerte. La más delgada, la más alta de las hermanas. En apariencia la menos agraciada. La única que para unirse tomó un hombre casado que casi le doblaba en edad, cuando apenas había tiempo para aquello: En su pueblo hacía la zafra, mientras las vacaciones eran para sus hijos y su esposa acá en La Habana. Pervivían en paz aquellas dos familias, hasta que el tiempo le dio el marido eterno. Una muerte, un dolor, una herradura que arrancaban.
    Una vez cada año íbamos donde ella. Si guardaba el gesto tutelar. Su ropa sucia, sus uñas, tiznadas del fogón, pero siempre la comida a su hora y el café claro. Cuando murió el abuelo, al que siempre fue la única que cuidó, llegaron de otras urbes sus hermanas, bien tenaces, a rifarse la cadena y su reloj de oro. Si alguien se casaba o se operaba, era ella quien cuidaba a los niños. Fue el alma de sus hijos hasta que partieron. Una hacia afuera, otro perdidamente para dentro de sí. Le quedaba la casa. Hasta que la casa de guano y de madera comenzó a derribarle. Como sus tablas, se averiaban sus piernas, sus deseos. Nunca quiso mudarse de aquel sitio vastísimo por el que todos los nuestros habían pasado, y como tal era el encaje oscuro de lo que no existía. Mi permanencia y mi recuerdo eran una explanada para su sacrificio. *

    De El libro de los sentidos

    * Para Lila, Andrea Mendoza (30 de noviembre de 1928-23 de abril de 2005)



    Atencio: Podrías haber escrito cualquier otra cosa a la que aquí has escrito. Y siempre dirías lo mismo. TODO ES LO MISMO. Todo es posición mental, capacidad de moverse de un estado a otro, de una condición a otra, de un modo a otro. Hay algo que escribió un tal Foucault: «Hasta dónde se puede pensar de otro modo al que pensamos […]». Todo esto me viene leyendo LOS CURSOS: me reafirmo: existe un gran aburrimiento, un modo cegato de representar la realidad: toda: la íntima, la inmediata a nuestra intimidad; la realidad que nos refieren y depositan de nuestra propia realidad y del «MUNDO»: * sin duda esta última nos coacciona, nos (auto)censura — entonces nos ocultamos en los juegos infinitos del intelecto. No veo ni bien ni mal LOS CURSOS… veo lo que representa.
    Ahora mismo una pregunta general: ¿Hasta cuándo la representación? PREGUNTA RESPUESTA; PREGUNTA RESPUESTA
    Y otra más para terminar:
    —ATENCIO (N!!) ¿Por qué insistes en publicar tu gran libro por partes??? (¿pregunta inútil porque trae consigo la respuesta?)
    Porque LOS CURSOS me abren para decir decir decir(te), pero siento que ya estoy y estaría diciendo de otro modo lo SUBRAYADO EN UN LIBRO DE NIETZSCHE… y por ahí para allá hasta LLEVO EL GANCHO DE CARNICERO —HUIDIZO Y FEROZ— GRAVITANDO…

    Parece que ¿todo está imantado?

    16 de noviembre de 2001
    Escambray


    * EL MUNDO TRANSMITE AL HOMBRE DE UNA MANERA ENFERMIZA SU HUELLA DE VASTEDAD

    De El libro de los sentidos



    Cada uno de nosotros proyectaba la imagen del país en límites pendientes. Un extremo nos marca. La ignorancia también nos hunde la imaginación. A dónde vamos, sosteniendo ridículamente el rastro de una punta. La magnitud raída ascenderá. Cómo adentrar el diente en la otra carne cuando aprietas tus labios con horror.

    De La sucesión




    Un gran cuchillo sobre el que cae continuamente el pecho, eso es la sucesión. Penetraban en lo amargo con miedo. Con las facciones propias al hueco de la identidad. ¿Quién es capaz de aquietar lo turbio, cuando ello se aclara con lentitud? «La bisagra alimenta los horrores.» Va muda la procesión de vulnerados. Como el tiempo por dentro de un castillo, soy un grito cuajado en sus cerebros.

    De La sucesión










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    Mensaje por Maria Lua Dom 14 Jul 2024, 11:48

    Affonso Romano de Santana (Brasil)


    Por: Affonso Romano de Santana
    Traductor: John Galán Casanova / Felipe de Jesús Hernández

    Traducciónes de John Galán Casanova


    Elogio del cuerpo




    Los hay más diestros, lo sé.
    Pero con éste
    corto a tiempo el gesto oculto,
    asalto la noche, cruzo las horas
    y huyo galopando en potros verdes.

    Los hay más fuertes, lo siento.
    Pero con éste
    ataco, esquivo y agredo
    como puedo.
    Con éste parto para el combate
    y con él retorno
    –si pierdo.

    Los hay más amados, me dicen.
    Pero éste sabe dónde, y sabe cómo, y sabe cuándo
    y nunca contaría
    lo que oye y siente,
    cuando en sus lechos se entreabren otros cuerpos
    con secretos repentinos,
    floraciones de ataque y paz.

    Los hay más bellos, los veo,
    en los tonos del bronce
    y en el esplendor de mil calzadas.
    Pero éste me calza como guante
    y lo hundo entero en los abrazos
    y lo retiro intacto del espejo.

    Los hay mejores en todo, ya lo sé.
    Pero es de éste que me sirvo,
    es éste el que me dieron,
    éste el que alimento,
    con éste como, beso y fructifico
    y es con éste que fecundo mi propia muerte.



    Noticias montadas en la tv




    1. Siento meter mi mano en vuestra sangre
    para sacar poemas, pero
    seis mil antílopes están siendo abaleados en Yellowstone
    y ensucian mi cena.

    Helicópteros y tractores los siguen por la nieve
    –un antílope es demasiado oscuro si el fondo es
    blanco.
    Antílopes y hélices,
    rifle y cuerno,
    pata y bala.
    Todo es deporte.
    Giants versus Dodgers,
    Bruins versus Trojans,
    bicicleta contra tanques,
    trampa de liebre contra Napalms.

    (Dijo el gobernador del Estado de Wyoming que
    sufre al verlos abatidos en lucha desigual, sin
    escapatoria.

    Y el guardia forestal: I’m really sorry, pues nuestra
    tarea sería protegerlos. Pero habrá carne y pieles
    para los indios.)

    2. En Vietnam no corren antílopes.
    Pero, si corrieran, tendrían que morir:
    seis mil en una semana
    y más aún en la estación de lluvias.

    ¿Cómo se escondería un vietílope
    en el blanco sobre blanco?

    ¿Cómo se defendería en este paisaje
    sin los colores de la tecnocracia?

    Un vietílope corriendo en plena nieve
    es más visible cuanto más sucia es la bala.
    Los vietílopes hacen túneles
    así las bombas de gas penetren por detrás,
    se sumergen respirando por bambúes,
    pero bulldozers sedientos secan los pantanos.

    –Hay demasiados antílopes en esta área,
    es preciso diezmarlos.
    –Guerreamos porque queremos paz.
    –Si no los liquidamos
    en breve invadirán nuestros jardines.

    No obstante, el vietílope, confundido en su edad dorada,
    sustraído de su ley natural,
    continúa gestando futuras muertes en los periódicos.

    Tiro al blanco,
    tiro al palomo,
    tiro al platillo.
    –¡My gosh! ¡Cómo son veloces!
    –¡Mi reino por un vietílope!

    3. Plagas existen siempre.
    Es imposible diezmarlas
    por más clorox, ajax, solvex
    que arrojemos sobre las tierras baldías.
    Hoy, antílopes.
    Ayer, carneros en Argentina,
    canguros en Australia,
    papagayos en el Brasil colonial.

    Un día,
    tortugas en la Amazonia





    Epitafio del siglo XX (Fragmento)



    1. Aquí yace un siglo donde hubo dos guerras mundiales y miles de otras pequeñas e igualmente bestiales.

    3. Aquí yace un siglo que casi se desvaneció en la nube atómica. Salváronlo la casualidad y los pacifistas con su homeopática actitud -nuez vómica.

    4. Aquí yace un siglo que un muro dividió Un siglo de concreto armado, canceroso, drogado, contaminado que en fin sobrevivió a las bacterias que parió.

    5. Aquí yace un siglo que se abismó con las estrellas en las pantallas y que el suicidio de supernovas contempló. Un siglo filmado que el vient se llevó.

    6. Aquí yace un siglo semiótico y despótico que se pensó dialéctico y fue patético y aidético. Un siglo que decretó la muerte de Dios la muerte de la historia la muerte del hombre en que se pisó la luna y se murió de hambre.

    Traducción: Felipe de Jesús Hernández







    Affonso Romano de Santana. (Brasil, 1937). Poeta, ensayista, cronista. Varias veces ha ganado el Premio Nacional de Poesía en su país. Algunos de sus libros de poesía son: Poesía y palabra (1965), Poesía sobre poesía (1975), ¿Qué país es éste? (1980), La catedral de Colonia y otros poemas (1985), La poesía posible (1987) y Al lado izquierdo de mi pecho (1993).




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    Mensaje por Maria Lua Dom 14 Jul 2024, 11:51

    Thiago de Mello, Brasil



    Por: Thiago de Mello
    Traductor: Mario Benedetti / Arturo Corcuera




    .
    LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE



    Artículo 1.
    Queda decretado que ahora vale la vida,
    que ahora vale la verdad,
    y que de manos dadas
    trabajaremos todos por la vida verdadera.

    Artículo 2.
    Queda decretado que todos los dlas de la semana,
    inclusive los martes más grises,
    tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

    Artículo 3.
    Queda decretado que, a partir de este instante,
    habrá girasoles en todas las ventanas,
    que los girasoles tendrán derecho
    a abrirse dentro de la sombra;
    y que las ventanas deben permanecer el día entero
    abiertas para el verde donde crece la esperanza.

    Artículo 4.
    Queda decretado que el hombre
    no precisará nunca más
    dudar del hombre.
    Que el hombre confiará en el hombre
    como la palmera confía en el viento,
    como el viento confía en el aire,
    como el aire confía en el campo azul del cielo.



    Parágrafo único:
    El hombre confiará en el hombre
    como un niño confía en otro niño.

    Artículo 5.
    Queda decretado que los hombres
    están libres del yugo de la mentira.
    Nunca más será preciso usar
    la coraza del silencio
    ni la armadura de las palabras.
    El hombre se sentará en la mesa
    con la mirada limpia
    porque la verdad pasará a ser servida
    antes del postre.

    Artículo 6.
    Queda establecida, durante diez siglos,
    la práctica soñada por el profeta Isaías,
    y el lobo y el cordero pastarán juntos
    y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.

    Artículo 7.
    Por decreto irrevocable
    queda establecido
    el reinado permanente
    de la justicia y de la claridad.
    Y la alegría será una bandera generosa
    para siempre enarbolada
    en el alma del pueblo.

    Artículo 8.
    Queda decretado que el mayor dolor
    siempre fue y será siempre
    no poder dar amor a quien se ama,
    sabiendo que es el agua
    quien da a la planta el milagro de la flor.

    Artículo 9.
    Queda permitido que el pan de cada día
    tenga en el hombre la señal de su sudor.
    Pero que sobre todo tenga siempre
    el caliente sabor de la ternura.

    Artículo 10.
    Queda permitido a cualquier persona,
    a cualquier hora de la vida,
    el uso del traje blanco.

    Artículo 11.
    Queda decretado, por definición,
    que el hombre es un animal que ama
    y que por eso es bello,
    mucho más bello que la estrella de la mañana.

    Artículo 12.
    Decrétase que nada estará obligado ni prohibido.
    Todo será permitido.
    Inclusive jugar con los rinocerontes
    y caminar por las tardes
    con una inmensa begonia en la solapa.

    Parágrafo único:
    Sólo una cosa queda prohibida:
    amar sin amor.

    Artículo 13
    Queda decretado que el dinero
    no podrá nunca más comprar
    el sol
    de las mañanas venideras.
    Expulsado del gran baúl del miedo,
    el dinero se transformará en una espada fraternal
    para defender el derecho de cantar
    y la fiesta del dia que llegó.

    Artículo final.
    Queda prohibido el uso de la palabra libertad,
    la cual será suprimida de los diccionarios
    y del pantano engañoso de las bocas.
    A partir de este instante
    la libertad será algo vivo y transparente,
    como un fuego o un río,
    o como la semilla del trigo,
    y su morada será siempre
    el corazón del hombre.




    Santiago de Chile, 1964.
    Traducción de Pablo Neruda.






    MADRUGADA CAMPESINA


    Madrugada campesina
    aún oscurece en la tierra:
    pero es preciso plantar.
    Pasó su noche, la noche,
    la mañana va a llegar.

    Ya no vale la canción
    hecha de miedo y remedo
    para engañar soledad.
    Ahora vale la verdad
    cantada simple y por siempre
    ahora vale la alegría
    que se construye de día
    hecha de lucha y de pan.

    Siento en el aire que vienen
    tiempos de trigo maduro.
    Va a ser tiempo de segar.
    Ya aparecen los prodigios:
    lluvia azul en el maizal,
    estalla el frijol en flor,
    nueva leche va manando
    de mi lejos seringal*.

    Ya es casi tiempo de amor.
    Del suelo recojo el sol,



    * Bosque o conjunto de seringueiras, árbores típicos del nordeste brasileño. (Nota del revisor).





    CANTIGA DE CLARIDAD


    Campesino, plantas el grano
    en lo oscuro —y nace un albor.
    Quiero llamarte hermano.

    De noche, comiendo pan,
    siento el gusto de esa aurora
    que te despunta en la mano.

    Haces de sombras un haz
    de luz para multitudes.
    Un compañero tan claro
    que vive en la oscuridad.

    Y mientras no llegue el día
    en que la tierra sea un reino
    de trabajo y de alegría,
    cantando juntos, alcemos
    armas de amor activas.
    La rosa ya se hace llama
    al hilo del corazón.

    Campesino, plantas el grano
    en lo oscuro —y nace el alba.
    Quiero llamarte hermano.




    Traducción de Enrique Lihn.





    SONETO DE LA PLAZA DESTERRADA

    Cierta noche de abril estuve cerca
    del pueblo erguido en esperanza y canto.
    Antes nunca jamás mi pecho cierto
    de la alegría estuvo, pero el llanto

    fue el que bajó, arando en el desierto
    de la plaza burlada. Fue mi espanto
    menos el ver el corazón cubierto
    por el miedo feroz, de torvo manto,

    que el descubrir que nadie amar sabía,
    como se ama la rosa enamorada,
    a la patria pronto degradada.

    Ver que nadie en la calle una canción
    de amor cantó llamando a rebeldía,
    a construir con sangre la alegría.



    Traduccíon de Enrique Lihn.





    MEDITACIÓN EN REINO DE LA PANTERA AZUL


    Viene de pronto, nunca viene
    cuando se presiente su llegada.
    Llega y es tarde ya y en todo es tarde.
    Nunca se muestra entera. Pero es hembra.
    Es necesario esperar y seguir siendo
    hasta que olfatea
    lo que guardas al fondo de tu nombre.
    Pero no vale su precio, ni la sórdida
    moneda que te exige: nada quiere.
    Marcha a tu lado, del que no se aparta,
    agazapada en pliegues de la ropa,
    le encantan la nuca y los cabellos.
    Inmóviles sus manos posadas en los hombros
    que nada sienten pero saben: sufren
    tanto o más que brasas.
    Es igual
    a lo que fuera antaño, a lo que fue
    en tu jardín una semana antigua.
    La víspera parece tan remota
    que llega a ser penoso recordarla.
    La casa se convierte en selva densa,
    hay secretos desvanes nunca vistos
    que nos llaman con tibios terciopelos
    enseñándonos cantos amorosos
    que no saben jamás por qué callaron.
    Si te llama a la lucha traicionera,
    todo se cubre de ceniza y polvo.
    No hay nada pegajoso a no ser los contactos
    inesperados como mariposas
    que bajan devastando soledades.

    El sol de la más vieja primavera
    quema tu sangre, estalla en la garganta
    que, desde hace cien noches, no dominas
    y hay sequedad en tus encías.

    deslumbradas surgen las rodillas

    que van dejando ver colores curvos
    casi a los costados de los muslos.
    nada más. El cielo es lo que falta.
    Toda azul te acecha la pantera
    como si no te conociera —y canta.
    De súbito las cosas huecas crujen
    y en el más trivial acto de la vida
    cifras un interés total: el sortilegio
    es terrible y fugaz, porque te ofrece
    en un brote de luz la certidumbre
    de la inutilidad feroz y fría
    de la prenda que te iba seduciendo.

    Es ahí cuando, cada cosa, y todas,
    incluso la pared, el calendario,
    y hasta el cuchillo junto al velador,
    los grandes sentimientos, las palabras
    altisonantes y los compromisos
    como agua pasan, pasan como un rio
    de aguas espesas que no corren nunca,
    de una espuma podrida recubiertas.

    Con todo, luce flores en sus flancos
    y distracciones que permiten pájaros,
    con ese ardor húmedo de macho,
    que ella no deja alzarse de los sótanos
    en los cuales contigo se oculta
    sabiendo que le cabe la tiniebla.
    Y en su reino luminoso clavas
    tus huecas raíces de silencio
    que se hunden cantando en la tierra.




    Santiago de Chile, 1963.
    Traducción de Enrique Lihn





    COMO UN RIO


    Ser, como un río, capaz
    de llevar por su cuenta
    a la canoa que se cansa
    de servir de camino
    para la esperanza.
    Y de lavar al límpido
    la pena de la mancha,
    como el río que lleva
    y lava.
    Crecer para entregar
    en la distancia callada
    un poder de canción,
    como el río descifra
    el secreto de la tierra.

    Sí el tiempo es de descender,
    retener el don de la fuerza
    sin dejar de seguir.
    Desaparecer incluso
    para, subterráneo,
    aprender a volver
    y cumplir en el trayecto
    el oficio de amar.

    Como un río aceptar
    esas súbitas olas
    hechas de impuras aguas
    que traen a flote la verdad
    oculta en las profundidades.
    Como un río, que nace
    de otros, saber seguir
    siendo junto con otros
    y en otros prolongándose
    y construir el encuentro
    con las grandes aguas
    del océano infinito.




    Barreirinha, Amazonas, 1978.
    Traducción de Adán Méndez.





    HACE TIEMPO QUE ESCOGÍ

    La luz que me abrió los ojos
    para los desheredados
    y heridos de la injusticia
    no me permite cerrarlos
    nunca más, en tanto vivo.

    Sea por asco o fatiga
    me dispongo a no ver más
    y aun cuando el miedo acosa
    mis ojos, me es imposible
    dejar de ver. La verdad
    me ha tocado con su lámina
    de amor el centro del ser.
    No se trata de escoger
    entre ceguera y traición.
    Pero si entre ver y hacer
    de cuenta que nada vi
    o hablar del dolor que veo
    y ayudarlo a tener fin,
    ya hace tiempo que escogí.




    Rio de Janeiro, 1981.
    Traducción de Mario Benedetti.





    LA LUZ QUE ALUCINA


    Mi hijo se murió de madrugada.
    Él era un girasol, así de rojo,
    como un caballo siempre de perfil,
    un avestruz con odio hacia la arena,
    un tulipán helado en el volcán.
    Temía convertirse en compañero,
    llena de espinas lilas la garganta
    y anochecía con la voluntad
    de romper el secreto en los cristales.
    Pero era un ruiseñor si la mañana
    llegaba en las laderas de la sierra
    cubiertas por un musgo imperdonable.
    Mi hijo yace muerto aquí a mi lado:
    las estrellas que crecen en sus ojos
    iluminan mis yerros más antiguos.
    Pero de su tobillo se alza un canto
    que me apacigua, porque muestra clavos
    que le fueron hundidos por las aguas
    que navegamos ciegos y abrazados
    cual se abrazan los pájaros que huyen.

    Ayer crucé con tres rinocerontes.
    Con florido unicornio me llamaban
    por el nombre que tuve cuando niño.
    Mordidos por los pájaros nocturnos,
    con pupilas de asombro me pedían
    que con ellos me fuera antes del alba
    hacia el sitio en que nacen las estrellas,
    en tanto iban hundiéndose en el lodo
    cubierto de amatistas y de garzas.
    Quiero perderme, mas antes que se hundan,
    que me dejen la piel, la piel les pido
    que en carne viva sigan por el fango,
    que me la dejen para que proteja
    lo que aún queda en mi pecho de la infancia.



    Rio Andirá Amazonas, 1980.
    Traducción de Mario Benedetti.



    FELIZ, INSOPORTABLEMENTE


    De a poco la luz pierde el resplandor.
    A sangre sabe el río y no lo sabe nadie.
    Esta es la última oportunidad de verme
    por primera vez entero: cara a cara.
    (Siempre quise morir
    antes de verme como soy).
    Prefiero simplificar. Entonces ¿por qué dudo
    en revelar las oscuras aguas
    que me recorren, esas en donde habitan
    peces cenicientos, sordos, que me conocen?
    El peor pecado del hombre
    es no ser feliz. (El juicio es de Borges,
    que era ciego pero descubrió la rosa
    encendida en el corazón de una mujer).

    Pude ver el fondo de un lago de esmeraldas.
    Fui insoportablemente feliz.
    Las peores desgracias (también la de existir)
    que me hirieron, nada significaron comparadas
    con los milagros que viví,
    con los mágicos momentos que inventé.

    No es preciso ir muy lejos. Cierta noche
    de ardiente primavera, viajé
    abrazado a los cabellos de una mujer
    que me enseñaba a amar como ella amaba,
    en el mar de los espacios siderales.
    Regresé intacto. Al parecer
    transcurrieron eternidades.
    Ahora estoy solo. Frente a mí
    o entre mi soledad y la noche que me llama,
    queda un espacio en el que no hay sitio
    para lo que escondí.
    Y más de medio siglo de fiesta,
    de lágrima, de asombro, de ternura,
    se resume inútil en la chispa
    de ese tiempo fugaz en que mi ser total,
    residuo de memorias, ya se adhiere
    imperceptiblemente
    al silencio nocturno de la floresta.



    En el río Amazonas.
    Traducción de Mario Benedetti.



    LA CREACIÓN DEL MUNDO


    No desfloré a nadie.
    La primera mujer que vi desnuda
    (era adulta de alma y de cabellos)
    fue la primera que me mostro los astros,
    pero no fui el primero a quien se los mostró.

    Vi el resplandor de sus nalgas
    de espaldas a mí: era morena,
    mas al darse vuelta fue dorada.

    Sonrió porque sus pechos me asombraron,
    por mi mirada de adolescente no acostumbrado
    a la gloria de la belleza corporal.
    Era de mañana en la selva, pero nacían
    estrellas de sus brazos y resbalaban
    por el cuello, lo recuerdo, era el cuello
    Lo que me enseñaba a deletrear secretos
    guardados en la clavícula. Pedía,
    ya echada de bruces y llamándome,
    que posara mis labios por los pétalos
    con rocío de la nuca, eran lilas;
    que alisara, levemente, con las yemas
    las espaldas de espumas y esmeraldas;
    quería que mi mano recorriera,
    yendo y viniendo, el valle de la columna,
    très doucement, porque me cuidaba.
    Ella inauguró en mí la alegría
    inefable de dar felicidad.
    Tanto conocimiento no podía
    ser sino innato, pienso ahora.
    Pero no.
    Era un saber hecho de experiencia,
    más que ingenio para transmitirlo.
    Ella era de otras aguas, una fuente
    de treinta años, que vino desde el Sena
    con el destino de darme de beber
    — en la aurora de sus ojos, en sus pechos,
    en la boca musical, en el mar del vientre,
    en la risa de azucena, en la voz densa,
    en Las cejas y en el vértice de la piernas—
    la miel antigua de la sabiduría,
    de saber que el deseo crece cuando entiende
    que la chispa se enciende en la ternura,
    que las antesalas se prolongan
    hasta que uno esté listo para entrar en el cielo.



    Traducción de Jorge Enrique Adoum.





    LA TERCERA ALA


    Traigo una esperanza nueva como la primera claridad
    que marca la mañana
    de cada ser humano.

    Traigo la sabiduría
    de los colores que danzan
    y ordenados se juntan en el aire
    cuando es preciso alumbrar el arco iris.

    Traigo el milagro de la vida,
    latiendo en el corazón
    del recién nacido.

    Llego tras el rastro del pájaro
    que atravesó el tiempo
    y con el trino de su tercera ala
    rasga el cielo de la atopía.

    Llegas entregándonos, pájaro,
    la poesía de tu canto,
    certeza de un amanecer
    que se posa ya en mi frente,
    en la palma de tu mano.




    *********************




    Amadeu Thiago de Mello nació en Barreirinha, Brasil, en 1926, falleció el 15 de enero de 2022. Desde 1951 con la publicación de su libro Silencio y Palabra, su producción poética fue permanente. La colección Viento General consta de una docena de libros publicados antes de 1981.También publicó, entre otros, Los estatutos del hombre; Bochorno en la floresta; Un campo de margaritas; De una vez por todas. Después de estar detenido durante el golpe de Estado en 1964, se exilió en Chile, donde conoció a Pablo Neruda, de quien fue traductor al portugués. También viajó por Argentina, Francia, Alemania y Portugal hasta el fin del régimen militar, cuando volvió a su pueblo natal. Fuje un defensor de la naturaleza y del Amazonas. Al preguntarle si defender la Amazonia y crear conciencia su propósito como poeta respondió: “Existe un bello poema que mi gran amigo Nicolás Guillén escribió y dice en uno de sus versos: “el río es hondo y lleno de monstruos”. Nuestro Amazonas no escapa de esa verdad y la poesía dice la verdad y de ella debemos echar mano para hacer la denuncia, la conciencia. Hace más de diez años que apareció en nuestras aguas un terrible monstruo que los mestizos llaman azogue. Es simplemente mercurio, utilizado por los mineros en el proceso de extracción de oro. Algunas toneladas del metal ya están en el fondo de la cuenca amazónica, principalmente en las aguas que bañan el área de las minas”.




    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


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    POETAS LATINOAMERICANOS  - Página 7 Marialuaf


    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Dom 14 Jul 2024, 11:54

    Luiz de Miranda (Brasil)


    Por: Luiz de Miranda
    Traductor: Carlos Ciro


    Inéditos en español
    Pozo sin luz



    a Adovaldo Fernandes Sampaio

    Todos los días caen en la oscuridad,
    la brea de las horas canta en la amplitud.

    Amo lo que no tuve.
    Fui siempre por callejuelas
    pobres y olvidadas,
    donde el mimbre de la vida
    vibra
    sus cristales más antiguos.
    Una carroza de viento
    es mi herencia mal recibida.
    América adentro;
    del vientre de la pampa,

    por agua de río
    a la estampa sagrada del mar.

    El viaje no tiene fin,

    no tiene rumbo,
    mas tiene alma,

    que exhala su luz,
    prolongando los caminos.
    La hora es acre y dulce para mi sufrimiento,
    pan, vino, palabras son mi alimento.
    No permanezco en la avenida, rememoro.
    Si miro hacia atrás, sin duda lloro.
    Existo demoradamente,
    en aquello que no sé.
    Amar martiriza el horizonte,
    con su plumaje sin viento.
    Construyo mi angustia

    y sus puentes.
    Pienso con pesadez y estoy ausente,
    el mar inmenso es mi sustento.
    En la lejanía, construyo
    una casa de madera,
    para que en ella habite
    la ingratitud y el olvido.

    Oh estrellas,

    hermanas primeras
    del laberinto,

    del pozo sin luz,
    donde fue puesta la esperanza,
    rosa púrpura, rosa sin tallo,

    creencia que me ilumina,
    sueño feliz que ya soñaste,
    pero que vibra

    donde todo termina.



    Porto Alegre, 3 de agosto






    Es tarde


    Es tarde, muy tarde para que vuelvas
    de la insolvencia del tiempo.
    Calles y calles
    cayeron en la ceniza de las horas,
    perdieron mi dirección.
    Lo cercano llora,
    la vida es lluvia,

    lluvia
    que no conozco.

    Asperezas bajo la intemperie

    permanecen
    cerca del corazón.
    Lo que era amor,

    desmaya,
    se olvidan de mí,

    como de un jazmín
    arrojado en la playa,

    lejos de su perfume

    y su raíz.
    Lentos relatos

    me quedan,
    donde antes estabas,
    bordada en oro,
    hoy, un cielo apagado,
    sólo un dolor sonando
    en la sombra de tu mirar,
    a millares de millas del verbo amar.Es tarde, muy tarde,
    mas en el horizonte se eleva
    la flor en tus ojos,
    que parece un puente
    para quien vive esperando

    la esperanza:
    son mis días
    y su triste geografía.



    Porto Alegre, tarde del 9 de mayo de 1997.





    Solo


    La ventana de mi corazón está cerrada.
    Has permitido al viento del invierno
    barrer las esperanzas

    que había en mis manos
    blancas y azules
    sobre el espacio brillante del poema.
    La ventana de mi corazón está cerrada.
    El cristal de mi canto no responde

    a la mujer amada.
    La tarde iluminada

    vence a otras tardes pálidas.
    Llega la noche.
    El cielo resplandece

    en la más alta estrella.


    Solo,
    el vino derrama
    sus ácidos de silencio.


    Y quien ama
    está solo.
    Un camino que llama
    por mí, desde los confines del mundo.

    Solo,
    iluminado por el sol de la soledad,
    y él en azules se reparte.



    Porto Alegre, Septiembre 25 de 1996





    Luiz de Miranda nació en Uruguaiana, Brasil, (Frontera con Argentina y Uruguay), en abril de 1945. Ha colaborado en importantes revistas de poesía, entre ellas, Poesia Sempre, en Río de Janeiro y en importantes suplementos literarios. Ha trabajado y escrito en varios periódicos de su país, entre ellos: Correio do Povo, Folha da Manhã, Zero Hora, Jornal do Brasil, y O Globo. Algunos de sus libros publicados son: Amor de Amar; Livro dos Meses); Livro do Pampa (que obtuvo mucho reconocimiento por parte de los lectores); Trilogia do Azul, do Mar, da Madrugada (Editora Sulina, Porto Alegre, 2000); y Quartetos dos Mistérios, Amor e Agonias (1999). La mayoría de sus libros están en ediciones agotadas. Fue creador y primer presidente de la Asociación Gaucha de Escritores en 1982.





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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    siendo guardián en tu cielo
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    Mensaje por Maria Lua Lun 15 Jul 2024, 19:36

    Tanussi Cardoso (Brasil)




    Traductor: Óscar Limache





    De la poesía


    el canto del pájaro
    en busca del viento
    no

    la promesa de amor
    en las caras de la luna
    no

    el miedo del mundo
    en lo alto del muro
    no

    el malabarista
    en la cuerda floja
    no

    el ojo del tigre
    exacto certero
    preciso

    el ojo del tigre







    Del aprendizaje del aire


    imaginemos el aire suelto en la atmósfera
    el aire inexistente a la luz de los ojos
    imaginemos el aire sin sentirlo
    sin el sofocante olor a abejas y zinabrio
    el aire sin cortes ni fronteras
    el aire sin el cielo
    el aire de olvidos
    imaginemos fotografiarlo
    fantasma sin textura
    moldura inerte
    tabla de sugerencias y apariencias
    imaginemos el aire
    paisaje blanco sin el poema
    vacío impregnado de Dios
    el aire que sólo ven los ciegos
    el aire silencioso de Bach

    imaginemos el amor
    así como el aire







    Ejercicio de la mirada


    el ojo cortado del perro andaluz
    el ojo de la lámina afilada
    el ojo de la sangre y su chorro
    el ojo y la visión de Borges
    el ojo ciego que ve
    el ojo de los brujos
    el ojo oculto del eclipse
    el ojo de la parábola y de la profecía

    el ojo que circunda el ojo claro del miedo
    el ojo de Dios en el centro del huracán
    el ojo del padre y de la madre y de los gallos en la aurora
    el ojo que habita el planeta de la infancia

    el ojo de la muerte anunciada
    el ojo de la vida atrasada
    el ojo en la edad madura de los huesos

    el ojo de la ciudad fragmentada
    dentro del hombre fragmentado
    el ojo ruidoso de la urbanidad
    el ojo del sueño que se recuerda
    el ojo de la memoria en movimiento
    el ojo partido de la esperanza y de la utopía
    el ojo de los girasoles

    el ojo de Clarice
    el ojo triste de la alegría
    el ojo de los 3 misterios
    el ojo prismático de los cristales

    el ojo como acto de despedazamiento
    el ojo de las sombras y de las dudas
    el ojo absurdo de las águilas
    el ojo atento de las horas detenidas
    el ojo en la desnudez escondida
    de las señoritas de Picasso
    el ojo azul de Matisse
    el ojo de las bañistas de Cézanne
    el ojo sonso de la sonrisa santa de Gioconda

    el ojo que se ilumina
    más allá de la superficie de la máquina
    el ojo del ritmo de los engranajes
    el ojo que se vigila
    más allá de la lengua y el lenguaje
    el ojo que la palabra libera

    el ojo del verbo ser
    el ojo doble de la androginia
    el ojo del que soy y no soy
    o viceversa
    el ojo que parte de mí hacia el otro
    o viceversa
    el ojo fatal del nombre y de la cosa
    el ojo de la máscara dentro del ojo

    el ojo de la carne dentro de la piel
    el ojo entre las sábanas
    el ojo insoportable de los límites
    el ojo sin grilletes

    el ojo del verso en trance y en tránsito
    el ojo a contramano de la dicción
    el ojo dentro de la hipérbole y del espanto
    el ojo paradojal de la contradicción

    el ojo de la serpiente succionando el mar
    el ojo en la mano de Gullar
    el ojo de las 5 raíces
    Cecília Bandeira Murilo Cabral Drummond

    el ojo del sonido de Cage
    el ojo del río bebiendo la sed
    el ojo aguado de los peces
    el ojo de la flecha
    el ojo de la canción de los gatos

    el ojo en el ojo del poema
    que se anuncia

    la mirada nuestra de cada día









    Fiat lux
    para Cristina da Costa Pereira



    el tiempo
    viene de los pies y de las manos y del agua y de los vientos
    y de la tierra
    y del fruto del vientre de las madres
    viene de los árboles primigenios
    de la paz que relumbra en su corteza
    nace en la pureza de la sangre de las arenas
    de la existencia de la hoja en blanco
    de los ancestrales recuerdos del carácter mágico
    de las palabras

    el tiempo
    nace de las escrituras de los pájaros
    o de su canto
    o de la risa del primer gallo en la primera mañana
    o antes
    cuando la idea de un Dios quemaba los ojos
    y los niños jugaban
    en la brisa de la espuma de los versos de los poetas

    viene de la seda de las abejas
    de la piel de las Tortugas
    del encuentro de la araña con su red
    del ínfimo grano de los desiertos

    el tiempo
    comienza en ti
    en tu gemido ante el ombligo de la luna
    y de las espirales de las nubes
    nace de las ciudades invisibles
    del movimiento que existe en el yugo del Creador
    y de la piedra fundamental
    nace del amor de las orugas
    de las uvas exprimidas en el vino
    del fuego de los volcanes
    de los cielos y de los parques
    del espíritu que perfuma el aire
    nace del misterio gozoso
    que existe entre la espina y la rosa
    de los relámpagos que iluminan los cabellos
    de la primera hormiga en su labor cotidiana
    de las alas de los peces cuando estos volaron

    el tiempo
    nace del azar de las galaxias y de las estrellas
    del humus de las lluvias
    nace de la memoria del polvo
    de los incendios del deseo
    viene ungido por las congojas de los profetas
    nace del vuelo de Dios y su transpiración
    y del dedo del sol entre las sombras

    el tiempo
    resiste en la sonrisa lenta de la noche
    ofertándose a la boca estelar y melancólica
    de la aurora más lejana
    y armoniza el silencio
    da pasto dulce al vinagre
    recoge el estiércol y la miel
    y nos hace estremecer

    únicos y humanos





    Morada


    allí, donde los girasoles aprenden el dolor del sol
    el mar pone sal a las aguas primigenias
    y los peces aprenden agallas y escamas.
    donde el primer hombre sangra el primer diente
    y apaga la sed del prójimo.
    allí, donde los jardines sueñan con sus texturas de seda
    se pronuncia la primera palabra
    y la primera lágrima mancha la faz serena.
    donde los insectos queman pieles
    y copulan flores, frutos y miel.
    allí, donde se oye el nombre que será tuyo:
    el elegido, el creado, el nombre que será llamado yo.
    donde mueren las estatuas
    piedra y amalgama
    y se hacen alma.
    allí, en el morder de las lenguas, en el arder de las lluvias
    donde se reproducen sombras y auroras
    y el silencio se hace poema e ilumina la Tierra.
    donde Dios habita y baila
    respira Su Aliento
    y alivia Su Fiebre.
    ahí, dentro de los ombligos
    donde se ordenan Tiempo y Movimiento.
    en el hueco, donde explota y vive ―único― el azul.
    en el abismo, donde reverberan los instintos
    es que el Amor ―donde todo nace―
    crece hermoso y todo inunda.

    Traducciones de Óscar Limache







    De la paz de las mariposas
    Para Marcio



    Moran en mí bravos animales.
    Peligrosos, erizan los pelos
    rechinan sus dientes
    emiten gruñidos
    por cualquier hora o motivo.
    Pero duermen en mí, tranquilos
    cuando les hablo de las mariposas
    posadas sobre los vitrales nocturnos.

    Traducción de Leo Lobos



    La hora absoluta


    Extraños
    mis muertos abren las ventanas
    penetran en mi habitación
    y me sofocan.
    Insinuantes
    me besan y sangran sobre mis
    alegrías y pecados
    acariciando, sin pudor
    mis sueños, mis huesos
    y mi carne.
    Mis muertos y sus gemidos
    tienen rostros, señales
    y ojos que producen
    escalofríos.
    Osados
    vienen con la brea del sueño
    duermen en mi cama
    y me despiertan
    se inclinan sobre mi cuerpo
    silentes y queridos
    rezan
    y lloran por mí
    clamando como la luna
    su otra mitad
    como un espejo
    que une sus propios fragmentos.

    Mis muertos sin censura
    mis delicados muertos
    que, en la noche, peinan mis cabellos
    y, solidarios, preparan mi jardín.

    Traducción de Angélica Santa Olaya

    Tanussi Cardoso nació en Rio de Janeiro, Brasil, en 1946. Es poeta, cuentista, periodista, crítico literario y autor de letras para canciones. También licenciado en inglés y abogado. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: Desintegración, 1979; Boca maldita, 1982; Callejón con salidas, 1991; Viaje en torno de Río de Janeiro, 2000; La medida del desierto y otros poemas, 2003; Ejercicio del mirar, 2006; Carne serena, 2009; Del aprendizaje del aire, 2009; y 50 poemas selectos, 2010.

    Al decir de Affonso Romano de Sant’Anna: “La poesía de Cardoso es de la mejor calidad: densa, creativa, funcionando oral o escrituralmente, reinventándose continuamente”. Desde finales dos 70’s ha participado en movimientos vinculados a la poesía hablada, con lecturas poéticas en casi todo el territorio nacional. Es invitado constantemente a Congresos y Festivales de Literatura nacionales e internacionales.






    https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/Antologia/


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Mar 16 Jul 2024, 12:45


    Haroldo de Campos (Brasil)




    Tomado de La Educación de los Cinco Sentidos


    Como ella es
    acupunturas con rayos cósmicos
    realismo: la poesía como ella es
    inscripciones rupestres en la punta de la lengua
    poesía en boca-a-boca: en el último fuelle del pulmón
    como ella es (la poesía)
    fuego (es)
    fuego
    (la poesía)
    fuego



    los portales del tercer milenio


    (del vestíbulo
    del)

    ruedan sobre sus ruedecillas de tres ceros

    acoplados en c o l a de cometa
    a un dos redondo
    ruedan los signos del zodíaco
    atizando la cósmica
    relumbrante
    antorcha augural

    el principio-esperanza
    pilastra izquierda del portal
    y la mora-desespero
    pilastra a la derecha
    sustentan ambas
    (discordante concordia)
    los portones que chirrían
    sobre los tres
    ceros esféricos
    donde la sûnya el
    vacío búdico
    emblanquea
    como ojo de águila
    absorto en redondos
    plenisoles
    el ojo y el astro
    se contraespejan

    un dos broncíneo
    doble garra de goznes
    articula los portales
    en cuanto las ruedecillas cantan
    la música gimiente de los batientes
    que se entreabren
    en el engaste dobladizo
    de los quicios broncefúlgidos

    el ángel-esperanza
    y la gárgola-desespero
    se confrontan
    en el aplazado converger del
    calendario

    a lo largo del estepario
    del futuro que se entre-
    muestra vaciopleno de latentes
    acasos
    el ángel y la gárgola se enfrentan
    del más hondo
    de los siglos la voz del sabio melancólico
    suena aún
    resuena
    aún
    como antes
    en el entrecielo del porvenir
    que sibila su enigma:
    la voz vieja del sabedor-
    -de las-cosas repite
    su refrán que el tránsito
    de las centurias solo hizo
    confirmar como caja-
    -de ecos:

    “y yo me volví
    yo / y vi /
    toda la opresión //
    que se hizo / bajo el
    sol ///
    y he aquí el lloro de los oprimidos/
    y no hay para ellos / consuelo //
    y de la mano que los oprime /
    fuerza //
    y no hay para ellos /
    consuelo”

    y el ángel-esperanza retrocede
    en su armadura de diamante
    la gárgola-desespero jubila
    en su gótico esqueletode piedra

    : “lo que ya fue /
    es lo que será //
    y lo que será //
    y lo que se hizo //
    eso /
    se hará //
    y no hay nada nuevo /
    bajo el sol” –
    prosigue el-que-sabe
    por entre las nieblas
    de la nada

    el arcángel-esperanza
    poseído de sagrado
    furor
    llamea su espada
    multicentelleante
    y rasga un claro
    no ob-
    nubilado
    horizonte donde
    se engendra el
    f u t u r o
    la gárgola chilla
    en su nicho de piedra –
    en la lámina
    fulgurante de la espada se lee lee
    clavado en estrellas:
    “la esperanza existe
    por causa de los desesperados”



    ***

    poesía pues sí
    poesía

    te detestan
    lumpenproletaria
    voluptuaria
    vicaria
    elitista piraña de la basura
    porque no tienes mensaje
    y tu contenido es tu forma
    y porque estás hecha de palabras
    y no sabes contar ninguna historia
    y por eso eres poesía
    como cage decía

    o como
    hace poco
    augusto
    el augusto:

    que la flor flora

    el colibrí colibrisa

    y la poesía poesía





    poema qohelético 1 : año bueno, día uno
    la vida pasó como un
    murciélago
    como un muerto
    ciego
    que desbarata
    demora este despertar
    cotidiano
    sin memoria
    desmemoria cotidiana
    que naufraga
    entre el exit y el éxito
    liquidada
    por el saberse nada:
    ni trazo ni proyecto
    la poesía
    pensada como un punto (punctum)
    ciego en la retina
    bajo un sol salvaje
    la poesía
    una punta que revienta de esa cuerda
    debilitada por el asedio del
    diario trabajo de lo real:
    ejecutivos jineteando en lugar eminente
    de las noches de overnight
    donde el latido de los duendes insomnes
    ratea como un cero
    cero y ratones — hechos
    en este domingo de primero de año
    cuarenta años de poesía son un bloque
    inútil de raeduras
    garbage lixo basura

    oí la fuente
    una vez
    y el rumor de la fuente:

    la mano se quemó
    se desfiguró la escritura
    en la quemadura se deformó el rostro
    se me cerró el horizonte




    **************

    Haroldo de Campos (1929-2003) Es una de las más relevantes figuras de la literatura latinoamericana. Fundador en los años 50 de la Poesía Concreta, su obra lírica -ya traducida a numerosas lenguas- abarca desde Auto del Poseso (1949-1950) hasta el reciente La Educación de los Cinco Sentidos (1985). Autor de una ya larga y decisiva obra crítico-ensayística. Haroldo de Campos representa en la literatura de nuestro tiempo la más lúcida y comprometida recepción del legado de la modernidad literaria, a la que ha contribuído grandemente.







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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Mensaje por Maria Lua Miér 17 Jul 2024, 17:29

    Lucila Nogueira (Brasil)



    Despedázame
    despedázame
    pero no me dejes inacabada
    palacio inviolado en memoria de la nada
    regresión miserable a visiones abstractas

    despedázame
    pero no me dejes quimera en el cristal
    porque yo sé satisfacer tu carne
    incluso así aérea en la alucinación



    Nave en el diluvio
    Más fuerte que los dioses soy ahora
    senos que arden bajo un olor de lluvia
    sangre al final del sueño, rosa y piedra:
    abstracta hembra de un dragón nocturno
    concha dilacerada, tosca espada
    cerco de soledad única y múltiple
    y hojas, astros, colores, mares súbitos
    jamás pueden frenar esa ardentía
    soberana visión, fiera encendida
    simétrica memoria semidesnuda
    soy más fuerte que los dioses en esta hora
    fugaz, cristal de nave en el diluvio



    Decisión
    Me gusta amar así ávidamente
    hoguera terremoto tempestad
    sobre tu mayor tranquilidad

    ventosa universal nadando leve
    el cielo se precipita de mi sexo

    entraña nervio corteza voltaje
    arrastro los horizontes de la ciudad

    cautelas seguridades subsuelos
    perdonen si me desnudo de repente
    y me encamino al mar sin dar respuesta





    ACUARELA


    Yo vivo por el trazo de Van Gogh
    en este cuerpo tal vez de Renoir
    y los sátiros persiguen en el bosque
    al hada bailarina de Degas

    Soy la maja desnuda en la hoguera
    gitana de Franz Hals presa al rayo de luna
    y el rapto de Rubens me extasía
    mujer oriental de Delacroix

    Alumbra e ilumíname, gracia plena
    en el cenit perpetuo voy a soñar
    jardín de encantamiento, flor de abismo
    yo vivo por el trazo de Van Gogh





    PERO NO TARDES TANTO


    El cuerpo —dicen— no será más el mismo
    en su reflejo exterior,
    pero algo debe decirse sobre las cavernas fosforescentes
    que transportan el hambre del demonio
    en la hora de su resplandor

    Mira mi cuerpo antiguo en la curva de la fuente o en el timón del navío.
    Soy un pájaro nocturno perturbado.
    Te ofrezco mis senos muy blancos
    En una escalera secreta del mar Caspio.

    Alguien habló de un modo descuidado
    y las gárgolas de Notre Dame
    contornaron los pezones
    como breves y clandestinos fuegos fatuos.

    El cuerpo —dicen— ya no será el mismo,
    desesperadamente te deseo
    mientras navego rocas subterráneas
    al borde de la conciencia humana
    y la grieta de la atmósfera interfiere en la faja luminosa
    en el centro mismo de la pantalla del televisor que se quebró.

    Porque en aquel tiempo
    el amor era como un príncipe ebrio
    y forzosamente hindú
    era como la voz ronca de Dionisos
    haciendo sonar las teclas del piano austríaco
    abandonado en la pasarela roja
    de un carnaval de plumas en la calle del Buen Jesús.

    Salí por el atracadero embriagada
    arrastrando candelabros escarlatas
    en el río de letreros luminosos
    mientras la lluvia batía en el pico duro de aquellos senos
    ardiendo siempre de tanto amor.
    Todos eran demasiado y no sabían
    pero cuando tú me asiste con fuerza me sorprendí tímida
    y hasta hoy estoy huyendo entre palmeras
    por los caminos líquidos del vino y del neón.

    Digo que sigue urgente la ilusión de ese momento
    acometido de inenarrables confesiones.
    Utopía presa en el cartílago húmedo,
    cuando tu boca recubra el seno
    seremos entonces las dos otras caras
    de una misma única posesión,
    como una historia adherida a la otra
    mientras se lame el lacre de la carta escrita en la infancia
    que un agua súbitamente tibia casi borró

    Cómo decir, sin extrañarte: rehúsame
    que la dama desnuda al teléfono puede estar en el transe
    al que tanto aspiras bajo el rojo de las linternas
    mientras la lluvia cubre los tejados a la orilla del mar.
    Todo ahora se tornó tan urgente
    que duele la espera inmemorial de las muñecas
    sobre la madera oscura
    inmóviles pero no inertes
    esperando su número de magia
    quebrando la banalidad de los noticieros de televisión.

    La blusa de satín verde tiene un escote de princesa judía
    asesinada desnuda en un campo de concentración
    espléndido violinista, vamos enloqueciendo lentamente.
    La blusa de satín verde deja entrever la parte muerta de la carne blanca
    bajo la luz del globo fosforescente
    girando dobre los danzarines
    mañana invisibles del bar Royal.

    Cierra los ojos y piensa en lo que quieras
    mientras las manos y las bocas cumplen itinerarios de espejismos desérticos,
    mientras yo toco de nuevo
    mi piano austríaco en la acera del muelle
    y el mar casi revienta las ventanas dalinianas del Almacén XIV.

    Porque el espíritu ha de ser siempre el mismo
    yo desafío tu preferencia
    y la blusa de satín verde sin mi cuerpo adentro
    tiene todavía un océano de lentejuelas
    reflejando la vibración de la piel
    que por algunos momentos la habitó.
    Dragón gigante
    lengua demoníaca
    unión clandestina
    oculto encantamiento
    abismo volcánico
    donde la partitura se deshace en notas para cubrir la pauta
    que guía al violoncelista al Palacio de Cristal.

    Cierra los ojos y bésame de modo frágil
    porque todo se tornó más urgente
    desde que el Museo Serralves y los dibujos rosa del mármol
    revelan caminos recifenses de la piel emparedada
    soñando el éxtasis de la resurrección.

    Tu mirada tiene el mismo brillo de un lanzador de cuchillos
    mientras giro en la pista sobre mí misma
    dramáticamente presa en las cuerdas
    al son de Tchaicovski en la Overtura 1812.

    Tu mirada es como una campana milenariamente gigante
    rondando las terrazas de la Régua hasta la acera de Copacabana,
    tu mirada es como un barco vikingo pidiendo ensenada
    desde las palmeras de Recife hasta los verdes pinos gallegos
    que dieron sombra al romance de mis bisabuelos.

    Sé que has de venir bajo la nieve bañada de luna
    llevando una linterna en el cuello del caballo blanco
    y me envolverás al galope en tu capa de terciopelo oscuro
    mientras en el circo abandonado la trapecista seguirá durmiendo
    completamente desnuda
    en la jaula de los leones.

    Sé que has de venir ferozmente hechizado
    en ese rapto anunciado para cruzar las aguas del Capibaribe al Duero
    y bailaremos a la luz de un candelabro de siete brazos
    hasta que el sol seque las siete sayas
    quitadas al son de siete violines
    durante las siete noches del encantamiento.

    Pero no tardes tanto.
    Que amar es el arte
    de hacerse presente
    y todo aquello que necesitamos
    es de poesía
    locura y énfasis
    en el acto heroico de reabrir las puertas
    de la carne mansa que se equivocó.

    Que el cuerpo —dicen— ya no será el mismo
    y lo que era asedio puede convertirse en fuga
    y hasta nosotros —dicen— no seremos los mismos
    en el extraño instante del rayo láser
    cuando llegará sin aviso el placer de la mañana.





    DESESPERO BLUE


    Soy la muñeca tuya
    prohibida en la infancia
    El gusto de canela
    de ése tu vino Glogg
    tú pasas por mi cuerpo
    las rosas de Colombia
    tú me quieres de espaldas
    dentro del edredón

    mas de repente lloro
    y entonces tú me extrañas
    sólo ves a la diva
    junto del reflector
    yo me desnudo al son
    de Carmina Burana
    en la lucidez noir
    del desespero blue



    Video: Nave en el diluvio

    Lucila Nogueira nació en Río de Janeiro, Brasil, el 30 de marzo de 1950 murió el 25 de diciembre de 2016). Fue poeta, ensayista, cuentista, editora, ensayista, profesora universitaria y traductora. Publicó quince libros de poesía, a saber: Almenara, 1979; Pecho abierto, 1983; Quasar, 1987; La dama de Alicante, 1990; Libro del desencanto, 1991; Ainadamar, 1996; Ilaiana, 1997-2000; Zinganares, 1998; Imilce, 1999; Amaya, 2001; La cuarta forma del delirio, 2002; Reflectores, 2002; Bastidores, 2002; Desespero blue, 2003 y Estocolmo, 2004. Su primer libro, Almenara, obtuvo el premio de poesía Manuel Bandeira, del Gobierno del Estado de Pernambuco, en 1978. Dicho premio le fue nuevamente concedido por Quasar, en 1986.

    Como ensayista publicó Ideología y forma literaria en Carlos Drummond de Andrade, 2002 y La leyenda de Fernando Pessoa, 2003. Fue miembro de la Academia Pernambucana de Letras desde 1992, y socia correspondiente de la Academia Brasilera de Filología, con sede en Río de Janeiro. Editó, la revista de lusofonía Encuentro. Perteneció al Consejo Editorial de la revista electrónica «Mafuá», de la Universidad Federal de Santa Catarina, y colaboró en la revista electrónica «Aguja», editada por Floriano Martins y Cláudio Willer.

    La suya es una voz que viene desde el canto de las antiguas sibilas hasta los sonidos más característicos de la actualidad, transita entre la sexualidad más explícita y los niveles más abstractos de la espiritualidad, hurga en el sentido trágico de la vida y busca además el instante más delicado; pasa de la serenidad de un lago de agua cristalina a los eléctricos relámpagos de la humana tempestad; marcha desde una belleza sublime hasta un relato contundente sobre temáticas de la modernidad, representa un cruce de lecturas y vivencias, desde su ancestralidad ibérica hasta el arquetipo mítico suramericano, una dicción brasilera que rompe con el cerebralismo experimental, ya agotado en este comienzo de siglo, rescata la fantasía y lo espontáneo al guiarnos, por una interioridad llena de atmósferas referentes, hacia otras geografías y otros mundos.







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    Mensaje por Maria Lua Jue 18 Jul 2024, 16:50


    Anibal Beça (Brasil)



    CELEBRACIÓN


    Nada en el aire
    sino el Tiempo que alimento.
    Pasa el viento.
    Un consuelo de ausencias.
    Cuchillo afilado rasgando la mañana.
    Sólo ella sabe las cicatrices de septiembre.
    Madera vieja rechina en el tejado.
    El barro de las tejas respira musgos y
    lagartijas se aparean en la pared;
    Blanco contra blanco.
    Serena sed de verano.
    El bochorno sorbe el rocío en
    las hojas aterciopeladas del caladium:
    Botijo verde
    Vaciado de mí me consagro.
    Vacío
    Expectador del paisaje.
    Nadie me habita.
    Sin embargo me basto.
    Repleto de memoria
    Pasto en donde me alimento.
    Sereno.
    Gorrión trigueño depraderas verdes.
    ¿Sereno?
    Ni alegre ni triste.
    Distante como la melodía que viene.
    Música de nubes.
    Leve
    Como este poema.
    Grave

    Un solo

    Solamente.
    ......... Sólo.

    Traducción de Helena Ferreira



    ARTE DE LA INUTILIDAD
    Ya me entrego por entero
    en la entrega de mi canto
    que inútil hace parejas
    al yugo de cosas simples
    aquellas en que se rumian
    los hervores de mil sueños.

    Del misterio soy esclavo
    de los vientos me emancipo
    consagrado en muchas nubes
    con licencia más que azul
    por el cielo vagabundo
    en el cepo del acaso.

    Marcado a hierro en la piel
    hado firmando sentencia
    la pena ensillada encuerda
    la transgresora guitarra
    del domador de palabras
    en los senderos de seda.

    Esa tarea de fardos
    no escanciada en apariencias
    convoca al suelo olvidado
    de fatigados de hambre
    distantes del pan del beso
    de proteína amorosa.

    Y oso poner al mantel
    mi dicha inutilidad
    cubre la mesa común
    para mi verso traer:
    poca comida en el plato
    servida en un gesto largo.

    Traducción de Juan Carlos Galeano



    ¿PARA QUE SIRVE LA POESÍA?
    De utensilio que sirve día a día
    como utilidad práctica aplicada
    nada sobre la nada anula nada
    al descubrir misterios en la magia.
    El sueño en fantasía iluminada
    aquí se oferta en módica cuantía
    por quincalleros de palabras aladas
    mercaderes de mansa mercancía.
    De pago solamente una sonrisa
    de nubes y partículas de grama,
    rocío y luz fugaz de estrella esquiva.
    Sentencia por el sino serenada
    ..... su valor se aquilata y desparrama
    ..... en la llama encendida de quien ama.

    Traducción de Juan Carlos Galeano y E. Antonio Torres Glez



    VIEJA SEÑORA
    Con aretes de comas
    ella se arreglaba para la página
    mas nunca usaba el guión corto.
    El polvo compacto de los adjetivos
    cubría algunas arrugas
    que se empecinaban en aparecer después
    del baño sustantivo.

    Ella no se sabía evanescente
    silueta tenue
    en el espiral de sus apariciones.

    Ante sus ojos aparecía
    pero nunca en el visillo
    de las ventanas vecinas.

    Era como si nunca hubiera existido.

    Sin embargo estaba allí, se miraba allí
    húmeda de rocío
    brillando al sol de su sintaxis.
    Este corsé
    ceñido
    intentando esconder
    los excesos de su cintura

    Se dio entonces
    al sueño
    a la levitación
    lámina fragmentada:
    calidoscopio.
    Y se miró sola
    concreta
    esbelta
    estrella que se bastaba
    elevada del lecho de la palabra:

    Poesía.

    Traducción de E. Antonio Torres Glez



    (Inédito)

    Borracho
    Llegado acá en los vientos de un insomnio
    tercera imagen mía de esas sombras
    y por las madrugadas traigo el cáliz
    de la liturgia de las noches pálidas.

    Sé por quien bebo el trago de mi pánico;
    sé por quien brindo el trago de mi amago;
    y aún así no sé por quien me traigo.
    Nada mas sé que el tímido compaso

    a arder por la garganta hondo y agrio
    guardando las tinieblas de esas noches.
    Sé que soy en la espina que me clavo,
    Ya no me sé en los sorbos que me anulan.
    Sé de ese sol que borracho me engaña
    en mi ensuciado cáliz de nubes.




    Anibal Beça (Manaus , 13 de septiembre de 1946 - 25 de agosto de 2009) fue escritor, poeta, traductor, dramaturgo y periodista brasileño. Trabajó también en el teatro, las artes plásticas y la música popular, como compositor y letrista. Su primer libro, Convite frugal, fue publicado en 1966. Otros de sus libros: Hijos de Várzea (1984); y, Suite para los habitantes de la noche. Publicó otros libros, entree ellos: Banda da Asa - poemas recopilados, 1999; Tue / na Colheita, 2006, segunda edición; Night Desmedida, 2006; Folhas da Selva, 2006; Té de la tarde, 2006; Águas de Belém, 2006; Águas de Manaus, 2006. Fue miembro de la Unión Brasilera de Escritores.











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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Jue 18 Jul 2024, 16:52

    Haroldo de Campos (Brasil)




    Tomado de La Educación de los Cinco Sentidos

    Como ella es
    acupunturas con rayos cósmicos
    realismo: la poesía como ella es
    inscripciones rupestres en la punta de la lengua
    poesía en boca-a-boca: en el último fuelle del pulmón
    como ella es (la poesía)
    fuego (es)
    fuego
    (la poesía)
    fuego



    los portales del tercer milenio


    (del vestíbulo
    del)

    ruedan sobre sus ruedecillas de tres ceros

    acoplados en c o l a de cometa
    a un dos redondo
    ruedan los signos del zodíaco
    atizando la cósmica
    relumbrante
    antorcha augural

    el principio-esperanza
    pilastra izquierda del portal
    y la mora-desespero
    pilastra a la derecha
    sustentan ambas
    (discordante concordia)
    los portones que chirrían
    sobre los tres
    ceros esféricos
    donde la sûnya el
    vacío búdico
    emblanquea
    como ojo de águila
    absorto en redondos
    plenisoles
    el ojo y el astro
    se contraespejan

    un dos broncíneo
    doble garra de goznes
    articula los portales
    en cuanto las ruedecillas cantan
    la música gimiente de los batientes
    que se entreabren
    en el engaste dobladizo
    de los quicios broncefúlgidos

    el ángel-esperanza
    y la gárgola-desespero
    se confrontan
    en el aplazado converger del
    calendario

    a lo largo del estepario
    del futuro que se entre-
    muestra vaciopleno de latentes
    acasos
    el ángel y la gárgola se enfrentan
    del más hondo
    de los siglos la voz del sabio melancólico
    suena aún
    resuena
    aún
    como antes
    en el entrecielo del porvenir
    que sibila su enigma:
    la voz vieja del sabedor-
    -de las-cosas repite
    su refrán que el tránsito
    de las centurias solo hizo
    confirmar como caja-
    -de ecos:

    “y yo me volví
    yo / y vi /
    toda la opresión //
    que se hizo / bajo el
    sol ///
    y he aquí el lloro de los oprimidos/
    y no hay para ellos / consuelo //
    y de la mano que los oprime /
    fuerza //
    y no hay para ellos /
    consuelo”

    y el ángel-esperanza retrocede
    en su armadura de diamante
    la gárgola-desespero jubila
    en su gótico esqueletode piedra

    : “lo que ya fue /
    es lo que será //
    y lo que será //
    y lo que se hizo //
    eso /
    se hará //
    y no hay nada nuevo /
    bajo el sol” –
    prosigue el-que-sabe
    por entre las nieblas
    de la nada

    el arcángel-esperanza
    poseído de sagrado
    furor
    llamea su espada
    multicentelleante
    y rasga un claro
    no ob-
    nubilado
    horizonte donde
    se engendra el
    f u t u r o
    la gárgola chilla
    en su nicho de piedra –
    en la lámina
    fulgurante de la espada se lee lee
    clavado en estrellas:
    “la esperanza existe
    por causa de los desesperados”



    ***

    poesía pues sí
    poesía

    te detestan
    lumpenproletaria
    voluptuaria
    vicaria
    elitista piraña de la basura
    porque no tienes mensaje
    y tu contenido es tu forma
    y porque estás hecha de palabras
    y no sabes contar ninguna historia
    y por eso eres poesía
    como cage decía

    o como
    hace poco
    augusto
    el augusto:

    que la flor flora

    el colibrí colibrisa

    y la poesía poesía





    poema qohelético 1 : año bueno, día uno
    la vida pasó como un
    murciélago
    como un muerto
    ciego
    que desbarata
    demora este despertar
    cotidiano
    sin memoria
    desmemoria cotidiana
    que naufraga
    entre el exit y el éxito
    liquidada
    por el saberse nada:
    ni trazo ni proyecto
    la poesía
    pensada como un punto (punctum)
    ciego en la retina
    bajo un sol salvaje
    la poesía
    una punta que revienta de esa cuerda
    debilitada por el asedio del
    diario trabajo de lo real:
    ejecutivos jineteando en lugar eminente
    de las noches de overnight
    donde el latido de los duendes insomnes
    ratea como un cero
    cero y ratones — hechos
    en este domingo de primero de año
    cuarenta años de poesía son un bloque
    inútil de raeduras
    garbage lixo basura

    oí la fuente
    una vez
    y el rumor de la fuente:

    la mano se quemó
    se desfiguró la escritura
    en la quemadura se deformó el rostro
    se me cerró el horizonte



    Haroldo de Campos (1929-2003) Es una de las más relevantes figuras de la literatura latinoamericana. Fundador en los años 50 de la Poesía Concreta, su obra lírica -ya traducida a numerosas lenguas- abarca desde Auto del Poseso (1949-1950) hasta el reciente La Educación de los Cinco Sentidos (1985). Autor de una ya larga y decisiva obra crítico-ensayística. Haroldo de Campos representa en la literatura de nuestro tiempo la más lúcida y comprometida recepción del legado de la modernidad literaria, a la que ha contribuído grandemente.


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Sáb 20 Jul 2024, 15:03

    Ledo Ivo (Brasil)


    Asilo Santa Leopoldina
    Todos los días vuelvo a Maceió.
    Llego en navíos desaparecidos, en trenes sedientos.
    En aviones ciegos que sólo aterrizan al anochecer.
    En los estrados de las plazas blancas pasean cangrejos.
    Entre las piedras de las calles escurren ríos de azúcar
    fluyendo dulcemente de los sacos almacenados
    en los trapiches
    y clarean la sangre vieja de los asesinados.
    Luego que desembarco tomo el camino del hospicio.
    En la ciudad donde mis ancestros reposan en
    cementerios marinos
    sólo los locos de mi infancia continúan vivos a mi espera.
    Todos me reconocen y me saludan con gruñidos
    y gestos obscenos o ruidosos.
    Cerca, en el cuartel. La corneta que chilla
    separa la puesta del sol de la noche estrellada.
    Los locos lánguidos bailan y cantan entre las gradas
    . ¡Aleluya! ¡Aleluya! Más allá de la piedad
    el orden del mundo brilla como una espada.
    Y el viento del mar océano inunda mis ojos de lágrimas.





    LOS ANDAMIOS DEL MUNDO


    Mi vida es como una ventana abierta sobre Asia.

    Profeso lo imaginario y, en este rito,
    renazco al contemplar lo inexistente
    que brilla a la luz de mi trópico de agua
    como esas islas ficticias que no se ajustan a las horas triviales de los navegantes.
    Tierras jamás nacidas, horizontes pensados.

    Los países son hipótesis de secretos
    que aparecen y desaparecen, ante el asombro de la Tierra.
    Inmóvil o caminando, veo siempre los polos
    con sus rápidas lluvias y sus esfinges entre andamios,
    y principalmente, amigos míos, con esa atmósfera de última estación
    que inquieta a todos los que nacieron en el centro del mundo.

    Además de mis párpados, donde mi pensamiento es de sal
    como si una lágrima lo hubiese mojado,
    habrá un país claro y perfecto, de dulce talle
    como las piedras femeninas de la noche.
    Oh estatuas solares, abatidas por el peso de tantas flechas…
    Veo una flor, absurda como la vida.

    Donde el agua canta dormida, otrora nidos de coral,
    Allí te veré nuevamente,
    Desolada vida, en todo semejante a los desiertos reales.
    Invención sucesiva de mí mismo,
    Oh días, fieras domadas, oh días de mi vida,
    sumidero donde me sumerjo, incógnito.







    LOS PIES IMPACIENTES


    Como los pájaros a la noche, prescindimos del cielo
    que no ofrece nidos en la oscuridad.
    La tierra dulce y maligna es nuestro paraíso.
    Las sábanas que nos cubren son cárceles floridas.
    Borramos los caminos. Ocultamos las colinas.
    Nuestros pies impacientes ahuyentan a las estrellas
    que insisten en caer sobre nosotros.



    LA TEMPESTAD


    Para que los castaños puedan florecer cayó esta lluvia
    que apagó las estrellas empantanando los caminos.
    Agua y viento derrumbaron viejos portones,
    rompieron tejas, curvaron árboles, suprimieron cercas,
    desalojaron abejas y avispas,
    expulsaron a los pájaros depredadores,
    y el gallinero es un cementerio de pollos amarillos.

    Esta es la ley del mundo: relámpagos y rayos
    antes de la flor y el fruto.



    EL AMANECER DE LAS CRIATURAS


    El día se hace
    de casi nada:
    un desnudo seno
    entre los párpados.

    El sol que irradia
    y la luz encendida
    en el rascacielos
    que la aurora lava.

    La mano incierta
    deja en la rosácea
    carne dormida
    el gesto equívoco.

    Todo es lila
    en la luminosa
    y vana heredad.

    En el día infinito
    tesoros nacen:
    torcidos, redondos.

    El pan en la puerta,
    después la leche,
    y el erguir de los cuerpos.



    EL REGRESO


    Ahora que te fuiste es que vienes
    más visible que nunca.
    Me miras tan de cerca que me estremezco.
    En tu mano ya no traes el juguete.
    Ni siquiera viniendo de tan lejos,
    sobre las estrellas, del sordo espacio sin ángeles,
    recobras la vieja deuda
    anotada en el álgebra gris.

    Y fue necesario que atravesaras velozmente los cielos posibles,
    cruzando los acueductos de lo Invisible y plazas donde no retumban
    los populares tambores de la vida,
    para que regresaras así, sin guardapolvo, en el día
    claro que la noche no oculta,
    con la espantosa novedad de que aún estás vivo
    con tus anteojos, tu calva y tu maletín
    Yo pensaba que los muertos no regresaban
    y sin embargo aquí estás, radiante y pobre.
    ¿Qué vienes a husmear, viejo curioso? ¿Qué quieres decirme humildemente,
    tú que te transustanciaste en todo y en nada
    y reíste de la mentira de los abismos?
    ¿Y por qué te pusiste tu mejor ropa
    si no vas a salir más los domingos, y sólo resurges
    como claridad del día calcinado?
    Tú, que nada dejaste, regresas lleno de todo
    y me sonríes con tus manos vacías.
    Vuelves de pronto. Igual que cuando
    llegabas de tus pequeños viajes
    y era como si hubieses recorrido el mundo.
    Yo sabía que no cambiarías. Ninguna muerte
    te haría intocable, intransitivo, abstracto.
    Por eso vienes, y luego te reconozco
    como si, invisible y cansado, volvieras a casa.
    ¡Con qué prisa volviste, y cómo tienes
    tantas horas marcadas!

    Tu aparición me sorprende.
    No esperaba tu visita. Te creía muy lejos,
    entre bosques de sal, allá donde el dolor no llega
    y nadie siente frío en el invierno perenne.
    Pero lo importante es que volviste, desmintiendo
    el equívoco de creer en la desaparición de los muertos.
    Y mientras me contemplas, leo en tus ojos
    el intangible legado de tu duro
    amor sin lágrimas.



    RETRATO DE UNA ALDEA
    Es apenas una aldea de pescadores junto al mar.
    Los naranjales se iluminan al sol.
    En el verano las naranjas caen maduras en los arenales de la playa,
    uniéndose a los cangrejos y a las conchas
    mientras que los niños se aventuran al mar
    y las mujeres van a buscar agua, con sus latas en la cabeza.
    Hombres, escenario y animales se integran al aire de la mañana.
    Antes de que hubieran descubierto la redondez de la tierra
    esa aldea existía, con su iglesia y su cementerio,
    los artesanos mirando el océano, la cal de sus casas,
    y su aire que llena las flores y los patios bajo la nieve.
    En la noche las parejas se aman gravemente, sensibles al deber
    de procrear nuevas figuras para el paisaje.
    Del mar, los hombres sacan el sustento, cavando las olas con las
    Redes, que al anochecer extienden en la playa, al momento preciso en
    que, junto a rígidas puertas, las mujeres jóvenes dejan de hilar.
    Los niños se aproximan a ver los frutos del mar
    y miran las estrellas marinas y la agonía de los peces, que
    en los platos se unen al aceite, al vino
    y a las conversaciones familiares.
    Es una aldea con sus cabras sobre colinas de piedras.
    En la noche bajo las constelaciones,
    no se ve ni el mar ni los olivos.
    Una lámpara cerca de una ventana, ilumina la sala.
    En torno a una mesa, una pareja de viejos duerme,
    un hombre canta y bebe vino y una mujer joven
    ofrece a un niño la dádiva de un seno desnudo,
    un seno bello y antiguo como Europa.


    EL SOL DE LOS AMANTES
    El oficio de quien ama es ver
    un sol oscuro sobre la cama,
    y en el frío, nacer el fuego
    de un verano que no dice su nombre.
    Es ver, constelaciones de pétalos,
    la nieve caer sobre la tierra,
    seda del cielo, aire de silencio
    que nace entre dos espaldas.
    Es morir, lúcido y secreto,
    cerca de tierras absolutas,
    de ese amor que mueve las estrellas
    y encierra a los amantes en un cuarto.


    PRIMAVERA REAL
    Como quien vuelve siempre de un entierro
    o se sepulta vivo en pesadillas,
    así me siento unido por los hombros
    a las legiones de los hombres sobre la tierra.
    Debajo de mi sueño, fluyen ríos.
    Cruzando puentes de acero, se van las aguas
    y la vida se queda sin balsas.
    Mundo de transición, sangre resbalando
    en las piedras, muerte anónima en las calles,
    piso de siglos, monte de cadáveres,
    oh mordaza y cadena, grito y bomba,
    la soledad se rompe como un dique,
    y en el campo por donde marcho se yerguen sombras
    que desconocen el exilio.


    Levo Ivo (Maceió, 18 de febrero de 1924 - Sevilla, 23 de diciembre de 2012). Publicó los poemarios: As imaginacoes (1944), Ode e elegía, (1947), Acontecimiento do soneto (1948), Ode ao crepúsculo (1948), Cántico (1949), Liuguagem (1951), Ode equatorial (1951), Acontecimento do soneto e Ode a noite (1951), Um brasileiro em Paris e o rei da Europa (1955), Magias (1960), Uma lira dos vinte anos (1962), Estacao central (1964), Finisterra (1972), O sinal semafórico (1974), O soldado raso (1988), A noite misteriosa (1982), Calabar (1985), Mar oceano (1987), Crepúsculo civil (1990). También ha publicado varias novelas y ha traducido a Dostoievski y a Rimbaud al portugués







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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
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    siendo guardián en tu cielo
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    Mensaje por Maria Lua Dom 21 Jul 2024, 20:00

    Haroldo de Campos (Brasil)




    Tomado de La Educación de los Cinco Sentidos




    Como ella es
    acupunturas con rayos cósmicos
    realismo: la poesía como ella es
    inscripciones rupestres en la punta de la lengua
    poesía en boca-a-boca: en el último fuelle del pulmón
    como ella es (la poesía)
    fuego (es)
    fuego
    (la poesía)
    fuego



    los portales del tercer milenio


    (del vestíbulo
    del)

    ruedan sobre sus ruedecillas de tres ceros

    acoplados en c o l a de cometa
    a un dos redondo
    ruedan los signos del zodíaco
    atizando la cósmica
    relumbrante
    antorcha augural

    el principio-esperanza
    pilastra izquierda del portal
    y la mora-desespero
    pilastra a la derecha
    sustentan ambas
    (discordante concordia)
    los portones que chirrían
    sobre los tres
    ceros esféricos
    donde la sûnya el
    vacío búdico
    emblanquea
    como ojo de águila
    absorto en redondos
    plenisoles
    el ojo y el astro
    se contraespejan

    un dos broncíneo
    doble garra de goznes
    articula los portales
    en cuanto las ruedecillas cantan
    la música gimiente de los batientes
    que se entreabren
    en el engaste dobladizo
    de los quicios broncefúlgidos

    el ángel-esperanza
    y la gárgola-desespero
    se confrontan
    en el aplazado converger del
    calendario

    a lo largo del estepario
    del futuro que se entre-
    muestra vaciopleno de latentes
    acasos
    el ángel y la gárgola se enfrentan
    del más hondo
    de los siglos la voz del sabio melancólico
    suena aún
    resuena
    aún
    como antes
    en el entrecielo del porvenir
    que sibila su enigma:
    la voz vieja del sabedor-
    -de las-cosas repite
    su refrán que el tránsito
    de las centurias solo hizo
    confirmar como caja-
    -de ecos:

    “y yo me volví
    yo / y vi /
    toda la opresión //
    que se hizo / bajo el
    sol ///
    y he aquí el lloro de los oprimidos/
    y no hay para ellos / consuelo //
    y de la mano que los oprime /
    fuerza //
    y no hay para ellos /
    consuelo”

    y el ángel-esperanza retrocede
    en su armadura de diamante
    la gárgola-desespero jubila
    en su gótico esqueletode piedra

    : “lo que ya fue /
    es lo que será //
    y lo que será //
    y lo que se hizo //
    eso /
    se hará //
    y no hay nada nuevo /
    bajo el sol” –
    prosigue el-que-sabe
    por entre las nieblas
    de la nada

    el arcángel-esperanza
    poseído de sagrado
    furor
    llamea su espada
    multicentelleante
    y rasga un claro
    no ob-
    nubilado
    horizonte donde
    se engendra el
    f u t u r o
    la gárgola chilla
    en su nicho de piedra –
    en la lámina
    fulgurante de la espada se lee lee
    clavado en estrellas:
    “la esperanza existe
    por causa de los desesperados”



    ***

    poesía pues sí
    poesía

    te detestan
    lumpenproletaria
    voluptuaria
    vicaria
    elitista piraña de la basura
    porque no tienes mensaje
    y tu contenido es tu forma
    y porque estás hecha de palabras
    y no sabes contar ninguna historia
    y por eso eres poesía
    como cage decía

    o como
    hace poco
    augusto
    el augusto:

    que la flor flora

    el colibrí colibrisa

    y la poesía poesía





    poema qohelético 1 : año bueno, día uno
    la vida pasó como un
    murciélago
    como un muerto
    ciego
    que desbarata
    demora este despertar
    cotidiano
    sin memoria
    desmemoria cotidiana
    que naufraga
    entre el exit y el éxito
    liquidada
    por el saberse nada:
    ni trazo ni proyecto
    la poesía
    pensada como un punto (punctum)
    ciego en la retina
    bajo un sol salvaje
    la poesía
    una punta que revienta de esa cuerda
    debilitada por el asedio del
    diario trabajo de lo real:
    ejecutivos jineteando en lugar eminente
    de las noches de overnight
    donde el latido de los duendes insomnes
    ratea como un cero
    cero y ratones — hechos
    en este domingo de primero de año
    cuarenta años de poesía son un bloque
    inútil de raeduras
    garbage lixo basura

    oí la fuente
    una vez
    y el rumor de la fuente:

    la mano se quemó
    se desfiguró la escritura
    en la quemadura se deformó el rostro
    se me cerró el horizonte






    Haroldo de Campos (1929-2003) Es una de las más relevantes figuras de la literatura latinoamericana. Fundador en los años 50 de la Poesía Concreta, su obra lírica -ya traducida a numerosas lenguas- abarca desde Auto del Poseso (1949-1950) hasta el reciente La Educación de los Cinco Sentidos (1985). Autor de una ya larga y decisiva obra crítico-ensayística. Haroldo de Campos representa en la literatura de nuestro tiempo la más lúcida y comprometida recepción del legado de la modernidad literaria, a la que ha contribuído grandemente.


    _________________



    POETAS LATINOAMERICANOS  - Página 7 Marialuaf


    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Mar 23 Jul 2024, 20:26

    Nicomedes Santa Cruz ( Perú )



    Nicomedes Santa Cruz fue un poeta oriundo de Perú, nacido en Lima el 4 de junio del año 1925 y fallecido en Madrid el 5 de febrero de 1992. Provenía de una familia numerosa de bajos recursos; en cuanto completó sus estudios básicos, comenzó una vida laboral que lo alejó del mundo académico por un tiempo. Sin embargo, más tarde emprendió un viaje por su país para difundir sus obras. Se destacó por haber sido autor de un gran número de décimas, composiciones de diez versos octosílabos con una serie muy específica de reglas con respecto a la rima.
    Junto con una de sus hermanas, llevó a cabo un movimiento de reivindicación del legado folclórico de raíces afroperuanas, a través de obras de teatro, participaciones en estaciones de radio y la prensa escrita. Por otro lado, se formó como periodista, y colaboró con diversos medios de comunicación, incluyendo el televisivo. Cabe mencionar que su labor por promover la cultura de su tierra no acabó en las fronteras de Perú, ya que viajó por muchas partes del mundo con este mismo propósito; entre los países que visitó se encuentran Japón, Brasil y España. Entre sus poemarios destacan "Ritmos negros del Perú" y "Cómo has cambiado, pelona".




    ************************

    AMÉRICA LATINA



    Mi cuate
    Mi socio
    Mi hermano

    Aparcero
    Camarado
    Compañero

    Mi pata
    M´hijito
    Paisano...

    He aquí mis vecinos.
    He aquí mis hermanos.

    Las mismas caras latinoamericanas
    de cualquier punto de America Latina:

    Indoblanquinegros
    Blanquinegrindios
    Y negrindoblancos

    Rubias bembonas
    Indios barbudos
    Y negros lacios

    Todos se quejan:
    -¡Ah, si en mi país
    no hubiese tanta política...!
    -¡Ah, si en mi país
    no hubiera gente paleolítica...!
    -¡Ah, si en mi país
    no hubiese militarismo,
    ni oligarquía
    ni chauvinismo
    ni burocracia
    ni hipocresía
    ni clerecía
    ni antropofagia...
    -¡Ah, si en mi país...

    Alguien pregunta de dónde soy
    (Yo no respondo lo siguiente):

    Nací cerca del Cuzco
    admiro a Puebla
    me inspira el ron de las Antillas
    canto con voz argentina
    creo en Santa Rosa de Lima
    y en los orishás de Bahía.

    Yo no coloreé mi Continente
    ni pinté verde a Brasil
    amarillo Perú
    roja Bolivia.

    Yo no tracé líneas territoriales
    separando al hermano del hermano.

    Poso la frente sobre Río Grande
    me afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornos
    hundo mi brazo izquierdo en el Pacífico
    y sumerjo mi diestra en el Atlántico.

    Por las costas de oriente y occidente
    doscientas millas entro a cada Océano
    sumerjo mano y mano
    y así me aferro a nuestro Continente
    en un abrazo Latinoamericano.




    ************************


    EL CAFÉ




    A Hugo Guerrero Marthineitz.

    Tengo tu mismo color
    Y tu misma procedencia.
    Somos aroma y esencia
    Y amargo es nuestro sabor.
    Tú viajaste a Nueva York
    Con visa en Bab-el-Mandeb,
    Yo mi Trópico crucé
    De Abisinia a las Antillas.
    Soy como ustedes semillas.
    Son un grano de café.

    En los tiempos coloniales
    Tú me viste en la espesura
    Con mi liana a la cintura
    Y mis abóreos timbales.
    Compañero de mis males,
    Yo mismo te trasplanté.
    Surgiste y yo progresé:
    En los mejores hoteles
    Te dijeron ¡qué bien hueles!
    Y yo asentí ¡uí, mesié!.

    Tú: de porcelana fina,
    Cigarro puro y cognac.
    Yo de smoking, yo de frac,
    Yo recibiendo propina.
    Tú a la Bolsa, yo a la ruina;
    Tú subiste, yo bajé...
    En los muelles te encontré,
    Vi que te echaban al mar
    Y ni lo pude evitar
    Ni a las aguas me arrojé.

    Y conocimos al Peón
    Con su café carretero,
    Y hablando con el Obrero
    Recorrimos la nación.
    Se habló de revolución
    Entre sorbos de café:
    Cogí el machete... dudé,
    ¡Tú me infundiste valor
    Y a sangre y fuego y sudor
    Mi libertad conquisté...!

    Después vimos al Poeta:
    Lejano, meditabundo,
    Queriendo arreglar el mundo
    Con una sola cuarteta.
    Yo, convertido en peseta,
    Hasta sus plantas rodé:
    ¡Qué ojos los que iluminé,
    Que trilogía formamos
    Los pobres que limosneamos
    El Poeta y su café...!

    Tengo tu mismo color
    Y tu misma procedencia,
    Somos aroma y esencia
    Y amargo es nuestro sabor...
    ¡Vamos hermanos, valor,
    El café nos pide fe;
    Y Changó y Ochún y Agué
    Piden un grito que vibre
    Por nuestra América Libre,
    Libre como su café!






    ********************


    VOZ



    ¿Quién es aquel pajarillo
    que canta sobre el limón?
    Anda y dile que no cante,
    Que me duele el corazón...

    (Folklore)

    Surge mi voz, y el invierno
    se convierte en primavera:
    florece la enredadera
    y brota el narciso tierno.
    Baja mi voz al averno
    y el fuego se torna frío.
    Al Dios del Cielo le envío
    unas décimas de amor
    y dice Nuestro Señor:
    -¿Quién es aquel pajarillo...?

    Ilumina el horizonte
    el fuego de mi palabra
    y piensa el pastor de cabras
    que se está incendiando el monte:
    Trunca su vuelo el sisonte,
    quiebra su nota el gorrión;
    enardecido el halcón
    grazna con ruido agorero
    y queda mudo el jilguero
    que canta sobre el limón.

    Luego, mi canto sonoro
    bajo la tierra se interna
    perforando una caverna
    que termina en un tesoro:
    Queda descubierto el oro,
    el platino y el diamante.
    Ruge Júpiter tonante,
    luchan Neptuno y Eolo
    y Orfeo le dice a Apolo:
    -¡Anda y dile que no cante...!

    Entonces calla mi voz
    y hay un silencio profundo
    como si no hubiera mundo
    o ya no existiera Dios.
    Nadie cosecha el arroz,
    nadie apaña el algodón.
    Y tirado en un rincón
    cuando termina mi canto,
    derramo tan triste canto
    que me duele el corazón...





    https://www.poemas-del-alma.com/nicomedes-santa-cruz.htm





    _________________



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    o un ciego soñando
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    Mensaje por Maria Lua Miér 24 Jul 2024, 17:10

    Delmira Agustini ( Uruguay)




    Poeta uruguaya nacida en Montevideo en 1886, en el seno de una familia burguesa descendiente
    de alemanes, franceses y porteños.
    Desde muy corta edad incursionó en el campo poético publicando su primer poemario, El libro blanco en 1907.
    Luego aparecieron Cantos de la mañana en 1910 y Los cálices vacíos.
    Mujer de gran sensibilidad y sensualismo, asombró a Montevideo y Buenos Aires con sus libros de versos.
    Contrajo matrimonio en 1913. Su matrimonio fracasó a los dos meses, y un año después, en 1914, murió asesinada
    por su marido quien se suicidó después.
    Después de su muerte se publicaron dos composiciones más: El rosario de Eros y La alborada


    **************


    Amor

    Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
    hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
    era un mar desbordado de locura y de fuego,
    rodando por la vida como un eterno riego.

    Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
    que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
    después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
    soñaba sus cristales el alma de la fuente.

    Y hoy sueño que es vibrante y suave y riente y triste,
    que todas las tinieblas y todo el iris viste,
    que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,

    sobre la vida toda su majestad levanta:
    y el beso cae ardiendo a perfumar su planta
    en una flor de fuego deshojada por dos....







    Anillo

    Raro anillo que clarea,
    Raro anillo que sombrea
    Una profunda amatista.
    Crepúsculo vespertino

    Que en tu matinal platino
    Engarzó espléndido artista.
    El porvenir es de miedo...
    ¿Será tu destino un dedo

    De tempestad o de calma?
    Para clararte y sombrearte,
    ¡Si yo pudiera glisarte
    En un dedo de mi alma!...




    Ceguera

    Me abismo en una rara ceguera luminosa,
    un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
    ¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
    o en su disco de luz he quedado prendida?
    No sé...
    Rara ceguera que me borras el mundo,
    estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.

    ¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!







    Con tu retrato

    Yo no sé si mis ojos o mis manos
    encendieron la vida en tu retrato;
    nubes humanas, rayos sobrehumanos,
    todo tu Yo de Emperador innato

    amanece a mis ojos, en mis manos.
    ¡Por eso, toda en llamas, yo desato
    cabellos y alma para tu retrato,
    y me abro en flor!... Entonces, soberanos

    de la sombra y la luz, tus ojos graves
    dicen grandezas que yo sé y tú sabes...
    y te dejo morir... Queda en mis manos

    una gran mancha lívida y sombría...
    ¡Y renaces en mi melancolía
    formado de astros fríos y lejanos!







    Cuentas de fuego

    Cerrar la puerta cómplice con rumor de caricia,
    deshojar hacia el mal el lirio de una veste...
    -La seda es un pecado, el desnudo es celeste;
    y es un cuerpo mullido, un diván de delicia.-

    Abrir brazos...así todo ser es alado;
    o una cálida lira dulcemente rendida
    de canto y de silencio...más tarde, en el helado
    más allá de un espejo, como un lago inclinado
    ver la olímpica bestia que elabora la vida...

    Amor rojo, amor mío;
    sangre de mundos y rumor de cielos...
    ¡Tú me los des, Dios mío!







    Desde lejos

    En el silencio siento pasar hora tras hora
    como un cortejo lento, acompasado y frío
    ¡Ah, cuando tú estás lejos de mi alma todo llora,
    y al rumor de tus pasos hasta en sueños sonrío!

    Yo sé que volverás, que brillará otra aurora
    en mi horizonte grave como un sueño sombrío;
    revivirá en mis bosques tu gran risa sonora
    que los cruzaba alegre como el cristal de un río.

    Un día, al encontrarnos tristes en el camino
    yo puse entre tus manos mi pálido destino.
    ¡Y nada más hermoso jamás han de ofrecerte!

    Mi alma es, frente a tu alma, como el mar frente al cielo:
    pasarán entre ellas, cual la sombra de un vuelo,
    la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!





    El arroyo

    ¿Te acuerdas?
    El arroyo fue la serpiente buena...
    Yo muero extrañamente...
    No me mata la Vida,
    ¿Te acuerdas?
    El arroyo fue la serpiente buena...
    Fluía triste y triste como un llanto de ciego
    cuando en las piedras grises
    donde arraiga la pena
    como un inmenso lirio se levantó tu ruego.
    Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
    despertó en la caricia de la corriente y luego
    sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
    prendía sobre él una rosa de fuego.
    Y mientras la serpiente del arroyo blandía
    el veneno divino de la melancolía,
    tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,
    la coroné de un beso fatal, en la corriente
    vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente
    me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.







    http://amediavoz.com/agustini.htm


    _________________



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    Mensaje por Maria Lua Jue 25 Jul 2024, 18:20

    Jorge Enrique Adoum( Ecuador)

    Poeta, ensayista y narrador ecuatoriano nacido en Ambato en 1926.
    Inició estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central del Ecuador y los terminó en la Universidad
    de Santiago en Chile. A su regresó a Ecuador en 1948, inició una larga carrera literaria alternando su labor poética
    con la docencia y la dirección de varias instituciones culturales. En 1963, comisionado por la UNESCO, viajó por Egipto,
    India, Japón e Israel en un programa de integración de las culturas orientales y occidentales.
    Posteriormente se radicó en Paris, donde fue, sucesivamente, lector de literatura en español, portugués y catalán
    para las ediciones Gallimard, periodista de la radio y la televisión de Francia y traductor de la ONU y la OIT.
    Es autor de más de veinte libros de poesía y ganador de importantes premios, entre los que se cuentan:
    Premio Nacional de Poesía de Ecuador en 1952; premio "Casa de las Américas" 1960, "Premio Xavier Villaurrutia" de México
    en 1976, y el "Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo" en 1989, la más alta presea cultural del gobierno ecuatoriano,
    por el conjunto de su obra.
    Ha cultivado además el teatro, la novela y realizado una notable labor crítica con ensayos sobre los poetas Valéry,
    Rilke, Eliot, Maiakovski, García Lorca, Hugues y Vallejo, recogidos en Poesía del siglo XX. ©



    *****************


    Otra vez el verano

    El verano pone su color tranquilo
    sobre todas las cosas y las hojas;
    de nuevo alborota el viento
    a las muchachas, cierra
    los cuadernos y junta la tarde
    perezosa a las naranjas.
    Arena de luz la playa, tranquilo
    el mar, en paz el ave, solo el polvo
    arrastra su camisa a otro lugar.
    Hoy ha crecido el trigo mucho,
    está la sementera en mediodía:
    doble lámpara de sol y cereal.

    Hoy pude ser feliz: pude tenderme
    a contemplar la página del cielo,
    pude oír removerse a las raíces
    discutiendo con el suelo su estatura,
    pude hablar con la brisa, haber
    entrado al mar que me rodea
    como una cintura, de qué buena
    gana me habría sometido
    al gobierno del ocio y sus racimos.

    Pero estuve ocupado, no tengo
    tiempo porque sufro; el mundo
    nos preocupa; están matando todavía
    al infeliz, aún le rompen
    su arado al triste campesino,
    aún carbonizaron en la silla
    a los callados mártires sin culpa,
    de qué nos sirven el tabaco
    y la luna serena del estío
    si nos quitaron, como siempre, el trigo.

    Para qué tanto sol, tanta abundancia
    torrencial, toda la vida planetaria,
    si nos golpea la injusta
    repartición, si la muerte
    baja del cielo a los extremos
    de la tierra, si la pobreza
    me aleja de las flores y la fiesta,
    si me obliga a estudiar
    cada día mis zapatos.

    Nada es nuestro todavía, aquí
    todo es ajeno como en una posada
    y nos roban la luz en la boca
    de la mina, y la placidez de junio
    con su dulce cosecha que se va
    en las bodegas, y hasta la alegría
    de tenderme junto a ti escuchando
    la sangre, como en una guitarra,
    cantar bajo mi mano en tu cadera.

    Sé que a pesar de todo este día
    volverá con su límpida hermosura,
    su vegetal en apogeo, su hora
    de sopor y de ternura. Volverá
    la estación con su signo de cobre,
    cuando seamos dueños de la vida
    y la tierra, cuando el agua
    nos traiga noticias y saludos
    del hermano. Y nos veremos
    el próximo verano, en mitad
    de un año circundado de uvas
    y de avena. Déjame, entonces,
    tocarte en el día desnudo, déjame
    hablarte en una ola del viento,
    déjame marcar en el corazón el sitio
    del encuentro en que nos hallarán
    cantando, pero no me dejes recordar entonces
    que aún hemos sufrido este verano.

    De "Relato del extranjero" 1955







    Poética a dos voces

    Aves corola que deshoja sin preguntar el viento
    " -... vinieron en la noche, derribaron la puerta..."
    por sus propios colores perseguidas
    " -... hirieron al hermano y quemaron los libros..."
    con las alas mojadas en estanques de altura
    "-... bajaron a registrar hasta abajo del suelo..."
    flechas del paraíso clavadas a su aliento
    "-... rompieron los retratos, desgarraron mis ropas..."
    las lineales celosas ahogadas del aire
    "-... entre caballos se llevaron al marido..."
    otoños en exilio forasteras del tiempo
    "-... le colgaron de los dedos quebrándole las manos..."
    guareciendo su pluma en bodas de algodones
    "-... le han dejado con los pies en agua helada..."
    amor que se adormece en la ola del vuelo
    "-... ha muerto y lo enterraron no sé en dónde..."
    con burbujas de nube entre los remos
    "-... hoy se llevaron ya hasta a los niños."

    Yo quería añadir: Su orden de aluminio...
    Pero no puedo, pero no me dejan
    y no quiero y me callo.
    Tal vez matarlos es ahora el poema más puro.

    De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964







    Pont St. Michel

    los jóvenes han invadido la tierra por parejas
    un pescado abrazado a otro pescado
    y en todos los rincones del desierto
    el doble animal el montón único
    ciegos que se reconocen oliéndose la oreja
    o sordos que se oyen con la lengua

    en esta fría devoración quién de los dos es ella
    quién pondrá entre los dos una guitarra
    quién envidioso los separará con una espada
    o les dará colérico noticias de la guerra

    De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964







    Regreso cuando llovía

    Del agua, como de la sangre, y al agua
    vengo, entrando a tierra por el agua:
    por su ángeles turbios derramados
    de costado, agua y aguacero errante,
    porque lluvia también cuando volvía,
    como una miel de piedra en tempestad
    sobre el pequeño tambor del corazón.

    En la ría, como en un espeso
    machete horizontal, tanta indecisión de ida
    y vuelta, tantos pedazos de la tierra:
    un pañuelo de hojas solas, una involuntaria
    madera, una cáscara, el cadáver
    de un grillo que asesinó la lluvia:
    testimonio de que la vida estaba
    allí no más, al otro lado
    del difícil destino, húmeda y cercana
    como la boca que nos busca.
    ¿Quién
    entonces eludió el regreso, quién
    podía rechazar sus fluviales manos ciegas?
    Porque si es lo fatal si las cosas
    caen y se rompen, si los clavos
    han de golpearse siempre la cabeza,
    si la robusta soledad del ganado
    camina sin cesar a su osamenta
    ¿quiere decir que nunca
    escaparemos a la patria, quiere decir
    que siempre volveré a su costa
    como a la única mujer en donde he estado
    transcurriendo?
    Ah, en esa dura
    paz, en la tinta de la baja noche,
    la población buscaba vida al viento,
    pescaba vida en el amarillo peinado
    del océano, cazaba vida litoral, los aguadores
    llevaban una cruz de vida colgando
    de sus brazos, cáscaras de vida
    escogía el niño en la basura. Todo
    era salvación afuera, todo
    entrega final: enloquecido
    el pez entraba al muro
    vacío de la red, el hombre
    a la mujer, al mar
    el alma empobrecida.

    (Ya se estaban poniendo
    tristes los maíces y hacia sus huesos
    envejecía el campesino, andino
    o lateral. Y de pronto, agua
    sobre la tierra, agua de pronto
    sobre la castigada y flaca duración
    vacilante de los pobres, lluvia
    hasta su sorda cavidad de sueño y alma.)

    Yo quería dormir, quería haber llorado
    con los párpados puestos en mis necesidades,
    en lo olvidado, retroceder a alguien,
    a ella, a mí, a nosotros
    dispersos: y solamente encontré al indio,
    dueño de su desesperanza y de su abismo,
    gastándose sin ruido, sin arder,
    como un fósforo mojado.

    Porque duro como el arroz es el retorno:
    ni casa ni comida ni mujer propia
    ni propia solución la que yo intento;
    no es llovizna de novia arrepentida,
    no es un tango ni una carta
    en olvido gradual: es aguacero
    ecuatorial, a cántaros, territorial: es río
    y mar y lluvia que para el hombre y sus vecinos
    de soledad, de ruina y de destrozo, edifican
    su propia cárcel que mojando lo agoniza.

    Fue preciso cerrarla: gritar, abandonar
    lo que me dieron y fue mío,
    lo que tuvo mi pisada, mi latido o mi olor:
    las ropas colgadas o caídas, mi tinta
    con su alta investidura de arzobispo,
    el celo, los lugares, los cuerpos
    de donde injustamente salía las mañanas
    y estar aquí, de nuevo, en mi terreno
    caminante y en mi terrestre invierno
    que a sí mismo se destruye, destruido.

    De "Ecuador Amargo" 1949







    Resumen de la infancia

    Ante todo, es preciso ordenar la infancia
    como un país disperso, hallar las fechas
    de su límite: la dulce iniciación
    en la desobediencia, la cerradura
    que por necesidad puse a mi alcoba
    o la primera mujer que se guardó la noche
    entre sus telas estériles, sus párpados.

    Y descubrí de pronto que nadie compartía
    mis costumbres: la muerte había entrado
    antiguamente al patio, a la bodega,
    y yo crecía sobre un osario familiar.
    No sé por qué, porque sí, por pura
    gana, cambié las órdenes para la cena,
    el sitio de los adornos, el precio
    de las plumas; odié el muro
    que cercaba la viña y el camino de orina
    a los establos. Y ya no pude vivir más,
    no podía establecer mi edad, mi oficio,
    destruir la seguridad de cada día
    o levantar los párpados hacia la luz
    de afuera: un hombre pasaba sin llorar
    bajo la lluvia, las aldeanas
    completaban su cuerpo entre la hierba,
    pero debía conservar la herencia intacta,
    conocer los secretos del ganado,
    calcular la distancia entre mi seca
    seguridad y la aventura.

    Así empecé
    a soñar solamente con la llave,
    con la bahía donde nadie hubiera
    a despedirme, con migraciones de pájaros
    azules. No era la pegajosa soledad
    lo que buscaba sino una familia
    diseminada en la distancia, una
    hora de paz bajo los árboles, una hoja
    sin odio entre mis manos.

    De "Notas del hijo pródigo" 1953



    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Jue 25 Jul 2024, 18:23


    Manuel Acuña ( México)

    Poeta mexicano nacido en Saltillo, Coahuila, en 1849.
    A los veinte años de edad inició su carrera poética con una elegía a la muerte de su compañero y amigo
    Eduardo Alzúa. En el mismo año, fundó en compañía de varios intelectuales la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl,
    en el seno de la cual dio a conocer sus primeros versos.
    En 1871 fue reconocido por la crítica por su drama El Pasado, publicado en un folleto del periódico La Iberia
    intitulado Ensayos literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl. Este folleto contenía además once de sus poemas
    y su famoso Nocturno a Rosario, inspirado en el gran amor de su vida, Rosario de la Peña, quien estuvo íntimamente
    ligada a sus últimos años y pesó tanto en su ánimo que mucho tuvo que ver con su trágica muerte.
    Su obra poética está compuesta por poemas amorosos y satíricos, contenidos en la publicación Donde las dan las toman
    y en una edición póstuma aparecida en el año 1874.
    Se quitó la vida en diciembre de 1873.



    ***********


    La brisa

    A mi querido amigo J.C. Fernández

    Aliento de la mañana
    que vas robando en tu vuelo
    la esencia pura y temprana
    que la violeta lozana
    despide en vapor al cielo.

    Dime, soplo de la aurora,
    brisa inconstante y ligera,
    ¿vas por ventura a esta hora
    al valle que te enamora
    y que gimiendo te espera?

    ¿O vas acaso a los nidos
    de los jilgueros cantores
    que en la espesura escondidos
    te aguardan medio adormidos
    sobre sus lechos de flores?

    ¿O vas anunciando acaso,
    sopla del alba naciente,
    al murmurar de tu paso,
    que el muerto sol del ocaso
    se alza un niño en Oriente?

    Recoge tus leves alas,
    brisa pura del Estío,
    que los perfumes que exhalas
    vas robando entre las galas
    de las violetas del río.

    Detén tu fugaz carrera
    sobre las risueñas flores
    de la loma y la pradera,
    y ve a despertar ligera
    al ángel de mis amores.

    Y dile, brisa aromada,
    con tu murmullo sonoro,
    que ella es mi ilusión dorada,
    y que en mi pecho grabada
    como a mi vida la adoro.










    La felicidad

    Un cielo azul de estrellas
    brillando en la inmensidad;
    un pájaro enamorado
    cantando en el florestal;
    por ambiente los aromas
    del jardín y el azahar;
    junto a nosotros el agua
    brotando del manantial
    nuestros corazones cerca,
    nuestros labios mucho más,
    tú levantándote al cielo
    y yo siguiéndote allá,
    ese es el amor mi vida,
    ¡Esa es la felicidad!...

    Cruza con las mismas alas
    los mundos de lo ideal;
    apurar todos los goces,
    y todo el bien apurar;
    de lo sueños y la dicha
    volver a la realidad,
    despertando entre las flores
    de un césped primaveral;
    los dos mirándonos mucho,
    los dos besándonos más,
    ese es el amor, mi vida,
    ¡Esa es la felicidad...!







    Misterio

    Si tu alma pura es un broche
    que para abrirse a la vida
    quiere la calma adormecida
    de las sombras de la noche;

    Si buscas como un abrigo
    lo más tranquilo y espeso,
    para que tu alma y tu beso
    se encuentren sólo conmigo;

    Y si temiendo en tus huellas
    testigos de tus amores,
    no quieres ver más que flores,
    más que montañas y estrellas;

    Yo sé muchas grutas, y una
    donde podrás en tu anhelo,
    ver un pedazo de cielo
    cuando aparezca la luna.

    Donde a tu tímido oído
    no llegarán otros sones
    que las tranquilas canciones
    de algún ruiseñor perdido.

    Donde a tu mágico acento
    y estremecido y de hinojos,
    veré abrirse ante mis ojos
    los mundos del sentimiento.

    Y donde tu alma y la mía,
    como una sola estrechadas,
    se adormirán embriagadas
    de amor y melancolía.

    Ven a esta gruta y en ella
    yo te daré mis desvelos,
    hasta que se hunda en los cielos
    la luz de la última estrella.

    Y antes que el ave temprana
    su alegre vuelo levante
    y entre los álamos cante
    la vuelta de la mañana.

    Yo te volveré al abrigo
    de tu estancia encantadora,
    donde el recuerdo de esa hora
    vendrás a soñar conmigo...

    Mientras que yo en el exceso
    de la pasión que me inspiras
    iré a soñar que me miras,
    e iré a soñar que te beso.







    Nocturno a Rosario

    ¡Pues bien! yo necesito
    decirte que te adoro
    decirte que te quiero
    con todo el corazón;
    que es mucho lo que sufro,
    que es mucho lo que lloro,
    que ya no puedo tanto
    al grito que te imploro,
    te imploro y te hablo en nombre
    de mi última ilusión.

    II

    Yo quiero que tu sepas
    que ya hace muchos días
    estoy enfermo y pálido
    de tanto no dormir;
    que ya se han muerto todas
    las esperanzas mías,
    que están mis noches negras,
    tan negras y sombrías,
    que ya no se ni dónde
    se alzaba el porvenir.

    III

    De noche, cuando pongo
    mis sienes en la almohada
    y hacia otro mundo quiero
    mi espíritu volver,
    camino mucho, mucho,
    y al fin de la jornada
    las formas de mi madre
    se pierden en la nada
    y tú de nuevo vuelves
    en mi alma a aparecer.

    IV

    Comprendo que tus besos
    jamás han de ser míos,
    comprendo que en tus ojos
    no me he de ver jamás,
    y te amo y en mis locos
    y ardientes desvaríos
    bendigo tus desdenes,
    adoro tus desvíos,
    y en vez de amarte menos
    te quiero mucho más.

    V

    A veces pienso en darte
    mi eterna despedida,
    borrarte en mis recuerdos
    y hundirte en mi pasión
    mas si es en vano todo
    y el alma no te olvida,
    ¿Que quieres tu que yo haga,
    pedazo de mi vida?
    ¿Que quieres tu que yo haga
    con este corazón?

    VI

    Y luego que ya estaba
    concluido tu santuario,
    tu lámpara encendida,
    tu velo en el altar;
    el sol de la mañana
    detrás del campanario,
    chispeando las antorchas,
    humeando el incensario,
    y abierta allá a lo lejos
    la puerta del hogar...

    VII

    ¡Que hermoso hubiera sido
    vivir bajo aquel techo,
    los dos unidos siempre
    y amándonos los dos;
    tú siempre enamorada,
    yo siempre satisfecho,
    los dos una sola alma,
    los dos un solo pecho,
    y en medio de nosotros
    mi madre como un Dios!

    VIII

    ¡Figúrate que hermosas
    las horas de esa vida!
    Que dulce y bello el viaje
    por una tierra así!
    Y yo soñaba en eso,
    mi santa prometida;
    y al delirar en ello
    con alma estremecida,
    pensaba yo en ser bueno
    por ti, no mas por ti.

    IX

    !Bien sabe Dios que ese era
    mi mas hermoso sueño,
    mi afán y mi esperanza,
    mi dicha y mi placer;
    bien sabe Dios que en nada
    cifraba yo mi empeño,
    sino en amarte mucho
    bajo el hogar risueño
    que me envolvió en sus besos
    cuando me vio nacer!

    X

    Esa era mi esperanza...
    mas ya que a sus fulgores
    se opone el hondo abismo
    que existe entre los dos,
    ¡Adiós por la vez última,
    amor de mis amores;
    la luz de mis tinieblas,
    la esencia de mis flores;
    mi lira de poeta,
    mi juventud, adiós!








    Pobre flor

    -«¿Por qué te miro así tan abatida,
    pobre flor?
    ¿En dónde están las galas de tu vida
    y el color?

    »Dime, ¿por qué tan triste te consumes,
    dulce bien?»
    -«¿Quién?, ¡el delirio devorante y loco
    de un amor,
    que me fue consumiendo poco a poco
    de dolor!
    Porque amando con toda la ternura
    de la fe,
    a mí no quiso amarme la criatura
    que yo amé.

    »Y por eso sin galas me marchito
    triste aquí,
    siempre llorando en mi dolor maldito,
    ¡Siempre así!»-
    ¡Habló la flor!...
    Yo gemí... era igual a la memoria
    de mi amor.




    _________________



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    Mensaje por Maria Lua Vie 26 Jul 2024, 17:29

    Mario Benedetti ( Uruguay)


    Poeta y novelista uruguayo nacido en 1920 en Paso de Los Toros.
    Recibió la formación primaria y secundaria en Montevideo y a los dieciocho años se trasladó a Buenos Aires
    donde residió por varios años. En 1945 formó parte del famoso semanario «Marcha» donde colaboró como periodista
    hasta 1974.
    Ocupó el cargo de director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias
    de la Universidad de Montevideo.
    Desde 1983 se radicó en España permaneciendo allí la mayor parte del año. Obtuvo el VIII Premio Reina Sofía de Poesía
    y recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante.
    Su vasta producción literaria abarca todos los géneros, incluyendo famosas letras de canciones, cuentos y ensayos,
    traducidos en su mayoría a varios idiomas.
    De su extensa obra se encuentran entre otros, la novela «Gracias por el fuego», «El olvido está lleno de memoria»,
    y los poemarios, «Inventario Uno» e «Inventario Dos».
    Falleció en Montevideo en mayo de 2009.




    ***************



    Amor de tarde

    Es una lástima que no estés conmigo
    cuando miro el reloj y son las cuatro
    y acabo la planilla y pienso diez minutos
    y estiro las piernas como todas las tardes
    y hago así con los hombros para aflojar la espalda
    y me doblo los dedos y les saco mentiras.

    Es una lástima que no estés conmigo
    cuando miro el reloj y son las cinco
    y soy una manija que calcula intereses
    o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
    o un oído que escucha como ladra el teléfono
    o un tipo que hace números y les saca verdades.

    Es una lástima que no estés conmigo
    cuando miro el reloj y son las seis.
    Podrías acercarte de sorpresa
    y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
    yo con la mancha roja de tus labios
    tú con el tizne azul de mi carbónico.




    *****************


    De árbol en árbol

    a ambrosio y silvia

    Los árboles
    ¿serán acaso solidarios?
    ¿digamos el castaño de los campos elíseos
    con el quebrancho de entre ríos
    o los olivos de jaén
    con los sauces de tacuarembó?

    ¿le avisará la encina de westfalia
    al flaco alerce de tirol
    que administre mejor su trementina?

    y el caucho de pará
    o el baobab en las márgenes del cuanza
    ¿provocarán al fin la verde angustia
    de aquel ciprés de la mission dolores
    que cabeceaba en frisco
    california?

    ¿se sentirá el ombú en su pampa de rocío
    casi un hermano de la ceiba antillana?

    los de este parque o aquella floresta
    ¿se dirán de copa a copa que el muérdago
    otrora tan sagrado entre los galos
    ahora es apenas un parásito
    con chupadores corticales?

    ¿sabrán los cedros del líbano
    y los caobos de corinto
    que sus voraces enemigos
    no son la palma de camagüey
    ni el eucalipto de tasmania
    sino el hacha tenaz del leñador
    la sierra de las grandes madereras
    el rayo como látigo en la noche?




    *************


    Defensa de la alegría

    a trini

    Defender la alegría como una trinchera
    defenderla del escándalo y la rutina
    de la miseria y los miserables
    de las ausencias transitorias
    y las definitivas
    defender la alegría como un principio
    defenderla del pasmo y las pesadillas
    de los neutrales y de los neutrones
    de las dulces infamias
    y los graves diagnósticos

    defender la alegría como una bandera
    defenderla del rayo y la melancolía
    de los ingenuos y de los canallas
    de la retórica y los paros cardiacos
    de las endemias y las academias

    defender la alegía como un destino
    defenderla del fuego y de los bomberos
    de los suicidas y los homicidas
    de las vacaciones y del agobio
    de la obligación de estar alegres

    defender la alegría como una certeza
    defenderla del óxido y de la roña
    de la famosa pátina del tiempo
    del relente y del oportunismo
    de los proxenetas de la risa

    defender la alegría como un derecho
    defenderla de dios y del invierno
    de las mayúsculas y de la muerte
    de los apellidos y las lástimas
    del azar
    y también de la alegría.



    ****************


    Enamorarse y no

    Cuando uno se enamora las cuadrillas
    del tiempo hacen escala en el olvido
    la desdicha se llena de milagros
    el miedo se convierte en osadía
    y la muerte no sale de su cueva
    enamorarse es un presagio gratis
    una ventana abierta al árbol nuevo
    una proeza de los sentimientos
    una bonanza casi insoportable
    y un ejercicio contra el infortunio
    por el contrario desenamorarse
    es ver el cuerpo como es y no
    como la otra mirada lo inventaba
    es regresar más pobre al viejo enigma
    y dar con la tristeza en el espejo




    **************


    Luna congelada

    Con esta soledad
    alevosa
    tranquila
    con esta soledad
    de sagradas goteras
    de lejanos aullidos
    de monstruos de silencio
    de recuerdos al firme
    de luna congelada
    de noche para otros
    de ojos bien abiertos

    con esta soledad
    inservible
    vacía

    se puede algunas veces
    entender
    el amor.


    ******************


    Me sirve y no me sirve...

    Me sirve y no me sirve
    La esperanza tan dulce,
    tan pulida, tan triste,
    la promesa tan leve,
    no me sirve.
    No me sirve tan mansa la esperanza

    La rabia tan sumisa,
    tan débil, tan humilde,
    el furor tan prudente
    no me sirve.
    No me sirve
    Tan sabia tanta rabia.

    El grito tan exacto
    si el tiempo lo permite,
    alarido tan pulcro
    no me sirve.
    No me sirve tan bueno
    Tanto trueno

    El coraje tan dócil
    la bravura tan chirle,
    la intrepidez tan lenta
    no me sirve.
    No me sirve
    tan fría la osadía.

    Si me sirve la vida
    que es vida hasta morirse,
    y el corazón alerta sí me sirve.
    Me sirve cuando avanza
    la confianza.

    Me sirve tu mirada
    que es generosa y firme,
    y tu silencio franco sí me sirve.
    Me sirve la medida de tu vida.

    Me sirve tu futuro
    que es un presente libre,
    y tu lucha de siempre
    sí me sirve.
    Me sirve tu batalla
    sin medalla.

    Me sirve la modestia
    de tu orgullo posible,
    y tu mano segura
    sí me sirve.
    Me sirve tu sendero,
    compañero.




    ****************


    Sirena

    Tengo la convicción de que no existes
    y sin embargo te oigo cada noche

    te invento a veces con mi vanidad
    o mi desolación o mi modorra

    del infinito mar viene tu asombro
    lo escucho como un salmo y pese a todo

    tan convencido estoy de que no existes
    que te aguardo en mi sueño para luego.







    _________________



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    Mensaje por Maria Lua Lun 29 Jul 2024, 14:12


    Alejandra Pizarnik


    Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1936.
    Obtuvo su título en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires y posteriormente viajó a Paris
    hasta 1964 donde estudió Literatura Francesa en La Sorbona y trabajó en el campo literario colaborando
    en varios diarios y revistas con sus poemas y traducciones de Artaud y Cesairé, entre otros.
    Es una de las voces más representativas de la generación del sesenta y es considerada como una de las poetas
    líricas y surrealistas más importantes de Argentina.
    Su obra poética está representada en las siguientes obras: «La tierra más ajena» en 1955, «La última inocencia»
    en 1956, «Las aventuras perdidas» en 1958, «Árbol de diana» en 1962, «Los trabajos y las noches» en 1965,
    «Extracción de la piedra de locura» en 1968, «El infierno musical» en 1971 y «Textos de sombra y últimos poemas»,
    publicación póstuma en el año 1982.
    En 1972 falleció como consecuencia de una profunda depresión


    ******************



    Cantora nocturna

    Joe, macht die Musik von damals nacht...

    La que murió de su vestido azul está cantando.
    Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.

    Adentro de su canción hay un vestido azul, hay
    un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado
    con los ecos de los latidos de su corazón
    muerto.

    Expuesta a todas las perdiciones, ella
    canta junto a una niña extraviada que es ella:
    su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la
    niebla verde en los labios y del frío gris en los
    ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre
    la sed y la mano que busca el vaso.

    Ella canta.







    Cenizas

    La noche se astilló de estrellas
    mirándome alucinada
    el aire arroja odio
    embellecido su rostro
    con música.

    Pronto nos iremos

    Arcano sueño
    antepasado de mi sonrisa
    el mundo está demacrado
    y hay candado pero no llaves
    y hay pavor pero no lágrimas.

    ¿Qué haré conmigo?

    Porque a Ti te debo lo que soy

    Pero no tengo mañana

    Porque a Ti te...

    La noche sufre.







    Cold in hand blues

    y qué es lo que vas a decir
    voy a decir solamente algo
    y qué es lo que vas a hacer
    voy a ocultarme en el lenguaje
    y por qué
    tengo miedo



    Cuarto solo

    Si te atreves a sorprender
    la verdad de esta vieja pared;
    y sus fisuras, desgarraduras,
    formando rostros, esfinges,
    manos, clepsidras,
    seguramente vendrá
    una presencia para tu sed,
    probablemente partirá
    esta ausencia que te bebe.







    Despedida

    Mata su luz un fuego abandonado.
    Sube su canto un pájaro enamorado.
    Tantas criaturas ávidas en mi silencio
    y esta pequeña lluvia que me acompaña.

    De "Los trabajos y las noches" 1965









    El despertar

    A León Ostrov

    Señor
    La jaula se ha vuelto pájaro
    y se ha volado
    y mi corazón está loco
    porque aúlla a la muerte
    y sonríe detrás del viento
    a mis delirios

    Qué haré con el miedo
    Qué haré con el miedo

    Ya no baila la luz en mi sonrisa
    ni las estaciones queman palomas en mis ideas
    Mis manos se han desnudado
    y se han ido donde la muerte
    enseña a vivir a los muertos

    Señor
    El aire me castiga el ser
    Detrás del aire hay monstruos
    que beben de mi sangre

    Es el desastre
    Es la hora del vacío no vacío
    Es el instante de poner cerrojo a los labios
    oír a los condenados gritar
    contemplar a cada uno de mis nombres
    ahorcados en la nada.

    Señor
    Tengo veinte años
    También mis ojos tienen veinte años
    y sin embargo no dicen nada

    Señor
    He consumado mi vida en un instante
    La última inocencia estalló
    Ahora es nunca o jamás
    o simplemente fue

    ¿Cómo no me suicido frente a un espejo
    y desaparezco para reaparecer en el mar
    donde un gran barco me esperaría
    con las luces encendidas?

    ¿Cómo no me extraigo las venas
    y hago con ellas una escala
    para huir al otro lado de la noche?

    El principio ha dado a luz el final
    Todo continuará igual
    Las sonrisas gastadas
    El interés interesado
    Las preguntas de piedra en piedra
    Las gesticulaciones que remedan amor
    Todo continuará igual

    Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
    porque aún no les enseñaron
    que ya es demasiado tarde

    Señor
    Arroja los féretros de mi sangre

    Recuerdo mi niñez
    cuando yo era una anciana
    Las flores morían en mis manos
    porque la danza salvaje de la alegría
    les destruía el corazón

    Recuerdo las negras mañanas de sol
    cuando era niña
    es decir ayer
    es decir hace siglos

    Señor
    La jaula se ha vuelto pájaro
    y ha devorado mis esperanzas

    Señor
    La jaula se ha vuelto pájaro
    Qué haré con el miedo

    De "Las aventuras perdidas" 1958









    El sol, el poema

    Barcos sobre el agua natal.
    Agua negra, animal de olvido. Agua lila, única vigilia.
    El misterio soleado de las voces en el parque. Oh tan antiguo.



    Exilio

    A Raúl Gustavo Aguirre

    Esta manía de saberme ángel,
    sin edad,
    sin muerte en qué vivirme,
    sin piedad por mi nombre
    ni por mis huesos que lloran vagando.

    ¿Y quién no tiene un amor?
    ¿Y quién no goza entre amapolas?
    ¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
    un miedo, algo horrible,
    aunque fuere con plumas,
    aunque fuere con sonrisas?

    Siniestro delirio amar a una sombra.
    La sombra no muere.
    Y mi amor
    sólo abraza a lo que fluye
    como lava del infierno:
    una logia callada,
    fantasmas en dulce erección,
    sacerdotes de espuma,
    y sobre todo ángeles,
    ángeles bellos como cuchillos
    que se elevan en la noche
    y devastan la esperanza.







    Fronteras inútiles

    un lugar
    no digo un espacio
    hablo de
    qué

    hablo de lo que no es
    hablo de lo que conozco


    no el tiempo
    sólo todos los instantes
    no el amor
    no

    no

    un lugar de ausencia
    un hilo de miserable unión.






    Hija del viento

    Han venido.
    Invaden la sangre.
    Huelen a plumas,
    a carencias,
    a llanto.
    Pero tú alimentas al miedo
    y a la soledad
    como a dos animales pequeños
    perdidos en el desierto.

    Han venido
    a incendiar la edad del sueño.
    Un adiós es tu vida.
    Pero tú te abrazas
    como la serpiente loca de movimiento
    que sólo se halla a sí misma
    porque no hay nadie.

    Tú lloras debajo del llanto,
    tú abres el cofre de tus deseos
    y eres más rica que la noche.

    Pero hace tanta soledad
    que las palabras se suicidan.







    Invocaciones

    Insiste en tu abrazo,
    redobla tu furia ,
    crea un espacio de injurias
    entre yo y el espejo,
    crea un canto de leprosa
    entre yo y la que me creo.







    La enamorada

    ante la lúgubre manía de vivir
    esta recóndita humorada de vivir
    te arrastra Alejandra no lo niegues.

    hoy te miraste en el espejo
    y te fuiste triste estabas sola
    y la luz rugía el aire cantaba
    pero tu amado no volvió

    enviarás mensajes sonreirás
    tremolarás tus manos así volverá
    tu amado tan amado

    oyes la demente sirena que lo robó
    el barco con barbas de espuma
    donde murieron las risas
    recuerdas el último abrazo
    oh nada de angustias
    ríe en el pañuelo llora a carcajadas
    pero cierra las puertas de tu rostro
    para que no digan luego
    que aquella mujer enamorada fuiste tú

    te remuerden los días
    te culpan las noches
    te duele la vida tanto tanto
    desesperada ¿adónde vas?
    desesperada ¡nada más!







    La mesa verde

    El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me
    ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.

    Pero a mi noche no la mata ningún sol.

    ¿Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?

    Me pruebo en el lenguaje en que compruebo el peso de mis muertos.

    El mar esconde sus muertos. Porque lo de abajo tiene que quedar abajo.






    La última inocencia

    Partir
    en cuerpo y alma
    partir.

    Partir
    deshacerse de las miradas
    piedras opresoras
    que duermen en la garganta.

    He de partir
    no más inercia bajo el sol
    no más sangre anonadada
    no más fila para morir.

    He de partir

    Pero arremete ¡viajera!




    http://amediavoz.com/pizarnik.htm


    _________________



    POETAS LATINOAMERICANOS  - Página 7 Marialuaf


    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Maria Lua Mar 30 Jul 2024, 16:45


    Manuel Acuña



    Poeta mexicano nacido en Saltillo, Coahuila, en 1849.
    A los veinte años de edad inició su carrera poética con una elegía a la muerte de su compañero y amigo
    Eduardo Alzúa. En el mismo año, fundó en compañía de varios intelectuales la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl,
    en el seno de la cual dio a conocer sus primeros versos.
    En 1871 fue reconocido por la crítica por su drama El Pasado, publicado en un folleto del periódico La Iberia
    intitulado Ensayos literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl. Este folleto contenía además once de sus poemas
    y su famoso Nocturno a Rosario, inspirado en el gran amor de su vida, Rosario de la Peña, quien estuvo íntimamente
    ligada a sus últimos años y pesó tanto en su ánimo que mucho tuvo que ver con su trágica muerte.
    Su obra poética está compuesta por poemas amorosos y satíricos, contenidos en la publicación Donde las dan las toman
    y en una edición póstuma aparecida en el año 1874.
    Se quitó la vida en diciembre de 1873



    ********************


    A un arroyo

    A mi hermano Juan de Dios Peza

    Cuando todo era flores tu camino,
    cuando todo era pájaros tu ambiente,
    cediendo de tu curso a la pendiente
    todo era en ti fugaz y repentino.

    Vino el invierno con sus nieblas vino
    el hielo que hoy estanca tu corriente,
    y en situación tan triste y diferente
    ni aún un pálido sol te da el destino.

    Y así en la vida el incesante vuelo
    mientras que todo es ilusión, avanza
    en sólo una hora cuanto mide un cielo;

    Y cuando el duelo asoma en lontananza
    entonces como tú cambiada en hielo
    no puede reflejar ni la esperanza.








    A una flor

    Cuando tu broche apenas se entreabría
    para aspirar la dicha y el contento
    ¿te doblas ya y cansada y sin aliento,
    te entregas al dolor y a la agonía?

    ¿No ves, acaso, que esa sombra impía
    que ennegrece el azul del firmamento
    nube es tan sólo que al soplar el viento,
    te dejará de nuevo ver el día?...

    ¡Resucita y levántate!... Aún no llega
    la hora de que en el fondo de tu broche
    des cabida al pesar que te doblega.

    Injusto para el sol es tu reproche,
    que esa sombra que pasa y que te ciega,
    es una sombra, pero aún no es la noche.








    Adiós

    A...

    Después de que el destino
    me ha hundido en las congojas
    del árbol que se muere
    crujiendo de dolor,
    truncando una por una
    las flores y las hojas
    que al beso de los cielos
    brotaron de mi amor.

    Después de que mis ramas
    se han roto bajo el peso
    de tanta y tanta nieve
    cayendo sin cesar,
    y que mi ardiente savia
    se ha helado con el beso
    que el ángel del invierno
    me dio al atravesar.

    Después... es necesario
    que tú también te alejes
    en pos de otras florestas
    y de otro cielo en pos;
    que te alces de tu nido,
    que te alces y me dejes
    sin escuchar mis ruegos
    y sin decirme adiós.

    Yo estaba solo y triste
    cuando la noche te hizo
    plegar las blancas alas
    para acogerte a mí,
    entonces mi ramaje
    doliente y enfermizo
    brotó sus flores todas
    tan solo para ti.

    En ellas te hice el nido
    risueño en que dormías
    de amor y de ventura
    temblando en su vaivén,
    y en él te hallaban siempre
    las noches y los días
    feliz con mi cariño
    y amándote también...

    ¡Ah! nunca en mis delirios
    creí que fuera eterno
    el sol de aquellas horas
    de encanto y frenesí;
    pero jamás tampoco
    que el soplo del invierno
    llegara entre tus cantos,
    y hallándote tú aquí...

    Es fuerza que te alejes...
    rompiéndome en astillas;
    ya siento entre mis ramas
    crujir el huracán,
    y heladas y temblando
    mis hojas amarillas
    se arrancan y vacilan
    y vuelan y se van...

    Adiós, paloma blanca
    que huyendo de la nieve
    te vas a otras regiones
    y dejas tu árbol fiel;
    mañana que termine
    mi vida oscura y breve
    ya solo tus recuerdos
    palpitarán sobre él.

    Es fuerza que te alejes
    del cántico y del nido
    tu sabes bien la historia
    paloma que te vas...
    El nido es el recuerdo
    y el cántico el olvido,
    el árbol es el siempre
    y el ave es el jamás.

    Adiós mientras que puedes
    oír bajo este cielo
    el último ¡ay! del himno
    cantado por los dos...
    Te vas y ya levantas
    el ímpetu y el vuelo,
    te vas y ya me dejas,
    ¡paloma, adiós, adiós!







    Adiós a México

    Escrita para la Sra. Cayrón
    y leída por ella en una función
    de despedida.

    Pues que del destino en pos
    débil contra su cadena,
    frente al deber que lo ordena
    tengo que decirte adiós;

    Antes que mi boca se abra
    para dar paso a este acento,
    la voz de mi sentimiento
    quiere hablarte una palabra.

    Que muy bien pudiera ser
    que cuando de aquí me aleje,
    al decirte adiós, te deje
    para no volverte a ver.

    Y así entre el mal con que lucho
    y que en el dolor me abisma,
    quiero decirte yo misma,
    sepas que te quiero mucho.

    Que enamorada de ti
    desde antes de conocerte,
    yo vine sólo por verte,
    y al verte te puse aquí.

    Que mi alma reconocida
    te adora con loco empeño,
    porque tu amor era el sueño
    más hermoso de mi vida.

    Que del libro de mi historia
    te dejo la hoja más bella,
    porque en esa hoja destella
    tu gloria más que mi gloria.

    Que soñaba en no dejarte
    sino hasta el postrer momento,
    partiendo mi pensamiento
    entre tu amor y el del arte.

    Y que hoy ante esa ilusión
    que se borra y se deshace,
    siento ¡ay de mí! que se hace
    pedazos mi corazón...

    Tal vez ya nunca en mi anhelo
    podré endulzar mi tristeza
    con ver sobre mi cabeza
    el esplendor de tu cielo.

    Tal vez ya nunca a mi oído
    resonará en la mañana,
    la voz del ave temprana
    que canta desde su nido.

    Y tal vez en los amores
    con que te adoro y admiro
    estas flores que hoy aspiro
    serán las últimas flores...

    Pero si afectos tan tiernos
    quiere el destino que deje,
    y que me aparte y me aleje
    para no volver a vernos;

    Bajo la luz de este día
    de encanto inefable y puro
    al darte mi adiós te juro,
    ¡oh dulce México mío!

    Que si él con sus fuerzas trunca
    todos los humanos lazos,
    te arrancará de mis brazos
    ¡pero de mi pecho, nunca!







    Amor

    ¡Amar a una mujer, sentir su aliento,
    y escuchar a su lado
    lo dulce y armonioso de su acento;
    tener su boca a nuestra boca unida
    y su cuello en el nuestro reclinado,
    es el placer mas grato de la vida,
    el goce mas profundo
    que puede disfrutarse sobre el mundo!

    Porque el amor al hombre es tan preciso,
    como el agua a las flores,
    como el querube ardiente al paraíso;
    es el prisma de mágicos colores
    que transforma y convierte
    las espinas en rosas,
    y que hace bella hasta la misma muerte
    a pesar de sus formas espantosas.

    Amando a una mujer, olvida el hombre
    hasta su misma esencia,
    sus deberes mas santos y su nombre;
    no cambia por el cielo su existencia;
    y con su afán y su delirio, loco,
    acaricia sonriendo su creencia,
    y el mundo entero le parece poco...
    Quitadle al zenzontle la armonía,
    y al águila su vuelo,
    y al iluminar espléndido del día
    el azul pabellón del ancho cielo,
    y el mundo seguirá... Más la criatura,
    del amor separada
    morirá como muere marchitada
    la rosa blanca y pura
    que el huracán feroz deja tronchada;
    como muere la nube y se deshace
    en perlas cristalinas
    cuando le hace falta un sol que la sostenga
    en la etérea región de las ondinas.

    ¡Amor es Dios!, a su divino fiat
    brotó la tierra con sus gayas flores
    y sus selvas pobladas
    de abejas y de pájaros cantores,
    y con sus blancas y espumosas fuentes
    y sus limpias cascadas
    cayendo entre las rocas a torrentes;
    brotó sin canto ni armonía...

    Hasta que el beso puro de Adán y Eva,
    resonando en el viento,
    enseñó a las criaturas ese idioma,
    ese acento magnífico y sublime
    con que suspira el cisne cuando canta
    y la tórtola dulce cuando gime,
    ¡Amor es Dios!, y la mujer la forma
    en que encarna su espíritu fecundo;
    él es el astro y ella su reflejo,
    él es el paraíso y ella el mundo...

    Y vivir es amar. A quien no ha sentido
    latir el corazón dentro del pecho
    del amor al impulso,
    no comprende las quejas de la brisa
    que vaga entre los lirios de la loma,
    ni de la virgen casta la sonrisa
    ni el suspiro fugaz de la paloma.

    ¡Existir es amar! Quien no comprende
    esa emoción dulcísima y suave,
    esa tierna fusión de dos criaturas
    gimiendo en un gemido,
    en un goce gozando
    y latiendo en unísono latido...
    Quien no comprende ese placer supremo,
    purísimo y sonriente,
    ése miente si dice que ha vivido;
    si dice que ha gozado, miente.

    Y el amor no es el goce de un instante
    que en su lecho de seda
    nos brinda la ramera palpitante;
    no es el deleite impuro
    que hallamos al brillar una moneda
    del cieno y de la infamia entre lo oscuro;
    no es la miel que provoca
    y que deja, después que la apuramos,
    amargura en el alma y en la boca...

    Pureza y armonía,
    ángeles bellos y hadas primorosas
    en un Edén de luz y de poesía,
    en un pensil de nardos y de rosas,
    Todo es el amor.
    Mundo en que nadie
    llora o suspira sin hallar un eco;
    fanal de bienandanza
    que hace que siempre ante los ojos radie
    la viva claridad de una esperanza.

    El amor es la gloria,
    la corona esplendente
    con que sueña el genio de alma grande
    que pulsa el arpa o el acero blande,
    la virgen sonriente.
    El Petrarca sin Laura,
    no fuera el vate del sentido canto
    que hace brotar suspiros en el pecho
    y en la pupila llanto.
    Y el Dante sin Beatriz no fuera el poeta
    a veces dulce y tierno,
    y a veces grande, aterrador y ronco
    como el cantor salido del infierno...

    Y es que el amor encierra
    en su forma infinita
    cuanto de bello el universo habita,
    cuanto existe de ideal sobre la tierra.
    Amor es Dios, el lazo que mantiene
    en constante armonía
    los seres mil de la creación inmensa;
    y la mujer la diosa,
    la encarnación sublime y sacrosanta
    que la pradera con su olor inciensa
    y que la orquesta del Supremo canta,
    ¡Y salve, amor! emanación divina...

    ¡Tú, mas blanca y mas pura
    que la luz de la estrella matutina!
    ¡Salve, soplo de Dios!...
    Y cuando mi alma
    deje de ser un templo a la hermosura,
    ven a arrancarme el corazón del pecho
    ven a abrir a mis pies la sepultura.





    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
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    Mensaje por Maria Lua Miér 31 Jul 2024, 18:23


    Jorge Enrique Adoun



    Poeta, ensayista y narrador ecuatoriano nacido en Ambato en 1926.
    Inició estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central del Ecuador y los terminó en la Universidad
    de Santiago en Chile. A su regresó a Ecuador en 1948, inició una larga carrera literaria alternando su labor poética
    con la docencia y la dirección de varias instituciones culturales. En 1963, comisionado por la UNESCO, viajó por Egipto,
    India, Japón e Israel en un programa de integración de las culturas orientales y occidentales.
    Posteriormente se radicó en Paris, donde fue, sucesivamente, lector de literatura en español, portugués y catalán
    para las ediciones Gallimard, periodista de la radio y la televisión de Francia y traductor de la ONU y la OIT.
    Es autor de más de veinte libros de poesía y ganador de importantes premios, entre los que se cuentan:
    Premio Nacional de Poesía de Ecuador en 1952; premio "Casa de las Américas" 1960, "Premio Xavier Villaurrutia" de México
    en 1976, y el "Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo" en 1989, la más alta presea cultural del gobierno ecuatoriano,
    por el conjunto de su obra.
    Ha cultivado además el teatro, la novela y realizado una notable labor crítica con ensayos sobre los poetas Valéry,
    Rilke, Eliot, Maiakovski, García Lorca, Hugues y Vallejo, recogidos en Poesía del siglo XX



    *****************



    Otra vez el verano

    El verano pone su color tranquilo
    sobre todas las cosas y las hojas;
    de nuevo alborota el viento
    a las muchachas, cierra
    los cuadernos y junta la tarde
    perezosa a las naranjas.
    Arena de luz la playa, tranquilo
    el mar, en paz el ave, solo el polvo
    arrastra su camisa a otro lugar.
    Hoy ha crecido el trigo mucho,
    está la sementera en mediodía:
    doble lámpara de sol y cereal.

    Hoy pude ser feliz: pude tenderme
    a contemplar la página del cielo,
    pude oír removerse a las raíces
    discutiendo con el suelo su estatura,
    pude hablar con la brisa, haber
    entrado al mar que me rodea
    como una cintura, de qué buena
    gana me habría sometido
    al gobierno del ocio y sus racimos.

    Pero estuve ocupado, no tengo
    tiempo porque sufro; el mundo
    nos preocupa; están matando todavía
    al infeliz, aún le rompen
    su arado al triste campesino,
    aún carbonizaron en la silla
    a los callados mártires sin culpa,
    de qué nos sirven el tabaco
    y la luna serena del estío
    si nos quitaron, como siempre, el trigo.

    Para qué tanto sol, tanta abundancia
    torrencial, toda la vida planetaria,
    si nos golpea la injusta
    repartición, si la muerte
    baja del cielo a los extremos
    de la tierra, si la pobreza
    me aleja de las flores y la fiesta,
    si me obliga a estudiar
    cada día mis zapatos.

    Nada es nuestro todavía, aquí
    todo es ajeno como en una posada
    y nos roban la luz en la boca
    de la mina, y la placidez de junio
    con su dulce cosecha que se va
    en las bodegas, y hasta la alegría
    de tenderme junto a ti escuchando
    la sangre, como en una guitarra,
    cantar bajo mi mano en tu cadera.

    Sé que a pesar de todo este día
    volverá con su límpida hermosura,
    su vegetal en apogeo, su hora
    de sopor y de ternura. Volverá
    la estación con su signo de cobre,
    cuando seamos dueños de la vida
    y la tierra, cuando el agua
    nos traiga noticias y saludos
    del hermano. Y nos veremos
    el próximo verano, en mitad
    de un año circundado de uvas
    y de avena. Déjame, entonces,
    tocarte en el día desnudo, déjame
    hablarte en una ola del viento,
    déjame marcar en el corazón el sitio
    del encuentro en que nos hallarán
    cantando, pero no me dejes recordar entonces
    que aún hemos sufrido este verano.

    De "Relato del extranjero" 1955







    Poética a dos voces

    Aves corola que deshoja sin preguntar el viento
    " -... vinieron en la noche, derribaron la puerta..."
    por sus propios colores perseguidas
    " -... hirieron al hermano y quemaron los libros..."
    con las alas mojadas en estanques de altura
    "-... bajaron a registrar hasta abajo del suelo..."
    flechas del paraíso clavadas a su aliento
    "-... rompieron los retratos, desgarraron mis ropas..."
    las lineales celosas ahogadas del aire
    "-... entre caballos se llevaron al marido..."
    otoños en exilio forasteras del tiempo
    "-... le colgaron de los dedos quebrándole las manos..."
    guareciendo su pluma en bodas de algodones
    "-... le han dejado con los pies en agua helada..."
    amor que se adormece en la ola del vuelo
    "-... ha muerto y lo enterraron no sé en dónde..."
    con burbujas de nube entre los remos
    "-... hoy se llevaron ya hasta a los niños."

    Yo quería añadir: Su orden de aluminio...
    Pero no puedo, pero no me dejan
    y no quiero y me callo.
    Tal vez matarlos es ahora el poema más puro.

    De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964







    Pont St. Michel

    los jóvenes han invadido la tierra por parejas
    un pescado abrazado a otro pescado
    y en todos los rincones del desierto
    el doble animal el montón único
    ciegos que se reconocen oliéndose la oreja
    o sordos que se oyen con la lengua

    en esta fría devoración quién de los dos es ella
    quién pondrá entre los dos una guitarra
    quién envidioso los separará con una espada
    o les dará colérico noticias de la guerra

    De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964







    Regreso cuando llovía

    Del agua, como de la sangre, y al agua
    vengo, entrando a tierra por el agua:
    por su ángeles turbios derramados
    de costado, agua y aguacero errante,
    porque lluvia también cuando volvía,
    como una miel de piedra en tempestad
    sobre el pequeño tambor del corazón.

    En la ría, como en un espeso
    machete horizontal, tanta indecisión de ida
    y vuelta, tantos pedazos de la tierra:
    un pañuelo de hojas solas, una involuntaria
    madera, una cáscara, el cadáver
    de un grillo que asesinó la lluvia:
    testimonio de que la vida estaba
    allí no más, al otro lado
    del difícil destino, húmeda y cercana
    como la boca que nos busca.
    ¿Quién
    entonces eludió el regreso, quién
    podía rechazar sus fluviales manos ciegas?
    Porque si es lo fatal si las cosas
    caen y se rompen, si los clavos
    han de golpearse siempre la cabeza,
    si la robusta soledad del ganado
    camina sin cesar a su osamenta
    ¿quiere decir que nunca
    escaparemos a la patria, quiere decir
    que siempre volveré a su costa
    como a la única mujer en donde he estado
    transcurriendo?
    Ah, en esa dura
    paz, en la tinta de la baja noche,
    la población buscaba vida al viento,
    pescaba vida en el amarillo peinado
    del océano, cazaba vida litoral, los aguadores
    llevaban una cruz de vida colgando
    de sus brazos, cáscaras de vida
    escogía el niño en la basura. Todo
    era salvación afuera, todo
    entrega final: enloquecido
    el pez entraba al muro
    vacío de la red, el hombre
    a la mujer, al mar
    el alma empobrecida.

    (Ya se estaban poniendo
    tristes los maíces y hacia sus huesos
    envejecía el campesino, andino
    o lateral. Y de pronto, agua
    sobre la tierra, agua de pronto
    sobre la castigada y flaca duración
    vacilante de los pobres, lluvia
    hasta su sorda cavidad de sueño y alma.)

    Yo quería dormir, quería haber llorado
    con los párpados puestos en mis necesidades,
    en lo olvidado, retroceder a alguien,
    a ella, a mí, a nosotros
    dispersos: y solamente encontré al indio,
    dueño de su desesperanza y de su abismo,
    gastándose sin ruido, sin arder,
    como un fósforo mojado.

    Porque duro como el arroz es el retorno:
    ni casa ni comida ni mujer propia
    ni propia solución la que yo intento;
    no es llovizna de novia arrepentida,
    no es un tango ni una carta
    en olvido gradual: es aguacero
    ecuatorial, a cántaros, territorial: es río
    y mar y lluvia que para el hombre y sus vecinos
    de soledad, de ruina y de destrozo, edifican
    su propia cárcel que mojando lo agoniza.

    Fue preciso cerrarla: gritar, abandonar
    lo que me dieron y fue mío,
    lo que tuvo mi pisada, mi latido o mi olor:
    las ropas colgadas o caídas, mi tinta
    con su alta investidura de arzobispo,
    el celo, los lugares, los cuerpos
    de donde injustamente salía las mañanas
    y estar aquí, de nuevo, en mi terreno
    caminante y en mi terrestre invierno
    que a sí mismo se destruye, destruido.

    De "Ecuador Amargo" 1949







    Resumen de la infancia

    Ante todo, es preciso ordenar la infancia
    como un país disperso, hallar las fechas
    de su límite: la dulce iniciación
    en la desobediencia, la cerradura
    que por necesidad puse a mi alcoba
    o la primera mujer que se guardó la noche
    entre sus telas estériles, sus párpados.

    Y descubrí de pronto que nadie compartía
    mis costumbres: la muerte había entrado
    antiguamente al patio, a la bodega,
    y yo crecía sobre un osario familiar.
    No sé por qué, porque sí, por pura
    gana, cambié las órdenes para la cena,
    el sitio de los adornos, el precio
    de las plumas; odié el muro
    que cercaba la viña y el camino de orina
    a los establos. Y ya no pude vivir más,
    no podía establecer mi edad, mi oficio,
    destruir la seguridad de cada día
    o levantar los párpados hacia la luz
    de afuera: un hombre pasaba sin llorar
    bajo la lluvia, las aldeanas
    completaban su cuerpo entre la hierba,
    pero debía conservar la herencia intacta,
    conocer los secretos del ganado,
    calcular la distancia entre mi seca
    seguridad y la aventura.

    Así empecé
    a soñar solamente con la llave,
    con la bahía donde nadie hubiera
    a despedirme, con migraciones de pájaros
    azules. No era la pegajosa soledad
    lo que buscaba sino una familia
    diseminada en la distancia, una
    hora de paz bajo los árboles, una hoja
    sin odio entre mis manos.

    De "Notas del hijo pródigo" 1953







    Surrealismo al aire libre

    El insólito encuentro de una máquina de coser
    y un paraguas en un mesa de operaciones

    o relojes con ojos.
    De modo que pensabais
    que había que inventar los increíbles.
    Pero, entonces, ¿no habéis estado
    en mi país, en mis países, nunca supisteis
    lo que pasa en su paisaje de colores
    en cólera, por ejemplo una bota
    con espuela y un sombrero de cura
    encima de un cadáver, de un indio
    por más señas, como si no bastaran
    los piojos de su historia, cuentas
    de avemarías? Oh loca simetría de uniformes
    en la humilde dictadura del difunto,
    y es tan sabido el cada día americano
    que también lo morimos de memoria,
    y es tan igual a la vejez el hambre
    cuando empieza por adentro a desvestirnos,
    y están los dientes importantes que nos muerden
    la tierra, y la Virgen con gorra y con polainas.

    Eso es así, es así, es así más que qué, más
    Américas en las bodegas del olvido, más
    eco regresando a la puerta del grito,
    buscándose la culpa como una culebra.
    Qué sabíais, entonces, si no estas estampas,
    si no esta atroz baraja del delito,
    ni cómo inventaríais nada igual a ese
    muerto que murió sin decir nada, llorándose
    los gusanos que le quedaban desde
    cuando le dejaron un rato sin matarle.
    Pero esto no es pintura ni palabra
    lograda: sucede, nada más, después
    de misa, después de la independencia y otras
    tonadas de larga duración. Pero la sangre,
    no el llanto, tiene ahora la palabra
    y ha de reír mejor al último de tanto.

    De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964


    _________________



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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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